El palacio de los pecados, niveles inferiores

Una ruta fresca acababa de emerger, iluminando el camino al frente, acercándolo más a cumplir su misión y salvaguardar las aguas de sus adversarios. Este era sólo un segmento del vasto océano, pero marcaba un paso significativo en la dirección correcta.

X se aseguró a sí mismo con este pensamiento mientras seguía adelante, deslizándose por el agua mientras observaba sus alrededores.

Le parecía, si hablara con total honestidad, que la estructura se parecía a una propiedad privada aislada más que una instalación militar dignificada. Aunque efectivamente había algunos edificios distintivos esparcidos en la Ciudad Blanca de Arcadia y Abel City (como el venerable cuartel general de los Maverick Hunters que destellaba brevemente en los pensamientos de X), no podía sacudirse de encima la sensación de que este lugar emanaba un aire de vulnerabilidad completamente diferente.

Aunque innegablemente tenía las dimensiones colosales típicas de una fortaleza, esa era la única característica que X podría identificar como común. Si estuviera menos informado, habría pensado que se encontró con un fragmento olvidado de Atlantis o quizás un remanente del continente mítico de Mu. La arquitectura era predominantemente circular, con anillos concéntricos apilados uno encima del otro, culminando en una cima más pequeña que sugería que el dueño de este dominio podía observar todo desde ese punto de vigilancia. La superficie brillaba como un cristal o vidrio delicado, sugiriendo un diseño que priorizaba estética por encima de utilidad práctica. Pero, a pesar de la aparente inclinación del dueño hacia lo superficial en lugar de tener una mentalidad de soldado, X tenía el presentimiento de que estaba muy lejos de no haberse preparado. De hecho, este lugar irradiaba un aire de esfuerzo e intención meticulosos detrás de su creación.

En medio del complejo e hipnotizador espectáculo, X vio su atención atraída hacia una advertencia escrita en una señal hermosamente tallada, la cual colgaba sobre la entrada al castillo submarino.

Abel City...

Mientras exploraba profundamente en su procesador, las tétricas palabras hacían eco en su mente: - ¿"Abandonad toda esperanza, quienes entréis aquí"? - Roll repitió la frase, meticulosamente buscando en sus bancos de datos cualquier conexión o referencia a tópicos similares. - Suena como una referencia literaria.

- Creo que lo es, de hecho. - le respondió X desde su posición actual, parado frente a la puerta que seguía sellada y cerrada. - Parece que el área en la que el Cruiziler se estrelló era sólo una tapadera. Esta es su verdadera base de operaciones.

Roll se puso a reflexionar. - En lugar de una bienvenida cálida, son las palabras ominosas que Dante encontró al haber descendido al Infierno. - explicó, referenciando a La Divina Comedia. - Pero por lo que me describes, este lugar se parece más a un palacio submarino, ¿o no? Está muy lejos de ser los nueve círculos de tormento y sufrimiento, ¿no es así?

- Así parece. - confesó X. - Aunque, por lo que puedo ver, sólo hay siete niveles en este lugar, no nueve.

Roll se puso a contemplar sobre el número siete, con sus pensamientos arremolinándose con su significado. - Es una figura poderosa en la cosmología, particularmente en las religiones abrahámicas. Tengo que decirlo, aunque no alcanza la grandeza de los nueve niveles, no puedo evitar sacudirme la sensación de que el número siete tiene su propio propósito. - señaló, mientras apretaba los labios con preocupación. - Ten cuidado.

- Lo haré. - respondió X, haciéndose esa promesa a sí mismo también. - Ya estoy entrando.

Roll sólo podía monitorear su progreso desde lejos, basándose únicamente en sus actualizaciones.

- "Por favor... no dejes que se aprovechen de ti."

Base Submarina...

Estaba decidido a cumplir esa promesa, pero X entendía que requeriría un esfuerzo significativo de su parte. El pensamiento de salvar a Marty danzaba en su mente, pero no podía sacudirse de encima la evaluación que Roll había hecho antes sobre el conocimiento que tenía la sirena, conocimiento que probablemente no debería tener en primer lugar. Él sabía que no podía permitirse pensar en asuntos fuera de su control. Ya fuera que la tuvieran como rehén o no, su presencia significaba que él eventualmente tendría que rastrearla. Sólo entonces podría empezar a desenterrar las verdades que estaba buscando.

El palacio aguardaba su entrada.

