🔥Lyle x Yael🔥
Yael abrió los ojos ante la cosquilla en su espalda, las garras de su actual amante se deslizaban de arriba abajo haciéndole sentir un poco de cosquillas y excitación.
—¿Te desperté? —murmuró Lyle con pena, Yael se giró y besó sus labios.
—De todas formas tengo que levantarme, soy tu guardián principal —Lyle ronroneó de forma excitante.
—Pero si yo no me levanto no hace falta que lo hagas tú.
—Los demás se darán cuenta de esto.
Lyle se sentó, algunos mechones blancos de su cabello cayeron sobre su pecho desordenadamente.
—¿Y qué, desde cuándo me importa eso? No le debemos nada a nadie.
—Bueno, pero si al menos me hicieras tu pareja... —Lyle lo miró de reojo.
—No lo seremos, Yael.
Yael suspiró, aquí estaba el problema de todos los días, no importa lo mucho que insistiera, Lyle no cedería de ninguna forma.
—¿No me concederías ese honor? —los ojos azules de Lyle se colorearon de dorado.
—Deja de bromear, tu pareja está por ahí en algún lugar, ya será tiempo de conocerla.
—No bromeo y lo sabes.
Yael estaba muy seguro de que no importa quién fuese su pareja nunca dejaría de amar a este Dragón, por lo que consideraba que la naturaleza se había equivocado grandemente.
Lyle suspiró y se peinó hacia atrás.
—Fue mi culpa insistirte tanto por esto, mi compañero está muerto, yo no tenía nada que perder y por eso no lo pensé demasiado, así que lo siento.
Yael gruñó.
—Llevamos haciendo esto quinientos cuarenta y tres años y siempre me dices lo mismo.
—Porque no estamos en las mismas circunstancias, una vez encuentres a tu compañero o compañera olvidarás todo esto que sientes por mí.
—¿Me dejarías ir?
—Sí, sé lo importante que es el vínculo, nunca me interpondría en algo tan sagrado —Yael negó y se sentó sobre su pelvis, luego acarició sus labios.
—No me gusta escuchar algo como eso, querría que me dijeras que al menos lucharás por mí.
—Yael… no hago esto por mí, lo hago por ti.
—Dímelo por lo menos una vez —pidió con un murmullo, a pesar de todo el tiempo que llevaban juntos Lyle no le había dicho ni una vez que lo amaba, a pesar de que lo sabía necesitaba escucharlo por lo menos una vez.
—No.
—Lyle…
—¡Ya basta Yael! —gruñó bajándolo de su regazo, Lyle se puso de pie y comenzó a recoger su ropa—. No podemos seguir haciendo esto, no es sano para ninguno de los dos.
—No puedes estar hablando en serio, ¿quieres que terminemos?
Lyle lo miró con filosos ojos dorados, nunca lo había mirado de esa forma y eso realmente dolió.
—Sí, ahora vete de una vez —murmuró perdiéndose en el baño.
Yael se colocó el pantalón y caminó a su habitación sin que le importara demasiado la mirada de los demás, joder, a penas podía respirar con normalidad.
Se dio un baño con rapidez y se sentó en la cama mojando el colchón, sus ojos se fijaron sobre el uniforme blanco con bordes dorados que colgaba de la percha. Yael se peinó hacia atrás e hizo una mueca, si ese Dragón pensaba que podía deshacerse de él con tanta facilidad estaba equivocado.
Se colocó ropa interior y luego su uniforme, la cosa era excesivamente escandalosa, pero representaba al Dragón líder en su forma dragón, se puso los guantes blancos y fue al salón del trono. Lyle ya estaba sentado en el trono, a pesar de que no lo parecía Yael sabía que estaba aburrido de esto, sin embargo, no tenía más remedio ya que era el último Dragón legendario que quedaba.
