⑨
« Candice »
Llovía. Me encantaba que lloviera. Todo se sentía mejor si estaba lloviendo. Era temprano, apenas las ocho y media de la mañana. Sabía que, probablemente, Harry no llegara hasta bastante más tarde, así que simplemente estaba sentada en el sofá, abrazando mis piernas, cubierta con una manta, justo al lado de la chimenea encendida y con una taza de café. La voz de Pixie Lott sonaba de fondo, con alguno de los covers melancólicos tan preciosos que había hecho. ¿Podía ser más perfecto aquel momento? Por un instante se me ocurrió mejorar aquel momento imaginando que Harry estaba ahí, a mi lado, con su brazo por encima de mis hombros y besando mi mejilla repetidamente. Pero luego pensé que, realmente, aquello sería estropear el momento, no mejorarlo.
Miré la pantalla de mi móvil, en busca de un mensaje o una llamada de Harry, pero nuevamente me recordé que, probablemente, estaría durmiendo. Recordé con vergüenza la noche anterior. Sabía que, si era una fiesta, iba a ponerme nerviosa. Pero jamás imaginé que habría tanta gente, y no había podido evitar tener un ataque de pánico. Siempre que estaba rodeada de mucha gente –sobretodo en espacios cerrados–, me daban ataques de pánico. Tenía algo así como... ¿fobia social? No me gustaba decirlo pero, en cierto modo... era así. Por eso no soportaba a Harry y que quisiera estar tan cerca mío todo el jodido rato.
No había podido dormir demasiado, por lo que notaba mis párpados cerrándose cuando mi cabeza se apoyaba en el respaldo del sofá hasta que, no sé exactamente en qué momento, me quedé dormida. Un rato después –u horas después–, el sonido de alguien picando con fuerza a la puerta me despertó. Supuse que ese sería Harry. Miré a mi alrededor algo desconcertada, ya que no recordaba cuándo me había dormido. Me puse de pie, aún envuelta en la gruesa manta, y caminé hacia la puerta. Cuando abrí, vi a Harry con mala cara ahí de pie.
— Buenos días, princesa – susurró, sonriendo.
— Hey. No tienes buena cara, Harry – dije, dejando que entrara.
— Hoy sí que tengo resaca... – se quejó, poniendo su mano sobre la cabeza – ¿Te queda café? En mi casa ya lo han agotado todo, y realmente lo necesito si no quiero que me estalle la cabeza.
— Claro, sírvete.
— Gracias.
Harry se acercó a besar mi frente para luego irse a la cocina. Yo regresé al sofá y me acurruqué sobre éste. Tenía muchísimo frío, así que no moverme de al lado de la chimenea, sonaba como una buena opción. Subí mis piernas sobre el sofá, tratando de mantener mi calor corporal lo máximo posible. Harry vino poco después con una taza en las manos. Se sentó a mi lado y se acurrucó bajo la manta, apoyando su cabeza en mi hombro.
— Harry...
— Por favor, me encuentro muy mal...
— ¿No puedes encontrarte mal sin tocarme?
— Candy... – se quejó.
— Por favor.
— Por favor tú.
— Harry... en serio.
— Está bien, está bien... – gruñó, apartándose un poco para beber de su café.
Sabía que estaba portándome muy mal con Harry, pero no podía evitarlo. Él se había tomado la confianza de acercarse demasiado a mí, muy rápido. Yo necesitaba tomarme un largo tiempo para eso, sino terminaría teniendo ataques de pánico solo porque él me abrazara. Necesitaba tiempo y Harry no me daba ese tiempo, y mi única manera de responder era tratarle mal. No era algo que planeara, simplemente me salía solo.
— ¿No vas a escribir?
— Cuando me acabe el café – dije señalando mi taza de café, ya frío.
— Está bien.
— ¿Quieres irte, no? – susurré, apartando la mirada.
— Estoy empezando a ver que no tengo ni una sola oportunidad contigo, y ya me empiezo a cansar que no me dejes ni acercarme a ti.
— Harry, de verdad te necesito para escribir este libro.
— Pero cuando lo acabes me darás una patada en el culo y me echarás de tu vida, y para entonces yo ya estaré demasiado encariñado contigo y me dolerá mucho que lo hagas.
— ¿Estás diciendo que quieres que te de la patada ahora?
— Algo así.
— Harry...
— ¡No, Candy! ¡Te estoy tratando como una reina y no haces más que rechazarme, todo el tiempo! – dijo algo enfadado – ¡Encima hoy estoy con la puta resaca y estoy de muy mal humor y no puedes, ni siquiera, dejarme apoyar la cabeza en tu hombro! ¡Que no te estoy diciendo que me la chupes o estoy intentando metértela por atrás, Candy, solo quiero apoyar mi puta cabeza en tu puto hombro! – gruñó.
