③①
« Candice »
No podía creer que me encontrara de nuevo con Harry. Después de haber pensado en hablar con él, me lo había encontrado tres veces se manera totalmente fortuita. Sus grandes ojos verdes se fijaron sobre los míos y pestañeó lentamente, dibujando una sonrisa en sus labios. Yo noté mis manos temblando, haciendo que se me cayera la bolsa que sostenía entre ellas. Estaba claro que aquello era una señal.
Yo era atea, pero sí creía en el destino. Creía que si alguien aparecía en tu vida, o se cruzaba contigo, era por alguna razón. Creía que todo lo que ocurría en nuestras vidas, tenía una finalidad. Y definitivamente, aquellos encuentros con Harry significaban que tenía que hablar con él. El destino estaba empujando a Harry hacia mi vida continuamente, y yo debía dejar de intentar evitar lo que el destino me preparaba.
— ¿Te he hecho daño? – preguntó, recogiendo la bolsa que se me había caído.
— No, estoy bien... – murmuré yo, a la vez que agarraba de vuelta la bolsa.
— ¿Seguro? Nos hemos chocado fuerte.
— Estoy bien, Harry – repetí, sin mentirle. Él asintió con la cabeza y metió las manos en sus bolsillos.
— ¿Podríamos hablar, Candy...? Realmente necesito hacerlo.
— Sí.
— ¿En serio? – preguntó, sorprendido ante mi respuesta.
— En serio – asentí, algo nerviosamente –. Pero, ¿podemos ir a otro sitio?
— Podríamos ir a tu casa, está cerca... – sugirió, pero yo negué con la cabeza.
— No. Ni hablar. Mejor vamos a una cafetería o algo.
— Vale... sé dónde podemos ir.
Harry empezó a caminar, yo le seguí algo por detrás, sin querer ir a su misma altura. Le miré caminando tranquilamente. Entró en un pub, yo fruncí el ceño al verlo. Me senté en una mesa libre, donde Harry me llevó. Yo miré a mi alrededor, inspeccionando el lugar. Era un lugar lúgrube, algo oscuro, entraba muy poca luz por las pequeñas ventanas. Las personas que habían ahí se veían como viejos alcohólicos la mayoría de ellos, tenían copas con alcoholes oscuros sobre la mesa, las cuales ya debían estar algo aguadas porque lo que antes debían ser gruesos cubitos de hielo, eran ya apenas unas bolitas pequeñas. Era un lugar bastante deprimente, y no entendía cómo Harry me había llevado ahí.
— ¿Quieres tomar algo?
— ¿Este es el concepto de cafetería que tienes?
— No conozco ninguna cafetería por aquí, pero esto no está tan mal, ¿no? Es decir... se está tranquilo.
— No me fio de tomarme un café aquí – negué con la cabeza –, así que solo un agua con gas.
— Vale, ahora vengo.
Harry se fue a la barra, donde el camarero le saludó, y vino poco después con dos botellas de agua con gas. Se sentó frente a mí y me dejó mi botella y mi vaso delante. Luego se echó agua en el baso y se la bebió toda prácticamente de un trago, viéndose bastante nervioso. Yo le miré algo sorprendida y luego aclaró su garganta antes de empezar a hablar.
— Candy, yo... Sé que lo que hice estuvo muy mal. Nunca debería haber apostado con algo así – empezó de golpe, haciendo que me sintiera realmente incómoda –, pero no lo hice por "conseguir" otra chica o algo así. Simplemente Niall estaba tocándome los cojones con que yo no te gustaba tanto como tú me gustabas a mí, y quería demostrarle que no era así. Pero en ningún momento te tomé como un juego o una manera de ganar dinero, de verdad. Yo nunca quise herirte. Ni siquiera me acordé de ello hasta que Niall me lo recordó aquella noche. Y entiendo si no quieres volver conmigo, pero necesitaba que me dejaras explicártelo. Yo en ningún momento le dije a Niall ninguna mentira sobre nosotros... de verdad. Y nunca, jamás, quise hacerte daño. Eso sería lo último que querría. Sé que parece estúpido, y que estoy yendo muy rápido. Pero de verdad me estoy enamorando de ti, Candy. Lo que siento por ti no lo había sentido nunca por ninguna chica. Y no sabes lo que me está costando decirte esto, siempre me ha sido mucho más fácil escribir las cosas... ya lo has visto. Pero de verdad, años atrás no pensé que esa carta acabaría realmente en las manos del amor de mi vida. Porque eso es lo que creo que tú eres. Es decir... mira todo lo que nos ha pasado. El destino quiere que estemos juntos.
