08. Orgullo
Narrador
Bern y Belen se encontraban alistandose en el cuarto de visitas ya que a órdenes de su diosa se quedaron una noche en el palacio en esa habitación. Belen iba doblando las pijamas que se les fueron prestadas y volteo a ver a Bern que apenas se iba poniendo su cubrebocas especial estando enfrente del espejo mirando a su reflejo con una mirada fría.
Belen hizo una mueca de culpa dejando las pijamas dobladas sobre la cama matrimonial, fue con su esposo poniéndose a su lado que él al tenerla cerca volteo hacia la dirección contraria donde su esposa se encontraba, el movimiento fue instantáneo notándose la actitud molesta del hombre.
—Bern ya te dije las razones por la cual no te dije lo sucedido con Alex, yo...temía como iba hacer tu reacción, las acciones que él iba hacer por haberlo delatado, yo...tenía miedo —dijo Belen juntando sus manos en forma de súplica pidiéndole ese perdón a su esposo y él soltó un pequeño gruñido apartándose del espejo dirigiéndose al perchero donde se encontraba su saco.
—No es la primera vez que me escondes algo Belen —dijo él con una voz muy fría y su esposa bajo la mirada con gran tristeza abrazándose a sí misma— Se me está terminando la paciencia con sus secretos —agarró su saco con algo de brusquedad por su enfado y se la iba poniendo— Todo los sacrificios que hice por ustedes parecen en vano para que no tengan confianza en mi.
—No es que no te tengamos confianza Bern —dijo Belen desesperada haciendo un ademán histérico— El problema es cómo reaccionas, ¿Qué es lo que hubieras hecho si te hubiera dicho ese día que Alex intentó tener relaciones sexuales conmigo?
Su esposo volteó a ver a su esposa sacando gruñidos muy molestos a ese mal recordatorio y fue con ella señalándole con el índice que su esposa lo miraba con un poco de enfado.
—Lo que yo hubiera hecho es haberle dado el aviso a nuestra serafín del delito que quiso hacer Heaven contigo queriendo controlar el juicio por el rechazo que le diste como lo hizo ayer.
Belen se cruzó de brazos rodeando los ojos con unas pequeñas risas histéricas que causó que su esposo frunciera el ceño mostrando gran molestia y su esposa lo miró con una pequeña sonrisa incrédula.
—Te falto la parte que hubieras obligado a Galder para que te telenstrasportara a la mansión Heaven y así poder ir con Alex a golpearlo por el daño que intento hacerme, Bern ayer dentro del juicio Reto y yo tuvimos que controlarte para que no te lanzaras del palto hasta el primer piso para golpear Alex, no me sorprendería que hasta te hubieras transformado después de tantos años por ello.
—No seas ridícula Belen... —dijo su esposo con gran enfado entre pequeños rugidos.
—¿Lo soy?, ¿Recuerdas a Mark? —preguntó ella con enfado señalando una parte del cuarto como si esa persona estuviera ahí— Mark me dio una nalgada en mi parte trasera, te diste cuenta de eso y fuiste contra él cargando su cuerpo y lo lanzaste de la ventana del tercer piso de la academia, casi te iban a expulsar.
Bern soltó un gruñido cruzándose de brazos.
—Hablas de hace más de veinte años Belen...
—Y qué me dices del día cuando Galder nos llamó porque Reto y Leon se habian peleado muy violentamente en la academia, Leandro se encontraba en la oficina del director y me insultó llamándome inútil para no saber educar animales como tu o mi hijo, fuiste contra él a lanzarle un golpe y los dos empezaron a pelearse dentro de la oficina.
Bern iba por hablar, pero soltó un pequeño gruñido desviando la mirada sin saber que decir ante eso, Belen soltó un suspiró exhausta sujetándole las mejillas a su esposo empezando a regalarle una dulce sonrisa, su esposo volteo a verla con seriedad.
—Bern Bell te conozco como la palma de mi mano para saber que eres como un lobo defendiendo a su manada cuando alguien trata de lastimarla, puede ser por culpa de tu don, pero yo más lo veo por como eres realmente y es por esa razón que te amo... —dijo ella acariciándole la mejilla a su esposo de un modo lento y suave queriendo sentir el tacto de su piel, él de nuevo dirigió su mirada a ella tomándole de su mano sin querer que esa palma se apartará de su rostro— Pero hay limites mi bestia, ellos no comprenden ese amor que tienes por nosotros que solo ven lo negativo, comprende que pueden llevarte de nuevo al inferno si te muestras como una amenaza para nuestra raza y los humanos. Ese es mi temor Bern, si te hubieras lanzado contra Alex enfrente de nuestra serafin...
—Comprendo Belen... —dijo Bern con seriedad bajando la mirada mostrando un poco de culpa y su esposa lo mira con poca lástima— Es solo que... —él soltó un suspiró exhausto mirando hacia la puerta del cuarto— Estoy angustiado por que nuestra diosa va hablar con nuestro hijo.
Belen llevó su otra mano detrás de la espalda de Bern y pegaba su rostro en el pecho de su hombre sabiendo que de esa manera le transmitía cariño a su esposo calmando las emociones negativas, él empezó a ronronear un poco mostrando también su afecto a su esposa.
—Debe ser solo una pequeña llamada de atención por la obra que realizó Reto, debió esperarse hasta el juicio para aprovechar en pedirnos quedarnos y así hablar con nuestro hijo, conocemos a Reto, no le pasara nada malo, Bern.
Bern como respuesta le dio un beso a la punta de la cabeza de su esposa como si fuera una manera de agradecimiento a ese gran apoyo que ella alargó su sonrisa.
***
...Leon apoyó sus manos en el suelo evitando que su rostro impactara contra este, él cerró los ojos con fuerza apretando los dientes y las manos haciéndolas un gran puño por la ira que iba sintiendo, la punta inferior de su labio se encontraba partido con una herida profunda muy reciente empezando a juntarse la sangre que iba saliendo por esa ranura convirtiéndose en una gran gota que cayó sobre el suelo de mármol claro.
Leandro iba jugando con su anillo manchado de sangre girando el aro en su dedo teniendo una mirada muy fría hacia su hijo que seguía en el suelo, Giselda se encontraba sentada en el sillón individual del cuarto, ella soltó un pequeño gruñido al ver cómo se iba juntando un pequeño charco de sangre en el suelo por la herida de su hijo.
—Te dije que no usaras tanta fuerza con él, la serafín nos puede llamar la atención Leandro, hubieras usado el cinturón para esconder las heridas recientes en la espalda.
Leandro sonrió un poco mostrando gracia a las palabras de su esposa.
—No seas absurda Giselda, porque nuestra serafin sentiría lastima por un ser como este, agradecidos debería estar por castigar a nuestro hijo por haberle evitado la oportunidad... —dijo él borrando completamente su sonrisa agarrando las greñas del cabello de Leon levantando su rostro y él empezó abrir los ojos mostrando gran ira en su mirada— De mandar al inferno a la mestiza.
—Yo...cumplía con mi deber...de usar mi don...para hacer justicia como...el deseo de nuestra angel Trinity...
—Esa excusa puedes usarla con nuestra serafin, Leon, pero conmigo no me engañas, pudiste mantenerte callado —dijo él empezando a fruncir el ceño mostrando enfado— Si hubieras mantenido esta boca... —dijo él sujetando la barbilla a su hijo con gran brusquedad presionando para mantenerla sellada y su hijo soltaba pequeños gruñidos de gran enfado— El deseo de nuestra serafín de tener a esa mestiza en el inferno se hubiera cumplido, ¿Crees que ella está orgullosa de ti? O ¿Qué yo esté orgulloso de ti por lo que le hiciste al patético de Heaven? —preguntó su padre entre pequeñas risas soltando la mandíbula a su hijo.
Leon empezó a reírse con poca histeria viendo a su padre con una muy falsa sonrisa de locura del cual su padre no mostraba ningún miedo a esa sonrisa de su hijo.
