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TRAS LA MUERTE DE FRED

sucesos.

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Durante el primer año después de la perdida de Fred, George estuvo sumido en una gran depresión. Su habitual ánimo y su sonrisa se esfumaron, se volvió una persona sombría, triste y pesimista. Durante los primeros meses, casi no comía, bebía o dormía. Tampoco hablaba demasiado y Cléa estaba extremadamente preocupada por él. 

Durante el segundo año, cuando ya parecía estar mejor, tuvo una recaída y acabó entrando en el alcoholismo durante cuatro meses. Lo que empeoró por mucho su humor y siempre lo terminaba pagando con Cléa. Le decía y gritaba cosas horribles. Incluso un día, cuando se emborrachó de más, llegó a echarle la culpa de que se hubieran separado en la batalla y Fred hubiera muerto como consecuencia de ello. Por suerte, nunca llegó a golpearla. La única vez que estuvo a punto de hacerlo, ella lo detuvo y se marchó de su apartamento, dejándolo solo, durante tres días, con la esperanza de que él recapacitara y se diera cuenta de lo que estaba haciendo. 

En uno de esos tres días, Joël, el padre de Cléa, fue a verlo y le dijo que si seguía comportándose así acabaría perdiendo a su hija, ya que ella tenía mucha paciencia, pero esta tenía un límite. Le dijo que entendía que estaba pasando por un momento muy doloroso y comprendía que se estuviese refugiando en el alcohol. Pero también le dijo que si para no sufrir él más, tenía que hacer daño a otras personas, tenía que hacer daño a Cléa, porque no podía controlarse cuando se emborrachaba; entonces, el alcohol no era una buena solución. 

Cuando Cléa regresó al apartamento, se disculpó por todo y confesó que necesitaba ayuda profesional. Sus cuatro meses de alcoholismo acabaron ese día y dos días después, empezó a ir a sesiones de terapia en el hospital mágico de Francia. 

Gracias a esas sesiones y al apoyo constante de Cléa, se recuperó, consiguió avanzar sin que la ausencia de Fred lo destrozase a cada minuto y el George al que todos extrañaban, comenzó a volver.

Durante el tercer año, ambos comenzaron a viajar a diferentes rincones, como siempre habían querido hacer. Y gracias a que eso lo ayudó a distraerse y a disfrutar de nuevo, George mejoró mucho.

Hicieron la mayoría de los viajes por el método muggle para hacerlo más interesante, cogiendo aviones, trenes y a veces barcos. También se alojaron en hoteles o albergues muggles, en vez de en las posadas de los barrios mágicos. Además, se dedicaron a recorrer los monumentos o sitios más emblemáticos de las ciudades muggles. Es decir, casi no pisaron las partes mágicas, porque buscaban hacer algo diferente.

Estuvieron en Japón, diferentes estados de Estados Unidos, Rumanía, Italia, España, Portugal e incluso en algunos países latinoamericanos, como Colombia, México y Brasil.

Para cuando los viajes terminaron, George parecía estar básicamente recuperado.