Un defensor inesperado


Escapar. Tenía que escapar de aquí. Esa era la fuente primordial de su motivación para seguir corriendo, mantener el paso, seguir adelante sin importar nada. La lluvia seguía cayendo, empapándolo y forzando a su coleta a arrastrarse por el suelo ligeramente. Pero después tendría tiempo de preocuparse por su cabello. Por ahora, tenía que escapar de la ciudad, tal vez incluso del país por completo.

Zero se había abierto su camino hasta llegar al distrito más pobre de Arcadia, lleno de basura como desechos y vidrios rotos esparcidos por todo el callejón. Había pilas de lo que parecían ser jeringas amontonadas entre la basura, pero el reploide rojo no tenía idea de para qué eran. Algo que hacían los humanos, probablemente. No podía permitirse quedarse allí preguntándose sobre ellas; ¡ahora estaba escapando de sus perseguidores! ¡Ellos eran los causantes de sus problemas!

Todo lo que quería eran respuestas, ¡eso era todo! ¡Sólo quería saber por qué estaba aquí, para qué, y qué le sucedió para que lo trajeran aquí en primer lugar! Desde que lo tomaron bajo custodia, todos actuaban como si él supiera por qué querían encerrarlo. Les había dicho repetidas veces que no tenía idea, ¡pero nadie lo escuchaba! ¡¿Qué otra opción tenía más que huir?!

Luego de pasar un rato corriendo a ciegas, Zero se detuvo en medio de una calle vacía; con las mismas estructuras de color marfil en Arcadia, pero que estaban abandonadas y cayéndose a pedazos, habiendo perdido hacía tiempo su esplendor. Pero por ahora, tenía que recolectar sus pensamientos si quería llegar más lejos.

- "Tiene que que haber algo." – pensó Zero. – "¡TIENE que haber algo aquí que me diga lo que ellos no me quieren decir!"

Buscó por todo su banco de memoria, sólo para no encontrarse nada. Pero no se detuvo allí. Siguió buscando, y buscando, y buscando. Y entonces, comenzó a excavar más profundo en su procesador, haciendo que su CPU se sobrecargase mientras se esforzaba por encontrar hasta la más mínima pista o respuesta para cualquier cosa.

Y tras unos lentos momentos, se encontró una ráfaga de imágenes asaltándolo. Zero comenzaba a arrepentirse de haber indagado tan profundo.

...

Sus manos cubiertas de aceite rojo (¿o acaso era sangre humana?), miembros arrancados de otros reploides, esquemas presentes en una computadora con notas sobre su construcción, todo esto y más vino a la mente de Zero. Y ahora, le era imposible detener el flujo de información que lo invadía. ¡¿Qué diablos estaba sucediendo?! ¡El procesador de una máquina no puede operar de esa manera!

Pero entonces, una imagen surgió, provocando que el núcleo del Maverick se quedara congelado. Bañado en unas sombras muy oscuras debido a la luz que lo iluminaba por detrás, un hombre anciano lo miraba con una amplia sonrisa. Las sombras le dificultaban a Zero distinguir sus rasgos faciales, pero podía ver que este anciano estaba algo calvo, y tenía mechones grises y salvajes en ambos lados de su cabeza. Posiblemente también tenía pelo facial, ¿un bigote quizás? Bueno, quienquiera que fuese, parecía muy complacido con lo que estaba viendo.

- Mi obra maestra... – Zero vio que los labios del hombre se movían; su voz sonaba vieja y cansada, pero con algo de emoción nerviosa. Como si acabase de terminar un proyecto escolar. – ¡Con esto acabaré con él!

Quienquiera que fuese "él", Zero no tenía idea, pero el hombre hablaba de "él" con un intenso veneno en su voz. La imagen del hombre no duró mucho, sin embargo, ya que otra rápidamente tomó su lugar.

- ¡Bass, no! ¡Detente! – Zero escuchaba gritar al anciano, sonando a la vez furioso y aterrorizado. – ¡Te ordeno que te detengas!

- ¡No recibo tus malditas órdenes, Doc! – rugió una voz que sonaba más joven, en la que Zero detectó una intensa rabia con un deje de sentirse herido filtrándose en ella. – ¡Me creaste para derrotarlo, así que YO seré quien lo haga! – Zero vio cómo alguien se ponía encima de la cápsula donde él descansaba. En esta memoria. – ¡No este modelo inferior y afeminado!