—Por supuesto que no padre... —dijo él entre pocas risas muy apagadas con los ojos irritados viendo con gran ira a su padre— Quizás...mis actos no son para hacerte orgulloso técnicamente... —dijo él empezando a borrar su sonrisa mirando a su padre con gran frialdad y él empezó a fruncir el ceño empezando a mostrar mucho enfado a esas palabras— Quizás...sea lo contrario a eso, padre.
Giselda alzó un poco las cejas sorprendida de esa contestación, Leandro empezó apretar los dientes haciendo puño su mano donde le tiene sujetado las raíces del cabello a su hijo, como si su deseo fuera arrancarlas por completo, empezó a mirar atentamente al único ojo sano por el momento de su hijo y Leon empezó a quejarse un poco del dolor.
El ojo de Leon empezó a irritarse de un modo repentino, su tono de piel se volvía más pálida, sus labios se volvieron de un púrpura muy claro y en su nariz empezó a gotear poca sangre, su cuerpo empezaba a temblar exigiendo movimiento, pero él por la mirada de su padre se había paralizado.
—Te he dejado la movilidad de tu párpado sano para ver si quieres seguir creyéndote un hombre, no dejaré de usar mi don en ti, puedes evitarlo usando tu don luchando contra mi mirada o puedes ser un cobarde como de costumbre cerrando el ojo evitando mi mirada.
Su padre seguía mirando al único ojo abierto de su hijo como si fuera la única cosa que existiera en el planeta, la pupila de sus ojos se encogian volviendo su mirada mucho más intensa causando que Leon cambiará su mirada empezando a mostrar un poco de miedo al que esté empezando a batallar en respirar, él iba entrecerrando sus ojos teniendo un gran temblor en sus párpados como si en esa parte solamente hubiera un gran terremoto para que los haga saltar de ese modo, a pesar que el otro estuviera hinchado por el golpe pasado, su padre inclinó su espalda para pegar su rostro al de su hijo teniendo sus ojos casi besandose con los de él causando que la irritación de los ojos de Leon el que esta dañado hubiera un derrame.
Leon sin poder más con el sufrimiento cerró los ojos con presión soltando un quejido de dolor, su padre sin mostrar alguna expresión le dio un pequeño empujón tirándolo en el suelo y su hijo se agarró la garganta recuperando el aire perdido.
—Tanta inversión que hice por ti para ganarme a un hijo tan débil, cobarde, idiota y patético —dijo su padre con enfado dando un giro dándole la espalda a su hijo sacando un pequeño trapo de seda de su bolsillo empezando a limpiarse de sus manos que se encontraban un poco manchadas de sangre, sobre todo que se quitó de su anillo empezando a limpiarlo muy bien.
Tocaron la puerta, Giselda volteo a ver la puerta sacando un pequeño gruñido de fastidio levantándose y caminando hacia ella pasando al lado de su hijo que seguía en el suelo abrazándose a sí mismo dejando resbalar pocas lágrimas, ella al llegar la puerta la abrió sin pena alguna.
Una de las sirvientas del palacio bajo su cabeza mostrándole respeto a Giselda y ella se quedó mirando con seriedad a la mujer.
—En media hora estará servida la mesa, se le pide llegar puntuales ya que desayunaran con nuestra serafin.
Giselda le dio un asentimiento a la sirvienta como respuesta, después cerró la puerta y fue caminando hacia Leon bajando su mirada para verlo aun recostado en el suelo con una mirada llena de tristeza y dolor. Su madre rodeó los ojos mostrando una gran mueca de fastidio.
—En vez de seguir humillandote de esta manera, levántate y aséate que en media hora desayunamos con nuestra serafín —dijo ella, pero su hijo parecía sordo al ignorarla completamente siguiendo acostado con una mirada perdida— Apúrate —chasqueo los dedos dándole entender a su hijo y Leon volteó a verla con enfado, pero al ver como su padre se puso al lado de su esposa él bajó la mirada con gran dolor que prefirió irse levantando sin repelar.
El iba caminando directo al baño sujetándose el labio que no le dejaba de sangrar, Giselda volteo a ver a su esposo que él iba caminando hacia el espejo notando que había unos pocos pelos alborotados en su peinado, empezó acomodar su cabello...
***
La familia Bell se encontraban sentados en el gran comedor esperando a su anfitriona, el cuarto es muy extenso teniendo columnas, detalles y en los marcos de las gigantescas pinturas con marcos de oro puro, el suelo es de mármol de tonos claros con partes doradas, además de tener colgadores de diamantes puros en el techo, habiendo variedad de ventanas largas con detalles en el cristal marcados dejando entrar la luz del sol de un modo que creaba destellos dentro del lugar muy hermoso.
En el salón se podía encontrar repleto de guardias, unos pocos arcángeles, mayordomos y sirvientas para cualquier servicio. El mantel de la alargada mesa es de una tela fina con encaje realizadas a mano muy detalladamente sin haber algun hilo fuera de su lugar, los cubiertos son de plata pura estando implacables, las copas y los vasos de cristal y los platos de porcelana con detalles pintados de oro. Para decoración tienen floreros, candelabros, pequeñas esculturas de mármol como ángeles, etc.
Belen mira a su alrededor admirando el gran comedor.
—Es extraño, pensaba que al ser invierno era la temporada de plata en el palacio de nuestros ángeles siendo la temporada de nuestro querubín —dijo la madre entrecerrando los ojos a que tanto oro en el lugar le lastimara un poco la vista.
—Así era madre, hasta que quitaron esa tradición mientras que nuestro querubín se encuentre en el inferno —dijo Reto informando a su madre y ella volteo a verlo regalándole una pequeña sonrisa agradecida a esa pequeña información.
Un mayordomo abrió la puerta del cuarto dando paso a la familia Hammer, los Bell voltearon a verlos seriamente, pero Belen se sobresaltó de su silla al ver como Leon con la mirada abajo iba siguiendo a sus padres tratando de esconder sus heridas recientes.
Los mayordomos hicieron para atrás el asiento donde se sentaría la familia Hammer, Leandro no tuvo otra opción que sentarse enfrente de Bern tomando asiento teniendo su mirada hacia ese hombre que él lo mira con la misma mirada fría como él mostrándole que no tiene ningún miedo de su don. Leon se sentó enfrente de Reto quien él se le quedó mirando fijamente su rostro, pero su compañero como respuesta se volteo tratando de estar de perfil escondiendo al menos la mitad más herida de su cara. Giselda se sentó enfrente de Belen que ella sin mostrarle importancia mostraba gran preocupación por ese joven que a pesar de no tener una buena relación con él, Belen la mostraba por su puro corazón.
—Por nuestra serafín, querubín y ángel trinidad —exclamó Belen poniendo sus dos manos en su pecho sin apartar su vista a la de Leon que él frunció el ceño mostrando algo de enfado siguiendo de perfil, los padres del joven voltearon a ver a la mujer con frialdad y Bern soltó un pequeño gruñido de estrés— Como es que ayer en el juicio su hijo se presentó en un mal estado y hoy se presentan con su hijo con el doble de gravedad —dijo ella ahora con enfado mirando a Leandro exigiendo una respuesta.
—Señora Bell, con todo respeto, pero no se meta en asuntos que no son los suyos, de acuerdo —dijo Leon con enfado mirando a la mujer con su único ojo sano sin tener que voltear a verla— Usted no es más que una mujer enferma que se cogio a un animal y además que parió a uno, que muestre preocupación por mi es hasta insulto.
Reto soltó un gruñido mostrándole los colmillos a Leon.
—Grosería es que la insultes enfrente de mi padre y mío como si fuéramos simples retratos para haberte atrevido ofenderla de ese modo a pesar que se molesto en mostrar preocupación en un hombre despreciable como tu.
—Reto —dijo su madre en forma de regaño volteando a ver a su hijo y después le tomo la mano como manera de tranquilizarlo y darle entendender que ese insulto de Leon no la ha ofendido— No es su culpa que me hubiera insultado, deben ser actos que sus padres lo obligan a realizar —dijo ella mirando de muy mala manera a los padres que Giselda frunció el ceño mostrando gran molestia a ese comentario.
