Capítulo 《11》
Holaaa, volví 👐
Este capítulo tendrá 3 partes... ya verán porqué...
Voten y Comenten si les gusta.
🖤🥦❤
Ash POV
La peor semana de la historia. Es la que me tocó como karma. Prem inconsciente en el hospital, noches en vela esperando una respuesta positiva de los doctores, pero no llegó al momento. Cuando por fin despierta, termina con Boun acusándolo de matar a su familia biológica. ¿Qué familia? ¡Si esos malnacidos de padres que tiene son una maldición rodante para todos! Las cosas están empeorando con su salud, crisis nerviosas todo el rato, fiebre altísima, y hasta desarrolló estrés post-traumático a raíz del ataque, o eso dijeron los doctores. Ya salió del hospital y está en casa al cuidado de mis otros pequeños, Aisha y Sol. Ellos le explican sus nuevas condiciones de omega.
Justo cuando creímos que todo mejoraba, llegaron los períodos de tristeza profunda que sufre todo omega al estar lejos de su alfa, es otra pesadilla en la lista. No sé cómo planean ayudarlo a pasar su primer celo solo en casa, ya que, su cambio fue inconsciente y Boun estaba ahí para él, para guiarlo. Los celos son otra cosa, sentirá que se desgarra y está claro, no aceptará ayuda de Boun. Siento que uno de los dos morirá pronto si no hacen algo al respecto.
Cuando llegamos a la conclusión de que la única manera de salvar a Prem era convirtiéndolo en cambiaformas, pensé que iba a traer buenos resultados. Hablamos con algunos ancianos de otros clanes de cambiaformas y nos explicaron los detalles, todo pareció fácil. Pero nada salió como lo planeamos. Ahora Prem odia a su alfa y Boun está empeorando cada día sin el olor de su omega. El zorro vive encerrado nuevamente en casa de su amigo alfa, un cambiaformas lobo, jefe de su manada, es el único amigo de Boun. Es quien nos mantiene informados.
Las cosas en la Compañía van avanzando, ya logré reabrirla luego del desastre que ocasionó Dour, tuve que reemplazar muchas cosas materiales, cosas que conllevaron a gastos grandes. La prensa es el mayor dolor de trasero de la historia, tergiversan la situación para ganar más audiencia, haciéndome perder clientes, patrocinadores de modelos, inversores internacionales y hasta mis propios trabajadores. Mi nombre casi quedó por el subsuelo en segundos. Digo casi porque alguien me ayudó con los gastos, un nuevo inversor anónimo, se volvió mi socio de la noche al día y temo que termine quitándome el puesto de Presidente de mi propia empresa. Es que de veras debe tener muchísimo dinero e influencias para comprar acciones y ganar poder sobre las decisiones importantes en menos de dos semanas. Tiene casi 30%, yo tengo 50% así que sigo siendo el socio mayoritario.
Refiriéndome a personas de poder, a veces pienso que las personas me ven como una. Cuando ven a este mastodonte pegado a mi sombra, cada instante. Bint sigue aparentando ser mi guardaespaldas, había logrado escabullirme de Devon, pero el demonio viviente me encuentra rápidamente. Mi escapada rebelde solo me duró una hora.
Hace mucho evito a Devon, no soy hombre de faltar a mi palabra, pero... una cita, dos, tres... tres cenas con él son demasiado. Al principio acepté sin pensar en las consecuencias, solo quería a Veros de vuelta con nosotros. Ahora está relativamente vivo, fue a una especie de retiro, lo cual para mí es un encierro en espera de que alguien le enseñe a controlar la sed de sangre. Sus instintos son buenos y se controla con facilidad según dijo Bint, pero, aún así deben ser precavidos para que no ocurran tragedias.
Este día pensaba relajarme en casa antes de visitar a Prem. Iba saliendo del lobby de la empresa, el sol que en la mañana brillaba con fuerza se esfumó al igual que Bint. ¡Victoria! Pensé de forma idiota. La lluvia caía con prisa, pero en un segundo creí haberla visto detenerse. ¿O fue mi corazón quien dejó de bombear sangre un instante? Afuera estaba un colosal y endemoniadamente sexy Devon, con su muy elegante traje a medida que combinando con su cabello largo y rubio. Contrario a lo que pensé de su vestimenta, tipo Drácula de los ochentas, traía un color llamativo, beige claro, un abrigo oscuro y largo sobre los hombros, su rubio cabello estaba recogido. Sostenía una sombrilla y una mirada penetrante y seria como una madre que espera regañar a su hijo. Mi corazón saltó de nervios y mi pantalón encogió.