— Harry, lo siento.
— Sí, lo sientes mucho pero luego volverás a mandarme a la mierda.
— No, en serio, lo siento. No te he estado tratando como deberías... – murmuré.
— Oh, al menos lo reconoces – dijo con ironía.
— Estoy hablando en serio, Harry – supiré –. Perdón, lo siento mucho. Simplemente no puedo evitar ser así.
— Yo creo que sí que puedes. No cuesta nada ser agradable con las personas.
— ¡A mí sí!
— Eres especial, ¿no?
— Pues sí, algo así.
— Claro, lo que digas.
— No estoy bromeando, Harry.
— Tú nunca bromeas, Candy – rodó los ojos –. ¿Y por qué, según tú, "eres especial"? – dijo, haciendo comillas en el aire.
— No es algo que te interese.
— Si no me interesara, no preguntaría.
— Son cosas mías, Harry. No tengo por qué decírtelo.
— Pues si no me lo dices – exclamó, poniéndose de pie –, ya puedes ir buscándote a otro que te inspire. Porque yo me voy.
— ¡Harry! – me quejé, yendo tras él, que se estaba dirigiendo a la puerta.
— ¡Ni Harry ni mierda!
— Hey, cálmate, ¿eh? – me quejé, harta de que me contestara a gritos – Que yo no te he gritado en ningún momento.
— ¿Me lo vas a decir o no? – dijo, parándose frente a la puerta y mirando hacia mí, yo bajé la mirada – Parece que no... – susurró, asintiendo con la cabeza – Pues un placer haberte conocido, Candy.
— No Harry, espera – susurré, deteniéndole con mi voz –. Tengo fobia social.
— ¿Qué? – preguntó confundido, arqueando una ceja a la vez que cerraba la puerta – ¿Qué es eso? ¿Te da miedo la gente?
— Algo así, supongo – me encogí de hombros y suspiré –. ¿Podemos volver al salón? Tengo mucho frío aquí. Ahí te explico lo que quieras.
— Está bien – aceptó, con voz más suave.
Harry y yo caminamos hacia el salón. De nuevo me senté en el sofá y me acurruqué con la manta. Harry se sentó a mi lado y me miró serio, esperando mi explicación. Suspiré y bajé la mirada, avergonzada. Nunca había hablando de mi "enfermedad" con nadie. Me sentía estúpida por tener aquel miedo tan ridículo.
— Me diagnosticaron la fobia cuando era pequeña. Nunca pude ir al colegio o a la guardería, en cuanto se me acercaban los niños me ponía a llorar, presa del pánico – empecé a explicar.
— ¿Por eso te pusiste así ayer, en la fiesta?
— Sí, cuando hay mucha gente a mi alrededor, sobretodo si éstos me tocan, o están demasiado cerca... – suspiré, poniéndome nerviosa de solo recordarlo – entro en pánico.
— ¿Por eso no te gusta que te toque?
— Necesito mucho tiempo para poder tener confianza con alguien y no sentirme incómoda o nerviosa si me toca o me abraza... tú has ido demasiado rápido, Harry.
— Podrías habérmelo dicho antes y habría ido más lento.
— ¿Habértelo dicho antes? ¿Sabes lo que me ha costado decírtelo ahora? Creo que nadie, sin contar a mis padres, sabe sobre esto.
— Bueno, ahora ya lo sé yo también – dijo, sonriendo levemente –. ¿Por qué no se lo dices a nadie? Te sería más fácil relacionarte si la gente lo supiera, así no te presionarían.
— Me da mucha vergüenza, Harry – susurré, mirando hacia la chimenea, donde el fuego empezaba a menguar.
— No deberías avergonzarte.
— Es una fobia ridícula.
— No lo es.
— Claro que sí. Y además, ¿cómo iba a decírtelo a ti? Te encanta relacionarte con la gente, eres tan... sociable, y agradable con todo el mundo.
— Yo también tendré alguna fobia rara... – dijo, encogiéndose de hombros, sin darle importancia.
— Sí, claro – dije con ironía –. ¿A qué?
— Uhm... – pensó – creo que al olvido. Me da mucho miedo que alguien que me importa se olvide de mí. Quiero que todas las personas que me conozcan me recuerden para siempre.
— Eso es muy ambicioso... – bromeé, abrazando mis piernas.
— Pero lo conseguiré – sonrió –. ¿Sabes? Me gustas mucho. Muchísimo. Si tengo que esperar hasta que no te incomode que esté cerca, lo haré. No me importa esperar.
— ¿En serio? – reí levemente – No vale la pena, Harry. Es decir, seguro que hay miles de chicas dispuestas a acostarse contigo antes de que te de tiempo a saludarles.
— Pero a mí me gustas tú, no ellas.
— Harry, en serio, no val...
