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« Candice »

- ¿En serio tienes que irte? - dije, haciendo un puchero, en la estación de King's Cross, junto a Max.

- No puedo dejar a mamá sola, se volvería loca.

- Pero me gusta que estés conmigo.

- Y a mí me encanta estar contigo, pero tengo que volver. Mamá me necesita, y Wayne me está esperando.

- Oh claro, tu prometido es más importante que tu hermana.

- ¡He estado contigo tres días, Candy! Si no estuvieras tan lejos podría estar más tiempo contigo...

- No voy a volver - negué con la cabeza -. Ni loca volvería.

- ¿Y cuando me case?

- Supongo que podré soportar estar ahí un par de días - afirmé.

- ¿Supones? Si no vienes a mi boda, vendré yo a matarte.

- Claro que iré, tonta - reí levemente, abrazándola con fuerza -. Ahora ya tienes que irte, sino vas a perder el tren.

- ¿Cuándo saldrá tu próximo libro?

- Esta tarde tengo la reunión con los de la editorial para aclarar fechas.

- Llámame para contármelo, ¿sí?

- Claro. Tú envíame un mensaje cuando estés en casa.

- Claro. Te quiero, Candy - sonrió, dándome un beso a la mejilla.

- Y yo a ti, Max. Ten buen viaje.

- ¡Gracias! Tú ten suerte en la editorial. Espero que se publique pronto.

- Yo también lo espero.

Max me dio un último abrazo antes de darse media vuelta e irse hacia su tren que partiría en apenas unos minutos. Yo miré la hora y, como aún era temprano, decidí ir hacia Portobello y comer algo antes de reunirme con los agentes de la editorial, que estaba cerca de ahí, así que salí de la estación para ir a la parada de autobús más cercana, esperando un bus que me dejara cerca de Portobello.

Cuando llegué a aquel barrio que tanto me gustaba, primero me paseé un poco por las tiendas de segunda mano, observando los escaparates con detenimiento. Adoraba tanto las tiendas de Portobello, tenían un aire único, no había ni un solo sitio en Londres que alcanzara la sensación que había dentro de las tiendas de aquella zona, ni siquiera Camden. Las tiendas, tan "vintage", parecían tener miles de historias detrás de cada uno de los objetos que exponían. Era hermoso. Cuando terminé de la calle en la que había más tiendas, giré hacia la derecha y entré en el pequeño callejón donde estaba la cafetería donde siempre iba. Nada más entrar, sonreí al sentir el olor a café. Me acerqué al mostrador para poder pedir y Luke vino, atándose un delantal granate alrededor dela cintura. Al verme, sonrió levemente y luego mordió su labio, moviendo levemente el piercing que había alrededor de éste.

- Hola, Candy - murmuró -. ¿Cómo estás?

- Eh... bien - acerté a decir, jugando nerviosamente con mis manos -. Tengo una reunión esta tarde, para ver si me publican otro libro.

- Seguro que sí, eres muy buena - asintió, sonriéndome afablemente -. ¿Has venido a ver a tu novio? - preguntó luego, algo más secamente.

- ¿Qué? - pregunté algo confusa - Luke, ya sabes que no tengo novio - reí levemente, queriendo quitar importancia al asunto. No quería recordar nada que tuviera que ver con Harry.

- ¿Ah no? Es que... como has estado tanto tiempo sin venir, pensaba que estarías con alguien...

- No... ya te dije que me iba a escribir.

- Ah sí, a la casa de la montaña - dijo, recordándolo -. Una confusión tonta - bromeó -. Bueno, ¿qué te pongo?

- Uhm... ponme un latte y una botella de agua con gas.

- ¿Un latte? Wow, que innovadora estás hoy.

- Voy a comer - reí levemente -, ya sabes que cuando como, suelo beber latte.

- Verdad. ¿Una ensalada también?

- Sí, ahora la cojo de la nevera - dije, señalando el aparato frigorífico donde tenían algunas ensaladas y sándwiches hechos en la misma cafetería cada mañana.

- Está bien. Siéntate, ahora te lo llevo todo.

- Vale, gracias.

Me acerqué a la nevera y cogí la única ensalada vegetal que había, para luego ir a sentarme en la mesa donde siempre lo hacía. Me senté sobre una acolchada butaca y dejé la ensalada sobre la mesa, esperando a que Luke me trajera la bebida y los cubiertos. Saqué una libreta de mi bolso y me puse a hacer unos cuantos garabatos antes de ponerme a escribir. Me gustaba escribir cuando estaba en aquella cafetería. Era como mi segunda casa.

- Aquí tienes, guapa - dijo Luke, dejando el café y el agua sobre la mesa, y luego dejando un tenedor y un cuchillo sobre la servilleta que había en la mesa.