—Mi hijo tiene la razón que no es tu incumbencia Belen, pero tienes al tuyo que se nota que aun no terminas con su adiestramiento para que siga mostrándose como un salvaje como su padre.
Bern respiró hondo y soltó aire sacando un largo gruñido de fastidio al saber que esa mujer comenzó una guerra, Belen empezó a fruncir el ceño de un gran modo que hizo una pequeña arruga sobre su nariz.
—Por favor Giselda, no te refieras a mi hijo y mi esposo como animales, cuando tu y tu esposo castigan al suyo como si fuera uno.
Leandro frunció el ceño mostrando enfado a esa gran insulto de Belen sin apartar su vista de Bern que parecía que ya empezaba a usar su don en él ya que él hombre se le iban irritando los ojos, pero Bern frunció el ceño sin parpadear mostrándole a Leandro que no pensaba rendirse ante su mirada a pesar del pequeño dolor que sentía en su interior.
—Espero una disculpa de tu esposa o tu hijo por estar ofendiendo a mi familia, Bern —dijo Leandro con una voz educada, pero llena de frialdad.
—Y yo espero una disculpa de tu esposa y tu hijo por haber insultado a la mía, Leandro —dijo Bern de la misma manera que él hombre enfrente suyo siguiendo con el reto de miradas.
Leandro se quedaba viendo a los ojos de Bern empezando hacer su pupila mucho más pequeña para usar su don con más fuerza, Bern realizó lo mismo con sus ojos haciendo sus pupilas delgadas más finas volviendolas muy intensas y amenazantes, eran como dos serpientes mirándose entre sí sin parpadear, queriendo causar gran amenaza y miedo en su mirada, esperando a que alguno de los dos cayera siendo el perdedor mientras que el ganador iba verse como el hombre fuerte de esa mesa.
A pesar que la piel de Bern se iba poniendo más pálida de lo normal, su cuerpo empezaba a tener fuertes escalofríos involuntarios y su tono de respiración ya se oía cortada al que su garganta se este inflamando, pero él seguía con la misma mirada fuerte a pesar de la fuerte irritación que tiene en el momento, Belen empezó a mostrar preocupación por su esposo al mirar como las venas de su rostro empezaban a tornarse de un color más fuerte.
—Suficiente Leandro —dijo Belen preocupada y Reto empezó mantener su mirada al de ese hombre con gran amenaza ya que está lastimando a su padre, pero Bern alzó su brazo mostrándoles su mano como si fuera una seña para ellos que se encontraba con bien, que él quería seguir con ese reto sabiendo de las consecuencias que esto podría causarle.
Eso hizo enfadar a Leandro frunciendo más el ceño pasando al siguiente nivel con su mirada, empezando a tornar su iris de un tono rojo como la misma sangre, pero la mirada de Bern no se debilitaba, seguían siendo la misma fuerza con la que miraba a ese hombre, con valentía y sin mostrar algún miedo por el fuerte dolor intenso que le iba causando.
Leon empezó a mirar a Bern sin seguir de perfil, sin importar mostrar las heridas que fueron causadas por su padre, él mostraba impresión a este suceso, nunca había visto a un hombre que soportara la mirada de su padre a pesar que él ya estaba utilizando su don en serio, se mostraba perdido a que ese hombre no mostrara alguna expresión de dolor o miedo en su mirada, se preguntaba a él mismo "¿Cómo le hace para verse firme y amenazante a pesar del veneno que está corriendo en su interior?"
Se podía escuchar como la respiración de Bern ya ni siquiera se escuchaba, Leandro empezó alargar un poco su sonrisa al saber bien que ese hombre ya no podía seguir soportando su don, ya su garganta estaba completamente inflamada para que pudiera pasar aire a sus pulmones, pero Bern a pesar de eso seguía con la misma mirada con la que empezó sin importar que sus pulmones ya no pudieran recibir aire y su rostro se estuviera enrojeciendo al sentir una fuerte presión.
—Lo estás asfixiando, basta Leandro —dijo Belen con súplica a Leandro, pero él la ignoraba mostrando gran enfado a que ese hombre no se mostrará asustado por el veneno de su mirada sin apartar su mirada de él.
Las puertas se abrieron empezando a escuchar la tocada de un arpa siendo ese el aviso de la llegada de la serafin, Leandro soltó un gruñido volviendo el tono de sus ojos a los comunes y Bern se iba levantando del asiento escondiendo toda debilidad recuperando el aire, su tono de piel iba agarrando ese color vivo, sus venas se iban aclarando de nuevo y sus ojos se le iban quitando la rojez, Belen y Reto se le quedaron mirando preocupado, pero se levantaron de sus asientos como él para recibir a su diosa con respeto.
La arpista con una túnica blanca simple iba entrando al salón sin dejar de tocar el arpa con una sonrisa serena en su rostro dirigiéndose a la esquina del salón donde se encuentra un espacio especial para ella al lado de una de las extensas ventanas, Eva junto con sus dos fieles arcángeles, Tauro y Zafiro, iba entrando al comedor, todos los del cuarto iban inclinando sus espaldas haciéndole una reverencia.
Eva se dirigía al asiento de la cabecera quedándose de pie mirando a las dos familias con seriedad, pero les regalo una corta sonrisa amable extendiendo sus brazos como manera de señalamiento.
—Pueden levantar sus cabezas y tomar asiento —dijo ella mientras tomaba asiento agarrando la servilleta de tela poniéndola sobre sus piernas y por sus órdenes las dos familias tomaron asiento haciendo el mismo acto educado— Les doy mi agradecimiento por haberse tomado el tiempo para quedarse en mi hogar a previa nochebuena.
—Por favor mi serafín, no tiene la necesidad de agradecernos, somos nosotros quien le damos el agradecimiento por darnos la oportunidad de estar con usted —dijo Bern con gran educación y Eva alargó un poco su sonrisa volteandola a ver de una manera muy agradable por esas palabras.
Los mayordomos iban llegando con charolas de plata sirviendoles enfrente de los invitados y la anfitriona, abrían la tapa mostrando de un extravagante desayuno a excepción de Reto y Bern que ellos recibían diferentes tipos de carne cruda partidas en pedazos. Reto miró a su padre haciendo una pequeña mueca de lástima ya que Bern se le quedó viendo el desayunando con gran frialdad, Leandro y Giselda alargaron su sonrisa mostrando gran burla por eso.
—Mi serafín, que...pena pedirle esto, pero...mi esposo...no tiene la misma dieta que mi hijo y él...ya no come en público —dijo Belen tratando de mantener una sonrisa para esconder sus nervios y Eva alzó un poco las cejas mostrandose perdida.
—Pero no cometerá una gran grosería en despreciar el desayuno que nuestra serafín nos ha dado y menos ser el único en esta mesa que no lo haga, además que por tu don Bern no debe serte ninguna molestia comer lo mismo que tu hijo, después de todo ya has comido carne humana, ¿Qué puede ser más desagradable que eso? —preguntó Giselda mostrándole los dientes a Bern con gran arrogancia que Reto y Belen mostraron gran ira a ese comentario.
—No es ninguna grosería para mi si no deseas desayunar entre público Bern, comprendo las razones, mis disculpas por haberme olvidado esa costumbre tuya —dijo Eva haciendo unas señas al mayordomo que él iba al plato de Bern volviéndola a cerrar y se la iba retirando.
—Agradezco su comprensión mi serafín —dijo Bern con seriedad volteando a verla y ella agarró los cubiertos bajando la mirada a su plato empezando a cortar un pedazo de salchicha frita.
—No tiene que, sabe Bern, he sentido culpa por usted desde ese accidente... —dijo ella agarrando el pedazo de salchicha— Su primer Apocalipsis en la academia, estaba a punto de ganarse una de mis plumas doradas como el mayor premio, si no fuera que ese conflictivo hombre usó su don para afectar su transformación —dijo ella alzando el tenedor mirando fijamente el pedazo de salchicha encajado en las cuatro puntas— La deformación que tuvo en ese momento...recuerdo que pensaba ser misericordiosa con usted para quitarle esa agonía que sentía con esa forma desfigurada, pero mi esposo me lo negaba, él desde que lo conozco cree en la esperanza... —dijo ella empezando hacer una pequeña mueca de disgusto siguiendo su mirada en el pedazo de salchicha como si solo fuera esa carne fría la única que estuviera presente en el cuarto.
