Intento de rescate


Esto ya se había extendido lo suficiente.

Sigma se encontraba dirigiéndose hacia el sitio de excavación, siguiendo las coordenadas que le habían proveído Ray y Glenn.

- Gamma... muerto. – murmuró para sí mismo, mientras el pálido reflejo de la luz de la luna brillaba en la gema de su frente y sus ojos totalmente azules. – Toda su unidad... exterminada. ¿Cómo pudo un virus...? No. Ningún virus podría haber hecho esto. No totalmente. Esto... esto es algo que viene desde adentro.

Después de todo, ¿qué clase de virus podría alterar la personalidad de alguien, al punto de convertirse en un animal salvaje? Pero si no se trataba del Virus Maverick, ¿qué otra cosa podría ser?

Cualquiera que fuese el caso, después podría ocuparse de ello. Lo que Sigma ahora tenía en su cabeza era aprehender a ese Maverick rojo y ponerle fin a todo esto. Desde que comenzó este caso, o mejor dicho, que comenzó oficialmente acorde con el Consejo, los Maverick Hunters habían estado haciendo poco más que limpiando los desastres que este llamado virus había causado. Pero un virus corrompía los sistemas y causaba que las máquinas funcionaran incorrectamente, e incluso entonces, ningún virus que conocía podría causar un comportamiento tan violento. Pero de ser este el caso, de que se TRATARA de un problema interno con los sistemas de los reploides, ¿cómo podría ser resuelto?

Aunque no estaba dejándolo mostrar, Sigma comenzaba a sentir el peso del consejo sobre sus hombros. Le dejaron claro que querían que este problema fuese resuelto, y que lo querían rápido. En este caso, aunque no estaba seguro, sospechaba que esto causaba que sus hombres dudaran de sus capacidades.

- "Están cuestionando todo respecto a mí." – pensó. – "Todo lo que soy, lo están cuestionando."

Su capacidad para liderar a los Hunters, las capacidades de sus hombres, como habían estado en este caso durante meses, e incluso más, ¡si las mejoras que le dieron valdrían o no la pena! ¡¿Cómo podría el consejo sugerir tal cosa?! ¡¿Cómo se atrevían?! ¡¿Después de todo lo que hizo por ellos?!

Cuando encontrase a ese Maverick rojo, les daría a todas esas bolsas de carne ancestrales una prueba de sus habilidades. No sólo de liderazgo, ¡sino para encargarse de cualquier amenaza! Después de todo, ¿no era él Sigma? ¿La suma de todos los esfuerzos de los humanos para crear a la máquina perfecta? Cierto, X había venido antes que él, pero fue por las manos de los científicos del consejo que él fue construido. Ellos supervisaron todo; se aseguraron que sus sistemas tuvieran la IA más avanzada de su tiempo. Lo hicieron para que fuese el espécimen supremo. Lo hicieron para que fuese perfecto. No como a X, o a ninguno de los otros que vinieron después. Sólo a él.

- ¡Ray llamando al Comandante Sigma! ¡Repito! ¡Ray llamando al Comandante Sigma!

El reploide de gran estatura respondió a la llamada, algo sorprendido de oír de uno de sus hombres, especialmente ya que acababa de salir de Arcadia. – Habla Sigma. Reporte de estatus, ¿qué ha pasado?

- Oh, esto es malo. – escuchó a Glenn decir en el fondo de la llamada. – Esto es REALMENTE malo.

- ¡Esto es todo por mi culpa! – oyó gritar a X, claramente desesperado. – ¡¿Oh, qué he hecho?! ¡Roll, de verdad lo siento!

- ¿Qué está pasando? – preguntó Sigma, hablando con voz fuerte pero no agresiva. Solo al volumen correcto para capturar la atención de todos los que estaban sumidos en el pánico. – Ray, ¿acaso el Maverick ha sido avistado?

- ¡De eso se trata! ¡Vino aquí! – respondió Ray. – ¡La trampa funcionó y vino directo a ella! ¡Pero entonces se metió a otra tienda sin razón aparente, y se la llevó!

- ¿A quién? – cuestionó Sigma, con la voz mucho más fuerte. – ¡¿A quién se llevó?!

- ¡A una reploide que trabajaba aquí o algo! ¡No lo sé, ni siquiera recuerdo su nombre! – respondió Ray.

- "¡Demonios!" – Sigma maldijo mentalmente. – "Si esto se convirtió en una situación de rehenes, el consejo estará respirando sobre mi cuello." – Estaré allí en breve. Por el momento, sigan el rastro del Maverick, pero no dejen que sepa que los está siguiendo.

- ¡Entendido, señor! – respondió Ray.

- Y X, tú quédate con el Dr. Cain. – ordenó Sigma; el reploide azul escuchó al Comandante Hunter desde el receptor de audio de Ray. – Sigma fuera.

Terminó la llamada y comenzó a andar hacia el sitio de excavación. Las cosas no iban a su favor, en absoluto.

Algún tiempo después, en un área desconocida...

