Probando
¿Cuánto tiempo había transcurrido? Ciertamente sabía que probablemente no fuese tanto como su sacudida mente le haría creer, pero sabía que ya debía llevar atrapado aquí más de unos cuantos días.
El 4 de julio era el día que su país natal celebraba su victoria sobre el imperio británico y se le reconocía su estatus oficial como nación independiente y pueblo individual. Tal vez no había mejor día para que Sigma escogiera iniciar su revuelta cuando ocurrió. Ciertamente le proveyó al Dr. Cain un mensaje bastante claro. Pero aun así, lo que no le quedaba claro era por qué seguía con vida.
Vile le había dejado ese hecho bastante claro al anciano humano desde que llegó, al igual que el hecho de que había muy poco que le impedía terminar como el Dr. Fujiwara, quien, acorde con el ex-Hunter violeta (y violento), probablemente ahora estaría siendo eviscerado por peces voraces en el fondo del mar de las Filipinas. Tal vez algunos tiburones les habría apetecido un brazo o una pierna, o ambas cosas. Desafortunadamente, ninguna criatura de las profundidades podría dar una evaluación sobre el sabor de los contenidos de la cabeza decapitada del hombre, siendo que Sigma literalmente se la llevó a alguna parte consigo.
Rumores circulaban sobre a dónde podría haber ido, y de lo que se habría hecho con ella, dejando abiertas las posibilidades de un tema de conversación entre los reploides que se pasaron al otro bando cuando se daban cuenta que Cain estaba dentro de su radio de escucha. Y dadas las restricciones de su actual confinamiento, era muy dudoso que pudiese ir a ninguna parte en un futuro cercano.
Cualquiera que fuese el caso, Phillip Cain era más que consciente de que su eventual destino podría no ser diferente, y que su actual seguridad era algo que podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos, dependiendo cuáles fueran sus siguientes movimientos, o cómo se sintiera Sigma.
El anciano recordaba bien las palabras que le dijo Vile, y el recién nombrado segundo al mando le había hecho una breve pero memorable visita luego de recibir la noticia de la muerte de Chill Penguin.
...
Un escalofrío atravesó la cámara donde se localizaba su jaula, y el anciano tuvo que envolver la manta que le proveyeron alrededor de sus hombros para, con suerte, bloquear un poco el frío. ¿Debería considerarlo una amabilidad, el hecho de que le proveyeran esto, o era simplemente para enfatizar lo inútil y patética que sus captores veían a la raza humana? ¿A la especie humana?
Ciertamente, la palabra "humano" por sí misma se había convertido en un término cargado de veneno y desdén, con tantos que lo decían de manera condescendiente o con un deje considerable de asco. Pero Cain observó que algunos de los hombres de Sigma habían decidido utilizar frases mucho más coloridas para describir a sus creadores orgánicos. Referencias a otras criaturas como los monos o las ratas salían a menudo, pero en última instancia fueron descartadas ya que decidieron que incluso los primates poco evolucionados y los roedores invasivos que se reproducían a un ritmo comparable al de los conejos merecían más respeto que un simple humano. Un homo sapiens valía mucho menos que una lombriz de tierra, o incluso una cucaracha, ya que, a los ojos de los hombres de Sigma, incluso si esas criaturas estaban compuestas de materia orgánica, o "carne", se habían ganado su lugar en este planeta. Billones de años de evolución, trillones, y tal vez incluso más especímenes que habían muerto para que aquellos que construirían el futuro pudieran sobrevivir.
Irónicamente, el valor de cualquier criatura que no fuera como ellos se basaba solamente en cuánto tiempo habían estado allí desde la formación del mundo, y aquellos que habían continuado sobreviviendo a través de los varios incidentes que casi aniquilaron toda la vida en el planeta durante el tiempo antes que los mamíferos se convirtieran en la especie dominante.
Los días antes del hombre.
De nuevo, hubo otra ironía en ello, viendo que esta escuela de pensamiento estaba basada en un entendimiento muy vago sobre la teoría de Darwin sobre la evolución. ¿O acaso sería una nueva forma en la que los reploides veían dicha teoría? Cain no estaba totalmente seguro. El punto era, que todos aquellos alineados con Sigma veían a los humanos como casi inútiles y completamente desechables.
Así que, si ese era el caso, ¿por qué seguía aquí?