Con un movimiento rápido, X apuntó con su buster el panel de seguridad junto a la entrada. En el momento en que disparó, el panel se hizo pedazos, activando el seguro para que se desbloqueara, y otorgándole acceso al Hunter azul que esperaba afuera. Entrando con cautela, X se encontró de pie en el centro de un vestíbulo con forma de arco que parecía estirarse interminablemente, salvo por la locación de dos puertas en cada extremo, una al lado de la otra. El interior era igual al exterior, creado a partir de una sustancia reflectora que parecía casi delicada, la cual recordaba la belleza intrínseca de los arrecifes que se encontraban en el Triángulo de Coral. En contraste, las puertas sobresalían como barras negras, creando una yuxtaposición contra los brillantes alrededores. Cada puerta tenía un grabado a juego encima de la superficie obsidiana: una representación finamente detallada de una criatura sencilla en apariencia, curiosamente conectada a sus parientes acuáticos bajo las olas.

Un simple caracol de jardín.

La intrínseca representación del molusco de forma elegante atraía los ojos del espectador, enfatizando su concha en espiral, una exquisita fusión de forma y función. La concha, aunque diseñada hermosamente, parecía casi incómoda, como si resaltara el peso que le añadía a la criatura. Sugería una dualidad; aunque ofrecía algo protección y ventajas, también conllevaba desafíos significativos. X se encontró perdido en sus pensamientos, tal vez sobreanalizando la escena, pero el ornato diseño y la hipnotizadora criatura representada en la puerta le encendía una sensación que le maravillaba. La cantidad de esfuerzo artístico dedicado a lo que típicamente sería una puerta mundana era nada más que remarcable.

Mientras se acercaba, sintió que la puerta respondía a su presencia, abriéndose lentamente para revelar una cámara sombría que se tragaba cualquier rastro de la luz. El aire adentro era espeso con una quietud tenebrosa, y un escalofrío le bajó por la espina mientras se asomaba dentro de la oscuridad.

Con una mezcla de trepidación y curiosidad, ingresó con cautela atravesando el umbral hacia lo desconocido.

...

El nivel inferior del edificio irradiaba una belleza que quitaba el aliento, cuyo diseño presumía una superficie brillante que parecía danzar en armonía con la luz del sol, reflejando patrones chispeantes que recordaban el agua ondeando. Pero, en cuanto X puso un pie dentro de esta sala en particular, fue golpeado por una abrumadora sensación de contraste. El interior se sentía escalofriantemente diferente; sombras acechaban en cada esquina, y el aire estaba cargado de una sensación de nostalgia que le hacía sentirse como si acabara de entrar a los restos fantasmales del Titanic. La decadencia elegante de un lujo ausente desde hacía tiempo lo rodeaba, evocando imágenes vívidas de grandes comedores y opulentas salas de baile, que ahora simplemente yacían en un pasado ya olvidado.

- X, ¿puedes oírme? - La voz de Roll hacía eco en su procesador, sacándolo de sus pensamientos y trayéndolo de vuelta al presente.

- Fuerte y claro, Roll. - respondió X. - Ya he entrado al primer piso.

- ¿Y qué es lo que ves?

- Bueno... - empezó X, observando su entorno actual. - Para ser honesto, se ve como un cuarto bastante estándar.

El término "estándar" parecía demasiado corto para capturar la esencia de este lugar. Pese al desgaste y edad evidentes que se aferraban a cada esquina, X podía discernir los remanentes de un tiempo cuando exudaba sofisticación y gracia. Claramente, este espacio había sido creado con un propósito, con cada detalle elegido meticulosamente para evocar una atmósfera específica.

De nuevo, la imagen del caracol se manifestó en su mente.

La cámara, que inequívocamente era parte de una base submarina, exudaba un hechizo escalofriante, como si estuviera congelada en el tiempo. Su interior estaba adornado con lo que parecía ser una colección de muebles de antigüedad y varias utilidades, meticulosamente arreglados, pero ahora sucumbiendo al desgaste, y cuyas historias se habrían perdido en las profundidades del tiempo. Aunque, por lo que podía discernir de los pequeños detalles, había un tema presente. Bajo la gran cantidad de percebes, algas, y algunas especies aparentemente seleccionadas de coral que se habían apoderado de lo que alguna vez fueron muebles para utilizar, X se encontró comparando a este lugar con dos sitios donde ya había estado antes, uno de incluso antes de su tiempo o el del Dr. Light, y otro con el que estaba demasiado familiarizado.

