Tomando pasos

Algo más.

¿Acaso no se había dado cuenta de que ella había estado esencialmente haciendo esta tarea desde que comenzó esta terrible guerra?

Aun así, mientras Roll se abría paso hacia donde estaban los dos humanos, no pudo evitar preguntarse si quizás esta sensación de debilidad e impotencia se traduciría a ellos también.

De cierto modo, quizás no debería sentirse frustrada por su propia situación, dado lo que habían pasado ellos dos, especialmente Kenichi. Por lo que había averiguado, el niño no había interactuado con nadie excepto por Chiyo, y eso ya de por sí era limitado. Era casi como si el niño se hubiese convertido en un fantasma.

Finalmente llegó a la puerta, y la reploide rubia ingresó, encontrándose con la silueta de un pequeño niño inconsciente en el pequeño catre que estaba colocado contra la pared. Pero el de al lado se encontraba totalmente vacío.

En otra parte...

El sol comenzaba a ponerse, y los cielos pintaban una armonía de tonos rosas y naranjas con pequeñas manchas púrpura. El disco dorado en el horizonte contrastaba con los azules de su propia armadura. Sabía que tal vez debería estar adentro en lugar de afuera, pero, para su propia vergüenza, X necesitaba un momento para sí mismo, aunque no estuviera tan lejos.

La respuesta de Firefly a lo que ocurrió en las Minas de Zalts todavía resonaba dentro de él, aunque ya habían pasado horas desde entonces. Para ser honesto, si bien estaba realmente frustrado, no estaba dirigiéndolo hacia el Hunter verde. Más bien, tal vez esa breve respuesta física era lo que necesitaba. Y aun así, tenía sus dudas.

– ...ninguna fuerza en la Tierra... – repitió X. La advertencia que le había dado su cápsula había resurgido de nuevo. Si acaso lo hiciera, si tomaba el camino que todos le decían que tomara, ¿significaría eso que...?

– ¿Cuál fuerza en la Tierra?

Desde atrás, se venía acercando una figura. X se dio la vuelta y medio se esperaba que fuese Roll, o incluso Trinity. Pero, en lugar de ellas, aunque esta compañía inesperada era una chica, todos los componentes que la conformaban carecían de metal.

Cada parte de ella era orgánica.

200X...

Bueno, otra tarea completada. Ahora podía agregar "secuestro" a su constantemente en crecimiento lista de crímenes, y este había sido hecho en contra de una niña indefensa e ingenua de nueve años.

En el segundo en que eso se escape, se acabó. – murmuró entre dientes, viendo la residencia LaLinde, al igual que la miembro de la familia, justo en frente de él. – Ella no lo hará. Ha dejado claro que ya nunca más quiere volver a verte.

Eso fue lo que se dijo a sí mismo. Y honestamente no podía culparla.

Aun así, si hubiera otra manera, lo haría. Si había otro método para recibir lo que estaba buscando, eso era todo lo que necesitaba. No iba a pedir nada más en su vida.

Porque, después de esto, planeaba que este fuese el último crimen que cometería para Albert Wily.

Tiempo presente...

Sus ojos verdes se fijaron en los de ella, de color marrón oscuro. La humana se detuvo a pocos metros del reploide azul, que había cambiado de vuelta a su cuerpo totalmente azul normal.

– ¿Qué estás haciendo aquí afuera? – cuestionó X, que no se esperaba ver a la joven, pero sentía genuina curiosidad por lo que hacía aquí fuera.

– ¿Acaso me impusieron una restricción a mis movimientos aquí? – inquirió Chiyo encogiéndose de hombros. – No me sorprendería si fue Roll quien decidió aplicarla.

– No que yo sepa. – respondió X. – Aunque tal vez no deberías estar aquí. No es seguro para alguien como tú.

La chica japonesa levantó una ceja, pero pareció ligeramente divertida.

– ¿Alguien como yo? – Miró a X inquisitiva. – Ah, ya veo.

– No, quise decir que... – X trató de decir algo, pero terminó deteniéndose. – Bueno, es que... tú eres... mucho más frágil que yo, por decirlo de alguna manera. – le explicó, aunque luego se dio cuenta que podría haberlo elegido mejor. En ese momento, él estaba tratando de sonar lo menos ofensivo posible. – Es muy peligroso aquí afuera a campo abierto para ti.

Su respuesta, para sorpresa del reploide, pareció dejar perpleja a la humana. – ... Creí que estabas refiriéndote a mi padre. – le respondió. – Pero... sí, ese sería un factor importante también. Sólo asumí que ibas inmediatamente a conectarme con el hombre que causó la mitad de esto.

– ¿Por qué iba a hacer esto? – preguntó X.

