12🔥

Ross llevó a Malik a la habitación y lo acostó ahí, el pequeño suspiró y se colocó boca abajo, luego de dejar un beso en su frente volvió a la sala de estar.

Mills estaba realmente enojado mirando a su visita, el Dragón al que no conocía parecía no importarle, sin embargo, Yael sí que estaba preocupado.

—No estoy entendiendo nada ¿Quién es este Dragón? —murmuró mirando al Dragón de cabello blanco, Mills negó y lo miró.

—Lyle es nuestro Dragón líder, viene siendo lo mismo que es Orión para ustedes.

—Mucho gusto en conocerte —dijo el contrario asintiendo, Ross respondió al gesto.

—Igual, ¿y cómo es que está aquí? Sin que te ofendas.

Lyle se encogió de hombros.

—Está bien, sólo vine a ver a tu compañero —Mills gruñó dejando ver su inconformidad.

—Siento decirte esto, pero no eres de mi agrado y lo sabes, por eso pregunté qué haces aquí —Lyle miró a Yael y luego a Mills.

—Tu hermano me pidió un favor y aquí estoy.

—¿Ahora haces todo lo que quiera mi hermano? ¿Dejaste de ser el líder?

—¡Mills! —gruñó Yael levantándose de su asiento, Lyle lo agarró de la muñeca haciendo que Mills frunciera en ceño.

—Está bien —murmuró Lyle haciéndole una seña, luego miró a Mills—. Desgraciadamente aún soy el líder, sin embargo… —Lyle ladeó la cabeza y bajó un poco su camisa mostrándole el cuello, una marca reciente yacía ahí, Mills perdió el aliento—, ahora soy el compañero de tu hermano.

Mills se puso de pie.

—¿Se han vuelto locos? Sé que tú no tienes compañero ya —dijo refiriéndose a Lyle—, pero mi hermano es una historia distinta.

Lyle suspiró.

—El compañero de tu hermano está muerto.

—¿Mataste al compañero de Yael?

Ross comenzaba a preocuparse, la hostilidad que tenía Mills hacia este Dragón no era nada normal.

—¿Quién te crees que soy?

—Sé de lo que eres capaz —Yael por fin se metió en la discusión, sus ojos dorados salieron a la superficie.

—Ya basta, Mills, fui yo quien lo hizo.

Mills volvió a sentarse en estado de shock.

—No puedes decirlo en serio, ¿cómo es que puedes estar vivo después de eso? —Yael miró hacia la pared y apretó la mandíbula.

—Ya no importa, todo está bien.

—No hay nada bien, te enlazaste con él.

—¿Cuál es el problema conmigo? —preguntó Lyle con una ceja arqueada, Mills pretendía responder hasta que Yael le dio una mirada significativa.

—No respondas.

—Bien…

—Lo traje aquí para que te ayudara, no para esto, nuestro enlace no es un tema discutible.

—Has cometido un error.

—Probablemente, pero volvería a hacerlo.

—Vale, no lo mencionaré otra vez, pero lo trajiste por gusto, él no puede ayudarme, nadie puede ayudarme, esto es un maldito problema físico, no puede devolverme las alas.

—Eso es cierto, pero…

—Bien, problema resuelto, ya pueden irse —Yael gruñó y se puso de cruzó de brazos en el medio de la sala.

—No me iré de aquí hasta arreglar esto.

Ross no pudo aguantar ni un minuto más y se obligó a preguntar, por lo menos quería entender algo de la conversación.

—¿Qué es lo que están tratando de arreglar? —Lyle cabeceó hacia Mills.

—Su cabeza.

—No hay nada malo con mi cabeza.

—Esos pensamientos no son normales —replicó, Mills lo miró con molestia, Ross lo comprendía después de todo sus tíos tenían la misma habilidad de meterse en tu cabeza y ni siquiera lo hacían a propósito.

—No hagas eso.

Lyle lo miró.

—Puedes considerar que tu compañero tiene una depresión permanente, por lo que tarde o temprano hará una locura.

—¿Depresión?

—¿No le contaste que tan difícil es resistirse a tu instinto? Ahora mismo estás con esas ideas en tu cabeza y eso es permanente, al final podrías acabar desgarrándote el cuello.

—No haré algo así —gruñó.

Ross ignoró la obvia pelea que se formaría entre ellos y preguntó sobre el tema.

