19. Galletas Salem
Yo mostraba miedo al no saber dónde me encontraba al que todo a mi alrededor está oscuro.
—...ella cree que el hecho de estar en esta academia, vistiéndose con uniformes de buena calidad, teniendo aparatos de último modelo o al estar en clases costosas, es toda una potestad —dijo Scarlett apareciendo enfrente mio sonriéndome teniendo una larga sonrisa de burla.
— No permitiré que pongas un pie en su funeral, para mi estas muerta como tu madre lo está por culpa tuya —dijo mi abuelo que apareció al lado mio que hizo que me apartara de él asustada.
—No importa lo que te has ganado, lo que te han dado, como te vistes o cómo te ves, siempre seras una indigente sin recursos de la calle teniendo toda la suciedad y peste encima, para que me entiendas mejor eres como... —dijo Scarlett poniendo su índice en mi pecho— Como una rata recogida de la calle, no importa los moños que te pongan, siempre seras una rata de la calle y te veras mal como una.
Todos los de la academia aparecieron alrededor mío con la punta de su índice a mi dirección burlándose de mí, hasta Mia y Theo estaban en el grupo a carcajadas, yo me mire a mi misma y me espante al verme con un trapo sucio encima cubriéndome el cuerpo, me abracé a mi misma mirando como todos siguen burlándose de mi sin dejar de señalarme.
—Tu padre y tu son para cual, arruinaron la vida de mi hija, me la mataron, no me detendré en buscarlo y hacer que se pudra en la cárcel por el daño que le hizo, contigo, quiero que sufras lo mismo que sufrió ella —dijo mi abuelo con enfado dándome un empujón y en eso sentí como me faltaba aire para respirar, me sujete la garganta empezando a toser cubriéndome la boca y me aterró al ver la sangre en mis manos.
Negué con la cabeza asustada mirando a mi alrededor que no dejaban de reírse. Yo me cubrí las orejas tratando de no escucharlos.
—Si que estás estresada.
Yo alce la mirada viendo que Leon había aparecido, él con un simple chasquido hizo desaparecer todo a mi alrededor, miré por los lados confundida al ver que estaba mi viejo departamento sentada en los sillones de la sala.
Leon está sentado al lado de mi madre lanzando un dado en la mesita de noche donde tenía una tabla de serpientes y escaleras. Yo trataba de comprender lo que sucedía.
—Seis, tengo la suerte a mi lado, nenas —dijo él calentándose las manos y moviendo la ficha a seis cuadros.
Mi madre tomó el dado ofreciéndome con una dulce sonrisa.
—Es tu turno Gemma.
En eso comprendí sonriéndole tiernamente, estoy soñando, agarre el dado encerrándolo en mis manos sacudiéndolo.
—Pensé que ya habíamos jugado este juego la primera vez que te has metido a mi sueño —dije con una corta sonrisa a Leon y el subió sus pies a la mesita de noche agarrando un mechón de su cabello enchinandoselo con entretenimiento.
—Me gusto, ¿Acaso solo se juega una vez? —preguntó él regalándome una corta sonrisa de burla y aventé el dado mostrando mis palmas.
—Solo decía —dije asomándome para ver que número me había tocado e hice una mueca— Uno.
Leon sacó risas burlándose de mí como niño pequeño, yo con algo de enfado al que la suerte no está conmigo, de costumbre, moví mi ficha a solo un cuadro.
—Tranquila mi gema, te tocará suerte a la próxima —dijo mi madre agarrando el dado encerrándolo en sus manos sacudiendo, ella lanzo el dado, los tres nos asomamos para ver que le ha tocado un seis, ella alargó su sonrisa sacando pocas risas de malicia moviendo su ficha alcanzando a Leon— Vas a perder Leon —dijo en forma de canto mirando a Leon.
—Es tan ignorante como su hija para creer eso, Gala —dijo Leon con una sonrisa de arrogancia agarrando el dado teniendo toda la confianza en que ganará este juego, pero yo mostré enfado al pequeño insulto que le ha dado a mi madre, pero ella solo saco pequeñas risas dándole un pequeño empujón a Leon de una manera juguetona.
Yo me quede observando a mi madre, he notado que desde que Leon invade mis sueños, ella lo trata como...si también fuera parte de esta familia, de la misma manera que me trata a mi, mire a Leon que el sacudía el dado teniendo la punta de su lengua afuera como si eso le fuera a dar suerte.