– ¿Por qué no lo harías? – replicó ella. – Parece ser un consenso muy común entre todos los demás. – Miró hacia la entrada del cuartel general subterráneo, el edificio sobre el cual X estaba parado se alzaba frente a la verdadera estructura. – Nadie dice nada, pero yo puedo verlo. Creen que porque soy humana no soy capaz de leerlos. – Resopló ligeramente, con un ligero deje de veneno en su voz. – No soy más que un animal ignorante.

– Eso no es verdad. – protestó X.

– Homo sapiens, técnicamente ellos tienen razón. – replicó la humana. – Pero aun así, no tiene sentido mentir al respecto. No puedes negar que mi padre tampoco era tu persona favorita.

El Hunter azul se mordió el labio. – ...no, no lo era. – confestó X. – Sin embargo, tampoco se merecía lo que le ocurrió.

Otra vez, esta respuesta pareció dejar perpleja a Chiyo. – ... ¿y por qué dices eso? – inquirió. – Desde cierta perspectiva, podría decirse que obtuvo exactamente lo que se merecía.

– Tú realmente no crees eso. – respondió X. – No te voy a mentir, probablemente haya quienes lo crean, pero yo no soy uno de ellos.

Chiyo se quedó pensando en sus siguientes palabras, recordando algunos detalles que escuchó antes.

– Es cierto, te rehusaste a dispararle a Vile en las minas, ¿verdad? – le preguntó. X se quedó en silencio, y la humana tomó la oportunidad de continuar.

Y trataste de razonar con Armadillo, aunque él se rehusaba a dejar de obedecer a los ideales de Sigma. – X de nuevo se quedó en silencio, pero sólo porque ella lo dejó sin habla.

– ¿En serio planeas salvar también a Sigma? – le preguntó. – ¿En serio crees que sólo es una víctima de este supuesto virus que los teóricos de la conspiración dicen que es la raíz del surgimiento de los Mavericks en primer lugar? – Se detuvo por un momento, ya que el recuerdo seguía muy fresco en su mente, aunque ya había transcurrido casi una semana. – ¿O acaso asesinó a mi padre y a tus camaradas a sangre fría para forjar un mejor camino hacia donde él se siente en el trono?

– ... de eso todavía no estoy seguro. – respondió X. – A pesar de todo lo que ha pasado, no estoy seguro de si Sigma simplemente está infectado, o si sus acciones realmente son genuinas.

– ¿Quizás ambas cosas? – sugirió Chiyo. – Si este virus supuestamente nubla la mente de un reploide, entonces seguramente causará alteraciones de su comportamiento general. Como si fuese una forma de la rabia que afecta a los animales, de cierto modo.

Los ojos de X se ensancharon. – ...es decir, realmente crees que no hay alternativa. Que, de cualquier manera, él está condenado.

– ¿Por qué te importa eso? – cuestionó Chiyo. – ¿No se supone que es tu deber como Maverick Hunter literalmente perseguir a los individuos que causan desastres como este?

X no le respondió. Luego, las palabras que le dijo ella no sólo lo dejaron sin habla, sino que desmanteló todo lo que él intentaba mantener sellado.

– Siempre supe que había una razón por la que no te gustaban las pruebas que te obligaba a hacer mi padre, mucho menos las relacionadas al combate. – dijo Chiyo. – Cuando te descubrieron por primera vez, escuché que muchos te comparaban con el mismo Rock Light, y eso iba más allá de tu apariencia. Pero la verdad es, que ustedes dos son significativamente diferentes entre ustedes.

El reploide azul no entendió totalmente a dónde querría llegar con esto. O quizás sí lo hizo, pero no esperaba escucharlo de ella, de todas las personas.

– ¿Qué quieres decir? – le preguntó a pesar de todo.

– Tú y Mega Man podrían haber sido creados por las manos del mismo hombre. – continuó ella. – Pero las condiciones de cómo ustedes dos se convirtieron en Bombarderos Azules de cierta forma es el factor de elección. – Se detuvo por un momento. – O tal vez... ninguno de ustedes la tuvo en primer lugar.

200X...

¡Vamos! ¡Dijiste que vendrías!

Esa ciertamente no era ella. Pero él todavía no se acercaba, seguía esperando su oportunidad para hacer notar su presencia de una forma que no causara mucho alboroto. Con algo de suerte.

Escuchó mientras la conversación continuaba, las dos voces, una familiar y la otra no, hablándose entre sí de ida y vuelta.

Te dije que te ayudaría en catalogar tus muestras de flores luego de haber contado la carga que trajimos desde la parte volcánica del país. – le respondió, con una voz monótona y no exactamente con emociones. – Y viendo que acaba de llegar, tengo que ir a ver si todo está en su lugar.