Cuando por fin la dejó en el suelo, Roll trató de escapar, solo para sentir que una mano le agarraba por la muñeca. No se atrevió a ver a los ojos a su captor, pero sí se tomó un momento para ver a su alrededor. Era el mismo paisaje de tierra seca y elevada desde el mar que la rodeaba, así que presumiblemente no se la llevó muy lejos, sólo lo suficiente del sitio de excavación como para no verlo. Vio a lo que tenía frente a ella: una puerta masiva y oxidada que su captor abrió a la fuerza con una sola mano. Le llevó algo de esfuerzo por no poder usar ambas manos, ya que de lo contrario Roll habría tratado de escapar de nuevo.

Una vez que hubo suficiente espacio, el Maverick rojo jaló a la otra rubia hacia adentro, guiándola como si fuese un perro desobediente siendo tirado de la correa. Dicho eso, y a pesar de sus constantes intentos de escapar de él, Roll se había dado cuenta de que no le había puesto una mano encima más que para sujetarla. E incluso entonces, sólo usaba la fuerza suficiente. Podía sentir la firmeza de su agarre, pero no le causaba dolor.

- "Ahora no hay tiempo para preocuparse de eso." – se regañó a sí misma. – "¿Qué clase de lugar es este?

Sin duda era una estructura muy vieja, un laboratorio dilapidado o fábrica pequeña. O quizás, un escondite. En efecto, Roll sospechaba que un lugar como este le habría venido de perlas al Dr. Wily. Casi todo en este lugar parecía no haber visto la luz del día en décadas, quizás hasta siglos. Y como ella no tenía idea de cuándo habría sido reclamada esta sección particular de la tierra, tal vez ese fuera el caso. Roll entonces vio que se la llevaban hacia una puerta que estaba enormemente deteriorada, pero todavía tenía visible el símbolo médico de la cruz roja.

¿Qué le aguardaba detrás de esa puerta? Sabía que su mente se estaba adelantando y conjurando tonterías sin sentido, pero no podía sacarse las imágenes de su cabeza. Una colección de herramientas enfermizas para usar de instrumentos de tortura, o una colección de reploides colgando mientras eran drenados de su energía, todo eso inundaba su CPU, pero Roll se forzó a volver a la realidad. Entrar en pánico no le haría ningún bien, y necesitaba despejarse la cabeza si quería escaparse de ese extraño rojo.

El Maverick abrió la puerta, y adentro había una pequeña mesa de operaciones, que estaba totalmente oxidada y no había visto uso desde hacía tiempo. Luego agarró a Roll y, a pesar de sus protestas, la levantó y la sentó en la mesa como si fuese una muñeca puesta de vuelta en su estante.

Se había dado cuenta de otra cosa sobre su captor: a pesar de ser capaz de mucho más, estaba tratando a Roll como si estuviese hecha de cristal o porcelana, casi como si se pudiera romper en cualquier segundo. Eso no quería decir que su forma de tratarla no dejaba mucho que desear (para empezar, NO le agradó para nada que la secuestrara), pero hasta el momento, el reploide rojo no había demostrado ningún signo de hostilidad hacia su rehén.

- "No me ha dicho ni una palabra, pero no es totalmente irracional, o eso creo." – Roll se quedó quieta, temblando cuando sintió que el Maverick rojo le agarraba su brazo dañado. La articulación del hombro había quedado inutilizada por el disparo que recibió. – ¡A-Ah! ¡Hey! ¡Ten cuidado!

Su captor estaba jalando los cables dañados con demasiada fuerza. Fue entonces que se preguntó: ¿acaso estaba tratando de reconectarlos?

Al ver que no llegaba a ninguna parte, el Maverick rojo comenzó a buscar algo en ese pequeño espacio, aunque Roll no tenía idea de qué buscaba. La mitad de ella quería volver a salir huyendo, pero se recordó a sí misma que ahora estaba atrapada en un espacio mucho más limitado con este criminal. Lo que fuera que hubiese hecho, ella no lo sabría, pero hasta donde le concernía, Roll necesitaba saber que había sido designado como "Maverick" y era potencialmente peligroso. Ella no lo habría visto en persona, pero sabía del daño que cualquier incidente Maverick podría haber causado, lo que este Maverick podría causar.

- "¡Y este sujeto luce como si hubiese sido hecho a la medida para ese propósito!"

Ella no quería otra cosa que no fuera escapar, pero hasta que llegara esa oportunidad, Roll tenía que esperar pacientemente y, por lo menos, tratar de mantenerse con vida hasta que llegara posible ayuda. Fue alertada de la presencia de su captor de nuevo, y notó que el reploide sostenía lo que parecía ser un conductor pequeño y corto en sus manos.

- Y bien... ¿qué planeas hacer con eso? – le preguntó, genuinamente curiosa, pero todavía no le agradaba haber sido secuestrada. Finalmente, Roll recibió su respuesta cuando el Maverick colocó el conductor en el agujero de disparo que tenía el hombro. Los extremos sobresalían un poco, pero Roll se dio cuenta que de nuevo podía mover su brazo libremente. – Tú... ¿estás tratando de arreglarme?

