Capítulo 16
Regresamos de las compras un tanto agitadas y luego de hacer un montón de pausas, llevábamos muchas bolsas entre las manos, pero no olvidé a ninguno, cincuenta y seis lobos en total, memoricé sus contexturas y pies, estoy segura de que todo lo que compré les quedará de maravilla.
En medio de nuestra caminata, me enteré de que Camille y Samanta son hermanas, ambas menores de edad, Cam tiene quince, Sam diecisiete, ninguna recuerda haber estado en una escuela antes, no saben leer y ni escribir, dicen haber estado demasiado tiempo perdidas en el lobo, obligadas por Absalón a hacer cosas que no querían.
Y con esta información nueva, llegué al pueblo, dejé las cosas y regresé a viajar al pueblo vecino para comprar libros de caligrafía, lápices, gomas, cuentos de niños, todo lo necesario para enseñarlos a leer y escribir antes de llevarlos a la escuela, debo asegurarme que todos reciban la educación que merecen.
Los siguientes días fueron caticos, hicimos construcciones más sólidas, puertas en vez de simples cortinas, ventanas, para poder apreciar el clima en el exterior, techos puntiagudos, para no acumular nieve en el techo, ya se nos han caído algunos por el peso, debemos ser más inteligentes, y así, modificamos los feos establos e hicimos bonitas cabañas, ahora con camas construidas con la madera de los árboles que nos rodeaban.
Había lobos que sabían sobre electricidad, compraron todo lo necesario y en menos de tres días, ya teníamos luz y la posibilidad de tener electrodomésticos en el interior de nuestras casas, también había lobos que sabían sobre gasfitería, utilizaron las napas subterráneas y pozos para tener agua, y fosas bajo cada casa para poder ir al baño como las personas normales, ya estábamos cansados de cagar al aire libre en nuestra forma lobuna y cubrir todo con tierra después, era antigénico, agradezco tener un baño ahora donde poner el humano culo.
Y sobre los favores que pedí...
Los lobos que visitaron la manada Hale, llegaron con las manos vacías, dijeron que no había nada, ni siquiera una casa en pie, no había rastros de lobos, ni aroma, no había... nada.
Y los lobos que fueron con la manada Sallow... ellos... tampoco encontraron nada, dijeron que el pueblo olía a fuego y cenizas, dijeron que olía a pelo quemado cerca de un árbol gigante, quemaron cuerpos, el olor de muchas personas se mezclaba en el aire, pregunté si quedaron sobrevivientes, pregunté... si encontraron a alguien con vida, pero no había nadie, todo estaba destruido, quemado y desierto.
Estaba sola, pero no podía derrumbarme, tenía que ser fuerte por todos aquellos que dependen de mí.
Esta sería la nueva manada Sallow, no dejaré que el nombre de mi familia muera en vano.
— Gracias a todos por venir hoy, es un agrado poder compartir este domingo con ustedes, los domingos son días para reunirse en familia, es la tradición, todos los domingos nos reuniremos en el almuerzo, usando esta extensa mesa dónde comeremos lo que preparamos, reiremos y disfrutaremos de nuestra compañía, porque somos manada, somos uno, estamos conectados entre nosotros y a esta tierra, dónde por primera vez estrechamos lazos, dónde fui llamada su alfa por primera vez. Aquí es dónde me conecté con mi verdadero yo dónde puedo escuchar a la tierra hablarme, a la nieve susurrar, al viento traer noticias, este es mi hogar y ustedes son familia — levantando mi vaso— por la manada Sallow.
— Por la manada Sallow.
Respondieron los demás al unísono, bebiendo todos al mismo tiempo.
Siguiendo con las tradiciones, fui la primera en comer, luego lo hizo mi segunda, Aileen y después de que ella tragara el primer bocado, todo el mundo comenzó a comer, riendo, hablando y comentando lo que hicieron en el día, muchos consiguieron trabajo, los pequeños están aprendiendo a leer y escribir más rápido de lo que creí, todos tenían un montón de ganas de aprender, y pronto podrían ir a la escuela, personalmente los llevaría a su primer día.
A media noche, volví a casa, encendí la luz y caminé directo al cuarto, entré al baño y di el agua, esperando que se calentara, joder... que delicia volver a tener agua caliente para tomar un baño.
Me quité toda la ropa y limpié mi cuerpo con delicadeza, frotando mi cabello para quitar los restos de suciedad que pudieron haberse adherido a él.