Ah, ¡pero eso llevará demasiado tiempo! – se quejó la otra voz, femenina y claramente más alegre que la otra. ¿Acaso LaLinde le había construido una hermana?

Llevará demasiado tiempo así como estamos. – respondió la primera voz. – Por eso debería empezar de una vez.

¡Pero ya tenemos muestras del Mediterráneo y de África! – argumentó la otra. – ¿Has visto algunas de estas flores de Grecia? ¡Tienen el nombre de una diosa!

¿Tu campo de experticia requiere que sebas sobre mitología antigua?

Te sorprenderías, casi todo tiene nombres por algo que los humanos antiguos solían creer. Pero aun así, ¡sólo llevará un minuto!

¿Por qué quieres que yo venga? Las plantas y otros organismos biológicos no están en mis cualificaciones para mi función.

¡Aún puedes intentarlo! ¡Se supone que somos máquinas avanzadas capaces de aprender, después de todo!

Mis deberes se encuentran con lo que está en la tierra. El tuyo está en lo que crece encima de ella. – Hizo una pausa, y a su vez él se asomó por la esquina para ver que ella estaba momentáneamente distraída por una abeja que se acercaba volando entre las dos robots. – Y lo que hace uso de esos especímenes en términos de nutrición y polinización.

Tempo estaba actualmente en su forma de Quake Woman, mientras que la otra androide con quien conversaba parecía ser una abeja hembra, o algún otro insecto amarillo volador, y su piel era ligeramente de complexión más clara que su supuesta hermana, y con una apariencia algo japonesa. La pequeña parecía divertida por la aparición de la abeja, y levantó su dedo blanco dejando que el insecto se posara en la punta. – Los humanos probablemente son mucho más nerviosos alrededor de ellas, pero estas niñas realmente no son tan malas.

Entonces, te deseo una buena sesión de estudio con ellas, pero yo tengo que volver a trabajar. – respondió Quake Woman.

Aw, ¿pero por qué no puedes al menos hacer una prueba con esto? ¡No lo entiendo! – se quejó la robot basada en un insecto.

Yo fui construida para supervisión geológica y otros factores potenciales. No estoy segura de cómo es que no entiendes eso.

La chica insecto resopló, cruzando los brazos. – ¡Bien! ¡Entonces me iré con mi nueva amiga! – Le sacó la lengua y se fue dando saltitos. – Te queda bien la tierra, ya que eres un palo atascado en el lodo.

Quake Woman no respondió, simplemente volvió al camión que contenía las muestras que debía documentar. Aunque no pudo evitar que las palabras de la otra robot se repitieran en su mente.

Ahora parece estarte yendo mejor, comparado a como estabas antes.

Ella se sobresaltó, girando su cabeza para ver a la máquina de rojo y gris, con una bufanda que le delataba envuelta alrededor de su garganta. Se quedó sin habla al principio, pero al poco rato encontró su voz de nuevo.

¿Oh? ¿Y por qué dirías eso? – cuestionó ella.

Break Man se dio la vuelta para encararla. – Porque es muy obvio que no estás feliz de verme.

Tiempo presente...

X se levantó de su lugar apoyado contra el borde del edificio, encarando a la humana directamente.

– ¿A qué te refieres con eso? – le preguntó, poniéndose, para su propia sorpresa, algo a la defensiva. – ¿Me estás diciendo que el Dr. Light no se preocupaba por sus creaciones? ¿Que solamente los veía cómo armas?

– No, para nada. – respondió Chiyo, negando con la cabeza. – Muy lejos de eso. Más bien, me imagino que Light era el tipo de persona que sólo querría utilizar cualquier tipo de violencia como último recurso. Sin embargo, – procedió a aclarar – la historia demuestra que Wily y todos sus demás enemigos subsiguientes siempre tomaban las medidas más extremas posibles.

X no estaba seguro de cómo responderle, pero en última instancia no pudo negar que era bien sabido que su creador, a pesar de su aversión a la destrucción y a utilizar sus armas como armas, había creado algunos de los robots de combate más avanzados e impresionantes en la historia.

– Aun así, es muy curioso. – dijo Chiyo. – Rock inició su vida como un robot asistente, mientras que a ti te instalaron tu buster presumiblemente durante tu construcción inicial.

– ... ¿como si estuviese destinado a utilizarlo? – cuestionó X. Chiyo asintió, quedándose callada por un rato antes de volver a hablarle.

– ¿Preferirías no tenerlo en absoluto?

El reploide azul miró su brazo. – ... Es su creación. Sin él, me sentiría como si me faltara una parte que me dio.