—Tengo la duda de cómo es que ella te trata como si te hubiera conocido —le dije a Leon que él lanzo el dado a la mesita.
—Puedo modificar tu mente, hice que tu madre también me viera como un gran amigo suyo, es como si la hackeara —dijo él asomándose a la mesita y alargó su sonrisa mostrando los dientes con gran codicia de poder— Tres. Ya estoy cerca de las escaleras de la victoria —dijo él moviendo su ficha en un cuadro del cual le tocó unas largas escaleras haciéndolo subir estando cerca de la victoria. Después volteo a verme alzando las cejas— ¿Por qué la pregunta conejita?, ¿Estas celosa?
Yo solo rodee los ojos sin contestarle agarrando el dado, lo sacudí lanzándolo a la mesita, nos asomamos para ver que número me había tocado y sonreí al ver que era un seis.
—Seis —dije con gran alegría moviendo mi ficha llegando al segundo nivel, pero borre completamente mi sonrisa al ver que me tocó una serpiente que me lleva al primer cuadro en donde estaba, Leon de nuevo empezó a reírse y mi madre solo me dio una pequeña mueca con una leve sonrisa tratando de consolarme, di un suspiro haciendo que la ficha se resbalara por el cuerpo de la serpiente y mi madre tomó el dado.
Mi madre lanzó el dado a la mesa, nos asomamos para ver su número y ella hizo una mueca al ver que le tocó un dos, ella movió su ficha llevándolo a dos cuadros. Yo mire a Leon que mostré algo de intriga, su sonrisa...no parecía ser la de siempre siendo molesta, irritante, odiosa, esta parece...de alegría pura, inocencia, ternura como la de un niño al estar divirtiéndose en este juego.
—Leon —dije sonriéndole un poco y él tomó el dado encerrándolo en sus manos sacudiéndolo— Gracias por haberme sacado de esa pesadilla —dije muy agradecida y mi madre me sonrió orgullosa por eso.
Leon lanzó el dado sin tomar importancia a mis palabras, él se asomó para ver el número de dado y mostró una mueca de enfado al ver que le tocó un cuatro, que eso lo llevaba a una serpiente, él con una sonrisa traviesa hizo un movimiento con su mano cambiando el número de dado al cinco y mostré enfado, primero al haberme ignorado y segundo por ser muy tramposo.
—Leon eso es trampa —dije con enfado mirando que él con una sonrisa traviesa agarró su ficha moviéndola.
—No tienes las pruebas —dijo sacando la misma excusa y le tocó un cuadro donde hay una escalera que lo hacía subir al cuadro de victoria— Gane —dijo con gran sonrisa haciendo que su ficha subiera por las escaleras dibujadas.
—Eres un tramposo e injusto por poder utilizar tu don en hacer lo que te plazca en mi cabeza.
—Gemma, que Leon haya ganado no significa que haya hecho trampa, algunos tenemos nuestra mala o buena suerte, a nosotras no nos tocó, pero lo que importa es la diversión —dijo mi madre como una lección para mí y Leon me saco la lengua burlándose de mí. Ella juntó las manos sacando una larga sonrisa— Merecemos unas galletas por nuestra cansada batalla, el ganador tendrá extra —dijo ella sonriéndole con dulzura a lo que parece ser su nuevo hijo y él sonrió de un modo tan chiflado, yo me crucé de brazos rodeando los ojos.
Mi madre se levantó dirigiéndose a la cocina empezando a cantar con gran alegría haciendo movimientos de baile cogiendo los ingredientes como princesa blanca nieves, Leon alzó una ceja con una corta sonrisa de burla observando detalladamente a mi madre poniendo sus manos detrás de su nuca.
—¿Ese es el canto de tu madre?
—Cien por ciento —dije con una sonrisa cerrando los ojos escuchando su hermoso coro queriendo escuchar cada detalle— La misma que la de una sirena cierto —me sobresalte levantándome a la gran idea— ¡Leon!
Él se sobresaltó por mi grito espantándose, me miró con el ceño fruncido mostrando enfado.
—Pero si necesitan hacerte estudios para averiguar la enfermedad que tienen los mestizos para que grites como una demente.
—Lo siento, lo siento...pero...pero... —dije sin poder pronunciar bien las palabras por la emoción— ¿Las galletas que está preparando mi madre son los verdaderos ingredientes con los que las hace?
—Como voy a saber, ¿Me ves cara de cocinero para saber como se hacen unas absurdas galletas? —dijo él de nuevo acomodándose en el sillón poniendo sus brazos detrás de su nuca y sus pies arriba de la mesita.
