#3 ¿que quieres ser de grande?

Shazadi se peino como de costumbre esa coleta explosiva que de alguna manera lograba dejar parada, se miro en el espejo de su pequeño tocador e hizo una mueca de desagrado; su rostro no era nada hermoso como el de Yuki, ella si que parecía una muñeca de porcelana con sus vestidos finos y sus mejillas sonrosadas, su cuerpo delgado y su voz tan dulce "lastima que sea mala" murmuró la chica pelirroja.

-Shazadi, cariño, hoy te llevará el señor Yoshi.- la voz de su Dulce abuela invadió la habitación.

-¿por que?- preguntó curiosa la niña Pues aquel Señor sólo la llevaba cuando su abuela tenía que ir al doctor.

-Tengo problemas con el banco-

-Bien abuela ¡con cuidado! -

Si, la familia de Shazadi fue multimillonaria, su padre en vida se encargaba de la industria automotriz en Alemania mientras que su madre certificaba la autenticidad de gemas preciosas que llegaban de museos a Japón y viceversa sin embargo, la casa de su abuela es pequeña, tradicional y hogareña.

El dinero y el poder no le interesaban a la pelirroja. Vamos, era solamente una niña aun que muy en el fondo sabía que no por ser niños era sinónimo de inocencia. 

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La camioneta negra la dejo a unas cuadras antes del colegios; no quería llamar la atención. Después de despedirse del señor Yoshi con una amable sonrisa tomo ligeramente su mochila sobre sus hombros y camino sin muchas ganas al colegio. 

Su sorpresa se convirtió en miedo cuando visualizó a Yuki y a sus secuaces esperándola en la entrada; se detuvo unos instantes con sudor en frío sobre la frente ¿debía entrar o debía esperar a que ellas se fueran? sabiendo que la segunda opción traería como consecuencia una burla peor y un castigo por llegar tarde.

-Muévete- ordenó un azebache lo que la obligó a saltar del susto.

-Hibari-san!- bufó apenas recuperó el color- lo lamento- y acto seguido obedeció lo que le fue ordenado. 

La criatura de mirada gris camino sin responder, pero bastaron de unos cuantos pasos suyos para volver a detenerse y mirar a la pelirroja perdiendo progresivamente la paciencias.

-¿No piensas venir?- por un momento Shazadi se sonrojo; era la primera vez en su vida que alguien la acompañaba a la entrada del colegio.

-Pero..-

-Entonces prefieres  que la tonta te pegue- acepto sin importancia y, encogiéndose de hombros continuo su camino.

-¡Espérame Hibari-san!- fue para lo mucho que pudo hacer la regordeta niña. Lo observo unos instante cuando se había puesto a su lado pero después de una mirada fría decidió desviar la mirada a otra cosa; cualquiera, encontrándose con la encaprichada mirada verde de Yuki pues, por obvias razones no se atrevía a molestar por el momento a su victima.

La niña suspiro en cuanto paso lo peor. ¿Como sabía Hibari que la habían golpeado? se pregunto y al mismo tiempo se corrigió. ¿Lo sabía? o realmente es que ella era demasiado patética para suponerlo. De cualquier forma se lo agradecía.

Se separaron para cambiarse los zapatos civiles por los de el interior y shazadi comprendió que hasta ese momento había llegado su entrada juntos pues paso poco tiempo para que lo mirara irse sin ella. De pronto se sintió insegura, lleno de miedo y vulnerable así que corrió lo más que pudo para si no alcanzarlo por lo menos estar cerca de los salones.

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-Buenos días Maestra Fuji- cada uno de los niños se pudo de pie y saludo respetuosamente a la maestra en un unísono. Todo menos uno.

Hibari se había parado igualmente pero no salio sonido alguno de su boca, nadie se daba cuenta más que la maestra y Shazadi pero ninguna de las dos se molestaba por corregirlo. Dejando eso de lado las clases comenzaron de lo más normal: niños alegres, actividades recreativas, clases de matemáticas aburridas y sobre todo dos niños que procuraban no hablar en todo el día.

Pero aquel jueves era diferente. Fuji-san llevaba una actividad para hacer antes del descanso, luego el almuerzo y al final los niños tendrían una hora de entregar el reporte de ese día.

-Bien chicos- sonrió la señora de tercera edad poniendo manos a la obra- Hoy les traigo una actividad muy divertida y útil- explicó asegurándose que todos le pusieran atención; una vez cerciorandose de lo último, prosiguió.- ¿Cuantos saben que es lo que quieren ser de grande?-

Muchos levantaron la mano, casi todos para ser exactos pues sólo dos no lo hicieron. La maestra se esperaba tal resultado.

-Hibari-san, Shazadi-san Hoy tienen que decirme que es lo que quieren ser de grande-

-¿Para que?- retó fríamente pero con el respeto debido.

-El objetivo de esto es plantearse una meta.- explicó generalizando al salón completo; luego mostró un trozo de pizarra que había conseguido ella misma y lo colgó a un costado de la puerta- escribiremos el nombre de cada uno de ustedes y a lado lo que quieren ser-

-¿Por que maestra?- fue esta vez Yuki la que pregunto con timidez y dulzura.

-Hipócrita- susurro hibari para el mismo. Shazadi lo miro desconcertada por unos segundos pero después opto por concentrarse en lo que la maestra pedía. Lo menos que quería era molestar a Hibari-san.

