Niñas #5
Espero que les guste~
Nota: El final de este cap puede verse algo apresurado pero en este punto, mi mente ya quería pasar a otras ideas xD
-¡Al fin llegamos!- los tres están ciertamente aliviado cuando llegan al gran edificio al que el mapa los guio, una sensación que solo crece cuando las puertas se abren y ellos pueden entrar, algo más llamando la atención del pequeño trio de niñas revoltosas. Un pequeño ser que parece la mezcla de un perro y un robot, que los esta mirando fijamente, sentado y ladeando apenas la cabeza.
-¡Perrito!- chillan con encanto, incluso Bellota, y no tardan mucho en abandonarlos a favor de perseguir al pequeño ser, que se sobresalta y se aleja entre ladridos que parecen estar mezclados con palabras de auxilio y piedad. Mientras ellas estás distraídas, ellos se permiten desplomarse pesadamente en el suelo.
-¿Están bien?- el chico, Ken, se les acerca con paso cauteloso. No esta para nada confiado pero siente cierta empatía por ellos de repente, en especial cuando los ve en persona. Realmente se ven cansados y algo golpeados, encargarse de ellas no habrá sido nada divertido según lo que puede notar. El menor termina irse y volver con botellas de agua que no duda en entregarle una a cada uno, permitiéndoles beber y dándoles algo de tiempo para recuperarse.
Y a pesar de que la intención inicial del trío era llevarlas para entregarle los problemas a otra persona, en realidad son incapaces de irse. No tiene fuerzas en este punto para escapar por sus vidas y alejarse de allí tan pronto como fuera posible. Así que en cuento logran levantarse, solo logran adentrarse un poco más en el edificio para buscar asientos, en donde se dejan caer pesadamente.
Tanto para Ken como para el profesor, tenerlos allí era una de las cosas más extrañas que había sucedido en mucho tiempo, algo de deciden no comentar a favor de intentar ocuparse de su problema principal. Las heroínas de tamaño infantil a quienes debe devolver a la normalidad antes de que los villanos pudieran enterarse de su estado actual...y antes de que la familia de cada una entrara en pánico hasta el punto de llamar a la policía. Tenían que moverse rápido.
El tema era que ninguna de ellas quería que el tema se arreglara.
-¡Niñas!- el profesor luce entre molesto y algo frustrado, sosteniendo ese gran invento suyo entre sus manos, resistiendo la tentación de golpear el suelo con su pie como todo un niño pequeño. -¡Necesito escanear a alguna de ustedes para saber como devolverlas a la normalidad!- ellas flotan, pareciendo tener un cierto control en su poder de vuelo para no salir expulsadas, solo quedándose arriba y cerca del techo.
-¡No!- Bellota le saca la lengua en un gesto burlón, mientras las otras dos solo se agarran de las manos y dan ligeras vueltas entre risas, entretenidas en su propio y pequeño mundo, al parecer cantando una tonada que de seguro es parte de un juego infantil.
-Maldita sea- Brick se levanto con un gruñido de su lugar, medio arrastrando los pies a donde puede ver que es la cocina, murmurando más maldiciones mientras revisa todo a su alrededor hasta que encuentra lo que necesita y volviendo, un poco de mal humor a los ojos del dueño de laboratorio. Estaba cansado, al diablo con todo. -¡Oye, mocosa!-
-¡No soy una mocosa!- Bombón hace un puchero, casi ofendida, hasta que nota lo que el otro tiene en la mano y su expresión cambia, sus ojos brillando, su boca haciéndose agua.
-¿Quieres esto?- sacudió apenas el pastelillo que había encontrado, ignorando los reclamos de parte del chico que decía que eso era suyo y era para después, más concentrado en la situación. Solo quería que ellas se dejaran analizar, pudieran volver a al normalidad y volver a su vida despreocupada llena de travesuras. -Te lo daré si dejas que ellos hagan lo que necesitan- la pelirroja dudo, luchando por decidir entre quedarse flotando porque le encantaba y bajar para dejarse revisar para obtener su recompensa.
Su ansia por el dulce pudo más que cualquier otra cosa. Así que la pequeña vestida de rosa baja, manteniendo los pies en el suelo mientras se quedaba tan quiero como fuera posible, mirando entre el profesor y su recompensa, terminando por cerrar los ojos unos segundos al ser analizada con una luz realmente brillante. No es doloroso, realmente no siente nada. Cuando le hombre termina, ella chilla y corre hacia el pelirrojo, exigiendo su premio, con él suspirando con cierto cansancio antes de ceder. La no dudo en comer, pronto sus mejillas siendo manchadas con el glaseado del pastelillo, luciendo contenta y satisfecha.
-Oh~- Burbuja bajo, luciendo emocionada, antes de mirarlos con una expresión suplicante y esperanzada. -¿Puedo tener uno, por favor?- los niños eran pozo sin fondo, eso era algo que ellos estaban comprobando en ese momento.
-¡Oye, yo también quiero!- Bellota bajo con un destello verde, luciendo algo molesto porque la otra tuviera algo dulce para comer, y mirándolos con el ceño fruncido, ellos enderezándose en sus lugares. Ella era la más fuerte entre las tres, no era bueno enojarla.
-La cocina esta ahí- señalo Butch, medio encogiéndose en su lugar, un poco intimidado al decir verdad por los ojos verdes que casi los estaba fulminando con solo mirarlos.
-Hay mucho más en la heladera- agrego Brick y eso fue suficiente para el par que no dudo mucho en ir hacia la cocina, con Bombón siguiéndolas muy de cerca apenas pudo tragar todo su pastelillo pero siendo lo suficientemente dulcera para querer más, mientras los ojos de Ken se abrían con horror.
-¡Esperen, eso es mío!- corrió tras ellas, incluso sabiendo que ninguno de sus dulces realmente se iba a salvar, solo podía esperar que no encontraran el helado que había escondido celosamente en lo más profundo del refrigerador.
No, no tuvo suerte, si los encontraron.
-¿Puedes arreglarlo o no?- los tres ignoraron los gritos y la pelea que venían de la cocina, manteniendo su vista en el profesor, quien hizo una mueca al escuchar la voz de su hijo y las risas de las niñas.
-Solo debo...- esta por hablar pero es entonces cuando los gritos cesan de repente y llama la atención, todos allí volteándose para ver hacia la puerta que lleva a la cocina, de donde sale Ken después de unos segundos de extraño y tenso silencio.
-Creo...que ya no es necesario- habla, luciendo entre anonadado y sorprendido pero también un poco molesto y divertido, como si si estuviera intentando averiguar si reír primero o maldecir. Hay confusión en ellos, hasta que las chicas aparecen no mucho después, siendo adolescente una vez más de aspecto confundido y perdido. La cara del trío de chicos no tiene preció.
El frío del helado termino siendo la solución a todo y ellos tiene muchas ganas de golpearse con fuerza contra alguna superficie dura.
En su mayoría, ellas están confundidas por lo sucedido y muy avergonzadas por todo lo que habían hecho, sin tener otra más que disculparse con el trío que se había visto arrastrado a todo eso por pura mala suerte. Ellos, por el contrario, están demasiado cansados para guardar mucho rencor. Es de mutuo acuerdo nunca volver a mencionar el tema.
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