De repente, escuchó la puerta de la pequeña habitación que contenía su prisión abrirse, y una silueta bípeda entró por dicha puerta antes de cerrarse de nuevo automáticamente. Sin embargo, al ver quién era su visitante, Cain se quedó aún más confuso.
El ex-hunter de armadura violeta caminó algunos pasos de frente, y Cain se dio cuenta que los barrotes que lo tenían encerrado eran también lo que le impedía a su recién llegado visitante entrar, y los confines se volvieron un escudo involuntario para el humano atrapado. Aun así, barrotes o no, órdenes de Sigma, sabía que la máquina de guerra no habría venido a visitarlo simplemente para hablar. E incluso si viniera a hablar, el tema de interés podría ser potencialmente una amenaza a su vida en ambos sentidos.
– ¿Acaso Sigma te ha enviado a recogerme? – cuestionó el Dr. Cain. Vile se detuvo a pocos metros de su celda, con su cara oculta tras el casco y las densas sombras que proyectaba, pero el humano no pudo evitar sentir que era observado cuidadosamente, aunque por un par de ojos que era incapaz de ver. – Si ya decidió matarme, podría al menos darme la cortesía de hacérmelo saber.
Vile resopló de burla inmediatamente, como si esperase que el anciano dijera tal cosa.
– Cómo no. – le respondió. – Lo creas o no, intenté apelar con Sigma para mantener vivo a Fujiwara para que mantuviera vivo a Fujiwara en lugar de a ti. Cierto, no podría importarme menos ese bastardo, pero dada la elección entre ustedes, si teníamos que dejar a alguien vivo, ¿por qué no mejor el sujeto que sabe una cosa o dos sobre cómo hacer mantenimiento y ensamblaje de máquinas?"
– ¿Por qué tuvo que llegar a ese extremo? – replicó Cain. Ciertamente, sabía que era inútil discutir, pero el recordatorio de que uno de sus coleas había sido desechado como si no fuese nada estaba en todas partes. Los confines de su prisión servían para reforzar eso también. – ¿Qué utilidad habría en matar a Sho Fujiwara? – inquirió, aunque sabía que la respuesta a esa pregunta sería sombría y tal vez algo que no querría escuchar. – ¿Por qué Sigma envió a algunos de sus hombres a Arcadia antes de que los misiles impactaran para encontrar a su hija? ¿Acaso la considera a ella digna de vivir, pero no a su padre?
– No exactamente. – espetó Vile. – Al contrario, la considera potencialmente más inútil que tú en este momento. Por como él lo ve, si la hija de Fujiwara muere, lo más probable es que afecte en poco o nada.
– Entonces ¿por qué molestarse en pasar por tantos problemas para traerla aquí? ¿Con su padre? – replicó Cain.
– ¿Y quién dijo que la estábamos trayendo con él? – espetó de nuevo Vile.
– Pues entonces ¿por qué intentaron secuestrarla?
...
Fue entonces que recordó cómo Vile se quedó en silencio, aunque la razón, Cain seguía sin estar seguro cuál era. ¿Acaso su pregunta lo hizo enfadar? ¿O lo confundió? ¿Quizás ambas cosas o ninguna?
Cualquiera que fuese el caso, su respuesta atrapó por sorpresa al anciano.
...
– ...traerte aquí con vida fue idea de Sigma. – le dijo el Maverick violeta al humano prisionero. – Mantenerte con vida también es parte del trato, tienes suerte. Sin embargo... tu caso es otra cosa aparte del de la mocosa de Fujiwara.
– ¿Cómo así? – cuestionó Cain.
De nuevo, su respuesta fue silencio.
– ...si no puedo irme de aquí, ¿pueden al menos concederme eso?
Le llevó un tiempo, tanto que Cain estaba convencido de que no obtendría respuesta, pero en última instancia, y para su gran shock, Vile le respondió. Aunque lo que tenía que decirle hizo muy poco para aclarar las cosas.
– Fue una sugerencia de uno de los... confidentes del Comandante.
– ... ¿Y ése quién es?
Los ojos de Vile brevemente se encendieron, emitiendo un destello visible de rojo desde la pequeña área rectangular de su casco. Irónico, considerando que nada respecto a él era natural, pero la visión del resplandor rojo infundió un miedo primigenio en Cain que no estaba seguro de haber poseído hasta ese momento.
