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Ross acarició el cabello rubio del Omega a su lado, sus labios rellenos se arquearon con una sonrisa de satisfacción, era verdaderamente hermoso. Él se despertó dejándole ver sus ojos marrones, Ross gimió y le mordió el labio inferior, aún ahora sentía los vestigios de su celo a pesar de que ayer había sido el último día.
—¿Aún tienes energía?
¿En serio estaba preguntándole eso a un Alfa a medio día de terminar su celo? Tenía tanta energía que no sabía qué hacer con ella.
—Sí, pero debemos salir de esta habitación o estaremos follando todo el día —Dorian mordió su labio inferior.
—Mmm… suena tentador, pero me temo que tienes razón.
Ross se carcajeó y le tiró una almohada a la cara.
—Omega, deja de provocarme, báñate mientras hago el desayuno —Dorian hizo un lindo puchero que Ross no pudo evitar besar.
—Bien, aún me debes un aniversario.
—Lo sé, no lo olvidé, esta noche celebraremos, ¿vale?
—Está bien, ahora vete.
Ross hizo el desayuno y ambos comieron con tranquilidad, el rubio le dio un beso antes de irse y luego de darse un baño se vistió y fue a casa de sus padres. Ellos aún dormían, así que se infiltró en la habitación de Kyle, él refunfuñó por un buen tiempo hasta que cedió a abrazarlo, Kyle olfateó e hizo una mueca.
—Hueles a ese Omega —Ross torció los ojos.
—Llevamos juntos un año y aún no te acostumbras.
—Porque no es tu compañero, no deberías…
—Ya calla, no siempre encuentras a tu compañero y él me gusta.
—Has lo que quieras —replicó Kyle mientras se acurrucaba para seguir durmiendo.
Luego de dormir un rato con Kyle Ross se fue a hacer su trabajo, hoy le tocaba un encargo fácil, por lo que no demoró demasiado y tuvo tiempo suficiente para prepararlo todo. Dorian llegó cuando la mitad de las velas se habían derretido y apestaba fuertemente a Alfa con una clara advertencia de “Es mío” Ross lo miró en shock y él tuvo la descendencia de sonrojarse.
—Encontré a mi Alfa —el hecho estaba bastante claro, ni siquiera hacía falta decirlo en voz alta.
—Ya…
—¿No vas a felicitarme? —Ross cerró los ojos por un momento y suspiró.
—¿Por qué debería hacer algo como eso? Estaba esperando por ti para celebrar nuestro aniversario, no hay forma de que me alegre por esto.
—Pero sabes que no somos compañeros.
—Por supuesto que lo sé, ahora vete con tu compañero, Dorian y sé muy feliz con él, pero no me pidas que te felicite —Dorian suspiró.
—Está bien, lo siento.
—Todo bien —murmuró.
Ross se quedó en la puerta hasta que ya no pudo verlo y entró de nuevo. Caminó a la mesa y apagó las velas, todo el esfuerzo fue en vano, pero de todas formas no podía hacer nada, tu compañero era sagrado.
Ross no tuvo tiempo de deprimirse, simplemente trabajó hasta el cansancio, sin embargo, dos meses más tarde volvió a ver a Dorian. No era el Omega que había conocido, su pelo rubio brillante se veía bastante opaco, sus ojos marrones ya no eran aquellos que lo miraban con cariño.
Ross incluso tuvo miedo de acercarse.
—Ross, ¿qué tal todo?
—Bien, ¿cómo te va con tu Alfa?
Dorian sonrió, pero esto parecía tan fingido que dolía verlo.
—Ah, me va realmente bien, espero que pronto encuentres a tu compañero.
—Gracias.
Esa fue la última conversación que tuvo con el Omega, dos días después estaba asistiendo a su funeral. El Alfa de Dorian no era tan bueno como todos creían, incluso lo había obligado a un enlace, lo golpeaba y le exigía descendencia. Ross pensó que una vez fuera de este ciclo Dorian se recuperaría, sin embargo, murió de tristeza dos días después del asesinato de ese Alfa.
¿De qué sirvió?
¿Por qué tenía que morir por un estúpido lazo que no valía la pena?
¿Sólo porque lo tenía? Eso no tenía sentido.
¿Eran realmente necesarios los compañeros?
Ross concluyó que no mientras veía descender el ataúd y cubrirse con tierra.
No valía la pena algo como esto.