- Muchas gracias - dije, alzando la mirada hacia él y sonriéndole.

- Me encanta cómo te queda el pelo así, corto... Mejor que largo - afirmó.

- Oh vaya, gracias... - murmuré, algo sonrojada.

- Oye... sé que puede sonar algo raro, solo nos vemos aquí. Pero... ¿te gustaría quedar algún día para... no sé, salir a tomar algo?

- Claro... - murmuré - cuando quieras.

- ¿Mañana? Tengo turno de mañana, así que podemos salir por la tarde.

- ¿A qué hora terminas?

- A las tres.

- Pues vendré y ya vamos a donde quieras - sonreí.

- Vale... genial - sonrió, suspirando después -. Pensaba que me dirías que no.

- ¿Por qué diría que no? Hace mucho que nos conocemos - reí levemente, quitándole importancia. No es como si fuera una cita.

- No sé... - se encogió de hombros - Oye, hablamos luego. Si mi jefe me ve mucho rato fuera, me matará.

- Claro, no quiero meterte en problemas - sonreí -. Hablamos luego.

Luke me sonrió antes de regresar tras la barra y yo volví mi vista hacia mi libreta, empezando a escribir varias frases e ideas que pasaban por mi mente, sin ninguna conexión coherente entre ellas, pero que luego podría usar para desarrollar una historia. Mientras tanto, fui comiendo lentamente. Cuando terminé, cogí el vaso del latte y me acerqué al mostrador, para pagar a Luke, dejándole algo de propina, antes de despedirme.

- Entonces, ¿mañana, no? - se aseguró, antes de que me fuera.

- Sí, a las tres estaré aquí.

- Genial. Hasta mañana.

- Hasta mañana, Luke - sonreí.

Salí de la cafetería y empecé a caminar en dirección a la editorial, que estaba a un par de calles de la cafetería. Cuando llegué, entré en la casa de estilo victoriano -como todas las de la zona-, pintada completamente de blanco. Era un lugar precioso. Saludé a la recepcionista, dándole mi nombre. Entonces me pidió que fuera a la segunda planta, donde ya me esperaban. Subí por las estrechas escaleras hasta llegar a la sala donde me solía reunir con los editores.

- Buenas tardes - saludé, al entrar.

- ¡Hola, Candice! - saludó el director de la editorial - ¿Todo bien? - preguntó, alargando su mano hacia mí para sacudirla levemente en forma de saludo.

- Sí, muy bien - sonreí.

- Toma asiento... - dijo, ofreciéndome una silla - Mira, ella es Kay, la editora que se ha estado mirando tu borrador. La verdad es que ambos estamos bastante sorprendidos. Este libro es como... una bocanada de aire fresco. Es muy diferente a todo lo que nos has mandado hasta ahora. Y nos gusta. Nos gusta mucho.

- Gracias... - murmuré tímidamente. Me gustaba que les gustara. Pero no me gustaba que aquel libro estuviera basado en todo lo que Harry me había hecho sentir.

- Es un libro mucho más profundo. Todo lo demás, en cuanto a sentimientos, era muy superficial. En éste te has mojado. Se puede casi leer tu alma a través del libro. Es hermoso, Candice. Definitivamente, vamos a publicarlo. Solo necesitamos hacerle algunos arreglos de edición... Kay ya está con ello - explicó - y que nos des el visto bueno antes de empezar con el diseño.

- Claro - asentí efusivamente.

- Te enviaremos mañana el borrador del libro ya editado, si hay algo que no te gusta, solo dilo. Aunque Kay apenas está cambiando nada, tu vocabulario es particular y no queremos perder esa característica. En cuanto lo leas, llama y te daremos fecha para hacer el diseño. Queremos sacarlo tanto en edición de bolsillo como con tapa dura - me explicó -. Y cuando el diseño esté terminado, fijaremos una fecha de publicación. Calculo que en menos de un mes podría estar listo.

- Perfecto - sonreí -. Me alegra mucho que os haya gustado. He trabajado mucho en él.

- Se nota. Esperamos más libros así - está difícil eso, pensé.

- Lo intentaré - afirmé.

- Pues todo listo. Esta noche o mañana a primera hora tendrás el borrador.

- Está bien. Cuando termine de repasarlo, llamaré.

- Muy bien, nos vemos entonces - dijo, extendiéndome la mano de nuevo.

- Nos vemos, adiós.

En cuanto me despedí también de Kay, salí del edificio y suspiré aliviada: iban a publicar el libro. Esa era mi mayor preocupación. Que lo publicaran era muy importante para mí, y aquella aprobación hacía que me sintiera un poco menos mal por lo que había pasado con Harry. Además, al parecer había hecho un "nuevo" amigo. Conocía a Luke desde hacía años, ya que hacía bastante que frecuentaba aquella cafetería, y siempre me había llevado bastante bien con él. Solo que nunca habíamos hablado más allá de lo que hablábamos en la cafetería. Me sorprendió que me dijera de quedar fuera, pero pensé que, después del desengaño con Harry, me vendría bien tener un amigo con quién salir.

