10🔥

Ross despertó y no pudo evitar gemir cuando se sentó en la cama, ayer fue el último día de celo de Mills. Ross se puso de pie con dificultad, cada parte de su cuerpo dolía, estaba cubierto de semen, sangre, marcas y mordidas, gracias a Dios pudo manipular a su compañero algunas ocasiones para darse un baño o estaría peor.

Desgraciadamente la comida no estuvo incluida, Ross no había comido nada los últimos días, moría de hambre. Se bañó lo más rápido que podía y fue a la cocina, su compañero no estaba alrededor y eso lo hizo fruncir el ceño.

—Mills —llamó, no hubo respuesta.

Ross preparó algo rápido de comer y lo tragó de la misma forma, necesitaba encontrar a Mills. Su compañero debió verlo con este aspecto y ahora probablemente estaba asustado.

Ross se puso un pantalón y una camisa manga larga, era lo más cubierto que tenía y aún así no lo cubría del todo. Caminó a la mansión y tocó, fue Malik quien lo recibió y apenas le vio se tiró encima suyo con felicidad.

—¿Me extrañaste? —Malik lo miró con sus grandes ojos verdes, así que Ross lo cargó.

—Sí, ¿dónde está papá?

Ross dejó un beso sobre su frente.

—Podrás verlo luego, ahora soy solo yo, ¿no te gusta?

—Está bien —dijo con un puchero.

—Ross.

Ross miró a su padre y le dio un beso en la mejilla.

—Siento haberlo dejado por tanto tiempo —dijo con las mejillas rojas, Ross bajó a Malik y le sonrió—. ¿Puedes dejarme hablar un momento con tu abuelo?

—Sí.

Ross esperó a que Malik regresara a la habitación para sentarse frente a su padre.

—¿Qué pasó?

—Mills entró en celo inesperadamente —explicó, Milo arqueó una ceja.

—Lo imaginé, y ¿dónde está?

—Eso quiero saber también.

—¿Cómo pudiste perderlo?

—Me vio sin ropa —Milo hizo un gesto de confusión.

—Eso no debería provocar su huida.

—Bueno…

—Supongo que no fue un celo muy calmado —dijo su padre sacándolo del problema.

—Algo así.

—¿Qué tan mal estás?

—Eso no importa, estoy bien, estaré curado en unos días, sólo necesito saber dónde está —Milo suspiró.

—¿No tienes ninguna idea? Cuando alguien está asustado le gusta estar en un lugar seguro, busca qué lugares lo hacen sentir así.

Ross arqueó una ceja mientras pensaba, había dos posibilidades, esas eran su nido y el campo abierto al que iban con Malik, Mills ya no tenía sus alas, por lo que la primera opción era descartable. Mills le había contado que su nido quedaba justo en medio de una montaña que era difícil escalar, su compañero no se arriesgaría, por lo que sabía a donde tenía que ir.

Ross se puso de pie y le dejó un beso en la frente a su padre.

—Te amo

—¿Ya sabes dónde buscarlo?

—Sí, ¿puedo dejar a Malik unas horas más?

—Sí, me encanta mi nieto, además me ayuda con sus primos.

—Vendré más tarde, gracias.

Ross corrió a la montaña a la mayor velocidad que podía, sus piernas flaqueaban en ocasiones debido al daño, jadeó una vez en la cima y buscó por todas partes. Ross empezó a caminar y se detuvo al notar a Mills sobre la hierba, colocó sus pies cerca de la cabeza y lo miró.

—No fue educado dejarme de esa forma —Mills se sentó y lo miró con sorpresa.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a buscarte —murmuró sentándose a su lado, Ross ignoró el encogimiento de su compañero cuando se acercó.

—No entiendo por qué.

—¿Qué pasa contigo? ¿Por qué te fuiste?

—¿Todavía tienes que preguntarlo? Mira tú estado, te hice daño, Ross.

Ross negó.

—Dejé que lo hicieras, adem…

Las garras de Mills se extendieron, sus ojos salieron a la superficie.

—¿Dejaste que lo hiciera, tenías opción siquiera?

—¿Recuerdas algo?

—Sólo fragmentos —dijo con un gruñido.

—No te arrepientas por lo que pasó, puedo asegurarte que disfruté cada cosa que hiciste.

—Así no es como lo recuerdo —Ross se encogió de hombros.

—No puedo decir que el principio fue completamente agradable, pero me las arreglé.

