♕XIII.

Capítulo censurado


A casi tres meses de haber hecho el amor con su esposo y sin señal alguna de estar embarazado, Yoichi considero la posibilidad de ser infertil y que esto podría cambiar por completo los sentimientos de Kaiser hacia él.

Fue a la biblioteca real en el poco tiempo libre que tiene entre sus clases particulares y el tratar asuntos de Estado, para poder investigar.

Los divorcios son muy comunes en las parejas de cualquier clase, desde la baja hasta la más alta. Existen diferentes motivos pero solo son tomados como en serio los siguientes: el adulterio, una enfermedad contagiosa y por supuesto, el de mayor peso totalmente justificado, es porque uno o ambos son infertiles.

Si bien es cierto que cada persona es libre de querer o no formar una familia, entre la gente de la realeza, es algo mucho más obligatorio.

Si o sí deben dejar descendencia para que el linaje continúe gobernando en futuras generaciones. E incluso el mínimo de hijos aceptable entre una pareja real es muy necesariamente de dos.

Es una gran presión para los reyes y emperadores, por ello también los matrimonios siempre son arreglados. Deben venir de buena familia con antecedentes de salud y fertilidad.

Claro que cada reino o Estado se gobiernan diferente, en algunos existen el polémico y llamativo Harén, en otros no pero suelen existir amantes "oficiales" que toman cierta formalidad, sobre todo si dichos amantes vienen de buena familia.

El nipon sabe que puede estar precipitandose, que no debe sacar conclusiones tan apresuradas, pero él no puede controlar sentirse así y tener ese tipo de ideas que no hacen más que perturbarlo como hacerlo llorar del miedo.

Tal vez Kaiser no se divorcie de él ya que realmente lo ama, lo adora con todo su ser, no hay día que no se lo demuestre, pero, ¿Y si se consigue un amante formal que si le dé herederos?

De solo imaginarlo le hace sentir estresado y altamente preocupado.

[...]

Michael ha regresado luego de un viaje de dos semanas enteras visitando sus nuevos territorios y viendo la situación en la armada militar real.

El Alpha es bien recibido por su Omega quien se nota más cariñoso de lo usual, lo cual lo hace sospechar ligeramente de que tal vez esté muy cerca de su celo.

Lo cual de ser así, significa que no está embarazado. Ya que los periodos de celo se interrumpen cuando la persona está gestando, pero si lo medita mejor, está podría ser una mejor oportunidad para hacerlo con él y que conciban un cachorro.

—¿Ha sucedido algo?—pregunta con genuino interés y curiosidad, mientras se cambia a una ropa mucho más cómoda e informal para dormir.

A pesar de venir muy cansado y agotado por el largo como pesado viaje, quiere saber como ha estado su esposo en todo este tiempo que estuvo ausente.

—Quiero preguntarte algo, muy serio.—contesta con una expresión entre serena pero decidida, aunque en el fondo tenga nervios y miedo por hablar del tema.

—La última vez que me dijiste que querías hablar conmigo de algo muy serio, fue una amenaza.—recuerda burlón, pero nostálgico por esos no tan lejanos tiempos en que su amado nipon le deseaba la misma muerte, a pesar de que no lo expresaba con palabras, en la mirada se le notaba.

—Michael Kaiser, esto es importante para mí.—se sincera, su mirada ruega por atención y seriedad.

El Alpha le mira asombrado e intrigado por el tono de voz de su amado, se recuesta con él en sus cómodos aposentos, le mira con suma atención, admirando en silencio los gestos de su Omega al expresarse.

Jamás se cansara de estar ambos en la misma cama, acurrucados y adormecidos con las feromonas del otro. El clima de la noche es fresco, no hace tanto frío.

—Está bien, ¿Qué sucede?

—Es...—hace una breve pausa para tragar duro, juega con sus dedos nervioso agarrando valor para continuar.—¿Muy importante para ti tener cachorros?

El Alpha le mira tan sorprendido como enternecido. De todas las cosas que imagino que podría preguntarle, jamás se esperó que tocara este tema. Pero por cómo actúa Yoichi, luce realmente nervioso y tembloroso.

