♥ Predilección:
I
A veces se preguntaba si en algún momento podría sentir remordimiento después de todas las cosas que ha hecho incluso después de morir. Incluso creía sentir arrepentimiento al haber echo una decisión que le costó su felicidad.
En medio de la fría lluvia y el viento abrumador, consigue con dificultad y tardanza llegar a su destino. La mansión donde vive cierto demonio muy antiguo que alguna vez llegó a estar con él. Si bien no es un demonio de alta categoría o grandísimo poder, nadie la ha robado o entrado a su casa sin su consentimiento debido al complejo y funcional sistema de seguridad que el mismo dueño creó y ha mejorado con el tiempo. Los demonios rumoran que en vida fue un gran inventor, el mejor de su época o que estuvo al servicio de la Corona en cuanto la seguridad y "avances" en ese tiempo. Él en lo personal, nunca le llegó a preguntar a fondo sobre ese tipo de cosas.
La razón por la que había huido y decidió, tragándose su orgullo ir hasta su mansión es corta y a simple vista parecerá simple: su padre.
En los últimos días no se la ha pasado bien con su padre. Sin mencionar la última discusión que tuvo con él hace no muchas horas. Literalmente apenas salió con vida de ahí, sólo goteaba sangre y tenía un moretón grande que cubría parte de su ojo izquierdo y mejilla, cerca de sus labios. Sin mencionar que tenía un desgarre en uno de sus brazos, debido al roce de una bala. Más otros moretones en su espalda baja y estómago. Así de intensa fue la pelea padre e hijo. Y eso que Henroin no había metido a otro demonio bajo su mando para terminar de torturarlo o atacarlo en grupo.
Cuando por fin dio a la ubicación de la gran casa, tocó el timbre un par de veces y miró hacia las cámaras que estaban colgadas o instaladas muy arriba esperando que lo reconocieran sin importar lo mal que se ve. Sin embargo, no pudo aguantar más con el pasó de los minutos que iban y el dueño no daba señales de salir. Una ráfaga de viento y el desgarre en su brazo izquierdo que se intentó atender improvisadamente mientras huía comenzó a sangrar más, aparte de un vuelco en su estómago le hicieron desplomarse en el suelo donde un gran charco de agua y loco había. Dónde sus lágrimas por fin fueron derramadas mientras tenía sus ojos cerrados mezclándose las gotas de lluvia, y el sentimiento de sentirse tan insignificante e inútil creció en su interior. De haber sido un mal hermano y cruel familiar y de no ser especial para alguien. Pero podía entender que el otro no quisiera verlo, después de todo lo había arruinado.
Aún así, sin demasiadas esperanzas llegó hasta ahí. Y probablemente nadie saldría atenderlo. Debido a que una semana anterior a todos esos acontecimientos había rechazado al viejo pero atractivo demonio que le ayudó, le brindo calidez y amor, pero por terror a su padre y el que dirán, decidió abandonarlo.
Ahora es él quién se siente abandonado y solo. Es él quién ya no tiene ni donde caerse muerto...
II
Despertó cuatro horas después. Y para su gran sorpresa y delirio no donde había caído. En un lugar lodoso, frío y tormentoso. Si no en la comodidad suave de una gran cama, velas aromatizadas en varias partes de la habitación y sobre todo, ya no se encontraba sucio y mal oliento. Ya no habría frío, si no colchas que lo cubrían dándole un calor que le hacía sentir demasiado bien.
Tampoco estaba manchado de su propia sangre. Las heridas habían sido tratadas y tenía vendas en ciertas partes específicas de su cuerpo. Y si bien aún le duelen, se sentía mucho mejor que hace unas horas. Ya no traía su ropa formal que estaba toda sucia, estaba desnudo pero dicha desnudez estaba cubierta de todas esas vendas.
De inmediato reconoció el lugar, después de todo no había sido la primera vez que estaba ahí.
