Rompiendo las barreras


Un lote de petróleo crudo había sido asegurado, dejando cinco más para capturar.

El Cruiziler color esmeralda y dorado ajustó sus sensores, señalando otra unidad de contenedor a poca distancia. Se deslizó por el agua, posicionando su colosal forma flotando encima del tubo transparente, preparado para volver a soltar su garra.

De repente, sus sensors detectaron una presencia adicional, un pequeño pitido que se materializaba en su radar. El submarino operado de forma remota detuvo su viaje, atraído hacia un curioso espectáculo que emergió en la superficie: una solitaria unidad Gulpher había emergido desde las profundidades, levantándose sobre la superficie del agua y moviéndose suavemente al ritmo de las olas, como si sólo fuera un juguete del mar, sin tener ningún control sobre sus propias acciones o mecanismos.

Pronto, los operadores del Cruiziler descubrieron que esta suposición no podría haber sido más incorrecta.

Las mandíbulas del Gulpher se abrieron de golpe, revelando a una figura de armadura predominantemente azul, acentuada con algunos detalles blancos y doradas. Con un poderoso salto, salió hacia la superficie de la embarcación verde. La máquina inmediatamente reconoció la presencia de un intruso potencialmente hostil a bordo. El Cruiziler inmediatamente pasó a la acción, desatando un enjambre de drones mecaniloides que parecían figuras bípedas, cada uno equipado con un ojo rojo brillante. Mientras abrían fuego, el Maverick Hunter tuvo que agacharse rápidamente, evitando la ráfaga de disparos dirigidos hacia él. La tranquilidad fue muy breve, ya que en cuanto el primer adversario sucumbió ante el abrumador poder de fuego de X, el resto rápidamente lo siguió.

Sin amilanarse, X siguió presionando de frente, atraído hacia un aspecto inusual de la nave: una enorme gema esférica que brillaba con un tono azul hipnotizador, pulsando con energía potente que resonaba profundamente dentro de él.

Y entonces, volvió a escucharla, esa voz de antes. La misma que lo alertó para buscar debajo de las olas.

El núcleo de la nave. – le dijo. – Debes destruirlo antes que llegue a la tierra principal.

X no tenía ninguna reserva sobre la situación, creyendo firmemente que las fuerzas de Sigma nunca debían apoderarse del petróleo extraído de este lugar. Pero al levantar de su buster, listo para hundir esa nave Cruiziler, un pensamiento se coló en su mente sobre las posibles repercusiones de esta acción inminente.

– Pero... el petróleo. – murmuró, con una sensación extraña invadiéndolo al encontrarse a sí mismo conversando con sus propios pensamientos. Aunque a menudo tenía monólogos internos, esta era la primera instancia en la cual otra voz que no era la suya le respondía. – La unidad contenedora podría...

Habrá un riesgo aún mayor de que se derrame si no destruyes la nave ahora mismo. – respondió la voz femenina. – Actúa ahora, o podrías tener un desastre potencialmente mayor después.

Lo de un "desastre mayor" rápidamente se transformó de una mera posibilidad a una realidad amenazante en cuanto X observó que el Cruiziler se preparaba para recoger otro contenedor de petróleo cosechado, con su garra descendiendo para agarrar otra fuente de energía. Mientras se preparaba para disparar para hundir la embarcación, el Maverick Hunter de pronto se encontró enfrentándose no sólo a más soldados, sino un enjambre de Sky Claws que emergían de una compuerta arriba de la cubierta. Estas máquinas amarillas llenaron el aire a su alrededor, descendiendo en un borrón caótico. Una de las unidades consiguió enganchar al Hunter entre sus garras, sujetándolo de los hombros y levantándolo a gran altura en el aire, más y más lejos del núcleo vulnerable mientras los otros se separaban en dos grupos: uno para lidiar con el intruso y el otro para proteger la línea de vida de la nave. Sintiendo que estaban planeando tal vez llevárselo lejos del área o directamente arrojarlo de vuelta al océano, X comenzó a disparar a pesar de tener el brazo restringido.

Aunque sus disparos salieron dispersos y erráticos al principio, al menos lograron derribar a algunos de los Sky Claws del aire, permitiéndole ganar tiempo para soltarse el brazo y apuntar hacia arriba para ocuparse del mecaniloide que lo estaba sujetando en ese momento. La maniobra resultó exitosa, y el Maverick Hunter volvió a caer hacia el Cruiziler y aterrizó sobre la superficie, permitiéndole correr hacia el núcleo y empezar a descargarle todo lo que tenía.