—¿Por qué luces tan preocupado con eso? Yoichi, quiero tener cachorros contigo, y no solo para tener heredero al trono en un futuro lejano, sino porque serán contigo.—recalca mientras acaricia su mejilla con ternura y sus ojos se posan en sus gorditos como pequeños labios que necesitan de su amor.

Kaiser medita seriamente sus palabras para no preocupar a su pareja, puede notar que está muy sensible y que no es un tema fácil de tratar para él en estos momentos.

Por otro lado, admira lo hermoso que luce Yoichi con un vestido de dormir digno de la realeza: un exquisito diseño de terciopelo negro con bordes azules, adornado con delicados bordados de rosas, las flores favoritas de su Majestad, Kaiser esta seguro que su pareja lo sabe y le parece tan lindo como provocativo.

Además que esta escotado del pecho y no está tan ajustado de esa zona, fácilmente podría haber oportunidad de bajarle un poco la tela para succionar sus regordetes pezones. Cuánto desea darle amor a su pareja en estos momentos.

El vestido resalta la figura del pelinegro, realzando su elegancia y belleza natural. El rubio no puede evitar sentirse cautivado por la gracia y la sofisticación de Yoichi mientras hablan, se nota que ha estado estudiando y practicando muchos estos meses sus modismos y ciertas formalidades.

Michael sabe que ha encontrado en él no solo a su pareja, sino a su compañero de por vida.

—¿Y me seguirás amando si yo llegará a ser infertil?

—¿Por qué dices eso?—pregunta frunciendo el ceño intrigado, Yoichi luce realmente serio y hasta asustado. Trata de comprender lo y entender lo, no juzgarlo.

—Creo que no puedo darte bebés, no hay señal de estar embarazado.—murmura cabizbajo, apenado y con terror de la reacción de Kaiser.

El Alpha se recuesta entre el hueco de su hombro y cuello para sentir el calor corporal de su pareja.

—Yoichi, no creo que tu seas...—se detiene, su amado necesita sentirse seguro y en confianza. No esta seguro de porque el Omega de repente tiene ese tipo de pensamientos críticos, pero quiere distraerlo y que dejé de sentirse tan nervioso como preocupado.—No me importa si no me das bebés, yo de verdad te amo.—le confiesa besandole el cuello de manera tierna y caliente.

El Omega gime por el íntimo contacto de su esposo y las feromonas deliciosas que suelta en estos momentos donde se siente tan mal. Desea estar siempre así con él, juntos y dándose mimos.

Por eso desde más pequeño prefirió una vida más modesta, quizás no tan cómoda o lujosa, pero al menos en la panadería de sus padres, estarían trabajando duro pero jamás se separarían por tanto tiempo. En cambio debido a que Michael tiene asuntos como Emperador se ve en la necesidad de viajar mucho por tantos días o varias semanas, siempre está tan ocupado yendo de un lugar a otro en el enorme Palacio que a duras penas tiene tiempo para estar con él, y suele ser más en la noche y en uno que otro desayuno.

El Alpha le juro que cuando termine ciertos asuntos de anexar nuevos territorios dentro de un par de meses más, tendría un poco más de tiempo para estar juntos. Incluso le comento que su mejor amigo, Alexis Ness, quien conoció durante su juventud donde era un soldado principiante de la armada real, es de bastante ayuda y le disminuye considerablemente trabajos de oficinas y asuntos del pueblo.

Hasta que Yoichi se familiarice más en estos temas, podrá ayudarlo mucho más en un futuro no lejano.

—Pero, si no hay herederos podrías meterte en serios problemas. Leí que cuando pasan este tipo de casos, la corona se pasa a algún vizconde o alguien de gran rango noble.—explica preocupado, es algo de historia de la realeza que lee.

