Maldad

Cada momento que comparto con él, se vuelve una maldita adicción. 

Aunque habíamos terminado y yacíamos tendidos en el suelo todavía, ambos de lado y él detrás de mí, permanecía conectado a mí, haciendo círculos imaginarios en mi cintura y descendiendo hacia mi muslo. 

—¿Qué harás ahora? ¿Te irás o vas a terminar con los planes que tenías en mente al llegar aquí?

Al parecer mi pregunta le estuvo mal, porque se salió de mí y se levantó en busca de su pantalón, dejándome ahí tirada y llena de sus fluidos. 

—El silencio también es una respuesta. 

Se detuvo en la puerta corrediza, sacando de su bolsillo la pitillera y llevando un cigarrillo a su boca para encenderlo, dándole una calada bastante extensa y exhalando el humo. 

¿Será que no sabe qué responder o guarda silencio para dejarme en tensión? 

Me puse de pie con dificultad, sintiendo sus fluidos deslizarse por mi entrepierna. Tengo que bañarme de nuevo y encargarme de esto para que no pase a mayores. No puedo quedarme así. 

Todos los dolores se juntaron en ese momento. Mi cuerpo, a diferencia de aquel otro día, estaba mucho más lastimado y adolorido. En el acto había dejado de doler, pensé que luego el dolor sería tolerable, pero me equivoqué.  

—Osvaldo está vivo — agregó de repente, aún de espalda a mí. 

Mis ojos se abrieron de la sorpresa. 

—¿Qué?

—Mi hermana mintió porque tenía planes de irse lejos con él. Creía que de esa manera no tendría que dar explicaciones del lugar al que se lo llevaría y lo que iría a hacer con él. Tenía todo bien planchado. Mi padre lo encontró en una jaula en su casa. Su estado era crítico, pero desafortunadamente, ya se ha recuperado. Mi padre quiere usarlo en tu contra, pues piensa que ese idiota te importa todavía y que harás hasta lo indecible por salvarlo, pero vas a demostrarle que ese no es el caso.

—¿Estás insinuando que deje a mi marido en las manos de tu padre y simplemente no haga nada para sacarlo de allí? 

—Efectivamente, dejarás que se pudra— se volteó hacia mí, dejando caer el cigarrillo al suelo y aplastándolo con la suela del zapato—. Esto solo será una prueba. Si realmente nadie puede igualarme, como lo dijiste incontables veces mientras me recibías, entonces es momento de demostrarlo. O estás de su parte o estás de la mía; pero quiero que estés consciente de que si lo eliges a él por encima de mí, es igual a estar en mi contra, por lo que no pienso tener piedad de ninguno de los dos. 

—Así que esto se trata de celos… ¿Y qué pasará si te elijo a ti? Aún no me has dicho. 

—Digamos que haré borrón y cuenta nueva, refiriéndome a la muerte de mi hermana. 

—¿Tú haciendo borrón y cuenta nueva? Eso no me lo creo ni un poco. Ella era tu hermana, y eso no es algo que vayas a perdonarme tan fácilmente y tampoco me interesa que lo hagas. 

—Tarde o temprano tenía que deshacerme de ese estorbo. 

—¿Qué has dicho? 

—Esta propuesta solo te la haré una vez, así que escúchame atentamente. La familia Moore necesita un cambio radical, para ser más específico, necesita a alguien lo suficientemente capaz y competente para estar a cargo de todo. 

—¿Estás pensando en suplantar a tu padre? 

—¿Te das cuenta de lo increíble y maravillosa que eres? 

—¿Y qué tengo que ver con eso? 

—Te lo dije una vez y te lo repito; tú y yo estamos hechos el uno para el otro. Sin esos dos estorbos, refiriéndome a mis padres, no tendremos que preocuparnos por nada. Yo tomo el lugar que me corresponde y tú podrás retomar tu carrera; y así matamos dos pájaros de un tiro. Mi tío está de mi lado, ahora bien, ¿qué hay de ti? ¿Cuento con tu colaboración, mi muñequita hermosa? 

—Eres malvado y muy manipulador —sonreí—. Ni siquiera tus propios padres se salvan de tu maldad. 

—A ellos no los necesito; solamente te necesito a ti.

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