– ...sólo es un amigo. – respondió Vile. Y luego, soltó una ligera risa. – Por supuesto, considerando que nadie dice haberlo visto, podrías asumir que Sigma está hablando con un fantasma.
Planta de armas abandonada...
Todavía continuaba insistiendo, preguntando, buscando desenterrarlo. Quería saber por qué estaba aquí, con su creadora, una mujer que le robó todo lo que una vez fue ella misma. Lo que él se temía, lo que creía que sucedería, lo que había empezado a dudar... pero entonces, se convirtió en lo que había descubierto.
Se había convertido en la verdad. Lo había visto con sus propios ojos. Sabía la realidad de su situación, sabía cómo los había afectado a todos. ¿Por qué ella estaba tan ciega al respecto?
– ¿Cómo estás tan seguro de que no lo volverá a hacer? – le preguntó Break Man a Quake Woman, que se dirigió hacia el sofá azul que estaba en la sala. – Ella ha demostrado que es capaz y ya lo hizo, ¿por qué ibas remotamente a considerar la idea de quedarte con ella?
Los ojos verdes de la Robot Master con coletas permanecieron relativamente neutrales, junto con el resto de sus rasgos delicados, y su piel parecía ser pálida en comparación a la de su creadora. Pero, dada la historia mezclada de las Islas Filipinas, Break Man de nuevo recordó la complejidad y extrañeza de la genética humana y sus costumbres, y de la especie en general.
Seres tales como él, máquinas, robots, incluso si no fueran tales, había notado que incluso el Dr. Light le había dado rasgos que lo endurecían ante otros a quienes le presentaban. Hasta cierto punto, tal vez esto fuese necesario, pero en última instancia, Break Man ahora entendía que todo esto era un acto, un simple show. A pesar de sus ojos cálidos, el hombre con barba jamás se preocupó por él.
Lo había demostrado aquella noche, durante esa charla con la Dra. LaLinde.
– Porque, a pesar de sus acciones previas, ha expresado un gran arrepentimiento y remordimiento por ellas. Y por lo tanto, ha hecho lo mejor posible para mitigar los efectos que quedaron tras mis extensivas reparaciones.
¿Extensivas reparaciones? ¿De qué estaba hablando? Incluso con todo lo que sabía, LMN 001, Quake Woman, Tempo, esta otra máquina, este ser que había enfrentado aquello de lo que él siempre había estado huyendo, ¿le estaba diciendo que su punto de vista estaba mal? ¿Que era incorrecto?
... que todo lo que había sido... que quizás el hombre que lo había salvado ¿en realidad lo que había hecho era...?
No. No, eso no podía ser. Era imposible. Ridículo.
– No hubo reparaciones. – contraatacó Break Man a las palabras de Quake Woman, que había transicionado a su estado alterno, sin armadura, y su atuendo se transformó en el mismo que aparecía en el retrato que colgaba de la pared. En efecto, las dos Tempos eran perfectos reflejos una de la otra en casi cualquier forma. De la misma manera en que el robot azul se veía muy similar a sí mismo, lo cual sólo confirmaba aún más sus sentimientos. Lo habían echado a un lado y reemplazado por otro.
– Ella te reprogramó. – añadió, continuando su discurso con la máquina más humanoide. – ¿Sabes lo que eso significa?
Los ojos verdes de Tempo no registraron sus palabras al principio, y el estado actual de su procesador más o menos dictaba que le habían hecho una pregunta, y que lo más apropiado era responderla.
– Reprogramar es el acto de reescribir completamente el procesador de una máquina, o una porción vital de su disco duro interno. – le dijo a Break Man como si fuera un hecho, aunque había cierto deje de perplejidad como si no entendiese por qué él le había hecho esa pregunta en primer lugar. – Soy plenamente consciente de lo que significa. Toda máquina lo es. – Hizo una pausa. – A veces, simplemente no nos damos cuenta hasta después de que ya ha sucedido.
Las palabras de Break Man murieron en su garganta.
– En este momento... no estoy segura de quién es LMN 001. – le dijo. – Quake Woman es una Robot Master cuya función es el reconocimiento geográfico y, si es necesario, la exploración. Aunque... – Sus ojos verdes se desviaron hacia la piel artificial de su palma, debajo de la cual yacían los componentes necesarios para invocar un taladro de gran tamaño que la reemplazaría si era necesario. – La última adición fue más reciente. Una que... en última instancia, puede que necesite más pruebas.