Terminado mi ritual de limpieza, sequé mi cabello, envolví mi cuerpo en una bata y limpié el espejo, observando mi reflejo, tenía ocho mechones de cabello blanco, prácticamente todo mi cabello era blanco a estas alturas, en un mes más vendrá el bebé, y no es como si al bebé le faltara algo, la manada se encargó de hacer la cuna y regalarme ropa por montón.
¿El problema?
Su padre no lo conocería, eso me lastima profundamente.
Fui a la sala y encendí el televisor, dejando el canal de música, nunca veía algo más que ese canal, tomé asiento en la silla mecedora que Frank y Cal hicieron para mí, cubriendo mis piernas con la manta que Sofía tejió, acariciando mi vientre.
Tonto el que no entienda
Cuenta una leyenda
Que una hembra gitana
Conjuró a la luna hasta el amanecer
Llorando pedía
Al llegar el día
Desposar un calé
Cantando mi historia.
Recordando que las leyendas siempre tienen algo de razón, debí hacer caso a Morgan cuando me dijo que yo era la chica de la historia.
"Tendrás a tu hombre, piel morena"
Desde el cielo habló la luna llena
"Pero a cambio quiero
El hijo primero
Que le engendres a él
Que quien su hijo inmola
Para no estar sola
Poco le iba a querer"
Seguí cantando, meciéndome con lentitud, sintiendo a mi bebé patear con energía, le gusta mi voz, le gusta también la voz de la manada, sobre todo cuando alzan sus canciones y aúllan a la luna.
De padre canela nació un niño
Blanco como el lomo de un armiño
Con los ojos grises en vez de aceituna
Niño albino de luna
"Maldita su estampa, este hijo es de un payo
Y yo no me lo cayo"
Prácticamente ya sabia cómo sería mi bebé, heredaría mi lobo, y tendría ojos claros en vez de los oscuros ojos de su padre, la leyenda lo dice todo, y a estas alturas, no pienso negar lo innegable.
Un gimoteo llamó mi atención, observé en dirección a la puerta principal, viendo el viento entrar la nieve en el exterior, y un pequeño lobo, tembloroso, parado en la entrada, no es la primera vez que hace esto.
— Jay, hace frío, pasa. Cierra la puerta.
Levantándome de la mecedora, encendiendo la chimenea, tomando asiento en el piso, dónde el pequeño lobo llegó luego de cerrar la puerta tal y cómo le pedí.
— ¿Por qué sigues escabulléndote, pequeño? Tienes una buena familia de acogida, todos son buenos.
Lentamente cambió, aún era doloroso el proceso de cambio para él, tenía apenas doce años.
— Es que me gusta estar aquí, alfa, para protegerla.
Exponiendo su cuello para mí, mostrando su respeto.
Tomé la manta que antes ocupé, envolviendo su cuerpo, acercándolo a mí para calentarlo.
Es cierto que la temperatura corporal de los lobos es mayor a la de un humano promedio, pero los niños tardan en regular esa increíble función, Jay debe de tener frío.
— ¿Vas a protegerme Jay? ¿De cualquier cosa?
— Si llega otra bestia, yo mismo la defenderé, no dejaré que nadie vuelva a lastimarla, alfa Sallow.
Sallow.
Soy y siempre seré una Sallow.
— ¿Puedo quedarme aquí? Por favor.
Preguntó el pequeño, tomando asiento entre mis piernas, posando sus manos con delicadeza en mi vientre, sintiendo al bebé.
— También quiere que me quede aquí, salta muy feliz.
Dijo el pequeño.
— Jay... Margaret y Lidia...
— Son buenas, pero yo... yo quiero quedarme con mi alfa, por favor... por favor...
Suspiré.
Algo me dice que traer al pequeño Jay es mejor que la puerta sea abierta todas las noches y tenga nieve en la sala, eso me echará a perder la madera.
— Está bien, está bien, tengo tres cuartos, uno para mí, uno para el bebé y uno para Jay Jay — limpiando su nariz— Mañana iremos por tus cosas, pero nada más de escapar, no quiero ver la pequeña figura de un lobito escurridizo congelado en medio del pueblo.
— ¡Sí! No más escapar, lo prometo — abrazándome feliz— Gracias, alfa.
— No es nada pequeño, no es nada.
Acariciando su cabello frente a la chimenea que ya comenzaba a calentar.
— Ven, vamos al cuarto, tienes el cabello mojado, te vas a enfermar.
