El palacio de los pecados, niveles superiores

– De acuerdo, ¿cuál de los adorables hijos de la Madre Naturaleza se encuentra tras esta puerta?

– Extrañamente, parece ser algo que el anterior habría querido como bocadillo. Sólo que...

– ¿Sólo que qué?

– No lo sé. Es sólo que hay... algo raro con éste.

Al principio, X estaba convencido de que el intrínseco diseño en la puerta oscura representaba un sapo o una rana. Aunque todavía parecía ser una de esas criaturas (o quizás una mezcla curiosa de ambas, como sugerirían algunas historias), entre más la examinaba, más claro se volvía que sus pensamientos iniciales no habían estado tan errados.

– ¿Y qué sería eso? – inquirió Roll, perpleja ante lo que podría querer decir su contacto por sus palabras.

De nuevo, X estudió el relieve, y aunque parecía tener razón, seguía habiendo una sensación remanente de duda, como si pudiera estar equivocado. Aun así, sólo había una forma de averiguarlo.

– Supongo que lo veremos cuando entre.

...

Mientras X ponía un pie en la siguiente cámara, una abrumadora sensación de familiaridad lo envolvió como una manta cálida. La atmósfera pulsaba con una esencia que tiraba de sus memorias, evocando el cercano país que compartía una rica e intrincada historia con Japón, tejida con triunfos remarcables y tribulaciones profundas.

La sala estaba repleta con la elegancia de la antigua China, específicamente la ilustre Dinastía Han. X rápidamente se dio cuenta que esta era actuaba como un puente vital que conectaba las arcaicas tradiciones de guardar los registros con las prácticas emergentes de la edad moderna, que coincidían con el ascenso de una notable figura religiosa en el Oriente Medio.

Habiéndose embarcado en un viaje que comenzó en el amanecer del tiempo, X ahora se encontraba en un período transformativo donde los mundos antiguo y moderno comenzaban a interconectarse.

Manteniendo la grandeza de la era, esta cámara exudaba un aura similar a la de un magnífico palacio o un opulento santuario religioso, haciendo eco de las antiguas dinastías chinas. Figuras elegantes de terracota adornaban el espacio, representando no a humanos sino a una fila de anfibios humanoides, cada uno vestido elegantemente en túnicas fluidas que reflejaban los atuendos de la realeza en su época, y sus ojos estaban hechos de perlas brillantes que parecían parpadear en la luz suave. Las paredes estaban embellecidas con grabados de piedra intrínsecos, cada uno haciendo eco del tema único de la cámara, mostrando ranas y sapos meticulosamente grabados en la superficie, cuyas formas parecían vivas por los detalles. Incluso las representaciones de bodhisattvas adoptaban una cualidad inusualmente anfibia, como si estas criaturas hubiesen recibido la santidad para habitar en este espacio sagrado.

Mientras examinaba uno de los grabados más elaborados, X notó un cierto patrón común entre las figuras: todas tenían el mismo rasgo distintivo de la criatura que adornaba la puerta. Esta revelación dispersó la confusión que previamente le nublaba la mente.

– Las ranas que hay aquí... – le informó X a Roll mientras se aproximaba a un ídolo particularmente cautivador que reforzaba sus observaciones iniciales. – Todas tienen sólo tres patas.

En la parte trasera de la sala, su mirada se vio atraída hacia una diminuta figura que, pese a su estatura modesta, inspiraba atención en el momento que fue descubierta. Reposaba arriba de una fundación de monedas organizadas de manera artística, cada una de las cuales tenía un corte rectangular en el centro, formando un patrón único. Posada sobre esta impresionante pila estaba un anfibio remarcable con tres patas, brillando con el lustre de oro puro. La figura desplegaba unas narinas y ojos ensanchados, adornados con rubíes genuinos que chispeaban magníficamente. En su boca, sostenía delicadamente una moneda dorada, que impartía un aire de opulencia e intriga, como si retara a cualquier observador a codiciar el exquisito tesoro o a tratar de robarlo para sí mismo.

– ¿Tres patas? – respondió Roll, rompiendo momentáneamente la atmósfera de la cámara. Empezó a pensar en voz alta. – Hmm... puede que sea sólo una corazonada, pero suena a que has encontrado una sala dedicada a la Jin Chan.

– ¿Jin Chan? – cuestionó X, y una sensación de reconocimiento destelló en su procesador, pero su navegadora pareció ver apropiado darle el otro nombre de la criatura.

– Conocida también como la Rana del Dinero, o el Sapo de Oro. – respondió ella. – Es un símbolo antiguo en el feng shui que se supone que trae prosperidad y buena fortuna.

X no pudo sacudirse de encima el giro irónico que acompañó la mención de buena fortuna. El único trozo de suerte que había experimentado hasta ahora era su navegación cuidadosa a través de estos pisos laberínticos, logrando evadir cualquier encuentro con fuerzas hostiles. Pero esta pequeña bendición hacía muy poco para aliviar su tensión; la atmósfera ominosa en la sala del jabalí servía como un sombrío recordatorio de las trampas peligrosas que yacían ocultas, esperando para capturar a los desprevenidos.

En medio de los pensamientos arremolinados, un fragmento de lo que dijo Roll hizo eco en su mente, captando su atención. – ¿Feng Shui? – cuestionó, y su mirada escaneó meticulosamente la sala, asimilando cómo estaban organizadas las figuras que habitaban en este espacio. Cada detalle parecía pulsar de significado, empujándolo a repasar la aguda observación de su hermana. – Eso requiere que todo esté ordenado en un orden muy específico, ¿correcto? – inquirió, intrigado por la posibilidad de que el orden de estos objetos guardase un significado más profundo en este ambiente aprehensivo.