Aunque todavía necesita aprender bien la jerarquía de los cargos y títulos nobles, realmente son varios: archiduque, duque, marqués, conde, barón, etcétera. Además que cuando se hacen fiestas importantes de la alta clase donde se les invitan a comer, cada silla está asignada y tienen un orden. Aquellos que poseen altos títulos nobles son los que se sientan más cerca de su Majestad. Yoichi todavía le queda mucho por aprender pero al menos tiene una buena memoria y es ciertamente sobre saliente.

—Has leído mucho, eh.—comenta divertido, tomando de la mano a su esposo para no soltarla y sintiéndose orgulloso de lo rápido que aprende el nipon.—No te preocupes por eso, cariño.

Yoichi sigue dudoso y con miedo. Pequeñas inseguridades salen a flote.

Quiere estar a la altura de Michael para que esté se sienta orgulloso de él, de su esposo oriental.

—¿Me dejaras por algún otro Omega que te dé bebés?—pregunta con la voz rota al imaginar esa posibilidad. El Alpha gruñe en desaprobación y continúa besándole, pasa sus labios por el escote del vestido.

—Jamás haría eso. Con el único que quiero y deseo tener cachorros es contigo, y si no se puede, entonces nos tendremos uno al otro.—habla con seriedad mientras una de sus manos se posa en el vientre de su Omega, adorando lo, haciéndole sentir más amado.

—Te amo, Michael.

[...]


Yoichi sale a escondidas a la media noche de los aposentos, su esposo quien duerme profundamente en la recámara real no lo escucha salir.

El japonés tiene tanta hambre que necesita calmar, por lo que se dirige a la cocina ante las curiosas miradas de los guardias en vigilancia.

Cuando esté llega a una de las cocinas, se da cuenta que no hay nada delicioso para comer, pero si ingredientes, así que se motiva para preparar algo delicioso y rápido que sea dulce.

En medio de su tarea, sufre un fuerte mareo que pone torpe a sus pies y lo tambalea hasta caer al suelo, casi sale herido de no ser por que justo a tiempo, uno de los sirvientes que ronda por ahí lo observa y su agilidad como buenos reflejos lo atrapan para evitar una fuerte caída.

—¡Su Majestad!—lo reconoce
de inmediato. La pequeña figura del Omega de cabellos oscuros oliendo a las feromonas de su Majestad, es imposible de confundir.—¿Quieres que pida ayuda de los guardias y llame al doctor real?—suena preocupado.

—¡Para nada!—exclama susurrando, poniéndose lentamente de pie.—No es necesario hacer un escándalo a estas horas... solo fue un simple mareo, estos días han sido un poco recurrentes, me comentaron que es normal porque no me acostumbro a mi nueva rutina y debido a que a veces duermo muy tarde por quedarme estudiando...—explica para calmar al sirviente que suspira aliviado de que no es nada grave pero no muy convencido a final.

—Oh, ya veo... ¿Por qué cocina a esta hora?—pregunta curioso, observando en la mesa algunas cosas que el azabache ya había sacado.

—Tengo antojos de algo dulce.—responde encogido de hombros. Todavía le falta mucho por hacer.

—Podría haber llamado a alguien para que le cocinemos.—comenta ansioso, no sabe si dejar a su Majestad Omega o ayudarle.

—No quise molestarlos tan tarde.

—Es nuestro trabajo, su Majestad.

El sirviente no sólo le habla con formalismos, también se expresa amable y calmado. Pero algo que Yoichi ha notado es su tono al hablar como sus rasgos no tan propios de la zona.

—¿No eres de aquí, verdad? Tu acento es muy marcado.

El contrario asiente tímido.

—Llegue al castillo hace tres meses. Poco después de la boda de usted y su Majestad Kaiser.—cuenta con cierta nostalgia al recordar su llegada, fueron mucho mas amables que la última que llegó a un castillo real.

—¿De dónde vienes?—pregunta curioso y animado.

Desde que llegó al Palacio hace meses, no ha hecho una verdadera amistad con nadie. Todos se portan entre distantes y formales con él, pero amables debido a su posición y título. Le tratan con el debido respeto que le hace sentir tan solo y fuera de lugar. No es como su hermana Wataru, quien ella se acostumbro casi rápidamente a ser la cuñada del Emperador. Además que todos los sirvientes parecen ser mucho mayores que él, no fluye conversación natural y de temas en común.