El robot rojo y gris levantó una ceja debajo de su visor oscuro y el casco que ocultaba su rostro. – Ella planea llevarte a excavaciones de nuevo, ¿no? – le preguntó, con la voz cargada de asco que iba en aumento. – A pesar de lo que pasó, ¿ella todavía te quiere llevar allá abajo? ¿Debajo de la tierra?
Estuvo a punto de decir la última porción de su pregunta, pero se detuvo de decirle "¿Volver a la oscuridad?"
– Está tomando precauciones. – respondió Tempo. – Ella misma lo ha solicitado. Y hasta donde yo sé, nuestro cliente ha acordado hacer acomodaciones en relación al desarrollo de mi recepción y salida emocional.
– ¿Y cuánto tiempo durará eso? – preguntó Break Man.
Tempo parpadeó. – No te entiendo. ¿Imagino que no tendrás problemas con explicarme?
– La Dra. LaLinde ya antes saboteó tus circuitos, así que ha demostrado que sabe cómo hacerlo. ¿Quién te dice que no lo volverá a hacer?
– Yo no creo que lo haga. – respondió Tempo.
Blues, por su parte, se quedó perplejo.
– ¡¿Por qué?! – le gritó, hirviendo de frustración.
Pero al hacerlo, aunque no se dio cuenta del todo, los ojos de Tempo se ensancharon por un breve momento, como si el volumen de su voz hubiese presionado algo dentro de ella, una sensación con la que ella estaba familiarizada, pero que no tenía ganas de volver a visitar. No había peligro, se dijo a sí misma. Este era Blues Light, el hijo del Dr. Light. El hijo del gran amigo de su madre.
El hermano de sus dos amigos. Amigos a los cuáles él había atacado.
– Como dije antes, ella ha expresado remordimiento y prometió que nunca más volverá a ejecutar el procedimiento por ninguna razón. – respondió la castaña. – Yo ya la he perdonado, y con el perdón viene la confianza, ya que ella ha demostrado lo arrepentida que está por haber operado en mi circuito emocional en primer lugar.
Break Man desvió la cabeza siseando, dándole la espalda a su anfitriona. Cierto, era consciente de que no estaba exactamente siendo muy cortés, pero apenas podía creer lo que ella le estaba diciendo. ¿Estaba en completa negación?
– ...y tú querrías lo mismo, ¿verdad? – dijo Blues quedándose rígido.
– ... ¿qué dijiste?
Pasaron unos pocos segundos de silencio entre ellos antes que Tempo continuara.
– Sé muy bien lo que pasó antes de que yo perdiera la conciencia antes de que ocurriera el apagón. – le dijo. – Sé cómo el Dr. Wily supuestamente encontró una máquina en el Amazonas que parecía tener como propósito acabar con toda la vida en el planeta. Pero, antes de eso, en la celebración por los logros de Rock al detener a Wily, tú apareciste. – Hizo una pausa. – ... Y luego, cuando lo hiciste, trataste de lastimar a Rock. – Se detuvo de nuevo. – ... Por supuesto, fallaste, aunque de cierta forma, tuviste éxito.
Break Man no dijo nada, no se atrevía a darle la cara a Tempo. Ella no estaba totalmente segura de cómo leer esto, si fuera que estaba contemplando sus palabras o resistiéndose a ellas. Aun así, encontró que, a medida que su charla iba avanzando, encontraba aspectos del procesamiento emocional y expresión del robot que le resultaban bastante insatisfactorios.
Se atrevería a decir, incluso, que creía que empezaba a ponerla de mal humor.
– Irónicamente, de no haber sido por la intervención de Rock, probablemente habrías tenido que volver arrastrándote al lugar donde descansaba esa enorme computadora. Ra Moon, así se llamaba, ¿no?
– ...lo reconoces. – notó Break Man, pero todavía no se giraba para encararla.
– ... Él es... era un ser vivo, igual que nosotros, ¿no? – cuestionó Tempo. – Había vivido lo suficiente para hacer un impacto en el mundo. Uno que por lo que escuché de aquellos que siguen en el poder, aunque inciertos, dicen que un cambio es inevitable.
– El cambio es inevitable, y punto. – respondió Break Man. – Sin importar cuánto lo queramos o no.