– En efecto. – respondió Roll. – Recuerdo haber intentado Feng Shui una vez para traer un "mejor balance" a los laboratorios Light. Por supuesto, no era que realmente creyera en ello. Más bien, fue más una excusa para tratar algo de decoración interior más tradicional. Aunque, hablando del sapo o rana, ¿en qué dirección está mirando?

– Dirección... – repitió X, estudiando la posición de la Jin Chen. – Desde donde estoy, parece estar mirando hacia adentro.

– Quieres decir, ¿hacia la entrada? – inquirió Roll.

– Así parece. – respondió X. – ¿Eso significa algo?

Un momento de silencio siguió a la pregunta, mientras Roll recordaba tanto la información relacionada al feng shui y su propia experiencia al tratar de adherirse a sus especificaciones una vez. Finalmente le respondió: – En realidad sí. No se supone que debería mirar en esa dirección. Para que la buena suerte del sapo funcione, tiene que ser colocado en la "esquina de la suerte" de la casa o espacio donde se encuentre, y luego colocado para ver hacia adentro para atraer la suerte hacia el área.

X miró a la figura de la Jin Chan, y luego regresó a la entrada. – ¿Asumo que me estás recomendando que la mueva hacia donde debería estar? – cuestionó, mientras trataba de ver cualquier indicio de una trampa o dispositivo configurado para darle una sorpresa desagradable.

– Con precaución, por supuesto. – respondió Roll. Luego se detuvo, preguntándose si un detalle como el que estaba por decir sería necesario de señalar. Aunque dada la situación, era mejor no dejar nada a la suerte. – Aunque... ¿la rana tiene algo alrededor de su cuello? ¿Algo como una cinta o hilo rojo?

Cinta o hilo rojo...

Por lo que X podía ver, no tenía ninguna de las dos cosas presente, pero la Jin Chan parecía poseer algún tipo de decoración alrededor de la garganta, aunque no era un objeto físico que pudiera removerse. Efectivamente había una banda roja que circundaba alrededor del cuello del anfibio. Pero parecía más haber sido pintado que en lugar de servir como una característica separada, y había tres rubíes brillantes situados en el pecho del sapo y bajando hacia su abdomen.

– Hay... algunos detalles rojos, pero no hay un hilo. – respondió X. – Mucho menos una cinta.

– A pesar de todo, ¿tal vez el camino hacia el siguiente piso requiere que lo coloques en su posición correcta? – declaró su navegadora temporal. – ¿Puedes removerlo de alguna forma?

X alargó la mano y cogió al sapo de oro (o rana, aunque supuso que realmente no importaba en el panorama general de las cosas), e intentó sacarlo de su lugar, pero se dio cuenta que la figura no tenía intenciones de moverse. – No puedo levantarla. – le informó a su guía. – Pero dijiste que se supone que debe mirar hacia el lado opuesto de la entrada, ¿correcto?

– Por lo que dicen las reglas, sí.

– Bueno, si la estatua está aquí, y hay una especie de "cuerda roja" alrededor de su característica, entonces tal vez en donde estoy ahora es la "esquina afortunada" de la sala. – concluyó. – Lo que significa que todo lo que tengo que hacer es... – Empezó a ver si había alguna flexibilidad en la plataforma de monedas sobre la cual descansaba el sapo.

Y con toda certeza, lo había.

Parecía ser que la solución al rompecabezas de esta cámara en particular estaba justo frente a él. Después de todo, con la aprobación de su navegadora, las cosas parecían ir bien hasta ahora...

– ¡X, DETENTE!

El Hunter saltó hacia atrás ligeramente, con el sonido de la voz de su hermana resonando en sus receptores auditivos pillándolo por sorpresa y alejando su mano de la figura de la Jin Chen. – ¡¿Qué?! – le preguntó, con la voz algo dolorida por el repentino volumen que le sacudió su procesador. – ¿Qué sucede?

– ¡Lo siento! – gritó Roll, con urgencia en su voz. – ¡Lo siento mucho! ¡Me equivoqué! ¡No toques al sapo!

– Espera, ¿qué cosa? ¿A qué te refieres? ¿No acababas de decir que...?

– ¡Sí, lo hice, pero estaba pensando desde la perspectiva del dueño de la propiedad! – exclamó ella, frenética con preocupación. – ¡Pero ese es el enemigo! ¡Este lugar es su hogar! ¡Nosotros somos los intrusos!

X sintió que su núcleo se aceleraba una vez que finalmente entendió la significancia del descubrimiento. Los ojos se le ensancharon de asombro cuando escuchó un pitito rítmico que emanaba del sapo dorado, cuyo cuerpo esbelto brillaba bajo la luz parpadeante. Un sutil resplandor rojo pulsaba en la ornamentada cinta que rodeaba su cuello, proyectando una iluminación algo tenebrosa en la sala.

Uno por uno, los tres rubíes comenzaban a brillar, el primero chispeando intensamente antes que el segundo hiciera lo mismo, cada uno irradiando una luz hipnotizadora. En cuanto X se dio cuenta del peligro potencial, se puso en acción, saltando fuera de la zona de desastre justo a tiempo.

En ese crucial momento, la última gema se encendió en su resplandor, soltando una ensordecedora explosión que sacudió la sala y envió una cascada de tesoros invaluables amontonándose unos con otros. Las fundaciones de la estructura temblaron, como si reconocieran la ferocidad del ataque, llenando el aire con polvo y una sensación de caos inminente.

– ¡¿X?! ¡X! ¡X, ¿TE ENCUENTRAS BIEN?! ¡¿PUEDES OÍRME?!

Un profundo silencio envolvió el área, y la androide rubia sintió que la invadía una sensación de terror. La cacofonía del caos que se desató al activarse la trampa gradualmente fue disminuyendo, retirándose como la marea bajando. Al desaparecer el clamor, los sonidos relajantes del océano lentamente reclamaron su lugar, restaurando la atmósfera serena en el entorno.

– ... a pesar de que me zumban los oídos, te oigo fuerte y claro.