El estudio del Dr. Cain en Arcadia, aunque evocaba el diseño general de la llamada "Ciudad Blanca" en la costa este de Japón, tenía un interior que se sentía como un viaje nostálgico a través de un hogar de mediados del siglo. Estaba lleno de reliquias del pasado que cautivaban la imaginación del Hunter azul, desde los incontables volúmenes que adornaban los estantes, hasta las fascinantes exhibiciones de fósiles antiguos que mostraban las formas de vida de las plantas prehistóricas. X observó que, incluso en el siglo XXII, este humano celebraba la importancia de honrar a la historia y los tesoros que esta guardaba.

La cámara evocaba una memoria particular para X, similar a una vieja fotografía de la cual sólo vislumbró brevemente hacía mucho tiempo, apenas registrándose en su mente. Esa pieza, conocida como "La sala de los caracoles", fue elaborada por el artista italiano Carlo Bugatti a principios del siglo XX, y se inspiraba fuertemente en el movimiento Art Nouveau de su época. Fiel a su estilo artístico, "La sala de los caracoles" mostraba muebles y decoración que imitaba las curvas orgánicas y formas encontradas en la naturaleza. Cada pieza de madera tallada estaba diseñada meticulosamente, mostrando un patrón en espiral que resonaba por toda la habitación, haciendo eco de la elegante espiral de la concha de un caracol. En total contraste con el diseño meticuloso y materiales prístinos de madera, cuero y metal de Bugatti, estas réplicas estaban cubiertas en capas de sucio y corrosión. Este desgaste sugería que, pese al esfuerzo invertido en conservar una estética particular en el interior de la cámara, esta había sido abandonada a los estragos del tiempo, permitiéndole a la naturaleza lentamente afirmar su dominio y reclamar el espacio.

Y no sólo eso, sino otras criaturas con caparazones también estaban en la exhibición. O más bien, sus restos. Fósiles de especies antiguas tales como el Nautilo o el Ortocono Gigante, todos ellos moluscos antiguos.

La aparente negligencia parecía casi deliberada, como si el lento desgaste y deterioro de lo que alguna vez fue prístino y estaba protegido del mundo exterior hubiesen sido diseñados para enviar un mensaje más profundo, una sutil indicación de una verdad más grande que X apenas empezaba a descubrir.

Notando una puerta en el extremo más lejano de la habitación, X se acercó a ella, y sus paneles se deslizaron para revelar un elevador, como si su viaje todavía le incitara a ascender.

...

- ¿Y qué tiene esta puerta? - cuestionó Roll, apenas tras escuchar los detalles de la ubicación anterior de X.

El Maverick Hunter estudió la placa rectangular frente a él, pero la criatura que mostraba era ciertamente diferente a la anterior. - Si tuviera que adivinar, diría que se trata de algún tipo de cerdo o jabalí, aunque los colmillos parecen inclinarse más al segundo.

- El cerdo es uno de los primeros animales que los humanos lograron domesticar. - mencionó su hermana. - Así que, incluso con todo en su lugar, si los devuelven a lo salvaje, los cerdos domésticos fácilmente pueden revertir hacia su naturaleza salvaje con pocos problemas.

- Definitivamente hay un tema recurrente aquí. - señaló X. - Aunque no tenemos los nueve niveles, sí hay siete. - Sus pensamientos se profundizaron mientras añadía. - Y empiezo a creer que cada uno de estos niveles toma cierta inspiración de Dante, o quizás incorpora los aspectos del catolicismo.

- ¿Oh? ¿Cómo así? - cuestionó Roll, curiosa sobre su línea de pensamiento.

En la cámara inicial, la imagen de un caracol adornaba las paredes, y el espacio parecía recordar a una obra de arte otrora majestuosa ahora reducida a un estado de deterioro y negligencia. X reflexionó recordando su salida reciente de la versión grotesca de la sala de los caracoles. - Extrañamente, no había amigos acechando, como si la esencia de la sala transmitiera que fue construida con la menor cantidad de consideración posible.

- ...pereza.

X hizo una pausa. - ¿Qué dijiste?

- El tema es la pereza. - aclaró Roll. - El caracol, junto con la tortuga, una vez fueron utilizados como símbolo o representación de los vicios que la religión católica y otras ramas del cristianismo consideraban "los siete pecados mortales", con el objetivo de mostrar a los humanos de ese entonces lo que creían que eran las cualidades de pereza y falta de esfuerzo en un animal.

