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Preston se detuvo en la primera parada luego de la catastrófica escena, el aroma del mago estaba extremadamente agrio y dio gracias por no tener la especialidad de su padre para hurgar en las mentes, porque estaba seguro de que no sería nada bueno lo que encontraría en la cabeza de Erwan.
El mago salió del auto dando un portazo y fue directo a hablar con el encargado, el pobre hombre estaba recibiendo toda la frustración contenida del individuo.
—Tenemos que compartir una habitación, pero para tu salud mental hay una cama para cada uno —dijo el mago con resequedad, Preston odiaba haberle dado la idea equivocada.
—Erwan.
El mago no se detuvo a escucharle, cogió uno de los juegos de llaves del mostrador y comenzó a caminar, Preston suspiró caminando detrás de él luego de tomar su llave, tenía que pensar en algo para solucionar semejante problema.
No quería a su compañero deprimido y con ideas extrañas en la cabeza.
El mago ya estaba sobre la cama girado hacia la pared, Preston se mordió el labio sin saber qué hacer, así que se retiró al baño y decidió llamar a alguien que podría ayudarle, aunque su padre quisiera matarlo por interrumpir sus polvos, Ritz le contestó en el segundo timbre.
—Preston, ¿estás bien? ¿tienes problemas? —preguntó atropelladamente, Preston sonrió.
—Estoy bien, muy bien.
—¿Necesitas ayuda?
—No, así que no llames a Mark aún —enfatizó, Ritz le gruñó.
—Si es muy peligroso estás autorizado a venir aquí sin el mago, ya me encargaré yo de tu padre —Ritz como siempre de padre sobreprotector, Orión siempre lo regañaba por eso cuando en realidad él también lo hacía.
—Ya vamos de camino, pero llamé por algo más.
—¿Qué pasa?
—Encontré a mi compañero.
Por supuesto, Preston no le diría que era el mismo mago al que estaba escoltando, ese tipo de noticias era mejor recibirlas en persona, Ritz se quedó sin aliento del otro lado, así que él aprovechó para seguir hablando.
—Es humano —eso no era mentira del todo, Ritz no opinó—, y creo que le di la idea equivocada de que no le quiero.
—Los humanos no pueden notar el vínculo como nosotros, ellos lo perciben como atracción y no es que esté mal del todo, imagino que lo rechazaste porque quieres una conexión profunda con él, sólo has que lo sepa —en realidad era más fácil decirlo que hacerlo, ese mago era un poco arisco y Preston no sabía si en cuanto se lo dijera lo dejaría inconsciente para irse corriendo.
—Yo…
—Preston, sólo hay un compañero, no lo pierdas por un malentendido —Preston suspiró.
—No sé cómo hacer esto.
—Sólo sé tú mismo.
—Lo jodí siendo yo mismo —Ritz gruñó.
—Preston Lynn-Storm, no te enseñé a ser un cobarde.
—Bueno, nunca me había encontrado a mi compañero —Preston pudo imaginarse a su padre con todas sus facciones semi-lobo a flote mientras le regañaba.
—No trates de ser un listillo como tu padre, lo pateo cuando lo hace, sólo saca la cabeza de tu culo y dile la verdad —Preston suspiró con alivio.
—Vaya, ahí está el papá que conozco.
—Vete al infierno.
Ritz colgó y Preston guardó el móvil con una sonrisa, le gustaba molestar a Ritz en ocasiones, era gracioso como se cabreaba por cualquier comentario inocente.
Caminó hacia el mago y se sentó en su cama, el hombre parecía profundamente dormido, así que se atrevió a acariciarle la mejilla y arquearse para dejar un beso en sus labios.
Se arrepintió en el último segundo, no parecía bien.
Suspiró y se fue a su propia cama, mañana sería fácil, le diría al mago que era su compañero luego de llegar a la manada, decirle ahora sólo haría las cosas más extrañas.
Fácil.