Las facciones del sujeto también estaban obscurecidas y difíciles de ver por culpa de la intensa luz que caía encima, pero por lo que Zero alcanzaba a ver, esta persona (o máquina) era más "joven" que el anciano. Se notaba proporcionado con enormes antebrazos, pantorrillas/pies y hombros, claramente no era humano. Era más bajo de estatura que el reploide rojo, y a pesar del nombre "Bass," sonaba más como un adolescente furioso. Y parecía tener la actitud de uno.

- ¡No permitiré que me reemplaces! – gritó este tal "Bass", con la voz al borde de quebrarse. Si Zero no lo supiera mejor, sonaba a casi como si estuviese al borde de las lágrimas, asumiendo que pudiera producirlas. – ¡NO DEJARÉ QUE ME QUITES MI RAZÓN DE EXISTIR!

Y entonces, Zero vio una luz brillante brotando desde el brazo de la máquina, reconociéndola como un disparo de Buster.

- ¡BASS, NO!

...

Y entonces, la imagen se vio consumida por una luz, y Zero supo que eso sería todo lo que conseguiría. La lluvia cayendo por su casco y chorreando por su armadura le alertó que estaba de vuelta en las calles, con los cielos tormentosos encima de él. Bueno, como fuera. Si podía averiguar a dónde podría ir, entonces tal vez podría...

- ¡Detente donde estás!

- "¡Diablos! ¡Ya está aquí!" – Zero se giró para ver a X de pie a pocos metros de él, con el Buster apuntándole en su dirección. Sin embargo, Zero estaba más molesto que intimidado. – ¿No entiendes cuando alguien no quiere hablar contigo?

- Estás haciendo esto increíblemente difícil para ti. – gruñó X, cuya paciencia con el reploide rojo se estaba agotando. – ¡A este ritmo, definitivamente estás pidiendo que te encarcelen!

- ¡Al diablo con eso! – Zero entonces sacó su propio Buster. – ¡Y al diablo contigo!

Lanzó un disparo cargado en la dirección de X; el reploide azul y más bajo se agachó para esquivarlo y disparó en respuesta. Zero entonces lanzó otro disparo cargado, sólo para recibir el mismo tratamiento.

- Te estás conteniendo.

X se quedó rígido. – ¿Qué te hace decir eso?

- ¿Me tomas por tonto? – gruñó Zero. – ¡Puedes hacer más que eso! ¡Lo he visto!

...

- ¡Mega Man, no! – El robot, severamente dañado, estaba suplicando, tratando de forzar a su cuerpo casi destrozado a ponerse de pie. Pero de alguna manera, esa bufanda permanecía enredada alrededor de su cuello. – ¡No puedes vencerlo! ¡Es demasiado fuerte!

...

X estaba confundido. – ¿Lo has visto? ¿De qué estás...? – Se detuvo por un momento. – Entonces, SÍ recuerdas lo que pasó. Recuerdas lo que les hiciste a Gamma y a Sigma.

- ¡Y eso es otra cosa! – exclamó entonces Zero. – ¡¿Quién demonios es Gamma?! ¡Eso es todo lo que he escuchado desde que me metieron a esa jaula!

- "Esperen, ¿entonces no lo recuerda?" – X de pronto se encontró de vuelta donde estaba antes: totalmente inseguro de lo que haría el reploide (o Maverick) frente a él. – Cualquiera que sea el caso, si vas a seguir de este modo entonces...

- ¿Entonces qué? – cuestionó Zero. – ¿Tendrás que matarme? ¿Hacerme lo mismo que supuestamente le hice a Gamma? Sólo dime ¿qué FUE lo que le hice a Gamma exactamente? ¡Maldición!

X apretó los labios, y entonces Zero vio que su oponente cerraba sus ojos. Luego soltó un suspiro de exasperación. – Entonces... de una manera u otra, no puedo permitir que sigas siendo un peligro para las personas o para otros reploides.

Él no quería hacerlo. Zero se dio cuenta de esto y se quedó totalmente perplejo. Incluso sabiendo que era un "asesino psicópata" (acorde con los guardias de su celda), este sujeto llamado X todavía tenía sus dudas sobre acabar con él. Zero se sentía tentado a llamarlo idiota, pero se detuvo. Quizás podría usarlo a su favor. Cierto, no podía ser MUY rudo con su oponente, pero sí se aseguraría de que no lo pudiera seguir a donde iría.