Estaba sorprendida, tocándose el conductor en el hombro para confirmar que era real. Él no le dijo nada, y Roll fue incapaz de determinar si su silencio era una confirmación o una negativa. ¿Tal vez ella podría hacerlo hablar?

Entretanto, él comenzó a buscar entre los trozos de chatarra y basura que estaban esparcidos por todos lados. Este lugar podría haber sido elegido por Wily para esconderse, construir algo, o para atormentar a su creador y hermano de nuevo.

- Hey, escucha. Tal vez podamos llegar a un acuerdo. – sugirió. El Maverick rojo dejó lo que hacía y la miró. Se encogió un poco, comenzando a lamentar abrir su boca. – Uh, escucha, ¿qué tal si empezamos desde el principio? Mi nombre es Roll. – se presentó, aunque mayormente porque no se le ocurría nada más que decir. – ¿Y el tuyo?

Ella no recibió respuesta, solo esos receptores ópticos gélidos mirando directo hacia ellos. Su mirada era similar a la de un depredador, pero no era como si buscase placeres sensuales. En vez de eso, más parecía el semblante de un lobo que había traído a un conejo a su guarida, pero sin matarlo. En su caso, era como si el lobo jamás hubiese visto a un conejo antes, y ahora no sabía qué hacer con él.

- Uh, jeje, sí. – Roll se rio nerviosamente y señaló hacia su hombro "reparado". – Así que, gracias por esto. Pero ¿sabes? Esto podría hacerte quedar mejor. El no lastimarme potencialmente ni nada de eso.

Si podría entender o no lo que ella decía, Roll no podía estar segura. Con todo, lo que dijo pareció sacarle una reacción. El Maverick dejó salir un ligero gruñido, mostrando una cierta desaprobación ante tal posibilidad.

- Bueno, ya han enviado a dos Hunters a buscarte, así que sería mejor si te entregaras.

De nuevo comenzó a registrar entre los trozos de chatarra, ignorándola completamente.

- ¡Hey! ¡Sé que puedes oírme! – Alzó la voz, pero de nuevo, el reploide no le prestó atención. Ella resopló y cruzó los brazos. – "Bien. No eres el único que puede dar el tratamiento silencioso."

Entonces, oyó que el Maverick rojo abría la puerta para salir de la pequeña habitación.

- ¡H-Hey! ¡Espera! – Roll quiso protestar, pero él le respondió con una mirada que claramente decía que debía quedarse callada. Aunque no la hubiese lastimado (todavía), la reploide más pequeña sabía que no debía presionar su suerte. La puerta se cerró, dejándola atrapada dentro de la habitación.

En el sitio de excavación...

- Pero señor... – comenzó a protestar, pero el reploide más alto se mantuvo firme en su decisión.

- Tú te quedarás aquí, X. – le dijo Sigma en tono severo. X podía sentir el aura opresora y de mando irradiando del líder de los Hunters. – Sin ti, el Dr. Cain no tendrá protección.

- Sí, ya lo sé. – respondió X. Ciertamente entendía la lógica de lo que Sigma le decía. Pero todavía sentía que debía hacer algo. Roll ahora estaba en las manos de un criminal potencialmente peligroso, ¡y era por culpa suya! La maldita trampa con la tienda repleta de energía fue idea suya. Ese Maverick probablemente la vio reuniendo los cristales o Tanques-E adentro. – Oh, Roll, de verdad que lo siento. – murmuró.

Luego sintió que una mano se posaba en su hombro. O más bien, como si cubriera su hombro totalmente, dado su tamaño. – Ray y Glenn se encuentran muy arriba en su unidad. – le dijo Sigma al reploide azul, que se hartaba cada vez más y más con el miedo que sentía. – Y yo me uniré a ellos si necesitan más ayuda. – le dijo a X tratando de tranquilizarlo. – Tu hermana será rescatada y devuelta a ti en una pieza. Pero mientras tanto, quédate aquí a proteger al Dr. Cain si ese Maverick intenta volver. ¿Entiendes?

- Sí, entiendo. – respondió X. – Pero su brazo, recibió un disparo. ¿Qué tal si...?

- Quédate con el Dr. Cain. – ordenó Sigma antes de irse en la misma dirección en la que se habían ido los otros dos Hunters.

X se quedó a solas con el anciano humano, que estaba igual de preocupado por la reploide del lazo. – No lo entiendo.

- ¿Entender qué? – dijo el Dr. Cain girándose para ver a X. El reploide azul sacudió su cabeza.

- ¿Por qué querría llevársela? – preguntó. Sabía que era una pregunta inútil, pero no podía evitar hacérsela. – ¿Qué sentido tiene que se la lleve? ¡No es como que ella pueda hacer nada en su contra! ¡Diablos, si está completamente indefensa!