Sin saber que hacer, si esperar o salir, optó por la segunda opción y con sigilo y cuidado salió de la habitación y fue hasta la habitación de a lado, donde está la oficina-taller de Sir Pentious, quién se veía muy concentrado con unos planos y alrededor suyo, unos huevos ayudándolo en sus cosas que no entendía.
Abrió la puerta con cuidado, pero el sonido chirriante de está fue inevitable e hizo que el demonio de más altura volteara con rapidez y así sus miradas nuevamente se volvieron a encontrar. Pero la mirada de Sir expresaba confusión y dolor. Un dolor parecido al rencor.
Arackniss se había quedado estático en su lugar por unos segundos. Lo único que tenía claro es que quería hacer las pases con el otro.
—H-Hola. —saludó tímido. Él jamás había sido tímido con alguien, ni había tenido pena de esa forma. Pero ahora mismo se sentía nervioso.
Nunca había tenido la necesidad de hacer las paces con alguien, a excepción de su hermano menor con el que no le fue muy bien que digamos. Pero en su interior, un gramo de esperanza deseaba recuperar aquella felicidad que perdió.
—¿Estás mejor?— preguntó con una mirada de desinterés. Cortante aunque sonaba lo suficiente preocupado para animar un poco a Arackniss.
—Si, gracias. —carraspeo. Para su sorpresa Sir Pentious se acercó hasta él para poder revisarlo mejor, sintió un cosquilleo ante el contacto de sus dedos con su piel. _Yo no quería molestarte. —se disculpó mirando de reojo los planos de atrás.
—¿Por qué has venido aquí?— preguntó abruptamente. Casi haciendo que Arackniss se le saliera el aire. Había sido brusco y fuerte. Lo entendía, Sir Pentious debía estar molesto luego de lo que ocurrió hace una semana. —En la noche, en una tormenta y mal herido. ¿Qué acaso no estabas mejor con tu padre? Digo, por eso mismo decidiste ser feliz lejos de mí. Por eso mismo preferías abandonarme luego de todo el tiempo que pasamos juntos.
Sir Pentious sonaba molesto, eso estaba muy claro. Arackniss volvió a sentirse como todo un idiota. Pero quería arreglar las cosas o por lo menos intentarlos. Y si la serpiente aceptaba sus disculpas y volvían a estar juntos, está vez lo haría bien. Esta vez expresaría su amor y lo haría feliz como la pareja que siempre debieron seguir siendo.
—Solo fueron tres meses. Y lo siento.— dijo triste, realmente lo estaba. — Yo, huí de casa. Tuve una discusión con mi padre y bueno...— confesó apenado. Tanto que lo había defendido y ahora es ridículo. Pero el más alto se preocupó más.
—¿¡Él te hizo esto!?— exclamó con sorpresa, tomándole de sus mejillas como por reflejo y Arackniss le sintió bien que no evitó poner sus manos sobre las de él.
Pentious lo sintió como un error. Pero le gustaba la sensación de acariciar sus mejillas o tener su rostro entre sus manos. Pero sabía que no debía dejarse.
—... — el silencio fue todo, no dijo nada. Sólo tenía su rostro afligido mirando fijamente al mayor.
—¿Por qué sigues viviendo así?
—Las cosas entre él y yo estaban bien. No demostraba su cariño ni me halagaba seguido, pero al menos sabía que estaba orgulloso de mí. Porque no fui como mi hermano y seguía siendo útil para él y el negocio. — comenzó a explicar. Sir Pentious había quitado sus manos de sus mejillas pero no se había apartado de él.— Pero sabes que las cosas se complicaron mucho cuando se enteró que anduve de forma nada profesional con uno de sus socios... Y si, me refiero a ti.
—¿Y qué? ¿Pensaste que porque viniste en una fría tormenta, mal herido, arrepentido hasta mi puerta y te cure significa que te voy a perdonar el daño, el sufrimiento, el abandono que sentí desde que te fuiste?— frunció el ceño bastante dolido. Él había sido el que más dolor y agonía se llevó en su ruptura. Arackniss realmente se lamentaba no haber estado ahí para abrazarlo y besarle. Todo había sido su culpa.