A ella no podía importarle menos esa pequeña chispa de sarcasmo en la voz de su hermano menor. Roll estaba dispuesto a dejarlo pasar si eso significaba volver a verlo, o mejor aún, volver. – Oh, bien. No sufriste daños, ¿verdad? – le preguntó, mordiéndose el labio al darse cuenta de la inutilidad de su pregunta. – O más bien, ¿no demasiado?

X se levantó del suelo de baldosas, hasta ponerse de rodillas. – Tengo algunas magulladuras, pero fuera de eso, todo está en su lugar e intacto. – replicó él, girándose para ver el daño causado por la pequeña explosión. – Desafortunadamente, la rana no tuvo tanta suerte, me parece.

La figura de la Jin Chen había sido totalmente decapitada, aunque su cuerpo estaba completamente destruido: sólo le quedaba su cabeza, y todavía sujetaba la moneda dorada en su boca. Parecía casi como si la figura se burlara de su propio destino, como si pudiera sacar su lengua y pegarse de algo cercano. Por supuesto, la figura no estaba viva, aunque donde antes estaba la rana, ahora había un pequeño espacio circular con la forma de una moneda antigua. Los ojos verdes de X volvieron a concentrarse en esa pequeña unidad de dinero en la boca del anfibio.

Se preguntaba si...

– Roll. – habló X, cogiendo la moneda y sujetando el pequeño objeto redondo entre dos dedos color marfil. – Deséame suerte.

Con un movimiento rápido, el Hunter se dio cuenta de que, con algo de esfuerzo, se podía soltar la moneda. Al examinarla más de cerca, se dio cuenta que el pequeño objeto no tenía más alteraciones. Colocándola en el espacio, de repente se sintió una sacudida, y X se dio cuenta que la esquina más lejana de la habitación revelaba una puerta oculta.

La esquina de la suerte.

– ¿Qué pasó? ¿Todo está bien?

A pesar de que ella no podía verlo en ese momento exacto, X asintió en respuesta a su pregunta. – Voy subiendo.

...

X analizó la barrera con un interés profundo, con sus ojos moviéndose por los contornos de la criatura que estaba en su interior. Esta exhibía un notable nivel de sofisticación evolucionaria que sobrepasaba a su predecesor. – Parece que estamos evolucionando hasta los mamíferos. – pensó en voz alta, dirigiendo sus pensamientos hacia Roll. – La cabeza, creo que es la de un león. – Efectivamente, el animal presentado se parecía al majestuoso felino, completo con una poderosa mandíbula y una melena fluida y digna de un rey de las bestias.

– Hmm. – musitó Roll en voz alta. – Sólo espero que no sea muy asqueroso allí, considerando su naturaleza depredadora y todo.

X se puso a pensar en ello un momento. Podría incluso ser más oscuro que los anteriores. – De acuerdo, voy a entrar.

Al ingresar por la puerta obsidiana, el Hunter azul descubrió que había sido transportado varios siglos hacia el futuro comparado con la cámara anterior. Aunque el interior seguía exudando un aura antigua, había signos claros de los comienzos de la civilización moderna. En particular, el Hunter observaba elementos que serían cruciales en el desarrollo del mundo occidental.

– ¿Qué ves ahora? – preguntó la voz de su hermana, mientras su contacto escaneaba el entorno, mirando la estructura y diseño de este espacio en particular.

– Si no lo supiera mejor, diría que acabo de meterme en una especie de iglesia antigua. – respondió X. Luego se detuvo a mirar alrededor, la colección de artefactos y obras de arte colgados a plena vista. – Aunque, no puedo ubicar el período exacto.

– Bueno, ¿quizás puedas darme una descripción general? – inquirió Roll. – Después de todo, dijiste que parece una iglesia, así que tal vez esté basado en los días posteriores a la caída del Imperio Romano.

– Ciertamente se ve de esa época. – replicó X. El problema radicaba en que se enfocaba en todo previo al Renacimiento. Mientras X observaba el escenario frente a él, notó una colección que parecía salida de los movimientos del Antiguo Cristianismo temprano hasta la conclusión de la Era Gótica, abarcando todo el siglo V hasta el XV. A pesar de la variedad de estilos en exhibición, un tema común los conectaba a todos. Sin embargo, X no lo entendía totalmente al principio.

En la esquina más lejana de la cámara, había una exhibición que honraba al movimiento artístico del principio del Cristianismo y la Edad Antigua. Estos dos movimientos se habían unido para expandir la religión. El arte en esta exhibición se caracterizaba por representaciones simbólicas de figuras y temas sagrados, con una notable ausencia de elementos naturalistas que comúnmente se encontraban en las culturas no-cristianas de la época. Frescos, mosaicos y manuscritos iluminados adornaban las paredes, mostrando escenas desde la creación del hombre en el Edén hasta los últimos días del Apocalipsis. Pese a la influencia de sus opresores romanos, los artistas del principio del Cristianismo elegían enfocarse en sus propias creencias en lugar de las deidades paganas y las leyendas de los romanos. Su dedicación a su fe era evidente en su trabajo, incluso con el riesgo potencial a sus vidas.

"Un choque de creencias." – pensó X. – "Supongo que no mucho ha cambiado en algunos aspectos de la existencia humana." – De nuevo, su situación actual hablaba de lo mismo.

Adyacente a la exhibición estaba una representación de una era que se desenvolvía tras el decline del Imperio Romano. Ese período podría describirse más apropiadamente como la transformación y renacimiento de Roma. Emergiendo desde los remanentes del otrora poderoso gobierno liderado por los humanos, surgió el Imperio Bizantino. Este imperio fue una mezcla de varios credos y etnias, incluyendo a los primeros cristianos, griegos cristianos emergentes, armenios, eslavos, georgianos, coptos y comunidades de judíos.

