Capítulo 4
-¿Qué te ocurre? - le pregunto ante su cara de estupefacción.
Ella parece que recupera el sentido y, sin decirme palabra, me agarra y me arrastra por todo el camino de vuelta al coche. Apenas llevaba un minuto conduciendo, y yo ya quería bajar, durante todo el trayecto he estado agarrada al asiento, nunca antes había visto a la muerte tan cerca, ¿quién demonios le ha dado el carnet de conducir?, ¿acaso no hay límite de velocidad?, no vuelvo a subir a un coche si conduce ella, no quiero morir tan joven.
-¿Te encuentras bien? - me pregunta Clarisa.
-No - le digo sincera.
Debo parecer un fantasma ahora mismo, he perdido el poco color que normalmente tengo, por no hablar de que aún me tiembla el cuerpo, si no fuera porque me estoy sosteniendo en el marco de la puerta, lo más probable es que ya estuviera en el suelo, me gusta la velocidad, pero no tanto, menos en el aire. Entro tambaleante, Melody se va directa al comedor, yo intento seguirla, ¿me convalida mi carnet de conducir en este mundo?, tengo que preguntarlo, no dejaré que ella vuelva a conducir.
Al conseguir llegar al comedor, me doy cuenta que toda o casi toda la familia de Melody se encuentra aquí, llego a una silla vacía y me siento, tengo la cabeza que me da vueltas. Todos nos miran fijamente a Melody y a mí con expresiones serias, miro a mi amiga, y ella está igual, ¿ahora qué pasa?
-¿Qué te ha pasado? - me pregunta alguien.
-Que Melody casi no me mata.
-No exageres - me dice.
-¿Qué no exagere?, si creo que ibas como a mil por hora, ¿es que no sabes lo que es el límite de velocidad?
-¿Qué ha pasado? - pregunta el padre de Melody, Felipe.
-Amanda tiene cuatro dones - responde mi amiga.
Todos los presentes muestran caras de sorpresa e incredulidad, en serio no entiendo lo que pasa, ¿tan sorprendente es el hecho de que tenga cuatro dones?, vale sí, sé que es raro que alguien tenga cuatro dones, pero vamos, en esta familia es algo medio normal, y para bien o para mal, soy la socium proelium de Melody, creo que dentro de lo que cabe toda esta locura, esto es normal, pero parece que soy la única que piensa así, y menos mal que he dicho cuatro y no cinco, si no, creo que a más de uno le da un infarto o algo.
-¿Alguien es tan amable de explicarme lo que pasa?, ¿a qué viene tanta sorpresa? - las personas que se miran unas a otras y nadie me dice nada - eh, ¿hola?
-Es raro - dice una.
-Eso ya lo sabía yo, pero, ¿qué tiene que ver tener cuatro dones? - pregunto.
-Lo normal es que un humano al cual se le otorga dones, se le otorga uno o dos, tres ya es raro, pero tú, dices tener cuatro, eso creo que solo ha pasado un par de veces a lo largo de la historia - me responde Felipe.
-Oh - vaya.
-Bueno, eso no es lo importante - dice la abuela de Melody, Melodía, por ella pusieron a mi amiga su nombre.
-Mi madre tiene razón - dice Clarisa - lo importante es averiguar cuáles son tus dones y que aprendas cómo usarlos.
-¿Cómo se te presentaron los dones? - me pregunta Felipe.
-Como cajas - le respondo.
-¿Y cómo eran?
-Había una de cuatro colores: blanco, azul, marrón y rojo; otra era de colores negros y grises, otra parecía translúcida, y otra opaca - le respondo, la otra me la guardo para mí.
-La de cuatro colores, lo más probable es que sea de los cuatro elementos - comenta un señor.
-Y la caja negra y gris podría ser el don de la mente, por lo general se representa con esos colores, además de que en esta familia es habitual - comenta otro.
-Sí, pero también podría ser sombras y tinieblas, también se representan con esos colores - dice otro.
-Y no nos olvidemos del don de los metales - añade otra - normalmente suele ser gris o plateado, pero a veces se representa gris y negro.
-¿Y la caja transparente y la caja opaca? - pregunto.
-Volar.
-Invisibilidad.
-Luz
-Teletransportación.
-Telequinesia.
-Intangibilidad.
-El don del médium.
-El don de la verdad - esas y más respuestas recibo.
-Vale, vale, lo pillo, esas cajas pueden ser cualquier cosa - ¡válgame el cielo!, ¡cuántas posibilidad!
