Enfrentamiento

—Debió costarte un ojo de la cara y parte del otro, pero es hermoso. Estoy seguro de que te verás sumamente bella con el. ¿Puedo verte con el puesto? 

Me lo probé en el baño, viendo que en el área del escote se veía un poco más pronunciado que la primera vez. ¿A esto se refería con ajustes? Me vi sonriendo estúpidamente frente al espejo y negué con la cabeza.

Regresé a la habitación, caminando como toda una modelo en plena pasarela y enseñándole el traje. Sus silbidos me alentaban a continuar con el espectáculo. Me veía y me sentía sumamente bella y empoderada. El rojo es uno de mis colores favoritos, por lo que hace más especial este vestido. 

—No te garantizo que ese traje dure de aquí a esa actividad —me sostuvo por la cintura, tumbando mi cuerpo sobre la cama y tomé el control sobre él según entró, posicionándome encima de su palpitante montaña, entre apasionados y energéticos besos, justo como me gustan. 

La cama se hizo pequeña entre la emoción del momento, la pasión desenfrenada y esa necesidad de liberar el calor que consumía la habitación y nuestros cuerpos bañados en sudor. 

En pleno acto, justo cuando sus embestidas aumentaron, donde amenazaba ese volcán con erupcionar y me encontraba cada segundo más cerca, coincidí con su mirada en ese momento, quedándome estupefacta al ver el rostro de otro hombre que no era mi esposo. 

No sé si se trataba de ese trance, donde necesitaba concentrarme en algo y dejarme llevar para alcanzar el cielo, o si solo se trataba de una broma de mal gusto por parte de mi cabeza. 

Era la primera vez que me ocurría algo así. Lo peor de todo es que era como si pudiera ver a Adrien sobre mí, con esa mirada profunda, ojos azules e hipnotizantes y sonrisa coqueta. 

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? 

—No pares, solo un poco más— entrelacé mis piernas a su cintura al sentirme tan excitada. 

Sabía que por ese instante estaba alucinando. Quizá hasta se trataba de un sueño, pero me lo vivi a plenitud mientras duró y fue tan real que todavía hoy mi cuerpo recuerda claramente lo que sucedió anoche. Hoy sí me sentía avergonzada con lo sucedido, pues me tocaba enfrentar a ese hombre, cuya mirada me sigue a todas partes desde que llego hasta que me voy.

—¿Por qué me enviaste el traje a mi casa? ¿Has perdido la cabeza? — lo enfrenté en el momento que nos apartamos del resto. 

—¿Qué sucede? ¿Te ha ocasionado algún problema?

—Sabes perfectamente que estoy casada. ¿Quieres destruir mi matrimonio o qué? 

Mis ojos se desviaron a su camisa rota por el centro, más a su pecho y abdomen ensangrentado. La escena que estaban grabando la han tenido que repetir quince veces, y todo por esa mujer. 

—Jamás haría algo así. Si te lo envié directamente a la casa es porque quería sorprenderte, pero no pensé que por enviarte ese regalo a la puerta de tu casa te ocasionaría algún problema con tu esposo. Puedo hablar con él directamente y aclarar esta situación. 

—Gracias a Dios no pasó nada, pero se puede prestar para malos entendidos. No vuelvas a hacerlo, por favor. 

—Lo siento. No volveré a hacerlo. ¿Te sientes más tranquila, Marilyn?

—Ahora sí.

Es la primera vez que me llama por mi nombre y honestamente se escuchó muy lindo oírlo de su boca.

A medida que transcurrieron las semanas, he estado asistiendo como de costumbre a los rodajes, aunque no ha habido ningún cambio esperado. Esa mujer continúa cometiendo errores y, a pesar de que he compartido y discutido mis inquietudes y opiniones sobre ella con el equipo, es estresante solo mirar y no poder hacer nada al respecto. Admiro la paciencia del equipo, pero sobre todo la de Adrien con ella. 

Esa no es mi única preocupación. Desde hace varias semanas he notado a mi esposo extraño. Ajeno a llegar tarde, se pasa pendiente a su teléfono y se pone nervioso cuando me acerco.

No sé si son ideas mías por todo lo que le he estado ocultando. No me gusta vivir bajo tensión, dudas e inquietudes, por eso decidí que hablaría con él cuando tenga oportunidad. He pensado que puede deberse a su mamá, pues ella está enferma. Aunque si fuera eso, ya hubiera sacado un pasaje de vuelta. 

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de Kylie. Con la expresión que tenía, supe que nada bueno venía a decirme. Mucho se había tardado. 

—Lo que tengas que decir, dímelo de frente. No creas que no estoy enterada de todo lo que dices a mis espaldas— farfulló. 

—Dije la verdad, y nada más que eso. Si esta película llega a ser un completo fracaso, tú serás la culpable de ello. 

—¿Yo? No, querida. Estoy haciendo lo mejor que puedo, con el material mediocre y desastroso que creaste. Si esta película termina siendo un fracaso, es por ti y por esa mente tan grotesca y retorcida que tienes. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top