Aunque la convergencia de esos grupos diversos podría haber llevado eventualmente a conflictos, como la historia lo demostró, inicialmente parecía ser que aquellos que habían sido oprimidos por los romanos finalmente pudieron entrar en la luz y asegurar su libertad. No sólo fueron liberados, sino que demostraron sus talentos y habilidades con orgullo. En lugar de mosaicos hechos de materiales y colores limitados, los artistas crearon íconos que brillaban con el oro y colores vibrantes. No escatimaron nada en representar al salvador y a Sus seguidores con la divinidad que merecían. El estilo mantenía similares con el período anterior, enfatizando el simbolismo y la representación. Sin embargo, la apariencia decorativa de estos íconos demostraba que la religión cristiana ya no era vista como indeseable o herética. Uno de los desarrollos más significativos en la historia religiosa fue el establecimiento de una nueva iglesia, particularmente la aparición de creencias seguidas por la iglesia occidental ortodoxa.

...

– "Enterrados bajo la tierra, sellados del resto del mundo, sólo para ser encontrados debido a susurros vagos y un afortunado accidente. Tal vez esta sea una señal de que seres como aquellos que creó Light ya están listos para volver al mundo."

...

X reflexionó, recordando aquella pequeña conversación que escuchó una vez durante su algo forzada estadía en el laboratorio de Fujiwara. El Hunter azul se mordió el labio. Si Ray B. era en efecto quien él pensaba que era, entonces quizás la declaración de Cain debería haber sido reservada para alguien más. Aun así, eso traía la pregunta de, si realmente era... "él", ¿entonces cómo estaba aquí? ¿Cómo podía seguir vivo?

Mejor aún, ¿acaso su reaparición, si realmente era eso, significaba algo bueno o malo?

– ¿Cómo va todo hasta ahora? – La voz de Roll trajo a X de vuelta al presente, haciendo que continuara con sus observaciones.

– Todavía no hay actividad hostil. – respondió. – Aunque tampoco puedo ver ninguna pista de cuál será el acertijo aquí.

Adyacente a los artefactos que mostraban al Imperio Bizantino se encontraba la Edad Romanesca, un período marcado por una profunda exploración de arquitectura y escultura. Similar a las eras del Cristianismo Temprano y la Edad Antigua, había elementos comunes compartidos entre estos movimientos y el subsiguiente, incluyendo el prevalente uso de columnas, estructuras religiosas, y el logro más remarcable de dicha era: la construcción de catedrales. Caracterizadas por su solidez y peso, el uso extensivo de piedra era particularmente apropiado en la construcción de arcos redondeados, paredes reforzadas, y esculturas en relieve que embellecían las fachadas de la iglesia.

Durante los períodos tempranos del Bizantino, los ideales de unión y hermandad eran altamente valorados. Sin embargo, a medida que los registros históricos progresaban hacia el primer milenio, hubo un cambio en el foco de poder de la comunidad y la importancia de esparcir la palabra del Dios Cristiano a través de peregrinajes. El arte jugó un rol crucial durante este tiempo, sirviendo como una herramienta didáctica para una población enormemente analfabeta. Los relatos de historias visuales se convirtieron en un buen compromiso, permitiendo la diseminación de enseñanzas y mensajes religiosos.

Mientras el Hunter se preparaba para continuar a la siguiente sección, notó un objeto en particular que captó su atención. En el centro de la exhibición, había un escudo adornado con el mismo animal majestuoso de la puerta, pero estaba enmarcado con un tono dorado, dándole una apariencia casi sagrada. Un lugar perfecto para ocultar un interruptor o algún otro dispositivo de la vista.

– Roll. – dijo X firmemente, reestableciendo la comunicación con su guía, con la voz firme a pesar de la tensión en el aire. – Acabo de ver un escudo en la pared que tiene una imagen similar a la que vi antes en la puerta. – Se enfocó profundamente en las intrínsecas decoraciones, notando cada detalle. – Interesante, el patrón de la cruz sigue siendo una característica significativa en el diseño general.

– ¿Una imagen similar? ¿Quieres decir que representa al mismo animal? – preguntó Roll con curiosidad, revelando su interés en su tono.

X se acercó más para observar el escudo con más cuidado, frunciendo el cejo muy concentrado. – El diseño está estilizado, pero de lo que puedo distinguir, parece que representa a un león, o quizás una criatura que se parece a un dragón con rasgos felinos. Los rasgos parecen ser algo ambiguos.

– León... – murmuró Roll pensativamente, procesando las observaciones de su hermano y considerando todo lo que había compartido hasta ese punto. Finalmente concluyó: – Creo que esta sala tiene un doble significado. Estás familiarizado con los Caballeros Templarios, ¿correcto? Su legado carga un peso significativo históricamente.

– ¿La orden que se formó durante las Cruzadas Europeas? – respondió X, con curiosidad. – Sí, el período romanesco se alinea con el tiempo que empezaron a dejar su marca, ¿no?

– Exacto. – afirmó Roll, cuya voz se animó ante el descubrimiento. – Pero sospecho que el león simboliza algo más que su orden. La imagen parece ser muy deliberada. – Hizo una pausa, sopesando sus siguientes palabras con precaución. – Si surge la oportunidad, deberías intentar remover el escudo, pero sólo después que te asegures de es seguro. – le aconsejó con cautela. – Su presencia aquí no puede ser totalmente una coincidencia.

– Técnicamente hablando, todo este lugar no es que sea exactamente seguro, pero tomaré todas las precauciones que pueda. – le aseguró X, cuya determinación se fortalecía mientras se echaba atrás para mirar el escudo. Apuntó con cuidado, tomándose un momento para relajarse. – Muy bien, aquí voy. – dijo con determinación en su voz, preparado para actuar.

Y en efecto, su suposición compartida resultó ser correcta.

