①⑦

« Candice »
Harry me abrió la puerta del copiloto, una vez hubo aparcado de vuelta frente a mi cabaña. Hacía muchísimo frío, además estaba empapada y helada por toda la nieve que nos había caído encima. Nada más entrar en la cabaña, Harry se fue a encender la chimenea, añadiéndole un montón de leña para que calentara la sala cuanto antes. Yo me quité mi mojado abrigo, colgándolo en el perchero para que se secara.

— Harry... – le llamé, captando su atención enseguida – Voy a darme un baño. Estoy empapada, necesito algo de calor...
— Joder Candy, no me digas esas cosas... – susurró, mordiéndose el labio.
— ¡No tomes todo lo que digo con doble sentido!
— ¡Es que tú también...!
— ¿Te importa si voy...?
— No...
— Gracias – le interrumpí, sonriendo.
— Solo si voy contigo.
— ¿Qué? – arqueé una ceja – Ni de broma.
— Vamos, preciosa... – sonrió – solo es un baño.
— Que no, Harry. Que eso es muy íntimo.
— ¡Venga! – rió.
— No, es mi última palabra – sentencié antes de darme la vuelta y dirigirme hacia el baño.

Una vez ahí, cerré la puerta y encendí el agua caliente, haciendo que en poco tiempo toda la sala se llenara de húmedo y cálido vapor. Yo me despojé de mi fría ropa, dejándola tirada en el suelo y, cuando me disponía a entrar en la bañera, escuché como picaba a la puerta. Suspiré y me acerqué, apoyándome en ésta, pero sin abrirla.

— ¿Qué quieres, Harry?
— Creo que ya lo sabes – respondió desde fuera.
— No vas a entrar conmigo.
— ¡Por favor! – rogó, dando golpecitos en la puerta.
— ¡No vas a verme desnuda, Harry, no insistas!
— ¡Puedes bañarte con ropa interior!
— ¡No vas a verme en ropa interior!
— ¡Ponte una camiseta!
— ¡Si está mojada es como si no llevara nada!
— Mierda... – le escuché susurrar – déjalo, sí... mejor te espero fuera.

Arqueé una ceja, sin entender qué le había hecho cambiar de opinión. Pero estaba contenta con ello, así que me metí en la bañera y me senté en ésta, dejando que el calor del agua calara mis huesos y me devolviera a mi temperatura corporal normal. Estuve solo unos diez minutos ahí, porque no quería dejar a Harry solo merodeando por mi casa durante tanto rato, así que pasado ese tiempo, me levanté, quité el tapón de la bañera para que se vaciara, y me puse mi grueso albornoz. Solté mi cabello, el cual no había mojado, y abrí la puerta, yendo hacia el salón para avisar a Harry de que ya había salido y si quería, él también podía ducharse o bañarse, ya que quizás también tenía frío. Pero no estaba en el salón.

Pensé que quizás había ido a por ropa seca a su casa y, simplemente, me dirigí a mi habitación. Al abrir la puerta, encontrándome a Harry de espaldas a mí, sentado sobre la cama, haciendo movimientos... sospechosos. Di un grito y cerré la puerta de nuevo, sin querer ver eso.

— ¡Harry! – le chillé desde fuera – ¿¡En serio te esás masturbando en mi cama!? ¡Guarro!
— ¡Ojalá lo hicieras tú, muñeca! – jadeó.
— ¡Pero para ya! – me quejé – ¡Basta! ¡No te masturbes! ¡Dios mío, eres lo peor!
— Espera, espera...
— ¡No! ¡Harry, para ahora mismo! – le grité, enfadada.
— ¡Dios, muñeca! – gimió, todavía más fuerte.

Bufé, escuchando sus pasos acercándose a la puerta un poco después, abriéndola poco a poco y con una inmensa sonrisa. Yo, por pura innercia, le di un fuerte golpe en el hombro, haciendo que él se quejara, poniendo su mano sobre la zona golpeada.

— ¿¡Pero qué haces!?
— ¡No, Harry! ¿Qué haces tú? ¿¡Cómo puedes estar tan salido!?
— ¡Porque me hablas de lo mojada que estás, del vapor en tu cuerpo, de tú desnuda o con camisetas pegadas a tu cuerpo todas empapadas como si no llevaras nada y pues... no soy de piedra, muñeca.
— No me llames muñeca. Me das mucho asco ahora mismo, Harry.
— ¡Pero si hacerme una paja pensando en ti es muy romántico! – reiteró – ¡Es la cosa más bonita que puedo dedicarte!
— ¡Claro que no! ¡Que asco! – grité de nuevo, golpeándole repetidamente – ¿¡No habrás manchado nada, no!? Porque sino te mato, Harry.
— Claro que no, sé controlar mis cosas, muñeca.
— Te odio – bufé, empujándole fuera de la habitación.
— ¿Pero qué haces?
— Quiero vestirme, y después de esta escenita quiero que estés lo más lejos posible.
— Pero...
— ¡Lejos!
— ¡Vale, vale! – se quejó, apartándose para que dejara de empujarle – Ya me voy, no me empujes.
— Vale.