Yo di un pequeño gruñido rodeando los ojos.
—Lo que quiero decir es que...ella cuando yo era pequeña me llego a enseñar como hace sus galletas, es una receta familiar, son deliciosas y...me gustaría tratar de hacerlas para que no se pierda la receta, pero...la ultima vez que me dijo como fue hace como 13 años.
Leon rodeó los ojos soltando un suspiro, dio un movimiento leve con su mano.
—Gemma, ¿Quieres ayudarme a hacer las galletas? —preguntó mi madre desde la cocina con una dulce sonrisa preparando los ingredientes y yo le sonreí muy agradecida a Leon.
—Gracias —dije con emoción yendo con mi madre a la cocina.
Al llegar me extrañe al ver que Leon estaba ahí esperándome recargado en el refri observando con atención como mi madre acomodaba los platos e ingredientes para la cocina. Yo confundida me volteé a ver la sala que se encuentra totalmente vacía y sin la mesa de juego de mesa. Yo me rasque la cabeza con el ceño fruncido viendo a Leon que me regaló una sonrisa traviesa al confundirme con sus trucos, yo negué con la cabeza con la vista al techo con una leve sonrisa.
Al principio lo primero que pensé de él es que era un maldito hombre sin alma y corazón para haberme dañado con esa horrible pesadilla, pero con el tiempo que ha estado en mis sueños...es curioso, sigue insultándome como un maldito, pero el modo en que convive con mi madre, cuando esta jugando con nosotras...es como si fuera otro, travieso, risueño, como...un niño.
—Lo primero, a lavarnos las manos —dijo mi madre yendo al lavadero empezando a lavar las manos.
—Si no te decía, no ibas hacerlo, verdad cochina —dijo Leon con gracia.
—Si iba hacerlo —dije con algo de molestia yendo al lavadero, mi madre me daba el lugar al haberse terminado de lavar y empecé a lavarme las manos, terminando agarre una servitoalla secándome las manos viendo que mi madre me señaló los ingredientes.
—Usaremos harina, mantequilla, azúcar blanca y morena, una pequeña cantidad de polvo para hornear, un huevo, vainilla, chispas de chocolate y nuestro pequeño secreto —dijo mi madre acercándose a mí mirando por los lados como si verificará que ningún espía estuviera aquí para escucharla, ella me señaló una bolsa de bombones y canela— Bombones y canela —dijo en susurro y alargó su sonrisa de una manera picara— Lo que hace especial a nuestras galletas.
—¿Ese es el gran secreto por la cual las hace una receta familiar diferente a otras galletas? —pregunte Leon el ceño fruncido con una sonrisa muy burlona.
—No sabes lo que dices, ya veras como quedan estas galletas en la vida real, te llevaré unas para que veas la magia.
Leon empezó a toser de un modo que hizo una mueca de gran asco sujetándose la garganta, yo me aparté de él un poco asustada a su comportamiento frunciendo el ceño escondiéndome un poco detrás de mi madre que ella al igual que yo tenía el ceño fruncido mostrando mucha extrañeza al comportamiento de Leon.
Leon fue al lavadero escupiendo.
—Guácala Leon, ahí se lavan los trastes —dije asqueada y él empezó a reírse volteandome a ver con un rostro poco histérico.
—¿Guácala yo?, agradece que no vomite por tu repugnante idea —dijo él sacando un pañuelo de su bolsillo limpiándose finamente su boca mirándome aun incrédulo a lo que dije, dejó su pañuelo a un lado, pero yo me quede totalmente perdida en esto, él rodeó los ojos— No puedes ser mas estúpida, a ver conejita, haz todos tus esfuerzos para pensar, le tenemos un gran asco a tu mano deforme y ¿Cómo preparas algo?
Yo mire mis manos, yo di un gruñido fuerte apretándolas como puño.
—Es solamente una mano normal como las de mi madre —dije mostrándole mi mano humana a Leon que se apartó de ella con mueca de asco mostrándome un poco la espalda con algo de miedo a que lo tocara.
—No es eso el problema es que las tienes diferentes, los humanos y potestades tenemos las manos iguales habiendo una igualdad, tú las tienes diferente haciendo un desequilibrio y eso te convierte en una deforme.
—Pero...pero... —empecé a reírme histérica— Hay potestades con ojos de un reptil, he visto algunos con antenas y yo porque nací con un dedo índice más largo y el otro pequeño, me ven como un jodido monstruo, esto hasta me causa gracia.