La preocupación consumía a X al punto que era insoportable. No quería hacer otra cosa que no fuera salir corriendo de este lugar ¡y encontrar a ese Maverick rojo por su cuenta! Pero en última instancia, sabía que a pesar de que su núcleo pedía a gritos que fuera tras Roll, si se iba y el secuestrador de pelo largo regresaba de nuevo, los humanos y los otros reploides aquí estarían desprotegidos.

El comportamiento de este Maverick también tenía confundido a Cain, especialmente cuando lo vio irse con Roll. Ni siquiera intentó hacer demandas o dispararles (asumiendo que tuviese algún arma); simplemente tomó a su cautiva y se marchó de la escena. Ni siquiera había tratado de pelear contra nadie en absoluto. Y aunque apenas vio al Maverick rojo por unos cuantos momentos, el Dr. Cain vio cómo fijó esos ojos azules en los de X, mientras este último hacía lo propio con el otro reploide.

Como si ambos ya se conocieran.

Locación desconocida...

No era su intención que las cosas resultaran de esta manera.

El Maverick rojo seguía sin tener idea de qué habría hecho mal. Todo lo que había hecho era ir en busca de alimento para sí mismo cuando no tenía nada. ¿Cómo podía ser un crimen alimentarse? Como fuera, estaba seguro de que eso fue lo que atrajo a esas máquinas que invadieron su hogar. Ellos le dispararon, y él tomó represalias hasta que ya no eran más una amenaza. Aunque el Maverick rojo tuvo que admitir que, aunque su cabeza estaba nublada y revuelta, podía identificar la creciente sensación de satisfacción al hacer caer a esos invasores con sus propias manos. Los otrora altos y orgullosos soldados se encontraron siendo volados por la mitad por sus propias armas mientras intentaban capturarlo, y la imagen de miembros rotos y arrancados era exhilarante.

Lo adoraba. Y un deseo de más había comenzado a florecer.

Pero las oportunidades de volver a hacerlo tendrían que venir después, ya que había sido descubierto a pesar de haberse hecho cargo de la amenaza, y estaba seguro de que lo habían seguido. Al encontrarse con ese bizarro conjunto de humanos y de seres como él, vio una tienda dejada deliberadamente abierta a plena vista, llena de cristales de energía y otros recursos. Era una trampa, y una parte de él, se sentía insultada por verlo. ¿Acaso lo tomaban por un idiota? Pero de cualquier manera, requería algo de energía, y podía permitirse llevar algo consigo, y luego hacer su escape.

Pero entonces fue cuando la vio a "ella", y luego ella lo vio a "él".

La rubia con el lazo verde inmediatamente atrapó su mirada; una sensación de familiaridad y deja vu lo golpearon con fuerza. Estaba espiando detrás de una de las otras tiendas, y alguien había venido a su mente al verla. Una pequeña porción de la intensa niebla de su mente comenzó a disiparse, permitiéndole formarse una imagen todavía dispersa pero más clara. El Maverick no podía recordar su nombre, pero la androide femenina que se había llevado con él tenía muchos rasgos en común con ella. La misma coleta rubia (no tan larga como la suya), los mismos ojos verde-azulados que lo veían con miedo, pero su voz era distintivamente más madura. Una voz que le recordaba mucho al cuerpo de una niña pequeña.

Una niña pequeña que lo miraba con los ojos llenos de lágrimas y suplicando. – Por favor! ¡No tienes que hacer esto! ¡No lo lastimes!" – gritaba de manera ahogada con una voz juvenil y chillona. – "Mira, tómame a mí, haz lo que quieras conmigo, ¡pero no le hagas daño a él!" – Luego recordó haber dado unos pasos hacia otra figura en el suelo. – "¡Por favor! ¡No, no le hagas daño! ¡Por favor, no lo hagas!"

Pero él no le prestó atención, y eso era todo lo que él recordaba. Lo que sucedió después se le escapó por completo. Había atacado al que vino por él tras haber despertado, pero luego pasó algo más. La siguiente breve imagen que vino a su mente fue una que había visto antes, la de aquel por quien la niña estaba suplicando que le perdonase la vida. Pero ella no estaba con él. Y eso fue lo último que había visto de ella.

- "T... tú... – Un robot más pequeño que él, que también se parecía a un niño a pesar de su armadura, le gruñó. –"Pagarás por lo que has hecho. ¡¿Me escuchaste?! ¡Te haré pagar!"

El Maverick sólo podía descifrar trozos y retazos de sus bancos de memoria, pero recordaba haber vencido a la máquina azul más pequeña que él, pese a que le dio una buena pelea.

Y entonces, "él" apareció.

"Él" no era el que le habían ordenado destruir. En su lugar, "él" era alguien como él mismo, y no como los otros que había visto. No, "él" era su igual. Era su igual y a la vez su opuesto de todas las maneras. Pero eso fue todo lo que alcanzó a ver de "él". Hasta que vio al androide de ojos esmeraldas antes de llevarse a la rubia. Se veía muy parecida a "ella", en serio, ¿pero era ella? Se veía muy diferente pero a la vez similar de muchas maneras. Igual que "él".

