#7 Si yo...
La misma rutina de shazadi, los mismo caminos y el mismo árbol esperándola con una sombra acogedora.
La pelirroja decidió parar al supermercado para poder comprar las cosas que venian en su lista. Su abuela hacia muchas cosas durante el día como para molestarla con algo que la pequeña podía hacer por si misma; en sus manitas sostenía su monedero rosa y sobre sus hombros el peso de la mochila era mas ligero de lo que recordaba sin embargo no le presto mucha importancia.
Tomo una canasta de mano y con las rueditas como ayuda comenzó por el pasillo de jugos, miro cada uno de los estantes y comparó los precios entre el jugo de manzana y el de pera; realmente no sabia como hacerlo del todo, ella era una niña intentando ponerse en el papel de una mujer responsable. Suspiró. Recordo a Yuki sonriéndole y la mirada peligrosa que aun tenía en el rostro, dejo el jugo de pera en su lugar y miro el suelo con mucha confusión.
Decidió no comprar nada.
Se pregunto ¿donde quedó esa valentia de algunas horas? ¿como era posible que en un momento no le tema a alguien y de pronto se volviera su peor pesadilla?. Camino por la sección de golosinas y tomo un paquete de sus dulces favoritos: bastones de azúcar.
Las rueditas tronaban cada que pasaba un cuadro seccional del centro comercial. La diferencia entre su tamaño y el de la canasta movible eran evidente; los ojos azules se dedicaron a observar a la gente que pasa por ahí ¿ellos tendrían miedo de algo?. Miraba a niños de su edad jugar, a adultos pelear o incluso a una pareja abrazándose y sonriendo entre sí. La mujer era hermosa; alta, de cabello castaño, delgada y piel de porcelana mientras que el joven era muy atractivo considerando los ojos verdes que sobresalían en él; abrazaba a su pareja como si de ello dependiera si vida y de pronto, la niña imagino a sus padres de esa manera, amándose y cuidándose si importar las circunstancias.
-hola pequeña- shazadi no se dio cuenta que los estaba observando de más. Su cara enrojeció cuando el chico de mirada fugaz se dirigió a ella- ¿estas perdida?-
Estaba nerviosa, muy pocas veces alguien tan atractivo como el se dirigía de esa manera a una niña tan regordeta y torpe como ella. Negó de inmediato y bajo la mirada temiendo a que aquella mujer tan hermosa la tratara como todos y sobre todo por una gran comparación.
Pero eso no paso. La de cabellos castaños se agacho a la altura de la pelirroja y sin soltar la mano de su amado le sonrió. Eso fue suficiente para que shazadi volviera a levantar la mirada esta vez perpleja.
-¿hay algun problema pequeña?- pregunto con voz dulce.
-se ven lindos juntos- declaro con propósito a que la dejarán ir.-lamento incomodarlos-
El chico sonrió y su novia hizo un gesto agradecido con sus manos. La de ojos azules no se habria esperado el beso en la frente de parte de ella así que estaba doblemente perpleja.
-Algún día tambien te dirán lo mismo- afirmo antes de irse a lado de su amado.
Su corazon palpitaba tan rápido que tuvo que concentrarse para no desequilibrarse. No podía creer que una mujer tan hermosa como la castaña le haya dicho a una niña tan fea ella aquellas palabras; todo el tiempo creyó que las mujeres hermosas eran malvadas; creyó que el éxito dependía de la soberbio y de los prejuicios y que solo si eres alguien atractivo la gente te tomaba en cuenta pero no, nada de eso era cierto.
Tomo aire con fuerza y luego de un golpe de seguridad regreso hasta el pasillo donde los jugos de manzana y pera habían sido olvidados minutos atrás. Escogió el de manzana no por que fuera su favorito si no por ser el primero que vio; corrio hasta los pasillos de arroz y pan para tomar de ahí otras cosas que necesitaria; con determinación y sin mirar atrás se formo en la caja de pago u espero si turno, coloco sus cosas en la banda deslizadora y al pagar sonrió; decidió ir a la excursión y compartir lugar con Yuki. Lo peor que podía pasar era que la dejaran plantada o que la insultara todo el camino; ya estaba acostumbrada a ello y un día mas no determinaría el camino de su felicidad.