Leon me sonrió de una manera satisfactoria al ver como estoy sufriendo con esto.
—Tienes razón, ellos al igual que tu se ven como fenómenos, pero son casos diferentes, el tuyo es aún peor.
Yo di un suspiro agotador masajeandome los párpados, mi madre me tomó de los hombros consolándome un poco dándome un pequeño masaje y eso hizo que hiciera una corta sonrisa viéndola, ella me regaló una dulce sonrisa ahora llevando una mano a mi mejilla acariciándola con cariño.
—No le hagas caso a lo que te digan los demás, ellos solo tienen envidia a que seas hermosa por ser mi piedra más preciosa —yo le tomé la mano viéndola con gran cariño a sus palabras, necesitaba escuchar eso de ella, ella me tomo la mano con gran dulzura sujetándome mi índice más largo— Que tengas el dedo índice más largo que los demás, no te convierte un monstruo, Gemma.
—Pero...no has escuchado o visto, no es por eso por lo que me molestan, es más por mi mano humana que es como la tuya —dije mostrándole mi mano izquierda.
Mi madre volvió a verme con una sonrisa empezando a tener los ojos llorosos.
—A mi no me importo...que tu padre tuviera las manos como tu, de hecho...pensé que él era especial por ello...
—Pero...padre es especial, es un potestad como Leon, él tiene un don...¿No...te diste cuenta de ello madre?, ¿No viste algo raro en él? —yo mire a Leon que muestra seriedad viéndonos a mi y a mi madre con una mirada algo fría— ¿No le has puesto esa información?
Mi madre empezó a soltar lágrimas acariciándome la cabeza pasando sus dedos por mi cabello.
—Eso te hace especial como él, así que cuando los niños te vuelvan a decir que tienes una mano fea...diles que es porque eres especial...
Espera un momento, yo me aparté de mi madre mostrando algo de miedo y gran tristeza.
—Esta platica ya me la ha dado...es...un recuerdo, me ha dicho las mismas palabras cuando me recogió de la escuela y me vio llorando porque unos niños me habían molestado por mi mano potestad —yo mire a Leon que él bajó un poco su mirada— ¿Por qué? —pregunté con bastante seriedad acercándome a poniéndome enfrente de su nariz exigiendo una respuesta.
Leon alzó la mirada al cielo cruzándose de brazos soltando un suspiro, volteo a verme teniendo su mirada fija en mí.
—Mi don trata de mostrarte recuerdos que has visto o escuchado, no revivir a los muertos —dijo él de un modo tan frío que hizo que abriera en grande los ojos por sus palabras— Puedo hacer que esté tu madre contigo en tus sueños, pero todo lo que ella hace o te dice son variedad de recuerdos combinados de ella, las palabras, vestimenta, los actos, son cosas que solo tu mente tiene guardadas de ella. Si ella nunca te hablo de tu padre...no podrá hacerlo ni en tus sueños porque es algo que tú nunca escuchaste, solo hubieras podido obtener esas respuestas de tu madre en la vida real.
Yo me aparté de Leon sintiendo como si todo el peso de mi cuerpo se fueran en mis pies para ya no poderme mover más, mire a mi madre con gran tristeza que ella bajó la mirada juntando sus manos soltando lagrimas sintiendo un gran dolor como yo, yo baje la mirada empezando a soltar lágrimas igual que ella. Pero...en qué pensaba...tenía que ser demasiado bueno para ser verdad, esto puede ser un sueño, pero...como dicen "Ni en tus sueños"...ni en mis sueños puedo volver a tener a mi madre, obtener las respuestas de mi padre, todo lo que sienta de ella...son...solamente recuerdos reutilizables para mis problemas, no...obtendré nada nuevo de ella.
—Pero...¿no puedes hacer algo?, como tu lo hiciste con ella, la controlas...para que ella te conozca.
—Lo único que hice fue que me tratara como tú —dijo él haciendo un ademán con su brazos con poca histeria tratando de hacerme razonar— Las cosas que ella me dice o me hace son cosas que ha hecho contigo.
—Cómo explicas cuando me diste esa pesadilla, ¡Ella no me dijo esas palabras en su vida!
—Entiéndelo estúpida, ella no es tu madre muerta —dijo él con desesperación señalando a mi madre.
Sentí un golpe duro por esas duras palabras, lo miré con enfado cruzándome de brazos mostrándole la espalda, Leon dio un suspiro agotador poniéndose enfrente mio, yo desvié la mirada sin querer verlo.
