②ⓞ
« Harry »
Al abrir la puerta de casa, vi la cabeza de mamá asomándose desde la cocina. Negué levemente, mientras le quitaba el abrigo a Candy para colgarlo en el perchero. Luego hice lo mismo con el mío y le puse levemente la mano en la cintura para dirigirla hacia la cocina. Candy caminó algo perdida, moviendo su cabeza de lado a lado, mirando a su alrededor, haciendo que sus cortos rizos anaranjados se movieran con ella. Sonreí, atontado con la imagen, a la vez que entrábamos a la cocina.
— Hola mamá – saludé, acercándome a ella para darle un beso en la mejilla –. Ella es Candy, la amiga de la que te he hablado... – dije, remarcando “amiga” para que mamá no la cagara. No tan pronto.
— Oh... – murmuró asintiendo, supuse que entendiéndome – Soy Anne, encantada... – le sonrió a la chica, acercándose a darle la mano.
— Igualmente.
Candy tenía sus mejillas teñidas de rojo, y actuaba tímidamente. Adoraba cuando estaba así. Sonreí, diciéndole a mamá que iría al comedor, y puse mi mano alrededor de la cintura de Candy de nuevo, llevándola hasta ahí. En el comedor ya había bastante gente. Entre ellos mi hermana, su estúpido novio, mi padrastro, mis tíos y tres de mis primos, todos varones. Al verme entrar con una chica, los tres chicos, cercanos a mi edad, empezaron a chillar varias cosas, mientras que Candy se acercó un poco más a mí, intimidada.
— Calma, muñeca... – le susurré – mis primos son algo tontos. Luego se calmarán.
— ¿Seguro?
— Son inofensivos, Candy – reí levemente –. Ella es Candy – la presenté en voz alta –, una amiga. Así que volved a vuestros temas de conversación, panda de marujos.
— Gracias, Harry.
Le sonreí, guiñándole el ojo, y llevándola hacia una silla, sentándonos ahí. A mi lado estaba Gemma, besuqueándose con su novio.
— A ver, ¿qué es esto? Un poco de respeto – me quejé.
— Hola, Harry – se quejó Gemma.
— Hola, hermanita. Hola sapo, digo Bill.
— Tan gracioso como siempre – negó mi hermana –. ¿Nos dejas en paz?
— ¿No vas a saludar a Candy?
— No entiendo por qué está una “amiga” aquí. Este es un día para la familia.
— Entonces, ¿qué hace el sapo aquí?
— Él es mi novio.
— Eres una hermana celosa – reí, negando con la cabeza, y pasé el brazo por encima de los hombros de Candy –. No se lo tengas en cuenta, muñeca... es muy celosa – murmuré.
Candy solo asintió con la cabeza y vi como mamá entraba con una bandeja de comida. Ya le había advertido por mensaje que Candy era vegetariana, así que había hecho comida sin ningún tipo de carne o pescado.
Durante la comida, todo el mundo hablaba animadamente. Me gustaba el día de navidad porque todo el mundo estaba feliz. Candy estaba tímida y callada, exceptuando cuando le preguntaban algo, que contestaba en voz baja.
Por la tarde, todos empezaron a tomar algunas copas, y a formarse en diversos grupos. Yo llevé a Candy hacia el salón, donde estábamos solos. Ella rodeó mi torso con sus brazos y apoyó su cabeza en éste. Yo sonreí como un idiota y la abracé de vuelta.
— Gracias por no dejarme sola.
— ¿Cómo podría haberlo hecho, Candy? No te dejaría sola nunca.
— Eres el mejor, Harry.
— Me alegra que pienses eso... – sonreí, acariciando mi cintura.
— Será mejor que ya me vaya, y puedas estar con tu familia.
— No quiero que te vayas, muñeca.
— Estoy cansada, además, tu hermana tenía razón... hoy es un día para estar con la familia.
— No le tomes en cuenta, Candy. En serio, es muy celosa.
— Pero quiero irme, en serio...
— Vale, pero quédate un poquito más aquí conmigo. Los dos solos. He tenido que evitar durante todo el día las ganas de besarte, y quiero hacerlo ahora.