-Lo mejor es empezar con los cuatro elementos, la caja de cuatro colores no puede representar otro don - dice Felipe.
-Y lo mejor es que practique aire y fuego - dice Melodía.
-¿Por? - pregunto, siempre he tenido entendido que tierra y agua son los más fáciles.
-Porque son los que no acaba de dominar mi nieta, así os complementais - ¡genial!, noten el sarcasmo por favor.
La charla se alarga y dura horas, literal, desde las tres y algo de la tarde, que fue a la hora a la que volvimos después de inscribirnos, hasta ahora, que ya son las nueve y es la hora de cenar, yo me desconecté de su conversación pasadas las cinco, ellos no paraban de decir mil cosas, y yo no podía opinar nada porque, según muchos, no sé y lo que ellos deciden es mejor, es mi vida, haré lo que me plazca con ella, no faltaría más, a los únicos que les permito meterse en mi vida son a mis padres y a mis abuelos, a nadie más.
-Siento mucho lo de mi familia - me dice Melody mientras cenamos, por suerte todos se han ido - entiendo que te haya molestado su actitud, pero es que algunos son muy...no sé cómo denominarlos.
-¿Groseros? - le sugiero.
-Sí - me dice apenada - no a todos les agrada los humanos.
-¿Ahora qué hemos hecho?
-A lo largo de la historia los aitonexist hemos ido a tu dimensión, en la antigüedad, muchas culturas nos consideraban dioses por nuestro poder, pero en la edad media, después de la colonización de América y todo eso, fuimos perseguidos, acusados de brujas y brujos, de hacer pactos con el diablo, y bueno, tú sabes lo que se les hacía - me mira triste.
Claro que sé lo que les hacía, es un pasaje muy negro en la historia de España y la Iglesia, las persecuciones, las torturas, las quemas de brujas, algo que muchas películas han reflejado, pero quien ha estudiado la historia sabe que es mucho peor, todas las atrocidades cometidas. Esa no es justificación para su comportamiento, no es algo que hayamos cometido toda la especie, hace siglos de ello, obviamente yo no había nacido, ¿qué culpa tengo? Ninguna, no tengo ninguna culpa, por lo que no es escusa para sus acciones.
-Yo no tengo la culpa.
-Lo sé, yo no he dicho que la tengas, solo que hay personas, incluso en mi familia, que sí culpa a toda tu especie por lo acontecido en el pasado.
-Pues son idiotas, así de claro - digo molesta.
-No te lo discuto - me asegura con una pequeña sonrisa - ¿Por qué no mejor pensamos en lo que haremos mañana?
-¿Alguna idea?
-¿Entrenar? - propone.
-Será lo mejor, no quiero acabar muerta en el primer enfrentamiento - le respondo.
-Está prohibido matar - me dice y hace un gesto de manos - pero sí puedes salir herida, así que será mejor practicar.
-¿Con aire y fuego? - pregunto recordando las palabras de su abuela.
-O con tierra y agua, los cuatro elementos es el único don que sabemos seguro.
-Ya, no pensé que habría tantas posibilidades para esas dos cajas - en verdad que alucino.
-Sí, durante la reunión estuve mentalmente haciendo el recuento, esos dos dones tienen 53 posibilidades.
Escupo lo que tenía en la boca y me pongo a toser como loca, ¿qué?, ¿tantas posibilidades?, ¿cuántos dones existen?, ya me pareció una pasada cuando oí como una docena de posibilidades para esas cajas, y según Melody hay más de medio centenar, y eso sin añadir los dones antes mencionados, por lo que realmente me pregunto cuántos dones existen, no pensé que podría haber tantos, no imaginé que habría más de 50 dones existentes, y más de ese número son las posibilidades de dos de mis dones.
-¿Cuántos dones existen? - le pregunto una vez se acaba mi ataque de tos.
-No sabría decirte con exactitud, pero al rededor de 300 dones, más o menos - tengo ganas de atragantarme otra vez, ¿tantos?
-¿Cómo puede haber tantos? - pregunto anonadada, ella me mira.
-Se podría decir que existen dones para todo y más de lo que te imaginas, además, hay dones muy parecidos unos a otros, como la telepatía, la telequinesia y el don de la mente son parecidos, pero abarcan distintas cosas.
-Algo me dice que me falta mucho por aprender - pienso en voz alta.
-Eso ya te lo confirmo yo - dice y sigue comiendo.
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