– Pero no te gusta utilizarlo. – dijo ella. X no respondió. – Es simplemente un accesorio, aunque uno bastante útil.

– ...esencialmente, sí.

La humana se mordió el labio, evitando mirarlo por un momento. Quizás ya estaba cruzando algunos límites, pero los días que había pasado encerrada en la estructura subterránea eran por mucho más aislados de lo que sospechó inicialmente, incluso para alguien que no era tan "buena tratando con la gente", como diría Fumiko.

...Fumiko...

– ... ¿Cómo está él?

La pregunta de X sacó a Chiyo de sus pensamientos. La chica de pelo corto había desaparecido de su mente, pero su presencia todavía era fuerte.

– ¿Quién? – preguntó ella, aunque no le tomó mucho deducir de quién estaba hablando el reploide. – Oh... Kenichi... está... estable.

– ¿Estable cómo?

– Pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, pero come cuando tiene hambre. – respondió Chiyo. – Fuera de eso... no hace mucho.

No era muy difícil deducir por qué. – Siento mucho lo que le pasó a su hermana, tu amiga. – replicó X. – Fumiko, ¿verdad?

Chiyo asintió. – Fue la que más me golpeó. – confesó. – Pero dudo que sea la única. Seguramente hubo muchos más humanos que no lo lograron.

– ¿Nos odias por eso? – cuestionó X. – Sigma era nuestro líder, después de todo. Ninguno de nosotros sospechaba nada relacionado a él hasta que fue demasiado tarde.

– Ten en cuenta, mi padre es tan culpable como él. – añadió la humana. – ¿O acaso todavía crees que tu líder es una víctima potencial de un virus hipotético?

X se quedó en silencio por un rato antes de responderle. – ... de cualquier manera, ya las sentencias de todos parecen haber sido dictadas, no importan las circunstancias.

– ¿Tú crees que aquellos que desertaron están justificados en las atrocidades que han cometido?

– Para nada. – respondió X. – Pero de eso se trata. Todos ven una sola opción como la solución, pero no creo que eso serviría de nada.

Chiyo se quedó perpleja, sin estar totalmente segura de a dónde querría llegar X. Ciertamente, aunque ella no creía que fuese un simpatizante de los que ayudaron a asesinar a Fumiko, aún parecía estar muy reacio a hacerse cargo cuando era necesario. Incluso antes que los Mavericks se hicieran notar, ella había visto su actitud reacia a jalar el gatillo, como demostraron las primeras pruebas con mecaniloides programados.

– ¿Por qué?

X se dio la vuelta, mirando hacia el cielo, observando el sol poniente mientras continuaba hundiéndose más y más en el horizonte. – Porque es lo mismo que causó todos los problemas que ocurrieron durante la vida de mi creador.

200X, Las Filipinas...

Sus ojos verdes se pusieron en rendijas, ocultando su rostro detrás de la tabla de notas que sostenía en sus manos. Break Man bajó su cabeza, sin necesitar recordarle demasiado para saber por qué estaba tan cautelosa con él.

Lo siento. – dijo el Robot Master. No era exactamente un gran inicio, pero era la verdad. – Tienes todo el derecho de estar enojada. Sé que no fui... muy cortés la última vez que vine aquí.

Cortés sería ser muy generosos. – respondió Quake Woman. – Abriste un agujero en el muro, y rompiste una foto. Si la Dra. LaLinde no hubiera estado allí, no puedo evitar preguntarme si mi cabeza habría sido añadida eventualmente a los daños colaterales.

¿Qué? – Break Man giró su cabeza para encararla. – ¡No, por supuesto que no! ¡Yo jamás habría...!

Aunque nada de eso se compara a como tú ayudaste a QUEMAR la casa de tu propio creador.

¡Y-yo no lo hice! – protestó Break Man. – Quiero decir, sí estuve allí, pero...

¿Pero qué? – Quake Woman continuaba insistiéndole. – ¿Esta vez has venido de parte de Wily? ¿O por cuenta propia? Mejor aún, ¿qué pasará si me rehúso a cumplir tus peticiones?

¡Nada! ¡No sucederá nada! – le aseguró la otra máquina. – Yo... yo no... ¡no he venido aquí para lastimar a nadie! Yo... – Se agarró la cabeza entre las manos y empezó a gritar con desesperación. – ¡Lo siento! ¡De verdad lo siento! ¡No pensé que nada de esto sucedería! ¡Nunca quise que nada de esto sucediera en primer lugar!

La Robot Master con coletas se mordió el labio, conmocionada por el repenino arrebato, pero a diferencia de antes, su reacción no era de miedo. Duda y sospecha, sí, pero no de miedo.

