Capítulo 5
Al día siguiente, los gemelos y yo nos preparamos para ir a clases, faltamos una semana completa por culpa de mi celo, yo mi hubiese lanzado sobre el primero que se me cruzara y probablemente le habría pedido ayuda para correrme una y otra vez, da igual si es hombre o mujer, si vibra como tú, es tu pareja destinada, los hombres lobo no utilizan términos primitivos como heterosexual u homosexual, solamente amamos. Y los chicos no fueron, porque estaban completamente alborotados con las feromonas sexuales que liberaba mi cuerpo, ni siquiera podían controlar el cambio, lo que significa, peligro para nuestra especie.
Tuvimos que dar un montón de explicaciones, Mikel fue como su padre y mi tutor para explicar la situación, una especie de virus dijo, con certificados falsos y todo incluido para hacerlo más creíble, certificados que el director ni siquiera pidió, la familia Sallow era especial, y él definitivamente no quería volver a tener problemas con nosotros, no desde que Edric lo amenazó con dejar de hacer las donaciones anuales, esa vez le temblaron los bóxer, ahora prácticamente no nos regaña por nada, lo cual es injusto para los demás, pero muy conveniente para nosotros.
— Joder, nos perdimos toda la primera clase por perder el tiempo en la oficina del director.
Se quejó Leo.
— Le encanta lamerle los zapatos a papá — complementó Lucas— se la pasó alagándonos sólo para tener su favor.
Arrastrándome hacia el comedor.
— Agh, muero de hambre — me quejé, colocándome en la fila— al menos no tuvimos el examen de historia, yo no estudié nada.
— ¿Cómo ibas a saber algo si estabas dele y dele masajeándote la papaya?
Golpee su cabeza, escuchando a las chicas tras nosotros reír ante sus ocurrencias.
— Cállate, retardado.
Me señaló, sobando su cabeza.
— Soy retardado porque todo el mundo se la pasa golpeándome en la cabeza, es tu culpa también.
Reí alzándome en la punta de mis pies para alcanzar su cabello y desordenarlo, ya era nuestro turno en la fila, por lo que decidí dejarlo tranquilo, por ahora, y pedir un brownie con chispas de chocolate y un café para sobrevivir al final de la jornada, teníamos laboratorio de química ahora, usaríamos una serie de líquidos extraños para intentar recrear una pequeña explosión que se supone, debe ser divertida, el caso es que ninguno estudió, primera advertencia, y se lo hicimos saber al profesor, no queríamos poner en peligro a ninguno de nuestros compañeros, porque a menos que lo que sea que ocupemos hoy tenga wolfsbane, no sufriremos daño alguno a diferencia de ellos.
El profesor dijo que estaba bien, que estábamos en el aula para divertirnos y aprender de los errores.
Una hora después, Edric estaba esperándonos recargado en su camioneta, con rostro de perro mientras fumaba un cigarrillo. Olía a molestia, fingiendo que nada pasaba, también olía a rosa.
¿Porqué huele a rosa, joder?
— Mira para otro lado, perra rompe hogares.
Gruñéndole a la chica que se le quedó viendo.
Ese pedazo de chocolate macizo sin dueño lo vi yo primero.
— Oye, quieta.
Leo enlazó su brazo conmigo, arrastrándome hacia el auto.
— Instintos animales bajo control — dijo Lucas, enlazando mi brazo libre con el suyo— Ugh, huele a rosa.
Arrugando la nariz al acercarnos a su hermano.
— Ah, por eso se puso así, su olfato es más agudo que el nuestro.
Se mofó Leo.
— ¡Pido ir atrás!
Corriendo hacia el auto, entró y puso seguro.
— No pienso ahogarme en el asiento junto a Edric —Dijo Lucas— lo siento guapa.
Desordenó mi cabello y corrió para sentarse en los asientos traseros, ambos cerraron los seguros y no me dieron tiempo de hacer algo, cualquier cosa, lo que sea.
— ¿Me puedo ir en la maleta?
Pregunté a Edric, parando frente a él.
— No. Arriba.
Botó la colilla al piso y dio media vuelta, entrando a la camioneta.
Dios... sí que estaba molesto, interrumpimos sus actividades sexuales.
— En mi defensa, el maestro no explicó qué tan peligroso podía ser ese experimento, se supone que debíamos saber las dosis, pero ¡Sorpresa! Faltamos una semana y dio por hecho que ya sabíamos.