Esa era una palabra estúpida para describirlo, tenía que decirle a un mago que era su compañero de por vida cuando todos sabían lo buenas que eran las relaciones entre magos y cambia-formas, resumiendo, un caos total.
En el escenario más favorable el mago probablemente se reiría de él, en el malo, correría muy lejos.
……
Erwan miró al lobo a su lado asegurándose de que estuviese completamente dormido, por mucho que le pesara no iría con él, no tenía la necesidad de un asilo y no viviría cerca de este muchacho.
Sentía algo por el cachorro, era una picazón que sólo se podía aliviar cerca del chico, involucrarse en ese tipo de cosas era peligroso. Erwan no mantenía relaciones, por Dios, eso era para las personas normales, él apenas podía mantenerse con vida, evitar sentimientos confusos era lo mejor.
Hacía más o menos dos días se conocían, sus encuentros sólo se resumían a salvarse el uno al otro, dejarlo inconsciente y bueno… esos malditos besos alucinantes. En poco tiempo se olvidaría por completo del chico, los besos fueron impresionantes no podía negarlo, pero daba gracias porque Preston tuviese más sentido común que él y lo alejara en todas las ocasiones.
Luego de asegurarse por última vez tomó las llaves del aparador y salió, no volvería a verle, robarle sería un pequeño capricho para que el cachorro lo recordara por un tiempo. Pisó el acelerador en cuanto estuvo en el auto y se dirigió a la carretera principal.
Estuvo actuando como un tonto ¿tener al pequeño lobo en su cama, de dónde salió esa idea? Los lobos y los magos no estaban hechos para compartir algo más que la misma mesa en los eventos anuales del concejo y aún ahí siempre querían arrancarse la cabeza.
Preston era atractivo, más que atractivo, era sexy, tenía esos ojos azul profundo que lo enviaban directamente al cielo y ese aroma particular que le excitaba, ¿no era extraño excitarse solo con olerlo? Nunca le había pasado.
Erwan ni siquiera podía decir con seguridad a que olía, sólo que lo provocaba y enviaba de vuelta a su adolescencia, era como si tuviese diecisiete otra vez y sólo quería follar con el chico durante horas.
Era extraño. Jamás se sintió así y asustaba bastante hacerlo ahora. Preston y él sólo tenían que tomar caminos distintos, volvería a la normalidad, nada de lobos en su vida, como siempre.
Detuvo el auto en la próxima gasolinera y rellenó el tanque, el chico del mostrador le dio una mirada extraña y Erwan volvió lo más rápido posible. No necesitaba problemas, tenía que alejarse todo lo que pudiese de Preston, tomar ventaja mientras pudiese.
Volvió a la carretera principal y condujo en silencio, Erwan brilló de curiosidad al notar el compartimento del auto, oh joder, nunca se interesó por otros ¿a qué venía esta curiosidad por el cachorro?
Sin poder hacer algo contra ello detuvo el auto y abrió la guantera, tenía varias cosas, lo primero fue una foto, era de dos personas, un cachorro y un hombre, Preston era el cachorro más tierno que había visto y le sonreía a un lobo de ojos grises, Erwan vio el parecido fenomenal de Preston con el pelirrojo que lo cargaba en la foto. ¿Ese era Orión?
El siguiente artículo fue un cuchillo con hoja de plata, Erwan frunció el ceño, estaba seguro de que no lo necesitaba, pero nunca se sabía, no pudo seguir fisgoneando cuando rompieron el cristal de su ventana y lo sacaron a la fuerza.
Eso estaba comenzando a ser tedioso, en cuanto se deshiciera de este mago reactivaría el sello que tenía encima, estaba seguro de que debía haber algo malo con ese hechizo cuando lo seguían encontrando con tanta rapidez.
Se levantó del suelo y movió el cuello de un lado a otro, eso dolió un montón, el mago dio varios pasos atrás cuando el hechizo que le puso encima no pudo contenerlo.