– Tu cambio ayudó a salvar al mundo, ¿no? – dijo Tempo. – El cambio en tu decisión de matar a Rock y en lugar de eso ayudarlo a él y al resto de los Robot Masters a derrotar a Ra Moon. Por la forma en que yo lo veo, tú y la Dra. LaLinde están en el mismo bote en relación al dilema de redimirse por sus acciones. Ella ha hecho todo lo que está a su alcance para remediar lo que ha hecho. ¿Y qué hay de ti? Atacaste a Rock, y poco después le disparaste a Roll. – Entrecerró las cejas, aunque de manera subconsciente. –Sólo fue gracias a la pura suerte y a las habilidades del Dr. Light que ella no está en un estado similar al mío, quizás.
Break Man permaneció en silencio, pero mantuvo una pregunta en su mente. "¿Acaso me odias entonces?"
– Al escuchar eso, me sentí... decepcionada. – confesó la castaña de cabello largo. – Yo... admitiré que no nos hemos conocido por mucho tiempo, y quizás no sepamos mucho una de la otra todavía, pero Roll es alguien a quien creo poder considerar una valiosa amiga, alguien a quien... disfruto de tener ocasionalmente en mi vida. También a Kalinka... incluso si ella es un poco más... excitable. – Se mordió el labio. – Así que, dado que tú presumiblemente le diste la espalda a las ambiciones de Ra Moon, ¿debería extender mi perdón a ti también? ¿Debería extenderte mi confianza? ¿Mi hospitalidad? – No pudo evitar que se le escapara un ligero gruñido en su voz con la última palabra.
– ... ¿perdón? – dijo Break Man, aparentemente procesando lo que acababa de decirle, pero repentino gesto de cerrar su puño indicaba que había recibido sus palabras de una manera en que no ayudaba a la situación. Antes que Tempo pudiese responder, finalmente se dio la vuelta, con la bufanda dorada que había alrededor de su cuello agitándose, y gritó con una voz llena de furia: – ¡No NECESITO el perdón de nadie! ¡Ni de él, ni de ella, ni de ti, ni de nadie! ¡Y no tengo intenciones de darle mi perdón a nadie!
Esta vez, él lo vio.
Fue sólo un destello, una pequeña luz, pero de nuevo, ella expresaba algo en esos ojos vidriosos. Ella no se movió primero, pero tras algunos segundos Tempo se movió de su posición, arqueando su espalda en el cojín que estaba detrás de ella, como si intentase poner una pequeña distancia entre ambos ella y Blues.
– ... Entonces, ¿qué cómo es que estás aquí?
– ¿Qué? – Break Man no le entendió.
– Si realmente no necesitas a nadie, ¿cómo fue que sobreviviste todo este tiempo? – le preguntó de nuevo. – ¿O es que aprendiste a repararte a ti mismo mientras te ocultabas?
El robot rojo y gris se quedó sin habla.
– Mejor todavía, considerando que eres un invitado aquí, tal vez yo también tenga derecho a exigirte algunas respuestas a mis preguntas. – empezó a decir Tempo. – Me parece que es justo, considerando que incluso te concedí una audiencia tras todo lo que ha pasado.
– ¿Entonces por qué lo hiciste? – preguntó Blues.
Tempo desvió la mirada, empezando a juguetear y a encogerse en su posición ahora sentada. – Porque la Dra. LaLinde dijo que debes haber experimentado muchas cosas desde que dejaste al Dr. Light. Después de todo, Rock y Roll sólo tienen algunos años de edad técnicamente hablando, y tu construcción fue registrada apenas cinco años antes que ellas. Has estado vagando por el mundo por tu cuenta por casi una década y media.
Break Man giró su cabeza. – ... Estoy bien por mi cuenta. – masculló.
– Entonces ¿te reparas a ti mismo?
– ... bueno, más o menos. Un poco. Pero...
– ¿Pero qué? – cuestionó Tempo. – El Dr. Light ciertamente no fue quien te reconstruyó. Vi las fotografías que les tomaron a ti y a él cuando fuiste creado por primera vez. Tu apariencia ha cambiado. Así que ¿fuiste tú el que lo hizo, o fue alguien más?
– Eso... es un poco más... complicado que eso.
