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Mills sonrió mirando a uno de los cachorros girarse, la chica abrió los ojos y estiró los brazos para que la tomara. Mikhail y Kyle hicieron un buen trabajo, los cuatro cachorros eran hermosos, todos heredaron el dominante color verde de ojos de Milo, el mismo de sus hijos.
Una de las niñas tenía un bonito cabello castaño, bueno, lo sería en un futuro. La otra pequeña, el rubio de Kyle, los chicos parecían estar en la misma situación, aunque era muy pronto para asegurarlo.
Mills tomó a la chica despierta y le sonrió, ella gorgoteó con felicidad, Ross se acercó y pellizcó sus cachetes de forma cariñosa.
—Son idénticos a mi hermano —Mills se carcajeó y le entregó un dedo a la mano extendida de la pequeña.
—¿Qué tal está?
—Durmiendo, está agotado.
—Lo comprendo —murmuró sin pensar, Ross colocó la cabeza en su cuello mirando a la niña.
—¿Qué tan mal lo pasaste tú?
—¿Qué importa eso?
—Quisiera saber lo que me perdí —Mills resopló, la verdad es que no quería recordarlo.
—Nada memorable.
—Creo que no deberías hablar así del nacimiento de nuestro hijo
—Salió de un huevo —recordó, Ross se carcajeó y le dio un beso en la mejilla.
—Lo sé, siento mucho que pasarás solo por eso, debí estar para tí.
Mills colocó a la niña en la cuna y le rodeó el cuello con los brazos.
—Ya te lo dije, no hubiese hecho ninguna diferencia, estuve en mi forma dragón todo el tiempo.
—No importa, te hubiese apoyado al menos.
—Ya pasó, no sirve de nada sentirse mal por ello —susurró, Ross besó su cuello con cariño.
—Lo sé.
—Debemos llevar a Malik a volar un rato, debe estar nervioso.
—Entonces vayamos y dejémosle a Mikhail un poco de trabajo de más.
—Los escuché —dijo el lobo entrando en la habitación, Ross sonrió de medio lado.
—¿En serio?
—No se preocupen, Amie me ayudará con ellos un rato y luego vendrá Milo.
—¿Seguro? Uno de nosotros puede quedarse, Ross estaba bromeando —Mikhail los desechó con un gesto.
—Pueden irse, descansen, si necesito ayuda los llamaré.
—Cuida de mis sobrinos entonces.
—Por supuesto.
Ross lo tomó de la mano y caminó a casa con él de esa forma, a Mills le gustaba esto. Luego de meses siendo rechazado era lo mejor del mundo. Malik se le echó encima en cuanto lo vio, Mills lo cargó y le besó la frente.
—¿Te aburriste?
— No, jugué toda la mañana con los juguetes que me dio papá Ross —dijo con una sonrisa, Ross se paralizó escuchándolo, luego dejó caer unas cuantas lágrimas.
Malik le acarició la mejilla.
—¿Te sientes mal, papá? —Ross sonrió y besó la palma de su mano.
—No, estoy feliz, muy feliz —Malik sonrió iluminándolos a ambos.
—¿Nos vamos?
—¿Ya preparaste tu mochila?
—No la necesito —dijo tercamente.
—¿Qué?
—Ya sé transformar mis escamas —Malik parecía orgulloso al decirlo, sin embargo, Mills sabía que mentía.
—¿De verdad?
—Sí.
—Si estás mintiéndome regresarás desnudo —murmuró Mills, Malik palideció y pidió bajar de su regazo.
—Ya sé hacerlo, pero la llevaré de todas formas —los dos se rieron viéndolo correr.
Malik corrió y voló cuanto quiso, luego bajó a la hierba y se acercó a ellos en forma de dragón, Mills lo miró con curiosidad, pero su hijo volvió a ser humano completamente desnudo. El niño se sonrojó cuando Ross se carcajeó, Mills le dio un golpe en el hombro y atrajo a Malik entre sus piernas sentado en el mantel.
—Está bien, es difícil aprenderlo —dijo agarrando ropa de la mochila, Malik hizo un puchero.
—¿Cuándo lo aprendiste tú?
—Creo que fue al año y tú a apenas tienes cinco meses, así que está bien —dijo colocándole la ropa interior, el pantalón y luego una camisa verde.