En cuanto el escudo fue golpeado y cayó al suelo, inesperadamente se activó un compartimiento oculto dentro de la pared. Paneles arriba de cada exhibición de arte se voltearon, revelando las cabezas de varias de las víctimas de X. Desde un Road Attacker en el extremo izquierdo, hasta un Dig Laborer en el centro, las cabezas demostraban los horribles efectos que resultaron del buster de X. La cabeza en la esquina derecha más lejana tenía un parecido notable con Marth, aunque X no podía estar seguro. Esta escalofriante exhibición servía como un recordatorio sombrío de las consecuencias de las acciones de X, aunque no era que hubiese tenido opciones.

Las cabezas estaban congeladas en expresiones de rabia o miedo extremo, con las bocas abiertas en gritos de guerra o de terror. Parecía ser que la fuente de su perdición estaba frente a ellos justo antes de ver su final. En contraste, la cabeza de Marth parecía estar completamente inmóvil, con una expresión serena e imperturbable, como si no tuviera ninguna de esas emociones. Dicha falta de emoción parecía ser característica suya, incluso en vida.

– Escuché algo de movimiento, ¿qué pasó? – cuestionó Roll, con preocupación filtrándose en su tono ya que deseaba saber el estado de su hermano.

– Parece que esta sala se ha convertido en un cuarto de trofeos. – observó X. – Aunque, dudo mucho que pueda dejarlos sin tocar.

– ¿Ha cambiado algo más?

– Por lo que puedo discernir... – replicó X, cuya mirada se movió hacia lo que estaba debajo de las cabezas suspendidas, cada una de las cuales parecía simbolizar un movimiento artístico distintivo, o un método menos peligroso de creación. – En relación a las Cruzadas, ¿no estarían algo incongruentes en este entorno? – inquirió el Hunter con curiosidad, queriendo saber la perspectiva de su navegadora. – Después de todo, ¿no era el objetivo reclamar la tierra sagrada? Eso difícilmente se alinea con lo que típicamente se considera pecaminoso.

Roll se quedó callada por unos momentos, como si no estuviera segura de cómo responder. –...igual que con todo, inició con buenas intenciones. Pero con el tiempo, se volvió más brutal y sangriento. – Aunque X no podía verlo, la rubia bajó la mirada, al tener frente a ella los aspectos más desagradables de la historia humana al relatárselos a su hermano. – La corrupción se infiltró en lugares que se suponía que no debían tomar partido, y muchos terminaron como víctimas desafortunadas mientras la Guerra Divina se convirtió en algo sólo de nombre.

X contemplaba el cambio de la Edad Romanesca a la Edad Gótica, la cual emergió tras las Cruzadas. Inicialmente vista con desdén por los escritores italianos, el término "gótico" fue utilizado para caracterizar este período como primitivo y falto de cultura, aludiendo a las tribus antiguas que se creía que habían traído la caída de la una vez magnífica Roma. Sin embargo, fue durante esta época que se construyeron estructuras icónicas como Notre Dame, mostrando la brillantez arquitectónica de la era. Sin embargo, también fue un período marcado por el inicio devastador de la Peste Negra, resultando en la pérdida de incontables vidas.

Más aún, la vera se vio empañada por la persecución y ejecución de individuos etiquetados como indeseables, o percibidos como una amenaza a la forma de vida establecida. El advenimiento del Movimiento Gótico Internacional trajo consigo el amanecer de la transición hacia el Renacimiento, con los conflictos violentos y ejecuciones del pasado gradualmente pasando a segundo plano mientras la cruz emergía como el símbolo predominante de la fe a través del mundo occidental.

Mientras X observaba los retratos que adornaban cada ejecución, sus pensamientos se volvieron hacia su compañera, juntando las pistas para determinar la solución actual al punto muerto.

– Eliminar a los herejes. – murmuró en voz alta, aunque no le producía ninguna alegría o placer tener que hacer eso.

...

– Entonces, ¿cada una de esas cabezas tenía el mismo símbolo de la pared detrás de ellas? –inquirió Roll, aliviada de que X hubiera llegado a la siguiente cámara en este palacio infernal, pero los detalles de cómo lo hizo captaron su atención. – ¿La Cruz de los Templarios?

– Así parece. – replicó X. – Sin embargo, el camino se reveló cuando toqué la cabeza de Marth. – admitió. Para ser honesto, había dudado en destruir el busto de su amigo, disparando a los otros fuera de orden inicialmente. Pero cuando llegó al último rostro y no sucedió nada, pensó que era una acción necesaria. Afortunadamente, no dispararle a Marth parecía ser una parte crucial del acertijo. A diferencia de los otros rostros en la pared, Marth había permanecido fiel a los Maverick Hunters y la humanidad hasta el final.

Ejecutar a los culpables, pero perdonar a los fieles, tal como habían hecho los caballeros.

– Hmm... – Roll se puso a pensar en voz alta, considerando estos nuevos detalles. – Creo que tengo una idea de lo que te espera a continuación. ¿Ya llegaste a la puerta?

– Sí. – respondió X.

– ¿Y qué hay en ella?

X examinó cuidadosamente la imponente barrera negra en frente de él, notando el relieve de una criatura que parecía ser inofensiva. Sin embargo, no podía evitar preguntarse si la sala del caracol era el único lugar verdaderamente seguro, totalmente carente de obstáculos, trampas o rompecabezas.

– Me atrevería a suponer que es un carnero de cuernos largos. – dijo X a su guía, mientras escudriñaba los detalles intrínsecos grabados en la superficie. El mamífero de pezuñas hendidas representado era claramente un animal vegetariano y presa, características que se alineaban con las de una oveja. Y aun así, había algo en el relieve que dejaba a X con algo de incertidumbre.

– ¿Qué tal una cabra?

