Reflexiones y recuerdos

- Ambos demuestran un vasto número de diferencias, y también de similitudes. – le dijo Fujiwara a Cain, mientras ambos observaban a los dos robots desde detrás de un grueso panel de vidrio. El científico en ese momento los había colocado en un pequeño cuarto mientras monitoreaba su desempeño en la prueba actual.

»¡Muy bien, pueden comenzar! – les dijo Fujiwara, y con eso dio inicio la susodicha prueba.

X y Roll estaban sentados ante una mesa con un tablero de ajedrez, que el robot azul miraba con curiosidad.

- ¿Qué sucede? – preguntó la rubia. – ¿Nunca habías visto un tablero de ajedrez antes?

- Bueno, sé lo que es, con el cerebro de supercomputadora y todo, pero... – Cogió un peón negro en su mano. – Supongo que es diferente cuando, bueno, ya sabes, ves y tomas algo por ti mismo. – Sostuvo el peón, palpando su cabeza redonda. Luego escuchó un ligero toque en el tablero. Al mirar abajo vio que un peón blanco acababa de ser movido. – Oye... ¡hiciste trampa! – dijo de repente, sorprendido.

- ¿Hm? ¿Qué quieres decir? – preguntó Roll. Parecía confusa por la reacción de su hermano (menor). – ¿No dijo el Dr. Fujiwara que la prueba había empezado? – Ella sonrió. – Además, las blancas mueven siempre antes que las negras.

X resopló, sabiendo que estaba siendo muy presumida. – No eres la única con inteligencia artificial avanzada. – declaró mientras hacía su propio movimiento de inmediato.

Fujiwara tomó nota de todo lo que había visto mientras Cain continuaba observando. Las dos máquinas continuaron con la partida, enfrentándose entre sí en lo que, irónicamente, era un juego muy antiguo. X y Roll movían pieza tras pieza: peones, alfiles, caballos, y pronto fueron reducidos hasta solo quedarse con las piezas más esenciales. Desafortunadamente, a X solo le quedaba el rey, mientras que Roll tenía todavía su reina además del rey.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, pensando en cuál sería el próximo movimiento del otro. Pero entonces, Roll comenzó a hablar. – Así que, ya leí el primer volumen de la serie que me diste. – explicó.

- ¿Hm? Oh sí, Dune. – respondió X. – Entonces, ¿qué te pareció?

Roll se mordió el labio. – Es un poco... deprimente al final. – admitió ella. – Quiero decir, luego de todo lo que sucedió, el héroe recibe una visión terrible sobre el futuro.

- "Bueno, no es que mejore mucho." – pensó X. – Sí, admito que estoy leyendo la serie más por curiosidad. Estoy muy inmerso en ella. – le dijo a su hermana (menor, NO mayor). – Pero entiendo lo que estás diciendo.

Entonces, Cain y Fujiwara fueron testigos de cómo la conversación pasaba de ser casual a algo totalmente diferente.

- Supongo que solo tengo curiosidad sobre de lo que hablan esos libros. – dijo X.

- ¿Como qué? – preguntó Roll. – La verdad no tengo interés en seguir leyendo más allá, así que no tienes que preocuparte de spoileármelo. – aseguró ella.

Aun así, X se preguntó qué palabras debía elegir para expresar esto, pero tenía que dar una respuesta. Finalmente, recuperó la voz. – El concepto del destino.

Roll y los dos humanos que los observaban se quedaron perplejos. – ¿Destino? – preguntó ella. – ¿Qué hay con eso?

X se encogió de hombros. – Admito que no estoy del todo seguro. – confesó. – Entiendo cuál es el concepto, por supuesto, pero eso también es lo que me molesta un poco al respecto.

- ¿Estás viendo esto? – preguntó Cain. Fujiwara solo respondió con un suave "Hm" mientras continuaba grabando y monitoreando el ejercicio. El hombre mayor se encontraba deseando poder contribuir a la conversación, pero sabía que podría hablar después. Por el momento, era probablemente mejor que no hubiese interferencias.

- ¿Qué cosa? – preguntó Roll.

- Bueno, supongo que es el hecho de que tu vida, o incluso tu propia existencia, está fuera de tu control. – explicó el robot azul. – Puedes nacer en este mundo con deseos y necesidades, tienes tus propias metas y sueños, pero si no se alinean con el destino, entonces no importa. Entonces, cualquiera que sea tu rol en la vida está predeterminado. – Hizo una pausa por un momento. – Y no hay forma de salir de esa caja, sin importar lo que hagas.

Roll pensó un poco en sus palabras. – Hm, honestamente, nunca pensé en algo como eso antes. – Hizo un gesto urgiéndole a mover su pieza.

- Oh, sí, perdona. – Hizo su movimiento. – Probablemente solo estoy pensando demasiado en ello. Quiero decir, algo que no tiene prueba de su existencia, pero es la base de muchos trabajos desde literatura hasta el Paganismo antiguo. Pero...

- Jaque mate.

Los ojos verdes de X miraron abajo, hacia su rey caído, mientras su hermana sonreía triunfantemente desde el otro lado del tablero, donde su reina acababa de acabar con su rey. – ¡Volviste a hacer trampa!

- ¡No es cierto! – replicó Roll. – El objetivo en el ajedrez es ser más listo que el otro jugador. – Vio que el robot azul hacía un pequeño puchero. – "Rock nunca me venció, y supongo que "el destino" ha decidido que tú tampoco."