Erwan sonrió, hacían falta un montón de magos para retenerlo unos pocos minutos, extendió una mano y recitó un hechizo, el mago fue lanzado por la fuerza del viento, pero eso no le haría daño, había logrado protegerse con un escudo de agua. El mago se veía muy enojado una vez se levantó.
—Te llevaré con el concejo no importa qué —le gruñó lanzándole dos bolas de fuego del tamaño de una pelota de tenis.
Tendría que ponerse a la cola si esperaba atraparlo.
Erwan tomó las esferas en sus manos y el mago lo miró sorprendido, el concejo, como siempre engañando a sus activos y mintiendo sobre las personas a las que debían capturar, estaba seguro de que a ninguno de estos magos les dijeron que era un mago con cuatro elementos, lo que lo hacía bastante peligroso de enfrentar.
Pero ninguno de ellos tenía la culpa, solo cumplían órdenes. Erwan extinguió el fuego y a punto de lanzar un hechizo un lobo se abalanzó sobre el mago, uno al que había dejado en un motel a más de cuarenta kilómetros.
Preston saltó del mago y con un gruñido le hizo retroceder, el mago lo miró a él y el lobo gruñó otra vez haciendo alarde de sus grandes caninos, el hombre finalmente decidió que no valía la pena pelear con un lobo y luego con un mago.
El cachorro caminó hacia él lentamente, sus ojos dorados brillaban y Erwan retrocedió los mismos pasos que el lobo avanzó, Preston se veía enojado, y bueno, tenía toda la razón. Lo engañó, robó y huyó de él, Erwan no se sorprendería si decidía rasgarle la garganta en vez de llevarlo con su padre.
Su cadera chocó con la carrocería del auto y detuvo su paso, Preston no dejó de moverse. Erwan podía detenerlo, tenía magia sobrante para hacerlo, pero algo lo mantenía estancado en su lugar incapaz de enfrentarse a él, el lobo frente a él dejó la forma cuadrúpeda y en un chasquido regresó a su forma humana.
Erwan se mordió el labio viéndolo, era absolutamente divino, ojos azul profundo, músculos definidos y… vaya, ¿eso era una erección? O al chico frente a él le excitaba el peligro o sólo lo que estaba viendo en este momento, esperaba sinceramente que fuese por él.
Erwan decidió dejar de huir, comprobó que era en vano, este lobo se aseguraría de encontrarlo cada vez que lo intentara.
Preston terminó de acercarse y lo tomó del cabello, Erwan jadeó y llevó una mano al agarre, la otra quedó sobre su pecho haciéndole presión, pero la fuerza suya no se comparaba con la de Preston.
El lobo mostró sus colmillos y rozó su boca con ellos, Erwan gimió y abrió la boca para él, no le importaba el agarre si al final recibiría uno de esos besos alucinantes. Preston encajó un colmillo en su labio y luego lo chupó, Erwan aferró la mano de su pecho en su hombro y apretó.
—No vuelvas a irte, mago —gruñó antes de lanzarse a su boca.
Preston no lo decepcionó, barrió cada centímetro de su boca con la lengua, mordió y chupó cuanto tiempo le vino en gana, Erwan casi lamentaba hacer lo que haría, pero si iría con él necesitaba asegurarse de que estaría a salvo y no era una trampa del Rey lobo.
Colocó las manos en su cuello e invocó su magia, Preston se separó y dio un salto atrás, ya era demasiado tarde para ello.
—Me pusiste un lazo —Erwan se mordió el labio, no era una atadura en el sentido literal, pero su magia había creado un vínculo con él, lo que le impedía volver a su forma animal mientras estuviese ahí, tampoco podía irse muy lejos sin él y cualquier daño que se le provocara también iría directamente hacia él.
Sólo pudo pronunciar dos palabras viendo los ojos heridos del cachorro.
— Lo siento.
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