Un día normal.
Capítulo 1.
Un día normal.
Mateo miró con detenimiento el papel del cuaderno de dibujo que tenía frente a él, ese que estaba apoyado en sus rodillas flexionadas. Sus clases matutinas habían finalizado y el viento hacía sentir el clima menos cálido, sobre todo cuando estaba sentado bajo la sombra de ese árbol, aquél que se había vuelto su favorito.
Centró su atención en los trazos que le parecieron más y demasiado gruesos, nunca estaba conforme con sus dibujos, sino hasta después de rehacerlos hasta ocho veces. Resopló decidiendo que volvería a intentarlo.
—Es muy bonito. ¿Qué es, un girasol?— preguntó Jensen mirando el cuaderno desde su metro con ochenta centímetros de altura.
—No, es una margarita— no podía culparlo, su ahora novio no era muy observador con las flores, y la pregunta que hacía no era para molestar o incomodar; a diferencia de Fabián, cuando una vez preguntó si era una vaca lo que estaba en el lienzo, siendo claramente el retrato de una yegua.
Jensen se puso a su altura, apoyando las rodillas en el césped, a su lado, para inspeccionar mejor el dibujo, —yo creo que es muy lindo, pero te conozco y sé que le has encontrado algún defecto, ¿lo volverás a hacer?— dijo.
Asintió, —creo que esta vez lo intentaré desde otro ángulo— explicó y se dispuso a separar la hoja de su cuaderno.
—¿Me la obsequiarías?— preguntó el basquetbolista.
Mateo le miró por unos segundos, en dos ocasiones anteriores Jensen le había pedido los dibujos que estaba por desechar; —claro, ¿por qué no?— le extendió el papel.
—Gracias—, el chico alto miró su nueva adquisición muy sonriente y luego besó a Mateo en la sien, antes de sentarse a su lado.
Después del concurso del año pasado, "Pasión y Color", y de aquél partido de basquetbol, donde Mateo debido a la euforia había besado a Jensen, las cosas fluyeron mejor de lo que ambos esperaban. El basquetbolista admitió estar algo atemorizado y nervioso al principio, pues era "algo nuevo", ya nunca le había gustado un chico; para Mateo eso estaba bien y lo entendía, además de que concordaba en tomar las cosas con calma, realmente la sinceridad era una de las cosas que más le gustaba de Jensen. Y no fue hasta dos meses atrás cuando la palabra "novio" fue usada con mayor naturalidad entre ellos. "Oye, ¿dónde está tu novio?", frase típica de Fabián cuando veía a solo uno.
—¿Tienes algún entrenamiento especial hoy?— preguntó Mateo después de un momento, cuando Jensen se acomodó mejor a su lado, recargando solo un poco su peso en él.
—No, hasta la próxima semana; después de ello comenzarán las pruebas para elegir a los titulares de equipo— no era novedad que cada ciclo escolar se agregasen nuevos al club de basquetbol, era justo dar la oportunidad a todos.
—Supongo que Fabián hará la prueba— Mateo comenzó de nuevo con su labor de trazo.
—Supones bien, no puede fanfarronear si queda fuera del equipo oficial.
—¿Y tú?— le miró de soslayo antes de continuar con la línea sobre el papel.
—Yo también la haré, debo mantener mi posición para no perder la beca.
—Eso suena más a compromiso que a diversión, yo pensé que lo hacías porque te gustaba jugar.
—Me gusta, pero tampoco quiero perder mis privilegios, si pierdo la beca tendría que trabajar.
Mateo detuvo su dibujo, giró al rostro y, frunciendo ligeramente el ceño, miró muy de cerca a su novio, —trabajar no es malo.
Tarde se dio cuenta Jensen de la interpretación de sus palabras, —por supuesto que no, no quise decir eso— le acarició el antebrazo, —trabajar no es malo, admiro que puedas hacerlo al mismo tiempo que llevas unas excelentes calificaciones— le elogió.