Según le dijeron este trabajo solía hacerlo su compañero, Lyle nunca fue de reuniones o cosas serias, era un alma libre, hasta que asesinaron a su consorte. Lyle casi muere, e hicieron falta muchos doctores para ayudarlo, sin embargo, siempre se vio carente de vida, como si fuese un autómata que sólo hacía lo que debía.
Los ojos de Lyle brillaron tenuemente al verlo, los guardias hicieron una reverencia. Yael subió los escalones hasta el trono, el Dragón líder tenía una túnica blanca y su pelo estaba adornado con una corona plateada y gemas azules, objeto que odiaba grandemente, Yael sabía este hecho de primera mano.
Luego de hacerle una reverencia se colocó junto al trono, Lyle lo miró de reojo.
—Pensé que no vendrías.
—No soy tan inmaduro, soy tu principal protección —replicó mirando al frente.
—No es como si la necesitara realmente.
—Deja de prestarme atención y mira al frente.
Lyle atendió a todos aquellos dragones que venían a una concesión o simplemente a quejarse, luego se puso de pie para asistir a una reunión que tenía con el concejo.
Yael se quedó de pie frente a la puerta durante cuatro horas completas hasta que los dragones empezaron a salir uno por uno, sin embargo, Lyle se quedó sentado en el extremo de la mesa con las manos sobre el rostro.
Yael suspiró y cerró la puerta después de entrar, Lyle levantó la cabeza para mirarlo y se apoyó al respaldo a penas lo vio.
—¿Te fue tan mal? —murmuró acercándose a él, Lyle hizo una mueca.
—Sí, terrible, ¿qué haces aquí? No te llamé —Yael levantó las cejas y se sentó en la mesa frente a él, Lyle apretó los labios mirando sus piernas abiertas.
—¿Desde cuando tienes que llamarme, no te gustaría hacer algo en este lugar que puedas recordar la próxima vez que tengas una reunión? —Yael se quitó las botas y apoyó los pies sobre la madera de la mesa, Lyle finalmente se puso de pie y se metió entres sus piernas, apoyando las manos cerca de las suyas.
—¿Qué hay de la conversación de esta mañana?
—¿Qué hay con ella? —replicó mirándolo a los ojos.
—Dijimos que terminaríamos —Yael lo agarró de la parte anterior de la túnica y lo acercó a su boca.
—Lo dijiste tú, y yo no estuve de acuerdo, no creas que puedes alejarte de mí, así como así —los ojos de Lyle brillaron con dorado y luego lo besó.
Yael gimió y lo abrazó con las piernas mientras abría su boca para él, Lyle se deslizó en el interior y finalmente mordió su labio inferior.
—Eres terriblemente testarudo, Yael —gruñó dejando salir sus garras, Yael entrelazó sus dedos.
—No te atrevas a romper el maldito uniforme, sabes que no se puede replicar con las escamas —Yael mordió su oreja.
—Odio a los idiotas que inventaron esta cosa —murmuró desabrochándole el pantalón, ya eran dos, también los odiaba.
Lyle lo dejó completamente desnudo sobre la mesa, sus ojos cambiaron a dorado haciendo un gran contraste con la corona que llevaba torcida.
—¿Sólo yo estaré en este estado? —Lyle salió de sus piernas haciéndolo dudar, quizás se había arrepentido.
Lyle se sentó en la silla donde estaba antes, Yael apoyó los pies en el asiento y lo miró.
—¿Hay algo mal? —Lyle negó y acarició su erección, era terrible verlo vestido y como si nada mientras que él estaba completamente a su merced.
—Nada, sólo planeo disfrutarte un poco antes —dijo acercando la silla, Lyle quedó muy cerca de su entrepierna— ¿Le pusiste seguro a la puerta?
—No, lo olvidé.
—Será más excitante de esa forma —murmuró lamiendo su pene de arriba abajo, Yael se estremeció y lo agarró del pelo.
Había algo morboso en ver a este Dragón chupándolo mientras llevaba su corona e incluso saber que no le importaba que los vieran en esta situación. Lyle lo metió por completo en su boca y chupó haciéndolo gemir.