1 de agosto, 21XX...

Con otro disparo de su Buster, otra bala concentrada de plasma atravesó al mecaniloide volador que venía en su dirección. Pese a que eran poco más que helicópteros de juguete más durables de lo normal, las pistolas láser eran un problema. Otra prueba física estaba en la agenda del día de hoy, lo que significaba que X utilizaría su arma. Cain, Fujiwara y Roll lo miraban desde el panel de observación arriba, monitoreando y analizando los movimientos de X.

- Parece estar desarrollando más sus habilidades estratégicas. – dijo Fujiwara en voz alta, pensando en lo que estaba viendo. – En efecto, el Dr. Light lo construyó con las mismas capacidades que el Mega Man original.

- Así parece. – dijo Cain estando de acuerdo. – Aunque me pregunto por qué se tomaría tantas molestias al construir un robot diseñado para el combate de inmediato. El Dr. Light nunca fue el conocido por crear armas a menos que fuese necesario. El propio Mega Man no comenzó como una máquina de combate. – Observó a X mientras continuaba disparándoles a los objetivos, que le devolvían el fuego. – "Entonces ¿qué ocurrió para hacer que el Dr. Light le diera a X todas estas habilidades desde el principio?"

Roll no dijo nada, con sus ojos verde-azulados observando a X disparándoles a los mecaniloides voladores. En efecto, la forma en cómo se movía y usaba su Buster era muy parecida a la de Mega Man. O más bien, Rock, viendo que X era técnicamente un "Mega Man" también. Se sentía muy extraño reconocer ese hecho. También el haber asimilado el hecho de que, fuera de él, ya no quedaba nadie más. Hasta donde sabía, X y ella eran los únicos que quedaban de los trabajos de Light. Y ella técnicamente no fue construida por él; ¡su programa sólo estaba basado en lo que se encontró en su cuerpo antiguo! ¡E incluso solo eran archivos de memoria defectuosos! Aunque le habían dado los mismos "adelantos" que a X, su personalidad estaba programada para gravitar hacia ciertos rasgos que correspondían con lo que se veía en los archivos.

Entonces... ¿realmente era ella "Roll"?

Justo entonces, vio a X siendo rodeado por los mecaniloides voladores, que disparaban sus pistolas para atrapar al robot azul en un solo lugar. Finalmente, se las arreglaron para arrinconarlo contra la pared, y un rayo lo golpeó en uno de sus pectorales.

- ¡X! – gritó ella, a punto de irse, pero sintió que era sujetada por Cain, incluso aunque ella tuviese una fuerza muy superior. Observó cómo X seguía recibiendo disparos mientras intentaba lidiar con su predicamento actual.

Los rayos no causaron ningún daño mayor, ¡pero diablos! ¡Sin duda causaban un ardor muy doloroso! Y tener a múltiples de ellos atacándolo a la vez le hacía difícil concentrarse al androide azul. Tenía que salir de esto rápidamente, o los mecaniloides lo enviarían al suelo, ¡y con eso se convertiría en un blanco muy fácil! La única pregunta era ¿cómo hacerlo? Dispararles a las máquinas voladoras individualmente no le haría ningún bien, ya que solo lograría derribar algunos antes que se le fueran los demás encima como un enjambre de nuevo.

Fujiwara le había dicho que estos modelos eran usados para entrenamiento militar, así que no le mostrarían piedad. No que tuvieran la capacidad para ello, de todos modos, como también le dijo a X. Pero pensar en estas cosas no lo sacaría del problema, sin embargo. ¡Tenía que reducir sus números todavía más!

Necesitaba un disparo más poderoso.

Apenas pensó en eso, se dio cuenta que ciertos componentes desconocidos dentro de él acababan de hacer "click". Como si acabase de resolver un problema cuando la respuesta era demasiado obvia. Aprovechando el momento, X ejecutó una maniobra que nadie esperaba. Primero, aunque estaba arrinconado en una esquina, se dio la vuelta y dio una patada contra la pared para impulsarse hacia arriba de las máquinas voladoras. Luego dio otra patada contra la pared, y ejecutó una voltereta hacia atrás sobre los pequeños helicópteros. X se deslizó hasta detenerse al otro lado del cuarto, y una vez que lo hizo, apuntó con su Buster contra los mecaniloides en el aire. Pero no disparó; en lugar de eso, esperó, acumulando más y más energía en su arma.

- ¿Qué está haciendo? – preguntó Cain, mirando a Fujiwara en busca de alguna respuesta.

El japonés observó las lecturas que X estaba emitiendo, y descubrió que una cantidad inusual de energía se estaba acumulando dentro de su Buster. – Está cargando energía de plasma. – observó Fujiwara. – ¡Pero nunca había visto un arma que fuese capaz de recargar tanto!

Roll miró a la pantalla en frente de Fujiwara y vio las lecturas erráticas en el arma del robot azul. – Pero, el Dr. Light le dio a Mega Man la habilidad de recargar su Buster, ¡y estaba bien!

- ¡No con estas lecturas! – argumentó el científico. – ¡A ese ritmo, todo su brazo explotará!

- ¡¿Qué?! – Otra vez, Roll trató de salir corriendo, pero fue detenida en el último segundo por Fujiwara. Volvió a mirar y vio la luz que emanaba desde el cañón de X, como si lo que estaba acumulándose dentro de él comenzara a filtrarse. Ella volvió a ser arrastrada a donde estaba antes, y el asiático volvió a documentar sus hallazgos. – Pero acaba de decir que él...