—Aléjate de mí, grita que soy un monstruo, no me mires así —Ross colocó las manos sobre sus mejillas.

—¿Por qué quieres que haga algo así? No lo haré, Mills. 

—Eres un idiota —replicó, Ross besó sus labios.

—Lo sé, y tú también lo sabes, estuve negándome mucho tiempo a ti, no te alejaré de nuevo.

Mills pareció relajarse otra vez.

—¿Viste a Malik? Tienes su aroma —Mills escondió la cabeza en su cuello, Ross le acarició el pelo.

—Sí, preguntó por ti —Mills gimió olisqueándolo de nuevo.

—A penas desperté me escapé, así que no lo vi.

—Te extraña mucho.

—Y yo a él —murmuró, Mills se alejó viendo los moretones en su cuello.

—No te preocupes por las marcas, Mills, estoy bien, van a curarse pronto —Mills apretó la mandíbula.

—Te hice daño, Ross —Ross besó la parte superior de su cabeza.

—Ya te dije que lo disfruté, ¿o no recuerdas eso?

—Lo recuerdo —dijo con un pequeño bufido, Ross sonrió de medio lado.

—¿Entonces cuál es el problema?

—Tengo miedo por ti, porque la próxima puede ser peor —Ross se encogió de hombros importándole poco.

—Estaremos bien, no me iré cuando estés en tu celo, es cuando más me necesitas.

—No tienes remedio, eres un cachorro demasiado tonto.

—Lo sé, pero así me quieres.

Mills sonrió enseñando sus colmillos.

—Te amo, lobo caprichoso.

Ross se sintió mal de repente, había rechazado a este Dragón por muchos meses, lo hizo sufrir jugando con él y fue absolutamente difícil con él.

—Lo siento.

—No importa, ahora estamos juntos —murmuró Mills dejando un beso en sus labios.

……

Mills levantó la cabeza y arqueó una ceja, un característico aroma llegó a su nariz y eso lo hizo ponerse nervioso. Ross lo miró curioso, un cambiante lobo nunca sería capaz de detectar a un Dragón no importa qué.

—¿Está Orión en la mansión? —preguntó Mills poniéndose de pie, Ross elevó los hombros.

—No lo sé, eso creo.

—Necesitamos llegar —esta vez Ross no demoró en levantarse también.

—¿Por qué?

—Porque hay varios cambiaformas Dragón cerca —Ross, quien no sabía nada sobre dragones lo miró sin comprender.

—¿Eso es malo?

—Lo es si están cerca de Malik.

—Vamos allí entonces —gruñó Ross, Mills colocó la mano en su hombro.

—Ve a tu forma lobo y adelántate, estaré ahí en unos minutos.

Ross hizo exactamente lo que le pidió y echó a correr, Mills corrió en su forma humana, su compañero sería más rápido que él y si había algún tipo de problema él podría hacer un poco de tiempo en lo que llegaba.

Mills se quedó de piedra cuando llegó.

Yael estaba de pie, junto con tres dragones más, Orión estaba en el lado contrario, detrás del lobo estaba Ross protegiendo a Malik, su hijo se aferraba fuertemente al gran lobo canela.

Mills caminó hasta allí y miró a Yael enojado, no se suponía que este idiota estuviese aquí.

—¿Qué haces? —gruñó.

Yael suspiró.

—¿Tuviste una cría? —Mills se puso frente a Ross y Malik a propósito, estaba enojado con este Dragón después de su última conversación.

—Olvida eso, ¿a qué viniste?

Yael se peinó su oscuro cabello hacia atrás, cualquiera que los viera podía decir que eran familia, Yael fue el primer huevo según su madre, Mills siempre estuvo tras él, pero ya no.

—Mills…

—No dejaré que Malik vaya al nido, de ninguna manera —los ojos de Yael cambiaron a los del animal, Mills no quería pelear con él, estaría en obvia desventaja sin sus alas.

—Deberías dejarlo convivir con su especie.

—Se criará con sus padres, una vez crezca y quiera ir al nido por su propia voluntad irá, mientras no.

—¿De verdad nos odias?

—No me dejaron salir del nido hasta hace poco —gruñó, sin embargo, Mills no lo odiaba, sabía que Yael lo hizo todo por su bien, luego de que mataran a su madre.

—Estábamos protegiéndote, estaba protegiéndote —rectificó colocando una mano en su pecho.

Mills resopló.

—Eso es una estupidez, sabes muy bien que no estamos a salvo en el nido, terminamos matándonos entre nosotros.

