Capítulo 20

Observé a Edric, con su barba bien recortada y su cabello cómo lo recordaba, aún tenía ciertos problemas con las garras, supongo que a Zara no podría cargarla por ahora, tendremos que ayudarlo a volver a sentirse humano, nuestra hija, yo, su familia, la manada, todos los ayudaremos.

— ¿Cómo te sientes?

Pregunté, viéndolo a través del espejo.

— Bien, estoy bien — carraspeo— Me cuesta... mi cabeza...

— Lo sé — sonreí— Costará desempolvar ciertas áreas de tu cerebro, pero estarás bien, tiempo al tiempo — acariciando sus hombros, iré por ropa ¿De acuerdo? Espérame aquí.

Asintió lentamente, observándose al espejo otra vez, tocando su rostro, quizá se sentía extraño.

Salí del cuarto de baño y de la casa caminando con rapidez hacia las casas vacías dónde guardábamos la ropa que teníamos en caso de nuevos integrantes, tomé las cosas que creí eran su talla y regresé a la casa dónde él me esperaba dónde mismo lo dejé.

— Ropa, ven para ayudarte.

Se levantó tambaleándose un poco, supongo que es difícil andar de nuevo en dos pies, vino hasta mí, lo ayudé a vestirse, viendo como tiraba de ciertos lugares, sintiéndose incómodo, no usa ropa hace años.

— ¿Qué me dices? ¿Te sientes listo para conocer a tu hija?

Tragó de forma sonora.

— Yo. Listo.

Asentí queriendo confiar en él y en su autocontrol, tomé su mano y caminamos hasta la sala, dónde tomó asiento, abrí la puerta, levanté la cabeza y aullé con fuerza, llamando a Aileen, cantando una canción de ManadaFamiliaSeguroZara y Ven, Ven, Ven.

Zara no tardó en venir en su forma lobuna, con una bebé dentro de un bonito sacó, dejándola con cuidado en el piso frente a mí, Zara carcajeaba con fuerza, acariciando el hocico de su cuidadora, ella adoraba a Aileen, fue su primer lazo además de mí.

— Gracias Aileen, yo me haré cargo desde ahora, está todo bien, es seguro, vuelve con la manada, yo iré dentro de poco.

Asintió no muy convencida, retrocediendo lentamente hasta sumergirse en la oscuridad de la noche.

Tomé a la niña, su saco y entré en casa, acercándola a la chimenea para que entrara en calor.

— Huele a manada.

Dijo Edric, acercándose lentamente, tomando asiento en el piso.

— Zara nos pertenece, y nosotros le pertenecemos a ella.

Acariciando su bello rostro.

— Mamá, mamá, mamá, mamá.

Dijo Zara, pidiéndome que la cargara, viendo con desconfianza a Edric, ella debe poder oler más que un niño normal, es más, ella debe saber que no pertenece a la manada aún, le mostraba sus dientes a pesar de no tener ningún indicio de lobo aún, los colmillos aparecen cuando cambian sus dientes.

— Zara, mira preciosa, tengo a alguien a quién presentarte — sentándola sobre mis piernas, frente a Edric— ¿Recuerdas que mami te habló de papá? Papá, el gran lobo negro que mamá ama.

— Papá, lobo negó.

Dijo la niña, comprendiendo más o menos lo que le decía, tomando mi cabello, jugando con él.

— Así es, papá, lobo negro — señalando— papá vino a conocerte, por fin vino con nosotros, dijo que te ama mucho, que también eres suya, él es nuestro, somos manada.

— Manada.

Dijo la niña, asintiendo.

— Así es, cielo, mami ya extendió los lazos a papi, para que sea manada ¿Quieres hacer lazos con tu papá?

— Papá.

Dijo Zara, bajándose de mis piernas, caminando con lentitud hacia Edric.

— Papá.

— Sí. Yo. Papá.

Dijo Edric, intentando quedarse quiero, podía escuchar la confusión en su mente.

Acercarse.

Acercarse.

Acercarse.

Tocar.

Acariciar su cabello.

Llamarla hija, llamarla amor, llamarla familia.

Y nonononononono.

No seguro. Yo no seguro.

— Papá.

Dijo Zara otra vez, tocando su mejilla.

— ¿Me estás dando tus lazos? ¿Me dejas... me dejas ser tu manada?