—Puede que ella no sea tu madre, pero sigue siendo útil, ella iba enseñarte como hacer galletas, ¿Ya no quieres aprender cómo? —preguntó él poniéndose enfrente de mi vista con una corta sonrisa de gracia y yo fruncí más el ceño mostrando más enfado, pero él puso sus brazos atrás de su espalda regalándome una larga sonrisa pícara alzando sus cejas— Creo que no te dije que puedes saborear la comida aun en tus sueños gracias a mi.
Subí un poco las cejas mostrando algo de impresión.
—Vamos Gemma, veras que quedaran para chuparse los dedos —dijo mi madre mostrándome el batidor con gran sonrisa y yo hice una pequeña mueca sin saber qué hacer. Pero...al verla, puede ser solamente recuerdos de ella, pero...como dicen los recuerdos son los que te hacen como eres.
Yo sonriendo un poco iba con mi madre, ella me entregó el batidor y yo se lo agarre, se puso detrás mio abrazándome pegando su barbilla en mi hombro como me lo hizo cuando tenía seis años enseñando a como realizar estas galletas.
—Vamos a empezar poniendo una taza y media de harina... —dijo ella empezando a explicar y yo empecé a seguir sus instrucciones.
***
Saqué un suspiro exhausta quitándome el sudor de la frente por el gran esfuerzo, mi madre cogió la charola con la masa de las galletas.
—Ahora vamos a ponerlos en nuestro hornito una media hora a una temperatura de 170 Cº —dijo ella metiendolo en nuestro horno pequeño. Después se limpió las manos regalándome una dulce sonrisa.
—¿Sabías que tenías una madriguera de ratones detrás del refri? —preguntó Leon con algo de aburrimiento viendo detrás de mi refri.
Yo rodeé los ojos, se escuchó el timbre del horno, yo mostré extrañeza, mirando el reloj de la cocina, me sobresalte un poco al ver que ya había pasado la media hora en menos de minutos, yo mire a Leon con una ceja alzada mirándolo con sospecha y él me sacó una traviesa sonrisa siendo atrapado.
—¿Quieres hacer los honores? —preguntó madre ofreciéndome los guantes, yo asentí regalándole una dulce sonrisa agarrando los guantes, me los ponía en las manos y ella bajo la puerta ayudándome para que no batallara, sonreímos al ver las galletas que a la primera vista se ven deliciosas, olfatee con fuerza y cerré los ojos sintiendo como ese rico aroma entro a mi nariz dándome un dulce acarició tibio.
Yo abrí los ojos alargando más mi sonrisa impaciente agarrando la charola, la puse sobre la mesa y madre con su mano trato de enfriarlas dándole aire, me espante al ver que Leon agarró una galleta sin mostrar dolor alguno al que estuviera recién hecha, él miraba la galleta con gran curiosidad con los ojos entrecerrados viendo cada detalle, yo saque pocas risas.
—Galleta, Leon, Leon, galleta —dije con gracia presentándolos entre sí y Leon volteo a verme con el ceño fruncido con una mueca de extrañeza.
—De verdad que estas enferma —él volvió a mirar la galleta, la olfateo y pude notar su mirada de tentación en ella, yo sonreí con poca malicia al ver que ha sido atrapado por la lujuria de las famosas galletas de mi familia, me puse alado de él.
—Se que te mueres de probarla, es una lástima... —dije fingiendo una mueca de tristeza jugando con sus molestas expresiones— Que no puedas saborearlas como yo.
Leon empezó a sacar pocas risas mirándome incrédulo.
—Conejita, si puedo lograr hacer que puedas comer una galleta en tus sueños sintiendo el sabor, yo también puedo hacerlo conmigo robándote ese recuerdo de gusto, como estoy robándote el recuerdo del olfato y...debo admitir...que huele...agradable.
—Entonces ¿Qué esperas?, dale una probada —dije con una sonrisa siendo su diablilla de su hombro izquierdo tentándolo a cometer ese pequeño pecado de la gula.
Leon hizo una mueca al no estar muy convencido, pero cerró los ojos tratando de luchar contra la tentación.
—Está bien —dijo rendido y saque una sonrisa de victoria— Pero te aclaro que si comeré esta galleta es porque estas son galletas de tu madre de tus recuerdos, no lo has preparado realmente tu, no creas que comeré una galleta hecha por tu deforme mano.
