Cuando el aire comenzó a hacerme falta me separé de él poco a poco.
Le miraba a los ojos confusa.
¿Qué había pasado?
Zach se inclinaba para besarme de nuevo cuando su teléfono comenzó a sonar.
Giró los ojos y gruñó sonoramente mientras me daba una sonrisa de disculpas.
Yo asentí ligeramente después de apretar los labios.
Cogió el teléfono y contestó a la llamada.
Mis nervios estaban a flor de piel en este momento.
¡Había besado a mí mejor amigo! Y ¡Él quería volver a hacerlo!
- ¡¿En serio?! - oí a Zach casi gritar.
Miré hacía su dirección extrañaba.
Su rostro expresaba sorpresa, felicidad y a la vez decepción.
No sabía cómo podía mezclar tantas emociones en una sola cara.
¿Qué pasaba?
Colgó la llamada después de despedirse y se dirigió a mí con su misma cara llena de emociones.
- Los chicos... Van a pasar aquí el año nuevo.
- ¿¡Enserio?! - pregunté emocionada.
- Si.. es genial pero...
- ¿Pero qué? - le interrumpí.
- No podré pasar el año nuevo a solas contigo. - me agarró de la cintura y sonrió coqueto - ¿Por dónde estábamos?
- Emm... Pues... Yo... Yo me iba... ¡Si! Me iba a... ¡Leer!
Me zafe de su agarre y caminé rápidamente hasta mi cuarto.
Wow, Wow, Wow, Wow ¿Qué le pasaba hoy a el mundo?
Zach nunca se había comportado así.
Aunque... Lo del beso me gustó, pero no sé si estoy lista para cambiar nuestra amistad tan rápido por... Eso.
En verdad, no sabía lo que él quería y todavía no estaba preparada para averiguarlo.
Cuando estuve de vuelta en mi habitación cerré la puerta con cerrojo y me dejé caer en la cama con las manos en la cara.
Quería retomar mi lectura donde la dejé, pero había tantos pensamientos inundando mi cabeza que no me dejaban concentrarme en la historia.
Suspiré y tiré el libro encima de la cama.
- Gracias Zach. - susurré irritada.
☢Al día siguiente ☢
Desperté alarmada por culpa del estúpido despertador.
Solo había conseguido dormir tres horas y el tener que levantarte a las 7 de la mañana no me ayudaba mucho a conciliar el sueño.
Todo esto por culpa de Zach.
¿O de la Navidad?
Ambos tienen la culpa.
Me deslicé entre las sábanas gruñendo, hasta ponerme de pie y ducharme.
Me cambié en mi habitual ropa deportiva y salí de la habitación sigilosamente.
Por una vez en todo el tiempo que me dejaron sola con Zach, hoy, no quería verle.
Caminé por el pasillo con cuidado de no hacer mucho ruido y me senté en el comedor para desayunar.
- ¿A qué viene tanto sigilo?
Di un pequeño saltito asustada por su presencia.
Él sonrió divertido.
- Emm... No quería despertarte. - asintió con una sonrisa burlona y se sentó enfrente mía.
Comía incómoda por su constante mirada clavada en mí.
Al terminar el desayuno, recogí rápidamente las cosas.
- Allison - me llamó Zach mientras colocaba el cuenco de cereales en su sitio - Hoy... ¿Te podría entrenar yo? - quedé estática - quería saber cómo ibas en defensa personal.
Di que no, di que no, di que no.
- ¡Claro!
Mierda.
Sonrió ampliamente y dejó su desayuno a un lado para acompañarme al gimnasio.
- Bien. - se paró en el centro - ¿Has probado alguna vez a luchar con algo que vuela? - Negué repetidas veces - Pues hoy lo harás.
Sus enormes alas blancas salieron de su espalda.
Me fijé en que no se tuvo que quitar la camiseta ya qué a los laterales de esta, se encontraban unos agujeros que le permitían dejar sus alas a la vista.
Esos agujeros estaban recubiertos de metal en la abertura, reforzando el orificio para que la tela no se agrandara más.
- Comienza. - volví a la realidad y le miré confusa ante lo dicho - Empieza a utilizar tus poderes contra mí.
Comprendí sus palabras y me coloqué en la pose de defensa que me enseñó Jack.
Él sonrió pícaramente y emprendió el vuelo a mí alrededor.
El gimnasio era enorme. El techo sobrepasaba los 50 metros y por sí no fuera suficiente, podía desplegarse y dejar el cielo a la vista.
Zach se decantó por la primera opción y decidió no abrir el techo.
Lo entendía, hacia demasiado frío para eso.
Comenzaba a marearme.
Zach daba rápidas vueltas alrededor de mí cabeza que me hacían perder el equilibrio.
Me agaché y giré fuera del especie de círculo que formaba.
Eso me bastó para recobrar la compostura y dispararle con una bola de fuego que él, perfectamente, esquivó.
Fruncí el ceño y le lancé una docena más.
Solo tres le llegaron a dar.
Una en el brazo, otra en la pierna y la última en su ala.
Tras la última bola lanzada, Zach perdió el equilibrio y comenzó a descender pesadamente.
Corrí hacia la trayectoria que seguía hasta el suelo para poder atraparlo.
Mala idea.
Cayó encima mía.
- Auch. - nos quejamos los dos a la vez.
Reímos torpemente y nos levantamos del suelo.
Zach me miraba con una sonrisa tierna mientras se acercaba a mí.
Yo le miraba embobada.
¿Me iba a besar?
Miré arriba buscando el muérdago, ya que, me había convencido de que solo me besó por esa tradición.
No había nada.
Él también miró arriba extrañado por mí acción y me miró con el ceño fruncido.
- Allison. - suspiró - Ayer... No te besé por el muérdago, aunque fue muy oportuno. Te besé porque... Me gustas, me encantas y no podía aguantar un día más sin besarte. - su voz era bastante suave - Me enamoré de tí en el momento en el que llegué a conocerte de verdad. Lista, agradable, divertida, guapa... Eras diferente a las personas que descubrían que tenían un poder. Tenías miedo... Miedo a dañar a la gente. Te preocupabas por la gente normal, no te regodeabas por ello. Por eso y por muchas cosas más, me gustas. No quería decírtelo antes ya que sabía que era la única persona en la que confiabas y no quería quitarte eso. Pero... Ya no aguanto más. Quiero besarte, abrazarte, tocarte, dormir juntos... Quiero estar contigo. Lo entenderé si tú no...
Las lágrimas salían a cantidad con cada palabra que decía y solo vi una forma de poder pararlo.
Callándole.
Le besé lo más rápido que pude.
Lo necesitaba.
Necesitaba a Zach para poder sentirme a salvo, querida y feliz.
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