—Malik —el mencionado giró la cabeza cuando Ross lo llamó, el lobo le dio un beso en el hombro y lo miró—. ¿Estás enojado conmigo?
—Sí
—¿No es demasiado enojarse con tu padre?
—No.
—¿No me quieres? —gimió Ross con un puchero, Malik no contestó.
— …
—¿Qué quiere decir ese silencio? Debería dejar de preparar la comida que tanto te gusta si ya no me quieres —dijo abatido, Malik se giró hacia él.
—¡No!
—¿Entonces si me quieres? —preguntó con una sonrisa.
—Sí.
—Estoy triste, me quieres sólo por la comida.
—No, yo… te quiero —Malik se sonrojó, sus ojos se llenaron de lágrimas, Mills le dio un golpe en la nuca a su padre.
—Deja de molestarlo.
Ross se carcajeó y lo tomó entre sus brazos llenándolo de besos.
—Es broma, yo también te quiero.
—Eres malo —refunfuñó Malik.
—Sí, lo siento, ¿me perdonas?
—Mmm… Sólo si me haces carne hoy.
Ross no lo pensó dos veces.
—Hecho.
Ross prometió llevar a Malik a dormir con su padre, así que luego de hacerle su comida favorita se fueron. Mills exhaló, la noche era calurosa y estaba sudando a mares, así que decidió bañarse antes de que llegara su compañero.
El baño no ayudó en nada, Mills gimió debido al calor conocido que acababa de recorrerlo, su temperatura era más alta de lo normal y eso le dio el indicativo necesario para saber que estaba en celo.
Debía irse o Ross estaría en problemas.
……
Ross acababa de dejar a Malik con sus padres y regresaba a casa cuando un aroma característico a duraznos llegó a sus fosas nasales incluso antes de abrir la puerta. Por lo general Mills no tenía un aroma fuerte, que lo tuviese ahora le daba las pistas correctas para saber que su compañero había entrado en celo.
Mills abrió la puerta con nerviosismo, una gota de sudor bajó desde su frente, recorriendo la sien, su mejilla y el cuello, los ojos dorados estaban en la superficie.
—¿A dónde vas en ese estado?
—Ross, necesito irme por unos días —Ross tomó su brazo y apretó.
—Ya noté que quieres irte, pero estás en celo.
Mills asintió.
—Por eso mismo no es bueno que esté cerca.
—Ya, vas a ir a buscar a un Omega —Mills se peinó hacia atrás con desesperación.
—No iré a buscar a nadie, lo pasaré solo, no es seguro que esté acompañado, mucho menos de un cambiante al cuál podría dañar.
—¿Por qué será que no me lo creo?
—¿No confías en mí? — Mills parecía herido.
—No lo sé, Mills, ponte en mi lugar, ¿qué pensarías si te dijera que no quiero pasar mi celo contigo?
—Mi celo no es igual al tuyo, te haría daño, estoy prácticamente inconsciente por tres días, me comporto como un animal.
—Lo cual no es una sorpresa, por eso es un celo.
Mills negó con desesperación y se deshizo de su agarre.
—No puedo hacer esto ahora, tengo que irme.
—Espera.
—No —gruñó, Ross lo tomó de la muñeca nuevamente y lo detuvo.
—Simplemente quédate en la cabaña.
—Ross, suéltame o terminaré atacándote, no quieres eso, ¿verdad?
—Esto es tan ilógico.
—Te lo advertí —gruñó Mills de repente con los colmillos alargados.
Ross fue acorralado bruscamente contra la puerta de la cabaña, la boca de Mills estaba sobre la suya en un beso demasiado exigente, los colmillos cortaban haciendo que se resbalara un pequeño hilo de sangre por la comisura de su boca.
A Mills no pareció importarle, incluso buscaba hacer más daño, arrancó su camisa, estaban frente a la cabaña y a su Dragón no parecía importarle, sin embargo, a Ross sí que le importaba, alguien podría verlos si se acercaba.
Abrió la puerta y casi caen al perder el apoyo, Ross cerró de nuevo y colocó el seguro, acción que casi no logra cuando su compañero lo acorraló nuevamente contra la pared.