Todo mientras recordaba el paraíso que reposaba de bajo, y la nube de muerte negra que caería sobre él si la substancia que esta nave cargaba se derramaba.

Con un último disparo, rezó porque cumplir con su deber no llevara a un desastre.

Una explosión energía vibrante fuera de control surgió desde las profundidades de la gema azul, destruyendo sus componentes internos y abandonando la nave a punto de destruirse por completo. En sucesión rápida, ocurrieron más explosiones, y varias de las secciones de la nave reflejaban el caos de su núcleo en condición crítica. Algunas de estas explosiones de manera alarmante se acercaron al precario almacenamiento del crudo, aumentando la sensación de desastre inminente. Dirigiéndose hacia la popa de la embarcación, X miró alrededor buscando alguna forma de potencialmente liberar la unidad de contención del compartimiento de almacenaje, sabiendo bien que cualquier chispa de calor que hiciera contacto con la substancia ciertamente causaría una explosión aún mayor.

Si elegía dejarlo ir, seguiría existiendo una posibilidad de que sus contenidos explotaran. Pero si elegía contenerse ahora, la amenaza se extendería más allá del petróleo en la unidad, arriesgándose a una contaminación aún mayor de las aguas.

El daño estaba empeorando, tenía que actuar ahora.

– "Perdóname, Marty, por favor." – lamentó por dentro, liberando la compuerta que permitió que el tubo cayera, impactando en la superficie del océano y hundiéndose. Al mismo tiempo, el Cruiziler no pudo seguir manteniendo su forma, pues los motores de la nave liberaron toda la energía almacenada que tenían en su interior y terminaron literalmente partiendo la embarcación a la mitad. Un estallido atronador envió a X dando vueltas, con su cuerpo fuera de control hacia el abismo debajo. Mientras se hundía, perdió todo el sentido de equilibrio, volviendo a sucumbir ante el desorientador abrazo de la ingravidez bajo la superficie.

Fue descendiendo más y más, con el implacable agarre de la gravedad arrastrando su cuerpo metálico hacia el abismo, y el peso de las profundidades del océano ofreciendo apenas una ligera resistencia.

"Si continúas ignorándolo, se hundirá más en sus propias sombras." – Una voz diferente se coló entre sus pensamientos, una voz femenina pero distintivamente más joven, irradiando una energía alegre que contrastaba con el tono anterior. Pese a su espíritu vivaz, X no pudo sacudirse de encima la sensación de que le recordaba a Roll, como si la dueña de la voz intentase ofrecerle algún tipo de guía.

– "A veces, las sombras son el único lugar que te garantizan seguridad." – respondió la voz anterior, cuyo tono estaba cargado de una amargura fría, pero bajo ese exterior gélido yacía una vulnerabilidad palpable. Un deje de dolor se colaba entre sus palabras.

X sintió el impacto del fondo del océano contra su espalda, y el cuerpo del Hunter se puso rígido mientras su visión comenzaba a cambiar. Su entorno comenzó a transformarse frente a él, y el mundo familiar desapareció en la oscuridad, luchando por el control de su vista.

"Bueno, ¿no crees que eventualmente tendrás que salir? Nada puede sobrevivir sin el sol."

Un color negro lentamente se apoderó de todo, mientras las dos voces debatían una con otra sobre un tema desconocido que dejaba a X como un simple observador. Aun así, pese a esto, había una sensación persistente de que nada de esto era totalmente al azar.

"Acorde con algunos de los que están a cargo, nosotros no cualificamos como seres vivos." –debatió la otra figura de nuevo, hablando con un tono casi escalofriante de miedo. Entonces, justo antes que todo se volviera oscuro, escuchó una última declaración tajante. – "Él ya les ayudó a verlo."

...

Mientras la figura arriba que se reveló como simplemente un Cruiziler llegaba para recoger su cargamento, los Gulphers emergieron de sus escondites y reanudaron su viaje, ignorantes de uno de los suyos que se estaba quedando rezagado. Manteniéndose lejos de las máquinas que extraían el petróleo crudo de las profundidades, los peces mecánicos se encontraron con un magnífico edificio anidado en el piso oceánico. Esta impresionante estructura, adornada por la vida vibrante y naturaleza artística del mar, estaba rodeada de corales y otras formaciones, con el aspecto de un palacio de cristal que reflejaba la brillante superficie del agua que estaba sobre ella. Una puerta masiva se abrió arriba, permitiéndoles a los Gulphers ingresar a su interior, separando la barrera entre el palacio y el resto del Triángulo de Coral, y el resto de los mecaniloides comenzaban a congregarse alrededor de una figura solitaria que estaba de pie en medio de una pequeña cámara.

