Capítulo 23

Después de una meditación un tanto rara que tuve, avisé a Melody y entrenamos un poco antes de la merienda, y otro poco después. Esta mañana seguimos entrenando, y ahora nos encontramos otra vez en la arena a la espera de saber quiénes son nuestros próximos rivales, me gustaría que fueran Gregory y su compañero, pero algo me dice que no voy a tener suerte, sino que tendré que esperar hasta la final para poder enfrentarme a él, que fastidio.

-Bienvenidos a todos, espero que estén tan emocionados como yo por los cuartos de final - en serio que este comentarista me estresa - mañana serán los enfrentamientos que darán lugar a los equipos de las semifinales, sin más que decir, que empiece la selección de combates.

El tío plasta se calla y en la pantalla se muestran los combates de mañana. Puede que no nos haya tocado contra Gregory, pero al menos nos ha tocado contra Freddy Fernsby, el primo de Gregory, y su compañero, Simón Berguetoia, deberé preguntar acerca de sus capacidades, es casi seguro que la familia de Melody sepan las de Freddy, pero no estoy tan segura de las de Simón, todo dependerá de cuánto haya usado sus dones a lo largo del torneo, pero aún así, me aseguraré de ganar, Gregory es mi objetivo, y nada ni nadie me parará.

-Estás muy sonriente - me dice Melody.

-Sí, cada vez queda menos del torneo, solo nos queda este y otros dos combates - no miento, pero tampoco le digo toda la verdad, me reservo lo de Gregory para mí.

-Cuando termine el torneo volverás con tus padres, ¿no?

-Sí, bueno, después de hacer una visita a Aira.

-¿Realmente piensas volver al bosque del espíritu? - me pregunta anonadada.

-Sí, le prometí a Aira que la visitaría después de ganar el torneo.

-Te gusta tentar a la suerte - no lo pregunta, lo afirma, lo cual me indigna.

-Sí, ya lo sé, soy tu amiga y lucho contigo en el Potestatem, eso ya lo dice todo.

Ahora es ella la indignada, pero no dice nada, al fin y al cabo, nuestra indignación principalmente es de coña, solo para reírnos un poco, que no puedes pasarte la vida amargada, eso es lo que siempre me dice ella, ya que yo suelo tender a ser bastante seria cuando estamos en público, después en la privacidad de la casa, adiós seriedad y hola actitud infantil, ya que yo soy así, una chica rara con posiblemente problemas de bipolaridad, pero bueno, como dice mi amiga, a ser feliz.

-Tengo una idea - salta ella de repente sobresaltándome.

-¿Qué?

-Que tengo una idea.

-¿Cuál?

-Debo buscarte novio - empiezo a toser como cosa mala, para haberme atragantado con mi saliva.

-¿¡Qué!?

-Lo que a ti te hace falta es un novio - dice como si eso fuera la solución a la crisis mundial.

-Créeme que no necesito uno, estoy muy bien sola - digo mirándola como si estuviera loca.

-Ya, claro - me dice con claro sarcasmo, a lo cual la miro con el ceño fruncido - tú quieres formar una familia.

-Sí, ¿y?, no tengo prisa.

-¿Cuándo piensas tener hijos?, ¿a los 50?

-Melody - le advierto.

-Créeme cuando te digo que aquí hay mejores chicos que en tu planeta, ya verás como no te arrepentirás - me dice suplicante.

-No - le digo cortante, ella me mira frustrada, pero rápidamente es sustituida por una sonrisa del gato de Alicia en el país de las maravillas.

-Hagamos un trato.

-No.

-Pero si ni siquiera te he dicho mi propuesta.

-Aún así mi respuesta es un no - ella resopla.

Y ella sigue y sigue insistiendo, yo por mi parte estoy todo el rato diciendo no, no y no, parezco un disco rayado, pero ella tampoco para de preguntar y proponer, lo cual me está empezando a dar dolor de cabeza, ¿qué le ha dado ahora para que me quiera buscar un novio?, ¿acaso me veo necesitada o algo?, porque yo diría que estoy perfecta, no veo cuál es el problema de estar soltera, ya encontraré novio más adelante, no hay prisa, cierto es que tampoco me puedo tardar un siglo, pero si tardo dos años, no va a pasar nada.