—Lo sé, por eso hablé con el Dragón líder.

Mills dio un paso al frente y jaló a Yael de su camisa, los dragones guardianes no se movieron reconociendo el vínculo entre ellos.

—¿Qué hiciste qué?

—Nos ha permitió venir —Mills negó, ese estúpido Dragón jamás aceptaría algo como eso.

—Eso es imposible.

—Quiere dejar de esconderse y nosotros velaremos que eso no sea peligroso —Mills suspiró, nadie como Yael para convencer al Dragón líder de salir, su hermano siempre fue especial para él.

—Entiendo, pero ¿por qué venir aquí?

—Encontramos el cadáver de un Dragón, más bien, lo olimos, está cerca, así que me gustaría que me explicaras eso, ¿aún es un riesgo salir? ¿Los humanos han…?

—Está vez no fueron los humanos —Mills hizo una mueca y suspiró—. Fueron cambiantes lobo exilados, no concomitaban con ninguna manada.

Yael ladeó la cabeza mirando a los lobos, los cambiantes se erizaron dando a conocer que pelearían si era necesario. 

—Entonces, ¿no fue esta manada?

—No, ellos me salvaron, podéis salir del nido, no digo que sea seguro, sin embargo, el nido tampoco es seguro ya y creo que empiezan a darse cuenta —Yael asintió y miró al pequeño Malik escondido detrás de Ross.

—¿Puedo conocer a tu hijo?

—¿Por qué?

Yael sonrió de medio lado.

—Es mi sobrino no importa qué.

—Pensé que habías dicho que seríamos simples desconocidos —Mills gruñó, aunque su voz se quebró un poco mientras lo hacía.

—¿Vas a recordármelo?

—Sí, porque sabes que dolió

—Lo sé, así que perdóname —murmuró agarrándolo de la nuca y escondiendo la cabeza en su cuello.

Mills no podía resistirse a su hermano, habían estado juntos toda una vida.

—Está bien —suspiró alejándose de él, luego miró hacia Ross—. Ross, no hay peligro ¿puedes traer a Malik?

Los cambiantes lobos comenzaron a dispersarse al ver que no había problema, Ross caminó lentamente ya que Malik estaba aferrado a él, el pequeño dragón agarró con más fuerza el cuello de Ross cuando estuvo cerca de Yael.

—Ross, Malik, él es mi hermano Yael, él es Ross, mi compañero y mi hijo, Malik —Malik lo miró con sus ojos muy abiertos.

—¿Tengo otro tío?

—Sí.

—No me gusta —dijo con un gruñido, Mills se agachó frente a él y le sonrió.

—¿Sabes que es lo bueno de este tío? —Malik negó efusivamente—. Este tío puede jugar contigo en el aire, es muy divertido, yo le enseñé todo lo que sabe.

—¿De verdad?

—Sí, te lo prometo —Yael estrechó los ojos ante sus palabras, pero no dijo nada, en cambio se arrodilló y le sonrió a Malik.

—¿Quieres que vayamos ahora mismo?

—¿Puedo? —dijo mirando hacia él, Mills asintió y luego miró a su hermano.

—Si le pasa algo…

Yael lo detuvo apuntándolo con un dedo.

—No necesitas amenazarme, ¿pero por qué no vienes con nosotros?

—Papá ya no puede volar, ya no tiene alas debido a esas personas malas.

Malik fue quien respondió la pregunta dejando salir un poco de su Dragón, Yael lo miró con sorpresa.

—¿Qué has…?

—Por favor, no me preguntes.

—¿Cómo es que estás vivo después de eso? —Ross gruñó ante la pregunta, Yael arqueó las cejas mirando hacia su compañero—. No me malentiendas, estoy feliz de que esté vivo, sólo sorprendido, el instinto de un Dragón sin alas es…

—No termines la oración —gruñó Mills.

—No le dijiste que tan mala es la situación —murmuró Yael sorprendido, Mills apretó la mandíbula cuando su compañero lo miró.

—Vete con Malik, lo quiero aquí antes de que anochezca.

—Nos iremos ahora, pero hablaremos más tarde.

—Sí, ya vete —gruñó.

Yael se convirtió en un gran Dragón parecido a él, Malik no esperó demasiado para seguirle y tomar vuelo.

Mills hizo una mueca cuando su compañero volvió a su forma humana y lo fulminó con la mirada.

—Ahora vas a explicarme de qué estaba hablando tu hermano.

Mills suspiró y enfrentó a su compañero.

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