Escuché explicar a Leo apenas subí al auto.
— Papá no estaba disponible, mamá tampoco y yo tuve que dejar de hacer... cosas, por venir por ustedes ¿Pueden darme un solo minuto de paz? Papá se fue hace poco más de una hora de la escuela, y ustedes ya están causando problemas.
Bajé la ventanilla e inhalé aire limpio.
— Bueno, pues te lo podías ahorrar, tu aroma me enferma.
Gruñí molesta.
— Pues tendrás que aguantártelo, porque estaba ocupado y aún así, me hice el tiempo de venir por ustedes. Agradezcan que el profesor se echó la culpa esta vez, trio de vándalos con suerte.
Demonios, sí que estaba emputado.
— Tranquilo, puedes dejarnos en el pueblo e ir a hacer lo que tan ocupado te tenía, yo aprovecharé el día para analizar las vibras del resto de los chicos que no están viejos y usados, ya sabes, de mi edad, como soy un alfa, puedo elegir por mí misma el que más guapo me parezca para enlazarme a él y tener un montón de hijos.
Paró el auto a mitad del bosque, observándome.
— ¿Es algún tipo de indirecta para mí, Kayla? Porque es bastante inmaduro de tu parte.
Señalándome.
Lentamente, los gemelos se deslizaron por el asiento, abrieron la puerta y se escaparon, corriendo por el bosque, juntando ambas palmas, pidiendo disculpas, podía escuchar su monologo interno de incomodidad y culpa por abandonarme ahí.
— Es todo, me iré caminando, los gemelos ya se marcharon y no les dijiste nada.
— ¿Qué ellos qué?
Al parecer no se dio cuenta, porque su rostro de sorpresa al ver la puerta abierta de la camioneta me pareció bastante sincero.
— ¿Cuándo ellos...?
Me estiré lo más posible para cerrar la puerta, mi mano aún no tocaba la puerta cuando lo escuché maldecir, di vuelta la cabeza para preguntarle qué maldito problema tenía ahora, su problema es que me estaba mirando el culo detenidamente.
— ¿Se te perdió algo?
Alzando la ceja, cerré la puerta y regresé a mi asiento.
— N-no.
— Hueles a mentira.
Cruzándome de brazos.
— No es así, eres una niña, no sabes oler bien.
Poniendo en marcha la camioneta, intentando evadir el tema.
— Claro, soy una niña cuando quería regalarte mi corazón, pero soy lo suficientemente grande para que me mires el culo.
— ¿Querías? ¿En pasado? ¿Ya no?
Sonaba sorprendido.
— ¿Crees que querría regalarle mi corazón a quien apesta a rosa todo el tiempo? Jódete Edric.
Abrí la puerta, salté hacia el techo sin esfuerzo y bajé del auto en movimiento, ya estábamos lo bastante lejos del pueblo, nadie me vería, por lo que no me importó desgarrar mis ropas, romper mis huesos y transformarme en lobo, corriendo por el bosque, libre, molesta y sin preocupaciones.
Eso me gustaba de cuando estoy en mi estado lobuno, nuestro pensamiento se limita a lo básico, no tenemos complicadas emociones humanas, solo... colores, colores simples de distinguir, mejor olfato, mejor agilidad, mayor rapidez, y...
¡Mierda!
Un lobo negro alto y robusto me cortó el paso, gruñéndome con molestia, yo no me quedé atrás, le regresé el gruñido y levanté la cabeza, no iba a mostrarle el cuello a él, sólo se lo mostraba a su papá.
— Kayla, deja de comportarte como una niña, vuelve el auto.
— Rompí la ropa ¿Quieres verme desnuda? Pervertido.
Gruñó en señal de molesta y saltó cada vez que intenté tomar alguna dirección, él no me dejaría ir por mi cuenta.
— Hazte a un lado.
Dije con molestia.
— Vamos por un helado.
Entonces hice el movimiento que Mikel me enseñó, hice el ademán de ir hacia la derecha, pero apenas saltó, doblé hacia la izquierda, levantando la tierra bajo mis patas por la presión, comenzando a correr a toda prisa.
Entonces aulló.
Su canción sonaba como ManadaAmigaHermanaEnojoNoMolestarRosa.
Agh...
Como lo odiaba.