Me di media vuelta y entré en la habitación, asegurándome de cerrar bien la puerta si no quería una visita (in)esperada de Harry. Me apresuré en ponerme mi ropa interior y luego busqué en el armario unos cálidos leggins negros y arriba me puse la camiseta de Harry, la cuál ya había lavado, pero no perdía el aroma del perfume del chico. Solté mi cabello y fui hacia el baño para colgar el albornoz y que se secara, para luego volver al salón, y ver a Harry en el sofá, viendo algo en la tele. Yo me acerqué y me senté a su lado.

— ¿Por qué te pones leggins?
— Porque hace frío.
— Es más sexy cuando llevas mi camiseta sin nada debajo.
— No quiero morirme de frío para verme sexy.
— Y por eso me gustas tanto – sonrió, besando mi frente.
— No me beses. Me caes mal ahora mismo.
— ¿Por qué? – arqueó una ceja.
— Por ser tan guarro.
— ¡Oh venga, solo ha sido una paja! Todo el mundo se masturba de vez en cuando.
— Claro que no.
— Claro que sí – carcajeó –. Oh venga, ahora, como todas las chicas, dirás "yo no me masturbo nunca" – se burló con voz aguda –, pero todos sabemos que es mentira.
— ¡Yo no me masturbo, Harry! – murmuré, sonrojada. No le estaba mintiendo, pero hablar del tema me daba mucha vergüenza.
— ¡Sí, y yo te creo! – rió con fuerza.
— ¡Es en serio! – bufé – Pero bueno, me da igual lo que pienses. Yo no soy una guarra como tú, y con que yo lo sepa tengo suficiente.
— Uy, que enfadona – rió, pasando su brazo por encima de mis hombros y acercándome a su cuerpo.
— Suéltame.
— Jamás.
— Suéltame – repetí, forcejeando con él para intentar que me dejara.
— No te voy a soltar, y no tienes una mierda de fuerza comparada conmigo, muñeca, no lo intentes – sonrió, reforzando el agarre.
— Te odio, te odio, te odio... – murmuré.
— Me quieres, me quieres, me quieres – carcajeó, entre besos a mi mejilla.
— ¡No me beses! ¡Baboso! – chillé, intentando apartarle.
— Acepta que me quieres.
— ¡Nunca!
— Acéptalo... – sonrió, intentando hacerme cosquillas.
— No tengo cosquillas, Harry – negué con la cabeza.
— Mierda, ¿y con qué te torturo yo ahora? – maldijo, quedándose quieto por un momento.
— No puedes, solo suéltame.

Él no me soltó, simplemente apoyó su cabeza en mi hombro y se quedó mirando hacia el televisor. Yo suspiré aburrida porque, realmente, no me gustaba ver la tele. Él me miró intrigado por mi suspiro, a lo que le respondí con un puchero.

