Capítulo 2
La noche.
¿Qué tipo de relación tiene la noche con la tristeza? La oscuridad, se supone. Porque crea el ambiente ideal para que algo trágico suceda; pero, ¿Por qué tiene que ser así? Simplemente porque la oscuridad que existe dentro de nosotros es más fácil de mostrar, en la noche.
Un paso a la derecha, un paso a la izquierda. Derecha, izquierda. Sin pisar las líneas en la acera, sin mojarte los pies en los charcos.
Harry de 23 años, caminaba borracho por una avenida tranquila, las pequeñas gotas de lluvia anunciaban lo que pronto sería una tormenta, pero él, no era consciente de ello.
No estaba seguro de qué tan lejos de su casa estaba, ni tampoco de cómo llegar a ella. Por eso solo vagaba, observando a las luces encendidas a través de las ventanas.
Escuchó un golpe seco, como si algo se hubiese estrellado. Vio a ambos lados y siguió caminando al no ver nada, ni nadie.
Luego volvió a escucharlo, no sé detenía. Era como si, alguien estuviera golpeando su cabeza contra una puerta.
Lento, se acercó hasta una de las casas. y se quedó parado sobre el césped mojado de la misma.
La puerta se abrió y una persona que luchaba por respirar salió por la misma. No podía correr, pero parecía intentarlo. Hasta que cayó al suelo, en la acera mojada.
La mujer corrió hacía la figura que se retorcía, pero el niño parecía huirle.
No fue hasta que las fuertes luces de la ambulancia le cegaron que notó la presencia el vehículo, y de los paramédicos.
Su visión era borrosa por las sustancias en su cuerpo, porque estaba borracho y había tomado una o dos pastillas de colores.
—1:47 A.M. Ataque producto de estrés. Procedamos a trasladarlo.
La noche que durmió sobre el césped una familia que no conocía, fue la primera vez que le vio, y su subconsciente, intentaba recordárselo.
*
—Ahora, ¿Pretendes que no te revise después de que casi te mueres en el piso de mi oficina?
Louis tenía los brazos cruzados, en silencio.—Ya lo hizo el otro doctor, no hace falta. ¿No tienes nada más importante que hacer?
— Sí, de hecho, sí.—Irreverente.—Pero necesito entender primero cómo es que tu cuerpo funciona.
—¿Perdón?
—O bueno, como es que tu cabeza lo hace. La exposición al frío podría matarte, el mal seguimiento de medicamentos, la comida basura, quizás el mal temperamento.
—No tengo un mal temperamento.
Se burló del chico. —Eso es lo que tu crees.
—¿Puedo irme ya?
—¿Estás preocupado por algo?
—¿Además de lo obvio? —Recalcando la situación de su madre.
—¿Es una persona, la escuela?
Se removió incómodo, no le gustaba la forma en la que Harry hablaba, diciendo cosas al azar que terminaba relacionando entre sí.
—Ya entiendo. Es una persona de la escuela.
—No tienes ni idea de lo que dices.
—¿Te gusta, te molesta, te…
Interrumpiendo.—¡Ya! Eres doctor, no adivino. Ya basta de preguntas.
—Si no fue el frío, fue estrés. Una llamada, un mensaje. ¿Qué fue lo que te dijo? ¿Terminó contigo, está esperándote, te chantajea de nuevo?
—No está chantajeándome. Solo es un idiota.—Soltó sin intenciones de hacerlo.
—Un idiota que te acosa, ¿No?
— Basta, no es así.—Harto.—No entiendo por qué hablas de cosas que no sabes.
—Porque tu celular sonó más de 30 veces en lo que estuviste durmiendo y por el tipo que ha estado parado afuera de la habitación por más de quince minutos.
—Oh, mierda.—Musitó.—¿¡Dijo algo!?—Inquieto.