Candy solo sonrió y asintió levemente con la cabeza. Yo agarré su mano y la llevé al sofá, sentándome junto a ella. Pasé mi brazo por encima de sus hombros y ella se acercó tímidamente a mí. Yo me agaché levemente hasta alcanzar sus labios y empecé a besarla sin dejar de sonreír.
Me había dado cuenta de que, cuando besaba a Candy, mi corazón latía con más fuerza de lo normal. Mi estómago sentía las famosas mariposas revoloteando alrededor. Y todo mi cuerpo se inundaba de una felicidad tan grande que era inexplicable.
— Me encantas, muñeca – susurré al separarnos para tomar aire.
— Me encantas, Harry – respondió ella, también en tono bajo, haciendo que en mi interior montara una fiesta con fuegos artificiales y todo.
Nuestros labios volvieron a juntarse, en un beso algo más acelerado que el anterior. Pero tal y cómo habíamos dicho: nos encantábamos. Nos encantaba besarnos. Bajé mi mano hasta su espalda, acariciándola por encima del vestido, aunque lo que quería era sentir su piel.
— Harry... me voy a ir ya... – murmuró, sin dejar de besarme.
— No, quédate...
— Harry... – se quejó, intentando echarse hacia atrás, pero yo la seguí con mis labios – para.
Ella siguió echándose hacia atrás, y yo seguí yendo hacia adelante, hasta que ella quedó estirada en el sofá y yo sobre ella, sin haberla dejado de besar ni un momento. No podía esperar a recrear esa postura. En mi habitación. Desnudos.
— Me encanta besarte, muñeca. Me encanta todo de ti.
— Harry... ya está... estás yendo demasiado lejos...
— Me encanta que seas tan pequeñita, muñeca.
Dejé de besarla para abrazarla y atraerla a mí cuerpo. Ella suspiró y me abrazó de vuelta. Me incorporé levemente, saliendo de encima de ella, y entonces se levantó del sofá.
— ¿Quieres que te lleve a casa?
— No hace falta, Harry. Puedo ir sola.
— ¿Seguro?
— Seguro, no te preocupes. Tienes que quedarte aquí con tu familia.
— Vale. Pero tienes que prometerme algo.
— ¿El qué?
— Mañana vendrás aquí a casa. ¿Vale? Estoy seguro de que a mamá le has gustado, pero hoy con tanta gente no ha podido prestarte tanta atención.
— No quiero molestar, Harry.
— Te aseguro que no es una molestia. A mamá le encanta que invite a gente a casa. Por favor, Candy. ¿Por mí? – hice un puchero.
— Está bien – asintió –, vendré.
— Gracias, muñeca – sonreí ampliamente –. Ven, te acompañaré hasta la puerta.
Enlacé mi mano con la de Candy para ir hacia la puerta, donde la abracé de nuevo. Ella se acurrucó entre mis brazos, haciendo que se me erizara la piel y sonriera por lo bonita que era. Yo agarré su mentón levemente y la conduje hasta mis labios, para poder empezar a besarla de nuevo. Ella rió y siguió mi beso sin pensárselo.
— Hasta mañana, muñeca.
— Hasta mañana, Harry.
— Dices mi nombre muchas veces, ¿por qué no usas ningún apodo conmigo?
— Porque me encanta como suena tu nombre – sonrió, besando mi mejilla después.
— Entonces te dejo no usar ningún apodo – sonreí yo.
— Adiós, Harry – dijo, dándose la vuelta. Pero yo la detuve agarrando su muñeca –. ¿Qué pasa?
— ¿Quieres ser mi novia?
— ¿Qué? – preguntó algo confusa.
— Quiero que seas mi novia. O sea... así, oficialmente.
— ¿Esto es en serio?
— Sí. Candy, se mi novia. Por favor.
— Sí... está bien, sí.
— ¿De verdad?
— Ya te lo he dicho, Harry... Me encantas.
— Gracias a dios, pensé que me dirías que no... – murmuré aliviado, abrazándola otra vez.
— ¿Y por qué me lo has preguntado entonces? – rió levemente, abrazándome de vuelta.
— No perdía nada por intentarlo, aunque he dudado bastante si hacerlo o no.