Tomó las bolsas de papel con lo apenas comprado y salio del supermercado esbozando una sonrisa en el rostro.
Si ella pudiera elegir su destino definitivamente elegiría estar a lado de una persona que la ame, la cuide y la valore tal como es. Tal cual su abuela cuenta que fue con sus padres; dejo salir una risa de nuevo divertida imaginándo a si misma con el cuerpo y la belleza de su madre y a la vez siendo amada por un hombre igual de bondadoso y amoroso como su padre; quería ser normal, quería estudiar, sacar buenas calificaciones, entrar a una universidad y salir con su titulo de honor y promedio de excelencia, quería, trabajar en un buen lugar y darle a su abuela todo lo mejor en este mundo... Quizá, solo quizá, tambien quería en el fondo enamorarse, casarse y tener hijos.
Los pétalos de sakura volaban con el viento y uno que otro se atoraban en el cabello explosivo de la pelirroja, observo el cambio de estación y la llegada de nuevos tiempos. Tenía sólo diez años pero estaba muy decidida en planear su vida desde ese mismo día; empezando por dejar de tenerle miedo a Yuki.
Se detuvo en el cruce de la calle para llegar a la sección de casas privadas, y contemplo a su abuela que estaba afuera hablando con kekei amablemente . En su mano cargaba unas bolsas con medicamentos mientras que el oficial a cargo probaba los bocadillos que ella misma había traído.
-¡Abuela!-saludo desde el otro lado de la calle moviendo su mano regordeta de un lado a otro.
La mujer canosa miro a ambos lados para asegurarse que ningún carro fuera a pasar pues era poco común que en las privadas hubiera tanta circulación. Asegurándose que todo estuviera bien se limito a saludarla con el mismo gesto emocionado que su nieta; kekei imitó el gesto apoyándose en el barandal de paso.
Las calles que rodean a los pobladores adinerados siempre están en buenas condiciones; sobre todo por que Namimori vive de los patrocinadores que en su mayoría viven ahí. El semáforo de cruce había dado en verde y no era necesario volver a mirar ambos lados para percatarse que no había autos ahí.
Shazadi cruzo hasta la entrada sonriente deteniéndose a unos metros de sus acompañantes. Para poder accesar con automóvil era necesario identificarse, dar motivo de entrada y salida, horario y el número de lote al que visitaran; todo esto supervisado por Kekei y miles de cámaras de seguridad puestas en hectáreas de puro lujo que a su vez de conectaban con la guardia de la ciudad, los prefectos de la zona y otras autoridades.
Ese día shazadi no debió escoger el jugo de manzana; por lo menos no el que acababan de sacar del congelador. Tampoco debió escoger las bolsas de papel.
Ella ya estaba en la entrada de la privada, su abuela se aseguró que la pelirroja cruzara la calle después de revisar bien ambos lados; ningún carro estaba cerca y si, tan sólo ella no se hubiera detenido por el sonido de la bolsa de papel rompiéndose su jugo habria sido el único desafortunado.
Pero como iba a saber Kekei que ese día, Ryu Hikeri peleo con sus padres. ¿era culpa de Shazadi pagar por la inmadurez de un niño mimado sin edad para conducir?.
Cuando vio a su abuela mas palida que de costumbre se pregunto que habria sido tan malo como para que su vecino saliera de esa forma sin medir las consecuencias. Si ella no se hubiera detenido en la entrada para recoger su jugo de manzana quizá al día siguiente podría haber llevado su permiso de excursión y comenzar su nueva vida lejos de cualquier miedo.
Pero ese día no le favoreció. Escuchar a su abuela llorar le partía el alma; los gritos de Kekei eran algo a lo que tampoco estaba acostumbra y por supuesto el "¿¡que he hecho!? " de ryu tambien le preocupaba pero en sí no sabia lo que estaba pasando. Ella sólo....quería dormir.
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Esa es la estrada del residencial donde vive shazadi, para las chicas (OS) que no me hayan entendido. El señor kekei y su abuela estaban en la cabina mientras que shazadi se detuvo en la entrada de autos para recoger el jugo de manzana
¡ciao!
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