—¿Cómo puedes evitarlo?

—¡¡Ross!!

—Puedo disminuir la conexión que tiene con su Dragón y hacer la de ustedes más fuerte —los ojos de Mills se iluminaron con el dorado de su Dragón.

—Definitivamente no, de ninguna manera.

Ross arqueó una ceja.

—¿Por qué no? Si puede arreglar el problema no veo…

—Eso te pondría en peligro a ti también.

—No lo entiendo.

Lyle suspiró.

—Siempre hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que si muere un compañero lo siga el otro, haciendo esto sería prácticamente un cien por ciento.

—Por lo que no te dejaré hacer algo como eso, ¡si en algún momento llegase a perder la cabeza podría matarnos a los dos! —Lyle negó torciendo los ojos.

—Hacer el vínculo más fuerte evitaría eso.

—No.

—¿Quieres que esa cría crezca sin ti?

—Mejor sin mí que sin los dos.

—Eres tan testarudo como Yael —refunfuñó Lyle infantilmente, Mills se encogió de hombros.

—Somos hermanos. 

—Mills, esto puede ser la solución a todo.

—Puede ser incluso peor.

— Haciéndolo tendrías una estabilidad emocional más fuerte, yo estaría anulando tu lado Dragón, los pensamientos se irán, Mills.

En general no sonaba nada mal, Mills al final no terminaría haciéndose daño gracias a la conexión y Malik tendría a sus dos padres. Ross no tenía que pensarlo tanto.

—Estoy de acuerdo en hacerlo.

—Yo no, podría no funcionar —replicó Mills obstinadamente, Ross lo miró.

—Funcionará.

—¿Y bien?

—No lo sé.

……

Mills no estaba conforme con esto, al menos esperaba que funcionase o estaría condenando a Ross a la muerte. Se puso de pie frente a Lyle y este hizo lo mismo, Yael retrocedió dándoles espacio, pero se quedó lo suficientemente cerca.

Lyle suspiró y estiró una mano para tocarlo, Mills retrocedió un poco incómodo con el gesto, sin embargo, cedió al toque en su mejilla finalmente. La otra mano de Lyle fue a la mejilla de Ross poniéndolo nervioso, si esto no funcionaba estarían en problemas.

—Funcionará, ahora deja de pensar en ello y déjame concentrarme —replicó Lyle, sus ojos azules pronto fueron dorados y pequeñas escamas blancas aparecieron en su rostro.

Mills jadeó cuando esos ojos dorados lo envolvieron y lo llevaron a un lugar desconocido. La oscuridad lo rodeó e intentó salir de ella caminando, pronto estuvo al aire libre en la colina que tanto le gustaba a su hijo, un pequeño Dragón azul con negro revoloteaba en el cielo junto a uno que parecía ser su réplica, pero mucho más grande.

El pecho de Mills dolió con el reconocimiento de que eso era ya un absurdo anhelo, sus garras se alargaron inconscientemente.

Mills cerró los ojos y suspiró por un momento, luego de abrirlos nuevamente sólo estaba Malik en el cielo, él en su forma humana junto a Ross sentado sobre un mantel como las últimas veces, ambos sonreían viendo a la cría revolotear con felicidad.

Quizás era un recuerdo, pero Malik se veía más grande.

No es un recuerdo, Mills, es tu futuro. Ahora cierra los ojos y aférrate a tu conexión con Ross, esto dolerá por un momento.

Mills tragó y luego cerró los ojos para concentrarse mejor, buscó su conexión y tensó el hilo envuelto en fuego que la representaba, parecía sin resistencia alguna, sin embargo, era moldeable y bastante rígido a la misma vez.

Ross lo reconfortó a través del vínculo dándole fuerza y justo en ese momento Mills sintió que algo se rompía en su interior por lo que no tuvo más remedio que gritar. Dolía y era casi irresistible, Mills aguantó el hilo y lo sintió más grueso a medida que su sufrimiento empeoraba.

Luego dejó de sentir el dolor repentinamente y todo era Ross, sus sentimientos, pensamientos e incluso podía sentir lo mismo que él si se concentraba, los pensamientos de su Dragón desaparecieron, no más llanto o depresión.

Mills abrió los ojos para ver a Lyle respirando agitadamente, su hermano lo tomó por la cintura.

