17. Sueños


Estaba maquillándome para salir en escena, me sentía...rara, no se como explicarlo, Piper se puso a mi lado agarrándome prestado un labial y puso su rostro al lado mio viéndose en el reflejo como yo pintándose los labios, ella se chupó los labios y los soltó satisfecha al ver como le quedaron.

—No sienten...extraño este día —pregunte volteando a ver a las chicas que se iban igualmente preparando, siento...que algo no está bien con todo esto.

Las chicas se miraron entre sí con una ceja alzada, después Eiza volteo a verme negando con la cabeza.

—No, ¿Por qué?, muñequita.

Yo deje el maquillaje al haber terminado, me rasque la cabeza confundida— No lo sé...me siento...rara, es difícil de explicar.

—Gemma —dijo Ned entrando a los vestidores pegándole a su reloj de la muñeca que ya era hora, yo rodeé los ojos a este hombre impaciente.

—Luego hablamos chicas —dije levantándome del tocador acomodando mi vestuario y caminando hacia la escena.

—Suerte Gemma —dijeron las chicas al unísono haciéndome una pequeña seña de despedida amistosa.

Me salí del vestidor, me puse detrás de las cortinas preparándome para el acto. Haciendo todo lo posible para ignorar este extraño sentimiento.

—Démosle un aplauso a nuestra piedra preciosa del lugar —dijo el presentador del club con una voz exagerada de emoción— Gemma —me daba la señal y se abrían las cortinas.

Yo fingí una sonrisa ante mi público caminando hacia ellos de una manera lenta y coqueta hacia el tubo como me lo obliga mi maravilloso trabajo. Agarré el tubo acariciando el metal, de nuevo nos encontramos mi compañero de trabajo y yo, ridículo que tenga que creerme que el tubo es algún tipo de persona humana.

Espero el momento indicado de la canción, al escuchar mi momento, agarre el tubo con fuerza impulsándome dándole una vuelta completa al tubo abriendo mis piernas en forma v para los espectadores que ellos chiflan y algunos aplauden. Pegue mis tacones al suelo haciendo un sonido empezando a dar pasos grandes rodeando el tubo, pero de un lado a otro siguiendo el ritmo de la canción, movía mi cadera junto con mi cintura estirando los brazos tratando de sujetar el tubo lo más alto que se podía.

Iba resbalando mis brazos lentamente por el tubo manteniendo mis piernas firmes bajando solamente lo que es mi cintura para arriba, teniendo una mirada fija en mis espectadores moviendo seductoramente solo esta zona de mi cuerpo, iba bajando de un modo que mi cabeza llegó a mis rodillas teniendo que hacer que les llamara más atención mi parte trasera.

Me incorporé instantáneamente jugando con mi cabello para que conmigo pudiera bailar conmigo, algunos dieron pequeños gritos de la emoción, agarré el tubo con más fuerza y di un salto abrazándolo con mis piernas cruzadas extendidas, estire mis brazos curvando mi espalda bajando la cabeza mostrando mi cuello a la gente girando alrededor del tubo.

Mire como unos billetes fueron directo a mis rostro porque alguien me los está aventando sin detenerse, yo mostré enfado por la persona que no sabe la regla de que el dinero es cuando termine mi acto, después sentí unas monedas en mi cara y cerré los ojos por el pequeño dolor.

—¡Hey! —grité con molestia tratando de no soltarme del tubo buscando a la persona que me aventó todo ese dinero y pude notar que era Leon que estaba sentado enfrente mío en una mesa especialmente solo para él. Él me regaló una corta sonrisa saludándome con una amistosa seña, oh...es él...espera ¡Leon?

Me sobresalte con espanto que hasta me caí del tubo, me queje muy adolorida al haberme pegado en la cabeza, pero mire aterrada a Leon que el todavía sigue sentado de una manera serena teniendo su mirada fija en mí, me levanté poniéndome de pie yendo con él muy angustiada, ¡Cómo me ha encontrado?

Me puse enfrente de él pegando mis manos en la mesa mostrándome amenazante ante él, él me miró con su molesta sonrisa típica que hacía lograr que una persona se enfadara mucho más. La gente me empezó a dar gritos algo molestos porque detuve mi acto, pero no me importaba ignorarlos, esto es más importante, ¡Leon me ha visto, puede llegar a decírselo a toda la academia!

—Perdona por lo de las monedas, es que ya no tenía más billetes —dijo él mostrándome su cartera del cual se encuentra vacía.

—¿Qué haces aquí?, ¿Cómo has encontrado este lugar? —pregunté con enfado mirando por los lados verificando que nadie más estuviera con él.

—Si me traes un café, podemos charlar un rato —dijo él haciendo un pequeño ademán amigable.

—¿Qué? —fruncí el ceño mostrando desesperación— Aquí no servimos café, esto es un club nocturno idiota.

