Después de que los chicos se fueran, Daniel se sentó en el centro del gimnasio y me hizo una seña para que me sentara a su lado.

Le hice caso y me senté frente a él.

- Bien... Jack es idiota - reí ante su comentario tan repentino - Ha sabido cómo hacer que tus poderes salgan de tí, pero, no te ha dicho cómo controlar tus sentimientos para que tus poderes no se descontrolen.

- Y ¿Cómo hago eso?

- Es bastante complicado. Sobre todo en chicas - le miré con las cejas alzadas - Osea... Sois más sentimentales y eso... - le volví a mirar con los ojos entre cerrados - ¡Y no es malo! Solo... Ya sabes... La menstruación...

- Vale, vale - reí - No lo estropees.

Respiró aliviado.

- Empecemos - se colocó bien en su sitio - Cierra los ojos - los cerré - Imagina que estás sola, en el instituto, y la gente comienza a murmurar cosas sobre tí.

Era mi primer día en el instituto. No pensaba en hacer muchos amigos, pero al menos con uno me bastaba.

Salí del coche de mis "padres" después de que mi "hermano" saliera corriendo a ver a sus amigos.
Él era mayor que yo por 2 años, así que, ya sabía cómo funcionaba el instituto y ya tenía amigos.

Sabía que no podía esperar a que él me ayudará a encontrar el despacho del director o las demás instalaciones.
Simplemente él no me quería aquí, en su territorio, al igual que cuando llegué a SU casa.

No nos llevábamos bien. Mejor dicho: me odiaba.
Me trataba como la mierda y me echaba la culpa de todas las cosas que él hacía. Y como sus padres siempre le creían, me castigaban a mí.

Algunas veces me preguntaba el por qué de mí adopción.
Ellos mismos decían que era una molestia en su vida.
Entonces ¿Para qué me adoptaron?

Dejé mis preguntas a un lado y salí del coche con un inaudible adiós.

Después de salir del vehículo me di cuenta de que toda la atención de los estudiantes estaba puesta en mí.

Algunos reían y otros me miraban con una mueca extraña.

La pregunta principal que rondaba en mi mente era; ¿Por qué?

Enseguida esa duda desapareció de mí mente al mirar a la dirección de mí "hermano".

Murmuraba cosas a la gente lo que provocaba risotadas de parte de sus amigos.

Hablaba de mí.

Entré al instituto con la cabeza gacha y sujetando los tirantes de la mochila con fuerza.

Al entrar caí al suelo a causa de una zancadilla. Las risas de los alumnos resonaban por todo el pasillo.

Me levanté rápidamente y me encerré en el baño.

Las lágrimas no dejaban de bajar por mis mejillas.

- Allison.

- Allison.

- ¡Allison!

Abrí los ojos sobresaltada.

Daniel intentaba apagar el fuego que salía de su zapato.

Empecé a darle manotazos en el pie para intentar apagarlo, pero solo aumentaba más.

Apuntó a algún lugar con las manos y una tubería de agua explotó.

Llevó el agua a su pie y suspiró aliviado.

- Lo siento mucho. - dije con pena.

- No es tu culpa, pero... ¿Qué es lo que estabas pensando?

- Lo que me dijiste - miré a otro lado - Mi primer día de instituto.

- El instituto no fue algo bonito para ti ¿Eh?

Negué con la cabeza.

- Toda mi vida ha sido una mierda hasta que conocí a Zach - sonreí tristemente - Él es el único que se preocupaba por mí y bueno... Ahora vosotros.

- ¡Eso es! - exclamó emocionado - Eso es en lo que tienes que pensar - le miré extrañada - Tienes que pensar en Zach para poder controlar tus poderes.

- Vale... Supongo - estaba algo roja por la solución que había encontrado - Pero esto no se lo digas a él. Ni a nadie más.

- Tranquila. Mi boca está sellada.

Daniel se levantó del suelo y me ofreció la mano para poder levantarme.

Sonreí agradecida y lentamente acerqué mi mano a la suya.

Mientras me acercaba a su mano, una energía extraña recorría todo mi cuerpo.

Sentía que lo había sentido antes...

Todo se puso a cámara lenta.

La cara de Daniel mostraba algo de confusión.

¿Él lo estaba sintiendo al igual que yo?

El momento en el que nuestras manos se iban a rozar llegó.

Nuestras palmas se juntaron.

Todo se volvió negro y caí al suelo.

- ¿Qué te pasa hermanita?