④⑧

« Harry »
Estaba en mi habitación, jugando a la play con Niall para que no pensara en su ruptura con Belle, cuando escuché que el timbre estaba sonando. Sonreí, poniéndome de pie de inmediato, mientras que Niall me miraba extrañado.

- Voy a abrir la puerta.

- ¿Por qué? Que vaya tu madre.

- Es que es Candy.

- ¿Le has dicho a tu novia que venga? - preguntó indignado.

- Necesito verla - hice un puchero -. Será solo un momento, ella está con su hermana. Se irán pronto.

- Más te vale, hoy no estoy con humor para veros siendo unos pastelosos.

- No lo seremos, no te preocupes.

Niall puso los ojos en blanco y yo le sonreí, saliendo de la habitación. Para entonces, mamá ya le había abierto la puerta a Candy, y pude oír como mi chica le presentaba a su hermana. Bajé a la planta inferior y fui hacia la puerta. Candy, al verme, sonrió de manera casi inmediata y vino hacia mí, lanzándose a mis brazos para abrazarme con fuerza. Sonreí yo también, atrayéndola a mi cuerpo, acurrucándola y dando un pequeño beso en su frente.

- Hola muñeca.

- Hola mi amor - susurró, agarrando mis mejillas y dándome un efímero beso sobre los labios -. ¿Cómo estás? Te he echado de menos.

- Pero que bonita eres... - sonreí como un bobo, acariciando su espalda.

Justo cuando iba a darle otro beso, vi como Max se acercaba con cara de pocos amigos, así que me separé de mi chica y sonreí a mi cuñada.

- Hola Max, ¿todo bien?

- No, quiero ir a cenar pero no puedo porque Candy me ha traído aquí.

- ¿Os queréis quedar a cenar? Ya estaba terminando. He hecho un pastel de carne, pero puedo preparar algo más para ti, Candy - sugirió mamá.

- Oh, no no, no quiero ser una molestia Anne - se negó Candy.

- Cállate, muñeca - me quejé -. Sí se quedarán, mamá.

- ¡Harry!

- No es ninguna molestia, Candy, ya lo sabes - me defendió mamá, por lo que sonreí.

- Bueno, está bien - aceptó finalmente -. Gracias.

- No es nada - mamá le sonrió y volvió a la cocina, de donde ya venía un delicioso olor a pastel de carne.

- Vamos a mi habitación, muñeca. Pablito está esperándome.

- ¿Sabes que muñeca es un apodo horrible? - intervino Max, siguiéndonos escaleras arriba.

- Cállate, Max. A mí me gusta - se quejó la pelirroja.

- Si a ella le gusta no veo motivo para cambiarlo - intervine, encogiéndome de hombros -. Al principio de conocerla intentaba llamarla princesa, pero veía que tenía ganas de golpearme cada vez que lo oía.

- Al principio siempre tenía ganas de golpearte - confesó Candy, riendo levemente.

Abrí la puerta de mi habitación y las dos chicas entraron antes que yo. Niall pausó el juego y se giró a mirarnos. Max se detuvo de golpe, mirando a mi amigo mientras su mandíbula dejaba medio abierta su boca.

- Hola pelirroja, hola muñeca - saludó coqueto hacia la hermana de mi chica.

- H-hola - balbuceó la chica de pelo oscuro.

Arqueé las cejas, sin ver las protestas porque Niall usara "un apodo horrible" con ella. Candy también saludó a Niall y luego se sentó sobre mi cama, yo fui a sentarme a su lado, mientras que Max se sentó en la silla que yo había dejado libre antes, junto a Niall.

- Ven aquí muñequita... - susurré, pasando el brazo por encima de la pelirroja y acercándola a mí - ¿Cómo ha ido en la editorial? - pregunté en tono bajo, oyendo como Niall y Max empezaban su propia conversación, a la cual ni presté atención.

- El director de la editorial ha leído mi libro - me explicó, moviéndose hasta quedar sentada sobre mis piernas, de lado a mi cuerpo -. Dice que le ha gustado mucho y quiere que lo publiquemos cuanto antes.

- ¿Ya tenéis fecha?

- El seis de abril - susurró, a la vez que apoyaba su cabeza en mi hombro.

- Queda poco - sonreí -. Seguro que se convertirá en un best seller.

- No lo creo, no es tan bueno...

- Seguro que sí. Quiero que me leas un trozo, al menos, antes de publicarlo.

- ¿Quieres que te enseñe algo ahora? Tengo algunas partes manuscritas en mi bolso.

- Claro, eso sería genial - sonreí, dándole un beso en la mejilla.

Alargó su brazo para coger el bolso, el cual había dejado a un lado de la cama, y buscó dentro de éste hasta que sacó una pequeña libreta de color lavanda. La abrió y empezó a pasar páginas, todas escritas en bolígrafo negro, buscando la página adecuada. Cuando la encontró, apretó bien las páginas para que la libreta no se cerrara y me la tendió después.

- Léemelo tú, muñeca - pedí en voz baja -. Me gusta oírte, me gusta tu voz.

- Oh... bueno, está bien - se aclaró un poco la garganta.