Yo sólo... ¡ya no sé a dónde más ir! – continuó Break Man. – Tú... ¡eres la única con quien he hablado de todo esto!

Yo no lo consideraría como hablar. – señaló Quake Woman, cruzando los brazos. – Y la conclusión a la que llegaste es que no pude satisfacerte con mis propias respuestas.

El silencio cayó entre ambos. La androide de armadura verde y violeta estaba a punto de continuar, ya que le quedaban más de unas pocas palabras en su procesador que deseaba impartirle a su "invitado", pero su lengua estaba indispuesta a cooperar con ella, mientras la otra máquina se levantaba de su lugar encima de una muestra de rocas, con la cabeza gacha.

Tienes razón, fue inútil venir aquí. – dijo él en una voz que no sonaba enojada ni triste. Más bien, era como si le hubiesen succionado toda la vida en ese momento. – Es inútil. Todo respecto a eso es inútil...

Empezó a alejarse caminando, incrementando la distancia entre él y la Robot Master de coletas, y estaba a punto de teletransportarse, con la intención de no volver más. Tal como ella se lo había pedido antes.

...espera.

¿Eso fue...? No, no podía ser. Ella no le pediría que volviera. Ella no. Aun así, no había nadie más que pudiera haberlo hecho.

Quake Woman se mordió el labio, preguntándose si se arrepentiría de lo que estaba por hacer. Aun así, al mismo tiempo, pese a su precaución, había unos cuantos factores en relación al regreso de Break Man que la tenían intrigada. Mayormente en relación a su presencia aquí en absoluto.

... ¿Qué es lo que quieres?

Break Man no estaba seguro de a qué se refería. – Yo... no tengo derecho de preguntar...

De cierta manera, no, no lo tienes. – respondió ella. – Recuerdo haberte pedido yo misma que te fueras. Pero aun así, estás aquí. No sólo después de haber quemado los laboratorios de Light, sino después de haber sacado a Mega Man de los restos de la última fortaleza de Wily.

Break Man no respondió al principio, pero parecía sorprendido. – ¿Cómo es que...?

Roll me lo contó. – le respondió ella. – Ver a Rock en persona hizo que fuera creíble. Sin embargo, eso me deja insegura de qué pensar sobre ti.

La máquina roja y gris evitó su mirada por un momento. – Yo... asumo que todavía me odias.

Quake Woman se quedó callada, con sus ojos yendo de ida y vuelta. Para ser honesta, ella misma no estaba totalmente segura de la respuesta. – ...en ese momento, eso es irrelevante. – le dijo. – Tú estás aquí por algo, no habrías venido de otra forma.

Break Man no le habló, sólo respondió con un asentimiento.

Entonces, ¿qué te ha puesto tan desesperado para acudir a nosotras?

Tiempo presente...

– ¿Cuál problema? – inquirió Chiyo, sintiendo un poco del frío del atardecer en el aire a medida que el cielo se iba oscureciendo. X bajó la mirada.

– El mismo que comenzó cuando el Dr. Light creó a Blues. – le respondió. – Cuando los robots comenzaron a estar comercialmente disponibles. Cuando se implementó por primera vez el retiro.

La joven de pelo oscuro se le acercó más, uniéndose a X en el borde del edificio, con una ligera brisa agitando sus mechones. – Entonces, ¿cuál es ese problema, y cómo lo resuelves?

El reploide azul cerró sus ojos. Memorias que nunca había atestiguado, ni tampoco habían sido suyas, pero podía hacer más que sólo teorizar de lo que había ocurrido con exactitud durante el siglo que transcurrió antes de su despertar.

– Blues huyó del Dr. Light porque tenía miedo. – respondió X. – He escuchado de Roll algunas teorías sobre un defecto en su núcleo de energía, o también que simplemente no deseaba que tocaran sus sistemas.

– ¿Y cuáles son? – preguntó Chiyo.

– Lo único que sé es lo que Roll me contó, e incluso su memoria es un poco confusa en el mejor caso. – replicó X. – Pero de cualquier manera, la partida de Blues, aunque él no tuviese intención de lastimar a nadie, hizo que todos los demás tuvieran miedos. Así que eso puso todo el futuro de los robots en tela de juicio.

– ¿Cómo averiguaste todo esto?

– Armadillo me informó de lo que ocurrió afuera de Light y su familia. – aclaró X. – Antes de que Rock y Roll hubieran nacido, el gobierno de los Estados Unidos contrató a dos agentes para investigar reportes sobre un "niño muy 'peculiar" que debía ser tratado con extrema precaución. Por lo que me dijeron, él asumió que lo iban a traer de vuelta con Light para alterar sus sistemas permanentemente, así que mantuvo un bajo perfil y se movía constantemente para evitar quedar en su rango de visión. Aun así, sus pruebas fueron impresionantes para los financiadores, al igual que para varios oficiales de alto rango. Así, los robots todavía entrarían en producción.

