8🍃

Preston abrazó a su prima Amie en cuanto cruzó la puerta, la Alfa era la única hembra entre los hijos de su tío Marcus.

La chica tenía hermosos ojos verdes y pelo rubio, era más alta que él, lo que siempre lo dejaba con un poco de complejo, pero no todo podía ser perfecto.

Kyle lo jaló de la oreja haciendo que se separaran, era el único Omega de la camada y bastante extrovertido, con la figura de su padre Alfa a excepción de los ojos verdes.

Ross lo abrazó también luego de saludar a su hermano, el Alfa era muy parecido a su padre Omega, cabello castaño y ojos verdes igual que los demás, lo que era el rasgo común entre ellos, porque eran tan diferentes que casi alarmaba verles.

—Mark dijo que tienes compañero —murmuró la Alfa rebotando de alegría, los otros dos miraron alrededor con algo de curiosidad.

—Está fuera, vendrá más tarde.

—¿Cómo es? —preguntó Ross mirándole fijamente.

—Es un mago —los tres jadearon al unísono, sus padres miraron hacia allí entrecerrando los ojos.

—¿Todo bien? — preguntó Marcus con cautela, Kyle apuntó a Preston.

—El compañero de Preston es un mago.

—¿En serio? ¿Y dónde está? —la mirada de Marcus se parecía tanto a la de Orión que lo hizo estremecer.

—Aquí —Erwan caminó hacia ellos y se detuvo al lado de Preston, Marcus sonrió de medio lado mirándolo de arriba abajo.

—Orión debe haberse puesto todo arrogante para saber quién era más poderoso.

—Lo hizo y obviamente soy yo —murmuró su compañero con insolencia, Preston rió al ver a Orión caminar desde la cocina como si hubiese sido invocado.

—¿Perdón? ¿Creo que escuché que eras más poderoso?

—Debes haberlo imaginado —dijo Erwan con una sonrisa inocente, Preston se alegraba de que al menos se llevasen bien.

—No lleva marca —le murmuró Ross, Preston se encogió de hombros.

—No, pero pronto lo haré.

—Mmm… tu mago huele bien — murmuró pasando un brazo alrededor del mago y olisqueándolo, el gruñido de Preston retumbó en todo el salón.

—Ross, aléjate de él.

—Venga ya, no voy a robártelo.

—No tengo miedo de eso, no quiero tu aroma en él —gruñó jalando a Erwan cerca de él, el mago lo miró con reprimenda.

—Preston.

Preston suspiró y procedió a presentarlos.

—Él es Erwan, Erwan, ellos son mis primos, Amie, Kyle y el idiota es Ross. Ellos son mis tíos, Milo y Marcus —Erwan les sonrió.

—Un gusto conocerlos.

—¿Qué son todos esos patrones? —preguntó Kyle apuntando a sus brazos.

—Esos patrones te dicen que tan poderoso es un mago.

—¿Naciste con ellos?

—Sí.

—¿Puedes mostrarnos algo de magia? Por favor —pidió Amie haciendo un puchero, eso la hizo ver más terrorífica que tierna, pero Erwan cedió de todas formas.

—Bueno… no puedo hacer desaparecer una moneda, pero puedo hacer esto —musitó extendiendo una palma hacia arriba y creando una pequeña llama que se extinguió en unos segundos.

—Oh, tío, ¿es una broma? Eso es mejor que lo de la moneda.

—Me gusta tu compañero, deberías marcarle. ¿Qué esperas? —dijo Ross, Preston se encogió de hombros.

—Necesitamos tiempo.

—¿En serio? ¿Cuánto se conocen? Creo que ya son como dos semanas. ¿Algo te lo impide? Porque si es así, yo…

—No te atrevas a tocarle un solo pelo —gruñó, Ross se carcajeó.

—Oh, eres muy posesivo.

—Ross, deja de molestar —amonestó Milo con una ceja arqueada, Ross suspiró.

—Muy bien, fue divertido mientras duró.

—¿Jugamos un partido?

—Vayan a cambiarse, iré a traer la pelota —Mark fue al garaje y los demás subieron, Preston jaló a Erwan hacia su habitación y lo empujó a la cama.

—¿Qué pasa contigo?

—Nada —Preston se colocó a horcajadas sobre él y comenzó a dejar besos sobre su cuello, Erwan rió.

—¿Estas marcándome con tu olor, cachorro?

—Sí, ¿te molesta?

—¿Alguna razón en especial?

—Sí, porque eres mío —lamió sacándole un pequeño gemido a su compañero.

—Eres un cachorro muy celoso, no le gusto a tu primo, lo hizo para molestarte —Oh, Preston lo sabía y lo haría arrepentirse por la bromita.