No quise darles importancia a sus palabras, él sólo quería hacerme enojar y no le daría el lujo de demostrarle cuanto me molestaba que se estuviese revolcando con lobas que practican la poligamia, si estuviese enlazada a alguien, no podría acostarme con nadie más.
Utilicé esa rabia y corrí hasta el bosque, directo al gran árbol, dónde Mikel en su forma lobuna descansaba, no pude evitar acercarme a él y arrastrarme por su lado, quedando pansa arriba, impregnándome del olor de mi alfa.
Mikel era como un padre para mí.
— ¿Así que causaron problemas de nuevo?
Gimoteé y le mostré mi garganta en señal de respeto, deslizó su cabeza por mi cuello haciéndome saber que no estaba molesto, debía explicarle.
— Sí causamos problemas, pero no fue a propósito, fue un accidente, era tóxico en grandes cantidades y no nos lo explicaron.
Se recostó en el césped y me invitó a recostarme con a su lado, observando cómo se movían las hojas de los arboles con el viento, saboreando el olor del otoño que entraba por nuestras narices y se quedaba impregnado en nuestro pelaje.
Adoro este lugar.
Mikel y yo nos quedamos por un buen rato así, sólo saboreando el clima, absorbiendo los sonidos que nos rodeaban, y luego de un rato, me explicó cual es la función de un alfa y por qué es tan importante que él esté conectado al territorio que es suyo, de esa manera, puede darse cuenta inmediatamente si algo está mal, también me habló de la importancia de los lazos, y de cómo sentía como cada hilo cambiaba dependiendo de cómo sentía el lobo atado al otro lado, dijo que él sentía cada vez que mi lazo temblaba de felicidad, rabia, miedo, él sabía cuando iba mal, porque cada tirón era diferente, y él aprendió a diferenciarlos todos, porque cada una de las personas de esta manada eran él mismo, dijo que todos éramos extremidades, y que juntos, formábamos uno solo, no existía el nosotros en singular, siempre éramos todos juntos, siempre éramos una manada.
Y luego de lo serio, cazamos ardillas, seguimos nuestros instintos y corrimos por el bosque, buscando pequeñas plagas con las que jugar, no era partidaria de matar algo que no me iba a comer, debía ser consciente con mi entorno.
Regresamos a casa en nuestra forma lobuna, tomó una manta del porche con el hocico y la lanzó sobre mí, cubriendo mi lomo, de esa manera, pude cambiar nuevamente a mi yo humana, cubriéndome rápidamente para no ir por ahí desnuda, él hizo lo mismo, usó su propia manta para cubrir aquello que por respeto no quería que viera y entramos juntos a casa.
— ¡Joder! Ambos están llenos de barro y tierra, a la ducha — nos regañó Zara— Kayla, lava bien tu cabello, y Edric trajo una ofrenda de paz, dijo que vendría a cenar y traería helado como postre.
— ¿Ofrenda de paz?
Cierto.
Discutimos.
— Trajo un conejo — arrugando la nariz— No podía simplemente tirarlo, así que será parte de la cena.
Imite su acción, arrugando la nariz, no me gusta el conejo.
— ¿Vino como él o como lobo?
— Como lobo, su cabeza era un desastre total sólo decía KaylaKaylaKaylaPerdónPerdónPerdón. ¿Ustedes discutieron?
Me encogí de hombros, viendo mi mochila descansar en el sofá, alguien tuvo que haberla traído, yo la olvidé en su auto.
— Algo así, olía a rosa, no me gusta cuando huele a rosa, nos dijimos muchas cosas, salté del auto y me fui al bosque.
Zara me observó enternecida, como si aun fuera una niñita, su niñita. Se acercó y acarició mi mejilla con su mano extendida.
— Cariño... sé que Edric es especial para ti, pero él... él tiene un montón de obligaciones, no es que no te vea, es que él siempre ha priorizado las necesidades de la manada, siempre ha dicho que una compañera sería una distracción, temo que él pase sus días sólo, un alfa necesita el apoyo de su compañero para tomar decisiones, para calmar la ira, para ser su lazo permanente que lo sujete a su humanidad, porque a pesar de que la manada sea su lazo más importante, si pierde a su compañero, perdería la cabeza y se ocultaría tras su lobo, manteniendo las emociones al mínimo.
En su voz podía notar lo afligida que se encontraba con el tema, Edric es demasiado responsable con el resto, pero muy descuidado consigo mismo.