Así que tuvo que llevársela. Si se hubiera quedado, sin duda volverían a dispararle, y esos dos que lo habían seguido estaban allí. Así que simplemente se llevó a la chica a aun lugar donde pudiera tener un momento para observarla detenidamente. Y esos idiotas ya le habían "roto" su brazo, así que tuvo que arreglárselo. Pero él sabía que ellos vendrían por ella. Que "él" vendría por ella.

Y si ese era el caso, él estaría esperándolos.

Horas más tarde, en la mañana...

El sol golpeaba fuertemente sobre la tierra seca y elevada mientras dos Maverick Hunters se escondían detrás de una roca gigantesca. Finalmente, luego de mucho tiempo, habían logrado rastrear al bastardo rojo. Una enorme puerta oxidada se alzaba a poca distancia de ellos, con toda el área completamente en silencio.

- ¿Crees que deberíamos haber traído a X con nosotros? – le preguntó Glenn, a lo que el otro Hunter negó con la cabeza.

- Oh por favor. Ya sabes que sólo sería un estorbo. Diablos, probablemente hasta trataría de hacerse amigo de este sujeto. Idiota. – dijo burlonamente.

- Aun así, sería poder de fuego extra. – sugirió Glenn.

- Ya escuchaste al Comandante. – argumentó Ray. – X tiene que permanecer con el Dr. Cain, no importa lo que pase. El que hayan secuestrado a su hermana no tiene relevancia en esta situación.

- ¿Y cuál es nuestra situación actual? – preguntó una voz de barítono. Los dos Hunters se giraron para ver a su líder de pie a pocos metros de ellos.

- ¡Comandante! – dijo Glenn sorprendido.

- El Maverick rojo que exterminó a toda la unidad de Gamma. – dijo Sigma; Glenn y Ray bajaron las cabezas en señal de respeto por sus camaradas caídos. – ¿Dónde está?

- Adentro. – respondió Ray, señalando hacia el montículo que estaba a poca distancia de ellos. – Está adentro de esa puerta.

- "Bien." – pensó Sigma. Ahora lo tenían acorralado. – ¿Y la rehén?

Glenn guardó silencio por un momento. – No podemos decirlo con certeza. Pero estaba viva cuando se la llevaron.

No era mucha esperanza a la cual aferrarse. Roll podría haber sido destazada en pedazos a estas alturas por lo que sabían. Igual que el resto de sus amigos.

- Ya veo. – Sigma miró la gigantesca puerta oxidada que se alzaba en un lado de la montaña. – Muy bien. Déjenme esto a mí.

Ray y Glenn se quedaron estupefactos. – ¡C-Commander! ¡¿Usted solo?! – cuestionó Ray.

- Uno solo de mis hombres es más que suficiente. Y no permitiré que más reploides caigan víctimas de las atrocidades de este Maverick. – declaró Sigma, antes de avanzar hacia la puerta y prepararse para lo que estaba a punto de enfrentarse.

Todo estaba cayendo en su lugar bastante bien. Cierto, el que la mayor parte del equipo de Gamma hubiese sido aniquilado le daba ganas de hacer trizas a este Maverick por su propia mano, pero estaba pensándolo con cuidado. Tal vez esta reploide a la que el Maverick se había llevado con él le serviría a Sigma al final. Después de todo, ¿qué mejor manera de demostrar las capacidades de los Maverick Hunters, como su líder y comandante, que venir al rescate de alguien? Y se trataba de una reploide totalmente desarmada e indefensa; ¡una candidata perfecta! ¡Todo quedaba perfecto!

Esto resultaría muy bien, y el consejo nunca más se atrevería a dudar de él.

Adentro...

No había regresado en horas, aunque ella no podría estar seguro de si eso era una buena señal o no. Roll se dio cuenta que debió haberse quedado dormida en algún momento mientras se quedó sola en este cuarto, por lo que se levantó de la mesa y volvió a poner sus sistemas en línea tras un breve período de descanso. Miró el resto de su brazo dañado y se dio cuenta que el conductor todavía funcionaba como debía.

- "Bueno, al menos está esto." – pensó. – "Aun así... no puedo quedarme aquí."

Rápidamente saltó fuera de la mesa de operaciones y se dirigió a abrir la puerta. No había nadie a la vista, por lo que lentamente y en silencio se dirigió hacia la salida, haciendo la menor cantidad de ruido posible. Mientras caminaba por la estructura vacía y en silencio mortal, no pudo evitar pensar de nuevo en Wily. Esto le habría sentado perfectamente, pero eso le trajo otra pregunta: ¿por qué su secuestrador la trajo aquí? Parecía saber exactamente a dónde ir, como si estuviera familiarizado con este lugar. ¿Pero cómo podría ser eso? Ella jamás había visto a ese reploide rojo antes, pero se comportaba como si la hubiese visto antes. De hecho, tal vez eso era lo que la salvó de salir lastimada o algo peor.