- Bien. Si ese es el caso... – dijo finalmente el Maverick rojo, empezando a correr de frente – ... ¡prepárate!

X se preparó para disparar, pero se dio cuenta que, en lugar de responderle de la misma forma, Zero se agachó y se lanzó hacia adelante, dándole un puñetazo en la cara. X salió volando contra una pared pintada de ladrillos, cuya cubierta marfil se astilló y cayó para revelar el marrón de abajo. X sabía que no podía quedarse en el suelo por mucho tiempo, así que se puso de pie para disparar de nuevo, sólo para recibir otro puñetazo. Afortunadamente, el Hunter giró la cabeza a un lado para evitar el puño de Zero, que dejó una marca de impacto en la pared. X lanzó una patada alta en dirección al Maverick, logrando impactar al otro reploide en el pecho.

Zero aterrizó de espaldas, pero se rodó para volver a levantarse y saltó hacia uno de los postes de luz encima de ellos. X hizo lo mismo en el lado opuesto de la calle, y los dos se miraron fijamente uno al otro, tratando de descifrar el siguiente movimiento de su oponente.

- Me mentiste. – dijo Zero finalmente. – Habías dicho que esas personas no iban a lastimarme.

X no tenía detalles de lo que ocurrió con los científicos del consejo y Fujiwara, pero se maldijo a sí mismo por no haber tenido la visión para predecir algo como esto.

- ¡No era su intención hacerlo! – gritó X. – ¡Sólo estaban asustados! ¡Tienes que ser paciente con ellos, de lo contrario reaccionarán! ¡Y en este punto sólo les estás dando más razones para estar al borde!

- ¿Entonces por qué no me dejan ir? – cuestionó Zero. De ninguna manera estaba suplicando; se sentía genuinamente curioso. – Si estoy causando tantos problemas, ¿por qué no me dejan irme de este lugar? Yo diría que más bien tú eres quien está haciéndolo más difícil.

- ¡Porque has causado demasiado daño! – argumentó X. – ¡Las autoridades ya te han etiquetado como una amenaza, y si esto continúa, USARÁN la fuerza letal en tu contra!

- ¡Pues que lo intenten! – espetó Zero, ya teniendo suficiente de oír hablar a X. Luego saltó hacia adelante, lanzándose directo hacia el Hunter. – ¡Igual que tú!

X dio tumbos y se cayó, pero rápidamente se agarró de la luz de otro poste logrando volver a subirse, parándose de nuevo arriba de la luminaria. Zero agarró el poste de luz donde estaba parado y se balanceó por un rato antes de soltarse, para lanzarse a patear a X directo en el pecho. El Hunter azul se fue de espaldas y casi cayó al suelo, pero logró agarrarse de otra luz. Esto continuó por algunos minutos: el Maverick hacía movimientos o trataba de derribar al Hunter fuera de las pequeñas plataformas que utilizaba. Aun así, cuando logró equilibrarse (y poniéndose a buena distancia), X trató de hablar de nuevo con Zero.

- ¡Fujiwara puede ayudarte! ¡Puede decirte de dónde vienes!

- ¡No pudieron encontrar ni una pizca de información en mis sistemas! – argumentó Zero.

X no podría haber estar seguro, pero sospechaba que el japonés podría haber reaccionado, y que fue la causa de que ambos estuvieran aquí. – Ok, olvida a Fujiwara. El Dr. Cain puede ayudarte. – le aseguró X. – No es un experto en tecnología, ¡pero es alguien abierto a escuchar!

- ¡Basta! – gritó Zero. – ¡Ya me cansé de oír tus promesas vacías, y de estar encerrado en una jaula sin que nadie me diga nada! ¡Estoy harto de todo esto! ¡Esto HARTO!

Al ver que no habría otra salida de esto, X decidió ponerse físico cuando Zero saltó de frente para golpearlo de nuevo. X saltó dando una patada, interceptando el antebrazo rojo del Maverick con su bota azul, creando chispas al chocar en el suelo de metal uno contra otro por un segundo. De una luz a otra, los dos reploides se golpeaban uno contra el otro, sin lograr hacerse daño pero bloqueando los ataques del otro. O más bien, era X quien bloqueaba a Zero.