— ¿Tú crees? – murmuré, recordando que yo había pensado justo lo mismo.
— Claro que sí, Candy. Es decir... ya fue mucha casualidad que encontraras esa carta. Y que al devolverla, en vez de encontrarte a mi hermana, me encontraras a mí. No me diste una oportunidad, y sin embargo volvimos a encontrarnos por casualidad a cientos de kilómetros de aquí – recordó –. Luego, después de romper, nos hemos vuelto a encontrar de manera fortuita porque estamos hechos el uno para el otro, y el mundo, Dios, o lo que sea en que tú creas, nos quiere juntos.
— Sí... creo lo mismo. Ayer, cuando volvía a casa, empecé a plantearme el hablar contigo y dejar claras las cosas y justo te vi por aquí cerca con tus amigos... y después del encuentro de hoy... ha sido por eso porque he accedido a hablar contigo.
— ¿Tú también crees que estamos destinados a estar juntos? – preguntó con una enorme sonrisa, agarrando mi mano por encima de la mesa.
— No he dicho eso... – murmuré, soltando su mano y dando un trago del agua – simplemente creía que, al menos, debíamos hablar.
— Pero Candy...
— Harry, la has cagado mucho. Yo ya no sé si podría creer lo que dices.
— ¿Ni siquiera me dejarás demostrarte que todo lo que te dije era cien por cien real, muñeca? No quise hacerte daño. Yo solo quiero cuidarte y quererte. De verdad – dijo, con ojos aparentemente sinceros. Yo di otro trago de agua y bajé la mirada.
— No lo sé, Harry. Ya no sé si puedo confiar en ti. Ves más importante el "qué dirán" o la imagen que das a los demás, que lo que hay entre nosotros. Y no me gusta ese comportamiento.
— Cambiaré. Cambiaré todo lo que haga falta. Haría lo que fuera por recuperarte, de verdad.
— No sé... – negué con la cabeza – necesito pensar. Sobre ti, sobre nosotros... sobre todo.
— Pero no dejes de hablarme, por favor. Yo te necesito.
— Harry, no saques las cosas de quicio.
— ¿Si te llamase, me responderías?
— Sí, está bien, sí... – asentí, sin poder decir que no al triste mohín que sus labios habían formado.
— ¿De verdad?
— Sí, pero entiende que necesito tiempo, Harry. Tiempo para pensar y reflexionar sobre todo esto. ¿Está bien?
— No te atosigaré, te lo prometo.
— Está bien – asentí, terminando el agua y poniéndome de pie –. Entonces, si no te importa, tengo que irme.
— Claro... ¿quieres que te acompañe a casa? – se ofreció, poniéndose de pie y colocándose el abrigo.
— No hace falta, no está muy lejos.
— A mí no me importa...
— Puedo ir sola – repetí.
— Está bien... nos vemos, entonces. ¿No?
— Puede... – asentí – ya iremos hablando.
— Vale. Pasa una buena noche, Candy.
— Gracias. Tú también. Adiós.
Me despedí de Harry, sin querer acercarme a él porque sabía que me abrazaría y entonces perdería todas mis defensas; y salí a la calle, emprendiendo mi camino a casa, que solo estaba a un par o tres de calles. Por el camino, reflexioné sobre lo que Harry había dicho. Era verdad que parecíamos muñecos del destino empujados para estar el uno junto al otro sin poder correr lejos, ya que volvíamos a encontrarnos. Cuando estaba llegando a casa, bajando por mi misma calle, vi al amigo de Harry, Niall. Casi corrí hacia la puerta, no queriendo cruzarme con él, pero inevitablemente me vio, y se acercó a mí.
— Eh tú, pelirroja.
— Tengo un nombre.
— ¿No te das cuenta de que tu nombre me importa tanto como la física cuántica? Me la suda.
— Ya, ya veo – rodé los ojos –. ¿Qué quieres?
— Tienes que hablar con Harry... – empezó, por lo que yo me giré para empezar a abrir la puerta de mi casa – hey, no me ignores.
— No tengo necesidad de escuchar charlas ni de que me comas la cabeza. Yo ya sé qué debo hacer.
— No, estoy hablando en serio – dijo, agarrando mi muñeca. Mi corazón empezó a acelerarse por el pánico, notando sus dedos acorralando mi piel –. Harry es la mejor persona que hay en este mundo. Puede ser idiota, pero no encontrarás a nadie más bueno que él y...
— Suéltame – murmuré, con apenas un hilo de voz.
— ¿Qué pasa?
— ¡Suéltame! – repetí más fuerte – ¡Suéltame, por favor!