— ¿Qué pasa?
— No me gusta la tele, Harry. Me aburro.
— ¿Y qué quieres hacer? ¿Sexo?
— ¡No! – bufé, golpeándole suave – Deja de ser tan guarro, en serio. Me da asco cuando te pones así.
— Vale, vale. Perdón. Intento controlarme.
— No, no lo intentes. Hazlo.
— ¡Vale! Qué fiera – rió levemente, rozando su piel con la mía hasta poner sus labios sobre mi cuello –. Solo soy así porque me encantas, y no puedo esperar a hacerte el amor.
— Harry...
— Porque eres hermosa... eres lo más hermoso que hay sobre el mundo. Por eso quiero hacerte mía... – siguió susurrando, sobre mi sensible piel – No quiero que pienses en ello como algo sucio o depravado, porque yo no lo siento así. Solo quiero hacerte el amor. Hacerte disfrutar como nunca antes lo has hecho... No me importa si tengo que esperar por ello, solo quiero que sepas que realmente quiero hacértelo y que nos sintamos tan bien juntos.
— ¿Cómo puede ser que sepas hasta decir de forma bonita que quieres tener sexo, Harry? – me quejé, dejando que siguiera con sus labios en mi cuello, porque se sentía como una increíble delicia.
— Porque no es sexo, es hacer el amor. Son cosas totalmente diferentes.
— ¿Ah sí?
— Sí. Nunca le he hecho el amor a nadie, y quiero que tú seas la primera... – murmuró, agarrando mi pierna derecha y obligándome a sentarme a horcajadas sobre él y mirándome a los ojos – Serás la primera.
— Harry... – susurré, sonrojada.
— ¿Tú has hecho el amor con algún chico antes? – preguntó, haciendo que me sonrojara incluso más.
— No te voy a hablar de esto, Harry.
— Candy, de verdad, ¿eres virgen?
— ¡No te voy a hablar de esto! – repetí.
— Por favor, dímelo. Tengo que saber si tengo que tomármelo con más calma. Si te haré daño cuando lo hagamos. 
— ¡No vamos a hacerlo, así que no tienes por qué saber nada!
— ¡Solo sí o no, Candice! 
— No... – murmuré.
— ¿En serio? – arqueó una ceja – No me mientas.
— No te estoy mintiendo.
— No te creo.
— ¿¡Y para qué me preguntas!?
— ¿Con quién te has acostado?
— ¡Basta!
— ¡Dímelo!
— ¡No te voy a hablar de con quién me he acostado!
— ¿¡Por qué no!? 
— Porque no me siento cómoda hablando de este tipo de cosas...
— Pero quiero saberlo.
— No vas a saberlo – negué con la cabeza.
— ¡Dímelo, Candy! – se quejó, frunciendo la nariz.
— No... – susurré, apoyándome en su hombro – en serio no quiero hablar de ello, por favor... – le pedí, más suavemente.
— Está bien... como quieras – terminó aceptando, mientras abrazaba mi cintura.

Me sentía en el mismísimo cielo cuando estaba entre los brazos de Harry. Y odiaba eso. Odiaba que, a pesar de ser tan "antisocial", y de no soler llevarme bien con la gente por el hecho de que no me agradaban, fuera tan enamoradiza. Y odiaba que Harry me hubiera conquistado tan rápido con cuatro palabras tontas. Pero me encantaba estar con él.

Estuvimos abrazados por un rato hasta que Harry se movió, yo le miré intrigada por si le estaba molestando al estar sentada sobre sus piernas, pero él lo único que hizo fue agarrar mi mentón y llevarme hacia sus labios, sin decir nada. Yo cerré los ojos, sin dudarlo un solo momento, dejando que Harry empezara a besarme. Sentí su cálida respiración mezclándose con la mía, mientras su lengua pedía permiso para abrirse paso entre mis labios, que accedieron a tal increíble propuesta. La mano de Harry se movió lentamente de mi barbilla a mi mejilla, acariciándola con suavidad, mientras su otra mano se posaba en la parte baja de mi espalda, acercándome más a él. Mis labios no pudieron evitar dibujar una sonrisa, encandilada con el beso de Harry y todo lo que éste me hacía sentir.

Durante unos segundos, se separó solo unos milímetros de mí para poder tomar algo de aire antes de retomar el beso, con el mismo ritmo lento y dulce de la vez anterior. Mi corazón empezó a latir con fuerza, poniéndome nerviosa por si Harry llegara a sentirlo. Pero aquel beso estaba gustándome mucho más de lo debido. Harry estába gustándome mucho más de lo debido. Y aquello no me gustaba lo más mínimo, pero a su misma vez, me encantaba. 

____________________________
Hola babes  <3<3<3<3
Aahsdjfkdsjadf, ¿cómo estáis? Feliz día de la mujer <3<3<3 bue bue bue...

¿Qué os ha parecido el capítulo? Ay, a mí Harry me parece tan tierno pero tan tonto que me mata de feels srsly, ¿no os pasa? ay que amor de bebé le como la carita cosa preciosa mua. Y y y, ¿qué pensáis de los sentimientos de Candy? ¿Estos dos terminarán siendo novios or...? ah.

A las que no la leáis, me haría ilusión que os pasaráis por mi nuevo fanfic "Unholy trinity", que también es de Harry. Podéis encontrar el link en mi perfil <3

Y que sepáis que aunque no responda, siempre leo todos los comentarios. Podría intentar responderos a todas, pero es difícil porque sois muchas, pero de verdad que leo todo lo que me decís y me hace mucha ilusión cuando escribís cosas cuties y idk, sois muy monas srsly <3<3<3

→ capítulo dedicado a harryandme1313

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #harrystyles