- Lo sé. – dijo Fujiwara. – "Y no planeo dejar que este tonto se cause daño a sí mismo." – ¡X! ¡Dispara tu Buster! – le ordenó el científico, pero el robot no liberó el disparo. – ¡X! ¡Dispara ahora! – Los mecaniloides volaban más y más cerca, pero todavía X no disparaba. – ¡¿Qué diablos estás esperando?! ¡DISPARA!

X no dijo nada, pero obedeció. Liberó lo que estaba acumulando en el interior de su arma, y el destello del arma dejó ciegos a los dos humanos, pero no a Roll, que sí pudo ver todo lo que salió del Buster de X. En lugar de ser un disparo pequeño y amarillo (similar a los de Mega Man), el disparo fue una gran onda de energía azul vibrante que hizo polvo a los mecaniloides voladores, sacudiendo toda la habitación por las pequeñas explosiones que ocurrieron. E incluso después de eso, para asombro de Roll, X continuó disparando. Cuando la luz finalmente disminuyó, Cain y Fujiwara vieron que X había acabado con la mayoría de ellos, dejando solo a uno intacto. Éste voló hacia él, pero con un solo disparo amarillo X se deshizo de él.

Los tres arriba miraron hacia abajo en shock ante lo que acababan de atestiguar. X estaba de pie en medio del círculo de mecaniloides destruidos. – Entonces... – habló X, queriendo romper el silencio que cayó en medio de todos – ¿esto significa que la prueba finalmente se acabó?

10 de agosto, 21XX...

- ¡¿En serio hizo tantos?! – exclamó X, sin poder creerse lo que acababa de oír.

- ¡Es verdad! – respondió Roll. – Cierto, el Dr. Wily empezó con sólo los ocho que había secuestrado, pero después de eso, comenzó a construir los suyos propios. No sé con exactitud CUÁNTOS robots hizo, pero ciertamente fueron más de los que el Dr. Light jamás creó. Aunque no creo estar halagando a ese viejo loco. Es culpa suya que Rock tuvo que someterse a esas alteraciones.

X estaba absorbiendo todo lo que estaba oyendo. – Bueno, ¿y por qué Light no construyó más? Antes de mí, quiero decir.

- Oh sí, claro que lo hizo. Solo que no tantos como Wily. – respondió Roll. – Aunque, admito que algunas partes más allá de ciertas fechas están muy borrosas. – Se puso la mano en la sien y cerró sus ojos, pensando profundamente por un momento. Sin embargo, no duró mucho, ya que otra vez, no pudo encontrar lo que estaba buscando en sus sistemas.

X se quedó en silencio por un momento, inseguro de si debería o no darle espacio. Pero luego tras un corto período de tiempo, descubrió que no podía contenerse. En el momento en que leyó los artículos sobre las máquinas de Wily, tuvo hambre de saber más. – Entonces, ¿cómo eran? – le preguntó.

Roll miró perpleja al robot azul. – ¿A qué te refieres? ¡Eran una bola de punks malvados, eso eran! – Cruzó los brazos sobre su pecho. – ¡No hacían otra cosa que causarles problemas a los humanos y a los robots! Nuestra reputación, y la del Dr. Light's, quedaron hechas trizas luego de que Wily secuestrió a Cut, Guts, y bueno, ya te dije todos sus nombres. De cierta manera, fue una suerte que Wily decidiera crear sus propias máquinas para que la gente pudiese ver a Rock como el héroe que realmente era.

X se movió ligeramente hacia un lado. – Suena a que tu hermano era un buen chico.

- También es tu hermano, ¿sabes? – le dijo Roll. Luego suspiró. – En verdad es una pena. Tú y él tienes tantas cosas en común.

Otra comparación con Mega Man. No era que eso le molestase mucho a X; parecía ser que uno de sus rasgos característicos sería parecerse al Bombardero Azul, aunque parecía ser todo. No había ningún "Rock" ni nada que lo hubiese definido antes. El robot azul siempre había tenido esta apariencia hasta donde sabía. Pero su interés no era exactamente en su hermano mayor (que SÍ era mayor que él), sino más bien en los que Roll solo había cubierto brevemente.

- ¿Acaso los robots de Wily llegaron a rebelarse contra él? Es decir, ¿se habrán unido tal vez al Dr. Light? – preguntó X.

Roll sacudió su cabeza. – No, pero probablemente no habrían podido hacerlo, aunque quisieran. – explicó. – Seguramente habrían sido reprogramados, y Quick Man le dejó muy claro a mi hermano que eso jamás iba a suceder.

¿Quick Man? Sí, había escuchado sobre él, pero X se quedó perplejo por la reacción. – ¿Reprogramados? ¿Hablas de que les reescriban totalmente sus sistemas? – preguntó él, a lo que Roll asintió. – Pero ¿qué eso no borraría todo? Sus personalidades, preferencias, gustos y disgustos, ¿todo eso no desaparecería? – De nuevo, Roll asintió. – Pero eso... ¡eso es horrible! – exclamó. – ¡¿Eso no sería lo mismo que le hizo Wily a los Robot Masters originales de Light?!

Roll se sorprendió por la reacción de su hermano (MENOR, sin importar lo que dijera), pero no le resultó inesperado, especialmente de lo que había visto hasta ahora. – "En verdad eres igual a Rock."