Sin embargo, este es el primer sirviente que nota que debe tener casi la misma edad que él. A pesar de que ya lleva varias semanas trabajando ahí, posiblemente se encontraba en alguna otra zona del castillo con algún horario diferente por lo que jamás lo había visto.

Es realmente joven.

—Soy de tierras árabes, Majestad.—contesta con una sutil sonrisa, aquello despierta mucho más el interés y curiosidad del nipon que incluso pausa sus labores y se centra en el sirviente.

Yoichi solo puede pensar en tantos cuentos y relatos de origen árabe traducidos al idioma que se ha leído desde pequeño o su hermana le contaba para dormir. Adora dicha cultura, realmente luce entusiasmado por seguir hablando con el Omega frente a él.

—Luces bastante joven, ¿cuántos años tiene?

El nipon se da la oportunidad de observar mejor los rasgos del Omega más joven, quien es más alto que él.

Cabellos castaños largos hasta unas pulgadas debajo de los hombros, orbes azul claro y su piel ligeramente bronceada. El aroma de este le parece único y fresco, algo nuevo. Como a la arena del desierto y a ciruelas, una combinación espectacular.

—Diecisiete, recién.—responde con una pequeña reverencia, agradecido por la interés del Omega mayor.

La diferencia entre ambos es de un año y medio, aproximadamente.

—¿Cómo te llamas?

—Karim, su Majestad.

—Muy bien.—sonríe satisfecho, sigue siendo demasiado formal para su gusto pero al menos el extranjero no lo trata tan distante y no baja la cabeza demasiado.—¿Guardarias este secreto de mi mareo y casi accidente?—pide suplicante, el contrario asiente cómplice.

—Por supuesto. Y le ayudare con su preparación, se me da muy bien la cocina a mi también.—añade animado, a pesar de tener sueño, también siente genuina curiosidad por el contrario.

Después de todo, desde que llegó al Palacio Imperial casi de inmediato escucho la historia del "Panadero extranjero que conquistó el corazón de su Majestad", es obvio que sentiría mucho interés por escuchar más de la historia y sobre todo, conocerlo en persona.

Aunque no había tenido oportunidad hasta ahora.

—Karim, ¿Puedo preguntarle algo más?

—Por supuesto.

Ambos Omegas se acomplementan en la cocina, sino fuera porque son de diferentes clases sociales, seguramente se tendrían mucha más confianza y estarían jugueteando con la masa, no habría tantos formalismos.

—¿Es normal no quedar embarazado la primera noche de bodas?—dice con cierta angustia y un poco de timidez por el tema tan íntimo. Debido a que no tiene a su madre cerca, no tiene a quien más recurrir para hablar de esto.

—Eso debe depender de varios factores.—responde luego de pensarlo un poco. Aunque le parece adorable que su Majestad Kaiser Yoichi actúe tan nervioso y angustiado al sacar el tema.

—¿Cómo cuáles?—pregunta intrigado.

—Entre Alpha y Omegas, es más probable la concepción cuando uno o ambos están en su periodo de celo. De lo contrario, es poco común que haya un bebé.—contesta recordando las palabras de su madre.

Yoichi piensa que Karim parece casi un médico experto en el tema. Aunque bien es sabido que en el celo es donde uno está en su punto más fértil de la vida, igual considero que sin estar en el período de calor podría quedar embarazado, después de todo y si lo analiza, aquellas parejas conformadas por un varon Beta y una mujer Beta, no tienen los periodos de celo y sin problema conciben niños.

Igual por lo que leyó en libros, depende mucho de la descendencia de la persona, de su etnia, etcétera.

—Cierto.—murmura el azabache dándole la razón al contrario.

—¿Le preocupa algo, su Majestad?—pregunta intrigado por la expresión pensativa y un tanto afligida del oriental.

—No es nada importante. Solo cosas mías...—menciona pensativo, suspira cansado para después cambiar de tema más animado.—Por cierto, ¿Cómo era tu antigua vida antes de llegar acá?—cuestiona curioso, esperando no ser un entrometido.