Sonrió falso, abrió la puerta sin mediar palabras indicándome entrar sin rechistar, y lo hice. Lo que menos necesitaba eran escándalos en la entrada de la empresa, por mucho que me encantaría mostrar a este pedazo se hombre cortejándome, permanecer el menor tiempo posible en la vista pública con el vampiro Devon es esencial. No habló en el trayecto a sabrá Dios dónde. Dio indicaciones por su móvil y volvió al silencio castigador.
Llegamos a una pista de aviones, me congelé con mis pensamientos a mil. ¿Me está llevando a la fuerza? No quiero, necesito ver a Prem aún. El miedo me invadió de pronto y no salió de mi cuerpo hasta que el auto se parqueó frente a un avión, privado supuse. La puerta se abrió y miré a mi lado, no me di cuenta de que Devon se había bajado ya. La lluvia se detuvo también y no lo noté. Me tendió la mano para que saliera, mano que no tomé, ni que fuera una damisela en aprietos. Rezongó audiblemente, pero lo ignoré. Caminó despacio, para que yo lo siguiera. Pasamos más cerca del avión y se volteó repentinamente a mí.
-¿Vendrás conmigo o te marcharás? - Me quedé sin entender. Es obvio que le debo la cita. Es lógico que cobre la deuda. -Olvida nuestro trato y lo demás, solo quiero que me digas qué quieres hacer. - Dijo pausando las palabras, pero su tono parecía desesperado.
-Ya me arrastraste hasta aquí ¿de qué sirve preguntarme?
-Cierto, me disculpo por eso, pero me urgía verte. - Se acercó a mi cuerpo casi rozándome. - Necesitaba verte o me volvería loco. - Su respiración hizo cosquillas y la mía se detuvo un momento al ver sus ojos violetas chispear. Su tono seductor y demandante salió. -Responde a mi pregunta, no esperaré toda la vida por una respuesta negativa. ¿Vendrás a hacer travesuras conmigo o no? -
Estaba procesando todo lo que decía hasta que su necesidad de hacerme sonrojar lo dominó. -Eres demasiado directo.
-¿Cómo no hacerlo? Si eres precioso cuando eres tímido, enojado también, cuando eres frágil y cuando no, cuando regañas y cuando eres serio. Cuando ríes y te sonrojas y....- Mordí mi labio inferior conteniendo las ganas de reír tímidamente. Él lo notó, por eso se detuvo. Mis orejas estaban calientes y fui consciente del rubor en mi cara. Diablo, tengo más de treinta, adulto con experiencia, no soy un niño de quince esperando por un príncipe.
-¿A dónde vamos? - solté desviando la mirada de sus ojos. De por medio, estaba mi orgullo que me impedía dejarme llevar por las sensaciones que provocaba en mí el vampiro.
-¡Qué humano más impaciente! - Hice un puchero enorme ante su manía de siempre resaltar que soy humano. Extendió la mano, pero de nuevo, no la tomé. Rodeamos el avión y detrás había un helicóptero. Quedé impactado, jamás me había subido a uno. Ni siquiera vi uno tan de cerca como ahora. Tener dinero no dice que te puedas permitir semejante ''vehículo de transporte'' como lo llamó Devon, haciéndolo parecer una bicicleta cualquiera.
Esta vez, el silencio no era incómodo. Sentía que si hablaba me perdería del maravilloso paisaje bajo mis pies. Volamos sobre edificios, calles, campos, personas. No duró mucho el viaje, o eso creí, la noche ya estaba cayendo. Una vez aterrizamos, me di cuenta de que estuve agarrando fuerte la mano de Devon todo el viaje, no por algo romántico, sino porque a pesar de todo, las alturas, no son lo mío. Su mano tenía marcas medialunas de mis uñas y estaba morada. Él solo sonrió y me ayudó a bajarme. El piloto no dijo nada, solo se marchó y yo me detuve a pensar en cómo regresaríamos.
-Solo espero que para el regreso no tengas un submarino. - Imaginé mi cara siendo un poema cuando lo vi sacar su móvil. ¡De verdad pensé que tenía uno! Su carcajada me dijo que no hablaba en serio, pero con Devon nunca se sabe. Es como Boun, millonarios a los cuales no les importan gastar dinero en la persona que les gusta. ¡Oh, demonio, admití que le gusto demasiado fácil!