– Bajo restricciones más fuertes, me imagino. – dedujo Chiyo.

– Correcto. – confirmó X. – Como sea, Light y Wily tuvieron su... desafortunada separación, Rock y Roll fueron construidos, y Wily hizo su primer intento de tomar el poder robándose las creaciones de su colega. – Suspiró, e hizo una pausa. – Esto, por supuesto, llevó a que Light y Rock tomaran sus propias represalias. Aunque tal vez tengas algo de razón. Él tampoco tenía elección realmente.

Año 200X, Las Filipinas...

¡Oh, pequeña bribona! Una voz se hizo notar, cuya dueña literalmente vino volando entre Break Man y Quake Woman. – ¡No me habías dicho que tu novio vendría de visita!

Los ojos de la Robot Master se ensancharon, y su rostro se sonrojó al instante. – ¡C-claro que no! – protestó ella. – ¡Absolutamente no! ¡Apenas lo conozco!

Ooooh, ¿entonces estás enamorada de un hombre misterioso? – se burló la androide con alas basada en un insecto, avergonzando aún más a la otra máquina. – Muy bien, hombre misterioso, ¿quién eres tú?

Break Man no estaba seguro de cómo responder. – Bueno... yo... no estoy muy seguro de eso.

La abeja suspiró. – Oh, grandioso, otro tipo melancólico y depresivo.

Notando su evidente confusión, Quake Woman decidió hacer las presentaciones, aunque más o menos porque ahora parecía que las cosas se habían escapado a su control. – Ella es LMN-002, también conocida como Vesper Woman.

¡Gusto en conocerte! – La mujer insecto hizo una pequeña reverencia como si se sujetara una falda.

¿LMN? – cuestionó Break Man. – ¿Es decir que LaLinde hizo otra robot?

No exactamente. – replicó la destructora de rocas. – Antes que tú... bueno, antes que el Dr. Wily provocara ese incidente en los Laboratorios Light, el Dr. Light tenía un modelo sin terminar llamado "Honey Woman" que la Dra. LaLinde le quitó de las manos. Según ella, algo de interacción externa sería beneficioso para mi... desarrollo emocional.

¡Exacto! – intervino Vesper Woman, volando hacia la LMN que estaba más cerca de la tierra. – Entonces, ¿está funcionando? ¿Estás sintiendo algo?

Quake Woman entrecerró la mirada. – Fuera de una perplejidad y confusión general, y un ligero deje de fastidio, no.

Vesper Woman bajó su antena. – Wow, ustedes dos son perfectos una para la otra.

¿Q-qué?

Mira. – intervino Break Man. – Siento mucho haber aparecido de improviso de esta forma. Sé que me dijiste que no volviera, pero tienes razón. Yo... estoy desesperado.

Y entonces, para sorpresa de ambas, el robot se quitó su casco rojo, todavía ocultando sus ojos con un par de gafas oscuras, pero esto era lo más que le habían visto la cara.

... tú... – susurró Quake Woman, aunque algo impulsivamente, ya que su relación fue más de shock. – Te pareces a...

Tienes una apariencia de chico malo y pandillero. – observó Vesper Woman, Quake Woman a su vez permanecía en silencio. – No está mal.

¿De qué estaba hablando? De cualquier manera, Blues dejó todo eso de lado, aunque notó que Tempo todavía estaba con la mirada fija en él.

La verdad es... necesito verificar algo. – les dijo.

¿Algo como qué? – cuestionó Quake Woman.

Sólo una cosa. – respondió Blues. – Sólo una, y entonces me marcharé. Aunque, admito que... – suspiró – ... no estoy seguro de si me queda mucho tiempo así como estoy.

Tiempo presente...

– Sí, todos esos incidentes han sido documentados y se conocen por todo el mundo. – le respondió la humana japonesa a su compañero robótico, que le había contado todo lo que le dijo Armadillo le había dicho sobre la historia de lo que ocurrió antes del tiempo de los reploides. – Pero no entiendo del todo lo que tiene que ver el hecho de que el prototipo del Dr. Light haya escapado con la eventual extinción de los de su especie.

– No es tanto que estén conectados, sino más bien que es parte de un efecto dominó continuo. – respondió X. – Cuando Wily estuvo involucrado, era muy simple para todos, había un tipo malvado y todo lo que sucedía era debido a la voluntad del hombre. De un solo hombre, pero el elemento humano seguía reinando supremo, ya que era la voluntad de Wily.