—Espera un segundo —murmuró entre sus besos, Mills gruñó como protesta y rasgó su pantalón.
Si seguían así esto terminaría terriblemente mal, Ross podía aguantar un poco de daño, incluso se curaba rápidamente, pero eso no servía de nada cuando era Mills quien lo hería. Ross era más débil como cambiante, por lo que el daño duraría demasiado.
—Vayamos a la cama —Mills se movió sólo para frotarse contra él, su compañero terminó de desgarrar su ropa interior.
Mills se movió contra él raspándolo con su cinturón, Ross pensó rápido en una solución para no salir herido y extendió una mano a la gaveta de la entrada. Tanteó en el interior y tomó la crema de manos que guardaba ahí, al menos era algo así que la dejó caer en su mano mientras su compañero se entretenía dejando besos y mordidas sobre su piel.
Mills comenzó a deshacerse de su ropa y Ross deslizó dos dedos en su interior, no había tiempo para ir lento teniendo en cuenta la desesperación de su compañero.
La intromisión fue dolorosa y a la misma vez desagradable, Ross estaba disfrutando sólo por el roce de la erección de su compañero contra la suya mientras jugaba con él. Ahora sabía la razón de por qué Mills estaba tan apurado por irse, tenía miedo de que no soportara su celo.
Le demostraría que estaba completamente equivocado.
Mills lo agarró de las caderas y con un gesto le ordenó que levantara las piernas, Ross tragó y colocó las piernas alrededor de su cintura, aferró los brazos a su cuello.
Mills no pensó demasiado y se metió en su interior de una sola vez, Ross gruñó y le arañó la espalda, por suerte su mínima preparación sirvió de algo.
Su compañero no esperó a que se adaptara ni nada parecido, simplemente comenzó a moverse con brusquedad en su interior, Ross no diría que no estaba disfrutándolo, Mills estaba cegado por su celo, pero aún sabía qué hacer. Ross lo besó profundamente importándole poco cortarse con sus colmillos, él también probó la sangre de su compañero al enterrar uno de los suyos en su lengua.
Mills encajó las uñas en su piel mientras lo agarraba, pero no dejaba de moverse contra él, Ross gimió y deslizó una mano entre ellos con el objetivo de tocarse, necesitaba correrse. El Dragón mordisqueó su cuello, la sensación fue adictiva y electrizante, luego mordió.
Ross gritó debido a su placer y el dolor, la mordida dolió más de lo que pensaba, pero aún así terminó corriéndose. Mills lamió su herida y luego recogió con un dedo el semen en su estómago, se sonrojó cuando lo llevó a su boca.
Ross pensó que podría tomar un ligero descanso, después de todo acababa de tener su primera vez de esta forma, luego recordó que Mills seguía en su interior y duro como una roca, como si no se hubiese corrido antes en absoluto.
Mills lo agarró y caminó con él hacia el sofá, lo cual fue incómodo y excitante a la misma vez. Su compañero se deslizó de su interior haciéndolo gemir y lo colocó bocabajo contra el mueble, Ross apoyó los antebrazos en una de las manillas y miró de reojo hacia él.
Mills tomó su boca en un beso dulce que poco a poco se fue tornando agresivo, le mordió la nuca haciéndolo lloriquear. Mills besó su espalda y lo abrió, Ross se sonrojó, pero no tuvo tiempo de sentir vergüenza cuando su compañero lo penetró una vez más.
Ross encajó las uñas en el material, Mills lo mordía por doquier y luego lamía las heridas marcándolo. Ross sonrió y se acarició así mismo, una de las ventajas de ser cambiante era que podía volver a la acción pasados unos minutos, incluso segundos.
Esta vez se sentía mucho mejor que la primera, el roce doloroso había desaparecido por completo remplazado con placer, la crema y los fluidos de su compañero ayudaron con eso.
Ross se impulsó una última vez y gruñó corriéndose en su interior, Ross lo siguió instantáneamente y dejó caer la cabeza entre sus brazos. Mills no se movió y eso le dio esperanzas de que ya se había cansado.
El pensamiento estuvo muy lejos de ser correcto, su compañero seguía en su interior completamente erecto.
Mills salió y lo colocó frente a él, Ross sonrió y dejó que se metiera entre sus piernas una vez más.
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