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Erwan se mordió el labio y miró hacia un lado ignorando su mirada, luego de escuchar a su padre sus mejillas se tornaron rojas, Preston sabía que estaba avergonzado y por ello no se atrevía a mirarle.

Todos en la sala esperaron, su padre y Erwan, ambos, parecían orgullosos de sí mismos, por lo que estaban comprobándose. Finalmente, Erwan suspiró y los miró, Preston asintió dándole a entender que no le molestaba en absoluto su pasado.

En la guerra todos hicieron cosas de las que se arrepentían.

—Muy bien, los quitaré. Necesito sacarme la ropa —murmuró viendo a Ritz, evidentemente Erwan no confiaba mucho en que Ritz no le saltara a la yugular en algún momento.

Su padre se encogió de hombros.

—Somos cambia-formas, eso no nos molesta —Preston esperaba que al menos con el tiempo lograran entenderse, después de todo serían familia.

Erwan asintió y sacó su camisa, esta cayó al suelo haciendo un charco y luego sacó su jean, el mago se quedó con el bóxer negro que se había puesto en la mañana y Preston lo agradeció internamente.

El mago sacó la primera venda de su brazo derecho dejando ver unos patrones de líneas azules en espiral ascendente, luego sacó la otra, el patrón era el mismo, pero de un color rojo.   

—¿Estás seguro de esto? —le preguntó por última vez a Orión, él asintió, así que Erwan sacó la tira del pie derecho dejando un patrón en azul casi blanco y en el otro pie era marrón.

El mago suspiró y dijo algunas palabras en latín.

Preston frunció el ceño al ver el círculo mágico que apareció en el suelo, luego, toda la piel blanca que no tenía nada de tatuajes comenzó a tenerlos. Los patrones de verde y azul se alargaron desde los hombros hasta la base del cuello, en las clavículas cambiaron a un color negro que se extendió por todo el pecho y espalda, el de las piernas también se alargó y todos se mezclaron con el negro. Era un patrón increíble y le hacía ver absoluta e innegablemente bello.

—Muéstrame algo, mago.

—Me llamo Erwan, no mago —murmuró el chico con una sonrisa sardónica.

Erwan se agachó y tocó el suelo con los ojos cerrados, varias enredaderas comenzaron a crecer donde su mano tocaba y rápidamente se extendieron por todo el lugar, algunas se enredaron en sus piernas plantándolos en el lugar. Una de ellas se enroscó por su tronco y subió y subió hasta que una de las hojas pudo dejar un pequeño toque en su nariz.

Preston debía estar volviéndose loco, pero sintió como si Erwan le diera un pequeño beso. Las plantas desaparecieron con un toque de su brazo izquierdo y dejaron un rastro de cenizas que flotó directamente hacia la ventana abierta.

—Joder, eso fue increíble —murmuró Orión, al menos era el único que podía hablar, su hermano estaba en shock, Ritz un poco alucinado buscando algún rastro de lo que había pasado realmente y él, bueno… eso no lo sabía.

—Eso es algo de lo bueno, pero por lo general mi magia no es buena, soy un arma de destrucción —a Preston no le gustó la mirada triste que dio al decir eso.

—Eso depende de dónde la uses, úsala en la manada y será algo bueno.

Erwan resopló.

—No puedo creer que sigas pensando en protegerme.

—No irás a ninguna parte mientras seas compañero de nuestro hijo —gruñó Ritz, Erwan tragó y se quedó sin palabras. Era cómico ver como enfrentaba a Orión y le temía a Ritz.

—Yo…

—Mañana volveremos a la manada, ya llevamos mucho tiempo aquí, así tendremos un cambio —murmuró Orión, Erwan negó.

—No iré.

Preston dio un paso al frente y lo miró sorprendido.

—¿Qué? ¿Vas a dejarme? — Erwan negó de nuevo y suspiró.

—Ese no es el problema aquí, no lo tomes personal, el concejo mágico me quiere y si para tenerme deben matar a toda vuestra manada, créanme, lo harán, no seré responsable de más muertes, así que no puedo ir.

—Muy bien, entonces nos quedamos —sentenció Ritz como si nada.

—¿Qué? —murmuró sorprendido, Ritz se acercó a él y lo agarró de la parte posterior del cuello, Erwan lo miró enojado. Preston no veía un buen futuro entre ellos.