– Y la de Thomas, en cierto sentido. – añadió Chiyo. – Dos antiguos amigos eternamente en guerra, con sus hijos como sus soldados. – Entrecerró los ojos. – Ya fuera que a Thomas le gustara o no.

– ...exactamente. – X estuvo de acuerdo, por muy dolorosa que fuese esa verdad. – Continuó de esta forma por un tiempo, con Wily a la cabeza de manipulaciones y planes para hacerse con el poder, usando robots que había construido él mismo o robado de alguien más. Siempre había un humano al volante. – Hizo una pausa. – ... hasta el Apagón Mundial.

La humana de cabello oscuro bajó la mirada. No había pasado mucho tiempo desde que los humanos de Abel City se tuvieron que enfrentar a algo como eso, de no ser porque lograron retomar el control de la planta de energía. Los generadores eventualmente se agotarían, dejando a todos en total oscuridad.

– Y entonces, no mucho después, un incidente relacionado a un robot supuestamente renegado llamado "King" se esparció por todo el mundo, trayendo a las máquinas y a la inteligencia artificial avanzada bajo escrutinio, incluso más de lo que ya estaban. – continuó X. – Y luego, a poco tiempo de eso, unos androides del espacio, que fueron atraídos por la fuente del apagón, vinieron a la Tierra. – Hizo otra pausa. – Varios robots perecieron en la resistencia contra ellos. Algunos eran de las filas de Light.

Chiyo se quedó en silencio, meditando sobre todo esto. Ciertamente, los eventos relacionados a las hazañas de Mega Man habían sido registradas en la historia, pero el propio Rock Light era, en su mayor parte, alguien que no significaba nada para ella. Sólo una figura distante en una era ya muy lejana que jamás volvería, y la Tierra había cambiado demasiado desde entonces, en más que sólo el sentido físico. Aun así, ante ella ahora estaba la creación de un hombre del que se hablaba tanto con reverencia como desprecio, un científico que se consideraba tanto un genio brillante como un tonto idealista. Ella no lo habría creído, al pensar que esos sentimientos se habrían ido hacía tiempo, pero la presencia de X sirvió para recordarle que sí, en efecto, todo ello era real.

La última máquina creada en su totalidad por las manos de Thomas Light estaba frente a ella.

– Y entonces... luego vino lo que realmente puso en marcha el retiro. – continuó X.

– ¿Y qué fue eso? – cuestionó Chiyo. Ella tenía una idea, rumores que habían rondado durante años, pero quería escucharlo por sí misma.

X se giró para encararla, y sus ojos se notaban llenos de desesperación y tristeza. – ... una de las propias máquinas de Wily lo mató.

200X, Las Filipinas...

Al abrir la puerta, Noelle LaLinde no esperaba exactamente quién estaría en la compañía de sus dos creaciones. – ¡¿Blues?!

El robot de pelo castaño y gafas oscuras bajó su cabeza. – H-Hola, Dra. LaLinde. – le saludó, aunque al parecer ella también compartía la misma opinión de él que su hija mayor. – Yo... siento mucho todos los problemas que les he causado.

¿En serio? – LaLinde cruzó los brazos y levantó la barbilla. – Sabes, realmente tienes MUCHAS cosas por las cuales deberías responder, jovencito. ¿Lo entiendes?

S-sí, señora, lo sé. – respondió Blues. – Lo haré, se lo prometo. Sólo... necesito este único favor.

A pesar de no estar totalmente convencida, la mujer se notaba intrigada. – ¿Qué clase de favor?

...

De acuerdo, ¿todo está estable, Tempo?

La Robot Master de coletas asintió en respuesta a la pregunta de su creadora. Blues yacía sobre su espalda en una mesa de examinación, mientras una luz en el techo lo iluminaba, y la Dra. LaLinde acercaba la mano hacia su pecho.

Muy bien, voy a dar un vistazo. – le aseguró a Blues, que claramente se notaba más que un poco ansioso. – No es una operación, sólo es una examinación. Así que relájate, eso hará que las cosas sean más fáciles.

Aunque él sabía que ella decía la verdad, no se le hacía más fácil ponerlo en acción, o falta de ella. Aun así, el enterarse que su núcleo era seguro de mirar lo sorprendió. Se giró para ver a Quake Woman. – Entonces, ¿tienes un contador Geiger instalado?

Por supuesto. – respondió la Robot Master como si fuera un hecho. – Las excavaciones requieren que te adentres en áreas desconocidas. Puedes encontrar cualquier cosa si excavas lo suficientemente profundo.