– De acuerdo. – habló, sin estar exactamente complacido y con un tono que indicaba un deje de fastidio. – Escúpela.

El Gulpher que todavía mantenía cautiva a la sirena turquesa en su boca registró la orden y expulsó a su presa, haciendo que Marty golpeara el suelo secamente y sin ceremonia alguna, algo debilitada. Pero sorprendentemente, el daño que sufrió era mínimo, y cualquier fatiga potencial que hubiera experimentado se podría remediar fácilmente con algunos cristales de energón. Levantando su mirada de ojos violetas, la sirena medio se esperaba que fuese alguien más quien la recibiera, pero en lugar del cefalópodo que había visto antes, estaba otra figura de pie frente a ella. Una que reconoció muy bien, pero que no esperaba del todo ver aquí.

El Reploide frente a ella en efecto estaba basado en una criatura acuática, pero en lugar de ser uno de las variedades con ocho extremidades, este espécimen en particular parecía tener más en común con un calamar. Su domo era alto y con forma redonda, con una cresta prominente que imitaba las aletas del animal natural en el cual estaba basado, y su paleta de colores consistía mayormente de diferentes tonos de azul con algunos detalles amarillos y blancos, y una gema redonda y verde en su pecho. Tenía una forma mayormente humanoide a pesar de su cabeza, poseyendo dos brazos y piernas, sólo que aparte de estos también contaba con cuatro tentáculos totalmente funcionales que se alzaban sobre la sirena situada en el suelo.

La figura cruzó sus brazos y le dio a Marty un ligero resoplido, como si le hubiese causado muchos problemas. – Y bien... – empezó, en tono cortante. – ¿Tuviste una buena primera cita?

...

Se encontró de pronto en un lugar seco, muy lejos del abrazo del océano. Pero las melodías atormentadoras y vibrantes llamados de la vida salvaje exótica resonaban en el aire, en la quietud de la noche. Estos sonidos daban a entender que quizás no estaba tan distante de su anterior entorno como pensaba. Adelante se encontraba una morada de tamaño considerable, con forma de cubo y anidada en un bosque semi-tropical exuberante. El verdor vibrante sugería que esta locación estaba situada probablemente en una región más cálida del planeta.

Mientras se acercaba, X registró que podía detectar dos voces particulares que venían de una distancia corta, ambas reconocibles, pero una de ellas lo pilló con la guardia baja.

Y... ¿esto qué es?

Una voz era el tono suave, casi constreñido de la joven mujer que había estado conversando con él, un sonido que X había anticipado hasta cierto punto. Sin embargo, ña otra voz...

Es un él, de hecho. Y su nombre es Mariachi.

Pudo también identificar a éste, pero la figura conectada al nombre era alguien que sólo había vislumbrado en breves momentos y fotografías que tomaron aquellos que tuvieron la suerte de capturar una imagen de él antes de desaparecer en el aire una vez más. Navegando entre el espeso verdor que envolvía la casa y su laboratorio adjunto, X captó por la esquina del ojo a una androide con armadura verde. Tenía una complexión ligeramente bronceada y cabello en coletas color castaño como la tierra, en medio de una conversación con otro androide. Este acompañante brillaba en tonos de gris y rojo, adornados con una distintiva bufanda dorada y un casco rojo que tenía un par de gafas oscuras, que efectivamente ocultaban sus ojos de la vista.

Él es... ¿una de las creaciones del Dr. Light?

El otro androide oyó la pregunta y le respondió, pero en lugar de una voz desconocida como anticipaba, la voz que le respondió era la de alguien a quien había dejado hacía poco en el ala médica de su base.

Sí, es uno de los más... recientes. – respondió la máquina roja y gris, sosteniendo el hámster robótico de color naranja y amarillo de cerca. – Pero él dijo que tal vez la Dra. LaLinde podría ser su cuidadora durante las primeras semanas.

¡¿R-Ray B.?!

...