- "Se está conteniendo." – pensó Zero, mientras su oponente azul bloqueaba o esquivaba sus puñetazos y patadas. – "Puede hacerlo mejor que esto. Pero no usa su máximo potencial, ¿por qué?"

Bueno, fuera cual fuese el caso, no podía perder más tiempo. ¡Así que tenía que salir de esta ciudad a toda costa! Y si tenía que poner fuera de comisión a este sujeto para lograrlo... que así fuera.

En lugar de conectar otro golpe físico, Zero se deslizó hacia abajo por uno de los postes y lanzó un disparo a media carga en la dirección de X. O más bien, hacia el poste donde estaba parado. El metal rápidamente sucumbió al poder del disparo, sacando de balanc enviándolo tanto a él como a su plataforma hacia la calle debajo. X aterrizó y estuvo a punto de levantarse, pero sintió una enorme fuerza aplicando presión en su espalda. Zero acababa de someterlo contra el suelo y estaba listo para darle un puñetazo en la cabeza que lo dejaría inconsciente. Incluso más, incapaz de continuar persiguiéndolo.

De repente, ambos Reploids oyeron pisadas, cuya dueña venía corriendo hacia la escena tan rápido como podían llevarla sus piernas. Y antes de que ninguno pudiese mirar o hacer preguntas de por qué estaba allí, Roll procedió a hacer algo que los dejó a ambos sin habla. Al llegar con Zero, Roll alargó su brazo izquierdo para darle una bofetada en la cara al Maverick, sacándolo fuera de balance y forzándolo a retirar su pie de la espalda de X. Esto sólo le dolió un poco, ya que el cuerpo de la reploide ayudante estaba muy lejos de ser lo bastante fuerte como para hacer ningún daño real. Aun así, el shock de su repentina aparición hizo que Zero se detuviera en seco.

Roll lanzó una mirada asesina con sus ojos verde-azulados; el espacio que su golpe había creado entre él y X le permitió colarse, bloqueando el camino de Zero hacia su hermano.

- ¿R-Roll...? – X tosió, todavía sintiendo los golpes que le había infligido Zero.

El Maverick rojo vio la intensa mirada de la chica, pero estaba más perplejo que otra cosa. – Ya sabes que no tienes ninguna oportunidad contra mí, ¿verdad? – cuestionó Zero, tratando de descifrar a la otra reploide rubia. Ciertamente, no tenía intención de aniquilar al sujeto a quien ella intentaba proteger de él, ¿pero acaso su condición actual no le daba ninguna preocupación por sí misma?

- No me importa. – le dijo Roll a Zero. – Si lo quieres a él, tendrás que pasar a través de mí.

El pensamiento de que ella pudiera salir lastimada hizo que X se volviera a levantar, listo para pelear, pero Roll permaneció inmóvil, y tampoco lo hizo el Maverick rojo. Los dos mantuvieron la mirada fija, tratando de ver y decidir lo que harían a continuación. Pero entonces, Zero simplemente se giró y salió corriendo.

Ambos DLNs se miraron uno a la otra, completamente estupefactos.

- "Bueno, cómo sea." – pensó Roll. Ahora había cosas más importantes de las que preocuparse. – X, ¿estás bien? – preguntó mientras se arrodillaba para ponerse al mismo nivel de su hermano (menor). – Ese bruto no te lastimó demasiado, ¿verdad? – Lo miró por todos lados. Aunque tuviera completa confianza en que su hermano habría derrotado a ese punk (al menos, se repetía a sí misma eso), ella podía ver que le había dado una gran golpiza. De inmediato lo ayudó a incorporarse. – Vamos, te llevaré de vuelta para que Fujiwara pueda arreglarte.

- Vaya, vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?

X y Roll se giraron para ver a Zero a poca distancia de ellos. O más bien, a alguien que creyeron al principio que era el reploide rojo. Llevaba la misma coraza roja en su armadura, pero tenía unas hombreras rojas con líneas blancas. También tenía el pecho rojo con dos orbes verdes en sus pectorales, un protector pélvico rojo, botas y antebrazos rojos con bandas plateadas alrededor de las muñecas. Su casco era rojo con una gema azul de forma angular en la sección media de blanco. Las porciones descubiertas de la armadura eran negras, y aunque no tenía el cabello tan largo como Zero, este reploide tenía una larga coleta rubia, aunque estaba cortada de manera cruda y no se movía de manera fluida.