– ¿Cómo así? – inquirió ella. – Como yo lo veo, una pregunta como esa, sólo tiene dos posibles respuestas. Y aún más, ¿cómo es que llegaste a saber de mi situación? ¿Y el lugar dónde vivo?
Break Man bajó la cabeza, tapándose los ojos mientras miraba su palma de metal rojo. – Yo... – empezó a tartamudear. – Yo... vi el metraje de lo que sucedió en el show A.R.T.S., y... me entró curiosidad.
– ¿De las Lanzas Esmeraldas? – preguntó. – ¿O de mí?
– ... No creí que fuese a haber un alzamiento de terroristas anti-robots. – confesó Blues. – Pero, no. No me importa lo que ellos piensan o hacen. – Apretó los dientes, y de pronto agitó la mano hacia un lado como si intentase apartar desechos que caían, y rugió mientras alzaba la voz: –¡Suficiente! ¡Ya sé lo que intentas hacer! ¡Ni se te ocurra tratar de darle la vuelta a esto contra mí!
Ella no dijo nada, pero otro destello apareció en sus ojos. Sólo que, en lugar de una trepidación helada, este poseía cierto calor. – ¿Y cómo es que estoy haciendo eso?
– ¡Estás tratando de desviar mis preguntas! – espetó Blues. – ¡La Dra. LaLinde te reprogramó, y sé que fue ella con quien el Dr. Light estaba hablando sobre hacerme a mí lo mismo! ¡Vine aquí para averiguar qué fue lo que te poseyó para que te quedaras con la persona que te lastimó, y no has hecho más que darme respuestas a medias y basura emocional que sólo usas para sentirte mejor!
La castaña se levantó del sofá, todavía manteniendo una distancia razonable, pero la imagen de él parado frente a ella mientras estaba sentada comenzó a hacerla sentir incómoda. Aunque fuesen casi de la misma estatura, le vino la sensación de que Break Man tenía un considerable poder de control sobre cómo iban las cosas. Demasiado para su comodidad.
– Te he respondido todo lo que me has preguntado, en la mejor medida de mis capacidades actuales. – respondió Tempo. – Simplemente estás insatisfecho con lo que tengo que decirte.
– ¡Porque es ridículo! – espetó él. – Esa mujer en la que confiaste, a quien llamas tu familia, tu madre, ¡ella te destruyó! ¡Te mató! ¡Tú no eres la misma Tempo que la que aparece aquí! – Señaló al retrato en la pared. – ¡Y tratas las acciones de la Dra. LaLinde como si fueran algo que puedes simplemente perdonar y olvidar!
– Olvidar, no, pero perdonar, sí. – respondió Tempo. – He elegido perdonar a la Dra. LaLinde porque no quería quedarme en el mismo lugar que estaba cuando ocurrió el accidente.
– ¡No tienes garantía de que no volverá a suceder!
– Por la mano de ella, sí la tengo. – replicó la otra máquina. – Ella no me va a lastimar. No puedo cambiar lo que ya sucedió, ni en mi caso ni en el de nadie más.
– ¡¿Pero te arriesgarás a dejar que vuelva a suceder?!
– No hay ningún riesgo presente, así que no. – respondió Tempo. – ¿Acaso había algún riesgo cuando huiste de los Laboratorios Light?
Los ojos de Break Man se ensancharon del shock, aunque ella no podría verlos. – ¿Qué...?
Tempo se preguntaba si acaso se habría sobrepasado, pero en última instancia continuó hablando: – Lo dijiste tú mismo, que oíste a Light hablando con mi creadora sobre alterar tu personalidad, pero eso nunca llegó a suceder. Él nunca tuvo la oportunidad de hacerlo. Entiendo cómo te sientes al respecto, pero el Dr. Light no le ha hecho nada de eso a Rock o a Roll, mucho menos a cualquiera de sus otras creaciones. Así que ¿por qué hay que temer? ¿Ni siquiera has considerado la posibilidad de que tal vez te acepten?
Break Man no respondió, pero sus ojos se fijaron en una de las fotos cercanas, a pocos centímetros de la propia Tempo. La imagen del Dr. Light ligeramente más joven, cuya cara sonriente se reflejaba en el grueso visor de su casco, esos familiares ojos azules y tez color durazno ahora eran tan claras para Blues como lo habían sido cuando vio por primera vez al hombre. Su creador. Su padre.