Arackniss reprimió en gemido, un sollozo. Había aguantado demasiado no llorar, porque odiaba verse débil ante las demás personas. Ante otros demonios, sin importar si se trataba de su familia.
Porque incluso mucho antes de la fuerte discusión con su padre fue hablar con su hermano y disculparse. Ángel no lo perdonó por como lo trato (y con justa razón), por haberle dado la espalda junto a su padre desde hace varios años atrás. Porque nunca lo ayudaron y él solo tuvo que sobrevivir en un lugar tan podrido como el infierno.
Pero Sir Pentious siempre fue diferente. Y al final, no le importó llorar lleno de impotencia, de furia, de tristeza, de decepción por si mismo y ser una escoria que siempre arruina o caga todo. Porque incluso para ser un demonio, no le daba razón a ser un mal hermano o un hijo de mierda.
—Se que la cagué... —sorbió su nariz, intentando limpiar sus lágrimas con brusquedad y calmar su respiración.—
Se que soy un desastre y jamás hice nada realmente bueno por ti... Jamás he pertenecido a un lugar. Mi hermano me odia y lo entiendo. Me volví una decepción para mi padre, creo ya no serle útil y lo entiendo. Y lo único que me quedaba eras tú... Y lo arruine todo. Se que no te merezco. Se que mereces alguien mejor que yo y...— su voz terminó siendo tan quebradiza que ni siquiera pudo decir algo entendible.
Temblaba, Sir Pentious se le cohibido el corazón ante las duras palabras y verlo llorar tan fuerte y arrepentido. Tan sincero, y para alguien orgulloso para él que no muestra esas emociones jamás con nadie, es muy difícil. No se resistió y lo abrazó, encogiéndose un poco para estar a su altura. Incluso olvidándose del otro asunto que tiene pendiente.
—Arackniss...— tenía una de sus manos sobre su cabeza, acariciando sus cabellos oscuros.
—Soy un idiota. Lamento mucho lo que te hice. No te lo merecías. Yo no te merezco, pero te quiero y...— susurro aquello último, alzando su mirada.
La puerta se volvió abrir y alguien nuevo entró. Ignorando la atmósfera o la situación, no le importó y sonrió divertida.
—¿Cariño?— se escuchó su voz femenina haciendo que Arackniss se apartará del otro.
—No es lo que parece. — se excusó Sir Pentious.
La puerta había sido abierta por una demonia con rasgos similares a los de una cobra. Incluso podría ser como una hermana o prima de Sir Pentious, pero sabía por el mismo que él nunca tuvo hermanas y que otros parientes suyos se encontraban posiblemente en el cielo. Incluso hasta su hijo, lo cuál fue bastante doloroso para él recordar pero Arackniss lo consoló aquella noche. Dónde todavía las cosas entre ambos estaban bien. Regresando con la demonia, su piel es de tonalidades blancas, rojo y rosa. Un collar de perlas en su cuello y uñas pintadas de un rosa claro. Labios en cambio los tenía violeta.
—¿Q-Quién es ella?— preguntó en un intento de no mal interpretar la situación por más que le doliera.
Pero ese silencio incómodo no ayudaba. Incluso cuando al final fue roto por palabras que lo empeoraron.
Sir Pentious con una mirada le indicó a la demonia que se retirara para dejarlos solo nuevamente.
—Es mi prometida. — respondió luego de un pesado suspiro la serpiente. — Se llama Adele.
—Dijiste que no es lo que parecía. — dijo dolido, haber escuchado la palabra prometida lo hacía sentir como un gran reemplazo.
—Bueno, no es algo que yo realmente quisiera. Hicimos un trato hace más de cien años, si ninguno de los dos encontraba con quién casarse hasta cierto tiempo, íbamos a ser prometidos. Este trato se hizo porque necesitaba algo de ella. De alguna manera conseguí recursos para construir las cosas que tengo. — explicó sin tartamudear. Seguro de sus palabras.