>Los problemas que ha causado por su mentalidad, lo dejamos vivo dándole a la oportunidad a ese traidor de resolver su error, Gabriel creyendo que podía vivir usted su vida normal después de ese accidente, pero como era de esperarse ese miserable de Schlange no lo logro dejando aún marcas de deformaciones en su cuerpo causándole conflictos en su control y en sus hermanos potestades. Mi esposo hermano dejó viva a la humana a pesar que yo le di una orden de asesinarla, me mintió y me guardo un secreto por 21 años, me vio la cara de ignorante en todo ese periodo, todo por la dichosa esperanza que él tiene que la mestiza puede ser como nosotros... —sonriendo un poco a que eso le causara algo de gracia— Pero... —dijo ella sonriendole a las dos familias con una dulce sonrisa— A veces puede ser un beneficio tener un defecto como el de mi esposo, como mi apreciada hija Belen lo padece, en haber tenido la gran esperanza de juntarse con Bern ignorando sus deformaciones para tener un primogénito destacado por sus dones y aqui lo tenemos presente.
Al finalizar esa conversación se llevó el pedazo de salchicha con una calmada sonrisa en su boca observando a sus hijos con gran cariño que ellos se habían quedado de ojos bien abiertos a que sus palabras los hubieran tensado un poco, Belen miró con gran preocupación a Bern que bajó la mirada tratando de esconder una emoción de enojo y tristeza por esas palabras, Leandro volteo a ver a Leon de reojo mirándolo con enfado a que su hijo no fuera reconocido por su fuerza como Reto y él bajó la mirada nervioso.
—Me siento halagado por ser reconocido por usted mi serafín, pero todo ello se lo debo a mi padre —dijo Reto con seriedad mostrándose muy educado enfrente de la serafin y llevó un pedazo de carne a su boca empezando a masticar.
—No tengo duda de eso, Reto, puede que tu padre no hubiera ganado un apocalipsis, pero estoy totalmente segura que tú serás el que le otorgue una de mis plumas doradas... —dijo ella agitando un poco sus alas presumiendo su fino plumaje— Aunque puede corregirme si no estoy en lo acierto Leon —dijo ella volteando a ver a Leon que él se tensó un poco al que ella tuviera su mirada en él— ¿Cree que Reto será quien gane en su primer Apocalipsis en su grupo celeste?
Los padres de Leon voltearon a ver a la boca de su hijo con gran amenaza esperando la respuesta que ellos esperan escuchar, él empezó a sacar risas nerviosas alzando la mirada al techo sujetando el cuello de una manera muy nerviosa.
—Por.porsupuesto...que no...tendrá que pasar sobre mi...para ganar y es algo...que no va a lograr, mi diosa —dijo él con una sonrisa muy nerviosa mostrando sus dientes, Eva sin borrar esa sonrisa agarró su taza con té y le dio un pequeño sorbo con el meñique levantado sin apartar su vista a la de Leon.
—Sería un interesante combate por ver, Reto puede tener mayor fuerza, pero tú mi querido niño, tienes la astucia con ese poderoso don que mi hija llegó a otorgarte desde su paraíso, debo felicitarte por como lo has usado ayer en el juicio, si ella estuviera aquí presente... —dijo ella bajando la mirada poniendo su mano en su pecho por ese añoro deseo— Estaría orgullosa de ti por haber usado tu don para mostrar justicia y derrotar la corrupción de ese hombre.
Belen con una sonrisa empezó a realizar pequeños aplausos, pero todos los de la mesa voltearon a verla con seriedad, ella dejó de aplaudir bajando sus manos con una sonrisa apenada y Eva sacó pequeñas risas en forma de coro dejando la taza en la mesa.
—Belen tiene toda la razón, Leon merece un aplauso por ese logro y reconocimiento —dijo la serafín dando pequeños aplausos educados y como ella aplaudió todos los del cuarto empezaron aplaudir incluyendo los arcángeles. Belen de nuevo regalándole una dulce sonrisa a Leon empezó aplaudirle, Reto y Bern sin opción aplaudían.
Leon sin saber que expresión mostrar ante eso solo tiene de una sonrisa un poco penosa, su madre le tomó de la mano regalandole una sonrisa a su hijo y él apartó su mano a la de ella bruscamente sin importar ser al menos discreto en esconderlo, ella frunció el ceño mostrando enfado, pero a la presencia de la serafin seguía fingiendo una sonrisa dándole pequeños aplausos a su hijo.
Eva dejó de aplaudir haciendo que los demás hicieran el mismo acto, ella recargo su codo en el brazo de su silla agarrándose la barbilla mirando a Leon con mucha atención y él iba frunciendo un poco el ceño.
—A lo que estoy informada es que no has tenido una pareja, ¿Me equivoco?, Leon —dijo ella sacando una pequeña sonrisa picara al ocurrir una idea.
Leon sacó risas nerviosas pudiendo sentir la gran tensión creada por su padre ante esa pregunta y se sujetó el cuello tratando de esa manera calmarse.
—No...mi diosa, aun...no encuentro a la elegida —dijo él tratando de causar gracia y Eva alargó su sonrisa logrando un poco ese objetivo.
—He conocido a variedad de hombres con ese problema, a la cantidad promedio de nuestra raza a algunos se les dificulta encontrar a la potestad que se les sea indicada y la mayoría cometen el error de casarse con alguna a pesar de no tener un sentimiento por ella para que después me lleguen correos de súplicas a que les dé el permiso del divorcio sabiendo con claridad que eso no está permitido en nuestra raza, habiendo infidelidades como Alex quiso cometer con Belen —dijo ella mirando a Belen que ella hizo una pequeña mueca bajando la mirada— ¿Sabes cuál es mejor decisión a tomar si se te presenta esta complicación?, Leon —dijo ella volteando a ver a Leon que él alzó un poco las cejas mordiéndose el labio inferior por los nervios.
—Yo...he escuchado...que toman su vida para ser arcángeles, mi diosa —dijo él un poco inseguro.
—Exactamente, algunos no logran pasar el examen convirtiéndose en simples guardias, pero hombres como tu llegan a ser muy fieles a mi —dijo ella extendiendo sus brazos mostrando a los dos arcángeles que están junto con ella— Es un trabajo privilegiado, honorable, de fortaleza, resistencia, autoridad, si los he nombrado como arcángeles es porque es un nivel más alto que todos los que están presente en este cuarto, por supuesto que a excepción mía —dijo ella señalando a ella misma con una pequeña sonrisa arrogante— Tu don puede ser útil para ser un arcángel, Leon.
Leon alzó las cejas mostrando impresión a sus palabras y sacó pequeñas risas nerviosas.
—Me siento muy halagado mi diosa, pero...me gustaría...
—Es un buen consejo el futuro que le puede otorgar a nuestro hijo mi serafín, agradecemos que vea potencial en él —dijo Leandro interrumpiendo bruscamente a su hijo y Leon guardo silencio bajando la mirada con seriedad.
—No hay porque agradecer, es un potencial que es visible para cualquiera Leandro, deben estar orgullosos de tener un hijo como él —dijo Eva con una cariñosa sonrisa y se llevó un pedazo de comida a la boca.
—Lo estamos —dijo Leandro con seriedad y en ese momento Leon pudo sentir un golpe en su pecho.
Leon volteó a ver a su padre con gran odio sabiendo que esas dos simples palabras "Lo estamos" es una gran mentira, que esas dos palabras formadas por nueve letras en total fueron como nueve puñaladas en su corazón, nunca había escuchado a su padre decir que estaba orgulloso de él, él no puede tener imaginación para poderse imaginar cuando llegara ese día, pero podía pensar, desde pequeño él creía que iba ser el momento más increíble de su vida, pero a pesar que ese día había llegado, que en unos segundos había ocurrido, sentía lo contrario a eso, se sentia mas despreciable, mostraba gran ira al sentir ese sentimiento, trataba de al menos tomar esa mentira como una verdad, pero no le era posible.
