El mundo
"Mi mundo ha cambiado a partir de este momento, la vida no será la misma, mis ojos se han irritado. No sé si por el mar de lágrimas que he tenido, por la tristeza que embarga mi alma, o por las reacciones de la infección que ahora corre por mis venas.
Mi cuerpo tiembla como si un frío invadiera mi sistema nervioso, dicen que es la sangre que empezará a congelarse poco a poco.
El cielo se ve de una manera diferente, las miradas de las personas a mi alrededor no las entiendo, se mezclan entre lástima o curiosidad.
¡Bastardos! ahora soy una exhibición, un animal exótico enjaulado al cual pueden ver para su entretenimiento.
Pero pronto no me verán así, me temerán, porque la humanidad es cobarde al cambio.
Cierto día leí en el matutino, que un infectado había logrado colarse a un apartamento cerca de un colegio de niños, las autoridades para proteger a la ciudadanía, decidieron eliminar al hombre con una serie de disparos, en ese momento yo creí que era lo mejor.
Imaginar que uno de esos monstruos mordiera a cualquier niño, me hacía hervir la sangre.
Pero ¿Y si únicamente estaba asustado, queriendo huir, desconcertado y triste sin saber qué hacer?
Uno juzga de acuerdo con lo que ve en ese momento, sin investigar ni preguntar, solo nos basamos en los hechos sin averiguar el porqué de las cosas.
Esta vez tengo que mirar del otro lado de la realidad, soy un infectado, pero he corrido con suerte. En vez de ejecutarme he sido llevado a un centro de refugio.
Aquí me harán análisis y verificarán mi comportamiento (Al menos así me dicen) pero. ¿Para qué? ¿Buscarán una cura o solo nos tomarán como ratas de laboratorio? Ya no sé qué pensar...
¿Qué puedo decir de mi vida? Soy... digo, era un hombre común, un buen empleo, pagaba mis impuestos al día y tenía una gran familia.
Nací y crecí en Polperro, al sudoeste de Inglaterra, un pequeño pueblo pesquero, pero el sitio más hermoso del mundo a mi parecer, extraño esos días. La pesca con mi padre, la Iglesia de St John the Baptist con mi madre y los partidos de fútbol con mis amigos.
Como mis padres no podían pagarme la Universidad, decidí mudarme a Londres en busca de nuevas oportunidades, conseguí un empleo de repartidor en una pastelería, no sabía mucho pero el señor Headley, el dueño del local, me ayudó en ese entonces.
Al cabo de algunos años, ya establecido, trabajé como su ayudante en la pastelería.
Fueron buenos años, nunca más volverán...
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