Y lo peor no es eso, sino que al llegar a casa y Clarisa enterarse del plan de su hija, se unió a la conversación para apoyarla, ¿en serio?, ni mi madre se ha preocupado por ese tema, ¿por qué ellas sí?, menos mal que Felipe me ayudó llevándose a Clarisa a otra parte, pero Melody no lo dejó, incluso mientras entrenamos me sigue rallando con el tema, en verdad que me está tocando mucho las narices, estoy al límite de mi paciencia y ella no ayuda para nada, sino que sigue y sigue. Ahora mismo me gustaría que se callara y me da igual el motivo por el cual deje de hablar.

-BASTA - grito mirándola fijamente perdiendo la paciencia.

De repente veo que contiene la respiración y que acaba en el suelo retorciéndose de dolor y sin poder respirar. Me acerco a ella corriendo e intento que reaccione, pero sigue en ese estado. Me pongo a gritar como loca llamando a los padres de Melody, decir que estoy asustada es quedarse corta, estoy al borde de un ataque de pánico, no sé lo que tiene y así es imposible que le pueda ayudar, ¿qué coño se supone que tiene?, hace un momento estaba perfectamente.

Clarisa y Felipe salen corriendo al jardín al oír mis gritos, detrás de ellos hay varios familiares de Melody, parece que ya han llegado a la reunión para hablar de nuestra ronda en el torneo, pero eso es lo de menos, ahora lo importante es Melody. Sus padres llegan a mi lado y me encuentran a mí al borde de la histeria y a mi amiga con problemas para respirar y dolores en la zona torácica, por lo que rápidamente Felipe coge a Melody y Clarisa a mí.

En pocos minutos llegamos al hospital donde ambas somos atendidas, la doctora al verme a mí le dice algo a los padres de Melody que no logro entender, ya que es como si se me hubieran taponado los oídos, y se pone a atender a mi amiga, la cual sigue hiperventilando pero parece como si no le llegase aire a los pulmones. La doctora se gira hacia mí, sé que me está hablando, pero no entiendo nada, no logro oírla. De repente hace algo que no me esperaba, me da una bofetada, pero gracias a eso parece que vuelvo a la realidad.

-Debes detenerte - me dice la doctora.

-¿Qué? - le pregunto sin entender.

-La estás matando.

Miro a Melody sin poder creérmelo, ¿yo estoy haciendo eso?, pero cómo, ¿cómo puedo estar asfixiándola sin darme cuenta?, no tiene sentido. Un momento, deseé que se callara, sin importar la forma, ¿será posible?, ¿podría ser posible que fuera mi don de la mente consciente?, si es así, entonces para, por favor, no quiero que muera, no era mi intención, solo quería que se callara, no pensé que esto podría pasar, por favor, por favor, detén esto, haz que pare, por favor.

Vuelvo a mirar a Melody y puedo notar que su respiración se está normalizando, menos mal. Ella está inconsciente, pero según la doctora, se pondrá bien, no puedo creer que casi mato a mi amiga inconscientemente, esto es una pesadilla, y aunque Clarisa y Felipe me aseguran que todo está bien y que es normal perder el control de tus dones cuando eres novata, para mí no está nada bien, este “accidente” casi le cuesta la vida a Melody, no es lo mismo que sin querer crees un fuego y se te descontrole, a que tu don de la mente haga que una persona le cueste respirar, eso es más que un error.

Después de estar un rato al lado de la cama de Melody, decido salir de la habitación para que me dé un poco el aire. Mi cabeza es un hervidero, recordándome a cada instante que casi mato a mi amiga, este hecho no se me va a olvidar nunca, me perseguirá por el resto de mi vida, y me lo merezco, yo, que siempre antepongo la seguridad de mis seres queridos a la mía, he sido la causante del sufrimiento de mi amiga, casi parece un mal chiste, pero desgraciadamente es la realidad.

-Es un peligro - oigo que dice alguien.

-Solo ha sido un error, Amanda aún no domina sus dones - oigo que dice Felipe.

-Pues vaya error, casi le cuesta la vida a Melody.

-Pero no ha pasado nada.

-Esta vez, ¿quién te dice que la próxima vez no la termine matando?, es muy peligroso que siga con ella.

-No creo que haya una segunda vez, sé que Amanda a partir de ahora tendrá mucho más cuidado.

-No puedes estar segura, es humana, ya sabes cómo es esa especie.

No quiero seguir escuchando, por lo que me pongo a correr por los pasillos hasta que finalmente salgo del hospital, me dirijo a la casa, y me encierro en mi habitación, donde me pongo a llorar desconsoladamente, no me puedo creer lo que he hecho, todo es mi culpa.

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