—Si haces tanto ruido alguien vendrá a comprobar —dijo lamiéndose los labios, Yael lo fulminó con la mirada—. No me mires así, me excita más —Lyle se rió y luego llevó dos dedos a su boca los cuales lamió expertamente haciéndolo rogar por ello—. Sube los pies a la mesa.
Yael obedeció y sintió un dedo explorando su interior, Lyle no esperó mucho para ir con un segundo haciéndolo lloriquear.
—Eres tan hermoso —Lyle mordió la cara interna de su muslo y luego sacó sus dedos.
Yael por fin lo vio tirar su túnica al suelo y quedarse gloriosamente desnudo, su cuerpo lleno de cicatrices por todo el sufrimiento desde que era una cría, ser un Dragón legendario llevaba sus inconvenientes. Lyle se metió entre sus piernas y empujó en su interior, Yael se apoyó con más firmeza y encajó las uñas en la madera dejando cicatrices.
—¿Puedo moverme? —Yael lo abrazó con las piernas y asintió.
Lyle comenzó a moverse lentamente mientras lo besaba de forma cariñosa, Yael se aferró a su pelo y con la otra mano se apoyó sobre la mesa aguantando todo lo que podía. Lyle lo embistió con más rapidez y fuerza haciendo que la mesa crujiera, Yael temía que rompiera la mesa por tanta bestialidad, así que le pellizcó el hombro.
—¿Qué carajo, Yael? —gruñó deteniéndose, Yael le mordió la clavícula y pasó la lengua por el lugar donde quería dejar su marca, del lado contrario a la marca del antiguo Dragón líder.
—¿Acaso quieres romper la mesa?
—No me importa la jodida mesa —replicó embistiéndolo nuevamente.
—Maldita sea, Lyle, no seas tan brusco —gruñó incrustando las uñas en la madera, su otra mano se aferró a la piel de Lyle hiriéndolo.
—Nunca te quejas tanto —murmuró mordisqueándole el cuello.
Yael deseaba que uno de estos días perdiera la cabeza en serio y terminara mordiéndolo, algo que seguía esperando no importa cuántos años llevasen haciendo esto.
Yael arqueó la espalda y lloriqueó cuando Lyle frotó de nuevo su punto, sin tener suficiente utilizó una de sus manos y comenzó a acariciar su pene al mismo ritmo de las embestidas.
Yael estuvo a punto de correrse de no ser por los pasos cerca de la puerta.
Inconscientemente se paralizó haciendo que Lyle se quejara.
—Me apretaste repentinamente.
—Alguien se acerca —Lyle ronroneó y luego le mordió la oreja.
—Mmm… ¿eso te pone nervioso?
—No brom… ah —Yael se cubrió la boca cuando el Dragón líder negligentemente lo penetró nuevamente.
—Déjame escucharte, Yael —murmuró embistiéndolo más fuerte.
—Hay otros cerca.
—¿Y qué? Deja que escuchen y sepan lo que hacemos o, ¿estás avergonzado de que te vean de esta forma?
—Para…
—Te ves muy hermoso debajo de mí, sobre esta mesa caoba haciendo que tu piel resalte, aferrándote a mí y recibiéndome muy en el fondo —Yael gimió y terminó corriéndose, Lyle lo besó por última vez y terminó corriéndose en su interior descuidadamente.
Ya que Lyle era un Dragón legendario Yael nunca podría cargar con su descendencia, lo cual era bastante deprimente.
Yael escuchó los pasos aún más cerca y bajó de la mesa lo más rápido que pudo y se agachó con tal de que no lo vieran. Lyle había cambiado un par de escamas a tiempo, por lo que vestía una túnica nuevamente, sin embargo, esta era de color azul claro, su pelo también estaba revuelto y la corona ladeada.
La puerta se abrió y Yael comenzó a buscar su ropa para vestirse mientras hablaban. Luego de unos minutos los inoportunos se retiraron y Yael se puso de pie.
