Gato Rubio

Espero que les guste~

Nota: Basado en "Powerpuff Girls Z"

Boomer estaba usando toda las palabras que tenía en su maldita lista de groserías y estaba bastante seguro de que se estaba inventando algunas en el camino, sin ningun tipo de timidez, gruñendo con enojo e frustración mientras caminaba con grandes pasos, esquivando a la gente que caminaba a su alrededor y lo ignoraba por completo, siendo casi pisado un par de veces y solo logrando que su ira creciera. Maldecía a sus hermanos, maldecía a su supuesta madre, maldecía a su maldita mente y maldecía su forma actual.

Había sido una mañana tranquila al decir verdad, con ellos despertando tarda para variar y planeando lo que iban a hacer el resto del día, queriendo hacer bromas y con ganas de robar una dulcería o unas cuantas hamburguesas con papas fritas pero fueron detenidos por Mojo Jojo, su "madre" entre millones de comillas, quien exigía a un conejillo de indias de repente para poder probar algo que sería de vital importancia para su siguiente plan en contra de las chicas superpoderosas o algo así. Y para la desgracia de Boomer, quien fue tachado de ser el más joven entre los tres a pesar de que todos habían sido creados al mismo tiempo, había sido empujado y entregado como sacrificio, incapaz de escapar por el mono que celebrara mientras lo sujetaba para mantenerlo en su lugar y se negaba a soltarlo, reclamando a gritos a los hermanos que no dudaron en huir de allí lo más pronto posible entre risas.

El rubio no tenía muy en claro cual era la intención real del mono con todo su juego de química, había dejado de escuchar después de un segundo o dos de divagar porque Mojo tenía esa costumbre de extenderse tanto en sus planes que hacia que fuera complicado de entender, pero lo que no había esperado era este dejara caer un liquido azulado sobre su cabeza y eso causara un gran cambio en él. Se sintió pequeño, todo a su alrededor luciendo mucho más grande y hasta algo intimidante, confundido mientras se movía con torpeza y confusión, escuchando a medias la voz del mono, más concentrado en acercarse al espejo más cercano para poder verse.

¡Lo transformaron en un maldito gato! Era pequeño, realmente pequeño, de pelaje esponjado de su mismo tono de rubio y había conservado sus enormes ojos azules para su suerte, pero sus pecas se perdieron entre todo el pelo, siendo reemplazadas con largos bigotes, con orejas en punta que se movían sin su real consentimiento ante los ruidos a su alrededor y una larga cola que se agitaba. Huyo de allí, sintiéndose avergonzado y molesto al mismo tiempo, solo terminar sintiéndose furioso al perderse de alguna manera.

Y así es como llego a estar caminando por la vereda, teniendo que tener mucho cuidado de que la gente no lo pisara porque no todos veían hacia abajo al parecer, usando todas las palabras coloridas habidas y por haber, planeando su venganza en contra del mono y sus hermanos. Los haría sufrir.

-Ah, como si mi día no pudiera empeorar- hay gritos no muy lejos de donde esta, haciendo que se estremeciera un poco ante su nueva y muy sensible audición, aprovechando su pequeño tamaño y nueva rapidez para alejarse rapidamente del gentío que huye, luchando por encontrar un buen lugar donde no pudieran pisarlo o lastimarlo. Termina encima de un auto, sin haber sabido realmente que los gatos podían ser buenos saltadores, sentado en el techo y viendo a un villano cualquiera, cree que es ese de pelaje rosa que vive en el bosque, luchando contra las heroínas que no tardaron mucho en aparecer para variar.

Era casi divertido ver que le patearan el trasero a alguien si debe ser sincero.

Mientras tanto, Burbuja salto hacia atrás, esquivando rapidamente el intento de aquel ser de pelaje rosa de golpearla con su gran mano, retrocediendo justo a tiempo para ver a Bellota lanzarse sobre el otro con el martillo en alto y clara ira en todo su rostro. Casi sintió una punzada de pena por él al verlo ser golpeado con tanta fuerza que todo el piso pareció temblar y un poco de la calle se agrieto pero supuso que él mismo se lo había buscado al venir a la ciudad solo para causar estragos.

-Te toca, Burbuja- Bellota sonrío con orgullo para si misma, llevando su gran martillo para sostenerlo contra su hombro, haciendo un gesto hacia el ahora inconsciente ser en el suelo.

-Esta bien- asintió, contenta de que esta vez la lucha no hubiera durado mucho, aunque esperaba que el otro estuviera bien y no demasiado conmocionado. -¡Burbuja Atrapadora!- movió su burbujero, creando una gran burbuja que floto hacia el villano inconsciente hasta encerrarlo dentro, esta flotando y haciendo que fuera mucho más fácil moverlo.

-¡Esto es genial!- Bombón sonrío enormemente, su yo-yo desapareciendo de su mano en un rápido movimiento, permitiendo que pudiera aplaudir ligeramente. -Ahora, solo hay que llevarlo al bosque y esperar que ese golpe sea suficiente como para que decida no aparecer por una temporada- hizo gestos, pareciendo muy animada. -¡Al fin podre comer mi pastel antes de que alguien me lo robe!- celebro con una risa infantil y sus amigas la miraron con diversión ligera. La pelirroja había estado a punto de devorar un pastel cuando las habían llamado y habían tenido que arrastrarla lejos para que fuera a luchar. -¡Mi pastel!-

-Primero él- le recordó la de verde y la de rosa solo sonrío, nada avergonzada por su apuro, a lo que la más fuerte solo bufo y termino por levantar la burbuja por encima de su cabeza, dispuesta a devolverlo al bosque.