Sorprendido.

— Manada. Sí. Papá.

Dijo Zara.

Me sorprendió escuchar a Edric decir frases sin pausas, si Zara acercó su lazo hacia él, tuvo que haber encendido algún interruptor apagado en su cerebro.

— Papá. Tú papá. Manada.

— Sí cielo, sí, soy manada y soy tu papá, somos manada.

Abrazándola con delicadeza.

— Mami. Manada.

Estirando uno de sus brazos hacia mí.

— Sí mi amor, somos manada, somos manada.

Dije.

Incluyéndome en su abrazo.

Esa fue la cuarta noche más feliz de mi vida.

La primera. Cuando supe que iba a vivir, cuando llegué a la manada Sallow.

La segunda. Cuando matamos la bestia y formamos la nueva manada Sallow.

La tercera. Cuando Zara nació.

La cuarta. Hoy. Que por fin mi familia está reunida.

Luego de largas horas en las que le dimos de comer a Edric que no podía sujetar los cubiertos, le ayudamos a conectarse más con su humanidad, y mimó a su hija por todos los años perdidos, cargué a Zara, tomé la mano de mi hombre y caminé por el bosque, en oscuridad absoluta, sólo guiados por el cielo estrellado, directo al claro dónde todos mis lobos esperaban, dónde todos aullaban nuestra canción al compás, la canción de la manada Sallow, canción que le enseñamos a los recién llegados, mi familia, nuestra familia.

***

Los días pasan con rapidez cuando ya no tienes nada que esperar, digo, encontré a quienes buscaba, no hay peligros, los niños más grandes se graduaron de la escuela, el pequeño Jay encontró su pareja destinada y joder... así uno se da cuenta de que ya no somos niños, de que ya no tengo catorce, o dieciocho, o... o veinte joder, tengo una hija, y llegó el momento que tanto esperé.

— ¿Estás lista?

Preguntó mi hombre, llegando a buscarme a la cabaña, nuestra pequeña tenía cuatro años ya, ambas vestíamos bonitos vestidos blancos y coronas de flores, caminaríamos descalzas por la nieve, afortunadamente, Zara ya comenzaba a regular su temperatura, su lobo interior comenzaba a expresarse, era más rápida, más veloz, podía hablar en la cabeza de los demás y aullar a pesar de conservar su forma humana, aún quedan muchos años para que ella logre transformarse, pero que ame lo que es en su interior, lo comprenda y proteja el secreto, es lo más importante.

— Estamos listas, vamos allá, todos nos esperan.

Zara corrió hacia él, Edric la levantó sin esfuerzo y tomó mi mano, saliendo juntos de casa.

Recorrimos el pueblo ya vacío, caminando entre los árboles, directo al claro, dónde todos mis lobos esperaban entre flores blancas, sillas adornadas y una especie de altar, dónde juraría amor eterno a mi hombre y le entregaría mi mordida, la que se nos fue arrebatada hace tantos años, por fin la recuperaríamos.

— Oh, aquí está mi pedacito de cielo, que guapa estás hoy.

Mikel le quitó la niña a Edric, haciéndola girar entre sus brazos, observándola con adoración.

Esta pequeña es su lazo hacia la humanidad, lo mismo para Eric, luego de la muerte de Zara, ambos quedaron solitarios y desamparados, Eric perdió a su pareja, y mi pequeña... heredando el mismo nombre y la personalidad chispeante de mi difunta madre... ella... ella siempre nos dará las fuerzas para seguir adelante.

— ¡Abuelo! Más rápido, más rápido.

Y así Mikel lo hizo, haciéndola girar más y más rápido hasta que ambos quedaron sentados en la nieve, muy mareados.

— Ustedes dos ¿Dónde estaban? Tengo todo listo y no aparecen — nos regañó Aileen— Los gemelos se están bebiendo todo lo que encuentran, y afortunadamente no han descubierto la comida.

Mi segunda estaba realmente paranoica.

— Está bien, comencemos antes de que se te reviente la cabeza por la tensión, estamos listos.

— No los veo en sus lugares, alfa.

Dijo, señalando el altar.

— Ya vamos, ya vamos.

Asintió, cruzándose de brazos, esperando literalmente que comenzáramos a caminar hacia allá.