La sirena miró a su captor, con sus ojos brillando con una mezcla de molestia y curiosidad mientras observaba al Gulpher que la había transportado aquí. A pesar de lo indignada que estaba con su situación, no pudo evitar hacer un comentario sarcástico sobre su apariencia. – Entonces, ¿cómo te llamas ahora? ¿Volt Kraken? ¿O has cambiado a Squid Adler?

El cefalópodo color azur y crema cruzó sus brazos de aspecto más humano, retrayendo sus tentáculos de vuelta en su cuerpo, con las puntas extendiéndose por encima de sus hombros y por sus costados. – Oficialmente, respondo a Kraken. – replicó. – Aunque debo decirlo, es entretenido considerar que una banda de rock que emergió a mediado de los ochentas del siglo pasado sigue teniendo algo de fama a día de hoy.

Marty se propulsó hacia arriba, deslizándose hacia el enorme calamar. – Me alegra conocer a otro entusiasta. – le dijo, con la voz cargada de un deje de amenaza. – Pero considerando todo el caos afuera, ¿asumo que tú has de ser la mente maestra detrás de mi abducción?

– No soy la mente maestra. – reconoció Volt Kraken asintiendo, al observar claramente la evidente frustración de la otra reploide. – Pero viendo que ustedes dos se estaban tardando tanto, un buen amigo de nosotros dos necesitaba que se aceleraran un poco las cosas. ¿Asumo que mis contribuciones están siendo omitidas?

Ella todavía no parecía divertida por sus palabras.

...

X sacudió su cabeza, sintiendo una ola de incredulidad apoderándose de él en ese momento. No podía ser, no había manera de que fuese cierto. No podría ser "él"- No después de todo lo sucedido a través de los años. Había escuchado la tétrica historia de que el robot se había perdido para siempre, que había caído en batalla contra la amenaza alienígena conocida como los Stardroides, dejando a Roll y a Rock llorando por su ausencia tiempo después. Y Roll le había contado a X sobre la inestabilidad en su núcleo, la razón inicial de su partida, y el subsiguiente remplazo que le otorgó Wily. Todo eso golpeó al Maverick Hunter en ese lugar y momento. No había forma, se decía a sí mismo, no había absolutamente ninguna forma de fue fuera verdad.

Otra voz resonaba en sus pensamientos, hablada por una criatura no creada de metal, sino de carne viviente.

¡¿Qué no es obvio? Él es un robot del siglo pasado.

La evaluación de Chiyo lo golpeó como si fuera un rayo, iluminando las sombras de sus pensamientos. Aunque inicialmente consideraba su teoría algo exagerada, no podía negar que había una pizca de verdad. Pese a su familiaridad con Abel City, él poseía una gran cantidad de conocimiento que parecía eludir a casi todos los demás. La pregunta que quedaba en el aire era: si Ray B. era realmente la persona que X había empezado a sospechar, ¿cómo seguía presente en este mundo? Lo que más le dejaba perplejo era el misterio de cómo seguía operando sin su núcleo esencial.

Quieres decir... ¿que nos lo das a nosotros?

Una oleada de preguntas surgieron en su mente, con una en particular sobrepasando al resto: si Ray B. era realmente el mismo robot al que había estado observando desde la distancia, ¿entonces quién era esa misteriosa androide con coletas? Aquella misma cuya voz se había insertado en sus pensamientos desde que extrajo esa gema agrietada de topacio que estaba en el pecho del malherido Ray B..

Oh, uh, bueno... sí. Sí, supongo que lo soy. Quiero decir que él lo es, del Dr. Light.

X observaba al diminuto roedor robótico mientras levantaba sus expresivos y enormes ojos azules para observar los ojos verdes del otro robot. Los ojos de ella escudriñaban los rasgos del hámster antes de volverse hacia su portador, cuya cara permanecía parcialmente oculta en las sombras. X notó la forma en que ella miraba a la máquina roja y gris, con una expresión de cautela. La suspicacia sobre su presencia era clara en su expresión, que se mantenía tan a la defensiva y controlada como su voz. Era como si quisiera sentir algo, expresar algo, pero en última instancia se contuvo. Como si permitirse tal cosa fuera peligroso.

Quizás no fuera exactamente una comparación precisa, pero X no pudo evitar encontrar el comportamiento de ella similar al de su camarada cuando se conocieron por primera vez. El mismo camarada a quien le prometió regresar. – "Zero..."