—Mi padre era historiador y un profesional traductor muy solicitado.—comienza a contar con emoción y evidente orgullo.—Gracias a él ame la idea de viajar, aventurarme a nuevas tierras para saber de sus historias y contarlas. Tal vez en un futuro cercano incluso escriba mi propio libro, pero también busco el amor.—añade entre risas juguetonas.

En estos tiempos, ¿Qué Omega no busca el amor fiel y verdadero? Aquel que incluso pase a la historia.

—Será increíble si escribes un libro.—agrega Yoichi con entusiasmo y animando al castaño a seguir sus sueños como objetivos.

—¿Lo cree en serio, su Majestad Kaiser?

Yoichi estornuda con un sabor agridulce al escuchar como fue llamado.

—No me acostumbro para nada que me digan por mi apellido, es el de mi esposo.—confiesa apenado y un poco incómodo.—Pero no importa, dime, ¿tienes alguna historia que contarme mientras cocinamos?—pregunta mientras trata de no hacer ruido buscando algunos frutos que cortar.

—¿Qué le gustaría escuchar?

—Algo de donde vengas. ¿Cuál fue la última aventura que tuviste y en dónde?

—Oh, las más reciente. Es de las más emocionantes que he vivido.—ríe para sus adentros, con fuerza, tira y le da forma a la masa del pan que su Majestad quiere comer.—La historia de un esclavo Omega pelirrojo que no buscaba el amor, sino el poder y la venganza...—hace una breve pausa para crear misterio, Yoichi exclama intrigado, ansiando saber más.—Fue vendido a su Majestad de tierras árabes, se volvio su concubino favorito y consiguió robarse su corazón hasta que subió a la corona.—añade con cierto sentimiento difícil de descifrar para el azabache.

—¿En serio esto lo viviste? Suena tan increíble y emocionante que parece irreal.

—Oh, lo es. Incluso lo verá en los próximos libros de historia que saquen.—agrega seguro de sus palabras.

Las parejas reales siempre pasan a la historia.

—¿Tiene un final feliz?

—Eso será un misterio. Pero en realidad, tal vez en el futuro usted conozca al Sultán de mi historia.

—¿Sultán?—pronuncia extrañado, un poco confundido.—¿Qué no era Majestad?

—Es lo mismo, solo que allá se dice diferente, pero el significado como el poder es igual.

Yoichi ahora lo entiende, en las historias que le han contado de origen árabe suelen cambiarlo debido a la traducción.

—¿Por qué dices que lo conoceré, Karim?—pregunta intrigado el azabache.

—¿Usted sabe de las amistades y alianzas que tiene su esposo con otros reinos e Imperios?

—Apenas me estoy adentrando a esos temas, pero creo que mañana lo veré más a fondo con mi profesor particular.

—Entonces, si es así, pregúntele a su profesor sobre el Sultán o Emperador, Shidou Ryusei.—menciona con cuidado y entre dientes, como si mencionar aquel nombre fuera una maldición.

El Omega mayor asiente, anotando mentalmente dicho nombre esperando que no se le olvide para mañana.









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Palabras: 3,371.
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de Publicación: Lunes 25 de marzo del 2024
Fandom: Blue Lock
Au: Omegaverse
Nota del escritor:
Este capitulo me salió mas largo de lo que quería, tuve que volver a cortarle escenas😭😭😭

Por cierto, dato curioso: Aquí maneje el término/título Sultán para Shidou, pero en mi fanfic donde el prieto es gobernante no se lo puse JAJAJA, ahí le dicen Emperador o Majestad, no Sultán. En ese tiempo no se lo puse porque en primera; se me olvidó al principio, y segundo; no quería que me lo compararan tanto con las series del Sultán Otomano. Diría que es mi error de gramática o no se, en conclusión, para más variedad y si en un futuro vuelvo a mencionar a Shidou (que tal vez pase), usaré el Sultán, suena sofisticado y extranjero JAJA.

En fin, nos vemos!

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