Comenzando a reír.—¡Ja! Crédulo.—Se burló.—Novio acosador con problemas de celos, ¿o me equivoco? Alto, no. Eso es muy cliché.
—¿Por qué hablas de mi como si supieras algo, o como, si mi existencia fuera asunto tuyo?
Rió a medias.—Simplemente, me gusta jugar con las mente de las personas.
Tomó su maletín, seguido de su chaqueta y caminó hacia la puerta.—¿A dónde vas?—preguntó Louis.
—Llevo varios días sin dormir, Castaño.—Con desdén.—Me voy a casa, a descansar. La cerradura de la puerta no funciona, asi que siéntete libre de dormir en mi oficina, siempre y cuando no desórdenes nada. Apágala la luz cuando salgas.
Se levantó de prisa. —¿Vas a conducir así? Desvelado, es mala idea.
—Vivo cerca, caminaré.—Trató de ponerse en marcha, pero le detuvieron.
—¿Puedo ir contigo?
No podía evitar analizar su extraña forma de actuar.
Miedo, co-dependencia, estrés, mal carácter...Grandes ojos...bonita sonrisa.
—¿No tienes que volver a tu propia casa?—Dijo al menor.
—¿No tendrías que estar durmiendo ya en la tuya?
Enarcó una ceja a Louis. ¿El pequeño humano de poco más de metro sesenta y cinco, despeinado, y con camiseta de “Adventure Time” estaba retándole?
—Acá el niño eres tú, niño. Puedes acompañarme; pero no puedo llevarte a mi casa, O me llevarían a la cárcel.— Insinuó.
Inocente, sin entender las bromas de mal gusto del otro. —¿Por qué no?
—Olvídalo.
—¿Puedo ir, entonces?
No, Louis no podía aparecerse por su vecindario sabiendo que su casa estaba sola.
No sabiendo que no tenía ninguna defensa además del bate de béisbol que escondía bajo su cama, además, tenía miedo de caminar por esa calle de madrugada. No pasaría, no otra vez.
Sabía que no se conocían lo suficiente, pero no sé le ocurría nada mejor.
Harry suspiró con fuerza. —Supongo que puedes. —Dijo, antes de avanzar.
No tenía idea de que se avecinaba el amanecer, pasaba tanto tiempo trabajando que no prestaba atención al exterior del hospital.
Amaba su trabajo, pero a veces, se sentía como un, esclavo. De sí mismo, y de todo lo que que quería lograr.
Frustrado de cada pequeño detalle, y error que le hacía concluir que no era lo suficientemente bueno. Y que jamás lo sería.
Que lo hacía preguntarse, “¿Qué haría, Aaron?” sólo porque sentía que le debía algo a su hermano.
"¡No, Harry. Nunca serás como tu hermano!"
Dejó pasar a Louis primero, luego de abrir la puerta de su residencia.
Su padre, estaba en su propia habitación.
No había comida que no fuese para microondas como para alimentar a Louis. Por lo que, sólo le indicó que tomara lo que le apeteciera, tomó una manzana para él y mordiendola dijo.
—No puedo ofrecerte mucho, no tenemos muchas visitas, así que el cuarto de huéspedes es usado como bodega. Además, estoy seguro de que viniste aquí solo para dormir, usa el sofá, como siempre.
No, no sabía qué decir o cómo actuar ante esa persona.
¿Qué sabía de él? No mucho.
¿Era bastante bizarro? Sí.
Solamente esperaba que Louis no robara nada de su casa.
No dijo nada más, manteniéndose serio y magnánimo, caminó al segundo piso de su casa dejando al otro completamente callado.
Una rutina. Su padre y la enfermera que le cuidaba se encontraban ya dormidos. La noche estaba en silencio, y el sonido del agua fría con la que se duchaba era notorio.
Su celular timbró.
Vanesa.