—Solo cometela —dije desesperada empujándole la galleta a su boca, él me miró con enfado mordiendo la galleta quejándose entre balbuceos tratando de no hablar con la boca llena, pero fue borrando toda expresión de enfado abriendo en grande sus ojos como platos, él se quedó paralizado masticando lentamente el pedazo de galleta, puedo prometer que sus pupilas se agrandaron con adoración viendo la galleta en su mano, yo le sonreí satisfactoriamente.
—¿Te ha gustado? —preguntó mi madre juntando sus manos impaciente queriendo escuchar la respuesta con emoción.
Leon le dio otra mordida cerrando los ojos pudiendo sentir la magia de las galletas.
—Mmmh —dijo él gimiendo disfrutando ese pedazo en su paladar, miro la galleta de una manera incrédula— Verdammt, Was für eine Freude.
Madre y yo nos miramos entre sí confundidas sin saber lo que dijo, pero ella y yo sacamos pocas risas sabiendo muy bien la respuesta, ¡Le ha encantado!, nadie escapa de las galletas Salem, como yo. Agarre una galleta con una sonrisa de codicia, pronto podré sentir de nuevo esa magia de esta preciosa galleta, le iba a dar una mordida, pero pude sentir como Leon me quito mi galleta robandosela dándole una mordida antes que yo lo hiciera sonriéndome maliciosamente.
—Hey, esa era mi galleta.
—Tranquila, hay para todos, Gemma —dijo mi madre agarrando dos galletas de la charola y me ofreció una— Para mi piedra más preciosa —dijo dándome una muy dulce sonrisa solo de ella y yo le sonreí agarrando la galleta.
Le di una mordida a la galleta, cerré los ojos dando un gemido de satisfacción, trate de no juntar lágrimas mirando el techo, hacía...años que no volvía a tener este sabor, Mia, Maya, ellas deben probar estas galletas, solo espero recordar la receta. Iba por agarrar otra galleta cuando me termine la que tenía, pero Leon agarró la charola teniendo todas las galletas a su posesión.
—Madre, se está robando todas las galletas —dije con enfado tratando de agarrar una, pero Leon entre risas se iba por los lados evitando que la agarrara.
***
Me desperté de golpe al escuchar el alarma, me extrañé al sentir baba por toda mi boca, con el puño trate de limpiarla, pero mostré asco al ver que era excesivo, debió ser por culpa del sueño de galletas, pero me sobresalte un poco, ¡La receta, debo anotarla antes que se me olvide!
Me levanté con prisa poniéndome mis pantuflas buscando mi libreta de notas con mi pluma.
***
Salí de mi cuarto estando arreglada para mis clases de ballet que las tengo a primera hora los sábados, entre a la sala y note que no hay nadie todavía, ¿Seguirán dormidas?
—Gemma, estamos en la cocina.
Escuche el aviso de Mia dirigiéndome a la cocina, entre al cuarto y mire a Mia haciendo el desayuno estando arreglada con ropa cómoda sin utilizar el uniforme, ahí también esta Maya recargada en el refri teniendo puesto de su uniforme para nuestro deporte ecuestre de esta tarde, yo sonreí emocionada a que llegue esa hora, ¡Conoceré a mi hermoso potro!, ¿Sera macho o hembra? ¿De qué color será?, ¿Serán de esos caballos con pelo en las patas?, ¿Serán juguetones? ¿Qué nombre le voy a poner?
—Ragazza se que es sábado, pero pensaba que ibas a despertarte temprano para que pueda ayudarte con la tarea de la materia de mutación —dijo Mia echando unas hierbas a los omelettes— Ayer en la noche te estuve esperando para ayudarte con la tarea, pero no llegaste —dijo volteando a verme con algo de tristeza por eso.
Hice una mueca al recordar esa horrible tarea, pero me sentí mal al enterarme que Mia me espero, la mire con mucha culpabilidad.
—Lo siento Mia, es que...llegue tarde al departamento, quería aprovechar este día para descansar —dije recargando en la alacena y Mia volvió a verme un poco preocupada.
—Te digo, me di cuenta, las clases normalmente duran tres horas, no cinco, ¿Por qué tardaste tanto? —pregunto agarrando una espátula sacando los omelettes del sartén sirviendo en tres platos diferentes.
Yo baje la mirada con seriedad abrazándome a mí misma, no quiero que se entere de la discusión que he tenido con Scarlett y Nicole, Maya tiene su mirada fija en mi mirándome con algo de sospecha tratando de leer cada movimiento mío, Mia volteo a verme poniendo sus manos en su cadera esperando la respuesta.