- ¿No es algo tarde para andar por allí, niños? – preguntó el reploide con una voz burlona. – Ya deberían estar en sus camas.

Roll se mantuvo enfrente de X, mientras el reploide se les aproximaba. – ¿Podemos ayudarte? – preguntó suspicaz, alzando una ceja. No le gustaba la vibra proveniente de él ni un poco. – Y si me lo permites, ¿qué haces TÚ aquí afuera? ¿Y en un lugar como este?

El reploide misterioso simplemente sonrió con sorna. – Sólo vine aquí por negocios oficiales. Y acabo de meterme cinco millones en la bolsa. – Roll vio lo que parecía ser un pequeño disco portátil en su mano, moviéndolo hacia adelante y hacia atrás entre sus dedos.

- ¿Cinco millones? – habló entonces X. – ¿Hablas de zenny? O acaso... – X vio que la expresión antes confiada del reploide desaparecía, y entonces comenzó a juntar las piezas sobre quién era realmente. – Eres un ladrón, ¿verdad?

El reploide se quedó en silencio, mirand Roll antes de romper en carcajadas. – Oh no, me atraparon. Sí, soy un ladrón, y mi nombre es Andrey. Y gracias a esto de aquí – levantó el disco portátil – pronto tendré dinero y la manera perfecta de cubrir mi rastro. Pero desafortunadamente para ustedes dos, – guardó el disco y se puso la mano por detrás – eso significa que las cosas se pondrán un poco feas.

Sacó un par de objetos que parecían unos abanicos con tres cuchillas; dichas cuchillas comenzaron a brillar de azul y a girar vertiginosamente, transformándose en armas capaces de cortar a través del metal. Andrey saltó de frente, girando sus cortadores que zumbaban como locos. X agarró a Roll y esquivó las armas, que el ladrón rojo había arrojado en su dirección una de ellas. El arma voló describiendo un ángulo antes de volver a su dueño como un boomerang, atrapándola con facilidad.

- ¡Ve y llama a las autoridades! – urgió X a su hermana. – ¡Yo me haré cargo de él! – Se puso de pie, pero se tambaleó un poco. Aunque no tenía daños muy severos, Zero le había dejado algunas heridas notables, una de las cuales afectaba su rodilla derecha.

Andrey vio esto y sin perder tiempo se concentró en esa área en particular. Lanzó una de sus armas hacia la zona afectada, cuyas cuchillas giratorias cortaron a través de los cables que conectaban la extremidad de X al resto de su cuerpo. No la cercenaron por completo, pero sí dañaron la sección lo suficiente al punto que X dejó de sentirla, como si se entumiera.

- ¡X! – gritó Roll, corriendo para ayudarlo a sostenerse, pero se detuvo en seco al ver que uno de los abanicos de Andrey se clavaba en la pared. Unos pocos centímetros más, y Roll habría perdido sus dedos.

- ¿Quieres terminar cortada como sashimi tú también? ¡Mejor corre, nena! – se rio Andrey. Saltó para recuperar su otro abanico. Roll comenzó a forcejear con él tratando de quitarle el arma de las manos, pero de un golpe fue derribada, y su cuerpo cayó al suelo.

Centrando de vuelta su atención en X de nuevo, el criminal rojo se lanzó de frente, mientras X le lanzaba una ráfaga de plasma en su dirección. Andrey de nuevo demostró ser rápido sobre sus pies, agachándose y esquivando los disparos de X antes de conectar otro golpe en el reploide azul, haciendo que las cuchillas de su abanico le cortaran en el torso. X gritó y bloqueó el otro ataque desde arriba, pero la otra cuchilla continuó perforándole su armadura, amenazando con llegar dentro.

- ¡Quítate de encima! – Andrey de repente sintió un brazo agarrándole el cuello, mientras el otro lo agarraba del brazo que X se encontraba bloqueando.

Andrey sólo le dio una patada rápida en el estómago a Roll, mandándola a volar contra una de las luces de la calle. El poste se sacudió con el impacto, y la rubia aterrizó con un golpe seco.

- Perra fastidiosa. – se burló Andrey. Aunque la distracción le permitió a X dar un ataque sorpresa con un gancho de derecha, pero el reploide azul sabía que quitarse de encima a Andrey sólo era la primera parte del del rompecabezas. Ahora todo dependía de lo que hiciera después.