—Me...permite levantarme para dirigirme al baño, mi serafín —dijo León con seriedad aun teniendo la mirada en bajo.
—Adelante —dijo ella dando un pequeño señalamiento a la salida y Leon se iba levantando de su asiento arrojando la servilleta en la mesa dirigiéndose a la salida del cuarto rápidamente.
Belen hizo una pequeña mueca preocupada volteando a ver a su hijo qué Reto se había quedado viendo la puerta de donde se había salido Leon.
***
Eva terminando su desayuno agarró la servilleta de sus piernas dándole pequeños toques a sus labios con ella quitándole alguna suciedad.
—Fue agradable desayunar con ustedes hijos míos, hacía mucho tiempo que no desayunaba con compañía, anteriormente lo hacia con mi esposo, pero ya saben en la situación en la que se encuentra para ya no estar presente conmigo.
—Acaso pasara este año la noche buena a solas, mi serafín —dijo Giselda mostrando preocupación por su diosa.
—No me malentiendan hijos míos, no por ese comentario deben sentir lastima por mi, he disfrutado de la soledad últimamente —dijo ella agarrando la taza de té y se la iba llevando cerca de sus labios— Desde que conocí a Gabriel no nos habíamos apartado, fueron milenios que nos manteníamos juntos, parecíamos siameses para tener esa regla —ella le dio un pequeño sorbo terminando su té y lo dejó sobre la mesa, un mayordomo rápidamente llegó a recoger la taza vacía y se iba retirando— Una vez que por la mestiza tuve que tomar la difícil decisión de enviar a mi esposo al inferno por el delito que me cometió, es...una soledad que volví a vivir cuando baje de las estrellas, había pasado tanto tiempo que se me había olvidado en mis memorias que un momento llegué a estar sola, en ese momento conocía cada ser o cosa de esta tierra, es un descubrimiento que hice mientras que mi esposo se encuentra en el inferno, un añoró por esa soledad que hace milenios que no tenía.
—Es totalmente comprensible, mi serafín. Pero nuestras puertas a nuestro hogar están abiertas para usted por si desea compañía —dijo Giselda bajando su cabeza mostrando respeto y Eva le regaló una sonrisa que mostraba agradecimiento.
—Como mi casa está abierta para ustedes hijos míos —un arcángel se le acercó al oído de su diosa susurrando en su oído y Eva le dio un asentimiento— Si me disculpan, debo tener la plática que deseaba con su hijo, señores Hammer —dijo ella levantándose de su asiento.
—Para nada, mi diosa, para nosotros es un honor —dijo Giselda con una sonrisa volteando a ver a su hijo que él se iba levantando de su asiento.
—Le darán aviso a su hijo cuando ya desee hablar con él, señores Bell, por mientras pueden disfrutar libremente de las instalaciones de mi hogar —dijo Eva con una sonrisa y Belen le regaló una sonrisa agradecida.
—Muchas gracias nuestra serafín —dijo ella levantándose de su asiento como los demás.
—Espero que te guste la vegetación —dijo Eva mirando a Leon que él solo le dio un pequeño asentimiento siguiéndola.
Eva junto con Leon se salieron del cuarto, los dos leales arcángeles iban caminando tras de ella para asegurar su protección, los Bell voltearon a ver a los Hammer con gran seriedad.
***
Eva iba caminando por sus extensos jardines totalmente naturales, pero mucho más hermosos a los que existen por la gran variedad de flores y diferentes animales que se iban presentando mientras que caminaban sobre un camino de piedras, Leon iba mirando a su alrededor mostrando impresión al no encontrarle fin a este jardín.
—No muchos tienen la suerte de estar en mis jardines, no permito mucho la entrada a esta zona porque es mi parte más agradable para mi del palacio, pasar mucho tiempo en el empíreo hace sentirme sofocada, fastidiada y estresada, después de terminar mi horario vengo aquí a dar un paseo y de esa manera se me retiran las emociones negativas —dijo Eva volteando a ver a Leon bajando su mirada y él volteo a verla teniendo que alzar un poco su rostro por la gran altura de la mujer regalándole una corta sonrisa.
—En ese caso debo sentirme afortunado, mi diosa.
—El mismo efecto que esto me causa a mi debe causarte a ti, mi niño —dijo ella alargando su sonrisa transmitiendo cariño a Leon y él miró a sus lados borrando su sonrisa.
—No le mentiría, yo...no sé si siento esa misma sensación —dijo él con seriedad cruzándose de brazos teniendo su mirada en los jardines tratando de sacarse todas las emociones negativas siguiendo de ejemplo a su diosa.
—Puedo entenderlo, tus padres no te permitían salir de tu mansión por tu enfermedad en un pasado, puedo saber que si llegabas a romper esa regla... —dijo ella deteniéndose sujetando la barbilla a Leon para ver con mayor atención su rostro y él desvió la mirada sintiendo pena por ese mal pasado— Te daban un castigo. Puede que ese sea el bloqueo que te impida disfrutar esto.
—Mi diosa, se bien la razón por la cual me ha llamado —dijo él con la mirada en bajo y Eva seguía con una sonrisa serena en su rostro.
—Debo suponer que has usado tu don en mí para saberlo.
—No, no, no... —dijo Leon apartándose de ella sacando pequeñas risas nerviosa— Yo...no me atrevería a usar mi don en usted mi diosa. Esta vez...solamente encontré la lógica.
—Y puedo saber porque no usarias tu don en mi, Leon —dijo ella con amabilidad juntando sus manos empezando a caminar de nuevo.
—Tiene más de dos mil años de vida, es tan largo su lazo de memoria que me tomaría una eternidad encontrar los recuerdos que busco —dijo Leon siguiendo el paso en sincronía con su diosa— Y...además que yo creo...que puede ser una ofensa para usted si me meto en su vida personal.
Ella sacó pequeñas risas en forma de tarareo cubriéndose la boca.
—Es por esa razón que puedes ser un buen arcángel, Leon, puede que seas conflictivo en la academia, pero no eres ignorante, realmente veo potencial en ti.
Leon se detuvo bajando la mirada y su diosa extrañada se detuvo volteando a ver.
—Mi diosa...yo sé bien que no está alegre como lo muestra, si me ha llamado es porque sabe que he visto más de lo que no debí en los recuerdos del señor Alex —dijo él mirando fijamente a los ojos de su diosa y ella empezó a borrar un poco su sonrisa.
—Hablaré de ese tema contigo cuando yo lo decida, Leon —dijo ella con un tono bastante frío que tensó un poco al hombre, pero a pesar de eso volvió a sonreír un poco haciéndole señas que la siguiera— Sígueme, vamos al quiosco, la mayoría de las veces hablo con mis invitados en esa zona.
Ella de nuevo empezó a caminar y Leon hizo una pequeña mueca a que este tiempo con ella fuera una tortura para él, él presentía que iba a recibir un gran regaño por su diosa por lo que hizo y quería terminar con eso de una vez, pero sin opción empezó a caminar de nuevo siguiendo los pasos a su diosa estando al lado de ella.
—Como te decía tienes un gran potencial, tu padre no te dio la oportunidad de decirme tu opinión al respecto sobre mi propuesta.
—¿Propuesta? —preguntó León frunciendo el ceño mostrando confusión— Pensaba que...solo era un consejo, mi diosa.
—Por la palabra de tu diosa la transformó en una propuesta, puedes dejar esa carrera de administración de empresas y empezar tus entrenamientos para arcángel el siguiente semestre, yo te puedo dar mi apoyo dándote a uno de mis mejores arcángeles como tu entrenador personal, puedo hacerte de un hombre fuerte, el hombre... —dijo ella volteando a ver a Leon alargando su sonrisa— Que tu padre espera que seas.
Leon desvió la mirada sintiéndose presionado ante esa decisión.