- ¿Qué pasó con ellos? – preguntó X. – El Dr. Cain y Fujiwara dice que no lo saben, pero... – Se frotó detrás del cuello. – Tú por casualidad no sabrás nada, ¿verdad?

Roll suspiró. – Desafortunadamente no. – le respondió.

X quería preguntar una última cosa, y luego la dejaría en paz. Pero aun así, necesitaba oír una respuesta de alguien que fuera como él. – ¿Cuáles son las posibilidades, aunque sean muy pequeñas, de que haya algunos de ellos allá afuera en alguna parte? Y bueno, tal vez también algunos de los robots de Light. Como tal vez ese prototipo que desapareció.

Roll de nuevo se mostró sorprendida. – ¿Sabes sobre él? – X asintió. – Bueno, yo nunca lo conocí bien, y la verdad no creo que quede mucho, si es que acaso hay algo. – Cerró sus ojos. Incluso ahora, era difícil de aceptar. – El Dr. Light y Wily ya no están más. Y por lo que me han informado, no ha habido ninguna máquina como ellos o nosotros desde el año 20XX.

- Pero, hablando solo hipotéticamente, ¿crees que un robot pudiera sobrevivir durante todo ese tiempo? – preguntó X, rompiendo su promesa de solo hacer una última pregunta.

Roll se quedó en silencio por un momento, pensando en la pregunta. – Creo que, técnicamente, sí es posible. – le dijo. – Ya que no "envejecemos" per se. Pero eso significaría que deben estar escondidos, considerando las leyes actuales.

Cuál sería su opinión sobre ellos, X no podría decirlo con certeza, pero encontraba toda la situación sobre las máquinas de Wily muy deprimente. Pero si todavía quedaran máquinas desde hacía tanto tiempo en alguna parte, ¿qué sucedería con ellos? ¿Qué les pasaría a los mecaniloides, si lo que Cain y Fujiwara esperaban hacer (aunque más el primero que el segundo) tenía éxito, y luego algo nuevo llegaba? Algo que fuera como él mismo. Pero ¿eso significaría que todos los demás quedarían obsoletos?

X suspiró de frustración. Había acudido a Roll en busca de respuestas, pero todo lo que obtuvo fue más preguntas. Aunque algunas de ellas, no estaba seguro si querría encontrar la respuesta.

20 de agosto, 21XX...

Una enorme ola de energía exterminó tanto a los mecaniloides que estaban en el suelo como a los del aire. – "Otra prueba completada." – pensó X. – "Gracias al cielo."

- Muy bien. Con eso concluye este ejercicio. – dijo Fujiwara desde arriba. La puerta del cuarto entonces se abrió. – Puedes irte.

X estuvo a punto de marcharse, pero se detuvo en el último segundo. – Entonces, Roll se encuentra afuera ahora, ¿verdad? – preguntó.

- Sí. En este momento se encuentra en mi residencia. – explicó Fujiwara. – Pero quédate tranquilo, regresará pronto.

- Acerca de eso – dijo X – ¿cuándo podré salir yo? ¿Al mundo exterior?

Ni Fujiwara ni Cain le respondieron. – La prueba ya está completada, puedes irte. – le dijo el asiático.

Viendo que no iba a conseguir lo que buscaba, X abandonó la sala y se dirigió de vuelta a su cuarto. Entretanto, Cain abandonó el panel de observación y logró interceptarlo en el pasillo. – Sé que estás decepcionado. – le dijo al robot.

- Si soy honesto, también estoy algo molesto. – le respondió X al humano. – ¿Por qué ella sí puede ir, pero yo no?

- Ya lo sabes. Lo hemos discutido antes. – respondió Cain, sintiéndose como un padre que discutía con uno de sus hijos. – Aunque puedo entender cómo te sientes, el hecho es que ella no está armada, pero tú sí. Además, Sho solo estaba dispuesto a usar una unidad de contención. Y probablemente tendrán que ponerla a arrastrar equipaje bastante incómodo, así que tal vez estés mejor aquí.

Al escuchar esto, X se encontró a sí mismo sintiéndose agradecido de que Fujiwara no lo eligiera a él, aunque eso no apagó su sed de conocer el mundo más allá de estas paredes. – ¿Cuánto más necesitará el Dr. Fujiwara que yo haga? ¿Qué más necesita de nosotros?

- No estoy totalmente seguro. – admitió Cain. – Pero debe ser lo suficiente para presentar al consejo. Primero, debemos convencerlos de que no eres una amenaza.

X frunció las cejas debajo de su casco. – ¿Y cómo hacemos eso? Todo lo que he hecho es pruebas de lógica y destruir lo que sea que el Dr. Fujiwara le dé la gana de lanzarme. – se quejó. – ¿Y cómo puedo probar que no soy una amenaza para los humanos si ni siquiera veo a otros humanos? – Miró el brazo donde guardaba su Buster. – Es por esto, ¿verdad?

Cain se quedó callado por un momento antes de responderle. – En última instancia, esa es una de tus principales características. – X continuó mirando su arma, el cañón que tenía instalado como si lo estuviese estudiando. – Pero recuerda, el Dr. Light te construyó con esto probablemente por la misma razón que remodeló a Rock Light para convertirlo en el Mega Man original. Y Mega Man fue construido para combatir a Wily y mejorar las relaciones entre robots y humanos.