Mientras la claridad comenzaba a iluminarla, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar, revelando la identidad del formidable oponente que X probablemente confrontaría en la cima. Aunque la figura responsable por la destrucción de la embarcación de rescate permanecía mayormente envuelto en el misterio, la inteligencia recabada en el cuartel general, aunado a la atención a los detalles, le proveyeron a X suficientes indicios para visualizar el rostro detrás del caos.

- ¿Y éste? - cuestionó X, tratando de sacudir sus pensamientos para enfocarse lo que estaba pasando en el presente. - Asumo que es "gula", ¿verdad?

- Muy probablemente. - concluyó Roll, dada la imagen presentada en la puerta. - Por supuesto, dado que el primer nivel no tenía nada esperándote, no asumas que en este tal vez no haya nada tampoco.

- Claro. - respondió X. - Voy a entrar.

- Ten cuidado.

Mientras se acercaba, el panel de obsidiana reconoció su presencia y se abrió, otorgando al Maverick Hunter acceso. Sus ojos esmeraldas se encontraron con un escenario totalmente diferente al que encontró abajo.

En la cámara inferior, los remanentes de una exhibición otrora espléndida languidecían en un estado desgastado, transformada en una simple sombra de su antigua gloria. Esta área se sentía menos como una habitación y más como un refugio rudimentario, evocando imágenes de un tiempo mucho antes que los ancestros de la humanidad establecieran sus primeras comunidades y civilizaciones. El techo y paredes estaban diseñados intrínsecamente, con sus contornos ondulando de una forma que reflejaba las texturas rugosas de las paredes de una cueva, abrazando la ambientación primitiva del espacio.

La piedra rugosa y dentada estaba adornada con lo que parecían pinturas de cuevas antiguas, esparcidas por las paredes en una exhibición hipnotizadora. Los tonos de rico marrón y rojo oxidado daban indicios de una artesanía meticulosamente, capturando la esencia de estas obras de arte de una era muy antigua, y evocando una sensación de maravilla y misterio.

- ¿Qué aspecto tiene el interior de esta sala? - susurró Roll en voz baja, deseando saber que su hermano menor se encontraba bien, pero a la vez con curiosidad por los detalles del entorno.

- Se siente como si hubiese entrado en las legendarias cuevas de Altamira, en España. - replicó X, con la mirada fija en una enorme figura con el aspecto muy similar a un búfalo prehistórico, cuyo cuerpo robusto y poderosas extremidades estaban enmarcadas de negro, completos con los cascos bien definidos, unos cuernos majestuosos y una melena fluida. Susurró entonces con una sensación de certeza invadiéndolo: - No puedo estar equivocado con esto. Tiene que ser él.

- ¿Quién? - inquirió Roll, notando cómo X se quedó en silencio tras unos momentos. -...¿otro que originalmente era un...?

X asintió, aunque el gesto fue bastante reacio. Sabía que tenía que pasarle la información a su navegadora, pero la verdad le pesaba enormemente. Si tan sólo pudiera reunir más fuerza. - Los sistemas del Cuartel General lo marcaron como parte de la 6ta unidad Naval, pero... - dudó, hundiendo los dientes en su labio. - Sólo hay uno que llegaría a estos extremos.

Inicialmente ella planeaba preguntar más, pero tuvo la sensación de que tal vez dicha acción no sería lo mejor en ese momento. - Bueno, si ese es el caso, entonces claramente te está esperando. - le dijo. - Sería de mala educación dejarlo esperando, ¿no crees?

X asintió estando de acuerdo. - Absolutamente, pero primero necesitamos averiguar cómo llegar al siguiente nivel. - le dijo, deteniendo sus movimientos gradualmente bajo la superficie. Se tomó un momento para examinar su entorno. - Y eso probablemente involucra activar algo para abrir la entrada. - Por supuesto, eso traía la pregunta de cuál sería el activador. Cierto, la cámara previa tenía poco en acertijos confusos, pero eso era sólo debido al tema del vicio que seguía. El Hunter azul sospechaba que las otras no serían tan fáciles para él.