—No...es por despreciar su apoyo mi diosa, pero...tendría...que pensarlo seriamente —dijo él algo inseguro sobre ese futuro.
—Por supuesto, es solo que estoy preocupada por ti mi niño —dijo ella mirando a Leon con preocupación poniendo su mano detrás de la espalda del hombre y él frunció el ceño mostrando un poco de confusión— No tienes que esconder la verdadera razón por la cual no tienes pareja —dijo ella con una tierna sonrisa y él volteo a ver a los lados confundido al no saber de lo que hablaba— Se del temor que tienes por la grande probabilidad que tus hijos nazcan con la enfermedad que tenias anteriormente, tus doctores me lo informaron, puede ser genético, no se sabe si tu primer hijo pueda padecer de esa enfermedad, no quisieras que tus hijos sufrieran lo mismo que tu sufriste, ¿Me equivoco?
Leon se detuvo al escuchar a su diosa al no haber pensado en eso, Eva se detuvo viendo extrañada a Leon al verle esa expresión que podía mostrar algo de miedo y tristeza. Leon a pesar no tener la posibilidad de usar su imaginación, es como si hiciera lo posible por hacerlo que por eso se había quedado bloqueado, pero al sentir la mirada de su diosa volteo a verla negando con la cabeza.
—No...no se equivoca mi diosa —dijo él con seriedad volviendo a bajar la mirada empezando a caminar de nuevo y Eva como él empezó a caminar apresurando sus pasos para estar adelante.
—Es por esa razón que te he comentado esta opción para ti Leon, para evitar esos problemas que temes que ocurran.
Eva se detuvo al haber llegado al lago donde había un puente de cristal sobre el agua que se dirigía a un quiosco de plata estando en el centro del lago, habiendo muchos cisnes en pareja nadando en el agua. La serafín empezó a caminar sobre el puente de cristal y Leon se había quedado quieto debido a que ese tema lo había deprimido, pero empezó a caminar de nuevo estando detrás de su diosa.
Él y Eva llegaron al quiosco donde se encontraba su arpista personal sentada en la esquina con su arpa, ella al ver a su diosa empezó a tocar su arpa cerrando sus ojos sintiéndose relajada sintiendo la música una vez que toca esas cuerdas, Leon mostró extrañeza al ver las dos sillas que quedan enfrente de uno al otro y al lado una mesa con una pequeña caja con primeros auxilios.
Eva tomó asiento en la silla izquierda y ella con una dulce sonrisa le dio pequeños golpes a la silla de enfrente indicando a Leon que tomara asiento, él mostrándose un poco perdido se sentaba enfrente de ella y su diosa abrió la caja de auxilios sacando los materiales de medicina.
—Agradezco que no me hubieras acusado ayer en el juicio por haber sido yo quien organizó el sabotaje en el señor Alex —dijo ella con una sonrisa apagada embarrando esa crema en el ojo herido de Leon que él sin poder evitarlo iba haciendo pequeñas muecas de dolor al sentir que con el mínimo acto siente un gran un dolor agudo, pero hizo una expresión de confusión.
—No tiene que...
—No he pedido que hables —dijo ella borrando su sonrisa mirando con mucha seriedad al hombre enfrente suyo y Leon guardo silencio sellando sus labios a las órdenes de su diosa.
Eva dejaba el frasco en la mesa y Leon se quedaba callado paralizado con poco miedo, Eva agarró de otro frasco con un algodón, abrió la tapa y empezó a remojar ese algodón con el líquido de la botella.
—Se bien que lo correcto sería que dijeras la verdad, es algo que mi esposo te diría como un consejo, mi hija esperaría que acepte las consecuencias de mis actos, no me molestaría si me delatas... —dijo ella fingiendo una sonrisa del cual Leon se tensaba a esa falsa gran curva— Vería ese gran potencial en ti, un hombre correcto, valiente, respetuoso, honesto... —ella empezó a darle toques en labio inferior de Leon con el algodón empapado y él soltó un pequeño quejido de dolor al sentir el fuerte ardor— Sin tener alguna duda pediría que fueras uno de mis arcángeles personales, sin necesidad de una prueba... —dijo ella acercandose al oido del hombre y Leon iba mostrando una mirada atónita al estar conociendo el verdadero lado oscuro de la mujer.
>Te convertiría en el hombre que tu padre desea que seas, te mandaría a uno de mis mejores arcángeles sin importar como este te castigue si no ve mejoría en ti y una vez que te conviertas en mi arcángel, me servirás en toda tu solidaria y miserable vida junto a mi, te mandaré a las misiones más pesadas, estarás presentes a todos los juicios usando tu gran don, serás...el hombre...que tu padre desea que seas —dijo ella en un susurro muy amenazante y él hombre se quedaba paralizado asustado a esa amenaza.
Ella se apartó de Leon levantándose de su asiento dejando el algodón sobre la mesa teniendo una corta sonrisa hacia él que tiene su mirada perdida hacia el horizonte tratando de procesar lo que acaba de ocurrir.
—Te agradezco que hayas tomado tu tiempo para hacerme el favor de hablar conmigo como deseaba hacerlo, ya puedes retirarte junto con tus padres, despídeme de ellos de mi parte.
Eva sin decir más se iba retirando del quiosco avanzando hacia su palacio, la arpista al ver a su diosa retirarse con prisa se levantaba y con su arpa en sus brazos iba siguiendo a su diosa, los arcángeles de la serafín se iban retirando dejando a Leon a solas en el quiosco.
Él sacó de su bolsillo del pantalón una pequeña bolsa transparente con un poco de cocaína, se iba haciendo una fila de polvo en el dorso de su mano a pesar que esta le temblaba por los nervios y el miedo...
***
Reto iba avanzando junto con dos arcángeles que lo iban guiando a donde estaba su diosa, los tres se detuvieron en una puerta y los dos guardias agarraron el pomo empujando las dos tablas.
Reto pudo ver que la serafín se encontraba en un cuarto no muy extenso, redondo con muchos ventanales, sin haber ningún mueble en ese pequeño cuarto, ella se encontraba de espaldas teniendo sus alas extendidas que hacía bloquearle la vista a Reto a lo que ella estaba viendo en la pared del centro.
Los arcángeles cerraron la puerta manteniéndose en el cuarto y Reto hizo una muy pequeña mueca al presentir que esta plática no iba a salir nada bien, pero trataba de mantenerse serio y firme, Eva volteo a ver a Reto regalandole una corta sonrisa.
—Espero que no te moleste el cuarto, es estrecho, son uno de la variedad que sobran en mi palacio, quisiera aprovecharlos.
—No es ninguna molestia mi diosa —dijo Reto con demasiada educación llevando sus brazos detrás de su espalda.
Eva iba descansando sus alas dejándolas un poco caídas dando vista a Reto de lo que ella estaba viendo, él se sorprendió un poco al ver su obra de arte colgada en la pared del centro y su diosa le hizo unas pequeñas señas que se pusiera al lado de ella, él sin mostrar miedo alguno daba pasos hacia adelante poniéndose a su lado teniendo su mirada fija en la obra que ha creado.
—Estaba analizando tu obra —dijo Eva teniendo su mirada fija en el cuadro— Muy hermosa para haberla realizado en tres meses, se puede ver tu don nato en el arte, Reto.
—Le agradezco por el halago serafín —dijo Reto inclinando un poco su espalda como manera de agradecimiento a esas palabras.
—Puedes hacerme el favor de explicarme la simbología de esta pintura, quisiera escucharla del pintor —dijo Eva sin apartar su vista del cuadro y Reto a pesar que su diosa hablaba con amabilidad, podía sentir mucha tensión en ese cuarto.
—Mi obra la he titulado "Mestiza", traté de capturar el sufrimiento de una mestiza en una imagen, de cómo a pesar de tener su parte potestad no es permitido verla como uno de nosotros, por esa razón las alas de ángel y el dedo índice potestad amputados, nos es obligado verla como un demonio, la cola y los cuernos del mal ser han sido incrustados a la mujer, la han encadenado al verla como un ser peligroso prohibiendole su libertad, mientras que ella solo sufre por las heridas que le hemos causado, mostrandose indefensa y herida —dijo él dando la misma explicación que dijo en la Galería sin miedo alguno, ya que para él no es nada más que la verdad.