Joder, no. No necesitaba un polvo con la chica de siempre. No quería hablarle, o verla. No le agradaba estar con ella, le fastidiaba bastante; pero de alguna forma, ella sabía que podía aprovecharse de su soledad en las madrugadas, porque le hacían vulnerable, sabía cómo conseguir su atención.
Harry había dejado de beber hace un par de años. Sobrio é infeliz.
Sentado sobre su cama, el silencio le hizo pensar de nuevo én Vanesa. Es decir, era bastante linda, se conocían desde la universidad, podría darle una oportunidad y pensó que tal vez no necesitaba pasar otra noche solo.
Terminándose de vestir, bajó rápido, buscando su chaqueta y las llaves del auto.
Reflexionó, su auto estaba en el estacionamiento del hospital, mierda. Podría pedir un taxi o…
Se volteó con cuidado, después de escuchar pasos cerca de él. Alterado, buscó cualquier cosa para defenderse, y caminó hacía la cocina, encendió la luz furioso.
—¡¿Quién está allí?!—Gritó enardecido.
Louis contestó tranquilo.—No podía dormir, y tenía un poco de hambre. Golpeó su frente con su mano recordando la presencia del chico. —¿No tienes café?
Negó, dejando escapar aire pesadamente.
—El café es malo, no tengo nada de eso acá. No lo consumo.
Le vió con horror.—¿Cómo puedes vivir así?
—Con una dieta saludable.
—y muy poco autoestima.—Comentó el castaño.
—Estoy vivo gracias a eso, para que sepas.—Se sentó frente a él.
—Exceso de drogas, pasado trágico, sin futuro, adolescente sin control.
Rió fuertemente.—¿Es en serio? Deja de intentar hablar como yo.
—¿Acerté, cierto?
Sonriendo a medias. —No. Cállate, a ti no te sale.—posó sus brazos sobre la mesa, junto con su teléfono.
—Entonces…
—Mi hígado y riñones están bastante mal. Tuviste razón en que tuve problemas con excesos, pero no del tipo que crees.
—Creí que los doctores sabían cuidar mejor de sí mismos.
—Soy un humano, y como todo humano, tengo la capacidad de destruir lo que me rodea.
—Eso es irónico.
—¿Por qué lo dices?
—¿De qué sirve que intentes ayudar a otros si...—Louis cortó de inmediato lo que estaba por decir.
El teléfono de Harry sonó de nuevo, Anunciando ahora una llamada. Intentó ignorarla, pero no pudo.
Volvió a sonar una vez y otra vez hasta que en su molestia apagó tal aparato.
Louis volvió a hablar después de alcanzar ver la pantalla antes de quedar en negro. —¿Vanesa es tu novia?
No muy convencido de contestar—Ella es mi “A veces”.
—¿Cómo puedes definir a alguien de esa forma? Eres un idiota. No puedes hablar de esa chica como un pasatiempo. ¿Qué te sucede?
—¿Quién ha jugado tanto contigo, pequeño?—se burló.
—...Nadie ha...hecho eso. No me saques de contexto.
—Eres demasiado inocente para comprender que en el mundo de los adultos, vale más un acostón que un fin de semana solo.
—¿Por eso trabajas tanto, porque estás asustado de convivir contigo mismo? ¿Tanto amor te hace falta para que...
Interrumpió—Dime, ya que pareces saber mucho de la vida. ¿Tienes novio?
—Asumes automáticamente que soy…
Interrumpió de nuevo.—Las cosas son como son. No pierdas el tiempo negándolo.
—No, no lo tengo. Ni lo tendré, porque esas cosas no existen, nada nunca es real.
Rodó los ojos. —¿Sabes cuál es el problema con los niños como tú? Que creen que todas las personas los quieren para una sola vez.
—¿Y tú qué sabes, Señor “A veces”?
—Mucho, yo soy diferente. —Sonrió de lado.—Yo te querría para dos.
Al fin de cuentas, no tuvo que pasar la noche solo.
Manténganse con vida. J.S.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top