Con un momento de contemplación, la robot con armadura verde recogió en sus manos al hámster naranja. La diminuta criatura no perdió el tiempo, subiéndose rápidamente por su brazo hasta posarse en su hombro. Este inesperado gesto pareció agrietar su fachada estoica, con los ojos muy abiertos ante el asombro de las acciones rápidas del pequeño roedor.

Huh. – La máquina roja y gris no pudo evitar reírse, permitiéndose disfrutar del pequeño momento de humor. – Creo que le agradas.

X observaba a la otra robot, con una ligera sonrisa en sus rasgos metálicos, con intertidumbre flotando en el aire, pero había un esfuerzo a pesar de todo. Sin embargo, fue su respuesta lo que cautivó su atención. O más bien, fue la falta de ella. El Maverick Hunter observaba los labios de ella temblando como si sopesara un pensamiento no expresado. ¿Era una sonrisa, a punto de liberarse, o un gesto fruncido que proyectaría una sombra? No podía verlo, y parecía que nunca lo averiguaría. El rostro joven de la androide con coletas era una máscara de contención, cuya expresión batallaba por guardar sus secretos ocultos bajo la superficie.

Como si revelarle a él dichos secretos fuese peligroso.

...bueno... – empezó a decir – ... me aseguraré de mandarle los saludos de la Dra. LaLinde. Gracias.

Mientras ella se dirigía hacia la entrada del laboratorio, la brecha entre las máquinas roja y verde se expandía, alejándolos más y más con cada paso que daba. Y por lo que parecía, ella tenía la intención de alejarse de allí lo más rápido posible, como si intentase alejarse de él.

Hey... – Y a pesar de esto, X vio como él la llamaba, y la otra máquina se detenía en seco, pero ella sólo giró su cabeza ligeramente para encararlo, todavía con su espalda como si fuese una pared aparentemente impenetrable. – ...hay un pequeño risco que encontré cerca de aquí.

La androide verde levantó una ceja, y el hámster robótico naranja pareció registrar que ella estaba escuchando, pero también buscando, como si esperara que le dijeran algo que solidificara lo que fuera que estuviera pensando. – Sí, creo que recuerdo ese lugar. – le respondió, en un tono tranquilo y mayormente neutral, pero con un pequeño deje de recuerdo. De días ya muy lejanos que no podía revivir, no por su cuenta al menos. – No puedo creer que una vez creía que era buena idea tratar de saltar de allí. – X esperaba una respuesta alegre, pero en lugar de eso, pudo percibir un tono de melancolía en su respuesta, dejándola algo sombría.

¿Por qué preguntas? – inquirió ella, dándole la vuelta a la pregunta del otro robot. – ¿Esa locación es de interés para ti? ¿O tal vez estás buscando un lugar donde dejar caer algo?

El Maverick Hunter se encontró perpleja por sus palabras, pero el tono de su voz sugería algo más profundo. Era como si ella diera indicios de que la máquina roja y gris estuviera buscando un punto donde pudiera llevar a cabo acciones siniestras. El indicio no le pasó desapercibido al otro; X observó cómo se mordía el labio, dándose cuenta de que, pese a sus esfuerzos por parecer amigable, las cosas no iban a su favor. La verdad era, que X no podía evitar sentir una pizca de simpatía por la otra máquina.

Uh, no. – respondió la máquina roja y gris, aunque X se encontró incapaz de mantener su nombre fuera de su lengua por más tiempo. O más bien, uno de sus nombres. – Es sólo que... hay una vista impresionante de las estrellas desde aquí. Yo... no sabía si tú ya sabrías que se puede ver algo como eso desde aquí.

¿Blues...? – murmuró X, con su voz apenas más fuerte que un suspiro para evitar atraer los ojos de nadie. No tenía certeza sobre la situación, pero tenía la determinación de permanecer oculto y no invitar a ningún escrutinio no deseado.

Y asumo que hay una razón por la que me dices esto. – respondió la androide de armadura verde. – ¿Estás sugiriendo que quieres que yo lo vea?

Bueno... yo... supongo que sí. – respondió Blues. O más bien, Proto Man. Pero aun así, ya fuera que respondiera a ese título o al de Break Man, X todavía veía a su hermano. El robot con la bufanda continuó: – O, ni siquiera eso. Si sólo quieres hablar, entonces...

Un sonido de acallamiento envolvió el espacio entre ambos, con X plenamente constante de la tensión palpable que seguía en el aire, contrastando agudamente con el entorno sereno. Se sentía como si esta frágil burbuja de calma se balanceara en el borde, deseando una sola chispa que la destruyera por completo.