—¿Por eso me propusiste matrimonio?
La razón por la cuál había dejado a Sir Pentious fue por eso mismo. Arackniss le aterraba la idea de "casarse", y cuando el mayor le hizo la propuesta lo había rechazado con miedo. Y como si aquello no hubiera sido poco, huyó de su lado sin explicaciones. Sin siquiera decirle un adiós.
—Antes de conocerte realmente no me importaba con quién emparejarme.
—¿Y si te casarás con ella?— preguntó indignado. Cruzando todos sus brazos.
—Cumplo mis tratos. Además, no tengo nada que perder. ¿O tú qué crees?
Arackniss no quería perderlo. Quería que siguiera siendo suyo. Quería ser de él. Quería seguir despertando a su lado. Quería seguir compartiendo sus comidas diarias con él. Quería ser besado por él. Anhelaba sentir de nuevo sus manos acariciando toda su anatomía. Deseando se mutuamente. Dedicándose miradas traviesas o llenas de cariño puro. No quería perderlo.
—No te cases con ella, porfavor. — le tomó de su mano impidiendo que esté se marchara luego de no recibir respuesta en un largo rato por parte del arácnido.
—¿Acaso te importa?
Aún había rencor. Lo sabía. Una herida así no se perdona tan pronto. Pero conociéndolo, quería hacerse del rogar, sólo un poco. Lo entendía, había sido malo con él en un tiempo. Sir Pentious al fin y al cabo buscaba lo mismo que él en el interior.
—Si, me importa mucho. Me duele el pecho en pensar que estarás con otra persona de esa manera. — confesó sin importarle la vergüenza. Se estaba confesando, le estaba diciendo que si lo quiere. Sus mejillas adquiría un bonito color bastante notable y no lo dejaba ir. Lo tenía bien sujetado de su mano. Cálida.
Si lo ama y fue un estúpido. Seguía teniendo miedo de ilusionarse, pero no valdría la pena nada si no se arriesga.
—Entonces dime qué me quieres. Se egoísta y dí que no puedes estar sin mí.
Su aliento chocando, sus labios rozandose. Ambos lo sentían, aquella adrenalina, aquel fuerte cosquilleo y ese deseó mutuo de poseer al otro. Sir Pentious lo tomaba de su cintura, quería alzarlo hasta que enredara sus pequeñas piernas en su cintura y simular embestidas mientras le devora la boca. Se podía reflejar en su mirada, Sir Pentious lo quería, él también lo deseaba tanto, entonces... ¿Por qué detenerse?
—Yo...
—Que sólo yo puedo tocarte así...— le murmuró, había grandes intenciones en esas frases. Pero aún así, se detuvo. — Mierda, dame un momento.
Si iban hacerlo, lo harían bien. En un mejor espacio y con mejor privacidad.
III
—¿Y esos gritos?— preguntó curioso. Hacen no mucho escuchó los gritos de la demonia que ni siquiera se le había quedado su nombre.
—Le dije que se mudará a la habitación de invitados que está al final del pasillo, pero prefirió largarse cuando supuso por dónde va el asunto respecto a nosotros... Ahora ven.
Sir Pentious lo atrajo hacia sí cuerpo, agarrándolo con dureza de sus muslos mientras que el menor enredaba su cuello con sus brazos.
—¿Estás seguro de ésto? Fui malo contigo, te abandoné y quizás no debería entrometerme en tu vida.— sonó todavía afligido.
Sir Pentious lo calló uniendo sus labios. Formando un vaivén lento pero desesperado con estos, había extrañado su boca. Había extrañado sus gemidos o las lindas expresiones que hace cuando le besa. Quería volverlo a tener debajo suyo o encima, le daba igual en qué posición. Pero quería embestirlo hasta más no poder.