— Lo sé.
Fue todo lo que dije.
No sabía qué decir en este tipo de situaciones.
— Ve a bañarte cielo, Mikel está usando el baño de nuestro cuarto.
Besando mi frente.
— Sí, iré. Gracias Zara, por todo, por ser siempre tan amorosa y comprensiva.
— Tú también eres mi pequeñita — tocando mi nariz con su dedo— ahora a la ducha, apestas a ardilla.
Carcajeé y di media vuelta, subiendo los escalones directo al baño, me di una ducha rápida para quitar todas las hojas, ramas y tierra de mi cabello, limpiándome para luego llenar la bañera y derramar un poco de líquido de burbujas con aroma a flores para perfumar mi cuerpo y relajar los músculos en esa agua calentita, tanto ejercicio hoy me dejó resentida, Mikel era muy rápido, fue todo un desafío seguirle el paso.
Se sintió como si mi propio padre me educara y jugara conmigo.
Me encantaría repetirlo.
Ya limpia, rodee mi cabello con una toalla y mi cuerpo con otra más grande, saliendo del cuarto de baño, caminando directo a mi cuarto, tomando bragas limpias y un sujetador, también un vestido estilo campana rojo sangre, pasé los brazos y la cabeza por estos y me observé al espejo, sí, se ve bien y además es casual, Edric jamás pensará que me arregle por él.
Sequé mi cabello, me hice las pestañas y me apreté las mejillas para darle más color, no era necesario usar labial, de por sí mis labios contrastaban bastante con mi pálido color de piel, estaba lista para la cena.
Bajé los escalones de dos en dos y me ofrecí a ayudar a Zara, piqué los vegetales, hice las ensaladas y doré las patatas, adoraba estar en la cocina con ella, aprendiendo las recetas de su familia, nuestra familia, decía ella, incluyéndome en todo momento, enseñándome cómo le enseñaron a ella hacer las cosas y como estas recetas han pasado de generación en generación, me sentí muy importante cuando comenzó a enseñarme.
— Kayla ¿Puedes ir por los gemelos y venir a mi despacho, por favor?
Dijo Mikel, apareciendo en la cocina.
Él olía a Edric, debió haber llegado.
— Enseguida.
Me excusé con Zara y caminé a paso rápido hasta su cuarto, ambos lo compartían, por lo que me contaron, jamás han podido estar en espacios separados, ni siquiera en clases, les da un pánico terrible no sentir al otro cerca, por lo que siempre hacen todo juntos.
Lindo ¿No creen?
Les conté sobre la urgencia de ir al despacho de Mikel, ambos temblaron de pies a cabeza y se pusieron de pie, probablemente iban a regañarnos por la travesura en el salón de química, travesura que no fue intensional, insisto, yo no sabía que iba a explotar tan fuerte y que el olor fuera parecido al huevo podrido, menos sabía que era tóxico.
Afortunadamente, no le afectó a nadie y gracias a nosotros, la escuela cerró temprano.
De nada, compañeros.
Leo fue el valiente que tocó tres veces la puerta, esperando la autorización de su padre que llegó casi de inmediato, al abrir la puerta, lo primero que vi, fue a Mikel sentado tras su escritorio, tras él, Edric apoyado en el archivador, tres sillas frente al alfa, una para cada uno.
— Papá, fue un accidente.
— No se volverá a repetir.
Dijeron los gemelos, tomando asiento rápidamente.
Tomándose de las manos.
Terminé apresurándome y sentándome en el asiento vacío junto a ellos, guardando silencio. Me avergonzaba que me regañaran con la mirada de Edric encima.
— No es por eso, Kayla ya me lo explicó, fue un accidente — suspiró— es otra cosa.
— ¿Qué cosa?
Preguntando los tres al mismo tiempo, sin entender nada.
— Acaban de llegar los boletines de calificaciones.
Oh, mierda.
— Sí, oh mierda.
Dijo Mikel, observándome.
Internamente me golpeé el rostro con la mano extendida, ni siquiera mis pensamientos estaban seguros si no los pensaba como corresponde, podía mantenerlos para mí si levantaba ciertas barreras, esta vez lo olvidé.
— ¿Tan mal nos fue?
Preguntó Lucas.