¿En serio? – preguntó ella, con su voz cortando el silencio. – Eso es interesante. La última vez que conversamos, me dijiste que yo no te daba nada de valor.

Proto Man no respondió, pero X podía ver que sintió la respuesta, ya que el cuerpo del robot se tensó. – Yo... no estaba pensando con claridad, lo siento. – Su cabeza bajó ligeramente, como si se diera cuenta que, una vez más, esta noche resultaría en una decepción. – Pero hablaba en serio cuando dije que tú eras la única que...

La única que te dijo nada. – terminó ella en su lugar, pero a diferencia de él, su tono parecía guardar poca reverencia por este hecho, como si fuese un pensamiento menor. – Bueno, viendo que Wily ya no será más una parte de tu vida, quizás ahora puedas empezar un círculo social. Sin importar qué tan pequeño sea, viendo que no te gusta que te vean.

X sintió un tirón familiar, dándose cuenta que estaba basando su juicio en la realidad, pero sus respuestas parecían ser meticulosamente calculadas, como si no tuviera noción del hecho de que la otra máquina le estaba extendiendo una mano, deseando alguna clase de conexión. Era como si le estuviera suplicando en silencio por ese lazo.

No, pero...

Gracias por el... regalo. – respondió la androide con coletas, haciendo un esfuerzo por sonar cortés, pero era evidente que no deseaba prolongar la discusión más de lo necesario. X podía ver que esta indiferencia golpeaba fuertemente a Blues. – Se lo voy a enseñar a la Dra. LaLinde enseguida.

Ella continuó su viaje hacia el laboratorio, mientras X observaba a Blues, cuyos labios temblaban como si quisiera hablar, pero el silencio se apoderó de él. La puerta del laboratorio se abrió y cerró de inmediato, dejando a la máquina roja y gris aislada en medio de la noche. Blues bajó su cabeza derrotado, dudando brevemente antes de mirar hacia la casa, antes de disolverse en un radiante rayo de luz roja, sin dejar evidencia alguna de su presencia.

... de nuevo, tal vez eso sea lo que quiera de mí.

...

Los puños de Marty se apretaron mientras se acercaba al otro reploide, con los ojos ardiendo de rabia. – ¡¿Omitidas?! – le espetó con la voz tajante. – ¿Tienes alguna idea de la destrucción que has provocado? ¡¿De las especies que podrías haber puesto aun más al borde de la extinción?! – Sus palabras parecían flotar en el aire, pero Volt Kraken permaneció imperturbable ante su arranque. – ¡Estas criaturas no son como nosotros! ¡Son delicadas! ¡Dependen de condiciones muy precisas para sobrevivir y aun así aquí estás, exterminándolas sin piedad!

El calamar metálico levantó una ceja, y una risita suave se escapó entre su voz mecánica. – Y bien que ayudó a mantener tu disfraz intacto. – señaló. – Sólo para que supieras, tu superior y yo hemos estado manteniendo un ojo en tus actividades, y digamos que él piensa que te estás poniendo demasiado amigable con ese tipo azul allá afuera.

La rubia sintió el impulso de devolverle el ataque con una respuesta ingeniosa, pero su mente estaba en blanco. En el fondo, reconoció una verdad que odiaba confrontar: el Maverick Hunter al que había estado guiando ya empezaba a juntar las piezas del rompecabezas, y esa realización la dejaba expuesta. – Podrías haber hecho eso sin hacer volar partes del arrecife, ¿no? – cuestionó ella, todavía algo amargada por ese movimiento en particular.

– ¿Por qué? – cuestionó Kraken. – ¿Planeas llevarlo a hacer un gran tour luego de la misión?

– ¡No! – ladró Marty defensivamente. – ¡Si acabamos de conocernos, por Asimov!

Kraken se rio, con una chispa de burla en sus ojos. – Ustedes dos realmente se estaban conectando, ¿no? Excepto por ese "golpecito" que le diste con tu cola. Pero considerando que viene a toda prisa a rescatarte, dudo mucho que esté muy enojado por ello.

Marty se regañó a sí misma internamente, con un rubor apoderándose de su cara. Pero era evidente que sus pensamientos estaban enredados con algo más que sólo vergüenza. – Sabes, ni tú ni el jefe mencionaron que él era... – Se detuvo por un momento, buscando las palabras correctas. – Quiero decir, que él era tan...