Bueno, como fuese. Las autoridades podrían lidiar con todo esto. Por ahora, ¡ella tenía que escapar de aquí!

Roll continuó, caminando en línea recta para evitar perderse, con suerte. Este lugar, aunque enorme, no tenía ningún corredor que se dividiera, por lo que no era difícil de navegar. Pero su preocupación principal era saber dónde estaba el Maverick. ¿Seguiría aquí, o se habría ido? E incluso más, si lograba salir de aquí, ¿hacia dónde iría? No tenía idea de dónde estaba este lugar, mucho menos cómo volver al sitio de excavación. Pero sabía que no podía quedarse aquí, y no sólo para evitar que esos dos Hunters salieran lastimados, y especialmente tambié al Dr. Cain.

Cualquier pregunta en relación al Maverick rojo tendría que venir después.

- "¡Ah, sí!"

Roll vio la entrada principal. No perdió ni un instante en correr hacia adelante. La libertad estaba a pocos metros de distancia...

- ¡Ah! – Sólo para encontrar su camino bloqueado por su abductor de cabello largo. Ya hacía mucho que se le había agotado la paciencia. – ¡No podrás retenerme aquí! ¡La gente vendrá a buscarme!

Bueno, técnicamente lo harían los reploides, pero aun así. El Maverick rojo no dijo ni una palabra, simplemente continuó mirándola fijamente.

- De acuerdo, ¿puedes entenderme o no? – cuestionó ella. – Porque, de cualquier manera, tienes que entender que no puedo quedarme aquí. Y tú tampoco. Mira, ya que no me has hecho daño – señaló hacia su propio brazo – y aunque no es una solución a largo plazo, hiciste esto por mí, así que tal vez las autoridades serán más suaves contigo.

Roll se encontró dividida. Seguro, este sujeto la trajo aquí la estaba reteniendo en contra de su voluntad, pero todavía no la había lastimado a pesar de ser capaz de hacerlo. Sí, necesitaba pagar por sus crímenes, pero eso no significaba necesariamente que Roll quería ver que lo llenaran de agujeros por disparos de plasma.

- Entonces... ¿qué te parece esto? Llévame de vuelta al sitio de excavación, les explicaré a todos lo que pasó, y entonces lo único que pasará es que te llevarán bajo custodia. – le ofreció. Probablemente eso no fuera lo que el Maverick quería. Aun así, tal vez fuese su única oportunidad de salir con vida de aquí, dadas las circunstancias.

Intentó moverse hacia adelante, pero el reploide se interpuso frente a ella. Trató de irse en la dirección opuesta, pero él volvió a bloquearle su camino. Luego le puso la mano sobre su hombro ileso.

- ¡No! – protestó Roll, tratando de quitarse la mano de encima de su captor. – ¡No pienso quedarme aquí! – Comenzó a forcejear, peor el Maverick la sostuvo firmemente. – ¡Suéltame! – demandó, empezando a golpearle en el pecho.

En respuesta, sintió que le levantaban el cuerpo del suelo, y supo que su captor la volvería a llevar a aquella habitación.

- ¡No! ¡No voy a ir! ¡NO QUIERO IR! – gritó ella, retorciéndose todavía más. Pero la fuerza del Maverick era enorme, y con ese cuerpo hecho de materiales baratos, sabía que no podría superarlo de ninguna manera. – "¡Que alguien... me ayude!"

De repente, el sonido de la masiva puerta siendo abierta los alertó que ya no estaban solos. El Maverick rojo la soltó, y de tanto jalar y forcejear Roll cayó al suelo cuando la soltaron. Se giró para ver un rostro familiar y sintió alegría, pero su expresión se tornó en miedo cuando su secuestrador también giró la cabeza para ver a su salvador.

...

El Maverick rojo vio a un invasor que seguramente planeaba acabar con él. ¡Pero no! ¡Jamás permitiría que eso sucediera! Con un rugido, lanzó un puñetazo en la dirección de Sigma, a lo cual el reploide más alto esquivó con facilidad a pesar de estar a tiro para el golpe. La máquina renegada vio que había fallado y lanzó una patada, atravesando la pared con la pierna.

Ocurrió una pequeña explosión, y Roll tuvo que cubrirse tanto del estallido como de las esquirlas que salieron volando. Sigma de nuevo maniobró para esquivar el ataque, riéndose mientras lo hacía.

- "Esto es casi demasiado fácil." – pensó Sigma, aunque su semblante confiado flaqueó un poco al ver al Maverick caminando hacia él a través de una densa nube que provocó la explosión.

- ¡Deprisa! – le gritó a Roll, que estaba a poca distancia de allí. – ¡Sal de aquí!

La ayudante del Dr. Cain ya había servido su propósito; ahora era tiempo de que se marchara. Además, él tendría problemas si volvía sin ella ilesa.