Al llegar a mi casa, me dejé caer sobre el sofá y suspiré con calma. Necesitaba un cambio grande en mi vida. Necesitaba una ráfaga de aire fresco. Y necesitaba a alguien que me ayudara a hacer eso. Quizás Luke podría. Quizás, con él, podría simplemente tomar un nuevo rumbo, que me llevara hacia otra dirección, que me hiciera cambiar de aires. Realmente tenía que hacer algo si no quería quedarme estancada en las dos veces que rompieron mi corazón sin miramientos. Aquellos dos chicos que tomaron todo lo que yo tenía por ofrecer, ilusionándome con palabras vacías, y luego me empujaron hacia el borde del precipicio sin importarles nada más que ellos mismos. Su propio beneficio era lo único de valor, y los sentimientos de los demás no eran más que pequeñas consecuencias sin importancia de sus actos mezquinos y egoístas.

Estaba inmersa en mis pensamientos, cuando fui interrumpida por el timbre de mi teléfono, haciendo que tuviera que despertar de golpe y volver al mundo real. Busqué el móvil con la mirada pero no lo vi. Luego recordé que seguía en mi bolso, así que abrí éste y empecé a buscarlo entre todas las cosas que habían dentro. Al encontrarlo, miré la pantalla y vi escrito "Maxie, baby cutie, sexy girl grrrr"... ella misma había escrito aquello. Reí levemente y atendí la llamada.

- ¿Hola?

- ¡Candy! - gimoteó.

- ¿Qué pasa, Max?

- Que me aburro mucho. Ir en tren es muy aburrido.

- ¿En serio? - reí - Venga, tampoco es para tanto.

- Que sí, que va muy lento y no tengo nada que hacer. He intentado hablar con el hombre que hay sentado a mi lado pero es muy borde - explicó. Max era muy abierta socialmente -. Ahora me está mirando mal, pero si sabe que digo la verdad.

- ¡Max, por dios! - reí - Deja a la gente en paz.

- Bueno, bueno... ¿qué has hecho hasta ahora?

- Ya he ido a la editorial... - expliqué, sin poder reprimir una sonrisa.

- ¿Y qué te han dicho?

- Les ha encantado el libro, van a publicarlo pronto. Un mes, o mes y medio.

- ¡Que guay, hermanita! ¡Sabía que lo conseguirías!

- Gracias - reí levemente -. Ah, y he quedado mañana. Empiezo a tener amigos, ¡sorprendente! - me burlé de mí misma.

- ¿¡En serio!? - chilló emocionada - ¿Con quién? ¿Alguna escritora aburrida como tú?

- Oh vaya, gracias por tus hermosas palabras, hermana - dije con ironía -. Y no, no es una escritora aburrida. Es un chico que trabaja en la cafetería que voy siempre.

- ¿La cafetería de Portobello? - recordó. Había llevado a Max ahí varias veces.

- Sí, esa.

- ¿Es el chico rubio del piercing?

- Ese mismo es.

- ¡Dios mío, Candy! ¡Es guapísimo!

- ¿Qué dices? - reí - A ver, no digo que sea feo pero...

- ¡Pero nada! ¡Oh dios, oh dios! ¡Tienes una cita con un dios griego!

- ¡Max, no es una cita! - exclamé - Solo hemos quedado pues... como amigos.

- Claro, y yo soy Kim Kardashian. ¡Tienes una cita! - canturreó.

- No es una cita - repetí, negando con la cabeza aunque no pudiera verme -. No te digo que, quizás, si fuera en otra ocasión, sí podría fijarme en Luke, pero después de lo que ha pasado con Harry... - suspiré - No, es muy reciente. No quiero salir con ningún chico por ahora.

- Pero a ver, ¿a él le gustas?

- Claro que no, ¿cómo voy a gustarle?


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¡Hola muñecaaaaaaas!

¿Cómo estáis? Ahasdkfdg, yo estoy nerviosa, me he apuntado a la autoescuela para sacarme el carné de coche y tengo miedo, seguro que atropello a alguien o algo, con lo torpe y tonta que soy D:

Pero bue, ¿qué os ha parecido el cap? Yo muero de amor con Max, ¿vale? Es más grasiosa. ¿Y qué os ha parecido Luke? ¿Ya entendéis por qué no quería que Harry trabajara en la cafetería? guiño guiño. ¡No se han encontrado! ¿Qué creéis que hará Candy cuando vea a Harry trabajando en la cafetería? Omgomg se masca la tragedia.

→ capítulo dedicado a fatiisweetc

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