Eva se había quedado en silencio ante ese análisis teniendo su mirada en la pintura por un buen rato, el tiempo fue demasiado para Reto que hasta volteo a ver a su diosa para verificar que ella se encontrara con bien, pero ella volteo a ver al joven alargando un poco su sonrisa.
—¿Me permites tocarla?
—No tiene que pedírmelo —dijo él con seriedad y Eva volvió a voltear en la pintura poniendo su palma sobre la figura de la mujer, iba acariciando el lienzo sin borrar la calmada sonrisa de su rostro.
—Por la textura lisa puedo notar que la has realizado con gran calma, pudiste tener la inspiración y la emoción para realizar esta obra, pero al no encontrar algún grumo en la pintura, realmente me muestra que le has puesto mucha dedicación, debo suponer que hasta con cuidado y ha mucho detalle.
—Le pongo ese tipo de dedicación a todas mis obras, mi serafín —dijo Reto teniendo su mirada en la mano de la mujer que su palma seguía pegada en el lienzo.
Ella apartó su mano del lienzo de la obra volteando a ver a Reto.
—Pero debe ser la que mayor le has puesto, ¿Me equivoco? —Reto como respuesta desvió la mirada— Debes sentirla diferente a tus demás obras, hasta debes tenerle afecto a esta obra por haberla realizado por tu amiga la mestiza —agarro el marco de la obra mirando a Reto con una sonrisa de cariño y el volteo a verla a sus ojos un poco preocupado por su obra— Me han informado que los dos son muy buenas amistades, como no creerlo si hasta le has realizado una obra —dijo ella entre pequeñas risas dirigiéndose al centro del cuarto— Fue tu ángel del invierno, podía ver tu angustia por ella ayer en el juicio —soltó la obra dejándola caer en el suelo sin importar como esta rebotó y Reto pudo sentir un pequeño golpe al ver como su obra impactó contra el piso— Hasta para contradecir mi definición de los mestizos, a tu propia diosa —Eva sin borrar esa sonrisa de su rostro volteando a ver a Reto que él frunció un poco el ceño mostrando un poco de enfado por lo que está haciendo, pero trata de esconderlo— Son claras las evidencias que estas enamorado de ella —puso su mano en pecho fingiendo ternura.
—Ella no es ninguna amenaza, habló con la verdad para decírselo mi diosa, la conozco y no es como dice ser...
Eva le mostró la mano de su palma sacando pequeñas risas haciéndolo callar.
—Calma, no te estoy llamando la atención por sentir un sentimiento por ella, me parece muy generoso de tu parte que quieras darle una oportunidad a la mestiza de tener una pareja en su vida, no pienso prohibirte que la ames, si así fuera el caso no me merecía mi título serafín —la serafín hizo unas señas y Reto empezó abrir en grande los ojos al ver como un guardia llegaba con un bote de gasolina empezando a remojar la obra, el metamorfo como si viera que estuvieran lastimando a un ser querido suyo para tener una expresión de miedo y dolor.
El guardia al terminar de mojar la obra con gasolina se iba apartando, Eva iba caminando hacia Reto poniéndose a su lado agarrándole los hombros de una manera suave y cariñosa, él seguía con su mirada en la obra al ver el charco de gasolina que le han dejado encima de su pintura.
—También el primer mestizo era como esa mujer a quien le tienes un gran cariño, amable, generoso, trabajador, honesto, respetuoso, al que lamentablemente fuera...mi nieto... —dijo ella haciendo una mueca de gran disgusto— Le tenia el mismo cariño que tu le tienes a la mestiza antes del accidente, lo respetaba por todas las obras que hacía, llegué a pensar que era un santo como su madre, pero... —dijo ella haciendo de nuevo unas señas y un arcángel llegaba a ella entregandole de un cerillo, ella dándole un pequeño asentimiento de agradecimiento lo tomaba— Su ira, sus descontroles, se había vuelto incontrolable, era tan ignorante en ese entonces para llegar a pensar que quizás su etapa de rebeldía se le había retrasado, al pensar en esa idiotes no pude ver las evidencias de peligro que pasaba mi hija con ese ser, perdí a mi hija al pensar de ese modo tan estúpido.
Eva con su pulgar prendió el cerillo y extendió su brazo ofreciéndole a Reto que él volteo a ver el cerrillo con la pequeña flama, con una mirada llena de frialdad, agarró del cerrillo teniendo entre sus dedos con una expresión tan fría que sus pupilas se iban haciendo mucho más delgadas por la ira que iba sintiendo en su interior.
—Esta plática no es para llamarte la atención cachorro, es solamente una advertencia sobre esa mestiza, se que eres lo demasiado inteligente para no dejarte engañar por ese demonio disfrazado de ángel, ese fue tu error en tu obra, se que podrás corregirlo y para mi sera un honor tenerlo en mi sala de arte, tus padres estarán muy orgullosos si tengo una de tus obras dentro de mi hogar. ¿Lo harás?
Reto se quedó en silencio, pero desviando la mirada tratando de esconder su dolor arrojó el cerrillo en su obra que está instantáneamente se iba prendiendo en llamas a reacción de la gasolina, la obra tornando a oscuro empezando a escucharse un pequeño crujido del fuego devorándose de la obra.
Eva llevó una mano sobre la cabeza del hombre empezando a acariciarlo con gran cariño.
—Buen cachorro. Agradezco que hayas tomado el tiempo haciéndome el favor de hablar conmigo, ya puedes retirarte con tus padres, dales una despedida de mi parte, yo ya debo estar en mi empíreo —se apartó de Reto dirigiéndose a la salida del cuarto y sus arcángeles le abrieron la puerta, ella se salió y sus guardias la iban siguiendo saliendo del cuarto con ella.
Reto se quedó a solas en el cuarto observando como su pintura ya se había convertido en puras cenizas...
***
Bern y Belen se encontraban por mientras en sus habitación, esperando a su hijo, por el momento lo único que podían hacer era estar sentados en la esquina de la cama mostrando preocupación por su hijo.
—¿Estás segura que no quieres pasear por el palacio?, puede distraerte, Belen —dijo su esposo tomándole la mano con cariño y su esposa rechazó esa idea.
—Para que Bern si no voy a poder disfrutarlo —dijo ella tomándole la mano a su esposo con la que la sujeta ahora con sus dos manos tratando de calmar sus nervios de ese modo.
—En la mañana tu misma me habías dicho que no me preocupara y ahora eres tú quien tiene mayor preocupación —dijo Bern con un poco de burla y Belen soltó un suspiró tratando de sacarse todo el miedo en su interior.
—Es lo mismo que en un examen Bern, al principio no muestras nervios, pero una vez que te ponen la hoja en frente es cuando más los sientes, además de la horrible conversación que nos hizo en el desayuno, empeora la situación —dijo ella mostrando tristeza y miedo en su expresión.
Tocaron la puerta, Bern y Belen se levantaron del asiento al mismo tiempo, la madre muy angustiada a pasos rápidos iba directo a la puerta abriendola esperando ver a su hijo, pero se sobresaltó un poco al ver a Leon que él le regaló una sonrisa penosa. Bern llegó con su esposa para ver quien era, pero frunció un poco el ceño mirando al joven Hammer cerca de su esposa.
—De casualidad...saben donde están mis padres, señores Bell —dijo León juntando sus manos como manera de súplica pidiendo esa respuesta con una pequeña sonrisa nerviosa.
—Tus padres...oh...no...lo lamento Leon, pero no sabemos donde se encuentran, creo que escuche decir a tu madre que quería ir al museo potestad antes de irse del comedor —dijo Belen con una sonrisa amable hacia Leon.
—Habiendo más de quinientas personas de de diferentes servicios en el palacio, se te ocurrió preguntarnos a los que como tu somos solamente invitados —dijo Bern con seriedad teniendo su mirada fija en Leon y él empezó a sacar pocas risas nerviosas sujetando el cuello alzando su mirada al techo, pero volvió a mirar a la pareja con una penosa sonrisa.