……
Ross estaba un poco nervioso de estar acostumbrándose a su compañero, le encantaba la compañía de Mills, lo cual no era sorprendente. Le acarició la mejilla con miedo de hacerlo despertar, pero Mills ni siquiera se movió, Malik se sentó en la cama y los miró con atención.
—Haces que papá esté triste —Ross colocó un mechón de pelo detrás de su oreja y luego miró a Malik.
—Lo sé, lo siento.
—¿No lo quieres? —preguntó preocupado, Ross se carcajeó mientras le hacía cosquillas.
—¿Qué puede saber una cría de cuatro meses?
—No soy tan pequeño —replicó Malik entre risas, Ross dejó su tortura y lo miró.
—Lo eres.
—Papá te quiere mucho —Ross suspiró y miró a Mills dormir plácidamente, era extraño que no hubiese despertado a pesar de todo el ruido.
—Lo sé y yo a él, pero…
—¿Pero?
Ross miró a su hijo con una ceja arqueada.
—Pero nada, son cosas de adultos, preocúpate por jugar, de esto nos encargamos tu padre y yo.
—Muy bien, pero no se demoren —replicó con orgullo.
—Bien, debo irme a trabajar, cuida de él, ¿vale?
—Siempre lo hago — Ross dejó un beso sobre su frente y luego hizo lo mismo con Mills.
—Lo sé, te quiero.
—Yo también te quiero.
—Nos vemos en la tarde.
—Ujum.
Ross trabajó realmente lo más rápido que pudo para volver con ellos.
……
Mills no se sorprendió al despertar solo en la cama de Malik, Ross debió irse a trabajar hacía horas, el cambiante había heredado el negocio familiar de cazar lobos que iban en contra de la ley.
A Mills no le gustaba el trabajo, hizo a Ross demasiado temerario, mucho más cuando él estaba cerca y el lobo se empeñaba en que él fuese a rescatarlo como la última vez. Era como si estuviese probando que tanto aguantaba antes de marcharse.
Mills no se iría con tanta facilidad, si algo tenía era paciencia después de esperar a su compañero durante más de un milenio.
Malik se acercó por la esquina contraria de la cama y colocó sus brazos sobre el colchón de forma cruzada, luego apoyó su cabeza en un gesto lindo.
—¿Desde cuándo se fue Ross?
—Hace un tiempo ya, no deberías dormir tanto —Mills sonrió.
—Lo sé, cariño, simplemente estaba cansado —murmuró levantándose de la cama, lo cual no era cierto del todo, perdió un poco de resistencia luego de gestar al huevo, suponía que en unos años estaría bien como siempre.
—Papá Ross se despidió de mí, dejó un beso en tu frente y dijo que cuidara de ti.
Mills se sorprendió por las dos de las cosas que su hijo acababa de mencionar. Una que su hijo llamó papá a Ross, la segunda es que dejara un beso en su frente sin que lo notara siquiera, parecía que estaba peor de lo que pensaba.
—¿Lo llamaste papá?
—No frente a él —dijo con las mejillas rojas.
—¿Por qué no?
—¿Crees que le guste?
—Sí, le encantará, puedes hacerlo.
—¿Podemos jugar? —Mills apretó la mandíbula, aquí venían los inconvenientes de no estar rodeado de cambiantes de su misma especie.
—¿Con lo de ayer no fue suficiente?
—Yo…
—Está bien, jug… —Mills frunció el ceño ante los toques en su puerta—. Jugaremos más tarde ¿vale?
Malik asistió y Mills fue a la puerta.
—¿Qué hacen aquí? —murmuró con sorpresa mientras veía a Milo, Ritz y Kyle entrar a su casa sin pedir permiso siquiera, tres cachorros entraron corriendo detrás de ellos y se pusieron a retozar.
—Lo siento por eso, no quieren alejarse mucho de mí —dijo Ritz con una sonrisa, Mills tomó a uno de los cachorros que se había prendido en su pantalón, Price era idéntico a Ritz tanto en su forma lobuna como humana.
—¿Qué hacen aquí?
—Vinimos a visitar a Malik, ¿estuvo mal?
Price se acurrucó en sus brazos y comenzó a dormitar, eso también era una maña, Orión lo malcriaba demasiado
—En absoluto, pueden hacerlo, después de todo son familia —murmuró mirando a Malik, el pobre se había escondido detrás de un asiento, el cual no hacía mucho por ocultarlo.
Malik se acercó con las mejillas enrojecidas.