Levantándome con dificultad del piso, esta panza hacía que todo se me complicara más y más, tomé la mano del pequeño y lo llevé todo el camino hasta el cuarto, lo bañé y presté una de mis camisetas con mangas, le quedaba enorme, pero al menos así no iría desnudo.
Al regresar a la sala, había otros cuatro lobitos, Kiran, gris, trece años, Teo, rojizo, doce años, Abby, blanca con manchas grises, once, Eli, negra, catorce años, todos mojados.
— ¿Y sus familias de acogida?
— ¡Alfa! Oímos lo que le dijo a Jay, no es justo.
Dijo Abby, la más pequeña de la manada.
— Niños, no puedo hacerme cargo de todos, por eso les designé familias, tienen camas cómodas y calentitas, comida y mucho amor.
— Pero también queremos estar con la alfa.
Kiran hizo pucheros.
— Alfa, por favor, déjenos quedar aquí, por favor, es nuestro unico lazo, aún nos cuesta unirnos a los demás, nos sentimos más seguros con usted.
Explicó Eli.
Ella tiene la edad que yo tenía cuando llegué con la manada Sallow, y es cierto, yo... no podía conectar con la familia de acogida, todo cambió cuando Mikel me llevó a su casa, yo... cambié.
Suspiré.
— Haremos esto — resignada— Hoy, dormiremos en la sala, porque no hay camas suficientes para todos, mañana, le pediremos a los chicos que nos hagan unas literas, uno de tres y uno de dos, así, podremos dormir todos juntos ¿Qué les parece, mis niños?
Todos celebraron, salpicando el piso con sus cabellos empapados.
— Bien, ahora, todos a la ducha, Jay, cariño ¿Puedes secar esto, por favor?
Señalando el piso.
— Claro, alfa.
Sonriente, fue por el trapeador, siguiendo los pasos de los mojados pequeños que caminaban sin pudor alguno, los lobos por alguna razón no sentimos pudor.
Bañé a todos los niños, les puse a todos de mis camisetas, luego de eso, comenzaron a discutir sobre quien olía más a alfa, les gruñí a todos, me transformé y los llevé a todos a la sala, arrastrando las mantas de la cama conmigo, y ahí, frente a la chimenea, con todos mis pequeños lobitos, unos encima de los otros, nos dormimos.
— Alfa. Alfa Sallow.
Abrí los ojos de forma perezosa, viendo a Aileen parada frente a mí, observando a los niños sobre mi pelaje, abrazándome.
— Alfa, no puede seguir durmiendo en el piso, su espalda.
Refunfuñé, bostezando ampliamente, lamiendo a los niños para despertarlos.
— ¿Cómo es que todos ustedes siguen escabulléndose de sus casas? Vayan, vayan, y dejen de escapar, la alfa debe descansar.
Les dijo Aileen, levantándolos a todos.
— Pero la alfa dijo que podíamos quedarnos.
Protestó Kiran.
— Dijo que le pediría a la manada que le ayudaran con unas literas para nosotros — complementó Teo— Para dormir aquí.
— Dijo que podíamos, Aileen, ella dijo que podíamos.
Dijo Abby, desilusionada de tener que marcharse.
Decidí cambiar y tomar la manta para cubrir mi cuerpo, observando a Aileen.
— Tranquila, les dije que podían quedarse, si se escaparán todas las noches en medio de la nevada, se enfermarán, además, yo cuando fui encontrada por los Sallow, tampoco podía adaptarme con mi familia de acogida, terminé viviendo con el alfa y eso realmente me ayudó, así que haré lo mismo por estos revoltosos.
Desordenando sus cabellos.
— Vamos, te esperamos en el comedor para desayunar, todos te esperamos, y a los niños — moviendo la bolsa que traía entre las manos— vístanse, exhibicionistas, está prohibido ir desnudos por el pueblo, hay que respetar, deben aprender sobre el respeto.
Por eso Aileen era la profesora de estos pequeñuelos, sabe cómo llevarse con ellos.
— Bien niños, vístanse — levantándome con ayuda de Aileen— iré al baño, tomaré algo de ropa y salgo, lávense el rostro y los dientes en el otro baño.
— ¡Sí, alfa!
Tomaron sus ropas y corrieron en dirección al baño del pasillo, peleando para ganar el lavabo.
Sin duda será un caos vivir con todos estos niños, será divertido volver a tener vida.
Ya todos listos, salimos de casa hacia el comedor, construido tras mi casa, dónde todos esperaban.