– ¿Qué cosa? – inquirió Kraken. – ¿Tan ingenuo? ¿Tonto? ¿Demasiado idealista?

Marty respondió, con la voz carente del entusiasmo que antes mostró al burlarse de las falencias de X que el otro reploide parecía disfrutar. – Sí, él es todo eso. – dijo ella, pero luego dudó, buscando la manera correcta de expresarse. Sus pensamientos seguían enredados mientras intentaba encontrar las palabras perfectas. – Sin embargo... también es...

– El adversario. – intervino Kraken antes que ella tuviese oportunidad de responderle. – Ellos son nuestra oposición, una barrera directa que debemos conquistar, nada más.

– ¿Y eso qué te importa a ti? – espetó Marty. – ¡Ni siquiera deberías estar aquí! ¿El jefe no dejó claro que tú no tenías deseos de involucrarte en nada de lo que Sigma está haciendo?

Al principio, Kraken parecía sorprendido por la respuesta de la sirena, lo que los dejó momentáneamente con silencio colgando entre ambos. Luego de un momento de contemplación, finalmente se dignó a hablar. – No tengo respuestas ingeniosas. – confesó, con una mirada pensativa. – Pero sí puedo resonar con el sentimiento de que el mundo debería tratarnos mejor. Esto es especialmente verdad cuando se trata de los humanos.

– ¿Entonces por qué no estás involucrado?

Una vez más, Kraken parecía estar pensando en la mejor manera de responder. – Me dieron instrucciones de asegurar tu llegada, o más específicamente, asegurarme de que "él" llegue aquí. – explicó el calamar a la androide acuática de aspecto más humano. – Más allá de eso, nuestro estimado "superior" declaró que mi presencia no es deseada cuando la situación se complique.

Esto pareció intrigar a Marty, y la rubia alzó una ceja inquisitivamente. – ¿Y qué te hace tan especial?

Ya estaba a punto de responderle, o al menos intentar formar una respuesta que pudiera satisfacer su curiosidad y poner fin a su interrogatorio. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de hablar de nuevo, un inconfundible cambio en la atmósfera afuera captó su atención, deteniendo su conversación.

*¡BOOOOM!*

¿Qué rayos fue eso? Kraken apartó a Marty de un empujón, propulsándose con sus tentáculos hacia el monitor en el lado más lejano de la cámara. Encendió el interruptor para ver qué podría haber causado ese alboroto afuera.

– ¿Qué está sucediendo? – inquirió la memoria, deslizándose hacia el calamar por detrás. – ¿Qué pasa?

El cefalópodo blanco y azul giró su atención de la imagen en la pantalla hacia la rubia que se le había acercado, con sus ojos inusualmente serios. – Bueno, parece que no tendremos que esperar tanto como creí. – señaló. Si hubiera podido, una sonrisa se formaría en su rostro. – Tu chico juguete ya vino por ti.

...

Había empezado a despertar, su reloj interno había vuelto a echar a andar momentos después que volvió a caer en el agua tras la explosión que destruyó por completo el Cruiziler. El Maverick Hunter azul sintió que de pronto se agudizaban todos sus sentidos a medida que comenzaba a ascender, dándose cuenta que estaba de nuevo sumergido en el océano, luego de que desaparecieron los árboles y la casa como si nunca hubieran existido. Pero el destino de la colosal nave verde había quedado inequívocamente claro para él. La embarcación metálica que había estado extrayendo el petróleo crudo de las profundidades del océano desde la superficie se hundió dramáticamente, estrellándose contra la base de la fortaleza justo en frente. La entrada yacía en ruinas, destruida por los restos de la embarcación. Sin embargo, X reconoció una oportunidad inesperada; el pasaje de entrada destruido estaba totalmente desprotegido, sin señales de presencia enemiga a la vista.

Con una sensación de determinación impulsándolo. X se deslizó por el dominio destruido de lo que otrora fue una magnífica fortaleza, con sus monumentos brillantes ahora desgastados por el tiempo, pero todavía haciendo eco en el esplendor natural del agua. Su misión casi llegaba a su conclusión, pero seguía totalmente ignorante de la sombra que lo estaba acechando: no la de Volt Kraken, sino una presencia aún más colosal.

La sombra que proyectaba sobre el fondo oceánico era tan grande que hacía que el Hunter pareciera insignificante junto a ella.

Esta historia continuará...

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