28
Corrimos lo más rápido posible hacia la salida, y justo cuando atravesé la puerta, el edificio entero explotó.
Cuando tuve la oportunidad de ponerme de nuevo de pie, vi todo chamuscado. Destrozado.
Ya no teníamos hogar, y estábamos indefensos.
- Subamos a los coches. - ordenó Selena después de un largo silencio.
- Esperar. - la detuve unos segundos observando el transporte. Pequeñas luces rojas parpadeaban una y otra vez a su alrededor. - Va a explotar. - susurré incrédula - ¡Correr!
Todos se alejaron por la carretera corriendo hasta una pared de roca.
Zach abrió sus alas y nos rodeó a todos previniéndonos de la explosión.
Los coches explotaron dejando una gran cortina de humo alrededor de toda la montaña.
- Tenemos que salir de aquí, ahora. - comentó Chris con voz dura - Si un helicóptero ve el humo sabrán nuestra localización.
- ¿Y eso es malo? - preguntó alguien en la multitud.
- Sí. Todo lo controla el gobierno y el gobierno está asociado con la L.C.P.S., sería una emboscada.
- Somos 53. - susurró Selena a Chris lo suficientemente alto para que yo lo oyera - No podemos pasar desapercibidos 53 personas en una montaña y sin un transporte.
- Nos separaremos. - anunció él - Así pasaremos desapercibidos.
- ¿Cuál será el punto de reencuentro? - intervino ahora Zach.
- Beacon Hills. - contestó Chris simplemente - Ningún político ni siquiera la L.C.P.S. se acercan allí.
- ¿Es seguro? - pregunté yo.
- Completamente. No se acercan por miedo. No pueden sofocar a una gran manada, y en Beacon Hills se encuentra la mejor manada de Sobrenaturales.
Asentimos y comenzamos a repartirnos en grupos.
El primer grupo lo lideraban Jack y Selena.
El segundo Corbyn y Daniel.
El tercero Calum y Jonah.
El cuarto Chris, acompañado de la pequeña Marie.
Y el quinto Zach y yo.
Comenzamos a caminar por caminos separados. Bajando o subiendo las cuestas con bastante ritmo.
Sentía la respiración pesada y los músculos empezaban a tirarme.
Miré de nuevo mi brazo, la sangre había cesado de salir, en cambio, un líquido verde se hacía presente en la cavidad de la picadura.
Dolía como mil demonios.
¿No sé suponía que debía de empezar a curarme?
Sentía como mi corazón latía en mis oídos. La boca me empezaba a saber a hierro.
Toqué mis labios.
Sangre.
- ¿Allison? - Zach se puso a mi lado - ¿Estás bien?
Intenté contestarle, pero solo conseguía balbucear, hasta que me sentí débil y caí al suelo.
- ¡Allison! - se agachó a mí altura y me sujetó de los hombros - No... No te estás regenerando.
Mis ojos comenzaban a pesarme.
Todo se volvió negro y solo podía sentir el dolor.
•Zach•
- Allison. - la llamé asustado - Allison, despierta. - no me contestó.
No, no, no, no. Esto no puede estar pasando.
Tomé su pulso. Era débil.
La cogí en brazos y me di cuenta de que todos nos miraban.
- ¿Cuánto queda para llegar a Beacon Hills? - pregunté con la respiración agitada.
Connor miró el mapa.
- 5 kilómetros. - avisó con una mueca.
- Mierda. - farfullé.
Allison no estaba bien y necesitaba ser atendida por un médico.
Pensé en salir volando con ella, pero no podía dejar a los demás solos, no sería un buen líder.
- Andando. - les apresuré con paso rápido, casi corriendo.
(...)
Faltaban 3 kilómetros para llegar.
Allison respiraba cada vez con menos fuerza y su piel se encontraba pálida.
Su brazo era lo peor. Las venas se le marcaban y tenían un color verde.
Sentía las lágrimas bajando ya por mis mejillas.
La iba a perder. La iba a perder y no podía hacer nada para impedirlo.
Un gruñido se oyó y me giré algo sobresaltado.
Connor se había transformado en hombre lobo.
- ¿Qué ha pasado? - exclamé preocupado - Por aquí pasan coches. ¡No puedes transformarte así porque sí!
- Me he caído. - gruñó entre dientes.
Este chaval necesitaba controlar su ira.
El ruido de un motor de coche se oyó a lo lejos, acercándose hacia nuestra posición.
- ¡Vuelve a la forma humana! - pedí aterrorizado.
- No... No puedo.
Joder...
Notaba como más lágrimas se acumulaban en mis ojos.
Nos iban a descubrir y delatar a la L.C.P.S. sin siquiera poder ayudar a Allison.
Me tiré de rodillas al suelo sollozando y aferrando a Allison fuertemente hacia mí.
El ruido del motor se paró a nuestro lado.
Adiós libertad.
- ¿Necesitáis ayuda? - una voz grave pero con una pizca de amabilidad se oyó cuando la ventanilla del coche se abrió.
Alcé la vista. Dos chicos iban montados en aquel Jeep azul.
Miré a Connor. Seguía transformado pero a ellos no parecía importarles.
- Yo también soy un hombre lobo. - informó el más moreno - No tenéis porque preocuparos. No os haremos daño. Soy Scott. Y él... - señaló a su compañero - Es Stiles.
- Soy Zach. - me presenté con la voz algo rota de llorar - Y necesitamos ayuda. Tenemos que llegar a Beacon Hills lo antes posible. ¿Sabéis dónde está?
- Tío. - comenzó Stiles - Vivimos allí.
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