—Yo estoy algo atrasada en la clase, me quedé hablando con la maestra para que me diera consejos sobre eso.
—Oh ¿De verdad? —pregunto Mia frunciendo el ceño mostrando enfado, agarro su celular desbloqueandolo mostrándome un video, yo mire el video donde alguien me había grabado haciendo los movimientos ayer en la clase de ballet— ¿Eso llamas estar atrasada? —pregunto con molestia y yo la mire con mucha culpa al enterarse que le había mentido, Mia guardo su celular gruñendo con molestia— Y yo que iba a felicitarte, sabes si no quieres decirme algo no me tienes que ver la cara de idiota mintiéndome.
—No, Mia...no te molestes, perdóname —dije yendo con ella mirándola con mucha culpa y ella se volteo tratando de ignorarme mostrándose muy ofendida a lo que hice, yo baje la mirada sacando un suspiro rendido, ella tiene razón...hice mal en haberle mentido, si...Mia y Maya seran mis amigas, debemos tenernos confianza entre sí, a pesar que me vayan a regañar por las estupideces que haga. Yo le mostré mi brazo señalando la pequeña quemadura que me hizo Nicole, Mia volteo a ver la marca, pero olvidó todo enojo mirando esa pequeña quemadura con preocupación.
—En la clase de ballet vi como Nicole maltrataba a Celia, yo...no pude resistir en tratar de ayudarla hablando con Nicole sobre ese conflicto cuando se terminó la clase, pero...no lo tomo muy bien. Yo...no quise decírtelo porque no quería preocuparte, si no...llegue al departamento fue porque estaba...tratando de tranquilizarme en el lago de los patos por lo que me ocurrió.
—Gemma... —dijo Mia muy preocupada tomándome el brazo— Te dije que no fueras una scema en hablar con ellas tu sola —dijo ella con enfado tocando la quemadura, ella volteo a verme con seriedad— Y todo en vano, Gemma, ¿Qué es lo que pensabas que ibas a lograr hablando con ellas?, sabiendo que no tienes don, si tuvieras uno...con gusto me gustaría ver como les pateas el culo, pero no tienes uno, mira lo que ella te ha hecho con su don, comprendelo no tienes con que defenderte, por eso Maya o yo tenemos que estar contigo para que estas cosas no ocurran.
—Trato de ser útil en algo, Mia —dije con histeria apartándome de ella— No tengo don, no tengo la inteligencia, el dinero que tengo no me pertenece, soy un muñeco de entrenamiento cuando son las clases de combate, ni siquiera viviendo con los humanos hice algo, trate de ayudarle, no quise ser violenta, trate de hacerlo pacíficamente hablando con ellas tratando de ver si en eso soy útil, pero no...Scarlett tiene razón...solo... —dije empezando a llenar mis ojos con lágrimas y Mia me miró con tristeza, podía sentir la mirada fija en Maya mostrando un poco lástima— Soy una tonta pobre chica que vivió y nació en las sucias calles de Nueva York.
—Gemma... —dijo Mia tomándome las manos, yo me impresione un poco que era la primera vez que me las tomaba con los guantes puestos, ella me regaló una dulce sonrisa— Tienes razón, eres una tonta.
—Gracias —dije mirándola con seriedad con gran sarcasmo y Mia sacó pequeñas risas.
—Eres una tonta por creer en las palabras de Scarlett, una tonta pobretona no haría esto —dijo Mia señalando de nuevo su celular mostrándome el video— ¿Sabes qué es lo que me encanta?, puedes verle el rostro de esas malditas quedándose con la boca abierta muertas de la envidia por ti —dijo ella con una sonrisa de gran satisfacción mostrándome las caras de Scarlett y Nicole— Una inútil no haría esas cosas Gemma, esto se llama talento, es algo que tu tienes, quizás no tengas un don donde produzcas algún poder como nosotros, pero tienes un don que has podido crearlo tú sola —dijo ella poniendo su índice en mi pecho y yo le regale una dulce sonrisa por sus palabras.
>Se que tu intención era buena al no decirme para no preocuparme, pero si soy un poco dura contigo es porque yo también me preocupo por ti —Yo le sonreí dulcemente por sus palabras, Mia se apartó de mí— Bueno, vamos a poner la mesa para desayunar, que yo tengo clase de teatro en una hora —dijo ella empezando hacer señas a Maya.
Maya y yo empezamos a ir por los cubiertos para ponerlos en la mesa, Mia agarró los vasos y empezamos a ir al comedor para poner la mesa.