Pero di un grito aterrada al ver que toda la escena se había cambiado a la antigua cafetería donde trabajaba, toda la gente volteó a verme con rareza al haber interrumpido su comida, yo me mire a mi misma con mi uniforme de mesera, pero...¿Qué está pasando?

—¿Hay algún inconveniente? —preguntó la gerente del lugar llegando a la mesa donde estábamos Leon y yo.

—Solamente le he pedido un café y su empleada no está haciendo su trabajo en traerlo —dijo Leon alargando su sonrisa maliciosamente. Yo me quedé aterrada viéndolo, ¿Es...alguna cosa de su don que esté logrando hacer esto?, ¡Me ha vuelto loca?

—Una gran disculpa joven —dijo la gerente mostrando mucha culpabilidad y me miró con enfado— Gemma, el cliente te ha ordenado, como la mesera de la cafetería debes hacerle caso —ella me sujetó el brazo con poca brusquedad apartándome de Leon— Ve hacerlo si no quieres que te rebaje tu salario al haber perdido un cliente.

Ella me dio un pequeño empujón hacia donde están las cafeteras, yo la miré con enfado sujetándome el brazo adolorido, como había olvidado a este vieja bruja, empecé a preparar la cafetera, quizás si solo le hago caso me dirá lo que está haciendo conmigo, a demás si me muestro amable ante él pueda lograr que no le diga mi secreto a nadie.

Al tener listo el café me fui a la mesa de Leon dejando la bebida en la mesa, él de una manera tan tranquila empezó agarrar el azúcar echándolo a su café.

—Ahora sí, explícate —dije con exigencia.

—No se si tu gerente te deje hablar conmigo en tus horas de trabajo —dijo él con poca gracia cogiendo la cuchara y empezando a revolverlo a su café.

Yo mire a mi gerente que está de brazos cruzados viendo con enfado.

—Tienes que estar jodiéndome —dije en susurro y camine hacia ella— Señora Perry, ¿puedo utilizar tiempo de mi hora de comida hablando con el hombre de la mesa 11?

—Tenemos muchos clientes que atender —dijo ella sin estar convencida y yo trataba de no mostrarme enfadada, ya que si se da cuenta se empeoran las cosas.

—No me tardaré más de quince minutos, por favor.

Ella se me queda viendo pensativa.

—Está bien, pero no más de quince minutos, es tu responsabilidad el tiempo que tomes, porque como has dicho es el tiempo de tu comida.

Yo le asentí dándome la vuelta regresando con Leon, me senté enfrente de él y él le dio un sorbo a su taza mirándome como si todo lo que ocurriera fuera lo más normal para él, él soltó un pequeño suspiro dejando la taza en la mesa y agarró una servilleta limpiándose la boca con educación. Pego sus codos en la mesa juntando sus manos en forma de oración.

—Lo que debo decirte es serio conejita.

—Solo...dime lo que está pasando, por favor —dije con súplica ignorando ese estúpido apodo que me ha puesto.

Leon respiró hondo, cambió su rostro mirándome fijamente con mucha intensidad, un rostro que casi no se nota en él al tomar esto con demasiada seriedad.

—Me he pasado de la mano echando azúcar al café que me has preparado, tendrás que hacerme otro.

Yo me sujete las raíces del cabello jalándolos con gran frustración, Leon sacó pocas risas burlándose de mí y yo lo mire preparando mis manos para estrangularlo !Al no aguantarlo!, pero solo hice puños mis manos tratando de calmar esa ira en mi respirando hondo y soltando aire.

—Ahorita te preparo otro cafecito precioso, te lo haré mucho más rico al lograr entender lo que estás haciendo conmigo, ¿Cómo...has logrado saber esto de mi? —pregunte con bastante temor a que esto salga a luz.

El volvió a sonreír como siempre mostrando toda la maldad en él siendo un maldito demonio.

—¿Temes que toda la academia sepa de tus vergonzosos secretos?, conejita —preguntó él entre pocas risas mirándome como la gran burla del mundo— Por favor —rodeo los ojos mostrándome sus dientes a esa alargada sonrisa— Algunos piensan que le hiciste de prostituta, yo antes de encontrarte pensaba así al que vivieras en la calle, es lógico lo que una mujer sin dinero haría para ganárselo, pero bueno...casi le he acertado no es así.

Yo le di un bofetada repentinamente por su gran grosería, él volteó a verme sujetándose la mejilla viéndome aun ¡Con su puta sonrisa, quiero arrancársela maldita sea!

—No importa lo que deba hacerte para que mantengas mis secretos guardados, pero te lo advierto, no me conoces—dije mirándolo con gran amenaza retándolo en su mirada y él sacó una pequeña risa.

—Es extraño, a todos con los que he utilizado mi don en ellos la primera vez, la mayoría después se muestran asustados de mí, pero no esperaba que una mestiza fuera de los pocos que no, es gracioso —dijo él entre pocas risas y yo apretaba mis puños tratando de esforzarme en no darle esta vez un golpe— Al menos los demás tienen sus dones para amenazarme, como la indita de tu amiga, pero tu sin dones creyendo que con tus actos violentos hacia a mi lograrás causarme algún miedo. Es por eso que he querido conocer más tu cabecita, que mejor manera que en tus sueños.