— ¡Ya están los cuadrados de madera! — emocionada, me acerqué a ellos— Chicos, sé que me esperaron para el desayuno, juro que esto no tardará, lo juro — tomando un cuadrado de madera— estos... esta es una tradición que me gustaba mucho de mi anterior manada, cada uno de ustedes, por favor tome un cuadrado.
Espere a que todos tuvieran uno y regresaran a sus asientos.
Mi manada estaba compuesta por lobos entre los once y los treinta años, es una manada joven, bastante joven.
— Cuando somos pequeños, se nos entrega un cuadrado idéntico a este — mostrándolo— tallamos un corazón, nos demoramos su tiempo, lo lijamos, buscamos que sea perfecto y lo guardamos, porque ese corazón, es el que le daremos a nuestra pareja destinada, nuestro compañero, el lobo que con el que compartiremos el resto de nuestros días, y no podemos dárselo a nadie más, porque este corazón es nuestra posesión más valiosa. En mi antigua manada era fanática del amor — sonriendo ante el recuerdo— Cuando llegaba la época de celo, el alfa, quien escucha mucho más allá que los demás lobos, escuchaba las vibraciones que emitía cada lobo, y quienes vibran en la misma sintonía eran emparejados, siempre funcionó, siempre fuimos felices de esa manera, y yo... no sé si ustedes quieren hacerlo así también, pero puedo asegurar que no hay una manera más confiable de buscar a nuestra otra mitad, yo pasé por eso, intenté enamorarme como lo hacen los humanos, creí que estaba funcionando, pero cuando mi novio se juntó con mis hermanos que son gemelos... todo... encajó, ellos eran su destinado, ellos vibraban en la misma sintonía, y yo quiero que todos ustedes sean felices, quiero proteger sus corazones.
— Que así sea, alfa.
Dijo Aileen.
— Que así sea.
Respondieron todos.
Eso me hizo feliz, poder renovar mis tradiciones e inculcárselas a mi nueva manada.
— Todos por favor, si tienen dudas con su corazón, no duden en preguntarme, hice más de seis corazones en cuatro años porque era muy mala — riendo— pero pude perfeccionarme, hice un corazón perfecto...
— ¿Y que le pasó a su corazón?
Preguntó una loba joven.
— La bestia... lo rompió, junto al de mi compañero — cabizbaja— y me quitó mi marca — mostrándoles el cuello— Juro ante ustedes que los protegeré con mi vida, bendeciré sus relaciones y velaré por su amor, para que sean felices.
Todos me mostraron sus ojos brillantes, descubriendo su cuello, en señal de respeto.
— Ahora por favor, desayunemos.
Como todas las comidas que compartíamos, esperaron a que diera el primer bocado, observaron a Aileen, y en cuanto tragó, todo el mundo comenzó a hablar y comer como de costumbre.
Podemos decir que por fin tenemos un poco de calma.
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BUENAS BUENAS MIS AMOREEEEEES
COMO VA SU DÍA MARTES?!!!
JODEEER ME DIO MUCHA PENA QUE KAYLA NO ENCONTRARA A NINGUN SOBREVIVIENTE, TENÍA ESPERANZA, COMO ELLA, DE QUE AL MENOS ALGUIEN HUBIESE QUEDADO VIVO
PERO AL MISMO TIEMPO, ESO LA AYUDA PARA NO ESPERAR NADA, PORQUE EN OCASIONES... LA ESPERANZA DAÑA
Y ME ALEGRA SABER QUE LE DIO SU PROPIO ESTILO A SU PUEBLO, SIN ESOS FEOS ESTABLOS FRÍOS Y LUGUBRES LLENOS DE PAJA, AHORA TIENEN CABAÑAS MÁS ELABORADAS.
Y LO DE LA CANCIÓN PARA SU BEBÉ? ME MATÓ, LES JURO QUE ME MATÓ, ME DUELE LA LEYENDA, ME LASTIMAAAAA
Y LO DE LOS NIÑOS?!!! ELLA ESTÁ HACIENDO LO MISMO QUE MIKEL HIZO CON ELLA HACE AÑOS, INTENTA HONRAR SU MEMORIA, HACER LAS COSAS COMO ÉL LE ENSEÑÓ, CON LAS TRADICIONES QUE CON TANTO AMOR LE TRANSMITIÓ
YO ESPERO QUE SEA FELIZ, Y QUE SU BEBÉ NO SUFRA JAMÁS
NOS LEEMOS PRONTO MIS AMOREEEES
MIL BESOOOS
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