Investigación
Le di un sólido puño a la pared sin siquiera medir la fuerza. Sentía que debía desquitarme con algo de la frustración y la ira.
—¿Por qué haces eso? Ten cuidado— se levantó de la cama, poniendo sus manos sobre la mía.
—Tenía que desquitarme con algo.
—Pero no haciéndote daño a ti mismo, mi amor.
—Dime dónde están esos hijos de puta, Marjorie.
—No quiero revolver el avispero, Darek. No ahora que estoy tratando de llevar una mejor vida con Amanda, Valery y contigo.
—¿Se llama Gil?
—¿Cómo sabes eso?
—Te oí mencionando ese nombre mientras dormías. ¿Él es la razón por la cual prefieres no dormir y mantenerte despierta? ¿Él es quien aparece en tus pesadillas para atormentarte?
Lo pensó antes de admitirlo.
—Sí.
—Con más razón debemos encontrarlo y hacerle pagar por lo que hizo junto a sus secuaces.
—No lo entiendes. ¿Tú crees que es así de fácil infiltrarse en donde están? No pienso volver a ese lugar y revivir lo que pasó.
—¿Y quién te dijo que iremos nosotros? Quiero los nombres de cada uno de ellos y la descripción. Esos malditos van a pagar por lo que te hicieron, especialmente ese Gil. Ahora acuéstate, te traeré un té, te ayudará a relajarte y a que logres dormir.
—Yo no necesito un té— entrelazó sus brazos alrededor de mi cuello—. Solo te necesito a ti. Solo tú me haces sentir esto por dentro. Solo tú haces que experimente miedo; un miedo constante de que te suceda algo y te pierda. Miedo a dormir y despertar sin encontrarte a mi lado.
—¿Así que también tienes un lado cursi?
—Tengo muchos lados que aún no conoces, pero que llegarás a amar.
—Quiero conocer todo de ti.
—Y lo harás.
—Me encantas mucho, Marjorie.
—Y tú a mí.
Todo el enojo y la frustración, fue disminuyendo a medida que nuestros labios se rozaban intensamente. Ella tenía intenciones de que hiciéramos algo, pero de solo recordar cómo ha estado todo el día, preferí mejor bajarle un poco a la calentura.
—¿Qué pasa?
—Quiero que duermas. Mañana te llevaré a conocer a mis padres.
Estuve vigilando su sueño, me costó bastante convencerla de dormir, pero ahí estaba, tan cerquita a mi cuerpo que podía percibir su calor. Mi teléfono vibró sobre la mesa de noche y me percaté de que se trataba de mi papá. Me levanté con sumo cuidado para no despertarla y salí de la habitación para responderle.
—¿Encontraste algo, papá?
—No encontraron nada raro con esa mujer. Desde sus dieciocho años ingresó al ejército. Obtuvo varias condecoraciones y reconocimientos por su compromiso y lealtad. Tiene un perfil impecable, simplemente que todo eso se empañó con el sello de desertora. Alegan que la última vez que supieron de ella, fue un ocho de abril. Ella, otra mujer, que también investigaron y tengo su perfil aquí, más otro soldado que apenas estaba iniciando, desaparecieron sin dejar rastros.
¿Existirá una posibilidad de que ese desgraciado sepa que ella es su hija y por eso la secuestró? Hay cosas que no encajan. Aunque eso suena más retorcido de lo que en sí ya es, pero eso explicaría de cierto modo el que le haya mencionado eso a ella.
—Sí, lo sé, ese fue el día del secuestro.
—¿Secuestro?
—¿La otra mujer se llama Ivette?
—Sí, Ivette Ochoa. También tiene un perfil intachable.
—¿Mencionan a la mamá de Marjorie por alguna parte?
—Hay muy poca información, pero en ella sí hay algo que me llamó la atención. Primero que todo, leí que nunca se casó, era madre soltera. Trabajó como mesera y costurera para cubrir las necesidades y estudios de su hija. Tuvo a Marjorie a sus diecisiete años y la asesinaron a sus 35 años.
—Espera, ¿cómo que la asesinaron? ¿No dice la razón?
—Según arrojó la investigación es que intentaron hacerle un carjacking, pero esta opuso resistencia. No tengo detalles de si encontraron a los culpables o no.
—Entiendo, tal vez eso fue lo que la llevó a ingresar en el ejército, porque se sentía sola sin su madre.
—¿Conocías que tu mujercita fue producto de una violación?
Su pregunta trajo a mi mente la confesión de Marjorie.
—¿Cómo supieron sobre eso?
—Hay evidencia clínica sobre las condiciones en que la recibieron esa noche del evento y tuvieron que intervenirla. La mamá recibió la atención necesaria, pero alegan que se negó a delatar a su agresor.
—¿Y no pudieron investigar ellos por su cuenta? Son unos inútiles. Y sobre la base en que ella se encontraba, ¿qué pudiste encontrar?
—Tengo la ubicación exacta de dónde se encontraba e información de quién está al mando.
—¿Y del grupo de paramilitares? ¿Lograste investigar algo?
—No. Obviamente no hay registro de ellos.
—Solo tengo el nombre del líder de ese grupo de paramilitares que la secuestraron. Se llama Gil. A ese es a quien quiero.
—¿Vas a decirme qué fue lo que hizo como para que estés tan obsesionado en encontrarlo?
—Ese tipo fue quien abusó de la madre de Marjorie y es el mismo que abusó de ella también.
—¿Su padre?
—Sí, su puto y enfermo padre.
Mi papá guardó silencio, pero en la línea pude oír como si algo se hubiera caído.
—¿Qué fue eso?
—Es tu madre. Hablamos luego.
—Mañana la llevaré con ustedes para que la conozcan.
—Bien. Los estaremos esperando— colgó la llamada, sin siquiera despedirse.
Su voz se oía extraña. No sé qué le pasó tan de repente. ¿Qué habrá pasado? ¿Realmente todo está bien?
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