Roll vio a su hermano combatiendo contra el criminal y trató de levantarse, sólo para sentir un dolor paralizante en su espalda. Se dio cuenta de que algunas partes en su sección torácica habían quedado dañadas, así que no podía ponerse de pie.

- "¡Diablos, por culpa de estos materiales baratos!" – Roll maldijo para sí misma, tratando de mover sus componentes internos hacia las vértebras que se dislocaron para ponerlas en su lugar. Se agarró del poste para sostenerse, maldiciendo más por no poder hacer otra cosa que agacharse. Una vez más, se sintió totalmente impotente. Totalmente inútil.

A poca distancia de allí...

Se escuchaban sirenas por toda la ciudad, mientras los vehículos y unidades de los Hunter eran desplegados por cada calle importante de Arcadia. Entre dichas unidades se encontraban también el Dr. Cain y Fujiwara, aunque los dos humanos sólo seguían el juego debido a órdenes de sus superiores.

Y por superiores, se referían al consejo.

- ¡Pongan a ese Maverick bajo control, pero NO debe ser exterminado! – dijo el Dr. Fujiwara. – ¡Tenemos que capturarlo con vida!

- ¡Sí señor! – replicaron los otros Hunters al unísono, como si hablaran con un oficial al mando. De inmediato se adentraron en los callejones, listos para iniciar su búsqueda.

Pero entonces, para conmoción de Cain, el japonés también se adentró poco después.

- ¡Sho! – siseó Cain, siguiendo al científico. – ¡¿Te has vuelto loco?! ¡¿Qué crees que haces?!

- ¡No me arriesgaré a perderme esto! – le respondió Fujiwara al humano mayor. – ¡Finalmente podré ver de lo que X es realmente capaz! ¡Y ese Maverick también si tenemos suerte!

- ¿Pero qué hay de Roll? ¡Ella también está desaparecida! – exclamó Cain.

- ¡Mayor motivación para que X pelee! – respondió Fujiwara, luego pensó. – "Debo admitirlo, eres mucho más efectiva como carnada que como mucama."

El asiático atravesó los pasadizos estrechos y cerrados, mientras Cain lo seguía, esperando evitar que el hombre hiciera alguna otra tontería. Pero de nuevo, aquí estaba él mismo, siguiendo Fujiwara. De acuerdo, ambos eran unos tontos, pero sólo uno de ellos se preocupaba de verdad por X y Roll.

En la locación presente...

- "¡Maldición!" – X comenzó a toser, escupiendo fluido que viajaba hacia su garganta. – "Ese sujeto Zero me lastimó más de lo que pensé." – Ninguno de los golpes de Andrey había sido letal, pero X sabía que estaba mucho más torpe que antes. La paliza que recibió en su espalda le había dado a Andrey una clara ventaja sobre él, lo que quedó demostrado una vez más cuando el ladrón levantó la rodilla para darle a X por debajo de la quijada.

...

Sin que X lo supiera, el Dr. Cain y Fujiwara habían sido atraídos por el ruido de la batalla, espiando por una esquina y esperando ver alguna señal de X o Roll. En vez de eso, para su sorpresa y horror (más por el lado de Cain), vieron que al Maverick rojo de pie a poca distancia de ellos.

- No te muevas. Ni un centímetro. – susurró Fujiwara.

Cain no necesitaba que se lo dijeran dos veces, pues su miedo instintivo lo mantenía en su lugar y callado. Cierto que, aunque este Maverick, este tal Zero, todavía no había lastimado a ningún humano, su potencial para hacerlo seguía en tela de juicio. Después de todo, estaba dispuesto a despedazar a los de su propia clase, así que ¿qué podría suceder si lograba ponerle la mano encima a un ser hecho de carne en lugar de metal? Aun así, mientras Cain y Fujiwara observaban, el primero no pudo evitar notar que Zero parecía estar contemplando algo. Por supuesto, lo estaba considerando... y se sentía en conflicto por ello.

- "¿En qué rayos estás pensando?" – se preguntaron ambos hombres.

Y entonces, Zero salió disparado hacia el este, desapareciendo rápidamente.

- ¡Tras él! – gritó Fujiwara, yendo en la misma dirección que el Maverick.

- ¡Sho! – llamó Cain al científico más joven, pero el anciano sabía que no le iba a escuchar. Estaba determinado a ver a Zero en acción.