-¡Chúpate esa, bastardo peludo!- las mejillas de Burbuja ardieron ante el repentino insulto que escucho, un poco avergonzada por ese vocabulario que tenía prohibido usar debido a su educación bajo las reglas de su abuela, mirando a su alrededor en busca de la fuente pero la mayoría de la gente se había alejado, buscando refugio de alguien tan destructor como Fuzzy, todos excepto el extraño gato de pelaje rubio que estaba sentado encima de un auto. -Ah, hubiera sido mejor que lo mandaran a volar de un golpe en el trasero pero bueno, no todo se puede en la vida- ella parpadeo al darse cuenta de que eso venía del felino y por eso sus amigas en realidad no habían dicho nada al respecto. El gato se lamio la pata y se detuvo a los segundo, haciendo una especie de mueca mientras sus orejas se aplanaban un poco contra su cabeza. -Olvide que tengo pelo, que asco- saco la lengua en un gesto de asco y ella ladeo apenas la cabeza, sintiendo que había algo raro en ese felino en particular.

-¡Burbuja!- se sobresalto ante el llamado, volteándose para ver a sus amigas, quienes ya estaban en el aire y solo la estaban esperando a ella. -¿Vienes o no?- la azabache enarco una ceja en su dirección y la rubia sintió una cierta vergüenza por haberse distraído, dudando un segundo, volteándose apenas para ver al gato de reojo.

-¿Pueden adelantarse ustedes?- hizo desaparecer su burbujero, sonriendo ligeramente, sin poder ignorar del todo la sensación de que había algo raro allí. -Quiero ver algo que llamo mi atención- ambas parecían curiosas pero confiaban en que la chica de azul hablaría con ellas más tarde, así que no dudaron en asentir.

-¡Esta bien, te esperaremos en el laboratorio!- la de rosa fue la primera en salir volando, dejando una estela rosa a su paso.

-Te guardare un trozo de pastel, no dejare que ella se lo coma todo- la de verde le guiño un ojo a su amiga antes de volar, siguiendo a la otra y llevándose consigo al inconsciente Fuzzy aun encerrado dentro de aquella burbuja. La rubia se despidió de ellas con un ligero ademán, para luego darse media vuelta y acercarse con pasos cuidadoso al felino aun subido a un auto cualquiera que estaba allí estacionado. Retorció un poco sus dedos, repentinamente indecisa sobre como iniciar una conversación pero pronto, el gato se volteo a verla, grandes ojos azules mirándola con cierta curiosidad. Se le hacían muy familiares si era sincera.

-¿Qué miras, rubia?- si pudiera, el gato estaría enarcando una ceja en su dirección. -Cierto, soy un gato ahora. A la gente le gustan los gatos, ¿no? Supongo que ella no es la excepción- se estiro, primero las patas traseras y luego las delanteras, bufando mientras se sentaba, con la larga cola agitándose apenas tras de si. -Aunque si lo pienso bien, quizás pueda conseguir algo de comer si juego bien mis cartas-

-¿Tienes hambre?- pregunto con amabilidad, un poco divertida si debía ser sincera. Había algo muy humano en la forma de hablar de ese gato.

-Quiero una maldita hamburguesa con doble carne y triple queso pero seguro que no podre comerla, así que me conformare con lo que sea, menos las croquetas. Me niego a caer tan bajo- bufo, algo erizado por la molestia al parecer, una de sus orejas moviéndose apenas ante el sonido de la gente que empezaba a salir de sus escondites para volver a sus rutinas.

-Ese...es un lenguaje realmente colorido para un gato tan adorable- no pudo evitar comentar, luchando entre sentirse espantada debido a su propia educación y divertida por la forma de hablar de aquel animal pero sintiendo por sobre todo curiosidad y confusión, ese gato no parecía ser realmente un gato.

-Eso no es nada, tengo una buena y larga lista de groserías, cortesía de mis hermanos y la televisión- inflo el pecho con cierto orgullo pero se eriza cuando una repentina realización llega a él, mirando a la chica con los ojos bien abiertos, ella ladeando apenas la cabeza ante su mirada llena de sorpresa y asombro. -¿Tu...puedes entenderme?-

-Puedo entender a todos los animales, es mi poder especial- asintió con total orgullo y encanto. El felino parpadeo, mientras Burbuja se sobresalto un poco ante la gente que pronto se estaba moviendo una vez más, pudiendo escuchar que hablaban de ella y su presencia allí. Iba a tener que firmar muchas cosas si no se iba pronto. -¿Cree que podemos hablar en otro lugar antes de que la gente nos rodee?- extendió sus manos hacia le gato en una petición silenciosa. Los grandes ojos azules la miraron y luego a la gente, haciendo algo parecido a una mueca.

-Rayos- se sacudió y se levanto, saltando de su lugar, ella rápida en sostenerlo contra su pecho antes de volar y alejarse de allí. El gato no dijo nada en el camino, solo se acurruco, aunque la heroína podía sentir sus garras clavarse muy ligeramente en su piel.

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