Mi enojo cambió a confusión, mire por los lados estando perdida completamente, yo mire a Leon tratando de procesar sus palabras.

—¿Sueños?

—Eres tan ignorante para no saber que estás en uno —dijo él cogiendo el menú de la cafetería y lo extendía hacia a mi— Trata de leer lo que tienen en el menú.

Yo extrañada agarre el menú abriéndolo, me quedé impresionada al ver que no podía distinguir las letras, eran como...garabatos, mire a mi alrededor tratando de buscar más letreros, pero las letras.

—Estoy...soñando —dije sin poderlo creer, me miré las manos asombradas, las hice en forma de puño pudiendo sentir mi propia fuerza— Pero...se siente...tan real.

—Eso es gracias a mi don, conejita tonta —dijo Leon de una manera que solo se lo diría a una niña pequeña al creerme tan estúpida para hablarme de ese modo.

Ahora lo comprendo todo, por eso...sentía que algo no estaba bien, nada...de esto es real, pero fruncí el ceño haciendo una gran mueca hacia él.

—Y puedo saber que haces en mis sueños, pedazo de mierda de insecto —dije con demasiado enfado y empezó a reírse sujetándose el estómago.

—Necesitas más trabajo en esos insultos, porque en vez de causarme molestia, me causan gracia —yo solo di un fuerte gruñido estresada y él agarró un mechón de su cabello empezando a enchinarlo con entretenimiento— Como te dije, te me haces interesante, además me tocó la suerte que tu departamento está ubicado encima del mío que mientras más cerca estés, más fácil será para mi meterme en tu cabeza mientras duermes, es otra de las cosas que mi gran don puede hacer.

—Yo no te quiero en mis sueños, lárgate de mi cabeza —dije con enfado señalando la salida de la cafetería, como si supiera que esa era.

Leon sacó risas de gran malicia de todo gran tirano, yo lo mire con algo de miedo y él trató de tranquilizarse viéndome con esa mirada tan molesta en él.

—Ahora tus sueños me pertenecen conejita, podría decirse que te conozco mas que tu grupito de "Héroes" —dijo entre risas haciendo conejitos con sus dedos y yo apreté los dientes tratando de averiguar la manera de sacarlo de mi cabeza a patadas— Me abriste las puertas de tu mente la primera vez que nos vimos —dijo él mirando fijamente a en mis ojos alzando sus cejas— Cuando creías que jugábamos al duelo de miradas, en realidad me invitabas a tu cabeza, desde antes de entrar a tu sueño sabía tus vergonzosos secretos, pude saber tus debilidades a través de tus recuerdos que gracias a eso pude crearte esa pesadilla en tu mente en nuestro combate, por ejemplo...siento una pequeña sensación que me estoy perdiendo algo importante, algo nuevo...¿Sucedió ayer no es así?, aun no me he actualizado —dijo él pensativo viendo alrededor suyo.

Todo el escenario fue cambiando, yo me quede confundida al estar en la oficina del director, el señor Galder y el maestro Natt se encuentran sentados, yo me espante al recordar cual es este momento, Leon le arrebato el fólder con mis resultados al maestro Natt que él no le pareció importarle y yo me sujete la cabeza aterrada al ver lo que trataba de hacer.

—¡No, dámelo Leon! —grite con mucho enfado corriendo hacia él tratando de quitarle el folder y empezó a reírse a carcajadas esquivando mis agarres, el abrió el folder leyendo rápidamente mis resultados.

Leon volteo a verme con el ceño fruncido muriéndose de la risa enrojeciendo su rostro, yo le arrebaté el fólder aprovechando el momento, pero ya fue demasiado tarde al ver que hasta él se sujetó del estómago logrando sacar pocas lágrimas por sus ojos por la risa, yo lo mire con tristeza y pena abrazándome a mi misma tratando que eso no me afecte.

—No...no...no puede ser —dijo él limpiándose las lágrimas con su índice— Deberías estar con los chiquitines, pero...que vergüenza la tuya —dijo él entre risas haciendo todos sus esfuerzos en tranquilizarse— No...no...me había reído así desde hace años.

—¡Ya lárgate de una puta vez, ya vete! —grité con mucho enfado yendo con él empujándolo con fuerza y él me sonrió mostrando sus dientes.

—¿Cómo se pondrán todos con la noticia?

Yo me aterré sintiendo un golpe frío en todo mi cuerpo, yo negué con la cabeza mirándolo con suplicación.

—Por favor...no me agregues más problemas de los que ya tengo por solo ser mestiza, estoy haciendo todo lo posible para seguir adelante dejando todo esto atrás.

Leon puso sus brazos hacia atrás viniendo conmigo alzando las cejas sonriendo de oreja a oreja.