Cerré los ojos, para centrar todos mis sentidos en escucharla, y bajé mi cabeza hasta su pecho, donde me apoyé para ir sintiendo su respiración a la vez que hablaba.

- No sé qué cambió - empezó -, ni en qué momento sucedió. Solo sé que un día, le miré, y todo era diferente. Ya no sentía esa especie de odio, o repulsión que solía sentir cuando estaba junto a él. Su sonrisa parecía iluminar la ciudad entera y sus brazos podían calmarme hasta en el peor de los momentos. Simplemente sentía que, junto a él, podía realmente ser feliz, de una vez por todas. Incluso en más frío de los inviernos, me sentía cálida cuando me abrazaba. Incluso las noches más largas, las sentía efímeras cuando dormía junto a él. Incluso en la peor tormenta de nueve, me sentía segura cuando sujetaba mi mano. Apareció para poner mi mundo patas arriba. Nunca se preocupó de ningún miedo, tratándolos como si no existieran, y simplemente dándome tanto amor como él tenía para dar. Dándomelo todo y dándole sentido por fin a mis pasos. Encendiendo la luz en mi vida, para no dejarme caminar a oscuras. Y si todo se desvanecía, si la luz se apagaba... sabía que siempre hallaría su mano para guiarme.

Mientras Candy leía, Niall y Max también empezaron a prestarle atención a las hermosas palabras y metáforas que salían de sus labios. Yo seguí apoyado en su pecho, dejando que el ritmo de su corazón fuera el sonido que acompañaba a sus palabras.

- Wow - hablé cuando ella ya terminó -. Es... wow, es muy bonito, muñeca.

- ¿Sí? ¿Te gusta?

- Me encanta... - sonreí, acariciando su mejilla.

Entonces, de golpe, Niall se puso de pie, haciendo que todos miráramos hacia él. Pablito solo cogió su chaqueta y se la puso antes de dirigirse a la puerta. Los tres le miramos extrañados, sin entender qué le había dado de repente.

- ¿Hey, dónde vas?

- A buscar a Belle... No voy a dejar que cometa ese error, ni a cometer yo el error de perderla - dijo firme.

- ¿En serio?

- Sí, lo que ha leído Candy me ha hecho entender...

- ¿Entender qué...? - sugerí con media sonrisa.

- Estoy enamorado de Belle, y no voy a dejarla ir.

Niall no dijo más, simplemente abrió la puerta y salió con aire dramático, para reforzar su frase épica. Yo sonreí y abracé más fuerte a Candy, contento de que lo que ella había escrito hubiera hecho reflexionar a Niall.

- Hey - dijo Max, haciendo un puchero.

- ¿Qué pasa? - le preguntó su hermana.

- Estaba hablando con él. Estaba interesante. Es músico, ¿sabías?

- Max, vas a casarte - le recordó.

- Y Pablito tiene a Belle. Me gusta Belle, y tú no me gustas - solté, negando con la cabeza.

- ¡Harry! - se quejó mi chica, golpeando mi hombro.

- Lo siento, porque es tu hermana y todo eso. Pero no me gusta. Y menos para novia de Niall. Imagínate los dos juntos, sería demasiado odio y demasiado toca-huevismo en una sola pareja.

- Esa palabra ni siquiera existe.

- ¡Candy, dile que se deje de meter conmigo! - se quejó Max.

- Callad ya los dos, por dios. Sois muy pesados. Parecéis niños pequeños con tanta pelea absurda.

- Pues vámonos a casa, estoy cansada - Max hizo un puchero y Candy suspiró.

- Ahora que Niall ya no está, puedo ir a dormir contigo, muñeca... - sugerí, besando su mejilla.

- Olvídalo, Max te haría dormir otra vez en el sofá. Mejor nos vemos mañana.

- Oye, tú - llamé a la hermana de mi chica -. ¿Cuándo dices que te vuelves para tu casa con tu marido?

- Mañana por la tarde.

- Gracias, Señor - murmuré, mirando hacia arriba.

- Harry... - susurró Candy, golpeando mi hombro.

- Vámonos, Candice - gruñó Max, frunciendo la nariz -. Este chico es tonto y no quiero estar cerca no me vaya a volver tonta yo también.

- ¡Yo no soy tonto! - chillé, frunciendo el ceño - Díselo, muñeca.

- ¡Mira, solo empezando con ese apodo ridículo! - me gritó, poniéndose de pie - ¡Es que eres estúpido!

- Max, la madre de Harry nos ha invitado a cenar, no podemos irnos ahora y hacerle el feo - le explicó mi chica.

- Bueno, solo acepto eso porque tengo hambre y eres pésima cocinando. Pero cuando acabemos de cenar nos vamos a casa.

- Que sí, pesada - bufó Candy, poniendo los ojos en blanco.

Max pareció calmarse por un momento, por lo que Candy suspiró de alivio y apoyó su cabeza en mi hombro. Los tres nos quedamos en silencio por un momento. Yo aproveché eso para acariciar los rizos de mi preciosa novia, mientras que ella solo sonreía por mi tacto, y Max movía los pies, sentada en la silla.