X se quedó en silencio, con sus ojos verdes mirando intensamente su Buster. – Había algo instalado en mi disco duro, algo sobre cómo tuve que ser sellado en esa cápsula por al menos treinta años.

- Bueno, sí, estaba eso. – asintió Cain, recordando ese evento demasiado bien.

- Y el mensaje también decía que, incluso si conozco las Tres Leyes de la Robótica, no estoy completamente sometido a ellas. – continuó X. No dijo nada de esto con ninguna intención siniestra, sólo estaba recapitulando lo que recortaba. De hecho, encontraba la idea de romper alguna de las tres leyes, especialmente la primera, bastante estresante. – Más aún, Light temía que, si yo quebrantase alguna de esas Leyes, nada ni nadie podría detenerme.

Cain asintió nerviosamente, sin entender a dónde querría llegar X con todo esto. – Sí, el mensaje también decía eso. Pero ¿por qué iba a preocuparte eso?

- Porque... – X hizo una pausa, sin quitar los ojos de su arma – ... si ese es el caso, si el Dr. Light conocía todos estos riesgos, ¿por qué lo hizo?

- ¿Por qué hizo qué? – preguntó Cain.

- ¿Por qué creó algo como yo? – El robot azul se señaló a sí mismo. – Rock, o Mega Man, puedo entenderlo, no habría otra opción. Pero para que el Doctor me diseñara desde el principio con capacidades de combate, ¿por qué lo habría hecho? Si no ha habido señal de Wily por décadas, entonces no habría necesidad de ningún tipo de arma, ¿verdad?

Cain reflexionó sobre esto. – Podrías asumir eso, sí. – admitió.

- Entonces, ¿tal vez haya sido para cuando Wily estaba vivo? – sugirió X. – De nuevo, yo no tengo ningún registro de haber visto con mis propios ojos al hombre. – Se tocó la gema rubí en su casco. – "O en ninguno de los trozos y fragmentos que SÍ tengo en mis bancos de memoria." – Pero si ese es el caso. ¿qué podría haber hecho Wily que llevó a Light a darme esto de inmediato? – Miró a Cain fijamente. – Sé que la muerte del Dr. Light sí está en los registros, pero ¿hubo algo respecto a Wily?

Cain negó con la cabeza. – Nunca se encontró un cadáver, y no hubo testigos a excepción del propio Dr. Light y sus robots. Y muchos de ellos únicamente dieron detalles esenciales, pero ninguno fue directo en decir lo que había sucedido.

- Entonces, ¿el caso simplemente se quedó frío? – preguntó X.

- Probablemente sea uno de los casos sin resolver más infames de todo el último siglo. – dijo el paleobotánico. – Pero ahora que tanto Light como Wily se han ido, ninguno de ellos puede hace nada. – Dio un respingo. – Oh, lo siento, no fue mi intención ofender a nadie.

- Está bien. – replicó X. – Tal vez estoy pensando demasiado en estas cosas. Pero es frustrante cuando se supone que tienes una IA avanzada, y aún con toda la información que puedes sacar en un segundo, hay tanto espacio vacío que necesitas rellenarlo. Y los trozos y fragmentos que logras conseguir ¡no tienen contexto y apenas tienen sentido! – gruñó con exasperación, sujetándose la cabeza por los lados. Luego aspiró profundamente, aunque realmente no necesitaba respirar. El aire frío se sintió bien para enfriar sus sistemas. – Perdón por desahogarme tanto.

Cain negó con su cabeza. – No te disculpes. Más bien, estaría más preocupado si no lo hicieras. Me alegra ver que te presentes con pensamientos independientes.

- ¿Usted cree? – preguntó X. – Pero ¿eso no sería un rasgo que el consejo consideraría positivo o negativo?

- Admito que estoy algo inseguro respecto a eso. – suspiró el anciano. – Pero tengo la esperanza de que le muestres a cualquiera que se oponga que tu existencia es algo extraordinario, no algo que deba ser temido o vilipendiado.

X pensó en las palabras del Dr. Cain, pero seguía sin tener certeza. Si el Dr. Light lo había construido por la misma razón por la cual mejoró Rock, sin duda tendría previsto que sus habilidades beneficiaran a la humanidad. Pero, al mismo tiempo, tampoco tenía restricciones en sus sistemas que lo sometieran a las Tres Leyes de la Robótica. Y en efecto, si le habían otorgado pensamiento independiente, seguramente Light debía estar al tanto de los riesgos; de otro modo, ¿por qué si no lo habrían sellado en esa cápsula?

Pero incluso aunque no tuviese razón para pensar lo contrario, Cain había hecho su estancia en el laboratorio de Fujiwara más tolerable desde que llegó por primera vez, y la adición de Roll había mejorado mucho las cosas. Con todo, seguía preguntándose si aquello con lo que había sido programado era exactamente algo bueno. Y asumiendo que honrase las Tres Leyes, ¿podría decirse lo mismo de otros que fueran como él?

Esa pregunta lo perturbaba. Especialmente ya que, si bien nunca lo había dicho en voz alta, X sabía muy bien cuál era la meta final de Fujiwara.

Arcadia, la Ciudad Blanca, Residencia Fujiwara...