—Estoy muy viejo para estas cosas —se quejó escondiendo la cabeza en el cuello de Yael, Mills arqueó una ceja, sí, claro.

—¿Y bien? ¿Funcionó? ¿Cómo te sientes? —Mills miró sus manos y luego a Ross.

—Estoy bien, más que bien —murmuró, Lyle sonrió.

—Te dije que funcionaría.

—No te daré las gracias.

—¡Mills!

—Está bien, sé que no lo harás, de todas formas, no lo hice por ti —Ross suspiró tendiéndole una mano.

—Yo si te daré las gracias, aunque no lo hayas hecho por él —Lyle correspondió.

—Por nada, Mills, encontraste a un buen compañero, deberías cuidarlo.

—Eso hago, ya váyanse —gruñó abriendo la puerta para ellos, Lyle salió y Mills miró a su hermano antes de que se fuese por completo —. Me debes una explicación.

Yael apretó la mandíbula y asintió antes de irse con Lyle.

—¿De verdad estás bien? —preguntó su compañero abrazándolo por la cintura, Mills se giró y dejó un pequeño beso sobre sus labios.

—Sí, ¿cómo te sientes?

—Sólo noto tus emociones con mas claridad.

Mills sonrió acariciando su rostro.

—¿Y cómo me siento?

—Estás feliz y finalmente se fue la preocupación con la que cargabas.

Mills escondió el rostro en su cuello aspirando el reconfortante aroma de su compañero.

—Odio admitirlo, pero Lyle tenía razón, ya no tenemos que preocuparnos, la conexión con mi Dragón prácticamente no existe, pero supongo que así es mejor.

Ross le acarició el pelo y le dejó un cariñoso beso.

—Nos tienes a Malik y a mí.

—Lo sé, por eso te amo, Ross — dijo mirándolo a los ojos, Ross suspiró.

—¿No te arrepientes de haberte ido de tu nido por venir a mí?

Mills lo agarró de la nuca y lo besó, Ross gimió y abrió su boca para darle paso, recorrió el interior y una vez satisfecho se separó mordiéndole el labio inferior.

—Eso nunca, pude conocerte, tuve a Malik y aunque te resististe finalmente cediste, ni el dolor ni nada de lo que pasó hará que me arrepienta de lo mejor que pudo pasarme en mil seiscientos años.

Ross le sonrió prácticamente con lágrimas en los ojos.

—Yo también te amo.

—¿Umm? ¿Pasó algo?

Mills se giró para ver a su pequeña cría, Malik se restregaba los ojos con insistencia, el color verde de sus ojos apenas se veía del sueño que tenía.

—¿No estabas dormido?

—Me despertaron con tanto ruido —replicó haciendo un puchero, Mills se alejó de Ross y se acercó a Malik.

—¿De verdad? Lo siento, debes estar cansado.

—No, estoy bien, los extrañé.

—Nosotros también a ti, ven aquí —murmuró abriendo los brazos, Malik no lo pensó y se tiró en sus brazos—. Te quiero.

—Yo igual, ¿puedo dormir con ustedes?

Mills lo levantó y dejó un beso en su mejilla.

—Sí, ¿vamos?

—Mmm… sí.

Ross organizó la cama en lo que él lo llevaba a la habitación, Mills lo dejó sobre el colchón y se acostó a su lado, Ross lo hizo del otro.

—¿Qué tal te fue con tu tío Yael? —Malik bostezó, pero se negaba a dormir.

—Es divertido, también el tío Lyle.

Mills abrió los ojos con sorpresa, nunca se hubiese imaginado al Dragón líder en esa situación.

—¿Jugaste con Lyle también?

—Sí, incluso dijo que quería tener una cría como yo —murmuró orgullosamente, Mills apagó la luz y se acurrucó con él.

—Bueno, quizás tengas un primo pronto para jugar, ahora duérmete.

—Sí, los quiero.

Malik ni siquiera pudo quedarse despierto el tiempo suficiente para escuchar la respuesta.

—Nosotros también a ti.

Ross le dejó un beso en el cabello y luego lo miró, su sonrisa no podía ser mejor. Mills por fin tenía lo que había querido, incluso mejor, además de tener a su compañero tenía una hermosa cría.

¿Arrepentirse de algo?

Nunca. De ninguna forma podría negar los lazos de fuego que lo ataban a su pequeña familia.

******
Fin

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top