Por primera vez miré a mi alrededor. Era como una pradera enorme, en el suelo había varios colores de hojas caídas resaltadas por el atardecer, las flores estaban cerradas y la mayoría secas por la llegada del otoño. Me giró por los hombros hasta quedar de espaldas a él, había un hermoso lago. ¡Un lago! Las luces cálidas del Sol se perdían en el agua y yo suspiré enamorado. Amaba las puestas de sol, amaba la naturaleza y pocas veces tenía tiempo para observar momentos extraordinarios como estos.
-Me alegra ver que te gusta esto. - Dijo susurrando en mi oído y por mi columna bajó una descarga eléctrica inmensa, mi corazón no bajo las pulsaciones, al contrario, aumentaron. -Vamos dentro, debes estar cansado.
Aprovechando mi fascinación despistada tomó mi mano y me guió dentro de una cabaña no muy lejos del lago, para mi suerte, porque amaría ver el amanecer también. -Veremos el amanecer, pero primero debes pasar la noche.
Maldije por lo bajo, olvidé su capacidad rara de poder leer pensamientos y me cuestioné si esto sucedía solo conmigo o me estaba creyendo cosas por pensar que yo era especial. Entrando a la cabaña, lo primero que vi fue la enorme chimenea con el fuego ya encendido, un calor abrazador que me dio la bienvenida hogareña que extrañamente amé, a pesar de que estaba solo con el vampiro. Incluso los muebles combinaban con el resto del lugar afuera. Todo era calidez pura.
Sin esperar mucho, me mostró el baño y me dio un juego de ropa que me quedaba bien. Era otra cosa extraña en la que pensar. Sabía mi talla, mis gustos y no precisamente de mi boca salieron. Luego del baño refrescante me dio una típica orden. Ama mandar y yo adoro negarme y hacerlo enojar. Un simple ''ven aquí'' me dio, pero lo miré desafiante. Claro que cedió, con su velocidad y fuerza sobrehumanas conectadas me llevó a sentarme en la cama junto a él. Me puso de espaldas a él y me quitó la camisa sin permiso ni conciliación. Rozó con sus dedos un punto en específico y gemí... de dolor.
-¿Hace cuánto, Asher? - Dijo... enojado. Mi corazón corrió un maratón al escuchar mi nombre con su voz. Ah, era sexy esa voz. Sacudí mis pensamientos.
-Hace unas horas, en la mañana. - Mi voz temblaba y mis ojos comenzaron a aguarse ante el recuerdo diario de ser molestado.
-Eso no. ¿Hace cuánto te molestan esos periodistas? - Tomó mi mentón y me obligó a verlo y estuve tentado a desviar la mirada, pero no pude. -¡Mírame! - Demandó.
-De...desde que ocurrió lo de Prem. Esta mañana fue un accidente, uno se acercó demasiado y lo empujaron, entonces su cámara cayó en mi espalda. - Volví a la posición anterior cuando me soltó.
-¿Por qué nadie más lo sabe? - Sentí sus dedos masajear sobre el golpe con lo que creí era ungüento.
-No quiero causar problemas. Mis hijos no deben saberlo, eso haría que se preocuparan de más. Soy bastante adulto como para hacer un escándalo por esto. - Se detuvo. Un gemido sorpresivo salió de mi boca, mi espalda se arqueó al sentir sus labios en el golpe.
-A partir de ahora, ven a mí si ocurre algo. Déjame ser quien te proteja. - Asentí, no porque pensara acudir a él, sino por lo que causó en mí, mis palabras se estancaron. Debe tener muy poco qué hacer si siempre pretende estar cerca de mí. Y como era usual, leyó mis pensamientos. -Eres mis pasatiempos favoritos, mi primer pensamiento diario, mi prioridad. Nadie es más importante.
Para qué mentir, adoré las palabras que dice con tal sensualidad, y preocupación. Me colocó otra camisa y me gustó la electricidad que sentí cuando sus dedos rozaron mis brazos. La anterior perdió los botones y de milagro no terminó rasgada. Abotonó con calma y seducción, mantuvo su mirada fija en mí y yo en sus ojos violeta oscuros que me hicieron perderme en una sensación que no deseaba tener. Aunque me atrae mucho, sigue siendo vampiro. Nunca podría estar con una raza tan cruel.