—Estuvo realmente cerca —dijo Lyle carcajeándose, Yael lo pateó y se sentó frente a él para desenredar la joya de su pelo, Yael se quejó, pero dejó que lo peinara y le pusiera la corona de nuevo—. Gracias —murmuró besando sus nudillos.
Yael se sonrojó y se apartó.
—Por nada, debo irme ahora.
—Yael…
—¿Mmm…?
—No es nada.
Yael asintió y se retiró, luego decidió bañarse ya que se sentía pegajoso. Después de un corto baño regresó con Lyle quien estuvo ocupado todo el tiempo hasta bien entrada la noche. Lyle salió de la sala del trono y bostezó.
—Siento hacerte esperar todo este tiempo.
—Está bien, no me…
Yael se giró notando algo extraño, un desconocido frente a él se detuvo, su cabello rubio brillaba con la luz de la luna, sus ojos reflejaban odio puro.
—No, maldita sea, no puede ser —gruñó viendo al imprudente Dragón, Yael sintió que algo en su interior vibraba con el reconocimiento de que era su compañero.
Vio el uniforme que portaba y maldijo de nuevo, su compañero era un jodido rebelde que quería asesinar a Lyle.
—¿Yael? —Yael giró su cabeza sólo un centímetro y perdió de vista al intruso, Lyle miró sorprendido hacia el rubio que portaba una daga capaz de matarlo.
Yael corrió e hizo su trabajo, luego de unos segundos sólo estaban el cadáver, Lyle y él con las garras ensangrentadas. Yael miró sus garras y cayó de rodillas.
¿Cómo podía tener semejante suerte?
……
Lyle tenía que reconocerlo, probablemente no hubiese reaccionado a tiempo, por lo que la intromisión de Yael fue perfecta. Yael cayó de rodillas al suelo asustándolo, así que corrió hacia él y se arrodilló a su lado, Yael gritó sosteniéndose el pecho.
Lyle tragó con el reconocimiento de lo que acaba de pasar, por lo que durmió a Yael creyendo que era lo mejor. No lo quería haciendo una locura, sólo por si acaso comprobó que el Dragón estuviese muerto, desgraciadamente lo estaba.
Yael lo odiaría una vez despertara.
Lyle cargó a Yael hasta su alcoba y lo colocó delicadamente sobre el colchón, Yael ladeó la cabeza y una lágrima se deslizó por su mejilla, Lyle suspiró y la secó con su dedo índice.
Jaló un asiento y se sentó a su lado, sin darse cuenta se quedó dormido y repitiendo la escena que acababa de ocurrir. Lyle encajó las uñas en el colchón y despertó, Yael estaba demasiado incómodo removiéndose de un lado a otro, así que se levantó y tocó su frente.
Yael estaba ardiendo, lo cual era normal después de perder a su compañero, Lyle mordió su labio inferior e hizo algo que no debió hacer.
Utilizó su magia con Yael.
Sabía que no estaba bien, pero no soportaría que Yael muriese.
……
Lyle despertó luego de sentir a Yael removiéndose, ya llevaba dos semanas enteras dormido, por lo que verlo despierto fue indescriptible. Lyle se puso de pie y le tocó la frente, no tenía fiebre lo cual era bueno.
—¿Cómo te sientes?
—Como si prefiriera estar muerto —Yael hizo una mueca y luego lo miró.
—Lo siento.
—¿Por qué? Ven aquí —murmuró haciendo espacio para él, Lyle se metió a la cama con cuidado y le acarició la mejilla.
—Pensé que no lo resistirías.
Yael besó sus labios con cariño y lo miró con insistencia.
—Lyle, forma un lazo conmigo.
—¿Qué estás…?
—Muérdeme —dijo descubriéndose el cuello, Lyle salió de la cama lo más rápido que pudo.
—Acabas de perder a tu compañero, esto no…
—Quiero el vínculo ahora, es estúpido sentirme de esta forma por alguien que no conocía, si tengo el vínculo dejaré de sentirme así.