— Yo decido qué creo que vale la pena. Y tú, definitivamente, vales la pena.
Bajé la mirada, sintiendo mis mejillas completamente sonrojadas. La verdad es que Harry se estaba portando muy bien conmigo. Estaba siendo muy dulce. No merecía que le hubiera intentado apartar de aquella manera. Sonreí con timidez y di un trago a mi café. Mientras él se terminaba el suyo, yo fui a buscar mi portátil. Regresé poco después y me senté a su lado.
— ¿Puedo hacerte un masaje?
— Harry... – me quejé, arqueando una ceja.
— ¡En los pies de nuevo, si quieres! No tocaré ninguna parte sexual, lo prometo.
— Está bien... eres muy raro, que lo sepas – dije mientras él subía mis piernas sobre las suyas.
— Todos somos raros a nuestra manera. Eso nos hace especiales.
Le sonreí levemente antes de ponerme de nuevo por completo hacia mi libro. La verdad es que estaba yendo mejor de lo que esperaba, y todo era gracias a Harry. Las páginas avanzaban más rápido de lo que habían hecho nunca. Y quizás era un libro algo más suave, o cursi, de lo que yo solía escribir, pero no me importaba, porque aquello era lo que realmente salía de dentro de mí. Y yo escribía simplemente para poder sacar mi mundo interior.
— ¿Puedo ir a preparar algo de comer?
— Claro, como quieras – asentí sin mirarle.
— ¿Qué te apetece?
— Uhm... una ensalada estará bien... – comenté algo despistada.
— ¿Una ensalada con qué?
— Solo una ensalada – reí, levantando la mirada –. ¿Con qué?
— Uhm, no sé, carne, pescado... ¡algo! No solo una ensalada, que aburrido.
— Soy vegetariana, Harry.
— Oh, mierda – se quejó, dando un suspiro –. Entonces supongo que sí que una ensalada sola.
— Puedes ponerle tomate, zanahoria, lechuga, rábano, puerro, queso... – empecé a numerar.
— Bah, eso son chorradas. Eso no te llena.
— A mí sí.
— No sabes comer.
— Harry – advertí.
— ¿No podemos preparar algo que no sea tan sano? Con la resaca solo me apetece comer grasas.
— Que asco – reí –. Pero bueno... uhm, puedes preparar huevos fritos y... patatas fritas – sugerí.
— ¿Huevo sí comes?
— No soy vegana, así que si son naturales, sí.
— ¿Naturales?
— De gallinas que no están en granjas de explotación solo para que pongan huevos, sino que están en un medio más natural.
— Oh, pues bien – sonrió, poniéndose de pie –, prepararé eso.
— No me destroces la cocina, eh Harry.
— Subestimas mis dotes culinarios, Candy.
Reí levemente y él se fue hacia la cocina mientras que yo me quedé en el salón, junto a la chimenea. Oí como Harry empezaba a cantar en voz alta algunas canciones conocidas y me quedé sorprendida por lo bonita que sonaba su voz. Sonreí, oyéndole, y seguí tecleando en mi portátil, concentrada en su voz. Un rato después vino hacia el salón con dos platos cargados de comida, los dejó sobre la mesa y volvió a la cocina.
— ¿Qué quieres beber? – gritó desde allí.
— ¡Solo tengo agua, Harry! – reí.
— Oye, yo qué sé, como eres tan rara, a lo mejor comías con leche... – dijo ya volviendo con dos vasos y una botella de agua.
— Eso solo lo hacen los americanos – contesté, guardando el documento y dejando el portátil a un lado –. Y yo no soy rara.
— Sí lo eres, y mucho.
— ¿Y así quieres ganarte mi confianza?
— Quiero que salgas esta noche conmigo.
— ¿Esta noche? – arqueé una ceja.
— Como una cita... – sonrió.
— No, Harry. Nada de citas.
— Vamos, algo tú y yo. Nada de fiestas. Algo tranquilo.
— Está bien, pero no es una cita.
— Yo lo tomaré como una cita, igualmente.
_____________________
Hola bonitas ♡
ay ya tenía ganas de subir este capítulo asdfjsfkl, ahora ya sabéis por qué Candy actúa de esa manera con Harry. Pobrecita, es que el loco acosador la agobiaba u-u ay.
Gracias, muchísimas gracias por ir haciendo crecer esta novela, ya hay más de cien comentarios en los capítulos y eso es mucho, de verdad. Muchísimas gracias a todas las que leéis, votáis y comentáis. Sois las mejores♡♡♡
¿qué os ha parecido el capítulo? Harry ya tenía que rebelarse, pobrecito. ¿Cómo creéis que irá la cita de Candy y Harry? ¿Será un desastre os erá buena? hajdfksdfkj
→ capítulo dedicado a liveyourdreams_97
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top