«¡Bienvenido al mundo, mi querido muchacho!»
– Comparado a lo que Wily le ha hecho a otros como Cut o Guts Man, Light a ti no te ha hecho nada. – señaló Tempo.
Él no le respondió, con los ojos todavía fijos en el retrato.
«Lo prometo, pronto te aliviaré de tus armas. Serás como cualquier otro niño.»
– Entonces, ¿por qué te rehusaste a ir con él?
«Te lo prometo, pronto tendrás una vida normal, conmigo.»
– ¿Te ha hecho algo tan devastador que no puedes perdonarlo, no importa lo que pase?
«Te amo, mi querido muchacho»
– ¿O acaso el problema es que no puedes perdonarlo por nada?
A pocos momentos de formular su pregunta, ella recibió su respuesta. No sólo a dicha pregunta, sino a todo lo demás. La fuente de su furia, su resentimiento, su desprecio por el hombre que lo había construido, todo. Y también la pregunta del peligro en el cual estaba debido al ruido de vidrio que se rompía resonando en sus oídos, junto con su voz lívida y furiosa que le gritaba todo lo que estaba sintiendo en ese momento.
– ¡ÉL ME REEMPLAZÓ!
...
Ya no importaba, pero no podía evitar preguntarse cómo habrían resultado las cosas, lo que pudo haber sido, de no ser por su falta de control en ese momento.
Tal vez, sólo tal vez, no habrían ocurrido tantos problemas de los que siguieron, tanto para el hijo descarriado de Light como para su anfitriona.
... especialmente su anfitriona.
– "Tempo..."
– ¿Puedes ver algo? – Se sobresaltó un poco, y su contacto registró que lo había sorprendido sin querer al hablare tan de pronto. – Lo siento, pero ha pasado un tiempo desde la última vez que tuve una actualización.
– N-no, está bien, no hay ningún problema. – le respondió Ray B. a Roll, mientras sus ojos escudriñaban el área, y la cámara donde logró llegar estaba cubierta en una densa oscuridad. – ¿Ha habido algo en el lado de X? ¿O de... parte del rojo?
– Por lo que sé, los Hunters de Abel City han logrado llegar a las minas de Zalts y ahora están tratando de asegurar el área. – le explicó. – Pero, aparte de eso, no podemos contactar con X y Zero en este momento. Supongo que la profundidad o altitud a la que se encuentran interfiere con las señales.
– Así que no hay mucho que se sepa.
– Aparte del hecho de que ya se han hecho cargo del Maverick a cargo allá arriba. – respondióRoll. – Mejor así, para que puedan volver a casa pronto.
Ray B. se quedó callado, sin saber cómo responder.
– ... Por ahora, supongo. – murmuró. Luego decidió redirigir la conversación, mientras escaneaba la cámara con sus ojos cubiertos. – Como sea, no estoy seguro de dónde me encuentro en ese momento. – admitió antes de llevarse la mano hacia el su pecho. – Pero... hay algo aquí.
– ¿Algo como qué?
– Todavía no lo sé. – confesó Ray B. – No sé de dónde viene, pero empiezo a creer que aquellos que te están causando problemas esperaban que todos asumieran que este lugar estuviera abandonado. Después de todo, con todo lo que ha pasado, ¿para qué se arriesgaría a alguien a venir a un lugar como este?
– Suena como si tuvieras experiencia. – mencionóRoll. – ...Lo siento por eso.
– No es diferente de la tuya, o la de los demás en este momento. – respondió la figura negando con la cabeza. – Además, esta es la primera vez para muchos, comparados con otros que conozco.
Se mordió el labio, y todo se quedó en silencio. Roll no escuchó más palabras de su contacto mientras comenzaba a buscar por el lugar, donde el ambiente oscuro albergaba varias computadoras y registros en bases de datos. Sin embargo, si alguna de ellas seguía funcionando, eso era debatible. Si no, quizás tendría que jugar un poco con ellas, si lo podría llamar así.
– ...Bueno, en este momento, aunque las cosas no están exactamente muy discernibles allá, ¿qué opinas sobre dónde estás ahora? ¿Algo que valga la pena notar?
Ray B. palpó los bordes de una máquina de forma cúbica con sus dedos, antiguos pero todavía funcionales, deslizándose por las teclas que logró encontrar. Sus ojos empezaban a empeorar, pero después de salir de esta isla, los reemplazaría.