-Sencillo cariño- le sonrió de forma amble- comprobaremos si cambian de opinión cuando termine el curso..- después de una pausa y con gran ternura afirmó- se darán cuenta que las cosas cambian en cualquier momento y no deben asustarse por ello.

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Los nombres se enlistaban con mucha emoción:

Karin --- Dentista

Hisue -- Superheroe

Lyn -- bombero

Shizui --Policía

Yuki -- Actriz.

Hibari bufo divertido al escuchar eso. Su compañera de asiento fue la única que se percató por lo que le miro con una sonrisa agradable; nunca le había visto divertirse y siendo sincera se veía más adorable de lo que oculta ser. 

-¿De que te ríes?- fue la molesta de la castaña que se dirigió hecha rabia al asiento compartido por los antisociales de la clase. Pero no, por supuesto que no se dirigía al de mirada fría y aura endemoniada; nadie en su sano juicio lo haría aun que sólo tuviera 10 años.

La desafortunada fue Shazadi que había dado la malinterpretación de burlarse de Yuki y no de lo que realmente fue su intención: se trataba de admirar la sonrisa de Hibari.

-Quiero ver que tu llegues a ser alguien en la vida...- bufó retante. La pelirroja se encogió de hombros intimidada esperando el rescate de su maestra que no tardó en llegar.

-Yuki Kain regresa a tu lugar inmediatamente- sentenció molesta. Los ojos verdes se giraron a la superior intentando chantajearla con un berrinche excesivamente tierno.

-Pero Shazadi se a burlado de mi sueño- se defendió sacando una leves lágrimas de cocodrilo.

-Ella no lo hizo- interrumpió una tercera voz. Todos los miraron con sorpresa. - Fui yo- 

La maestra estaba sobre todas las cosas más sorprendida que cualquiera en el aula. "Ese chico a sido expulsado de muchas escuelas" recordó inmediatamente "Es un genio pero muy egoísta" definitivamente no veía nada de ello en esa mirada gris.

-¿Por que lo haz hecho hibari-san?- preguntó con voz comprensiva y tranquila

-Por que es ridículo- se limitó a decir. Sin más ni menos.

-Nada es ridículo mientras te haga feliz- explicó con paciencia acariciando levemente la cabellera sedosa de la oji-verde. -¿que te hace feliz a ti hibari?-

El mencionado sonrió arrogante y se paró de su lugar, tomó con cautela el plumón que estaba sobre el escritorio y, parándose levemente de puntillas escribió de manera pulcra.

Hibari --- Carnívoro.

Algunos se querían reír pero no lo hacían por que el miedo era más grande sin embargo la duda no aguanto mucho.

-¿Por que has escrito eso?- la voz maternal de la mujer muchas veces le desesperaba al oji-gris sólo que esta vez era diferente; estaba ansioso por explicarlo.

-Mírelo- exigió como si fuera evidente- no es un sueño es una realidad- fulminó- los débiles le temen a los fuertes como todos a mí- la maestra comenzaba a incomodarse- el carnívoro es lo más alto en la cadena alimenticia.-

Tras la explicación breve pero bien definida Fuji pidió al chico que pasara a su lugar. De nuevo le preocupo. Dejó las angustias a un lado cuando llego el turno de Shazadi; tenía tanta curiosidad por saberlo pero la tiesa figura de la niña la advirtió. 

-¿que pasa albóndiga Shai? ¡No quieres ser nada!- las risas de los niños sobrepasaron que el responsable no se supo quien era. Todos se burlaban en un susurro. 

La pelirroja miraba la pizarra inerte; sabía que escribir pero aquello sonaría tonto y si de por si ya era objeto de burla después de ello su tortura aumentaría al doble. Miró a la maestra y sin ninguna expresión le regreso el plumón seguido de un "lo siento" penoso y una vuelta de regreso a su lugar con la cabeza gacha. 

-El pizarrón estará ahí hasta que el curso termine- le alentó la de mayor edad- Tienes hasta entonces para decidir.-

La niña había tomado la decisión pero no quería escribirla ¿Que pensarían si supieran que lo que quiere ser de grande no es nada mas ni nada menos que ser bonita?

La campana sonó y lo primero que la pelirroja decidió hacer fue plantarse en silencio sobre su escritorio esperando a que todos salieran para comer solitaria ya que a veces hibari salía y se iba a la azotea sin permiso alguno.

El salón pronto se vació siendo Fuji la última en salir, dedicándole una mirada de comprensión y al mismo tiempo preocupación. 

El silencio era confortable para la pelirroja pues significaba que estaba sola, nadie la molestaría y podía estar en paz. El almuerzo que le preparo su abuela podía alimentar a dos niños de su edad sin problemas y ese era el problema pues el apetito de la regordeta niña a veces no saciaba ni con eso. 

Su paz se destruyo cuando la puerta del salón se deslizo. Sabía que Yuki no iba a permitir que indirectamente Shazadi se saliera con la suya y también sabía que hiciera lo que le hiciera la regordeta lo justificaría como un accidente sólo que esta vez no estaba sola, alguien más escuchaba en silencio por la otra puerta de emergencia; un oji-gris que esta vez no se había quedado ver de lo que eran capaz si no a actuar.

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Eso es todo ¡Muchas gracias a quien lee esto! 


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