—Hola, Malik, soy el padre de Ross, tu abuelo —dijo Milo extendiendo su mano, Malik ladeó la cabeza y tomó su mano.
—¿Abuelo?
—Sí.
—¿Y qué hacen los abuelos? —Kyle se carcajeó ligeramente.
—Los abuelos te dejan hacer cosas divertidas, juegan contigo.
—¿En serio? —preguntó con interés.
—Sí.
—¿Por qué estás tan grande?
Kyle tocó su barriga crecida y le sonrió.
—Oh, estoy esperando cachorros —los ojos de Malik brillaron mirando hacia su vientre—. ¿Quieres tocar?
—¿Puedo?
—Sí, préstame tu mano —Malik extendió su mano y Kyle la colocó sobre su vientre, estaba realmente alucinando, luego se alejó y miró con terror escondiéndose detrás de su pierna.
—¿Qué fue eso?
—Está bien, los cachorros se movieron, les gustó tu compañía.
Malik pareció darse cuenta finalmente de las otras tres figuras en la casa cuando dos de ellos derribaron un jarrón, la cría Dragón palideció y miró a su padre, el cachorro que antes dormía en el cobijo de sus brazos se dejó ver haciéndolo llorar.
Mills se carcajeó sin que su hijo lo notara y dejó al cachorro con Ritz, luego se agachó a su nivel.
—¿Por qué lloras? Son cachorros, ¿no son bonitos? —Malik miró al cachorro que lo miraba con atención desde las piernas de Ritz y pareció interesarse.
—Sí, ¿puedo jugar con ellos?
Ritz dejó al cachorro en el suelo.
—Adelante.
—Malik, nada de ir a tu forma animal, ni exhales fuego, eso les haría daño.
—Lo sé, no soy tonto —replicó corriendo tras los cachorros, Mills se sentó frente a ellos.
—¿Y bien?
—Es cierto que sólo vinimos a verlo, es muy parecido a Ross.
—Es su hijo —dijo con un gruñido, los tres sonrieron.
—No lo dudamos, el parecido y el vínculo es innegable.
—¿Cómo pudiste tenerlo?
—Los dragones no tenemos rango, en caso de que nuestra pareja fuese un macho podríamos adaptarnos y tener crías, pero no sabía que funcionaba con especies distintas.
—Papá —lloriqueó Malik tapándose los oídos, los lobos miraron curiosos, Mills se puso de pie escuchando la llamada de auxilio, se escuchaba realmente doloroso—. Has algo, no se detiene.
Mills miró hacia sus acompañantes.
—¿Pueden quedarse con Malik? Necesito comprobar algo.
—Adelante.
—Papá… —lloriqueó Malik.
—No me sigas —gruñó corriendo, Mills llamó a su forma animal y voló hacia la llamada de auxilio, si no recordaba mal conocía a ese Dragón.
Sin embargo, el llanto cesó.
Mills se detuvo al ver al Dragón en cuestión en suelo, su cabeza atravesada por una lanza haciéndolo trastabillar, llevaba seiscientos años sin verlo y la situación no era la ideal.
Mills intentó irse, ya no había remedio, pero cayó cuando una flecha atravesó su ala, lo cual era realmente extraño, sus alas eran demasiado duras para conseguir algo así con tanta precisión.
Miró abajo durante su caída y se sorprendió al ver diez cambia-formas lobo, Mills gruñó debido al impacto, sus garras arañaron el suelo y fulminó con la mirada a esos idiotas.
La verdad es que no podía hacer nada a parte de escapar, sin embargo, una red fue colocada encima de él, Mills no pudo moverla no importa qué.
—Deberías calmarte, no podrás romperla, la red y las flechas están hechas con escamas y dientes de los tuyos.
Mills se paralizó, muchos hermanos se fueron del nido y todo este tiempo intentó localizarlos, una sorpresa saber que los mismos cambia-formas lobo que debían estar a favor de ellos los habían estado cazando.
Increíblemente Mills no se sorprendía.
Gritó cuando un filoso cuchillo se enterró alrededor de una de sus escamas arrancándola, los cambiantes admiraron su escama con una sonrisa llena de colmillos y ambición.
—Tienes un color bastante atípico, cobraremos mucho por ti.
Mills se removió y exhaló una llamarada intentando asustarlos, no es que pudiese hacer mucho con la limitación que se puso a sí mismo.
Fue peligroso, pero nunca esperó tener a los cambiantes lobo de enemigos.
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