Cuando le dijeron que tomaría un viaje fuera del laboratorio, se sintió emocionada. Sin embargo, le habían advertido que no le dijera nada a X, pues él también habría querido ir, y Fujiwara solo podía transportar a uno de los dos. Más todavía, la unidad de contención donde estaba almacenada solo tenía espacio para uno de los dos, y tuvo que soltarse el cabello para poder caber adentro. El paseo hacia donde fuera que el hombre asiático la llevaba tampoco fue exactamente placentero, y perdió la cuenta de todos los baches por los que pasó.

Eventualmente, la dejaron salir y se encontró en una enorme casa que pronto descubrió era propiedad del Dr. Fujiwara. Era bastante grande, mucho más de lo que probablemente fuese necesario para una sola persona. Muchos de los muebles eran blancos, igual que los pisos y las paredes. Había un mínimo de color en general, y Roll descubrió que no se sentía muy diferente a como cuando estaba en el laboratorio.

...

- Considera esto una prueba para ti. –la rubia robot recordó que le había dicho Fujiwara. – Cecilia está fuera de la ciudad debido a problemas con su madre.

- ¿Está enferma? – cuestionó Roll; Fujiwara asintió confirmándolo. – Lo siento, eso es muy desafortunado.

- En efecto. – dijo Fujiwara- Aunque Roll no pudo oírlo, las preocupaciones del asiático respecto a la familia de la mucama no eran estrictamente provenientes de algún sentido de compasión. – Y es allí donde entras tú. – dijo para cambiar el tema inmediatamente. – Ya que Cecilia estará fuera todo el día, te confiaré sus deberes hasta que ella vuelva.

...

Roll recordó haber tratado de hacer preguntas sobre a qué se refería el científico, y si acaso la única razón por la que la trajeron aquí fue para hacer limpieza. Pero Fujiwara solo le dijo lo que tenía que hacer antes que él volviera del laboratorio, ya que pondrí hacer algunas pruebas más. Luego la dejó a solas en la casa, y la robot no escuchaba otra cosa sino el rumor de sus propios motores en marcha desde adentro.

Con lo poco que podía hacer, Roll se fue a trabajar y se hizo cargo de cada tarea que le fue asignada. Según el plan debía preparar la mesa y cocinar la comida después, ya había trapeado los pisos y desempolvado los estantes. Afortunadamente, Fujiwara había dejado fuera la aspiradora para ella, así que no tuvo que ir a buscarla, así que llegar a las áreas bajo los muebles no fue problema.

Luego de algún tiempo, la robot se detuvo para ver el fruto de su labor. Todo estaba igual de blanco que antes, pero se veía más limpio. Todavía le faltaba hacerlo en el segundo piso, pero ya habiendo terminado con el primero, probablemente no tardaría mucho más encargarse del otro. El único problema era que era de tarde, así que probablemente pasarían horas hasta que Fujiwara hubiera regresado. E incluso luego de terminar sus "deberes", no tenía idea de si se le permitiría ver la televisión o usar alguno de los artefactos de la casa.

Aun así, al menos ya había cumplido con toda la lista de Fujiwara, así que tenía algo de tiempo libre. Tal vez podría usarlo para al menos explorar la casa...

- ¡Patarche! ¡No! – escuchó a alguien gritar escaleras arriba. – ¡Perro malo! ¡Vuelve aquí!

- ¿Hm? – Roll comenzó a ascender por los escalones que llevaban al segundo piso. – ¿Qué está pasando...?

De repente, su visión se vio obstruida por una bola de pelos blancos que voló directo a su cara, lo que la hizo caer por las escaleras. El impacto fue escuchado casi de inmediato por quienquiera que estaba arriba, y Roll oyó pasos muy rápidos arriba de ella aproximándose.

- ¡Patarche!

Al mirar arriba de nuevo, la robot se vio rodeada por dos niñas pequeñas y un cachorrito blanco. O más bien, que solía ser blanco. La niña con el vestido rojo recogió al cachorro, totalmente cubierto de mugre.

- ¡No! ¡Niño malo! – Se giró hacia la otra niña que la acompañaba, que tenía cabello negro que se rizaba debajo de su barbilla, gafas y una camiseta blanca con falda azul, calcetas largas de color azul claro y zapatos blancos. – ¡Te dije que lo sujetaras para que no escapara!

- ¡Lo siento! ¡Es más fuerte de lo que pensaba! – se disculpó la otra niña. Luego se miró a sí misma: toda su ropa estaba cubierta de la misma suciedad que el pelaje de Patarche. – ¡Oh no! ¡Mi mamá me va a matar!

- Olvida la ropa. – dijo la niña de pelos más largos. Señaló hacia las manchas de tierra y polvo que estaban por todas las escaleras. – ¡¿Qué vamos a hacer con la casa?! ¡Papá va a asesinar a Patarche sin duda!

- Oigan, esperen. – habló de repente Roll.

- ¿Sí? – preguntaron ambas niñas al unísono.

- Me gustaría que me dejaran levantarme, ¿pueden? – Las dos niñas se echaron atrás para que se pudiese parar. – Bien, ¿ustedes son las hijas de Fujiwara?

- Yo sí. Me llamo Chiyo. – dijo la niña de pelo más largo, y luego señaló a su amiga. – Ella es Fumiko. – Luego sostuvo al pequeño perrito que seguía sacudiéndose. – Y ya conociste a Patarche.