— Me alegro de que lo hayas hecho.
— Me alegro de haberlo hecho – sonreí –. Me alegro de que seas mi novia. Me alegro mucho de ello.
— Para ya... – rió levemente.
— Nos vemos mañana, muñeca.
— Hasta mañana, Harry – susurró.
Yo, sin poder evitarlo, volví a besarla una última vez antes de dejar que se fuera. Para cuando me di la vuelta, pretendiendo regresar al comedor, donde estaban todos, vi varias cabecillas asomándose, observándome con curiosidad. Malditos cotillas.
— ¿Tan aburridas son vuestras vidas que tenéis que meteros en las de los demás? – pregunté, yendo hacia ellos.
— “Amiga” – se burló uno de mis primos, haciendo comillas en el aire –. Venga, a otros con ese cuento, Harold, ninguno nos lo hemos creído.
— Era solo amiga hasta hace unos segundos – afirmé sin mentir –. Acabo de pedirle que sea mi novia. Así que, oficialmente, no os he mentido.
— Oficialmente ya eráis algo antes de ser oficialmente novios – intervino otro de mis primos.
— Puede ser, pero no os incumbe – sonreí, sentándome al lado de mamá –. ¿Qué te ha parecido Candy?
— Parece buena chica... – afirmó – pero no he podido hablar demasiado con ella.
— La he invitado a venir mañana, ¿te parece bien?
— ¿En serio? – sonrió Anne – Claro que me parece bien.
— Ugh, que pesado – bufó Gemma.
— Cállate, si nunca estás en casa, cansina – me quejé yo.
— Dejad de pelear – intervino mamá.
— ¡Es que está celosa de Candy!
— ¡Es que tu novia es muy fea! – exclamó, haciendo que mis primos soltaran un “uuuuh”, buscando pelea.
— ¿Fea? ¿Candy fea? – carcajeé – Otro chiste, por favor. Candy es perfecta. Y tienes envidia de que yo haya encontrado una persona perfecta para mí mientras que tú estás con ese sapo sin cerebro – gruñí, señalando al idiota y borracho de su novio que ni siquiera se estaba enterando de la situación.
— ¡Deja de meterte con él!
— ¡Deja tú de meterte con Candy! ¡No entiendo qué coño te pasa!
— ¡Nada, pesado! ¡Déjame vivir! – bufó Gemma.
— ¡Deja tú a mi novia!
— ¡Dejad las peleas ya, los dos! – nos riñó mamá – Tú, Gemma. Respeta a Candy, si a Harry le gusta, es su decisión. Y tú, Harry, respeta a Bill, es tu cuñado, te guste o no.
— ¡No es mi cuñado! No oficialmente al menos... – murmuré aliviado.
— Eres estúpido – murmuró Gemma, agarrando la mano de su novio.
— Y tú fea, y no digo nada – me encogí de hombros, mirando hacia mis primos que observaban la escena con diversión. Siempre se divertían cuando Gemma y yo nos peleábamos, aunque siempre terminábamos arreglándolo, así que no me parecía demasiado problema.
“Gracias por este día, Harry – C x”
“oH DUIS MIO BE HASG HAFNDADO UN GESO – H xxxxx”
“Y no me llames Harry, llámame novio – H xx”
“Pero te llamas Harry... – C x”
“Y soy tu novio – H xx”
“Y eres raro – C x”
“Y sigo siendo tu novio – H xx”
“Como sea... buenas noches, novio – C x”
“hOY WS EJ DUA DE NI MUETE!!!!!11!!! – H xx”
“Eres tonto – C x”
“Buenas noches muñecaaaaa – H xx”
_________
Hola preciosas <3
Ay, tengo muchos feels, ¿vale? No puedo con Handy, mE MATAN.
¿Veis el pRECIOSISISISISISIISISISMO manip que hay en multimedia? Pues está hecho por la diva del diseño y del photoshop, mi sariiii <3 (gotocheshire) sUS MANIPS SON VIDA, EN SERIO. Y y y y bue, no sé. ¿No shippeais Handy badly? Yo sí, yolo. ¿Y no os cae mal Gemma? Ay es tan celosa socorro.
→ capítulo dedicado a DrewDirksen
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top