En la ausencia de muebles, había bloques rectangulares diseñados para parecer áreas para reclinarse o sentarse, y la cámara también estaba llena de diversos objetos y artefactos esparcidos alrededor, complementando las pinturas rupestres que adornaban los muros. El terreno rugoso mostraba representaciones artísticas de criaturas y vida salvaje prehistóricas, junto a las marcas de manos de humanos prehistóricos y posiblemente otros seres humanoides. Estas vívidas imágenes de criaturas ilustraban a humanos primitivos persiguiendo bestias antiguas con sus herramientas talladas a mano, todo en un esfuerzo desesperado por sobrevivir a la implacable dureza del mundo natural. Piezas de ropa elaboradas a partir de pieles de animales estaban colgadas en las paredes junto las pinturas, dientes y garras de bestias asesinadas que llevaban como trofeos, y los colmillos alargados de un mamut, se sentía muy similar a una exhibición de un tiempo donde las riquezas y la fortuna no se medían en oro, sino en vivir para ver otro amanecer.

Aun así, ¿cómo se relacionaba esto con el tema de esta sala en particular?

Justo entonces, X vio un objeto bastante peculiar situado contra otra imagen interesante. Irónico, siendo que estaba empezando a preguntarse cuándo el pecado en cuestión entraría en juego en este escenario particular.

Posado con gracia sobre una pila meticulosamente ordenada de cristales de energón se encontraba una destacable réplica de una figura. Su silueta femenina era pronunciada, presumiendo de características exageradas en el pecho, piernas y abdomen, mientras que la ausencia de brazos y detalles intrínsecos en la cabeza añadían un aire de misterio a su forma. Pero un detalle en particular le pareció extraño: parecía haber un pequeño cristal de energón situado donde debería estar localizado el ombligo, como si su estómago contuviera una fuente viable de nutrición en su interior.

Lo único que pudo hacer era quitarlo de allí y llevárselo consigo.

X le habló a Roll, con una chispa de curiosidad en sus ojos mientras se acercaba al enigmático objeto de piedra. Este se alzaba sobre los cristales, casi como si fuera de la realeza, una estatua de gran importancia. El parecido con su inspiración original era aterrador. - Definitivamente hay algo intrigante con esto. - señaló X, con un deje de incertidumbre en su voz. - Pero no puedo estar seguro si representa o no una amenaza.

- ¿Qué es lo que ves exactamente? - inquirió Roll.

X observaba pensativamente. - Me parece que esta es la Venus de Willendorf. Adicionalmente, varios de los artefactos tienen similitudes a monumentos antiguos de los tiempos prehistóricos. - Sus ojos se giraron hacia la fuente de energía sobre la cual estaba posada la réplica. - Aunque estos se ven más modernos en comparación.

- No te vayas de cabeza a tomar ninguno. - le advirtió Roll. - Si el tema de esta habitación es el que creo que es, entonces cualquier oferta que encuentres seguramente debe estar arreglada de alguna forma.

- En efecto. - X estuvo de acuerdo. Tras unos momentos de estudiar la figura, el Hunter azul alargó la mano y con precisión cuidadosa, removió a la Venus de su lugar, tomando posesión de ella. - Aun así, ella también tiene un cristal en su interior. Pero no siento ganas de tomarlo.

No, todo esto tenía que ser una trampa, todo. Aunque había sufrido algunas heridas por sus escaramuzas anteriores fuera de este lugar, no era tan tonto como para simplemente coger algo que claramente era demasiado bueno para ser verdad. Pero aún así, tenía que haber una razón por la cual la figura de la Venus tenía en su interior un cristal de energón. ¿Pero para qué?

Luego vio un cráneo de animal fijado en la pared al norte, con sus mandíbulas huesudas abiertas, con los cuernos curvados hacia abajo, dándole la feroz apariencia de un carnero o cabra depredadora. La mandíbula abierta creaba una abertura perfecta, aparentemente diseñada para colocar la figura en su interior. En un instante, la mandíbula inferior del cráneo se cerró sobre la Venus, rompiendo la arcilla de la cual estaba hecha y golpeando el cristal de energón anidado en su ombligo. Las sospechas de X se vieron confirmadas: efectivamente era demasiado bueno para ser verdad.

*¡BOOM!*

La explosión fue bastante más apagada que las que había enfrentado antes, pero aun así logró sacudir la cámara, causando que varios objetos se sacudieran en las paredes. En cuanto el humo se disipó, X descubrió que debajo de los restos destrozados del cráneo animal reposaba un panel de control compacto, sin duda diseñado para otorgarle acceso hacia el siguiente nivel.