Roll asintió y se dirigió hacia la puerta abierta. Su captor vio esto y corrió en su dirección para evitar que se fuera. Sigma tomó su oportunidad y se lanzó de frente, con la intención de atacar cuando su enemigo le diera la espalda. Pero al parecer el Maverick rojo se percató de esta táctica a último momento ya que se agachó para evitar el puñetazo del reploide más grande. Y antes de eso, Roll sintió que era agarrada y jalada bruscamente, provocando que ella y el Maverick rodaran por el suelo hasta detenerse. Aunque Roll quedó desorientada, su captor volvió a levantarse mientras ella seguía en el suelo. No dijo nada, pero sus ojos le daban una orden silenciosa de quedarse quieta.

El Maverick rojo volvió entonces su atención a Sigma, lanzándole puñetazo tras puñetazo en su dirección que Sigma esquivó casi sin esfuerzo. Aunque la libertad estaba justo frente a ella, Roll se vio atraída hacia la imagen de los dos reploides que peleaban entre sí. No sabía por qué, pero observar al Maverick rojo hizo surgir unas emociones muy familiares desde dentro de ella. El líder de los Hunters y el Maverick rojo se llevaron su batalla hasta las profundidades del escondite, y Roll fue tras ellos tratando de mantenerse escondida entre las sombras y las vigas de acero que sobresalían pese a estar severamente oxidadas. El Maverick continuaba lanzando su ráfaga de puños, pero Sigma levantó la pierna y, con una poderosa patada, mandó al otro reploide a estrellarse contra unos barriles de aceite vacíos, impactando tan fuerte que hizo eco por toda el área. El Maverick no se quedó en el suelo mucho tiempo, sino que rápidamente se levantó y se fue hacia Sigma de nuevo.

Pero justo cuando estaba a punto de golpear al Hunter, Sigma lo agarró y le dio la vuelta, para luego lanzarlo hacia arriba haciendo que su cabeza atravesara el techo. Roll dio un respingo mientras Sigma seguía observando, bastante complacido consigo mismo. Pero antes que hubiera tiempo para celebrar, el Maverick rojo empezó a moverse, saliendo del agujero que había creado. Viendo algunas secciones sueltas en el techo, arrancó un trozo de viga para usarlo como arma. Sigma no se dejó intimidar, aunque comenzaba a preguntarse si habría subestimado a su adversario. Cualquiera que fuese el caso, esto haría su victoria mucho más satisfactoria, y se aseguraría de hacer que este idiota pagara por hacer que lo subestimaran.

Entretanto, Roll reflexionaba, con sus ojos verde-azulados fijos en la pelea en curso. – "La forma como pelea... no hay ritmo o estructura en ello. Solo tira golpes a lo salvaje como si fuera un animal."

El Maverick arrojó lo que había arrancado en la dirección de Sigma, a lo cual el reploide más grande lo bateó hacia un lado. Los puños de ambos colisionaron de frente, creando un choque de energías que provocó una onda de choque, haciéndolos volar a través de la estructura.

- "Es muy poderoso. Tal vez demasiado." – observó Roll.

Y entonces, una posibilidad aterradora vino a ella, pero rápidamente la descartó. No, imposible. ¡Sigma ganaría al final! ¡Tenía que hacerlo!

- "Tiene que... ¡¿huh?!"

El Maverick rojo de nuevo estaba lanzando una ráfaga de puñetazos; Sigma saltó hacia arriba, concretamente hacia las barras de acero del techo. El Maverick hizo lo mismo, y Roll vio que el líder de los Hunters sacaba un sable de energía, cuya hoja verde resplandecía disipando algo de la oscuridad. Su oponente cogió un trozo de acero roto, con la intención de igualar la pelea.

Los dos saltaron de frente, y sus armas colisionaron entre ellas. Golpe tras golpe, Sigma aporreaba la "espada" improvisada del Maverick; el acero era denso y difícil de cortar, pero la energía de su propia arma lo iba atravesando poco a poco. Su oponente pareció darse cuenta de esto y comenzó a planear otra cosa.

Por fin, luego de mucho esfuerzo, la barra de acero quedó inutilizada cuando Sigma logró cortarla en dos, a poco de llevarse también la mano del Maverick rojo. Bueno, no importaba, simplemente lo compensaría cortando a este reploide a la mitad. Alzó su sable en alto, y el Maverick se lanzó estúpidamente contra él. ¿Qué estaba haciendo? ¡Él era quien estaba desarmado!

Sigma no le prestó atención, y se alistó para darle el golpe fatal. Los dos reploides cargaron de frente uno contra el otro; Sigma hizo descender su arma pero, para su gran shock, falló su objetivo totalmente.

Su oponente, por otro lado, no lo hizo.