—Y sabrán...ustedes cómo llegar al museo potestad —dijo Leon mostrando sus dientes de una manera muy nerviosa.
Bern y Belen se miraron entre si, la esposa miró con súplica a su esposo y él soltó un pequeño suspiró mirando a Leon.
—¿Prefieres hablar dentro del cuarto? —preguntó él señalando su habitación y Leon empezó a borrar su sonrisa bajando la mirada, se abrazó a sí mismo dando un pequeño asentimiento. Pero a pesar de dar su respuesta se quedaba quieto en la misma posición, Belen le tomó de un hombro a Leon que él volteo a verla con una mirada muy apagada.
—No te preocupes, tus padres no se enteraran que has venido con nosotros si es lo que temes —dijo ella con una voz serena y cariñosa jalandolo con pocas fuerzas ayudándolo en entrar al cuarto.
Leon le regaló una pequeña sonrisa agradecido entrando al cuarto reuniendo ese valor que necesitaba, Bern cerró la puerta de la habitación poniéndole seguro y Belen iba llevando al joven Hammer a que tomara asiento en la orilla de la cama y se sentó al lado de él juntando sus manos.
—¿Qué es lo que quieres hablar con nosotros?
Leon hizo una pequeña mueca para que esto le sea muy difícil.
—Pensándolo bien, creo...que fue un error venir aquí —dijo él queriéndose levantar, pero Bern lo obligó a sentarse agarrandolo de sus hombros volviendolo a sentar y Leon se quedó un poco impresionado por ello.
—Debo suponer que es sobre el reto de miradas que hice con tu padre —dijo Bern yendo al punto y Leon abrió en grande los ojos sorprendiendo a que se haya dado cuenta— Pude notar como te me quedabas viendo en el proceso, de un modo reflexivo preguntandote de cómo soportaba la mirada de tu padre. Eso es lo que buscas, ¿Una respuesta de parte mía?
Leon soltó un poco de aire regalándole una corta sonrisa a Bern.
—Le agradezco por hacer esto mucho más sencillo señor Bell, pero si...quisiera...saber el secreto de como... —dijo él desviando la mirada con pena y Belen lo miró con poca lástima— Pudo...soportar...tanto tiempo...la mirada de mi padre.
—¿Lo utiliza contigo? —preguntó Belen juntando sus manos formandolas en un puño muy preocupada a la respuesta que podría decir Leon, pero él solo se quedó callado mostrando mucha frialdad a esa pregunta.
—No es una técnica si es lo que crees para haber aguantado el veneno de tu padre, si no hubiera llegado la serafín yo de cualquier manera me hubiera desmayado por la falta de aire, no es algo que puedas evitar si tu padre te tiene paralizado todo el cuerpo completo, pero a él siempre le ha gustado ver el miedo en la mirada de sus víctimas cuando utiliza su don en ellas. Lo primero que debes hacer es no darle ese capricho.
—Lo dice como si fuera algo simple cuando no lo es, sobre todo si no ha estado viviendo con él toda su vida —dijo Leon con seriedad y Bern se le quedó mirando friamente.
—Tu padre antes de mi accidente podía vencerme usando su don, me paralizaba y no podía soportar el dolor que me rendía ante él para que no siguiera usandolo, así era con la mayoría de mi grupo que terminaban como yo, excepción de Schlange ya que él y tu padre su don se producía en la misma zona. Pero después de mi accidente, después de los fracasos intentos de ese maldito hombre de quitarme todas deformaciones que me había causado, cuando regresé a mis actividades y me enfrente a tu padre, el dolor ya no era el mismo, lo que tu padre me hacía para mí no era nada.
Leon empezó a fruncir el ceño tratando de comprender las palabras de Bern, encontrando la verdadera clave de su oración.
—El dolor que sentí cuando me deforme ni un otro dolor físico o causado por un don lo podrá superar, tu padre no puede igualar un dolor así, a pesar que me está asfixiando...no va a superar el dolor y trauma que yo tuve ese día —dijo Bern volteando a ver a la ventana de la habitación y Belen preocupada se levantó de su asiento yendo abrazar a su esposo tranquilizando.
Leon se quedó sorprendido al haber escuchado eso, su celular empezó a sonar y sacó de su aparato sacándolo de su bolsillo mostrando mucha frialdad que era su madre quien lo llamaba.
—Ya debieron descubrir que terminé con mi platica con nuestra diosa —dijo él con seriedad guardando su celular en su bolsillo sin querer contestar y Belen lo miró preocupada— Les agradezco por haberme dado la oportunidad de hablar conmigo.
—No tienes que agradecer Leon. Yo soy quien debo agradecerte por...haber acusado a Alex del daño que trato de hacerme ese día y se que quizas esa no era tu intención realmente, pero ayudaste a Gemma a ser inocente en ese juicio, aunque no lo creas Reto está agradecido contigo —dijo ella regalándole una dulce sonrisa agradecida hacia Leon.
—Solo cuidese señora Bell, el señor Heaven no debe ser el único que tenga esas intenciones con su sensual figura —dijo Leon sonriendo con gracia, pero borró su sonrisa al que Bern frunciera el ceño mirándolo con poca amenaza a ese comentario y Belen a que si le causara gracia el comentario alargó su sonrisa sacando pequeñas risas— Yo...ya debo irme.
—Espera —dijo Bern tomándolo de un hombro y Leon volteo a verlo un poco confundido a que no le haya dejado irse— Podrías hacernos el favor de decirnos como te ha ido con la plática con nuestra serafin.
Leon hizo una pequeña mueca nerviosa.
—Bien...ella estaba de buen humor que hasta me ha curado mis heridas —dijo él con algo de prisa y Belen soltó un suspiró de alivio.
—Espero que eso sea una señal para que Reto también tenga esa misma suerte.
Pero Bern se le quedaba viendo a Leon sabiendo que él esconde algo.
—Señor Bell, de verdad debo irme antes que mi padre quiera castigarme por mi tardanza —dijo Leon teniendo su mirada en las manos del hombre que lo sujetaba y Bern sin opción tuvo que dejarlo ir.
Leon se iba retirando del cuarto, pero al salir chocó contra Reto que lo miró con poco de enfado mostrándole un poco sus colmillos y su compañero lo miró directo a sus ojos.
—¿Qué hacías en la habitación de mis padres?
Leon sin decirle nada al respecto se dio la vuelta retirándose a pasos rápidos, Belen se salió del cuarto yendo con Reto angustiada tomándole de las manos a su hijo que él se mostraba un poco confundido por el acto que hiso Leon.
—¿Qué hacía Leon en su habitación?, madre.
—No es nada importante Reto, ¿Ya has terminado de hablar con nuestra serafin? —preguntó Bern dirigiéndose con su hijo que él como respuesta soltó un pequeño gruñido apartándose de su madre dirigiéndose al cuarto.
Belen y Bern se miraron entre sí preocupados y entraron al cuarto
—¿Qué ha pasado Reto? —preguntó su madre preocupada y su hijo se quedó quieto en el centro del cuarto bajando la mirada.
—Me obligó a quemar mi obra que le hice a Gemma —dijo él con un tono muy frío y su madre se cubrió la boca mostrando espanto— Y me dio entender que tuviera cuidado con mi relación con ella —dijo él cubriéndose el rostro frustrado y su madre iba con él empezando acariciarle su espalda tratando de calmarlo— Me...ha pedido que haga una obra donde ella sea un demonio y este disfrazada de un ángel, madre —dijo Reto soltando unos pocos gemidos de tristeza y su madre lo abrazaba llevando su otra mano a la nuca de su hijo para que su cabeza estuviera al lado de él de ella.
Belen miro a Bern a casi a súplicas que hiciera algo para animar a su hijo, pero él solo bajo la mirada mostrando seriedad al asunto, su esposa frunció un poco el ceño mostrando enfado, pero tratando de ignorar ello se quedó en el cuarto tratando de mantener a su hijo calmado.
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