—Veo que ya no eres tan ruda, ¿Qué no muy valiente que harías lo que fuera por impedirlo?

En ello se me prendió el foco, sonreí con malicia al ser como solucionar este maldito problema.

—Le diré al director, eso es lo que voy hacer, cuando me despierte iré con él diciéndole que has utilizado tu don en mi metiéndote en mis sueños para ver mis recuerdos invadiendo mi privacidad y seguridad.

Él alzó una ceja mirándome incrédulo y empezó a sacar pocas risas.

—¿Ese es tu gran golpe?, ¿Acusarme con el director?, antes que lo hagas me despertaré y le diré a todos tus secretos publicándolo en la página celeste. Además... —dijo sonriendo como gato del país de las maravillas— Otra cosa que puede lograr mi don es que yo pueda impedir que te despiertes mientras que esté dentro de tu cabeza, así evitando que hagas eso.

Yo me sobresalte poniendo una mano en mi pecho, aterrada me pellizcaba el brazo, pero...¡No sucedía nada!

—No... —dije negando con la cabeza y cerré los ojos con presión tratando de despertarme, solo pude escuchar las risas de Leon por todo lo que hacía, abrí los ojos mirándolo con miedo— Leon, quiero despertarme, ¡Déjame despertar!

—Pero si apenas son... —él miró el reloj de su muñeca— Las tres de la mañana, aún faltan horas para que suene tu alarma.

Yo me cubrí el rostro sin poder soportarlo más llenando mis ojos con lágrimas de desesperación.

—¿Por qué...me haces todo esto?, si...ya sabias estos secretos desde mucho antes...porque no simplemente se lo dijiste todos de la academia, ¿Por qué.. me haces sufrir más de este modo?

—No seas exagerada, dejate tu drama, ya ni Celia es tan llorona como tú —dijo él poniéndose a lado mio y yo lo miré con enfado— No eres la única con secretos, conejita, me se todos los secretos de todos los estudiantes de la academia, ellos al igual que tu temen que sean descubiertos, pero para evitar que eso suceda...me pagan con dinero o me hacen favores que necesito de ellos.

—Pero...pero...yo no tengo dinero, lo has visto con tus jodidos ojos —dije con frustración y Leon me pestañeaba sus ojos presumiendo.

La escena fue cambiando, yo me quede confundida mirando alrededor mío viendo que estábamos ahora en el central park solos.

—Eso lo sé, pero tú puedes hacerme un favor que necesito de ti, permíteme estar en tus sueños, mientras que me cumplas con ello... —dijo él y movió su mano siguiendo la línea de su boca como si cerrara un cierre de ella. Fruncí el ceño estando confundida.

—Pero...¿Por qué...yo?, yo no entiendo...

Leon rodeó los ojos haciendo una mueca de fastidio.

—Escúchame mestiza, te lo explicaré lento para que tu pequeña mente logré entenderme. Como dijo la frentota de la maestra Gami, algunos potestades tienen defectos por su don, a mi me toco la suerte de tener uno, yo no puedo soñar o imaginar, cada maldito día de mi vida siento mi cabeza hueca al no poder lograr imaginarme siquiera en un concierto, lo único que puedo lograr es escuchar la voz de mis pensamientos, cada vez que duermo me encuentro rodeado de pura oscuridad y silencio, como si mi cuerpo ya no tuviera vida —dijo él de una manera un poco fría, donde esta vez si veía que esto lo toma muy en serio para él.

Debo admitir que siento un poco de lástima por él, yo utilizo mi imaginación la mayoría del tiempo, sin ella no puedo lograr crear ideas o...poder imaginar el rostro de mi madre para recordarla, pero entonces con lo que me dice...¿No tendrá recuerdos?

—Entonces...¿No puedes...recordar? —pregunté con tristeza y él alzó una ceja sin darle mucha importancia a ello.

—Para eso existen las fotos, torpe. Pero como te decía, puedo quitarme esos problemas metiéndome en la cabeza de alguien, quitándole su espacio y convirtiéndolo solo para mí —dijo él alargando su sonrisa picándome la punta de mi nariz y yo mostré molestia frunciendo el ceño.

—Pero...hay demasiadas cabezas, por ejemplo...veo que tu y Kyle son muy unidos, ¿Qué no te puede prestar su mente?

Leon hizo una mueca de asco.

—Ugh, eso suena tan gay —él cerró los ojos sintiendo un escalofrío por todo su cuerpo— Es una de las pocas cosas buenas del cual no puedo imaginar ese tipo de cosas, ¿Qué es lo que pasa por tu cabeza?

Yo le mostré las palmas de mi mano.

—Lo lamento, lo lamento, pero...yo...no quiero que estes en mis sueños —dije a misma abrazándome mirándolo muy insegura e incómoda.

—Oh entonces quieres que le diga todos tus secretos —dijo él con una sonrisa cruzándose los brazos.

Yo me mordí el labio inferior sin saber lo que estoy haciendo realmente.