— Ahora sí que ya vamos.

Tomé la mano de mi hombre y caminé hacia el altar, viendo como Aileen llamaba la atención de mi par de gemelos favorito y nos señalaba, Leo y Lucas asintieron, bebiéndose lo ultimo de la botella que cargaban, tomaron de la mano a Ethan y caminaron directo a su lugar, toda la manada caminó hacia su lugar, las chicas con sus nuevos bebés y quienes estaban embarazadas también, nuestra manada es prospera, tenemos futuro, un futuro prometedor.

— Lobos y lobas, cachorros también — señalando a mi pequeña y los demás bebés— Nos reunimos aquí en aquella fecha en que la nieve se endurece y no nos estropeará este gran día en el que nuestra alfa por fin se unirá con su pareja para compartir la vida juntos, digo, ya la compartirán juntos, pero, los lobos tenemos un tradición, aquel o aquella que sea alfa y encuentre a su compañero, le compartirá su mordida para que él o ella la acompañen, cuiden y apoyen en sus labores, y nuestra alfa me tiene a mí, pero también quiere a Edric, así que ni modo, seré la tercera si ella es feliz.

Sacó carcajadas de todo el mundo, pero Aileen estaba seria, ella no estaba intentando bromear, la llegada de Edric le ha costado tiempo asimilarlo, ahora toca la puerta para entrar, antes, sólo entraba, subía directo a mi cuarto y me hablaba de lo que tenía que hacer en el día, o se recostaba a mi lado, con Zara junto a ella y le leía cuentos, entiendo que se le haga difícil acostumbrarse a mi compañero, Aileen pasaba cada minuto de cada día con nosotras, ahora... pues ahora no es tan así, Edric pasa sobre mí la mayor parte del día.

"Recupera el tiempo perdido" dice él.

— Cómo decía — prosiguió, mirando mal a la audiencia— este día, la alfa que nos salvó de un futuro perdido y oscuro lleno de sangre, muerte y terror, alfa, estamos eternamente agradecidos con usted.

Ellos aullaron hacia mí, descubriendo luego sus cuellos.

— Estaré eternamente agradecida por tener su confianza chicos, somos manada, somos familia, ustedes son mi todo, yo soy suya y ustedes son míos.

Aullé con ellos, y tomé la mano de mi hombre, quien ya era manada también, todos eran manada.

— Alfa ¿Está segura de que quiere unirse con Edric?

Preguntó Aileen.

— Estoy segura.

— Edric, estás seguro de que quieres unirte con la alfa?

— Estoy seguro.

— Me encantaría impedirlo, pero ya que es lo que mi alfa quiere — bufó— por favor, descubran el hombro de su pareja y muérdanlo con todas sus fuerzas para marcarse como suyos.

De pie en el altar frente a Edric, le quité la camiseta mientras él movía el bretel de mi vestido hacia un lado.

— ¿Juntos por siempre?

Preguntó, mostrándome los colmillos.

— Juntos por siempre, guapo.

Liberé mis colmillos y me acerqué al hombro de Edric, sintiendo nostalgia, esto ya lo habíamos hecho antes, sin embargo, me emocionó como la primera vez.

De la misma forma, clavé mis dientes con fuerza en la zona, sintiendo su cuerpo tensarse bajo mis dientes, de la misma forma reaccioné cuando me mordió con fuerza, acariciando mi cintura para intentar aminorar el dolor, un dolor que... me gustaba, eso significaría que ahora, a pesar de ser manada, él y yo olíamos igual, él me pertenecía más que el resto, y yo le pertenecía más que al resto, me gustaba esa sensación.

Lentamente nos separamos, la sangre se deslizó por mi piel y ensució mi vestido, rápidamente la tela blanca se tornó roja en ciertos sectores, la marca dolía, pero estaría ahí por siempre.

— Alfa ¿Segura quiere hacer lo que viene?

Aileen seguía sin estar segura de esto, tendré que hacerle cariño hasta que se duerma hoy o jamás me lo perdonará.

— Segura que quiero, tranquila, todo estará bien, tú seguirás siendo mi segunda, siempre.

Acariciando su mejilla.

— ¿Me lo promete?

Sonrojándose.

Apoyando su rostro en mi mano.

— Te lo prometo, nada cambiará entre nosotras.