Cabra... ahora que lo pensaba, había algunos rasgos que notó al escuchar a Roll mencionarla, y citando las diferencias pequeñas entre los dos y se dio cuenta que su sugerencia estaba en lo correcto. Aun así, había algo sobre lo que tenía curiosidad. – ¿Hay alguna distinción entre ambas? La cabra y la oveja a veces son intercambiables en algunas culturas, ¿no?

– Sí, sin embargo, no puede decirse lo mismo del período en la cámara anterior. – explicó Roll. – Acorde con el consenso general de la fe cristiana, habrá una separación entre aquellos que son fieles a Dios y aquellos que no. Este concepto a menudo se ilustra en comparaciones como el trigo y la cizaña, y en este caso, las ovejas y las cabras.

Al reflexionar en esta comparación, X observó una contradicción específica de la sala anterior. – Sin embargo, si los Caballeros Templarios eran empleados por la Iglesia, ¿no los habrían visto como seguidores de Dios ante los ojos del Papa, o al menos de la gente? – preguntó. – ¿No es eso lo que calificaría a alguien como "oveja"?

– Esa era la imagen que mantenían por cierto tiempo. – respondió Roll. – Pero luego vinieron las acusaciones en relación a la adoración al Bafomet.

El Hunter azul se detuvo, despertando su curiosidad. – ¿Bafomet? – preguntó, no por ignorancia sino al reconocer el nombre. Pese a ser una figura que a menudo era ignorada y rara vez reconocida durante este tiempo (si alguna vez era recordada), X estaba plenamente al tanto de la infame asociación de Bafomet con el ocultismo y la magia negra. También sabía que el otro nombre de la figura era "la Cabra Sabática", como la presentó Éliphas Lévi Zahed en 1856.

– Sí. – respondió Roll. – El nombre supuestamente apareció en las transcripciones de la Inquisición que comenzó en 1307, pero comenzó a ganar tracción en el siglo XIX cuando se empezó a cuestionar si realmente estaban involucradas con esa figura o no. Con el tiempo, se empezó a asociar con prácticas ocultistas y místicas, cuyos orígenes algunos ocultistas han tratado de conectar con los gnósticos o incluso con los templarios, o si no han sido conectados también con una deidad o demonio aparente.

– Si ese es el caso, ¿entonces debo asumir que no hay nada positivo de esperar aquí desde tu punto de vista? – inquirió X, regresando la mirada hacia la puerta. – De nuevo, ¿cuándo alguna locación dentro de este edificio se podría haber considerado favorable, hablando precisamente?

– No, para nada. – Roll estuvo de acuerdo. – Aun así, hasta ahora, ya has atravesado cinco pisos, y acabas de llegar al sexto. Después de esto, habrás llegado a la cámara principal del enemigo.

X asintió estando de acuerdo, incluso aunque Roll no podía ver la acción. Respiró profundo antes de dar un paso al frente. – De acuerdo, aquí voy.

...

La superficie lisa y obsidiana de la puerta no inspiraba mucho optimismo en X mientras se le aproximaba. Sus ya frágiles esperanzas se vieron destruidas por el relato de Roll sobre la brutal ejecución de los guerreros acusados de adorar a un supuesto demonio. A la luz de estos sombríos detalles, X sólo podía anticipar una escena de degradación depravada al otro lado de la puerta. Al llegar al otro lado, se sorprendió de lo que encontró. La vista frente a él no podía ser más diferente de lo que anticipaba, dejándolo sorprendido e intrigado.

– ¿Algo se ve sospechoso? – inquirió Roll, claramente anticipándose todavía a algo horrible, y ahora a la vista total del Hunter azul.

– Todavía no. – respondió X, proveyendo actualización del momento. Aunque no pudo resistirse a hacer una observación personal. – Pero esta sala... en realidad es muy hermosa.

– ... ¿hermosa?

X pensó para sí mismo. – "Esta cámara es una mejora enorme a comparación de lo que he visto antes. De hecho, es la primera que encuentro estéticamente agradable."

El Maverick Hunter se vio presentado con un magnífico tributo a la naturaleza, en lugar de imágenes de horror o prácticas de espanto. También valdría la pena notar, que pese al notable contraste en sus enseñanzas, los movimientos cristianos se inspiraban y se vieron influidos por aquellos que practicaban tradiciones antiguas antes que ellos. Quizás esto podría verse como un atributo apropiado con la interconexión de algunas creencias religiosas a través de la historia.

Similares al arte cristiano temprano, los visionarios de las civilizaciones y sociedades paganas utilizaban varias formas de medios tales como frescos, mosaicos, esculturas, y manuscritos iluminados para honrar a aquellos que consideraban como divinos. El movimiento antiguo también incorporaba los estilos y formas de sus opresores, resultando en la popularización del estilo Clásico posterior caracterizado por su énfasis en la anatomía proporcional. La transición de creencias politeístas en deidades espíritus y fuerzas de la naturaleza personificadas hacia la adoración monoteísta de un solo Dios y la Trinidad simbiótica, al igual que la veneración de santos que se ganaron sus títulos a través de sufrimiento, marcaba un cambio significativo en las prácticas religiosas. La antropomorfización de los fenómenos naturales en entidades identificables con rostros y nombres había evolucionado en un sistema más unificado y estructurado sistema de fe.

Y aun así, algunas conexiones no se habían cortado del todo.

A través de la historia, los sarcófagos paganos han sido conocidos por sus intrincadas representaciones de conchas. Estas conchas se creía que servían diferentes propósitos, incluyendo proveer protección, traer suerte, simbolizar autoridad, o incluso representar deidades tales como la Venus Romana (conocida como Afrodita en la mitología griega) o el dios hindú Vishnu, el cual era a menudo representado sosteniendo una concha marina.

Con el tiempo, el simbolismo asociado con las conchas evolucionó. Los motivos de las supersticiones y dioses antiguos comenzaron a atribuirse a Santiago el Mayor de España. Eventualmente, estos símbolos se fueron incorporando en la más ampliamente reconocida imagen de un halo dorado. Era común para los antiguos paganos representar retratos de los fallecidos con conchas adornando sus cabezas.