—¿Cua.cuanto cobras?, el director Galder...me deposita 100 euros semanales.

Leon se me quedó mirando con demasiada seriedad, dio un suspiro exhausto poniendo su mano en su boca alzando su mirada al cielo.

—Pobre vagabunda —yo mostré enfadó a su insulto y bajo el brazo estresado— ¿Qué es lo que temes?, conejita.

—Bueno...eres un hombre invadiendo mi cerebro, puedes hacer lo que sea aquí y...eso es lo que me da miedo, no...fue un buen comienzo al que me vieras en el club —dije apartándome de él con algo de miedo sin poder evitar recordar el callejón donde me acosaron y la escena empezó a cambiarse por sí sola, Leon mostró un poco de confusión viendo por los lados y en ello empezó a reírse.

—No puede ser...¿Crees que... —él de nuevo empezó a sacar carcajadas— ¿Te vaya a violar o acosar?, ¿Tu?, ¿Una mestiza idiota?

Empezó a reírse a carcajadas sujetándose de nuevo el estómago, se fue hacia la pared pegando su frente en este dándole golpes y yo bajé la mirada en que este maldito demonio logra fácilmente sentir mal a una persona con sus risas e insultos.

—No...no...no puedo des...desaprovechar esta oportunidad —dijo él entre risas— ¿Con...con esto ya te di una respuesta clara sobre eso...o... —él empezó a reírse con fuerza y lo miraba con gran desprecio— ¿Quieres que...vomite por lo que has dicho?

Yo me di la vuelta mostrándole la espalda sin querer que me viera llorar al que me haya herido de esta forma, él dio un pequeño gruñido apareciendo enfrente mio y yo lo mire con gran odio respirando como toro salvaje.

—Escucha conejita, esto puede convenir —dijo alargando su sonrisa haciendo un ademán cambiando el escenario a lo que era mi antiguo departamento y empecé alzar la ceja sin saber a lo que quería llegar.

—¡Gemma, ya preparé el juego de mesa para que podamos jugar! —grito mi madre y yo me sobresalte al escuchar su voz.

Puse mi mano en mi pecho y la otra en mi boca sin poder creer que la empecé a ver apareciendo sentada en el sillón de la sala teniendo el juego de serpientes y escaleras acomodada en la mesita de noche, no...se mostraba ninguna enfermedad en ella, se veía bastante saludable, sus labios tenían color y esa hermosa sonrisa al tener todas las energías, su cabello castaño lo tiene trenzado al gustarle siempre estar arreglada a pesar que no teníamos dinero y en su mirada se notaba el brillo de la alegría tener su mirada fija en mi.

—Madre... —dije extendiendo mi mano hacia ella, pero me asuste al ver como una pequeña yo traspaso mi cuerpo como si fuera algún tipo de fantasma, llegó a sentarse con mi madre y ella la abrazo de la cabeza dándole un fuerte beso, la pequeña cerró los ojos sonriendo con toda la alegría mostrando todos sus dientes por eso. Era...yo...cuando tenía seis años, el momento...cuando mi madre se encontraba...aún sana.

—Debo admitir que tu padre tenía sus razones para arriesgarse en romper la ley en unirse con una humana —dijo Leon alzando las cejas sonriéndole a mi madre de un modo coqueto viéndole sobre todo sus pechos y yo con enfado me puse enfrente de el cruzándome de brazos bloqueando la vista. Él sin importarle me miró directamente a los ojos de una manera maliciosa— Te ha gustado mi sorpresa no es así, volver a ver a tú mami.

Yo volteé a ver a mi madre que ella y mi pequeña yo jugábamos al juego viéndonos muy alegres, yo mostré gran dolor al volverla a ver, pero...una sensación que no puedo explicar muy bien.

—Puedo hacer que ella te hable —dijo él tomándome de los hombros pegando su mejilla a la mía y en ello madre y mi pequeña yo voltearon a vernos con una sonrisa.

—¿Quieren unirse? —preguntó mi madre con mucha amabilidad y yo sin poder evitarlo fui resbalando lágrimas por mi mejilla.

—Acepta y cerraremos el trato, le rechazas la invitación a tu adorada madre... —dijo él acariciándome la cabeza fingiendo una mueca de tristeza— Y abandonaré tu cabecita cobrándote mil euros mensuales, pero cualquiera de las dos opciones conejita, debe quedarse entre nosotros, porque cualquier palabra que digas sobre esto...lo sabré y liberaré tus secretos.

Yo mire a Leon que él me sonrió con gran maldad, mire a mi madre que ella empezó a borrar un poco sus sonrisa al que no haya respondido, mi pequeña yo igual me miro con disolución al pensar que no quiero jugar con ellas.

—Yo... —dije mirando a mi madre que ella empezó a mostrar preocupación.

—¿Te encuentras bien mi gema?

