Prefacio
Observé el cuadro de pintura abstracta donde se visualizaba el rostro de una mujer de ojos esmeraldas. Los efectos de esa medicina y el cansancio extremo que vengo arrastrando desde hace varios meses me estaba pasando factura, el color naranja sobresalía en cada trazo, es como si pudiera verla arder en llamas ahí sola y nadie hace nada.
—¿Cómo te has sentido?
—¿Es realmente necesario hacer esto otra vez, Dra. Wilbourt?
Mis ojos barrieron cada rincón de su oficina. No me sentía tranquila estando en este lugar otra vez.
—Sabes que más que tu doctora, también soy tu amiga. Puedes sentirte en confianza de contarme todo lo que esté pasando por tu mente ahora mismo. Te ves cansada. ¿Has estado tomando la nueva medicación que te recete?
—No puedo dormir.
—¿Por qué no puedes dormir?
—Cada noche puedo oír sus pasos alrededor de la casa. Lo he visto asomado en mi ventana, pidiéndome con esa mirada y sonrisa tan siniestra que lo deje pasar. Ha regresado a vengarse de mí, no hay duda— le confesé.
—¿Cuándo fue la última vez que le viste?
—Anoche.
—Las medicinas pueden causar alucinaciones, pero te prometo que estás a salvo. Él no puede hacerte daño.
—No puedo más con este silencio, doctora. Siento que voy a volverme loca.
—¿Qué silencio?
—Prefiero no perderlo de vista en ningún instante, estar despierta toda la noche y escuchar sus pasos yendo de un lado para otro, merodeando cada ventana de la casa hasta que se marche, que conformarme con el inquietante silencio que hay ahora al no saber dónde está y qué debe estar planeando en mi contra.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top