Cenamos en al aire libre. Pensé que sería demasiado cliché en la primera cena con velas en la mesa y champagne para brindar, pero cambió mis expectativas y mis excusas para agregar cosas a la lista de ''por qué no debe gustarme'', se redujeron. Había lámparas, como las altas de los parques de la ciudad, las luces no eran blancas, sino de varios tonos amarillos cálidos, parecía la recreación del otoño en la noche. Brindamos, pero con vino blanco y comimos salmón. Esperaba con sinceridad que no me dieran de comer algo del mismo lago que vi al llegar o no volvería a mirar el agua con los mismos ojos.
La cena transcurrió en una plática agradable, aprendí muchas cosas suyas y le conté otras mías, todo bien, hasta que mi insensible curiosidad me llevó a preguntarle de su familia. Sé que tiene varios siglos encima, pero pensaba que aún vivía alguien, otro no vivo quizás. No respondió, soltó el cubierto y llevó la copa a su boca bebiendo de un trago el contenido. Cambié de tema, pero ya sus ojos me decían que había acabado la noche para nosotros. Me agarró la mano y me llevó a casa.
Para mi sorpresa me abrazó cuando entramos, correspondí. Sentí que al menos eso le debía por abrir viejas heridas de su pasado. Estuvimos así por largos minutos hasta que me dirigió hacia la cama. Me arropó como si fuera un niño y besó mi frente. Había mucho cuidado en sus acciones, pero temí que mañana desistiera de intentar conquistarme. ¿Por qué temí eso? Nunca estaré con un ser sangriento como él.
Desperté en otro lugar, ambos estábamos recostados en una manta sobre la hierba, él a mi lado, abrazándome frotando la tela que envolvía mi cuerpo y yo, impregnándome de su olor natural. Aún no amanecía, apenas se sentía el rocío anunciando la mañana y, ese aroma y frescura que solo existe en el campo.
-Buenos días- Dijo sonriendo. Le devolví el saludo sentándonos sin despegarnos. No sé si se consideraba algo romántico, pero, el primer saludo tan temprano en la mañana es algo que siempre creí íntimo. En casa, saludo a mis hijos cuando duermen allí y se siente familiar, pero con este hombre, es como... algo... que no quiero imaginar.
Como si de una pareja se tratara, al menos yo me sentí así, desayunamos juntos mientras se alzaba el sol, cosas de campo, fruta y zumo, etcétera, estaban colocados frente a nosotros. ¿Cómo es que siempre tiene todo preparado y organizado meticulosamente? Es perfecto. Sacudí mis pensamientos y lo miré por el rabillo del ojo esperando a que dijese algo, ya que de seguro me escuchó.
Sonrió. -¿Todavía te duele la espalda? Tal vez necesites ir a un hospital.
-Estoy bien. - Coloqué mi cabeza en su hombro derecho sin decir nada.
-¿Qué sucede, pastelito? - Ahí estaba, la palabra que me gustaba escuchar. Un sobrenombre íntimo y especial, solo para mí, solo dicho por él.
-Gracias por todo esto. - Dije totalmente avergonzado. Mis mejillas comenzaron a calentarse. -Tal vez no sea capaz de retribuirte lo que haces por mí.
-Y ¿por eso sientes pena conmigo? ¿Eh? - Rodeó mi espalda y comenzó a hacerme cosquillas. - No lo hago esperando algo a cambio, si no llegas a quererme está bien. Seguiré pendiente de ti.
Acomodé la cabeza y cerré los ojos para escuchar los ruidos matutinos, los animales que habitan allí, el canto de las aves, su aleteo sobre el agua del lago, algunas personas caminando y hablando alegres. Traspasé las nubes y la última capa de la atmósfera, me sentía extraño, no había experimentado tanta cercanía con alguien antes. Eso es lo que siempre da miedo.
En menos de una hora se levantó de la manta en la hierba e hice lo mismo. -Vamos al siguiente lugar. Una segunda cena nos aguarda, espero te guste tanto o más que la de anoche.
-¿Nos tenemos que ir? Pensé que estaríamos más tiempo aquí- Dije con pesar. Contra mi voluntad me fui, solo después de que lo hice prometer que volveríamos alguna vez. ¿Volverás con él? ¿Tan pronto logró hacer que olvidaras tu odio? Mi subconsciente no dejaba de hacerse preguntas que me agobiaron en el siguiente viaje. Fue en auto, por lo que me dediqué a dormir para no pensar.
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