Yo me cubrí la boca al escuchar preguntarme ello, yo negué con la cabeza, pero di pasos corriendo abrazarla, ella se paralizó un poco al sentir mi fuerte abrazo que se quejo un poco a la gran fuerza en que lo hacía, pero me acepto el abrazo acariciándome la cabeza tratando de tranquilizar como lo hacía antes.

—Yo...yo...si quiero jugar con ustedes —dije apartándome de ella regalandole una sonrisa a pesar de sentir mi rostro empapado de lágrimas.

—Siii —dijo mi pequeña yo muy alegre entre saltos junto con aplausos emocionados y madre y yo sacamos pocas risas. Yo mire a Leon que me dio un asentimiento teniendo nuestro trato cerrado y yo le sonreí agradecida al darme este gran regalo.

***

Me desperté de golpe al escuchar el alarma, agarre mi celular sujetándome la cabeza tratando de procesar lo que pasó en mi sueño, apague el alarma dejando mi celular a un lado masajeandome las sienes, ¿Fue...real lo que ha pasado o fue parte de mi sueño?

Me levanté sin tener tiempo de pensar en eso para irme a preparar para mis clases del cual serán mi primera vez en tenerlas, introducción en el área de negocios y economía de empresas.

***

En la manzana de Eva, me quede mirando a Leon desde mi mesa, del cual solo se encuentra con su amigo Kyle, mire con más atención a su amigo, su cabello liso es corto oscuro despeinado, sus ojos...eran diferentes, debe ser una característica de un potestad que la mayoría tengan los ojos especiales, él los tiene blancos, pero aun teniendo la pupila marcada, note que él como Leon no cumplían muy bien con la regla del uniforme al tener el saco abierto mostrando la corbata un poco desdoblado.

No le había prestado mucha importancia por no ser amiga de Leon, pero ahora que apareció en mi sueño, quisiera...poder preguntarle si ha sido real lo que ha pasado, pero...¿Si no?

—¿Gemma?

Reaccione mirando a Mia y Theo que me miran con el ceño fruncido, Maya se me queda viendo seriamente tratando de averiguar lo que me sucede.

—¿Sucede algo?, te notas muy distraída —dijo Theo con algo de interés y en ello las palabras de Leon se escucharon por mi cabeza.

"...cualquier palabra que digas sobre esto...lo sabré y liberaré tus secretos"

Yo hice una mueca, sea real o no, debo cumplir por si acaso, yo sonreí negando con la cabeza.

—No, nada —dije mirando mi plato empezando a comer— Mmm...estos hot cakes saben exquisitos como siempre.

—Gemma, son waffles —dijo Mia mirándome con una ceja alzada y yo bajé la mirada viendo los waffles junto con fresas, miel y mantequilla.

—Pero que confundida —sonó un pequeño timbre, extrañada mire mi celular y casi me sobresalte de la mesa con gran espanto al ver el mensaje de aviso de la secretaría Madeline queriendo saber la razón por la cual aun no me he presentado a la clase de información. Yo totalmente confundida saque mi horario y puse una mano en mi frente al ver que era a las 10 y no 11 ¡Y yo aquí tragando!

—Maldita sea, he confundido un diez con un once, ¡Cómo eso es posible? —pregunté muy apresurada levantándome y metiendo un gran pesado de waffle en mi boca— Oo ewo ime, adioo —dije con la boca llena agarrando mi mochila e irme corriendo a mis clases sin ni siquiera ver las reacciones de los chicos por mi gran estupidez.

***

Narrador

Mia, Theo y Maya se miraron entre sí con demasiada confusión por lo que había pasado, Leon desde lejos viendo esa mesa sacó una pequeña sonrisa de gracia y Kyle frunció un poco el ceño girándose al ver la mesa de Mia.

—¿Te has drogado en la madrugada? —preguntó Kyle con una corta sonrisa Leon que él alzo una ceja borrando un poco su sonrisa.

—No, ¿te parezco un chico drogado?, Kyle.

—Te has despertado de muy buen humor y cuando estas de ese ánimo, es por droga y tú qué te enfadaste conmigo esa vez que lo hice...

—Scheibe, no estoy drogado, no me arriesgaría como tú para que los maestros se dieran cuenta —dijo Leon agarrando su taza de café mirándolo con una corta sonrisa y Kyle lo miro con algo de extrañeza.

—Como digas —dijo él tratando de no darle importancia al comportamiento de su amigo.

***

Narrador

—No se volverá a repetir maestro Laiko —dije muy apenada en el final de su clase y solo me miro con algo de rencor por el gran pecado que hice por haber llegado tarde en su clase.

—Eso espero, jovencita.

Él se levantó aún indignado retirándose del salón, yo di un suspiro exhausta sujetándome la cabeza, empezando mal el día, el maestro me llamó la atención enfrente de todos por llegar veinte minutos tarde y me tocó estar sola en una mesa, todo por culpa de ese sueño que no me deja en paz manteniéndome muy distraída, ¿Cómo saber si fue real o no?