La forma en que descubrió ese panel parecía cargar un mensaje por sí misma. La Venus, entre las primeras representaciones de la figura humana, simbolizaba la fertilidad de una mujer y una capacidad remarcable de traer nueva vida desde su interior. La mitad de la ecuación tenía el propósito de producir y cargar el futuro.

Y él acababa de insertarla literalmente en la boca de una bestia.

...

- ¿Qué hay en esta puerta?

X observó el panel negro frente a él. Esta vez, la criatura lo dejó algo perplejo. En la superficie de la puerta estaba una serpiente ondulante, cuyo cuerpo alongado parecía retorcerse en cualquier dirección hasta que su cabeza se posicionó en el centro como si esta característica principal fuese el atractivo principal.

- Asumo que se trata de una serpiente, o una anguila de aspecto aterrador. - le respondió X a su hermana. - Aunque supongo que lo veremos ya cuando esté adentro.

- Parece que esa es la única forma. - concluyó Roll, sabiendo que su hermano querría continuar aunque significara ir directo a un peligro potencial. - Pero si la última cámara tenía una trampa, dudo mucho que esta sea diferente.

X asintió estando de acuerdo, y como si respondiera a él, la puerta se abrió para recibirlo. - La verdadera pregunta es, ¿qué visión tendrá el decorador de interiores en mente esta vez?

Sólo había una forma de averiguarlo.

...

Al cruzar por el umbral, el Maverick Hunter azul entró a un espacio que, aunque todavía hacía eco de la escencia de tiempos antiguos, parecía haber evolucionado varios siglos más allá de la decoración primitiva que había encontrado antes.

- ¿Y bien? - empezó Roll, repasando los detalles que X acababa de darle. - ¿Estás diciendo que ahora es el Oriente Medio?

- O quizás Egipto. - respondió X, todavía asimilando los detalles de su nueva locación. - Aunque, creo que es seguro decir que el animal de elección NO es una anguila.

En esta cámara, la entidad que reinaba suprema parecía ser más adepta en tierra sólida que en las profundidades del mar, aunque algunos de sus parientes florecían en el abrazo del océano. La sala en sí misma parecía una tumba o templo abandonado, cuya estructura robusta permanecía en pie sostenida por columnas persas exquisitamente talladas. Pero, en lugar de los diseños usuales de animales como toros en la cima de estas, estos pilares tenían cabezas de serpientes, cuyos cuerpos gráciles se enrollaban alrededor de las columnas fluyendo hacia el suelo debajo. El techo estaba impresionantemente alto para ser un espacio a nivel del suelo, como si buscara desviar la atención del pasado y el futuro, deseando mantenerla toda para sí mismo. La decoración y artefactos diversos, predominantemente hechos de bronce o metales menores, brillaban con un pulimento que los hacía parecer casi de oro con la luz limitada que se filtraba a través de las ventanas con diseño exquisito. Sus reflejos danzaban como un arreglo interminable de escamas brillantes, que cautivaban a cualquiera que se dignara mirarlas.

- ¿Ves algo interesante? - inquirió Roll. - ¿O tal vez algo sospechoso?

- Todavía no. - replicó X. - Sin embargo, creo que puedo identificar la arquitectura aqueménida como la influencia de este lugar. - Sus ojos verdes escaneaban los diseños elaborados que adornaban lo que de otra forma sería una sala sencilla, puntuada únicamente por un manojo de figuras y estatuas. - Las civilizaciones antiguas de esa era tenían unas creencias muy intrigantes sobre serpientes, ¿no? - inquirió, concentrándose en ubicar la ruta hacia arriba.

- Bastantes, de hecho. - respondió Roll. - Cierto, están las figuras más conocidas comúnmente como Uadyet y Apep del antiguo Egipto, pero también está la figura de Zahak en el Zoroastrismo y el pseudo-dragón Azhdaha. Podría seguir adelante, ya que hay varios registros tanto de adoración de las serpientes como de desdén abierto por ellas.

X se puso a pensar, dándose cuenta que esta cámara parecía ser una mezcla de elegancia y amenaza. Las serpientes estaban colocadas con una gracia que hablaba de artesanía meticulosa, pero cada una tenía un semblante único. Tal vez fuera estirarse un poco atribuirles emociones humanas a estas esculturas inanimadas, pero había una atmósfera inequívoca de desprecio en los rasgos de cada serpiente, una repulsión que parecía emanar de su esencia misma.