—El único ser que quiero en mi vida, eres tú.
Arackniss supo que estaba enamorado.
IV
La mañana llegó abrazadora. Se sentía como si hubiera un paraíso a pesar de habitar en el mismo Infierno. Pero, por alguna razón a lado de Sir Pentious le hacía sentir feliz y como si fuera su verdadero hogar. Poco a poco estaba cediendo, pero aún así tenía ese pequeño temor de que tanta felicidad fuera falsa y un golpe a la realidad le abriera los ojos.
Pero ver al despertar, la mirada tranquila, pacífica pero llena de cariño de aquel demonio que le hacía sentir como nadie jamás lo hizo ni en estando en vida. Se sentía bien como le mayor le acariciaba su desnuda espalda, hasta descender ha su cintura y muslos.
Vivo, es como le hace sentir en realidad. Y no es algo jodido, es algo demasiado bueno y perfecto que es difícil de explicar. Quisiera que estuvieran así todo el día. Ni siquiera había pensando en un futuro. Sólo en el presente.
—Buenos días. — dijo primero, admirando como el contrario se acercaba a él hasta enterrarse en su pecho donde sobre salía un poco una suave pelusa. No era como su hermano Ángel, pero si tenía algo. — ¿Qué haces? Da cosquillas.— sonrió ante las caricias. Se le había olvidado que Pentious adoraba hacer eso con esa parte de su cuerpo. Ni evitó acariciar el largo o lo que vendría siendo el cabello de la serpiente, se veía lindo así en la mañana. Ambos vulnerables ante el otro.
El mayor le tomó de sus mejillas, acariciando las y rozando sus pulgares con sus delgados labios.
—Es para saber que esto es real, que tú eres real. Te adoro tanto.— dijo entre serio pero con bastante cariño. Una sonrisa surcó sus labios y Arackniss sólo podía sonrojarse ante tal afecto. Quería abriese ante él en todo mal sentido de la palabra. —¿No tienes hambre?
—Quiero estar más tiempo contigo en la cama. — lo atrajo hacia él alejándolo un poco de su pecho para luego abrazarlo.
Claramente nunca quería separarse del otro, no en buen rato.
—Sabes, ¿Ahora podemos vivir juntos?— preguntó con una gran sonrisa emocionado y sus ojos brillando. Pupila dilata. Arackniss quería consentirlo ahora. Quería consentirlo toda la vida.
—Si. — respondió entre risas. Después de todo lo que pasó, ¿Aún le pregunta aquello? — Y sabes, ya no habrá nada que nos impida estar juntos.
—Siempre esperé escuchar esas palabras de ti.
Volvieron a besarse. Esta vez más profundo y largo. Esta vez sin ninguna inquietud en sus cabezas.
V
Asqueado y molesto, lleno de cólera tiraba las fotografías que varios días atrás había recibido en el anonimato. Donde salía su hijo mayor con su ex socio, Sir Pentious. Varias fotos de ellos en diferentes lugares. Tomados de la manos, abrazados, besándose entre otras cositas que no le gustaría recordar.
No negaba que no le agradaba no tener a uno de sus hijos trabajando con él, como la familia que fueron alguna vez. Pero seguía teniendo esas creencias retrógradas de su época.
No era homofóbico, le daban totalmente igual los gays. Pero si era de aquellos que hubiera preferido no tener hijos gays. Y para desgracia suya y decepción, tanto Ángel como Arackniss se dedicaron a cosas desagradables o de su disgusto que manchan el apellido de la familia, y en caso de Arackniss en vez de traerle una nuera, prefiero darle un yerno que obviamente no acepta. Sin importarle cuánto dinero tuviera.
Pero fue mejor que cortaran conexiones.
Ahora ya no es padre. Y nunca perdonaría a sus hijos por ser una deshonra para la familia.
VI
—¿Te gustaría portar este hermoso y único objeto en su clase?— se acurrucó con él en la cama poniéndole de adelantado una bonita sortija a la medida.