Iba caminando a la oficina del maestro Natt, a mis primeras clases de materias para la secundaria, "yeei" pensé con total sarcasmo, tener que llevar esas clases de nuevo, no me agrada para nada esa idea. Llegue a su oficina tocando la puerta.

—Está abierto Gemma, pasa —dijo el maestro Natt desde adentro y abrí la puerta, él me regaló una dulce sonrisa de saludo que no pude evitar sonreírle un poco a esa alegría algo contagiosa de él— ¿Cómo te ha ido?, por lo que se tuviste una clase anterior a esta.

—Uff... —dije con una sonrisa muy apenada sentándome enfrente de él dejando mi mochila a un lado sacando mis materiales y libreta— Yo...he llegado tarde a esa clase y...me han llamado la atención.

—Gemma, tienes que tener cuidado con los retardos, tres y se convierten en falta, tres faltas y te dan de baja la materia, son las mismas reglas en esta y en las otras.

—Si, lo entiendo maestro Natt, trataré que no se repita ese error —dije con cansancio al haberlo repetido muchas veces en la clase de intro y el maestro alargo un poco su sonrisa. Él abrió el libro que tenía consigo— Empezaremos con la materia que más me preocupa, matemáticas, te enseñaré las funciones y ecuaciones.

Yo le di un asentimiento preparándome en ponerle atención.

***

Terminado mi hora con él, me salí de la oficina teniendo otra tarea encima, en ello me acordé que tengo tarea para la materia de mutación, di un pequeño gruñido frustrada, mire la hora con sueño al ver que ya tenía que comer, los chicos no podrán comer conmigo porque tiene clases a esa hora.

Yo decidiendo comer en la cafetería de este edificio, empecé mi camino sacando mi credencial para gastar el mínimo dinero.

***

Llegue a mi clase de Economía, llegue con la maestra que ella me regaló una corta sonrisa desde su escritorio, los demás me miran atentamente y no le daba importancia al estar acostumbrada.

—Bienvenida a mi clase de Economía de empresas, Gemma. Mi nombre es Elena Kane, puedes tomar asiento en la parte de atrás con tu compañero.

Yo mire la parte de atrás, déjame adivinar...¿Esquina pegada en la ventana?, mire la mesa al haber acertado el lugar, yo estando completamente acostumbrada esto, hice que mis compañeros se movieran para llegar a mi mesa, le sonreí un poco a mi compañero de mesa que él seguía con la mirada al frente, le mire sus lentes oscuros y su cabello rubio ondulado alborotado.

Yo fui borrando mi sonrisa al bajar la mirada para ver que tiene un libro en código braille teniendo sus dedos pegados en las hojas. La maestra empezó a dar su clase y el chico fue moviendo su mano deslizando sus dedos sobre la escritura. Yo con algo de lastima empecé abrir mi libro yéndome a las páginas que la maestra me indicó.

***

Cuando la clase terminó, mi compañero empezó a guardar sus cosas sin necesidad de verlas, cerrando su mochila se levantó cogiendo la pequeña vara de la mesa, hizo un movimiento alargando y empezó a pegarle al suelo ubicándose por donde ir.

Yo fui guardando mis cosas, Maya y ese chico parecían tener en común ser muy callados y distantes, se nota que Mia tiene razón en que los hacen un lado, que ese chico se encontrara solo en esta mesa, yo siento que debieron como obligación ponerlo con un compañero, bueno...ahora estoy yo, para la próxima clase tratare de hablar con él presentándome, pero hoy no estaba en mi momento, teniendo esa maldita duda en mi cabeza.

Empecé a irme a mi departamento con algo de prisa para cambiarme y tener mis clases de entrenamiento potestad.

***

Llegando al entrenamiento, iba haciendo las sentadillas con esfuerzo, el maestro Colt se me quedó viendo con bastante seriedad apresurando pisando varias veces el suelo con un pie estando de brazos cruzados.

Los demás estaban platicando entre sí al haber terminado sus ejercicios menos yo, al menos...ya termine las 30 lagartijas, solo me faltan 50 sentadillas y...20 abdominales, además...del camino de obstáculos, el maestro no quería que lo hiciera hasta que terminara de hacer los primeros ejercicios, pero claramente ha tomado una mala decisión. Gruñi con esfuerzo doblando mis rodillas e hice una mueca de dolor al escuchar como se me tronaron, me iba levantando temblando por usar mis esfuerzos mirando con suplica al maestro que me dejara el libre.

El maestro Colt miro la hora de su celular, dio un pequeño gruñido viéndome con enfado.

—Se quedará a terminarlas cuando la clase se termine, si no lo hace la reprobare, Salem. Es tiempo del combate, Salem, Ren, al círculo de combate.

Genial, yo primero, otra vez, quizás deba acostumbrarme que esto así será en todas las clases por el gran cariño que le tengo al maestro.

Yo mire con algo de nervios a Ren que alargó su sonrisa mirándome con gran arrogancia, ella formalmente camino hacia el círculo de combate, yo mire a Scarlett junto con sus amigas que tenían la misma sonrisa que su amiga al no saber lo que me espera, mire a Mia que ella hizo una mueca de lástima por mi.