Parecían estar furiosas ante la idea de que alguien más pudiera existir y recibir reconocimiento aparte de su propia presencia.

En la esquina, X notó algo inusual: un hallazgo sorprendente que, al examinarlo más de cerca, se mezclaba perfectamente con la ambientación del área. Allí estaba una figura que parecía un reploide, atrapada entre un enredo de serpientes cuyas formas sinuosas se enroscaban alrededor de sus extremidades, manteniéndolo cautivo. Parecía estar metido en un frenético pero inútil intento por liberarse. Fue la identidad de esta figura lo que captó la atención de X, sirviéndole como un recordatorio espantoso del conflicto en el que ahora estaba envuelto.

La diminuta forma de Chill Penguin estaba atrapada por una masa enredada de serpientes, y su postura sugería que estaba haciendo un esfuerzo valiente. Sin embargo, la ligera caída en su cabeza revelaba una sensación de resignación, como si lentamente le estuvieran drenando sus fuerzas para pelear. El Maverick Hunter recordaba cómo el pájaro se burlaba de él durante la feroz batalla en las montañas heladas de la isla, donde yacían los restos congelados de sus antiguos camaradas, transformados en enemigos mortales. Una vez estuvieron de su lado, pero ahora se regodeaban con su sufrimiento, burlándose de él con una risa de desprecio. Parecía como si los ecos de su envidia se hubieran apoderado de su esencia, consumiéndolo desde adentro.

- ... tal vez, si hubiese hablado antes, o más de lo que lo hice... - murmuró X, estudiando con sus ojos la figura - ... tú todavía seguirías aquí.

Mientras bajaba la mirada, X notó un detalle intrigante en la escultura: Penguin parecía estar sujetando algo en su pico. Con un ojo cauteloso para lo inusual, X levantó la figura y descubrió un objeto carmesí atascado en la boca del pájaro, similar a una manzana. Se puso a juguetear con el brillante objeto rojo, considerando si debería extraerlo o dejarlo allí, cuando de repente la manzana se deslizó por la garganta de la figura y se quedó atorada allí. Este movimiento inesperado activó un "¡CLICK!" que reverberó por toda la sala.

Y entonces, comenzó el ascenso.

Mientras X caminaba, las memorias sobre una historia particular tejida en la tela de incontables mitos sobre serpientes fluyeron en su cabeza. Esta, específicamente, hablaba sobre una manzana y el amanecer de la humanidad. Aunque algunos veían los capítulos introductorios del libro de Génesis como el trágico inicio de la caída de la humanidad, existía una narrativa alternativa, una que representaba a la serpiente no como una fuerza siniestra, sino como un heraldo de la iluminación. Más todavía, daba indicios de una división más profunda entre dos seres celestiales.

Esta perspectiva filosófica, conocida como el Gnosticismo, articulaba una clara separación entre la fuerza suprema y desconocida que gobernaba toda la existencia, a la cual se referían como Dios, y otra entidad conocida como el Demiurgo, que era visto como el "creador" del reino físico. La Gnosis enfatizaba la importancia del conocimiento personal como la llave de la salvación, en contraste con la noción de la fe por sí misma. En su narrativa, la serpiente en el Jardín del Edén no fue condenada, sino celebrada por Adán y Eva, que expresaron gratitud a la criatura por impartirles conocimiento, o gnosis, lo cual los liberó del yugo opresivo del Demiurgo. Este ser era comparado con Yahvé o Yaldabaoth, el Dios representado en el Antiguo Testamento, al cual consideraban una deidad falsa. En su perspectiva, el verdadero Dios fue el que se reveló en el Nuevo Testamento, a través de las enseñanzas de Jesucristo. Ellos creían que el Demiurgo creó el mundo material con la intención de atrapar las almas con formas físicas, encarcelándolas en un reino lleno de sufrimiento y angustia que él mismo había diseñado para infligir tormento.

La manzana anidada en el pico de Penguin cargaba un significado doble que dejaba a X perplejo; ¿era acaso un símbolo del amanecer de la corrupción, o un regalo de la iluminación? Quizás encarnaba ambos conceptos. Mientras presionaba más, otro pensamiento comenzó a incomodarle. A la luz del creador de este reino, y en los ojos de Sigma también, la identidad del Demiurgo era inconfundible. Pero, en un giro sorprendente, los seres metálicos ahora poseían la habilidad de eliminar a sus deidades, un poder que los humanos de carne y hueso sólo podían soñar.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top