- Patarche, ¿eh? – Roll arqueó una ceja. Al ver que Chiyo estaba a punto de perder el control de su cachorro de nuevo, Roll lo volvió a agarrar antes que se pudiera escapar, Y a diferencia de las niñas japonesas, no habría manera de que la bola de pelos cubierta de mugre se fuese a escapar de ella. – Bueno, asumo que debes haber hecho un enorme desastre allá arriba, ¿verdad? – El perrito chilló, aunque si fuese una confesión o una negación de lo que se le acusaba, nadie lo sabría. – Bien, si ese es el caso, todavía tengo trabajo por hacer. – Volvió a mirar a las dos niñas. – ¿Alguna de ustedes ería tan amable de guiarme hacia el baño?

...

- Muy bien, ¿a dónde te fuiste? – preguntó Chiyo, tratando de palpar al pequeño cachorro blanco en medio de la montaña de burbujas. – "¿Creo que utilicé demasiado jabón?" – Eventualmente lo encontró y cogió la manguera de ducha removible.

Roll se acercó para sostener a Patarche mientras Chiyo lo rociaba, dejando al peludo cachorro con aspecto de trapeador mojado. Fumiko entonces le echó a Patarche algo de champú mientras Chiyo volvía a rociarlo con el agua. Roll entonces envolvió al cachorro en una toalla, manteniéndolo quieto.

- Gracias de nuevo por ayudarnos, señorita. – dijo la otra niña japonesa, Fumiko. – El Dr. Fujiwara probablemente echaría a Patarche de la casa si se enteraba de esto.

- Bueno, por lo que he visto, es un sujeto muy malacara. – dijo Roll mientras le aplicaba el secador a Patarche. – Entonces, si puedo preguntarles de nuevo, ¿ustedes son las hijas del Dr. Fujiwara?

- Yo sí. – le dijo Chiyo. – Fumiko es una compañera de la escuela. Ahora que ya te respondí eso, ¿quién eres tú?

- ¡Oh claro, sí! Qué grosera soy. – se regañó a sí misma. – Soy Roll, aunque técnicamente sería Roll 2.5... – Hizo una pausa, viendo a Chiyo sacudir su cabeza y con una expresión intensa en su cara. – Pero Roll a secas está bien.

Fumiko se giró nerviosamente. – Es un placer conocerte, señorita Roll. ¿Eres, ya sabes, una nueva mucama o algo? – le preguntó.

- Gusto en conocerte también, pequeña. – replicó Roll. Dejó de aplicarle el secador a Patarche, ahora el cachorro blanco estaba casi completamente seco y limpio. Sin mencionar con el pelaje más esponjado que antes. – Pero tengo curiosidad, ¿por qué el Dr. Fujiwara nunca te mencionó?

Chiyo evadió su mirada por un momento antes de suspirar. – Él me dijo que alguien vendría, así que tenía que quedarme en mi cuarto. Me dijo también que podría invitar a Fumiko para no aburrirme.

- Se aburrió a los primeros cinco minutos. – le dijo Fumiko a Roll. – Y Patarche quería salir del cuarto desde hace rato. Así que cuando tuve que ir al baño, se salió y se metió entre una de las plantas en la oficina del Dr. Fujiwara. Y bueno, ya sabes cómo quedó todo el piso.

- En efecto. – respondió Roll. – Afortunadamente, todavía tengo que limpiar el segundo piso, así que pueden dejarme eso a mí. – Le entregó el cachorro ya seco a Chiyo. – Las dos solamente tienen que mantener a esta bola de pelos ocupada mientras tanto.

Abrió la puerta y llevó a las dos niñas a la habitación de Chiyo. La rubia descubrió que dicha habitación era igual de blanca y aburrida que el resto de la casa. Era muy diferente de como solían ser los cuartos de ella y de Rock. El Dr. Light les permitía decorar y decidir la estructura de sus áreas respectivas, mientras estuviesen bien mantenidas. Ella, por supuesto, mantenía todo impecable. Rock, no mucho. Su cuarto era un completo caos; se preguntaba cómo alguien podría sobrevivir en semejantes condiciones. Por supuesto, él le dijo que sólo estaba exagerando, pero aun así, era un rasgo de Rock que ella recordaba muy bien.

Y ya que estaba aquí, el que le asignaran los deberes de mucama por el día de hoy le recordó lo mucho que echaba eso de menos.

- ¿Señorita Roll?

La voz de Fumiko la trajo de vuelta a la realidad. – Oh, lo siento. Me quedé divagando por un rato. – se disculpó Roll. – Me encargaré del desorden de Patarche. – Le lanzó una mirada de regaño al pequeño cachorro que intentó parecer inocente. – ¡Les avisaré cuando la cena esté lista! Oh, y asegúrense de cambiarse esas ropas, las meteré en la lavadora.

Con eso, Roll dejó a las dos niñas y al cachorro a solas en el cuarto de Chiyo. La niña de pelo más largo miró a su amiga como si quisiera decir algo, pero se debatía entre decirlo o no.

- ¿Qué te sucede? – preguntó Chiyo.

Fumiko se tomó un momento para ajustarse las gafas. – O es que tiene un muy, MUY extraño sentido de la moda, o que no es humana. – dijo mirando a Chiyo. – Es un robot, ¿verdad?

Chiyo se congeló, y Patarche también pareció asustarse ligeramente. Se quedó en silencio por un rato antes que Fumiko volviera a preguntar. – ¿Lo es?

La otra niña suspiró. – Sí, lo es.

Los ojos cafés de Fumiko se ensancharon. – Pero... ¡pero eso va contra la ley! ¡Ninguna IA puede avanzar más allá de cierto punto, y los mecaniloides con aspecto humano, o cualquier otro tipo de máquina similar, están prohibidos!