Noté como captaba las miradas de la gente que había a nuestro alrededor, pero no podía soportar aquello. Niall de inmediato soltó mi muñeca y yo di dos pasos hacia atrás, rozando la zona que había estado tocando el chico.
— Hey, ¿hay algún problema? ¿Necesitas ayuda? – dijo un chico, acercándose a nosotros, supuse que alarmado por mi situación.
— No, no pasa nada... – dije, algo más calmada.
— ¿Estás segura? – preguntó, algo incómodo, yo asentí con la cabeza y él, tras dudar un poco, se dio media vuelta y siguió su camino.
— ¿Qué coño ha sido ese numerito? – gruñó el chico – Llega a pasar policía por aquí y me llevan a calabozo, loca. Solo estaba agarrando tu muñeca, no violándote.
— No me gusta que me toquen... – bufé, dando otro paso atrás – Y para tu información, ya he hablado con Harry.
— Pero si he estado con él hace una hora y...
— Vengo ahora de estar con él. Ya hemos hablado de lo que teníamos que hablar.
— ¿Vas a darle otra oportunidad?
— No. Bueno, no por ahora... No lo sé – dije, confusa –. No quiero decidir tan rápido. Necesito un tiempo para pensarlo. Él ya lo sabe.
— Está bien, pero decidas lo que decidas, no des marcha atrás. Harry realmente se está enamorando de ti, y no quiero ver a mi mejor amigo llorando por una tía, ¿lo entiendes? Puedo soportar que le digas que no y él se desengañe. Pero no voy a dejar que le digas que sí para luego dejarle, porque Harry no se merece que jueguen así con sus ilusiones. Él es, aunque no lo parezca, muy inocente. Algo ingenuo inlcuso. Así que más te vale cuidar de él si vas a volver.
— Sé cómo debo tratarle – arqueé una ceja, sintiéndome algo bien, sin embargo, al descubrir una faceta tan humana del amigo de Harry, aquel que había visto tan salvaje e insensible desde un principio –, y descuida, yo no soy de jugar o aposar sobre otras personas.
— Esa apuesta fue una chorrada, los chicos hacemos estas cosas todo el tiempo, sobre todos los temas, eso no significa que nos lo tomemos como un juego, o una simple manera de ganar dinero. Simplemente queremos demostrar lo buenos que somos. Y Harry, en cuanto a chicas, es el mejor. En este tiempo podría haberse tirado a más tías de las que tú puedas haber conocido en toda tu vida, sin embargo no lo ha hecho, única y exclusivamente por ti.
— Sí, lo vi el otro día...
— Le emborraché y prácticamente le obligué a llevarla para poder acostarme yo con la amiga – rodó los ojos –. No busques defectos en Harry. Cuando realmente se centra en una persona, cuando se enamora, se convierte en la persona más bondadosa, buena y atenta que jamás vayas a conocer, y no deberías desaprovechar eso, pelirroja. Si lo haces realmente es que no eres tan inteligente como crees ser.
Niall se dio media vuelta, sin molestarse en despedirse siquiera, y siguió andando en la dirección a la que iba antes de cruzarse conmigo. Yo entré en casa, con la cabeza descolocada. Sentía como si miles de tambores sonaran al mismo tiempo en el interior de ésta. No sabía ni qué pensar, ni qué creer. Realmente Niall debía decir la verdad, ya que pese a caerle mal –porque le caía mal– había estado intentando hacerme ver lo buen partido que era Harry. Quizás no mentía. Quizás era yo que me había ofuscado en una idea, impidiéndome ver que todas las cosas buenas que Harry había hecho, podían compensar una mala.
____________________________
¡Hola muñecas!
Por fin he conseguido terminar este capítulo, que siempre me ponía a hacer otras cosas y luego no escribía D: anyway, si veis que tardo en subir es porque no estoy en mi casa, que el miércoles tengo las pruebas de la universidad en Málaga y bue... volveré a mi casa el 7 de julio, así que ¡yuju! Pero voy a seguir subiendo igual, solo que probablemente no tan seguido.
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Qué pensáis del destino de Handy? ¿Creéis que tienen que estar juntos? ¿No pensáis que Harry es un bebito? <3 ay. ¿Pensáis que van a volver, que Harry va a reconquistarla? Hmmm. Niall parece que ya no es tan mal amigo, ¿eh? ;) JAJAJA ay, le amo.
Recordad que si queréis algún capítulo dedicado, podéis pedírmelo en un comentario, que yo voy eligiendo al azar entre todos los comentarios:3
→ capítulo dedicado a SweetLoveO
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top