— Ustedes dos — señalando a los gemelos— están suspendiendo tres materias, química, no me sorprende, historia y biología, la escuela los puso en clases complementarias, la próxima semana son los exámenes y si no terminan bien este semestre, el próximo será más complicado y correrán el riesgo de no graduarse.
— ¡Aaagh! Maldita química.
Se quejó Leo.
— Biología y también historia — puntualizó su padre— tienen que esforzarse más, así que irán a esas clases complementarias llueva, truene o relampaguee.
— Sí papá.
Respondiendo cabizbajo.
— Kayla — me erguí de golpe, aquí venía mi reto— Bajaste tus notas en química, si te va mal en este examen, corres peligro de reprobar, necesitas al menos un ocho.
— ¡Un ocho! — sujeté mi cabeza— química siempre me ha costado, tendré que estudiar un montón.
— Sé que te esfuerzas, quizá la baja sea porque realmente no entiendes, es por eso que Edric te va a enseñar, vino más temprano para ver qué es lo que no entiendes, irás a su casa luego de las clases para que te pongas al corriente.
El mencionado se irguió y posó su mano en el hombro de su padre.
— Lo que sea que no entiendas, yo te explicaré.
— Vayan a estudiar, Leo y Lucas, nosotros tenemos otro tema pendiente.
Los gemelos me observaron como si quisieran que los salvara de esa situación, mientras que yo los miraba de la misma manera, no quería quedarme a solas con Edric, pero ya que Mikel lo ordenó, no podía negarme, terminé levantándome en silencio y saliendo del despacho, seguida del pelinegro de piel bronceada y delicioso aroma a chocolate hasta mi cuarto, cerrando la puerta tras él.
Lo escuché inhalar con fuerza, botando luego el aire contenido.
— Huele a ti.
Dijo con voz grave.
— Pues claro, es mi cuarto.
Intentando mantener a raya mis nervios y los latidos de mi corazón, no quería que se diera cuenta lo que provocaba en mí el tenerlo en un cuarto cerrado, solos los dos.
— Era mío, pero ahora únicamente puedo olerte a ti en él.
Cerré los ojos con fuerza, sintiendo como los vellos de mi cuerpo se erizaban al escuchar su voz más cerca, debe estar a un metro aproximadamente, lo huelo peligrosamente cerca.
— N-no entiendo la nomenclatura — dando media vuelta, chocando con su pecho— Y un par de cosas más.
Casi se me escapa un jadeo cuando levantó su mano y acomodó una hebra de cabello tras mi oreja.
— ¿Qué haces? Espacio personal.
Dando un paso al costado, caminando hacia mi escritorio.
Fue cuando me percaté de lo que estaba por pasar.
El lobo que me regaló estaba junto a mi corazón, decidí sacarlo de la caja para recordarme todos los días que, si no hacía algo, me quedaría sola, y ahí estaba él, observándolo detenidamente, sin tocarlo.
— Es cierto, mejoraste mucho, es el corazón más perfecto que he visto.
Olisquee el aire, Edric olía a confusión, también olía a rojo, este era un color muy ambiguo porque tenía dos interpretaciones, podía ser emoción y romance, o agresividad e ira.
— Te estoy oliendo.
Informé.
Necesitaba una explicación, no quería hacerme ideas equivocadas.
— Si me tallas cualquier otra cosa que no sea tu corazón, lo aceptaré.
Dijo.
Levantando la cabeza, observándome.
— No iba a darte mi corazón, estoy esperando mi próximo celo para dárselo a mi pareja.
— No puedes hacer eso.
Apretó la quijada.
— ¿Por qué no? Tú vives del sexo de la poligamia ¿Y yo no puedo enlazarme de un buen hombre que su único defecto sea que no vibre cómo yo?
Posó sus manos en mis hombros y me empujó sutilmente hasta que mi espalda tocó la pared más cercana, el libro de química terminó en el piso por la sorpresa.
— No puedes enlazarte.
— Claro que puedo hacerlo.
Apoyó su antebrazo junto a mi cabeza, acercándose demasiado a mi rostro, podía sentir su respiración caliente chocar con mi rostro, intenté no pensar en nada sucio, pero el cuerpo no miente, y mi entrepierna pronto comenzó a humedecerse.
— Hueles a rosa, Kayla — susurrando en mi oído— las niñas no deberían pensar en ese tipo de cosas aún.
— No soy... una niña.