- ¡Exactamente! – exclamó Chiyo, colocando en el suelo a Patarche y agarrándole las manos a la otra niña. – ¡Y es por eso que no le puedes contar a nadie!

- ¡No lo haré! ¡No te preocupes! – le dijo Fumiko, aunque no fuese solo para que su amiga la soltara. – Pero ¿quién la construyó? ¿Fue tu papá?

- No lo sé. Nunca la había visto hasta el día de hoy. – confesó Chiyo. Luego se quedó pensando por un momento. – Sabes, dijo que su nombre era Roll 2.5. Muy apropiado, considerando que se parece mucho a ella.

- ¿A quién? – preguntó Fumiko.

- Roll. DLN-002. – explicó Chiyo. – Era una de los robots de Light.

- ¡¿Light?! ¡¿Hablas del Dr. Light?! – La otra niña se quedó boquiabierta. – ¡No puede ser!

- Sip. – dijo Chiyo. – Papá tiene una biblioteca entera sobre el hombre. – Y estaba agradecida de que Patarche no se había puesto a romper los libros. – Aunque Roll fue construida para hacer labores hogareñas. Había otro robot que papá tenía en el laboratorio que se parece mucho a Mega Man.

Fumiko cruzó los brazos. – Ok, eso se me hace difícil de creer.

- ¡Pero es verdad! ¡Yo misma lo vi! – dijo Chiyo. – ¡Hasta tiene un Buster y todo! Aunque también se ve mayor que Mega Man.

- Bueno, ¿y cómo es?

Chiyo jaló a Fumiko para acercarla. – No importa lo que pase, no le puedes contar a nadie de esto. A NADIE.

- Sí, de acuerdo. Ok.

La niña de pelo más larga agarró a su amiga y comenzó a relatarle todo lo que había experimentado cuando Patarche escapó de ella y corrió hacia el laboratorio, mientras la otra niña escuchaba con los oídos muy abiertos y miraba a Chiyo con ojos enormes.

16 de septiembre, 21XX...

X suspiró mientras se reclinaba en su cama, habiendo leído todos y cada uno de los libros que le habían provisto, y sin encontrar nada interesante en la televisión. Sobraría decir que estaba muy, muy aburrido, sin mencionar celoso. Desde que Roll había sido llevada al lugar del Dr. Fujiwara, ¡la había mantenido allá prácticamente cada dos días! Le había dicho que quería probar su velocidad y eficiencia en lo que fue programada para hacer originalmente, pero X pensaba que solo era porque ella podría trabajar mucho más rápido que Cecilia.

- "Y aunque solo sea para limpiar la casa, ¡AL MENOS la llevan a alguna parte! Esto es tan injusto." – gruñó X para sí mismo. De repente, escuchó no un toque, sino un frenético golpeteo en su puerta. X inmediatamente se levantó de la cama y encontró a un Cain que se veía muy agitado, y en pánico. – ¿Dr. Cain? ¿Qué pasa?

- ¡No hay tiempo para explicar! – El humano jadeó antes de agarrar al robot por la muñeca. – ¡Tenemos que sacarte de aquí!

X de pronto se vio arrastrado por el corredor, dando vueltas por todos lados, y al mismo tiempo dándose cuenta del sonido de pisadas muy fuertes acercándose a ellos. – Dr. Cain, ¿qué está sucediendo? – volvió a preguntar el robot azul, deseando alguna respuesta.

- ¡Todo lo que necesitas saber es que tienes que abandonar este lugar! ¡De lo contrario, ellos te llevarán!

¿Llevárselo? Se puso a pensar en lo que eso significaba, pero entonces, lentamente, la realización vino a él. No necesitaba preguntar quiénes eran "ellos". Oh no, sabía muy bien quiénes eran "ellos". Aunque sabía poco sobre ellos, lo más importante, y tal vez lo único, que necesitaba saber, era que "ellos" tenían su vida en la palma de sus manos. Si descubrían su existencia, sin duda lo destruirían, o se lo llevarían a alguna parte, aislado del mundo para siempre.

- Pero... ¿pero cómo se...?

- ¡No lo sé! – le dijo Cain, dando vuelta en otra esquina. – ¡Pero ya se llevaron a Fujiwara en custodia! ¡Y creo que Roll también ha sido...!

El anciano se cortó en lo que decía cuando una pistola de plasma lo tocó justo entre las cejas. Varios otros humanos uniformados aparecieron a ambos lados de Cain y X, todos apuntándoles con sus armas. Iban todos vestidos de negro, con los rostros ocultos tras unos visores de cristal rojo. Llevaban armaduras protectoras ligeras sobre sus trajes y casi parecían ser máquinas, aunque con extremidades más delgadas.

- ¡Esperen! ¡No le disparen! – protestó X. El silencio se apoderó de todos. – Vinieron a buscarme a mí, verdad. Déjenlo a él en paz.

El escuadrón uniformado no dijo nada, pero de inmediato rodearon al robot, usando sus números para cortarle cualquier ruta de escape. Viendo que no oponía ninguna resistencia, la mayoría de oficiales disponibles lo escoltaron fuera de allí, dejando solo a unos pocos para ocuparse del Dr. Cain.

- Diablos. – dijo uno de ellos. – Quisiera ver cómo nos explican todo esto.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top