***
Me limpie los labios con la servilleta estando satisfecha, Maya se levantó al igual que había terminado recogiendo sus platos llevándolos a la cocina.
—Gemma, estoy preocupada por tu tarea, en la tarde tu y yo tenemos clases, después las dos tendremos nuestra clase de entrenamiento y vamos a llegar muy exhaustas al departamento, sobre todo tu, no veo el tiempo para que pueda ayudarte en la tarea o que tu le puedas avanzar algo —dijo ella mirándome preocupada tratando de encontrar una solución.
—Ay Mia, tranquila, tengo el día de mañana, solo tengo dos clases ese día, deporte ecuestre y ballet, tendré suficiente tiempo libre, no sé si contigo sea lo mismo.
—Yo mañana no puedo, todos los domingos mi clase de cocina nos juntamos para hacer la comida, son como pequeños exámenes, el maestro está presente para revisarnos en cómo trabajamos y realizamos una comida para 20 personas en menos de hora y media, después nos sentamos para comer y el maestro prueba nuestra comida calificándola, dura casi toda la tarde, además que tengo clases de teatro antes de y mi clase de deportes de atletismo después, todos los domingos son muy ocupados para mi. Creo que lo que voy hacer es mandarte toda la información que puede serte útil en chat, te dejare el subrayado, pero trata de buscar más información Gemma, no pienses hacer un resumen del subrayado que esta o sino la maestra Gami se dará cuenta —dijo Mia sacando su celular empezando a teclear en ella— Te mandaré un ejemplo de portada que ella quiere, todo tiene que ser impreso, nada de pluma o lápiz porque sino no te lo acepta, te pondré qué tipo de letra y tamaño le gusta...
Mia me hablaba de esas aburridas tareas de la maestra Gami, yo mostré mucho aburrimiento y algo de sufrimiento sabiendo el dolor que me espera en un futuro por culpa de esas tareas, pero en eso me acordé de algo, sonreí borrando todo aburrimiento sacando la receta de las galletas Salem de mi mochila al haberla escrito una vez que desperté.
—...con esto creo que tendrás suficiente, son cinco tareas de ella que tienes que tenerlas el lunes, por favor Gemma, cuando tengas tiempo libre trata de adelantarlas —dijo Mia como una gran recomendación y yo le di un asentimiento, pero le saque una traviesa sonrisa, ella me frunce el ceño estando un poco confundida.
—Mia, ¿Sabes hacer galletas?
—Claro, mi abuela y yo hacíamos casi todos los días —dijo Mia casi ofendida a mi pregunta.
—¿Podrías ayudarme a hacer esta receta? —pregunte como niña pequeña a casi súplicas entregándole la nota y Mia tomó la hoja con una ceja alzada— Es una receta familiar de la familia Salem, mi madre las preparaba y eran unas galletas...mmmh, Mia quiero que las pruebes, las haría yo, pero...conozco su raza para no querer comer algo preparado con mis manos—Mia no pudo evitar hacer una mueca de asco tratando de esconder eso de mi, yo rodeé los ojos al ya pasar por esto con Leon— Lo sé, lo sé, pero como mi gran amiga te doy mi confianza en que leas nuestra receta secreta, para que puedas ayudarme hacerlas, trata de guardarlo como un secreto, nadie debe saberlo —dije entre susurro mirando por los lados y Mia me sonrió con mucha ternura.
—Aaaw, Gemma...¿Me das una receta secreta familiar para que te ayude hacerlas? —preguntó Mia sintiéndose muy halagada poniendo sus manos en su pecho y yo le di un asentimiento estando completamente segura de lo que hacía. Mia empezó a llenar sus ojos con lágrimas y yo mostré poca confusión, ella se limpió las lágrimas— Lo...siento, es que...para un Cupido cocinero, esto...es una gran muestra de confianza... —ella abrazó la receta de las galletas como si ahora fuera un tesoro suyo— Cuenta conmigo, Gemma —Yo alargué mi sonrisa juntando mis manos emocionada— Pero te ayudaré cuando hayas terminado con tus deberes de la maestra Gami.
Yo borre completamente mi sonrisa, Mia saco pocas risas levantándose.
—Anda bambina, se nos está haciendo tarde para nuestras clases, tenemos que apresurarnos.
Yo aun así de nuevo le volví a sonreír levantándome recogiendo mis platos, Mia y yo íbamos a la cocina para dejar los platos.
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