Mientras X observaba los persistentes enlaces y conexiones, sus pensamientos se giraron a la intrigante exhibición que mostraba las costumbres de civilizaciones antiguas. – ¿Hey, Roll? – inquirió, mientras se aproximaba hacia la cautivadora exhibición. – Las Cruzadas se llevaron a cabo mayormente fuera de Europa, ¿correcto?

Sí, es correcto. – respondió esto. – Mucho del conflicto tuvo lugar al otro lado del mar en el Oriente Medio. Aunque a pesar de estar tan lejos no significaba que no hubiera conflictos en su propia tierra natal.

– No es una sorpresa. – señaló X mientras llegaba a su destino. – Durante el tiempo de las Cruzadas, comenzó también una serie de juicios significativos. – Sin embargo, lo que realmente captó su interés no fue un trabajo de los días tempranos de la Europa Cristiana, sino una pieca completada hacia el final del siglo XXI.

En el cuartel de los Maverick Hunters, había colgada prominentemente una réplica de la pintura intrínseca pero controversial de Francisco Goya, "El Aquelarre". Esta pieza, una de cinco relacionadas a la práctica y representación de brujería antigua, fue originalmente comprada por los Duques de Osuna, quienes fueron figuras controversiales por sí mismos. El trabajo en sí mismo evocaba una misteriosa y prohibida conexión a lo sobrenatural, representando a un ser con aspecto de cabra rodeado por un círculo de mujeres. ¿Acaso esta figura se suponía que representara a Bafomet, o quizás a algún otro demonio olvidado o entidad pagana? Considerando el título, la identidad de la cabra podría haber contenido un significado más obvio de lo que inicialmente se percibía. Después de todo, ¿con quién se decía que tenían alianza las brujas?

La escena tenía lugar en un mundo lujoso y misterioso, donde un ser con aspecto de cabra se alzaba en el centro, cautivando la atención de las mujeres que le rodeaban. Estas doncellas, vestidas en harapos de diferentes trasfondos, parecían estar bajo la influencia de la cabra, que tenía control total sobre todos los presentes. Era una representación de creencias antiguas y ansiedades modernas, como X pudo observar.

Aun así, aunque parecía ser una denuncia en contra de lo que se veía como confraternizar con demonios, el verdadero contexto tenía una historia diferente.

La pintura, pese a su tema controversial, no glorificaba ni denunciaba la brujería o el paganismo. En lugar de eso, reflejaba mordazmente cómo la humanidad luchaba con los misterios de lo desconocido. Al debutar en un tiempo cuando la creencia en esas cosas seguía prevalente, Goya decidió mostrar esas prácticas en forma artística, simbolizando su supuesto poder y habilidad para alinearse con el mal a plena vista. Y aun así, la intención no era representar a las brujas, ni a su inusual amigo, como malévolos. Era una postura en contra de la conformidad y corrupción que se había infiltrado en la iglesia, celebrando lo extraño y todo lo que se desviaba de lo que se consideraba la norma.

Sin duda llamaba al escrutinio, no sólo de aquellos que alguna vez había asustado y perturbado, sino también del propio X. Al acercarse más, notó una pequeña arruga oculta detrás de la pintura.

– Creo que ya encontré algo. – le reportó X a su hermana. – Deséame suerte.

– Ten cuidado. – le advirtió ella.

– Lo intentaré.

El Hunter azul levantó cuidadosamente la obra de arte de su lugar en la pared, descubriendo un interruptor bastante directo anidado detrás de ella. Con un toque rápido, activó el dispositivo, y el muro en frente de él comenzó a moverse. Un panel rectangular empezó a rotar, develando otra imagen provocativa en el lado opuesto. Junto con esta revelación vino el inesperado retorno de alguien que temía que se habría perdido para siempre.

Frente a él se alzaba una estatua esculpida de mármol brillante, con la superficie resplandeciendo con un pulimento meticuloso que hablaba de una dedicación inquebrantable por preservar su apariencia prístina, incluso en las profundidades del agua. Sin embargo, la figura que representaba era cualquier cosa excepto "pura". El Bafomet se alzaba majestuosamente, con su cabeza de cabra coronada con cuernos, y un cuerpo que fundía las formas de un hombre y una mujer. Cada brazo tenía una inscripción en latín: "solve" a la izquierda, y "coagula" a la derecha.

– Disolver y congelar... – murmuró X, haciendo eco de las traducciones que le proveyó su procesador, pero su atención se vio atraída más hacia la otra figura, que parecía estar cautiva por la presencia del Bafomet.

Su superficie tenía las cicatrices del tiempo y el desgaste, con grietas en su piel sintética y algunos circuitos empañando su vibrante cola turquesa. Sin embargo, pese a estas visibles falencias, X podía ver que Marty permanecía fundamentalmente intacta. Pero el hecho de que pareciera seguir de una pieza no garantizaba su seguridad. Con un brazo arqueado grácilmente sobre su cabellera dorada, la cual se bamboleaba gentilmente en el agua, X pudo notar un par de esposas alrededor de sus muñecas. La cadena que la sujetaba estaba anclada detrás del cuello de la cabra del aquelarre, como si la criatura fuese un guardián que mantenía prisionera a la sirena.

Y de cierta forma, podría serlo.

A pesar de sus propias circunstancias, X inmediatamente comenzó a trabajar en algún plan para liberar a la belleza rubia, observando las muñecas y notando que parecían ser bastante ordinarias en su construcción. El pensamiento de hacer corto en sus sistemas pasó por su mente mientras presionaba sus manos contra los anillos de metal, activando mentalmente el arma de Spark Mandrill. Una diminuta chispa eléctrica surgió de sus manos, golpeando las esposas. Tras un breve momento de presión intensa, y el dispositivo se hizo pedazos espectacularmente, y los anillos de plata salieron volando de las muñecas de la sirena y liberándola de sus ataduras. Ella flotó lentamente hacia el suelo, aterrizando en un reposo sereno y silencioso.