- Yo quería oír cómo toca Niall - dijo Max, haciendo un puchero.

- Hay algún vídeo en youtube - expliqué, señalando el ordenador que ella misma tenía en frente -. Busca "pump radxcore" y te saldrán algunos vídeos.

- ¡Yay, voy a verlo!

Max abrió el ordenador y se dirigió a youtube. Luego, después de algunas complicaciones para escribir el nombre de la banda en la que Niall tocaba y cantaba como solista, empezó a ver varios vídeos, haciendo que se le iluminaran los ojos al verlo.

- ¿Te gusta como toca? - pregunté, cuando terminó de ver el tercer vídeo.

- ¡Es muy bueno! ¡Que guay! - chilló ella - ¿Solo actúan aquí en Londres?

- No, han ido por otras ciudades de Inglaterra y alguna en Irlanda.

- ¿Han salido de Inglaterra? ¡Que guay!

- Bueno... es Irlanda...

- Max nunca ha salido del pueblo, más que para venir aquí a verme - me explicó Candy, en voz baja -. Para ella todo lo que sea ir a una ciudad fuera de lo que ella conoce, es extraordinario.

- ¿En serio no has ido a ningún sitio?

- Nop - negó ella, con la cabeza.

- Wow, entonces realmente tendrías que hablar con Pablito. Él ha viajado a un montón de sitios, aunque no haya sido como cantante.

- ¿Pablito? - preguntó Max, confusa.

- Sí, Niall... - especifiqué - A veces le llamamos Pablito.

- Que nombre tan estúpido.

- Lo sabemos - reí.

- ¡Chicos, a cenar! - nos llamó mamá desde la planta de abajo.

- ¡Qué hambre, Dios mío! - exclamó Max, poniéndose de pie de inmediato.

Yo también me levanté, manteniendo todavía a Candy en mis brazos. Ella me miró haciendo un puchero y yo sonreí, dejándola en el suelo suavemente, antes de darle un pequeño beso y agarrar su mano para bajar junto a ella, por delante de su hermana, yendo hacia el comedor, donde ya olía al famoso pastel de carne de mamá.

Durante la cena, mamá no dejó de preguntarle a Candy todo tipo de preguntas sobre su libro, haciendo que mi novia le respondiera de forma muy tímida, porque aunque ya tenía algo más de confianza con ella, seguía poniéndole algo nerviosa. Mientras tanto, Max solo comió, sin prestar ningún tipo de atención a la conversación. Y, cuando acabaron, Max ya empezó a quejarse, diciendo que quería irse, por lo que Candy ayudó a mamá a recoger la mesa en un solo momento y se despidió de ella, pidiéndole luego a su hermana que esperara en la puerta.

- Menos mal que mañana se va... - susurró Candy, apoyando su cabeza en mi torso, una vez nos quedamos solos - Adoro a mi hermana, pero a veces es insoportable.

- Todas las hermanas lo son... - bromeé, abrazando su cintura - Mira Gemma, es la persona más insoportable en la faz de la tierra.

- Cállate - rió -. ¿Mañana vendrás a dormir conmigo? Realmente necesito que pasemos una noche abrazados...

- Claro que sí, muñeca - sonreí, dándole un beso muy corto -. Tantas noches como quieras... De todos modos, no creas que olvido lo que tu hermana interrumpió - susurré a su oído.

- Harry... - Candy se sonrojó, bajando la mirada - Olvida eso ahora, ¿sí?

- No lo olvido. Aparto el tema, pero no lo olvido - reí, bajando mis manos hasta su pequeñito culo -. Te quiero, muñeca.

- Te quiero mucho más, Harry... - sonrió, poniéndose de puntillas y dándome un piquito.

- Y yo mucho más... - susurré, dando otro beso corto.

- Y yo muchísimo más...

Para sentenciar su frase, cerrándola sin dar más respuestas posibles, juntó sus labios con los míos, pero no en otro beso corto, sino que empezó a moverlos a un ritmo lento, y suave, dejando que disfrutara de cada fase de éste. Sentí varias chispas donde su piel y la mía se rozaban, así como calor donde nuestros labios se unían.

- ¡Candy, vámonos, tengo sueño! - chilló Max desde la puerta.

- Mañana no dejaré de besarte en toda la tarde... - susurré, separándome de ella - No te dejaré tiempo ni para respirar.

- Me parece bien... - rió, acariciando mi mejilla - Te aviso cuando se vaya, ¿sí? - murmuró suavemente, yo asentí con la cabeza - Hasta mañana, mi amor. Descansa.

- Descansa tú también, ya voy a empezar a contar los minutos que faltan para volver a verte...

__________
Me va a dar un subidón de azúcar, quiero una relación como la de Candy y Harry, pls dios no pido tanto.

btw me estoy deprimiendo porque esta novela cada vez tiene menos lectores y no sé si es que ya está siendo demasiado larga y os está cansando o qué pasa, pero de todos modos no le queda mucho, ya falta menos para que termine y bue, solo eso

» capítulo dedicado a xRedLipsxx


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #harrystyles