Lyle negó.
—No, estás pensando las cosas mal, no te daré un vínculo para que tengas en otra cosa que pensar.
—¿Qué?
—Debo irme, tengo trabajo.
—Lyle, espera un momento.
Lyle no lo hizo, no quería seguir escuchando algo así, Yael se daría cuenta tarde o temprano de lo que había pasado y terminaría odiándolo, que hiciera eso amarrado a un vínculo sería incluso peor, probablemente lo llevaría al suicidio.
Lyle trabajó incansablemente hasta tarde durante los próximos dos meses, ya que le había dado un permiso a Yael no lo vió y tampoco quería hacerlo.
Estaba asustado de cómo reaccionaría. Cuando supo que su compañero fue asesinado por los humanos se volvió loco, mató a cada uno de ellos de la peor forma posible, incluso a otros que no tenían nada que ver, hicieron falta varios dragones para detenerlo e incluso no fue suficiente, Lyle se desmayó por el dolor de perderlo y luego cayó enfermo.
Incluso ahora odiaba a los humanos con todo su ser, así que comprendía si Yael terminaba odiándolo.
Lyle cerró la puerta a su espalda y se encontró directamente con Yael, el Dragón no se veía nada bien, su pelo tenía algunos mechones blancos, ojeras y la piel pálida.
—¿Viniste a matarme finalmente?
Yael arrugó la frente como si no entendiera la pregunta.
—¿Por qué querría hacer semejante cosa? Te he protegido durante toda mi vida adulta.
—Por mi culpa tuviste que hacer algo como eso —replicó con los dientes apretados.
Yael torció los ojos.
—Y lo haría otra vez, líder estúpido.
—¡Era tu compañero!
Yael se encogió de hombros mirándolo.
—¿Y qué? No me importa, no lo conocía y era nuestro enemigo, nunca me hubiese llevado bien con él.
—Crees que con el lazo se irá el dolor, es por eso que lo quieres —Yael lo agarró del frente de su camisa y acorraló contra la puerta.
—Estás equivocado, quiero este vínculo desde que te conocí, pero siempre has dicho que no por mi compañero, ya no hay un maldito compañero. ¡Así que puedes hacerlo!
Lyle se echó a llorar como una cría, en estas circunstancias ni siquiera podía sentirse avergonzado, estaba aterrado.
—No quiero que me odies, no podría soportarlo, te amo demasiado… por eso, si terminas odiándome podría perder la cabeza.
Yael abrió los ojos y soltó su ropa, sus mejillas se colorearon un poco de rojo.
—Repite eso.
—No quiero que me odies —dijo limpiándose las mejillas, Yael negó.
—Eso no.
—No podría soportarlo.
—¿Estás bromeando conmigo? Sabes que eso no era…
—Te amo
—¡Maldita sea! También te amo Lyle —gruñó juntando sus labios.
……
Lyle sabía cómo cortar un vínculo, por lo que Yael no tuvo que preocuparse demasiado por lo que sentía por su antiguo compañero. Lyle le besó la mejilla en cuanto entró de nuevo, su compañero aún estaba húmedo de la reciente ducha. Yael cruzó las piernas sobre la cama y lo miró.
—¿No crees que deberíamos irnos de aquí?
Lyle arqueó una ceja.
—¿Y a dónde iríamos?
—Al lugar del que vinimos —los ojos de Lyle salieron a la superficie, incluso algunas escamas blancas.
—No conviviré con los humanos.
—Lyle…
—No insistas, Yael, los humanos son dañinos —Yael tomó la toalla y comenzó a secar su largo cabello.
—Sé que tu pasado con ellos no es bueno, pero podríamos vivir alejados o quizás darles otra oportunidad.
—No.
—Entiendo tu postura, pero ya no estamos a salvo aquí.
—No pretendo perder a otro compañero —dijo tomando sus manos, Yael suspiró.