– ¿Marty? – habló X, levantando a la otra reploide en sus brazos, sacudiéndola suavemente en busca de algún tipo de respuesta. – ¡¿Marty?!

Para su gran alivio, la sirena empezó a sacudirse, y sus ojos violetas lentamente se abrieron, moviéndose lentamente para encararlo. – Chico... – dijo tartamudeando, con sorpresa en su voz. – Tú... viniste por mí...

– Bueno, sí, por supuesto. ¿Estás herida? ¿Cuál es tu porcentaje de daño? – le preguntó X, escaneando su cuerpo en busca de alguna herida potencial que se le podría haber escapado.

– Estoy bien, no te preocupes. – le aseguró Marty. – Sabes, ya me puedes soltar.

– Disculpas por eso. – dijo X, soltando suavemente a la sirena. Al hacerlo, algo captó su vista: un detalle intrigante que se le había pasado por alto hasta ahora. —Ya puedo ver el camino hacia el siguiente nivel. – señaló, poniéndose de pie y dirigiéndose hacia la salida de la cámara. Luego se dirigió hacia Marty, que ahora miraba hacia la puerta. – ¿Te importaría quedarte aquí donde es seguro esta vez?

La sirena de cabellera dorada se mordió ligeramente el labio, atrapada en un remolino de incertidumbre. Esta vez, su actitud reacia se sentía diferente; era como si estuviera guardando un secreto que lo eludía. X eligió no mencionarlo, pero podía ver la chispa de duda danzando en su mirada. – S-sí. – replicó ella finalmente, con la voz tambaleante. – Entonces, ¿vas a ir arriba? ¿En serio vas a confrontar al sujeto que creó este lugar?

– Tengo que hacerlo. – respondió X. – Aunque haya sido antiguo Hunter o no.

Marty miró hacia el suelo, con postura reservada y dejando caer sus hombros. – Bueno, si ese es el caso, entonces... – empezó a decir, pausando por un momento. – Ten cuidado.

Reconociendo su intranquilidad, X asintió con la cabeza para tranquilizarla antes de atravesar la puerta, dejando a la sirena rodeada por un montón de artefactos que susurraban historias de una era llena de encanto y enigma, ahora transformados en símbolos todo lo que el alma humana consideraba malévolo. Su mirada se detuvo frente al Bafomet. – ¿Qué eres exactamente? – preguntó con un deje de sarcasmo, plenamente consciente de que la estatua no le respondería. – ¿Eres un hombre, mujer, o bestia?

Luego, dirigió su atención hacia sí misma. – O tal vez la verdadera pregunta es ¿qué soy yo?

...

– Por lo que entiendo, ¿tu pequeña sirenita ya está bien?

X estuvo a punto de replicar que estaba muy equivocada en que Marty no era nada de él (aunque fuese una sirena bastante atractiva), pero tenía los pensamientos enfocados en otra parte. – Sí, y por ahora, está a salvo. – le respondió.

– Bueno, aun así, todavía no la declares inocente. – le informó Roll. – Mucho menos a salvo. Todavía tienes que encargarte del dueño de este lugar.

– Claro. – respondió X. – Y creo que ya estoy a punto de encontrarme con él ahora.

Igual que las otras, esta puerta negra mostraba el diseño de un animal, pero esta vez se trataba de un pavo real macho, cuyas plumas estaban extendidas elegantemente en forma de abanico, en un despliegue de esplendor que cautivó la atención de X. Pero en cuanto puso un pie adentro, sólo encontró los tonos vibrantes conectados a la magnífica criatura. En esta sala, otro animal parecía haber capturado la inspiración del artista, reemplazando al pavo real como punto focal de la creatividad.

El interior de la cámara era notablemente más compacto que el de sus contrapartes, tomando una forma esférica en lugar de la de los anillos alongados que se encontraban en los niveles inferiores. A pesar de sus dimensiones limitadas, cada pulgada era utilizada a su máximo potencial. La sala estallaba de colores vívidos y diseños intrincados, traídos a la vida por la presencia de una criatura inusual que reflejaba el esplendor de un pavo real, cuya imagen vibrante danzaba por las paredes. Este espacio hacía eco en la brillantez artística de una era ya muy lejana, reminiscente del Renacimiento (un pináculo de la creatividad humana) mientras que simultáneamente abrazaba una sensación de modernidad y algunos indicios de futurismo, aparentemente fundiendo limpiamente las influencias clásicas con las aspiraciones contemporáneas.

– ¿Te gusta?

En el momento en que la voz llegó a los oídos de X, todo cayó en su lugar: la silueta que vio en el agua, los patrones intrincados y motivos de cada nivel, y lo más importante de todo, la revelación de que la criatura final, el pavo real, había sido usurpada por un magnífico cefalópodo de ocho brazos, listo para mostrar su propio esplendor para que todos lo admirasen.

Dándose la vuelta, el Hunter azul notó que el artista se había posado atrevidamente sobre el arco que enmarcaba la entrada de la cámara, mirando a X desde su punto elevado. Sus flexibles tentáculos rojos se expandían como un abanico vibrante, mientras que el domo carmesí en su cabeza brillaba bajo los rayos reflectantes del sol.

– Sigma declaró que yo estaba perdiendo mi tiempo tratando de remodelar este lugar. – declaró el Maverick color rojo rubí. – Pero yo lo considero una empresa que vale la pena. Después de todo... – saltó en el aire, y su cuerpo sorprendentemente abultado descendió grácilmente hasta que pisó el piso brillante bajo sus pies. – Esto es sólo un preludio de lo que le espera al mundo de la superficie, una vez que todo caiga en su lugar.

Esta historia continuará...

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