—Mago, trata de alejarte de mi hijo una vez más y te ataré a su cama, ¿entendido? —Preston apretó la mandíbula conteniendo una carcajada cuando Erwan asintió con recelo.

Ritz lo soltó y luego fue hacia él, dejó un beso en su mejilla y arrastró a su compañero y Mark con él para dejarlos a solas.

—Tu padre es un matón.

—Lo sé —rió, Erwan se mordió el labio antes de hablar.

—Umm… lo siento, no sabía que éramos compañeros.

—¿Hubiese cambiado algo que lo supieras? —Erwan se peinó hacia atrás con nerviosismo.

—Probablemente no, soy un idiota, desde siempre. ¿No te asusta lo que soy?

—No, eso también haría que le temiese a mis padres.

—Soy justo como me conociste, Preston —dijo con la voz gruesa, Preston hizo una mueca de confusión.

—¿A qué te refieres?

—Tengo muchísimos defectos, me ofrecí a tí el mismo día de conocernos —Preston se acercó y acarició su mejilla, el mago dejó salir un suspiro.

—Mientras sólo te ofrezcas a mí a partir de ahora estoy satisfecho. Tampoco soy un santo.

—Creo que deberíamos esperar a… ya sabes —las mejillas del mago se sonrojaron y Preston arqueó una ceja.

—¿Conocernos un poco mejor?

—Me gustaría hacerlo bien, sólo conoces a tu compañero una vez en la vida, no quiero arrepentimientos —Preston besó su sien y aspiró profundamente deleitándose con su aroma, luego le sonrió con ironía.

—Eso intentaba desde el principio, pero tu seguías insistiendo y…

—Ya calla —gruñó Erwan levantando una mano, Preston se sorprendió cuando su voz dejó de salir —. Eres un cachorro muy molesto —Preston levantó una ceja en un gesto altanero—. Llévame a tu habitación, cachorro.

—Deja de decirme así, por favor —murmuró una vez Erwan le devolvió la voz, el mago lo miró con una sonrisa de medio lado.

—¿Por qué?

—Es bochornoso.

—Sólo lo sabemos tú y yo —murmuró lamiéndose los labios, Preston se puso duro sólo con la idea de esa boca alrededor de su polla.

—Dijiste que querías esperar.

—Hay otras cosas que podemos hacer.

Esta vez tendrían que matarlo para que se negara a semejante proposición, Preston era fuerte, pero no tanto cuando tu compañero te veía de esa forma.

Su parte animal aulló contento y tomó de la mano a su mago.

……

Erwan sonrió mientras era arrastrado por Preston, el lobo estaba ansioso por su toque tanto como lo estaba él por el suyo. Su magia picó, ávida por liberarse y Erwan no tuvo más opción que ignorarla por algo mucho más emocionante.

Llevaba los últimos años con los sellos y ahora tenía un exceso de magia, sólo debía acabar rápido con su lobo y no pasaría nada.

Preston abrió la puerta de una habitación y luego de dejarlo pasar cerró con seguro. Erwan se mordió los labios por la escena.

—Primero vamos a quitarte esa atadura p… —murmuró, Preston no lo dejó siquiera terminar la oración para atacar sus labios, una de sus manos lo tomó del cuello y la otra juntó sus caderas, ambas erecciones se encontraron y los hicieron gemir de felicidad —. Espera, cachorro.

Erwan no podía creer que tuviese que separarse de tan magnífico beso, Preston lo miró con ojos dorados brillantes y unos largos colmillos extendidos sobre sus labios húmedos, se dijo que mientras más rápido lo hiciera más rápido volvería a probarlo.

Extendió una mano y la colocó sobre la garganta del lobo, Preston no se movió mientras dijo las cuatro palabras, luego el hechizo se rompió.

El cachorro gimió.

—Puedes cambiar si lo necesitas —Preston se quitó toda la ropa y en unos segundos se convirtió en un gran lobo gris con rojo.

Erwan notó que él y su hermano eran mucho más grandes que los lobos promedios. En serio quería ver al Rey en su forma lobuna si sería tan increíble como ellos.

Preston cambió otra vez en apenas un parpadeo y se acercó a él.