—No me perderás, tendremos guardias y todo lo que quieras, por lo menos veamos si es seguro volver.
—Yael…
—Te prometo que vendré sano y salvo, además, hace mucho tiempo que no veo a Mills.
—Cuando se entere de nuestro vinculo dará el grito en el cielo —Yael se carcajeó.
—Lo sé, te odia con locura.
—Ciertamente no debí perseguirte cuando sabía que tu compañero estaba en alguna parte.
—Ya cállate —gruñó saltando hacia él, Lyle se carcajeó y luego lo besó.
……
Yael estaba más calmado, pensó que no funcionaría nada de lo que podría hacer su consorte, pero estuvo equivocado, nunca debió dudarlo. El problema de Mills estaba solucionado, lo cual era perfecto, desgraciadamente más tarde tendría que decirle a Mills como había acabado enlazado con Lyle, lo cual no sería agradable.
Lyle se sacudió el agua del pelo, de la nada había empezado a llover empapándolos antes de poder llegar a la cueva.
—Te ves feliz —Yael le besó la mejilla.
—Lo estoy, gracias.
—Por nada —murmuró frotando la nariz contra su mejilla.
—Has sido increíble con Malik.
—Mmm… siempre lo soy.
—Pensé que no te gustaban las crías —Lyle arqueó una ceja.
—Nunca dije que...
—Lo sé, fue mi culpa pensarlo demasiado.
—Yael.
—¿Qué pasa?
—¿Quieres hacérmelo esta vez? —Yael abrió los ojos con sorpresa, nunca imaginó escuchar algo así de su boca.
—¿Por qué el cambio de actitud? Nunca me has dejado hacerlo.
—¿No quieres?
—Por supuesto que quiero —gruñó besándolo rudamente.
Yael lo dejó sobre las mantas de piel que tenían en el rincón y acarició su costado, ni siquiera tenía que pasar trabajo quitando su ropa ya que ambos estaban sin ellas.
Lyle gimió cuando le acarició la entrepierna y mordió su labio inferior, Yael utilizó dos de sus dedos para prepararlo arrancándole varios lloriqueos. Su consorte se veía realmente bello en esta situación. Lyle lo detuvo y lo jaló hacia él, sus ojos dorados lo miraron.
—Empecemos de una vez con esto —gruñó.
Yael sonrió y se desplazó en su interior sin saber que eso era lo mejor que podría haber sentido alguna vez.
……
Yael despertó y se restregó los ojos, la noche fue más que increíble, y recibió una gran sorpresa, nunca pensó que Lyle decidiera por una vez ser el de abajo, aunque verdaderamente no le hubiese importado, amaba a Lyle de todas las formas posibles.
Lyle balbuceó en sueños y se colocó bocarriba buscando comodidad, las escamas en su abdomen brillaron haciéndolo tensarse. Yael estiró una mano y tocó la hilera de escamas en su pelvis, se intercalaban entre blanco y azul.
Yael miró a su consorte con sorpresa, Lyle estaba apoyado cobre sus codos y lo miraba buscando su reacción.
—Pensé que no podíamos tener descendencia —Lyle sonrió de medio lado.
—Nunca me preguntaste.
—Pero nunca…
—Ciertamente mi Dragón es demasiado para ti, pero ya ves que si funciona al contrario.
Yael sonrió.
—Entonces tendremos una cría.
—Sí.
—Te amo —murmuró antes de besarlo, Lyle limpió sus mejillas y se carcajeó.
—¿Por qué lloras?
—Estoy feliz, me haces muy feliz.
—No será fácil —Yael se encogió de hombros tocando su abdomen.
—No me importa.
—Nuestra cría podría correr mucho peligro.
—Me gustaría ver a alguien acercándose, sería lo último que haría.
Lyle sonrió y lo besó profundamente antes de contestarle.
—También te amo.
Lyle nunca sabría lo feliz que lo había hecho con esta noticia.
******
FIN
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