Marcoleno y Darnea abrieron sus ojos a un mundo extraño y diferente. No había rastro del portal dimensional por ninguna parte, y todo lo que alcanzaban a contemplar era bruma negra y violeta. Divisaban formas veladas en la distancia, figuras etéreas y neblinas sugerentes, mas nada semejante al mundo que acababan de abandonar. "¿Estás bien, mi amor?", preguntó Marcoleno examinando a su amada con la mirada. Sus palabras producían un eco tenebroso en el fantasmagórico entorno. "Sí, al menos estamos juntos. Aunque no sepamos dónde estamos... ¿Dónde estamos?". Marcoleno la miró con descorazonadora honestidad. "Lo siento. He hecho algo que nunca me lo perdonarás. Estamos encerrados de por vida".