Sintiendo mis colmillos crecer y mis garras hacer aparición, estaba excitada, me costaba trabajo controlarme.
— No eres una adulta tampoco, nada cambió en ti luego del celo.
El roce de sus labios en mi oreja me estaba volviendo loca.
— Tú hueles a rosa también, no me engañas Edric — tragando grueso— ¿Te gusta lo que ves?
Sonriendo con suficiencia. Se siente bien hacerlo perder la cordura, hacerlo pensar en mí.
La puerta se abrió de pronto, los ojos de Eric conectaron con los míos, viéndome horrorizado.
— ¡Papá! ¡Kayla se le está lanzando encima a Edric!
— ¡¿Qué?! ¿Tú estás ciego?
Empujando a Edric a un lado para discutir con su hermano, sintiéndome avergonzada de que nos hubiesen atrapado, y molesta al mismo tiempo por interrumpir el momento.
— ¡Apestan a rosa! Kayla ¿Aún estás en celo? ¡Papá! ¡Kayla sigue en celo! ¡Huele delicioso!
Antes de poder llegar a él para golpearle la cabeza, Edric lo sujetó por la camiseta, empujándolo hacia la pared, oliendo a rojo intenso, y este sí sabía a qué se refería, estaba furioso.
— Si tan sólo hueles, miras o piensas en Kayla de otra manera, tendrás muchos problemas ¿Oíste? Ella es una niña y vas a respetarla — utilizando sus ojos de alfa para doblegar a su hermano, un golpe bajo— No volverás a hacer comentarios de ese tipo sobre ella, porque si llego a escucharte, yo mismo me encargaré de darte un castigo acorde a esa falta.
Apretando más fuerte, Eric comenzaba a verse azul.
— Edric, ya basta joder, basta.
Empujándolo sin éxito, es como chocar con una pared de ladrillos.
— Edric, te estoy hablando.
Al oírme, volteó lentamente, sin soltar a Eric, usando sus ojos en mí, una lástima, porque yo también era un alfa.
Mikel llegó en ese momento, pero no hizo nada, algo me decía que quería que yo me encargara de la situación.
— Suéltalo Edric — usando mis ojos— Suéltalo o no volveré a hablarte en la vida, es tu hermano.
— Habló mal de ti, no toleraré que hable cosas que no son ciertas, porque yo me lancé sobre ti.
Admitió.
Mikel abrió mucho los ojos, impactado por la revelación.
— Suéltalo. Yo estoy bien, así que suéltalo.
Lentamente relajó las manos hasta que Eric logró zafarse de su agarre, tosiendo, recuperando el aire en grandes bocanadas.
— Edric, serás el siguiente alfa, contrólate.
— Si te hacen daño, no puedo pensar en nada más Kayla, eres mi niñita.
— Sí, pues... no eres mi padre, así que controla tu temperamento — cruzándome de brazos— ve al baño, lávate la cara y piensa en lo que hiciste, discúlpate con Eric después.
Asintió y cruzó el umbral de la puerta, caminando directo al baño, cerrando la puerta después.
— ¿Puedes... explicarme qué pasó? — dijo Mikel, acercándose— ¿Por qué huele a rosa?
Tragué grueso.
¿Cómo explicaba algo que ni yo entendía?
¡Se supone que íbamos a estudiar!
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HOLA HOLA MIS AMOREEEES
TRAJE UN NUEVO CAPÍTULO
LAS COSAS COMIENZAN A PONERSE CANDENTES POR AQUÍ, ES IMPOSIBLE EVITAR LA EVIDENTE ATRACCIÓN ENTRE DOS PERSONAS, ES COMO LOS IMANES, SI ESTÁN DEMASIADO CERCA, TERMINARÁN CHOCANDO
ERIC EL PINCHE ERIIIIIC SIEMPRE ESTROPEANDO LOS MOMENTOOOS CON SUS COMENTARIOOOS AAAAAH
EDRIC CASI LO MATA CUANDO LE TOCARON A SU NIÑA
LITERALMENTE DIJO: ERES MI NIÑITA ¡AAAAH! ESO ME DIO MIL AÑOS DE VIDA
INSISTO, MIKEL ES COMO UN PADRE PARA KAYLA, YO LO ADORO, ADORO A ESE HOMBRE
NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO MIS AMORES
UN MONTÓN DE BESOOOOS, QUE TENGAN BONITO VIERNES
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