Le llevó unos pocos momentos darse cuenta, pero al escuchar un fuerte *¡CLANG!*, se giró y vio que su brazo había sido cercenado de su cuerpo, todavía sujetando el sable con el puño cerrado. Sigma instintivamente sintió que una extraña sensación se apoderaba de él, y su enorme cuerpo comenzaba a temblar ligeramente. Su otrora fría mirada ahora estaba llena de terror, mientras el Maverick rojo comenzaba a reírse mientras se aproximaba a su oponente herido, listo para devolverle todo lo que Sigma le había infligido. Y mucho, mucho más.

...

Lo que antes fue alivio de pronto se deformó transfigurándose en un terror desenfrenado. Desde el ruido de metal siendo aplastado y destrozado, hasta los gritos de agonía del orgulloso Maverick Hunter, Roll no pudo más que mantenerse escondida de la vista, ya que no quería ser la siguiente en sufrir la ira de su secuestrador. Y los sonidos bajos y sombríos de una risa divertida que provenían de él hicieron que se le helaran sus circuitos internos. Observó cómo el Maverick rojo golpeaba a Sigma violentamente, sus puños chocando contra el cuerpo ya dañado del líder Hunter, hasta que finalmente Sigma se desplomó en el suelo, permitiéndole a Roll ver que parte de la piel sintética de su cara había sido arrancada y rasgada en varios lugares, específicamente alrededor de sus ojos.

El Maverick rojo agarró a Sigma por la cabeza y el brazo, restringiéndolo mientras comenzaba a poner presión en los ojos del reploide más grande. Continuaba riéndose, y Roll tuvo que ponerse la mano en la boca para guardar silencio, para no gritar o emitir ningún sonido. La batalla ya había terminado, pero su captor todavía no acababa. No, en vez de terminarla rápido, prefirió seguir apaleando y jugar con su oponente ya dañado, rematando todavía más a Sigma y soltándolo a poca distancia antes de volver a derribarlo.

Nada en esta "pelea" justificaba este comportamiento, estas salvajadas. Este Maverick rojo estaba torturando al Maverick Hunter, gozando de su agonía y desesperación.

- "¡Es un monstruo...!" – Los ojos verde-azulados de Roll vieron cómo un dedo blanco se presionaba contra el grueso cristal de los receptores ópticos de Sigma, cuya superficie comenzaba a agrietarse. Este Maverick continuó ejerciendo presión, cada vez más y más fuerte, al igual que los gruñidos de dolor de Sigma. – "No... ¡no puedo permitir que esto suceda! ¡No puedo dejarlo morir! ¿Pero qué puedo hacer? ¡¿Qué puedo hacer?!"

Entonces, sus ojos se fijaron en una roca bastante grande que estaba cerca, y sin pensarlo mucho la reploide del lazo se dirigió hacia ella silenciosamente. La levantó, agradecida de tener la fuerza para hacerlo. Pero al girarse para encarar al líder Hunter y a su captor, se detuvo. Sólo podía teorizar lo que iba a pasar, pero sabía que en el momento en que usara la roca que tenía en sus manos, su destino quedaría sellado. Pero si no actuaba, entonces Sigma moriría con certeza.

Roll estaba dividida, con su núcleo indeciso entre el instinto de salvarse a sí misma, y el deseo de salvar a otro, pero sabía que tenía que tomar una decisión pronto. Sin no era por el bien de Sigma, tenía que ser por el suyo propio.

...

El Maverick había pasado de reírse por lo bajo a carcajearse como loco, mientras el reploide debajo de él poco a poco sentía su vida siendo drenada. ¡Esto se sentía fantástico! Esto era mucho más allá que solo satisfactorio o divertido, ¡era eufórico! La visión de su presa destrozada, forcejeando infructuosamente contra su fuerza superior, le provocó un abrumador nirvana que se sentía extremadamente bien y natural. ¡Esto fue para lo que lo hicieron! ¡Era su razón de existir en primer lugar! ¡Era una obra maestra!

La obra maestra del Doctor.

Pero justo cuando el Maverick rojo estaba a punto de romper la superficie del receptor óptico de sigma, un gigantesco objeto lo golpeó por un lado de su cabeza. Salió volando hasta chocar contra la pared, quitándolo del reploide al que estaba atormentando. El golpe no hizo ningún daño más que revolverle un poco los circuitos, y vio de inmediato quién le había lanzado algo. Roll se echaba para atrás, sabiendo bien que acababa de condenarse a sí misma. Con lo poco más que podía hacer, la rubia se echó a correr hacia las profundidades de la antigua estructura, desapareciéndose en la espesa oscuridad.

El Maverick rojo se puso de pie y la siguió, caminando hacia la sección por donde fue a meterse.

- C-Cobarde... – gruñó Sigma, ahogándose con algunos fluidos que habían llegado a su garganta. Unos pequeños chorros de líquido rojo oscuro bajaban por su mentón y chorreaban sobre el suelo. – No te atrevas a darme la espalda... no... ¡no hemos terminado!

El Maverick rojo lo miró, pero no le respondió, sólo se quedó mirando al Hunter que no estaba en condición para pelear. Y entonces, sabiendo que su presa no iría a ninguna parte, volvió a darle la espalda.

Esta historia continuará...

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