Y si fuese en contra de X, entonces Cain esperaba que pudiesen llegar a tiempo para detenerlo. Asumiendo que hubiera una manera de hacerlo.

...

- Oye, amigo, de verdad apestas. – se burló Andrey, mirando al caído X. Éste estaba por levantarse, pero el ladrón le puso el pie encima del pecho, manteniéndolo en el suelo. Luego se inclinó hacia adelante para ver más de cerca a su oponente. – Espera... ¡ah, sabía que te reconocía de alguna parte! Eres al que llaman X, ¿verdad? ¿Mega Man X?

X pensaba que era una pregunta muy extraña para formularle en una situación como esta, pero le confirmó su identidad a Andrey. – Usualmente omito la parte de "Mega Man", pero sí. – le respondió. Intentó pensar en su siguiente movimiento, tratando de mantener a Andrey hablando.

- Wow. – dijo Andrey. – Supongo que debo sentirme honrado de conocer al "padre de todos nosotros", pero honestamente, me siento muy decepcionado. Quiero decir, ni siquiera soy tan fuerte, ¡y aún te estoy dando una paliza! – se burló. – Y tu apariencia también es muy simplona, no hay mucho que ver. Nop, nada en absoluto.

X no lo había soltado todavía, pero ya se encontraba cargando un disparo en su buster. Ultimadamente, no habría diferencia de si lo sospechaba o no, ya que Andrey perforó el antebrazo de X con uno de sus abanicos. El arma logró penetrar a través del miembro, directo al generador su su arma. X todavía podía disparar, pero sus disparos ya no estarían bajo su control dada la ubicación del arma. Ya no podría medir si serían de alta o baja energía.

- Yo... – X hacía un esfuerzo por hablar, mientras Andrey venía bajando con el otro abanico, forzand bloquearlo y, por tanto, viéndose incapaz de remover el otro de su brazo. – Te sugiero que mejor te rindas, si sabes lo que es bueno para ti.

- ¿Oh, en serio? – se burló Andrey. – Bueno, si yo fuera tú – levantó su brazo – ¡empezaría a tratar de convencerme de perdonarte la vida!

- ¡Habla por ti!

Andrey ni siquiera tuvo oportunidad de girarse para ver quién le llegó por detrás. Lo sujetaron por el brazo, y Zero lo lanzó por encima de su hombro, aterrizando sobre su casco y rebotando en el suelo. Zero se dirigió hacia X, mientras el reploide azul se quedaba viéndolo tratando de descifrar lo que haría a continuación. El Maverick rojo se arrodilló y, con un tiró ligero, removió el arma del brazo de X.

- ¡¿Qué diablos?! ¡¿Qué crees...?! – Andrey se frotó la cabeza y giró para ver que otro reploide acababa de unirse a la refriega. Se quedó mirando a Zero. – Vaya, miren esto. Un poco largo el pelo, pero no está mal. Ciertamente tienes mejor aspecto que el chico azul por allá. – señaló hacia X, y luego miró a Roll, que soltó un gruñido mientras intentaba enderezarse su espalda. – No te esfuerces, dulzura. Tu turno llegará pronto. – Se giró hacia Zero. – Aunque tendrás que esperar por él.

Zero pareció no encontrarlo divertido. – Desafortunadamente para ti – activó el abanico que había tomado, poniendo a girar las cuchillas láser – la paciencia no es mi fuerte.

Se lanzó de frente, apuntando el disco giratorio hacia Andrey. Andrey se agachó para evadirlo, y se las arregló para hacerle un corte a la pierna de Zero, justo en la sección arriba de la rodilla. Zero gruñó, arrodillándose y mirando con ojos asesinos a su agresor.

- Wow, tú también eres un torpe. – Miró en dirección hacia X. – ¿Acaso a los dos se les dañó el mismo componente lógico?

Zero se volvió a lanzar de frente, y Andrey saltó hacia atrás, pero Zero siguió persiguiéndolo, alternando entre usar sus puños y el abanico giratorio que había tomado.

...

- Tiene un Buster y todavía no lo utiliza. – observó Fujiwara. Él y Cain seguían escondidos de la vista, pero seguían viendo la batalla.

- Pareces decepcionado. – dijo Cain. – Todos ellos han recibido heridas, ¿y aun así quieres ver más?

- Ninguno de ellos morirá. – respondió Fujiwara, apenas poniéndole atención a Cain. – Ese Maverick rojo se encargará de ello.