— ¿Y si no puedo dormir? ¿Puedo ir a su casa?

— Mi casa está abierta para todos siempre.

Asintió, sintiéndose mucho más tranquila. Los latidos de su corazón comenzaron a normalizarse.

— Está bien, le creo, Alfa — carraspeó y dio media vuelta para enfrentar al resto— ahora, me gustaría comunicarles que la alfa tomó la decisión de casarse como los humanos hacen, innecesario, porque ya le pertenece a su compañero, y su compañero le pertenece a ella, pero ya que ella quiere eso, yo personalmente me certifiqué en línea para poder casarlos con todas las de la ley, y será rápido, porque claramente la pequeña Zara tiene frío y los bebés no pueden estar tanto tiempo a la intemperie, así que... — tomó su carpeta— Edric Sallow ¿Acepta usted a la alfa Kayla como su esposa para amarla, respetarla y cuidarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los días de su vida?

— Acepto.

Respondió él sin pensarlo, tomando el anillo que el idiota de Leo le entrego, deslizándolo por mi dedo.

Gemelos idiotas, menos mal están atentos.

— Alfa Kayla Sallow ¿Acepta usted a Edric como su futuro esposo para amarlo, respetarlo y cuidarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los días de su vida?

— Acepto.

Dije sin dudar.

Lucas me entregó el anillo y lo deslicé por el dedo de Edric, sonriéndole.

— Por el poder que me confirió el estado, los declaro compañeros, puede besar a su Luna, Alfa.

Lentamente me acerqué a Edric y besé sus labios con delicadeza, saboreando el momento.

Era mío de nuevo, mío otra vez.

Terminando la ceremonia, bebimos y comimos hasta muy entrada la noche, Edric cargaba a Zara hasta nuestra casa, llevándola directo a su cuarto, la cambié de ropa y arropamos, dispuestos a ir a la cama, fue un día agotador, todos necesitábamos descansar.

— Papi ¿Me cantas la canción? Mami, tú también.

Dijo nuestra pequeña justo antes de dejar su cuarto.

— Claro que sí, mi cielo.

Respondió Edric, caminando hasta ella.

Ambos nos recostamos en los lados de su cama y comenzamos a cantar.

Tonto el que no entienda

Cuenta una leyenda

Que una hembra gitana

Conjuró a la luna hasta el amanecer

Llorando pedía

Al llegar el día

Desposar un calé

"Tendrás a tu hombre, piel morena"

Desde el cielo habló la luna llena

"Pero a cambio quiero

El hijo primero

Que le engendres a él

Que quien su hijo inmola

Para no estar sola

Poco le iba a querer"

Parte de la leyenda sí fue cierta, sí sufrimos, sí temimos y sí perdimos, jamás podremos pagar o compensar todas las vidas que se han perdido, pero recordaremos todas y cada una de ellas, sus memorias siempre estarán guardadas en nuestro corazón.

— Buenas noches, mi cachorro.

FIN





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BUENAS BUENAS MIS AMOREEES

TEMINÉ MI PRACTICA POR FIN! ASÍ QUE ESTARÉ MÁS SEGUIDO POR AQUÍ, DIGO... YA NO AQUÍ, PERO CON MI OTRA HISTORIA, SE VIENE INTENSA ASÍ QUE NO SE LA PIERDAN.

HEMOS LLEGADO AL FIN DE POSSESSIVE WOLF, KAYLA Y EDRIC TUVIERON SU FINAL FELIZ, ERIC Y MIKEL SE RECONECTARON CON SU HUMANIDAD GRACIAS A LA PEQUEÑA ZARA, LA VIVA IMAGEN DE SU PERSONA QUERIDA QUE HAN PERDIDO

FUE UN DETALLAZO QUE LE CANTARAN LA CANCIÓN DE SU PROFESÍA AHORA SUPERADA POR SUPUESTO

CASADOS CON TODAS LAS DE LA LEY

CON LA MARCA SOBRE SU HOMBRO 

AILEEN JAJAJAJA SE ME HIZO MUY TIERNA SU ESCENA DE CELOS, ELLA AMA A SU ALFA

FUE UN BUEN FINAL YO CREO, TODOS FELICES

NOS LEEMOS EN UNA PROXIMA HISTORIA

LAS AMOOO

UN BESO ENORME

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