Yo sin opción me meti al círculo de combate, mire como Ren se soltó el cabello y abrí mi boca al ver que varios de sus mechones empezaron a moverse por sí solos preparándose para el combate, mire al maestro Colt incrédula negando con la cabeza mostrándole que no puedo contra esos mechones mágicos.

Pero el maestro Colt sin mostrar mínima importancia se me quedo viendo, di un pequeño grito al sentir como los mechones de Ren me sujetaron rodeando mi cuerpo, ella usó fuerza en su cabello cargándome llevándome a un punto muy alto y negué con la cabeza asustada al ver la gran altura que me ha llevado.

Di un fuerte grito al sentir como tiro mi cuerpo impulsándome contra el suelo, solo pude sentir un gran impacto en la tierra en el pecho sintiendo como todo el aire se salía por mi garganta, pareciendo ser mi último suspiro al que todo se volviera oscuro.

***

Estaba en el departamento con mi madre, ella saco un poco la lengua pensativa viendo sus barajas, yo mostré un poco de confusión mirando por los lados sin entender lo que ha pasado, mire mis manos que tenía sujetando unas cartas.

—¿Quién está ganando señora Salem? —preguntó Leon llegando sentándose al lado de ella viendo sus barajas.

—Oh Leon, por favor, llámame Gala, me haces sentir vieja llamándome de ese modo —dijo mi madre con una sonrisa hacia Leon, con todo esto ya pude saber la verdad.

—Entonces el sueño fue real.

Leon me alzó la ceja y mi madre sacó pocas risas escondidas cubriéndose la boca al no querer ser descubierta, él rodeó los ojos.

—No puede ser, déjame adivinar, has creído que fue solamente parte de tu sueño —dijo él mirando las cartas de mi madre con atención— Ya la tienes perdida, conejita.

—Shh, no digas —dijo mi madre volteándose tratando de esconder sus cartas hacia Leon y yo alargué mi sonrisa, entonces...es real...podré...ver a mi madre...en cada sueño, pero...espera un momento...

—¿En qué momento me dormí? —pregunte confundida rascándome la cabeza.

—No estás dormida, estás inconsciente, cuando Ren te tiro contra el suelo con su cabello te ha sacado todo el aire haciendo que te desmayaras, Theo de nuevo se está encargando de llevarte a la enfermería, yo por mientras me he metido en tu cabeza entreteniéndome hasta que llegue mi turno —dijo Leon apareciendo unas cartas en sus manos.

—Espera...¿Estás despierto? —pregunte totalmente confundida.

—Sí —dijo él con demasiada normalidad acomodando sus cartas.

—Pero qué mala mujer la que te ha hecho daño, Gemma, si yo estuviera ahí, le hubiera jalado esos pelos por lo que te hizo —dijo mi madre con enfado y yo le sonreí tiernamente.

—Mira, hasta tu madre tiene más intelecto que tú, al menos hubieras tratado con eso, lo único que hiciste fue gritar como una cobarde.

—Ni siquiera me dio el tiempo de mover un dedo —dije con enfado y Leon alargo su sonrisa viendo sus barajas.

—¿Están listas para mostrar?, chicas.

—Todas listas —dijo mi madre en forma de canto divirtiéndose en este juego y yo mire mis barajas, ni sé lo que tengo. Mi madre dejó caer las barajas mostrándolas— Tres ases.

Leon hizo lo mismo alargando su sonrisa en modo travesura.

—Flor imperial.

Los dos voltearon a verme, yo con una mueca bajé mis barajas.

—Un par de dos.

Leon saco pocas risas y yo mostré molestia.

—Ni sabemos si haces trampa o no, puedes controlar mis sueños y pudiste hacer que esas cartas te tocaran.

—No tienes pruebas —dijo Leon agarrando nuestras cartas juntandolas con la baraja.

—Calma Gemma, es solo un juego, además no te hagas que tu también eres igual de traviesa en los juegos —dijo mi madre con una sonrisa picara y Leon puso su mano en su pecho mostrando impresión.

—No me diga.

—Si, Gemma y yo estábamos jugando al 21 y siempre me ganaba, yo me quedaba muy extrañada hasta que descubrí que siempre escondía un as bajo la manga.

—Madre tenía solo trece años, ya te dije que en la escuela lo practicaban mucho y lo hacía para ganarme tus galletas.

Mi madre miro a Leon con una dulce sonrisa.

—Me hacía hornear galletas cada semana, le encantan, es una receta que mi madre y mi abuela me solían hacer, me gustaban, pero no era tan fanática como Gemma...

Mi Madre platicaba con Leon, él por mientras baraja las cartas hábilmente casi logrando que las cartas pudieran agarrar vuelo para hacer que se muevan de ese modo por el aire, yo me acerque a mi madre abrazándola de su brazo aprovechando cada momento de este sueño.

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