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- No vayas. - dijo Zach otra vez, siguiéndome de un lado a otro.

- Tengo que hacerlo. - suspiré rendida sin atreverme a mirarle a los ojos.

Metí algunas botellas de agua más en la mochila.

- No, no tienes porqué hacerlo.

Le observé por un largo rato. Se le notaba destrozado.

- Voy a hacerlo Zach. - dije firme - No voy a dejar que ellas mueran por mí culpa. Eso sería demasiado egoísta.

Agarró mi mano y me acercó a su pecho.

- No te vayas. - rogó - Por favor. - sus ojos comenzaban a cristalizarse - Te van a matar, estoy seguro, y ni siquiera siendo inmortal podrás salvarte. Sabes que si te cortan la cabeza no te puede volver a crecer, ¿verdad? - apoyó su frente con la mía - Nadie puede ser realmente inmortal Allison, y tú no eres una excepción. No vayas.

- Voy a ir. - afirmé en un susurro - Marie, Selena y Ale están allí. No voy a dejarlas morir.

Me aferró más a su cuerpo y comenzó a llorar.

- No, no, no. Por favor... - susurraba con la voz rota - No me dejes. Te necesito Allison. - sollozó - Tú eres la razón por la que sigo vivo. Sin tí... No hago nada en esta puta vida. - se alejó un poco de mí para poder mirarme a los ojos. Odiaba verle así. - Si tú mueres, yo muero.

Mis ojos comenzaron a aguarse y le volví a abrazar con fuerza.

- No dejaré que eso pase Zach. - negué con la voz rota - No vas a morir por mí. - suspiré entrecortadamente - Sé que... Sé que puede que no volvamos a vernos después de que me vaya... - sollozó y me sujetó aún más fuerte - Pero tú no vas a morir por eso. Prometémelo.

Él se quedó callado, escondiendo su rostro en mi cuello.

- Prometémelo Zach. - pedí desesperada.

- Lo prometo. - susurró débilmente - Pero, por favor, no me hagas cumplirlo.

Suspiré cansada cerrando los ojos y asentí.

- Lo intentaré.

(...)

Salí de la casa con Zach detrás de mí.

Daniel corrió hacia mí con los brazos abiertos.

Él no dijo nada. Solo me abrazó mientras lloraba silenciosamente.
Los demás se unieron al abrazo en cuestión de segundos. Todos menos Zach.

- ¿Estás segura de esto Allison? - preguntó Chris preocupado - Podemos encontrar otro solución o...

Su teléfono volvió a sonar.

- Dile a Allison que tiene 3 horas para llegar a Texas, si no ellas morirán. - leyó Jack en voz alta y vi el terror en sus ojos.

- No hay otra opción Chris. - negué en un suspiro. - Tengo que hacerlo.

- ¿Cómo vas a llegar a Texas en solo 3 horas? - preguntó Corbyn - Es imposible.

- Yo la llevo.

Me giré hacia Zach.
Sus alas estaban desplegadas y tenía el rostro serio.

Asentí y me volví hacia los chicos.

- Adiós... - susurré antes de que ellos me volvieran a rodear en otro abrazo.

- Te quiero. - oí decir a Daniel.

- Te quiero. - mi voz sonaba rota y me separé de ellos antes de ponerme a llorar.

Chris me entregó el teléfono, para poder seguir las órdenes de la L.C.P.S. cuando llegara.

Sonreí tristemente caminando de espaldas hacia Zach.
Coloqué mi mochila detrás de mí y me acerqué a mi castaño favorito.

Él me miraba tristemente. Sus ojos ya no tenían el brillo usual de siempre. Solo brillaban por las lágrimas que intentaba retener.

Le di un corto beso en los labios y me aferré a su torso con fuerza, dándole la señal para que despegara.

Nuestro último vuelo juntos...

(...)

La temperatura había bajado cuando entramos en Texas.
El aire era más cálido y se podían ver señales de guerra en todos lados.

Calles desiertas, tanques aparcados en la acera y basura por todo el suelo.
Era horrible.

Zach aterrizó en un pequeño parque desolado, pero no me soltó en ningún momento.

Intenté soltarme de su agarre, pero era imposible.

- Zach... - avisé en un débil susurro.

Sentí como sus lágrimas caían en mi cuello cuando soltó el primer sollozó.

Cerré los ojos con fuerza, concentrándome en no volver a llorar. Pero fallé.

Un mensaje del teléfono nos sobresaltó y él me agarró aún más fuerte.

Cuando conseguí separarme un poco de él, miré el mensaje.

Te veo en el instituto. Ven sola.

- Zach. - le llamé para que me mirara a los ojos - Debo irme.

Me observó tristemente y volvió a envolverme en sus brazos.

- Te amo. - susurró. - Te amo mucho Allison.

Un pequeño sollozo escapó de mis labios.

- Yo también Zach. - besé su mejilla.

Juntamos nuestras frentes por segundos en un silencio abrumador.

Agarré la cadena de mí colgante y se lo entregué.

- No Allison. - sollozó - Quédatelo.

- N-no puedo Zach... - tartamudeé - Es tuyo.

- No. - negó con la cabeza mientras más lágrimas se deslizaban por sus mejillas - Es tuyo Allison. Siempre lo fue. - me lo volvió a colocar - Esto fue hecho para tí. - acarició mi mejilla con delicadeza - Solo así podré encontrarte de nuevo. Dejando que mis alas me lleven a tu corazón.

Sonreí con tristeza y le besé.
Uno de esos besos que te dejan un sabor amargo en la boca, pero no dejan de ser magníficos. Le amaba y este sería el fin.

Le besé hasta que mis pulmones se quedaron sin aire.

Me separé de Zach con rapidez, antes de volverme una cobarde y quedarme con él sin cumplir la misión.

Susurré un débil Adiós y me adentré en el instituto con la mente fría.
Intentando parecer ruda y sin sentimientos.

Todo lo contrario a lo que era en ese momento.

Era gracioso como el lugar en el que le conocí sería también el último.

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