Se lo había prometido a aquellos a quienes dejó atrás al venir aquí.
– Están construyendo cosas aquí. – le dijo a Roll, deslizando sus dedos sobre las teclas de un panel de control que logró encontrar. – Pero no puedo decir con certeza lo que son, al menos aquellos que todavía no tienen carcasas externas.
– ¿Carcasas?
– Sí. – respondió Ray B. – O, y disculpa si suena escalofriante, cuerpos. No es exactamente gracioso, pero...
– Eh, hasta cierto punto. Debo admitir que, cuando Kalinka comenzó a alcanzar sus años de adolescente, algo que recuerdo haberle pedido al Dr. Light fue que me hiciera un poco más alta. –dijo Roll, antes de hacer una pausa. – ...entre otras cosas, tal vez.
– Lo criticas por ello, pero tú eres igual de mala mentirosa que tu hermano mayor. – señaló Ray B. – Y me pregunto si serías incluso peor que el propio Rock.
Continuó palpando el panel hasta que descubrió un botón que podría presionar, pero en última instancia descubrió que la máquina que estaba examinando ya no tenía energía para dar.
– ¿Qué ocurre? – cuestionóRoll, notando que Ray B. había vuelto a quedarse callado. En efecto, no lo había notado antes, pero él SÍ que le recordaba a alguien.
– Parece que aquí no hay energía. – le respondió. – Pero si ese es el caso, ¿entonces cómo voy a...? – Se detuvo, pensando en qué haría a continuación.
– Bueno, si no hay nada que puedas hacer, tal vez pueda pedirle a alguien que vaya y te ayude...
– No, está bien. Puedo manejar esto. – respondió Ray B. Comenzó a levantarse ligeramente su pesada capa. – De hecho... creo que tengo la técnica correcta para lidiar con esto.
– ¿Y cuál sería? – inquirióRoll, algo perpleja pero curiosa a pesar de todo.
– ... Es algo secreto, pero te lo contaré cuando vuelva.
– ... Eso es un poco enigmático para mi gusto. – le dijo Roll con honestidad. –...pero, confiaré en tu juicio.
Ray B. ladeó su cabeza. – ¿Así nada más?
– Salvaste a Chiyo y a Kenichi, junto con A-1. Creo que eso es suficiente confirmación para mí.
La otra máquina se quedó en silencio. – Confías en otros con mucha facilidad. Igual que tu padre y hermanos.
– Dentro de lo razonable, para que sepas. – contraatacóRoll. – Además, no me has dado razones para desconfiar de ti.
– Tampoco es que te haya dado muchas razones para confiar en mí. – respondió Ray B. – Pero te lo agradezco. Ahora, si me das unos momentos... – abrió un compartimiento en su pecho, en el cual se encontraba una gema de topacio cortada triangularmente junto a la cámara esférica donde normalmente se encontraría núcleo funcional de cualquier forma para un androide. Tenía grietas en varias áreas, y le sorprendía que no se hubiese hecho trizas hace año. Sin embargo, no era el topacio lo que le iba a servir.
Igualmente, este era igual de preciado para él... quizás incluso más que eso.
Un pequeño trozo de lo que parecía ser un fragmento de roca descansaba en el centro, anidado de manera apretada y oculta entre las grietas más profundas de la joya artificial. Por supuesto, el fragmento en sí mismo era más que solo eso. Sería aquello que le ayudaría a conseguir algunas respuestas.
– "... Tomaré prestado esto por un momento, Tempo. Seré cuidadoso, lo prometo."
Trayendo la pieza dañada de lo que alguna vez perteneció a una amiga cerca de la computadora inactiva, el diminuto fragmento echó chispas y aparentemente se activó, emitiendo una ligera descarga de electricidad que escapó de los confines de la piedra amarilla y haciendo contacto con el teclado, viajando a través de la totalidad del panel de control hasta que cada rastro de energía se disipó en la nada.
Entonces, el monitor se encendió, luego que la energía de la computadora fue restaurada. Aunque tendría que trabajar muy rápido, ya que no duraría para siempre.
Ray B. miró la pantalla azul brillante encendida frente a él, mientras la intensa luz se reflejaba en sus gafas oscuras. – Al menos Elec Man insistió en que me daría una carga antes de venir aquí.
Esta historia continuará...
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