Lo suficientemente profundo... – murmuró Blues, mirando hacia su ahora abierto pecho, mientras LaLinde examinaba su núcleo esférico, todo el rato intentando mantener una posición fija. Luego de una media hora, la examinación terminó, y la Dra. LaLinde removió su mano de la cavidad torácica del robot, cerrando el panel que protegía el núcleo. – ... ¿y bien?

La mujer de cabello oscuro suspiró. – Bueno, no es tan serio como pensé inicialmente. – le respondió. – Pero tampoco es exactamente bueno.

Tiempo presente...

Chiyo se echó para atrás. – ¿Una de las máquinas de Wily lo mató? – Hizo la pregunta en voz alta, sintiéndose algo tonta, pero honestamente necesitaba decirlo de nuevo para asimilarlo por completo. – Entonces, algo SÍ ocurrió. – murmuró entre dientes. – ¿Cuál de todas fue?

X negó con la cabeza. – Armadillo dijo que nadie lo supo, pero hubo teorías. – respondió. – Pero quién en última instancia decidió asumir la culpa fue aquel que fue alterado para detener a Wily en primer lugar.

La joven se congeló. – ...Mega Man.

El reploide azul asintió. – Los dos agentes que habían estado rastreando a Blues... decidieron asumir el papel de seguir a Rock cuando recibió sus mejoras. Ya fuera que lo creyeran o no, aun así siguieron las órdenes de sus superiores de llevarlo con ellos.

Los ojos de Chiyo se ensancharon y apretó los labios. Por sombrío que fuera, siempre se preguntaba por qué, a pesar de los registros sobre el Bombardero Azul que eran conocidos por todos, donde ella nació, no había robots de su calibre. Todo lo que existían eran mecaniloides sin rostro que eran máquinas que más o menos funcionaban sirviendo a su propósito programado, pero eso era todo.

Aunque ella no compartía el deseo de su padre de empujar los límites de la ciencia y las leyes, Chiyo siempre sintió que de alguna manera le robaron la oportunidad de experimentar cosas como eso. Cierto, aunque podría argumentarse que los robots en sí mismos no poseían verdadera personalidad o un sentido de seres vivos, mucho menos un "alma" potencial, la chica podría potencialmente haber sido engañada para que creyera lo contrario al ver las viejas grabaciones de las creaciones de Light. Sus máquinas parecían estar genuinamente vivas, y aunque pudiera ver las cosas desde la perspectiva de su padre, había invertido tanto tiempo y esfuerzo en avanzar sus sistemas a ese grado, así que ¿por qué tirarlo todo a la basura?

Ahora, las cosas empezaban a tener sentido.

– Y... ¿entonces qué?

X bajó la cabeza antes de confesar. – Armadillo no me lo dijo. Aunque sólo dijo que hubo rumores de que, de alguna manera, logró escapar, pero aun así no duró por mucho tiempo. Eventualmente se encontró su cuerpo. Fue como si todo dentro de él se hubiera simplemente "apagado" y nunca más volvió a reactivarse.

Chiyo no dijo nada al principio, simplemente absorbiendo lo que le habían dicho. – ... entonces, ¿es por eso que Sigma comenzó todo esto? – le preguntó. – ¿Porque temía que algo similar pudiera ocurrir con los reploides?

Aunque no lo articuló con palabras, y por sombrío que fuera, esa línea de pensamiento ciertamente podría explicar por qué el Dr. Fujiwara fue desechado de la forma en que lo hicieron.

– Tal vez. – dijo X. – Armadillo ciertamente parecía creer que ese era el caso. Y, si él lo hace, ¿seguramente habrá otros?

– Y si es así, ¿después qué? – cuestionó Chiyo. – Aún están lastimando a la gente. Y a los tuyos.

El reploide azul asintió. – No puedo negar eso. Independientemente de las circunstancias que lo rodean, los esfuerzos de Sigma y de todos sus hombres deben ser detenidos a toda costa.

– Entonces ¿por qué estás tan reacio a jalar el gatillo si es necesario encargarse de ellos? – preguntó la humana. – ¿Es que te sientes como si estuvieras en la misma posición que aquellos que se deshicieron de los robots?

– Tal vez. – confesó X. – Pero eso no es todo.

– ¿Entonces de qué se trata?

X guardó silencio por unos momentos. – Supongo que es increíblemente egoísta, pero yo no sentí ninguna victoria luego de derrotar a Penguin o a Mandrill, mucho menos a Armadillo. De hecho, cada vez que uso este buster, algo viene a mi mente.

– ¿Tu creador? – se aventuró Chiyo a adivinar.

– Sí. – respondió X. – O más bien... – Levantó su brazo para mayor visibilidad, deslizando su mano dentro de la porción de metal para reemplazarlo con el cañón de su Buster. – La advertencia que dejó en la cápsula que me contenía sellado.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top