—Lo sé, pero creo que es hora de que lleves mi marca.

—¿Dolerá? —acarició en la unión del cuello y hombro donde los patrones negros se reunían y besó sus labios.

—Haré que no duela, esta noche eres mío, mago.

—Lo esperaré con ansias

—Bien, vístete, necesitamos patearles el culo a esos idiotas.

……

—¿Tienen espacio para más? —preguntó Orión caminando hacia ellos, su cara parecía la de un niño pequeño emocionado, eso le dijo que no venía por el juego.

—¿Qué hacen?

—Vinimos a jugar —Ritz bufó.

—No es cierto, tu padre quiere probar a tu chico y se autoinvitó —Orión viéndose descubierto le sonrió al mago con ternura.

—Pero a Erwan no le molesta, ¿verdad? Será un pequeño juego, Ritz y yo contra ustedes.

Ross se quejó por la obvia desventaja.

—Pero tío, ustedes son… bueno, son ustedes, por muchos de nosotros, será por gusto.

—Sólo será futbol y Erwan será de vuestro equipo. Marcus es el árbitro —luego miró a su hermano con el cejo fruncido, él y Milo estaban a un lado—.  Y por favor, no beneficies al equipo de tus hijos —dijo yéndose.

—Al menos hagan trampa disimuladamente.

Los seis asintieron a la proposición y se colocaron en sus respectivas posiciones, Kyle sería el portero, sus dos hermanos harían de defensa para intentar frenar a Orión y su padre, Mark estaba a su lado haciendo de delantero y Erwan se colocó directamente frente Orión. Eso no pareció ser una buena idea cuando Orión fue el primero en obtener el balón, pasó junto a todos ellos sin que siquiera lo divisaran y metió el balón en la portería.

Ritz torció los ojos un poco más atrás debido a su fanfarronería.

—¿Qué pasó? Pensé que estaban ahí para moverse —el mal humor llegó a la pista en forma de cuatro Alfas muy cabreados y un Omega.

Orión sonrió.

El siguiente en obtener la pelota fue Mark, él se la pasó a Preston quien fue burlado por nada más y nada menos que Ritz, su padre le ofreció una disculpa silenciosa y le pasó el balón a Orión, el segundo gol fue instantáneo.

—Pensé que mi familia podría hacer algo más que esto.

……

Erwan miró a los cansados Alfas intentar detener a Orión otra vez en vano, llevaba cuatro goles y su compañero tres en el lapso de seis minutos, vio a Orión correr otra vez hacia la portería y esta vez Erwan si se metió en el juego. Con un simple movimiento de su dedo hizo que el balón rebotara contra las manos del omega en la portería.

Todos miraron a Orión sorprendido, pero como supuso, él y Ritz fueron los únicos en darse cuenta, si Marcus lo notó no dijo nada.

Kyle le tiró el balón a su hermana y ella corrió hacia la portería, Ritz corrió hacia allí, pero Erwan lo bloqueó llegando primero, los lobos no eran los únicos con ases bajo la manga.

Eso les dio el primer gol.

—¿Cómo llegaste tan rápido? —preguntó Preston curioso, los demás también esperaban una respuesta, así que se las dio con un encogimiento de hombros.

—Magia de viento, es un truco fácil.

—Eres increíble —le murmuró en el oído y dejó un pequeño beso sobre su sien.

Orión gruñó mirándolos.

—Joder con el mago, demoró mucho en reaccionar, todavía les llevamos una ventaja de seis.

Ritz pateó el balón en dirección a su compañero, Orión ni siquiera llegó a tocarlo cuando Ross llegó allí más rápido que nunca ayudado por su magia, lo robó y lo metió en la portería desprotegida.

—Ahora son cinco —dijo con una sonrisa, Orión se cabreó, pero Ritz le sonrió de medio lado.

Como se esperaba desde el principio, Orión y Ritz ganaron, pero no sin antes obtener una buena pelea por ello, el juego terminó en quince a diez. Los chicos lo felicitaron contentos por la ayuda, Erwan aprendió a mejorar las habilidades de los chicos mientras se concentrará en ello.

Hizo que la Alfa llegara más rápido a la portería para poder detener a Ritz, Mark vio a su padre acercarse y pudo robarle el balón, el Omega también detuvo algunos balones gracias a la magia y a los dos Alfas restantes los ayudó en fuerza y velocidad.

—El poder no sólo sirve para destruir —le murmuró Orión al pasar por su lado, Erwan sonrió viendo sus manos y luego miró al frente.

—Fue un buen juego — refunfuñó Ritz extendiendo su mano, Erwan la tomó con una sonrisa.