Ya era de tarde, habían hecho nada la gran parte del día. Arackniss quedó encantado con el obsequio.
—Eres un tonto. Pero te quiero así. — rió. Sentía orgullo, felicidad al ser ahora esposo del demonio del que está enamorado.
Y pensar que antes le había caído mal y sólo se había juntado con él porque su padre le había obligado por cosas de negocios. Al final Henroin fue quien, irónicamente los junto.
—¿Quieres hacer el amor?
El moreno viró los ojos. Su pareja es muy "romántico", resulta.
—No lo tienes que preguntar. Se da natural.
Si significa más tiempo juntos, unidos, pueden hacer el amor todas las veces que quieran. Sin importar cuan cansados terminen o con su energía drenada totalmente.
Sólo son una araña y una serpiente dándose cariño y placer.
Palabras: 3,335.
Fecha de publicación: viernes 29 de mayo del 2020.
Escritor: JaquiiAleWorld
Fandom: Hazbin Hotel
Historia: "Predilección"
Nota del escritor:
Pensé que iba a publicarlo mañana, pero lo terminé antes.
Quise escribir algo corto pero "bonito" de estos dos, que son una shipp sin sentido pero me encantan. Especialmente por los fan arts.
Quise que fuera muy cariñoso, por así decirlo.
Curiosidades:
•Es mi historia número 54 en ser terminada oficialmente.
•Iba haber una escena hot. Pero no tenía ánimo de escribirla. Me iba a tardar más también en publicarla.
•Otra escena eliminada fue la muerte de Arackniss. Si, iba a matarlo en este fanfic. Pero mi flojera ganó y ya no la escribí. Cosa que también iba a quedar el fanfic un poco más largo. Por lo menos unas 4000 palabras en total aproximadamente si hubiera descrito la escena.
Y no, no diré como iba a morir.
•Inspiracion.
Sólo fueron fan art de ellos. No me inspire en nada más lo cuál es raro. Sólo tenía en claro que quería hacer sufrir a Arackniss.
•Portada
La imagen de portada iba a ser muy diferente. Pero digamos que esa imagen tenía comisión y le pedí permiso a quien le pertenece pero me dijo que lamentablemente no podía porque también iba a escribir un fanfic del shipp con esa imagen de portada y como ella pago por esa imagen, es de ella (aunque la artista es otra).
Aunque no sé porque publican la imagen en Twitter donde obvio cualquiera la puede descargar y utilizar. Es como pura suerte que yo haya preguntado y eso que no iba a pedir permiso.
Al final escogí otras imagenes dónde quise igual preguntarle a la artista pero por alguna razón no se le pueden enviar mensajes en privado. Lo único que hice fue darle los créditos en la descripción de la historia a chingar a su madre. Ojalá no haya problemas luego en el futuro. Ahre.
•Titulo.
Me tarde en escoger un título para la historia. Pero al final quedó como quedó. Si no saben que es predilección, significa: preferencia, tendencia o cariño especial que se siente hacia una persona o hacia una determinada cosa entre otras.
Similar a la preferencia.
•Me tentaba hacer a Henroin malote, y pues si lo hice xd.
•La demonia serpiente llamada Adele me inspire en un fan art que le hicieron (aunque creo yo que tiene otro nombre) junto a Ser Pentious. Es vieja la imagen.
(No sé quién la hizo, no tiene firma por lo que veo y me la pasaron en un grupo de WhatsApp. Bueno, digamos que así es más o menos la Adele)
•Dialogos.
Hubieron diálogos eliminados de Adele. ¿Por qué? Wattpad me los borró o no los guardo en la primera edición y como no recordaba que decían ya no los puse y continúe con el fanfic.
Este fanfic fue escrito solo como para un "morbo". No tuvo mucho drama, fue corto y placentero. Simplemente quería escribir algo de ellos. Espero que les haya gustado. ¡Nos vemos en la próxima!
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