- ¿De qué estás hablando? – cuestionó Cain, sin entender una cosa de lo que el nativo japonés estaba diciendo. Pero su pregunta se quedó sin respuesta. Tuvo que seguir observando junto con Fujiwara, mientras los dos reploides peleaban entre sí con sus armas.

- "Si tengo razón sobre esto..." – pensó Fujiwara. – "Si puedo ponerte las manos encima, ¡podrías darme mucho más de lo que X nunca podría!"

...

- ¡Vamos! ¡Has que esto sea divertido! – se quejaba Andrey, empezando a aburrirse de los puñetazos que le lanzaban. Bloqueó el abanico que Zero estaba utilizando en su contra, agachándose bajo el brazo del otro reploide rojo y asestándole una patada rápida en el pechot. Andrey comenzó a reírse, viendo a Zero inmóvil en el suelo. – ¡Apestas incluso más que él! – se rio, mientras miraba a X. – Y por muy tentado que me sienta a quedarme, no puedo jugar con todos en una noche. – Se aproximó hacia Zero, que seguía todavía en el suelo. Sostuvo la enorme y larga coleta rubia, cuyas fibras doradas se escurrían entre sus dedos. – Aunque he estado considerando hacerme un peinado más largo.

*¡SLASH!*

Este había sido el momento que Zero había estado esperando. Cuando Andrey se lanzó de frente, el Maverick rojo aprovechó la abertura para usar su propia arma en su contra. Al principio, Andrey creyó que Zero estaba apuntando hacia su pecho, pero al maniobrar fuera del camino, de pronto el abanico giratorio se le clavó en la espalda, perforándole algunas de sus vértebras y enviándolo hacia el suelo. Se giró para tratar de usar el otro abanico que poseía, pero Zero usó el que tenía para cortarle los dedos al otro reploide en las articulaciones, dejando su mano totalmente inútil. El abanico cayó fuera de su alcance, y Zero lo cogió para sí mismo. Andrey intentó infructosamente alargar la otra mano; si era para tratar de suplicar o tratar de recuperar una de sus armas, Zero no tenía idea. Pero no importaba al final, de todos modos.

- ¡Espera! – gritó X, poniéndose de pie, aunque con dificultad debido a la herida en su rodilla. – ¡Espera un minuto! ¡No hay necesidad de hacer eso!

Aunque X había predicho correctamente lo que Zero estaba a punto de hacer, el Maverick rojo parecía confuso. – ¿Acaso él no es responsable por eso? – preguntó señalando hacia la rodilla de X. – ¿Y por eso? – Señaló hacia Roll, que se estaba apoyando contra una pared cercana, habiendo apenas enderezado su espalda. – ¡Pero cuando estoy a punto de encargarme de él, tú intentas detenerme!

- ¡Puede que no lo sea a tiempo completo, pero los Maverick Hunters no estamos para asesinar a otros reploides a sangre fría! – dijo X. – Estamos aquí para preservar el orden, sí, pero no tiene por qué ser a costa de la vida de otros. – Señaló al caído Andrey. – Míralo, está incapacitado. Ya no puede lastimar a nadie.

- ¡S-sí! ¡Escúchalo! – dijo Andrey, a lo que Zero le lanzó una mirada que claramente le decía que se callara.

Zero miró a X, luego a Andrey. Podría ser muy fácil y rápido, y tendría razones para hacerlo, viendo que Andrey fue el que causó daño a dos reploides inocentes. Si lo pensaba bien, X era el que se portaba como un tonto. Con todo, e independientemente de ello, Zero se encontró tratando de decidir cuál sería su siguiente movimiento. No tenía idea de por qué se molestaba en escuchar a X, pero sus palabras parecían repetirse en su cabeza.

De repente, los sonidos de pisadas acercándose alertaron al Maverick rojo que más gente venía hacia acá. Pero al diablo con eso, las autoridades ya venían en camino de todos modos. Zero corrió hacia el callejón desde donde emergió, pasando junto al Dr. Cain y Fujiwara sin siquiera reconocer sus presencias.

- ¡No! ¡Espera! ¡ESPERA! – gritó el Dr. Fujiwara, pero no tendría esperanzas de alcanzarlo.

Una vez que salió a las calles abiertas, el reploide rubio ya había desaparecido.

Esta historia continuará...

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