—Gracias —Ritz se alejó detrás de su compañero, junto a sus cuñados. Los chicos los siguieron al instante.

—Creo que empiezas a caerle bien.

—Cierto, creo que me gruñe menos —Preston acarició su cuello y lo miró con profundos ojos dorados.

—Bueno, empezaron con mal pie —Erwan murmuró de acuerdo mirando a todos entrar a la mansión—. Debemos darnos un baño.

—Creo que puedo arreglarlo —dijo haciendo que lloviera, en seguida estuvieron completamente mojados y Erwan besó a su cachorro, también deslizó las manos por debajo de la camiseta mojada y pellizcó sus pezones, Preston siseó mirándolo con reproche.

—¿De verdad?

—Me debes una mordida y no podremos ahí dentro.

—¿Y esperas que lo hagamos aquí donde pueden vernos?

—No pueden, me aseguré de ello, hay una barrera mágica —Preston lo agarró del pelo mojado y gruñó contra su boca.

—¿Es en serio, mago?

—Muy en serio —Preston lo besó con tanta fuerza que Erwan no pudo evitar caerse con el chico encima haciéndolos revolcarse en la hierba mojada, sus besos fueron toscos y rápidos debido a la emoción.

El cachorro mordió su labio y enganchó el colmillo en la piel, luego lamió toda la sangre, sus ojos brillaron aún más en la oscuridad de la noche reflejando toda su lujuria.

Erwan le quitó la camisa y ayudó levantando los brazos para quitarse la suya propia, el lobo no esperó demasiado para quitar todo lo sobrante de sus cuerpos dejándolos completamente expuestos a la noche y lluvia.

Preston mordisqueó su cuello y siguió bajando entre lamidas y besos, a veces arañando con sus colmillos. Erwan gimió cuando su boca se detuvo en un pezón y lo chupó expertamente, Preston dejó de atormentarlo por un segundo y luego hizo el mismo procedimiento con el contrario.

La lengua del chico recorrió sus músculos, raspó con los colmillos bebiendo del rastro de sangre, Preston parecía mucho más excitado haciendo eso, así que debía haber algún componente en la sangre de su compañero que lo ponía en ese estado. No era que Erwan se quejara, para nada.

La lengua de Preston lamió la punta llorosa de su polla y luego la deslizó en su boca de una sola vez, Erwan pudo sentir el final de su garganta en la punta, así como el gruñido que casi lo hace correrse.

Preston chupó unas cuantas veces más y llevó un dedo a su entrada, sólo cuando se dio cuenta lo miró con una sonrisa avergonzada y dejó de hacer su trabajo para desgracia de Erwan.

—No tenemos lubricante, dejémoslo para después.

—Tenemos —murmuró colocando una mano sobre la hierba, un círculo mágico pequeño apareció y cuando quitó la mano el pequeño frasco de su maleta estaba ahí.

Preston lo tomó y lo miró curioso.

—¿Cómo…?

—Los demonios no son lo único que se puede invocar en este mundo —dijo coquetamente, Preston se embadurnó los dedos, hizo que apoyara los pies en la hierba y metió un dedo lubricado en su agujero, Erwan se arqueó.

—Invocar lubricante, creo que no será la última locura que escuche de tu boca —gruñó metiendo un segundo dedo, Erwan se acomodó y abrió las piernas para él con más facilidad, su lobo lo besó como recompensa.

Preston sacó sus dedos tan de repente que Erwan los extrañó por un momento, sin embargo, Preston se empujó en su interior con una sola estocada.

Erwan se alegró de que no pudieran oírle porque el gemido fue más fuerte de lo normal, sus piernas se enredaron en su cadera y Preston apoyó los codos a cada lado de su cabeza y siguió meciéndose contra él a medida que lo besaba, lento y profundo.

Erwan le arañó la espalda deseando dejarle una marca propia, una que dijera que este lobo estaba fuera del mercado, eso pareció excitar a Preston, sus embestidas fueron esta vez mucho más fuertes y profundas, Erwan gimió sin poder hacer otra cosa que recibirle en su interior y abrazarse a su cuello.

Preston gruñó en su cuello, pero no era nada que entendiera, Erwan le mordió con tanta fuerza el labio que pudo probar su sangre, el lobo gimió lastimosamente y encajó sus colmillos en su hombro.

Erwan gritó, pero no porque el dolor era insoportable, sino por el pinchazo de placer en su columna vertebral que viajó directamente a cada nervio y cada una de sus bolas. Erwan se corrió y Preston lo siguió con un gruñido, a penas derramarse salió de su interior y se tiró de espaldas en el césped.

—Ya eres mío, mago.

Sólo que Preston no sabía que era suyo desde el instante en que le vio.

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