Erwan jadeó cuando su polla dura y goteante se frotó contra su abdomen descubierto, este chico era perfecto, perfecto para él, el problema era si él merecía a alguien como Preston. No se engañaba pensando que lo hacía. Era una persona horrible y no le gustaría arrastrar a Preston con él.

Preston tomó sus labios nuevamente como si no pudiese evitarlo y lo hizo retroceder hacia la pared. Erwan pasó un brazo por su cuello y deslizó sus dedos en el exuberante cabello rojo. 

—Podemos hacer una excepción por esta vez —murmuró el cachorro sobre sus labios, Erwan sonrió y negó juguetonamente.

—¿Recuerdas lo que dijimos sobre conocernos primero?

—Joder, ahora mismo no me importa tu color favorito —Erwan no sabía cómo conseguía frenarse sobre esto, pero muy en el fondo supo que lo mejor era posponerlo.

—Tú también querías esperar.

—Creo que cambié de idea —gruñó Preston mordisqueando su labio inferior. Erwan se separó y quitó lo único que le mantenía cubierto.

—Contrólate un poco y podremos deshacernos de toda esta incomodidad.

—¿Cómo quieres que me controle contigo desnudo frente a mí? —Erwan dio un paso atrás y colocó dos dedos bajo su mentón fingiendo pensarlo.

—Lo hiciste antes, no parecías…interesado.

—Creo que ya esa fuerza de voluntad esfumó —gruñó el lobo tomando su boca.

Erwan se separó una última vez para dejarlo claro. Tocó su cuello con un gesto delicado y Preston lamió sus labios mirando los suyos.

—Mírame —pidió, Preston alzó sus ojos dorados— .Si nos acostamos ahora esto no será nada especial, Preston, apenas nos conocemos, justo como todas las personas que pasaron por mi cama.

—Atrévete a tratarme como uno de tus ligues y recibirás unos buenos azotes —Erwan se carcajeó por lo bajo y colocó una mano en la erección del cachorro, Preston le encajó las garras en el hombro cuando comenzó a moverla rítmicamente.

—¿Te van esas cosas, Preston?

—¿Podemos hablar de ello más adelante? —musitó, Erwan se hizo el desentendido.

—¿Por qué?

—Porque no puedo pensar cuando estás haciendo eso —Erwan acarició la cabeza mojada con el pulgar.

—¿Haciendo qué?

—Oh, Dios mío —Erwan lo tiró a la cama y el lobo cayó con un pequeño rebote, Preston se apoyó sobre sus codos y lo miró, en serio no pudo negarse a lo que pedía esa mirada.

Erwan se acomodó sobre sus muslos y unió sus bocas, con su lengua tocó los colmillos e hizo un poco de presión, la sangre brotó y Preston gimió, el cachorro comenzó a besarlo con más avidez que antes, era como si hubiese presionado un botón mágico.

Sus garras se encajaron en las caderas y se movió tentativamente, Erwan gimió agarrando ambas erecciones, pero quería más, así que acarició todo el tiempo que pudo. Preston se corrió en su mano sólo con unos cuantos movimientos más lo siguió en unos segundos.

Sólo unos cuantos besos y caricias y se corrió. Fue absolutamente perfecto y extraño a la misma vez.    

—¿Puedo darme un baño? —Preston murmuró algo cerrando los ojos, el efecto pos orgásmico haciendo su trabajo muy bien.

Erwan se bañó rápidamente y tomó algunas prendas de Preston, una camiseta y un jean gastado, luego salió secándose el pelo con una toalla. Preston se puso de pie en cuanto lo vio, tan bello y desnudo como lo había dejado, su cara de satisfacción lo hizo sentir orgulloso.

El cachorro lo besó y Erwan lo separó poniendo una mano en su pecho, Preston se separó como si algo quemara y Erwan miró su mano, podía sentir su poder pulsando con insistencia, luego miró la piel de su lobo con la marca de su mano empezando a curarse.

Maldita sea. Esto le pasaba por imbécil y no ocuparse de las cosas en su momento. Por si no fuera poco, de nuevo le hizo hecho daño a su compañero.

—Tengo que irme —murmuró. Preston dio un paso hacia él—. Quédate ahí.

—Erwan.

—Lo siento —murmuró saliendo sin tocarle de nuevo. Debió pensarlo mejor.

Erwan Witalis era sinónimo de destrucción, era un mago que sólo sabía hacer daño y eso no cambiaría de la noche a la mañana.

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