—Haciendo cumplidos no remediarás lo que dijiste— ya no había ceño fruncido, pero tampoco estaba bromeando.
Aún así, Jensen sonrió levemente, —lo sé, pero tenía que decir la verdad— suspiró antes de explicar a detalle lo que a groso modo Mateo ya sabía o intuía, —mis padres dan demasiada importancia a los logros deportivos, papá fue capitán del equipo de futbol americano por dos años consecutivos en la preparatoria y durante los tres primeros en la universidad; aunque técnicamente no están obligados a hacerlo porque ya puedo valerme por mí mismo, mis padres no tienen inconveniente en seguirme dando algo dinero además del monto que recibo por la beca deportiva; la suma de ambos es suficiente para pagar la renta que comparto con mi hermano y también para otros caprichos de vez en cuando. Así que, en resumen, mantener mi posición en el equipo y la beca es un gusto que quiero cumplirle a mis padres; si por mi fuera solo con jugar estaría más que contento.
Mateo asintió lentamente y pensativo, no conocía a los padres de Jensen en persona, solo por fotografía, ya que estos vivían en la capital inmersos en sus trabajos, sólo conocía a Raphael, el hermano mayor de Jensen, que recién se recibió como docente y que trabajaba como profesor suplente en una secundaria, pues aún era "demasiado joven" para tener un puesto fijo.
—¿Qué estás pensando?— Jensen, con su índice, tocó la frente de Mateo, sabía que era muy analítico y reflexivo, cosas que le gustaban de él.
—Creo que es muy bonito que quieras dar ese gusto a tus padres, pero también debes cumplir los tuyos; si no quieres ser titular está bien.
—¿Quién dice que no quiero?— se hizo el ofendido, —solo no fanfarroneo tanto como Fabián, además, que te paguen por hacer lo que te gusta es lo mejor.
Mateo sonrió, —está bien, entiendo; es mejor y más divertido que te paguen por jugar baloncesto y no por atender una tienda de segunda mano.
—Ey, tú estás en un buen lugar, con aire acondicionado y solo acomodas libros de vez en cuando, tienes muy pocos clientes.
El artista, suavemente, golpeó con su hombro al otro, —¿insinúas que no hago nada?
—Digo que te pagan por hacer poco, si eso no es ser inteligente no sé lo que eres.
Mateo rio, se divertía cuando Jensen buscaba la manera de "darle la vuelta" a sus argumentos, a veces era demasiado gracioso.
—¿Qué ocurre?— Fabián llegó también, —veo que están muy divertidos— exclamó interponiéndose entre ellos para sentarse en medio, haciendo que se separaran
—Oye, ¿podrías no hacer eso?— pidió Jensen.
—¿Hacer qué?— al tener a uno en cada lado, rodeó los hombros de ambos con sus brazos, —es agradable estar aquí con ustedes, nunca antes había tenido amigos que fuesen novios, es emocionante.
—¿Por qué no vas a buscar a Irma?— fue la manera más sutil que Jensen pudo usar para echarlo.
—Aún está en clase, no quiero interrumpirla, sabes que se enoja cuando lo hacemos, por eso quise matar el tiempo
—¿Y tenía que ser justo aquí?— el basquetbolista señaló a Mateo y a sí mismo, segundos antes habían estado muy juntos.
—¿A dónde más sino?— exclamó Fabián con soltura.
El artista volvió a reír, se preguntaba cuando Irma le diría a Fabián sobre lo que sentía por él; también entendía la "necesidad de atención" del chico, pues conocía a Jensen de toda la vida, además del hecho de que estar en amistad con "la pareja de su amigo" era novedad, pues era la primera vez que sucedía, y Mateo esperaba que fuera la única y última.
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ESPACIO PARA CHARLAR: ¡Ey, aquí estoy de nuevo! Esta historia aún no tiene "días oficiales" de actualización, pues bien saben que el libro "¡Sam, me gustas!" también está en proceso. Espero poder cumplir con ambos, por favor no desesperen. [Y perdón por los errores de dedo y otros, ando medio dormida]
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